P

or último, para efectos de esta crónica, aún

dentro del plan maestro y de la c iudad del
futuro autónoma y auto sustentable, hay otro
error garrafal y sin lugar a dudas el más grande de
todos . Un error que hasta el día de hoy pesa sobre
nosotros .
E n medio de este “polo de desarrollo”, de la cons-
trucc ión de casas , comerc ios e invitac iones al sector
industrial, brillan por su ausenc ia los espac ios cultu-
rales . No sólo la infraestructura por parte del estado,
sino de un plan de fomento y desarrollo cultural, de
apoy o a las agrupac iones que surgirían con el paso
del tiempo, de integrac ión con las nuevas comuni-
dades en crec imientos , en suma todo un proy ecto
cultural que nunca se vio en ese entonces .

Y si bien sabemos que por
C ultura podemos entender todo
aquello que es inherente a la ac -
tividad humana, en el sentido
de la planeac ión urbana cultura
también es la manifestac ión de
ex presiones artísticas , ya sean
escultóricas , pictóricas , literarias ,
teatrales , c inematográficas , foto-
gráficas , danc ísticas , etc , etc , etc ,
pero en espac ios públicos y ac -
cesibles a toda la poblac ión. Nada
de ello formaba parte del proy ec -
to C iudad C uautitlán Iz calli, in-
cluso parecería que lo único que
necesitaba su c iudad ideal era
un lugar para dormir y otro para
trabajar. C omo dato curioso esto
se vería reflejado en el logo de la
administrac ión munic ipal de 1979
a 1982 .
E n algún momento se pensó
en el Parque C entral sería un es-
pac io cultural, pero dada su fran-
ca dificultad de acceso nunca ha
logrado consolidarse como tal. Y
este Parque C entral merece otra
plática, pues si bien es c ierto que
hoy goz a de buena salud y de vi-
sitantes en los fines de semana, lo
c ierto es que su ubicac ión se en-
cuentra alejada de la may oría de
las comunidades y fue diseñado
para automóviles más que para
personas .
Históricamente nos han falta-
do teatros , museos , foros , c ines
alternativos . Hoy tenemos más
espac ios dedicados a estas artes ,
pero aún debemos trabajar en la
apropiac ión de estos espac ios y
en el desarrollo de los mismos .
Regresando a los años 70s , el
sex enio del gobernador de aquel
entonces terminó en 1975 y pron-
to llegó el siguiente año: 1976. L a
c iudad no había sido terminada,
pero el ímpetu y el ánimo se man-
tenía constante. E n el siguiente
lustro, fueron autoriz adas y co-
menz aron su construcc ión más
colonias que hoy son muy impor-
tantes , pero nunca al ritmo nece -
sario siquiera para el plan de 15
años , para el cual, en otro detalle
curioso, el munic ipio contaría con
un millón 600 mil habitantes . ¿ S e
imaginan? M ás de medio millón
de Iz callenses . Hoy somos casi
600 mil y ya se tiene c ierta com-
plicac ión con el tráfico en horas
pico.
C omo fuera, para 198 4 el
O DE M dio por concluido su tra-
bajo con tan solo trece años de
trabajo. A dec ir del organismo,
se habían cumplido sus metas y
objetivos , si bien el plan maestro
incluía grandes avenidas inter-
comunicadas por distribuidores
viales que nunca fueron construi-
dos , así como una continuidad en
nuestras dos avenidas centrales ,
que llegaría una de ellas hasta Te -
potz otlán.
E ntonc e s , ¿ que dó
c o n c lu id a y h a b it a b le
la c iu d a d d e l f u t u r o ?