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Escuela de psicología
Cátedra: Ecología
E
cología
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Maracaibo, mayo del 2018
Integrantes
Nombre y Apellido C.I
Aranza Molero 29505686
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Esquema
V. Proyecto Biosfera II
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Introducción
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Desarrollo
La papa es una planta que tiene una gran capacidad de adaptación y se da bien
sin que el suelo ni las condiciones de cultivo sean ideales. Sin embargo, también
es víctima de una serie de plagas y enfermedades. Para prevenir la acumulación
de patógenos en el suelo los agricultores evitan cultivar papas en las mismas
tierras todos los años. En cambio, rotan los cultivos en ciclos de tres o más años,
alternando por ejemplo con maíz, frijoles y alfalfa. Se evita producir otros cultivos
vulnerables a los mismos patógenos de la papa –como el tomate– a fin de
interrumpir el ciclo de desarrollo de las plagas.
Con buenas prácticas agrícolas, incluida la irrigación cuando sea necesaria, una
hectárea de papas en las regiones templadas del norte de Europa y de América
del Norte, puede producir más de 40 toneladas de tubérculos frescos a cuatro
meses de la siembra. Sin embargo, casi en todos los países desarrollados la
producción promedio es mucho más baja, desde escasas 5 hasta 25 toneladas,
debido a la falta de semillas de buena calidad y de cultivares mejorados, a un uso
inferior de fertilizantes e irrigación, y a problemas de plagas y enfermedades.
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El suelo y la preparación de la tierra
Las papas pueden crecer casi en todos los tipos de suelos, salvo donde son
salinos o alcalinos. Los suelos naturalmente suelos, que ofrecen menos
resistencia al crecimiento de los tubérculos, son los más convenientes, y los
suelos arcillosos o de arena con arcilla y abundante materia orgánica, con buen
drenaje y ventilación, son los mejores. Se considera ideal un pH de 5,2 a 6,4 en el
suelo.
El cultivo de papas requiere una gran preparación del suelo. Es necesario rastrillar
el suelo hasta eliminar todas las raíces de la maleza. Por lo general es necesario
arar tres veces, rastrillar con frecuencia y aplicar el rodillo, para que el suelo
adquiera la condición adecuada: suave, bien drenado y bien ventilado.
La siembra
Por lo general no se lleva a cabo con semillas, sino con "papas semillas", que son
pequeños tubérculos o fragmentos de éstos, los cuales se introducen a una
profundidad de 5 a 10 centímetros en la tierra. La pureza de los cultivares y la
salud de los tubérculos semilla son esenciales para obtener una buena cosecha.
El tubérculo semilla debe estar libre de enfermedades, tener buenos brotes y
pesar de 30 a 40 gr. El uso de semilla comercial de buena calidad puede aumentar
la producción del 30 % al 50 %, en comparación con la semilla del agricultor, pero
las ganancias previstas deben compensar el costo más elevado.
2. Crecimiento vegetativo
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Cuidado del cultivo
Cuidados:
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Aplicación de abono y fertilizantes
Suministro de agua
Temperaturas superiores a los 10º C para que los brotes formen tallos y raíces. Se
debe prever que más tarde la temperatura suba considerablemente para un buen
desarrollo de la planta.
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Aporcar el cultivo para evitar que con la radiación solar, se produzca la solanina;
alcaloide tóxico para el organismo y que le da un sabor amargo al tubérculo.
Plagas y enfermedades
Cosecha
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las trepadoras de la papa se deberán eliminar dos semanas antes de sacar los
tubérculos de la tierra.
Almacenamiento
Dado que los tubérculos recién cosechados son tejido vivo y, por lo tanto,
susceptibles de descomponerse, es indispensable almacenarlos correctamente,
tanto para prevenir las pérdidas pos cosecha de papas destinadas al consumo
fresco o para la industria, como para garantizar un suministro adecuado de
tubérculos semilla para la siguiente temporada agrícola.
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Período de reposo. Se extiende desde la cosecha hasta el momento en que los
ojos empiezan a brotar (Fotografía 1). Se define el fin del período de reposo (o
dormancia) cuando el 80% de los tubérculos-semilla (de una muestra mínima de
20 tubérculos de tamaño uniforme) ha desarrollado uno o más brotes de por lo
menos 3 mm de largo (Malagamba, 1999). La duración de este período depende
de: (i) la variedad; (ii) el estado de maduración en el momento de la cosecha; (iii)
la temperatura durante la época de crecimiento vegetativo; (iv) el tamaño del
tubérculo-semilla; (v) las condiciones de almacenamiento (luz, temperatura y
humedad); y (vi) los daños causados al tubérculo (Naranjo, 1986; Malagamba,
1999; Naranjo et al., 2002; Montesdeoca, 2005).
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Para realizar el corte se requiere alta humedad (más del 85%), suficiente
suministro de oxígeno y temperaturas entre 12° a 20°C. Bajo estas
circunstancias se asegura la formación rápida de una capa corchosa de
protección (tuberización). Los tubérculos-semilla cortados pueden
almacenarse en canastos llenos hasta la mitad o en jabas (cajas) de
madera. Si las condiciones del suelo son favorables (suelo húmedo y
temperaturas entre 8° a 10°C) se puede realizar el corte inmediatamente
antes de la siembra. Así, las superficies cortadas sanarán rápidamente en
el suelo. Si las condiciones del suelo son desfavorables, el corte debe
realizarse 5 a 8 días antes de la siembra. Se debe cortar el tubérculo
longitudinalmente en dos y si sus partes siguen siendo aún muy grandes se
debe volver a cortarlo longitudinalmente. Las partes del tubérculo-semilla no
deben ser muy pequeñas; el tamaño mínimo es de 30 g y debe tener por lo
menos de dos a tres ojos. El INIAP hasta 1986 recomendaba esta actividad
para el ahorro de tubérculo-semilla (se cortaba los tubérculos-semillas
mayores a 90 g) (Naranjo, 1986; Malagamba, 1999; Pozo, 1999; Naranjo et
al., 2002).
Fotografía 2. Tubérculo-semilla con brotación múltiple.
(Montesdeoca, 2005)
Brotación filiforme. Se produce cuando la semilla fisiológicamente vieja
desarrolla brotes filiformes con una marcada tendencia a ramificarse (Fotografía 3)
(Naranjo, 1986; Naranjo et al., 2002). La capacidad de emergencia de estos
tubérculos-semilla está prácticamente agotada. Se producen plantas débiles y
poco resistentes a factores climáticos adversos como sequías, granizadas y
heladas (Montesdeoca, 2005). En algunas variedades bajo ciertas condiciones de
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estrés (p.e., siembra profunda en épocas lluviosa), los brotes filiformes provocan la
formación de tubérculos alrededor de las yemas, un fenómeno conocido
como patatitas, las mismas que son débiles, pequeñas y no útiles (Naranjo et al.,
2002).
Los índices de madurez son: (i) la planta se seca totalmente; (ii) al pasar la yema
del pulgar sobre el tubérculo-semilla su piel no se desprende; y (iii) se ha
completado el ciclo vegetativo (Sola, 1986; Montesdeoca, 2005). Al momento de la
cosecha también se debe considerar el grado de humedad del suelo, el cual debe
ser el punto de labranza o ligeramente más seco. El suelo no deberá estar
húmedo porque perjudicará la piel de los tubérculos-semilla. Tampoco deberá
estar seco porque si se trata de un suelo arcilloso se producirán daños mecánicos
a los tubérculos-semilla (Sola, 1986).
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VII. ¿Es posible cultivar la papa en el espacio?
La condición del cultivo fue observada con un cámara ubicada dentro del CubeSat
modificado. El video, cuyas imágenes fueron captadas este año, reveló que el
tubérculo sí puede crecer bajo condiciones adversas. De acuerdo a Walter
Amoros, mejorador de papa del CIP, los agrónomos obtuvieron brotes de papa,
aunque no se ha compartido información sobre su calidad, ni sobre la variedad de
papa utilizada en este experimento.
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Este proyecto es denominado “Papas en Marte”, y va en marcha… quizás en unos
años veremos en los mercados terrestres unas papas marcianas; el problema será
la transportación y el precio…
1. Trajes protectores
Los trajes los protegen de estos extremos térmicos. También controlan la presión
del aire para evitar que los fluidos corporales hiervan en el vacío del espacio. Sin
embargo, los trajes actuales sólo permiten viajar hasta una órbita terrestre
baja.Para llegar más lejos dentro del Sistema Solar, necesitamos un nuevo traje
que nos pueda proteger de los peligros letales del espacio profundo.
Nuestro cuerpo está adaptado para funcionar con la gravedad. Nuestros músculos
y huesos se han desarrollado para actuar en función de esta fuerza y la necesitan
para mantenerse fuertes y sanos.
En la ISS, los astronautas hacen dos horas y media de ejercicio al día, seis veces
por semana. También nos hace crecer hasta cinco centímetros de altura, porque
sin la compresión de la gravedad, las vértebras se separan. Esto puede provocar
dolores de espalda.
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A largo plazo, los astronautas sufren pérdida. El micro gravedad hace que el
cuerpo pierda calcio y fósforo y se debiliten los huesos, y aumente el riesgo de
osteoporosis.
La pérdida ósea puede ser de hasta de 1,5% por mes, lo cual en un período de
seis meses equivale a un 10%.La recuperación tras el regreso, puede demorar
entre tres y cuatro años, por eso los astronautas que viven en la ISS deben hacer
dos horas y media de ejercicios diarios, seis veces por semana.
"Cuando escuchas uno de esos golpes, te das cuenta de que estás en una
burbuja de aluminio".
"También nos preocupa la radiación. Siempre recibimos una dosis más alta que la
gente en la Tierra, como aquellos que viven en sitios altos".
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"Pero cuando el Sol está particularmente activo, hay lugares en la estación que
están más protegidos y nos podemos refugiar allí cuando es absolutamente
necesario".
Hadfield dice que al volver, como perdió densidad ósea en la cadera, corría el
riesgo de rompérsela.
4. Radiación cósmica
Los rayos cósmicos son partículas cargadas que viajan a gran velocidad de a
través del espacio interestelar.
Hasta ahora, los astronautas que han estado expuestos a los niveles más
elevados de estos rayos desarrollaron cataratas, debido a la vulnerabilidad del
tejido que compone el ojo.
La razón por la que son tan dañinos es porque parecen haberse originado en
algunos de los eventos más energéticos del Universo, como la explosión de
supernovas, donde las partículas cargadas se aceleran hasta alcanzar una
velocidad similar a la de la luz antes de ser despedidas hacia el cosmos. Se cree
que las posibilidades de desarrollar cáncer terminal en una misión a Marte son de
un 30%.
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1991, fue diseñada para comprender el complejo entramado de interacciones en
un ecosistema, así como para estudiar la viabilidad de biosferas cerradas en la
colonización espacial y permitir el estudio y manipulación de una biosfera sin
dañar la Tierra. Su nombre se debe a estar modelada sobre una primera biosfera:
nuestro ecosistema terrestre. Se financió principalmente a través de la compañía
Edward Bass. El proyecto costó 200 millones de dólares y se prolongó de 1985 a
2007. El 26 de septiembre de 1991, un equipo de 4 mujeres y 4 hombres, con
edades comprendidas entre 24 a 43 años, ingenieros, biólogos, bioquímicos y
agrónomos se encerraron dentro de este pequeño mundo-probeta para un periodo
estimado de 2 años. Con la única misión de reproducir un hábitat auto suficiente
idéntico a la Tierra.
• Selva de 1900 m²
• Océano de 850 m² con un arrecife de coral
• manglarde 450 m²
• 1300 m² de sabana,
• un desierto de 1400 m²
• 2500 m² de tierras cultivables, hábitat humano con alojamiento y
oficinas, y ciertas instalaciones técnicas bajo tierra.
Estos biosferianos, aislados del mundo exterior, tenían que gestionar y regenerar
su energía, la biomasa (agua, agricultura, alimentos), así como también, el control
de su atmósfera (oxigeno, humedad y temperatura). Lo único que compartían en
común con el resto de la Tierra era la radiación solar. Todos estos trabajos
científicos y sus conclusiones se tendrían en cuenta para futuras bases en la Luna
o en el inhóspito planeta Marte.
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El 26 de junio de 2007, la Universidad de Arizona anunció que continuaría con la
investigación en Biosfera 2. La noticia acabó con el miedo a la destrucción del
famoso terrario de cristal. Responsables de la Universidad comunicaron que
gracias a donaciones privadas y becas podrían financiar tanto la investigación
como los costes operativos por un espacio de tres años, prorrogables a diez.
"Motivados por la misión espacial Apolo, los creadores de Biosfera 2 pensaron que
si ya habíamos llegado a la Luna, el siguiente paso sería vivir en la Luna, o en
Marte, o en otro cuerpo de Sistema Solar. Así que trataron de desarrollar la
tecnología para hacerlo posible", explica MattAdamson, director de educación
Biosfera 2, en la Universidad de Arizona.
No fue solo una importante apuesta científica: también una obra de ingeniería
llena de desafíos. La estructura tenía que ser lo más hermética posible, pero a su
vez tenía que aguantar los cambios de volumen del aire al calentarse y enfriarse.
La solución fue diseñar un edificio que crecía durante el día y encogía por la
noche, gracias a unos diafragmas en las bóvedas. Además, potentes aparatos de
refrigeración mantenían la temperatura controlada según las necesidades de cada
ecosistema (consumiendo por el camino una gran cantidad de energía).
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Bajo la atenta mirada mediática y cargados de optimismo, en septiembre de 1991
ocho tripulantes se adentraron en Biosfera 2 (Biosfera 1 sería la propia Tierra) y
cerraron la puerta tras ellos. Allí dentro pasaron dos años, buscando y cultivando
alimentos, analizando la evolución química del aire y del agua y siendo a su vez
observados para estudiar su estado físico y psicológico durante el experimento.
Una segunda misión que duraría cien años... y duró cuatro meses
La idea era mantener un experimento continuo durante cien años, poniendo esta
vez el foco más en la ecología y menos en la psicología y el comportamiento
Por disputas sobre el control financiero del experimento, en abril Edward Bass
echó al equipo de control fue sustituido por otro nuevo, y se impuso sobre el lugar
una orden de alejamiento. Como represalia, solo unos días después, dos
miembros de la primera misión fueron acusados de violar la cuarentena al abrir las
puertas durante unos 15 minutos. Se calcula que en ese tiempo se renovó
aproximadamente el 10% del aire del interior, echando así a perder el ecosistema
hermético.
El mundo se hizo eco del polémico final de Biosfera 2. Pero lo cierto es que
aquello no fue el final. De hecho, terminadas las dos misiones y apagados los
focos mediáticos, comenzó la ciencia de verdad. Tras cambiar de manos en varias
ocasiones, en 2007 la Universidad de Arizona se hizo cargo de las instalaciones,
que se convirtieron en un centro de investigación abierto. Se trataba de un entorno
único para estudiar cuestiones como la ecología, la conservación y el cambio
climático. ¿Por qué desaprovecharlo?
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"Aquí hacemos ciencia a lo grande. Biosfera 2 nos permite cruzar la brecha
que separa el laboratorio del complejo mundo real, y tenemos espacio
suficiente para estudiar cómo evoluciona esa complejidad con el tiempo",
asegura Adamson. Es posible, por ejemplo, elevar la temperatura global del
ecosistema, y observar si como resultado los árboles emiten más o menos CO2.
Información científica de este tipo es esencial ahora que el calentamiento del
planeta exija estrategia y respuestas.
Biosfera 2 nos permite cruzar la brecha que separa el laboratorio del complejo
mundo real, y tenemos espacio suficiente para estudiar cómo evoluciona esa
complejidad con el tiempo
1) Aguantaron los dos años de la misión, pero no fue lo que llamaríamos una
experiencia idílica. Aunque lograron cosechar entre otros plátanos,
cacahuetes y batatas, la sensación de hambre fue constante. Eran ocho, y
llevaban una vida muy activa. La comida, simplemente, no era suficiente.
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de altura. La situación se volvió crítica y Roy Waldorf, el médico el grupo,
tuvo que pedir en dos ocasiones una inyección de oxígeno adicional.
Aportes positivos
De igual forma, éste sirve como un laboratorio para proyectos de gran escala,
como la evolución del “Observatorio del Paisaje”
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Aportes negativos
Éstos aportes negativos suelen ser conocidos a través de aquel grupo de hombres
y mujeres que decidieron arriesgarse a la experiencia de encontrarse dentro de un
ámbito donde la lucha entre conseguir cumplir la misión y capturar el hábito de
sobrevivir se hicieron presentes con el tiempo.
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Conclusión
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