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EE srcNo rrNcüÍsrrco y LA TRADUccIóN

Saad Mohamed Saad


Unh¡ersidad Pablo de Olauide

Una de las iabores intelectuales más arduas jamás conocidas por


el hombre es la traducción. Es una tarea que requiere, ademái de
una imprescindible puesta al día y una formación continua, un
esfuerzo incesante y casi nunca libre de peligro -igual que el de un
malabarista de circo- para esquivar los obstácuios que por do-
quier van apareciendo en el texto. Es un quehacer abnegado cuya
mayor recofnpensa es la satisfacción personal que se experimenta
al sortear las trampas tendidas por el carnino y ver completada
una difícil faena. Sin embargo, 1o que en muchas ocasiones cose-
cha el traductor, a manos de personas que no entienden, o no
quieren entender,la nafuraleza de su misión, es una crítica infun-
dada, que en cierta ocasión llegó a adquirir unas dimensiones
desproporcionadas e increíbles, perpetuándose en un símil que
buscaba una paronomasia barata: el traductor es traidor.

Los detractores que suelen esgrimir esta imagen falsa y bár-


bara sólo buscan tergiversar la reá[dad, obcecadós por trei fala-
cias relacionadas con la naturaleza del lenguaje y su uso.

La primera de ellas, que podríamos denominar aquí "Iafalacia


dela cosmouisiónúnica" refleja una concepción errónea del lenguaje

l¡,rrnculrun¡rioao, L¿wcu¡ y ThADUCCIóN tív


Saad Moharned Saad

como semiosis. Ignora que los signos lingüísticos son entidades


psicológicas que crean una relación convencional entre dos uni-
versos: un mundo de sonidos y otro de realidades. Y es que, en
este sentido, a estos detractores se les escapan dcls hechos bási-
cos que hacen imposible que el sistema de signos que constitu-
yen el código de una lengua dada coincida, en todos sus aspectos,
con el de ninguna otra lengua: ' , '
,
1. Los elementos de la realidad semiótica y los de la realidad
ontológica son componentes que integran dos universos in-
dependientes y distintos; de este modo,
puede ocurrir que un objeto a ac:ción reales no hnyan sido
jamás nombrados y que se nombren hechos que jamñs hnn exis-
tido. Los referentes de un proceso significatiao Io mismo son
seres reales que entes imaginarias. Un trueno estruendoso
tanto podía ser asocisdo por los roTnanos al contenido "ltursin
inntinente" (hecho real) como a un " csbreo de lúpiter tonante"
(ontológicarrtente ficticio). ldentico valor semiótico poseen en
el lenguaje los objetos que topamos cada día (pan, autobús,
csss, etc.) que los imaginarios (licántropo, meigas, xanas, etc.)
(Gutiérrez Ordóñez 1996: 16).
2. Cadalengua es el resultado de una cosmovisión propia de
sus hablantes, que no tiene por qué coincidir con la de nin-
guna otra comunidad lingüística.

De esta forma, se le exige al traductor la imposible tarea de


transcodificar íntegramente la información transmitida por un
mensaje dado escrito en una lengua X para que los miembros de
ofua comunidad cultural, con una cosmovisión diferente, perci-
ban toda la inJormación que conlleve, inclusive los elementos re-
ferentes a realidades idiosincrásicas, desconocidas/ en una
medida u otra, por los nuevos destinatarios. Es como encargarle

158 INTERCULTURALToao, LErucua v Ttanucctót t,


El signo lingüística y Ia traducción

a alguien la difícil tarea de describir el bosque, con sus animales


y coloridos paisajes, a personas ciegas, y exigirle, además, que los
oyentes lo perciban con todos sus detalles,igual que si lo estuvie-
ran viendo.

La segunda falacia es la supuesta existencia de una equivalen-


cia absoluta entre signos pertenecientes a dos ienguas distintas. A
este respecto, una investigadora del campo de la traductología
llega a consignar que es "eaidente que no existen equiaalencias per-
fectas puesto que hnsta las mñs euidentes poseen un componente cultu-
ral que a aeces nos juega nruy malas pasadas cuando la actualizamos en
textos" $iménez Hurtado 200A:72). Ello se debe a que elléxico de
una lengua dada es portador de una idiosincrásica cosmovisión
de sus hablantes. Pero rro es sólo por eso, sino también por el
hecho de que un signo lingüístico no es una entidad aislada con
un contenido independiente y positivo. Es la idea del valor, que
nos iegó el maest¡o ginebrino, al afirmar que " dentro de una misma
Iengua, todas las palabras que expresan idms aecinas se limitan recípra-
camente: sinónimos como recelar, temer, tener miedo, no tienen aalor
propia rnús que por su oposición; si recelar no existiera, todo su conte-
nida iría il sus concurrentes" (Saussure 1987:145). Así pues, como
cada signo tendrá, como es lógico suponer, una red de relaciones
distintas dentro de su propio sistema, es normal que su valor sea
acotado de diferente manera. Sin ernbargo, este hecho no se ma-
teriaLiza únicamente en el plano paradigmático virtual, sino que
también 1o hará en el sintagmático actual. Las diferentes relacio-
nes mantenidas en cada código afectarían tanto al valor de un
signo como a su valencia.

De este modo, una palabra como, por ejemplo,Ibnenárabe no


sería un equivalente absoluto de otra como hija en español, ya
que, entre otras cosas, esta última mantiene una reiaciónparadig-
mática con otras paiabras como sobrina, prirruo, etc. que expresan

ITTTERCULTURALTDAD LEr.icuA y TRADUCCTóN¡ 159


Saad Mohamed Saad

sentidos no conformados léxicarnente en su lengua. Esta relación


paradigmáüca incide en las posibilidades combinatorias que tiene
hijo en español, haciendo que no sean posibles, en un contexto
normal, expresiones como el hija de mi tío o el hijo de mi hermano,
para hacer referencia a los contenidos semánticos cubiertos por
primo y sobrino, respectivamente. En árabe, por contra, estas ex-
presiones sí que van a ser el modo más usual para aludir a estas
relaciones de parentesco.

La tercera falacia está relacionada con lo que podríamos denomi-


nar aquí, utilizando una terminología acorde con estos mornentos
de crisis financiera por la que atraviesa el mundo,Ia falacia del libre
mercsdo.Igual que en el caso de las monedas de cambio, encontrar
un signo que en la lengua meta pueda expresar la máxima informa-
ción transmitida por el texto original no supone ninguna garantía
para un exitoso trueque de un elemento semiótico por información
relacionada con el mundo que nos rodea. El mercado de los signos
lingriísticos tarnbién conoce ciertas reglas, que dicta una gran fuerza
capitalista denominadanormñ. El rnentor de este importante con-
cepto del funcionalismo europeo lo distingue del de sistann o lengua,
si se prefiere la terminología saussuÍear:rat consignando:

Mientras que la nortna cantiene todo aquello que es reulización tra-


dicional, el sistema contiene sólo Iss oposiciones funcionales: aque-
llo que, en ana técnica idiomática, es distintiaa y que, de ser
diferente, tendría (o sería) otra función de lengua o no tendría (no
sería) ninguna función en la lengua funcional considerada y podría,
eaentualmente, Ilegar a ser irreconocible (o incamprensible). Par
consiguiente, todos los rasgos que se cornprueben cama distintiaos
pertenecen aI sisterna. La norma es, en un sentido, más arnplia que
el sistema: en efecto, contiene tambien rasgos no funcionales [...]
pero en otro sentida etr sistema es más amplio que la nomra, ya que

1.60 INTERCULTURALTDaD, Lrucua v TnaDUccIóN,


El signo língüístico y la traducción

siendo menos determinado [...] sbarca también posibilidades na re-


alizadas en Ia norma de la lengua (Coseriu 1999: 317-3L8).

En ocasiones,la norma impone ciertas limitaciones a las liberta-


des que nos brinda la lengua, aumentando, de esta manera, el nú-
mero de obstáculos que se presentan en el camino del kaductor, 1o
cual convierte la labór de éste en una tarea que precisa de un alto
grado de sensibfidad lingüística y un espíritu libre, para no caer
preso de las formas de expresión propias del texto original.

En realidad,las tres falacias a las que venimos aludiendo aquí


son el reflejo de tres grandes categorías de dificultades con las
que constantemente se suele topar el traductor. Así, si queremos
seguir el juego del símil y la paronomasia, podríamos decir, en
términos medievalistas, que eI trqductor es un conquistador.Vaven-
ciendo la resistencia de tres reinos difícíles de dominar:

1. El reino de la semiosis.
2. El reino de la iengua.
n
J. El reino de la norma.

No obstante, nosotros preferimos otra terminología pacíhca,


en consonancia con el espirifu quijotesco y soñador de nuestro
amigo traductor, aventurero en el maravilloso país, o países, de
la palabra. Así diremos que el traductor es un exploradar, o mejor
aún, eI tradwctor es un descubridor. Va explorando terrenos hasta el
rnomento desconocidos por los hablantes de la lengua meta y de-
cubriendo, a la par, los mejores remedios para la flaqueza de
nuestras lenguas, a fin de que éstas puedan transmitir nuevos
sentidos jamás imaginados por sus usuarios.

Recapitulando, podemos establecer, por tanto, que el traduc-


tor suele enfrentarse a tres grandes bloques de problemas, que

Irrrsnculrun¿uDAD, LEr,icuA y Tnaoucclór\¡ 1.61


Saad Mohamed Saad

derivan de tres dimensiones características del lenguaje humano.


La primera se debe a su naturaleza semiótica: una lengua es un
conjunto de signos que sólo se usa para expresar contenidos co-
nocidos y necesarios para sus usuarios. La segunda tiene que ver,
en cambio, con la nafuraleza de las lenguas htrmanas en cuanto
sistemas de signos que forman un código en el que los compo-
nentes se entrelazan en una compleja red de relaciones, que son
las únicas responsables de los valores que se le concede a cada
uno de sus miembros. La tercera y última dimensión radica en el
hecho de que las lenguas son entes vir,'os y, como tales, están su-
jetos a Lafuerza del hábito y la rutina, que poco a poco se convier-
ten en una traba de la que no es fácil liberarse.

Las tres categorías de dificultades con las que un traductor


puede enfrentarse, consciente o inconscientemente, a la hora de
acfuar como intermediario y transmisor culfural entre dos comu-
nidades lingüísticas distintas son, pues, las siguientes:

L. Dificultades de carácter semiótico.


2. Dificultades de carácter lingüístico.
3. Dificultades de carácter normativo.

Nuestro objetivo a lo largo de este trabajo será el análisis de


cada una de estas tres categorías, en la medida en la que nos lo
permita el espacio y la naturaleza de un estudio colno el que es-
tamos realizando en esta ocasión. Sin embargo, hay dos limita-
ciones que hemos de señalar desde el primer momento: nc
pretendemos exceder aquí el dominio de la palabra, que tomare-
mos como ejemplo de cómo un signo lingüístico simple nos
puede plantear un conjunto de problemas, a veces de gran enver-
gadura, a la hora de traducir un texto. Pero pese a las enormes y
conocidas dificultades que rodean la delimitación conceptual de
este término, no entraremos aquí en la polémica de su definición.

r62 h.ntncut¡un¡rnao, Le,rlcun y TRADUccróN,


EI signo lingüístico y Ia traducción

Hemos de señalar, finalmente, que nuestro análisis se basará en un


corpus trirnitado, constituido por dos obras de Tawfiq al- Hakrm:

.;)-_S- t* .1
+rJrr c#jr &_t .2

y cuako de galah 'Abd al- Sabur:

.J'Liri ¡J""^Yl .1
.ü ,st*.2
.Ji!l '>,i .3
t.dsl(J"Jlillü=l .¿

1. DIFICUTTADES DE CARÁCTER SEMIÓTTCO

Tal como hemos señalado anteriormente, no hay una correspon-


dencia totai ni forzosa entre el universo de los signos y el de las
realidades: existen realidades jarnás nombradas y hay nombres
que aluden a elementos inexistentes. El hornbre sólo inventa sig-
nos para lo que cree que existe y tiene una apremiante necesidad
de nombrar. De este rnodo, es lógico que las distintas lenguas
nornbren realidades inexistentes o que son prescindibles de ser
mencionadas para los rniembros de otra comunidad lingüística.
Así, y enbase a la naturaleza semiótica del lenguaje, el traductor
puede enfrentarse con dos tipos diferentes de problemas:

1. Verse ante la tarea de tener que transcodificar segmentos


de mensajes que aluden a elementos culturales inexistentes
para los hablantes de la lengua a ia que se traduce, sin

1 A estas obras nos vamos a referir, de ahora en adelante, con siglas comtituidas por ias iniciales de
las palabras que constitrryen cada títr:lo.

[¡,rencurruRAr-rnao, Lerucun v Tnaouccró¡¡ 163


Saad Mohamed Saad

poder contar con ningún signo que posea un glado mÍnimo


de equivalencia. A estos elementos los llamaremos aquí cul-
turemas.

2. Enfrentarse a la tarea de traducir sentidos referentes a hechos


existentes para los hablantes de la lengua meta, sin disponer
de un signo adecuado. Esto es, el sígnificado transmitido por
el texto original no es un contenido léxicamente conformado
para los nuevos destinatarios.

Este segundo supuesto suele ser el menos problemático para el


traductor, ya que se puede recurrir en este caso a la paráfrasis del
sentido o limitarse a expresar lo puramente funcional en el texto.
Así, en un decurso como:

(70 .¿ .?) ¿rL.JFJl ,-K ríiJÍ,él -

vemos que el verbo usado tiene el significado de "mauerse pnra


TJer" o "pflsat reuista", conocido para los hablantes del español,
aurrque no está conformado corno contenido de un signo simple.
Sin embargo, la función básica que tiene el verbo árabe en este
contexto es expresar ia idea de "mirar con mucho interés",1o cual
legitima una traducción como:

Sin embargo, miro en todos los vagones,

o esta otra:

Sin embar4o, escruto todos los aa7onesl


d

en las que se ignora la parte del sentido que se refiere al movi-


mierrto, ya que se trata de tm contenido semántico fácilmente re-
cuperabtre, si se aplica Ia capacidad de inferencia, algo que

164 INTERCULTURALIDAD, LENGUA Y TP.ADUCCIÓN,


EI signo lingüístico y la traducción

acostumbra a hacer el receptor a la hora de descifrar el sentido de


un mensaje.

un caso aigo distinto, aunque también perteneciente a la


misma categoría, nos lo ofrece el siguiente ejemplo:

¿'yll:o ¿úYl¿lS r/ -
(25 .¿.,4 b!!¿Wt tra
-"/4 tiL"l,

En este enunciado, el adjetivo aplicado al niño expresa una in-


formación cuyos detalles semánticos son irrelevantes para nrles-
tro texto, ya que su significado exacto es "conlapupila del ajo muy
negrü y Ia pnrte de alrededor muy blanca". Sin embargo, la única fun-
ción que tiene aquí es aludir a la belleza del niño. Como bien se
sabe, es frecuente, en la tradición árabe, echar mano de este signo
para referirse a la belleza de los ojos. Por tanto, una traducción
que transcodifique todos los detalles del sentido que conlleva el
texto original sería una traducción poco precisa y en gran medida
errónea. Más acertado sería realizar, en este caso, una traducción
funcional, como la siguiente:

Si eI ser hum"ano es la muerte,


;Por aué sonríe este niño de bellos oios?

Otro ejemplo, que también puede ser esclarecedor a este res-


pecto, es el siguiente:

(33 .ó .,-i .l) .&,-+f s¿t -


El significado literal del lexema subrayado es "que dn aluz gane-
los", eL cual no aparece cubierto por ninguna de las unidades se-
mánticas simples que forman parte del léxico español. Lo que quiere
expresar aquí el poeta egipcio es la fertilidad de su homólogo

I¡rrercur-tunetroeo, Ler.¡cu¡ y Tnqouccró¡¡ 165


Saad Mohamed Saad

granadino, idea que podría quedar perfectamente transmitida en


español por un enunciado corno:

Lorca... hembraftú!.

Por confua,los elementos que sí suelen plantear un serio pro-


blema para la traducción son aquellos a los que nos hemos refe-
rido con el término de culturema, ya qtTe no sólo son contenídos
léxicamente no conformados, sino que también aluden a realida-
des totalmente desconocidas para los nuevos destinatarios. Ante
la problemática que plantean, el traductor puede adoptar una de
las siguientes cuatro estrategias, en función del caso:
1. La exportación; en este supuesto, el traductor no puede hacer
otra cosa que transliterar el significante del signo original,
poniendo una nota a pie de pág:na para informar al lector
del contenido de este nuevo término. Se trata de la única es-
trategia válida panLatraducción de culturemas que se refie-
ren, por ejemplo, a las comidas y costumbres de otro pueblo:

éJc 4Á'Li J as::i,4i',' ¿ +t[: fc,JS +¿s ¿i! 4 :A. -/l -


(70 .7.-t.j f 4Á- A
El hombre: ¡¿Cómo te lleaabss cada día, entonces, un conejo a
cüsa aara comerlo con Muluiivua? !

Hemos de incluir, en tal caso, una nota a pie de página


como la siguiente:
Comida típica de Egipta, que se hnce con las hojas trituradas
de un pequeño arbusto, cocidas en calda de carne"

2. La adaptación; eneste caso, el signo que alude al culturema


no se translitera, sino que se adapta a la nueva culfura. De
1o contrario, se obtendría un texto deformado o extraño:

1.66 In"rnnculrunernao, Lnucua v TRADUccIóN,


EI sign'o lilWístín a Ia traducción

r-í s.eJs-t
Lrv
4l.'..r... ,'-:4,'tl ,j cr.tíli cÉtt taJS u-t* g t-í -
lA'rl^r
(72 .¿ .,t .j...tfu t#ll :.+-t':Jl ¿'t+ s.. Jait b

El segmento subrayado, alude a ciertod números relaciona-


dos con el juego de las damas, coirocido en la cultura de la
lengua de entrada, pero poco habitual para la cultura de la
lengua de salida. Traducir estos números al pie de la letra,
crearía un texto ambiguo y poco comprensible para el lec-
tor españolde cultura media. Se hace imprescindible, por 1o
tanto, una adaptación del texto traducido:
Tods su uida es wn aacío que mata. Pero él no se da cuents de
ello. Llen"a su oida con los ecos de Ia caída de las fichas y los gri-
tos aue anunci-an Ia euolución del iueqo...

También nos pueden servír de ejemplo los siguientes versos:

,-ilYlli- j uá-,,r^Jl Yj -
(¿sYt r-4! r)
(55 .ó .'-i .D -J,,; -t u-H,"/ úsú

En este segundo enunciado, el elemento implicado hace re-


ferencia alahamza, que forma parte de los signos utiLíza-
dos en la ortografía árabe y que constituye la inicial de la
paiabra con la que se denomina la droga aquí mencionada
por el poeta. Dado que el lexema equivalente en español no
se escribe, como es lógico suponer/ con esta misma letra,
surge la necesidad de adaptar la traducción a los elementos
propios de la lengua de destino:
Si no fuera aor Ia O
(O sea eI apio)
Viairía en la miseris y el hastío.

lN'rsRcuLTURALrDAD, LENGUA v Tne¡uccró¡r 167


Saad Mohamed Saad

3. traductor elimina, en este supuesto, la parte


La reducción; eI
que no se puede adaptar del mensaje original, y que tam-
poco se presenta como un elemento imprescindible para su
perfecta comprensión:

(56 .ó .,-i .D áJ4^I+tlÁL-r. j ui' 'v+o ''U' -

Lo subrayado aquí hace referencia a un tipo de rima que se


da en árabe, pero no en español. El traductor se verá for-
zada, en este caso/ a recorrer el camino de la generaltzación"
para producir un texto aceptable:
Una aoz contentahssta alcanzar la úmq
En este otro ejemplo, la cocinera apoya su juramento en un
personaje conocido para los hablantes del árabe: al-Sayyida
Zaynab, santona que desciende del profeta de los musulma-
nes, a la que venera la clase popular en Egipto. Traducir el
segmento que alude a este personaje podría producir una
informción falsa acerca de la autora del juramento, ya que
las palabras utilizadas se asemejan a una de las expresio-
nes más utilizadas en la lengua objeto para hacer referencia
a la Virgen María:

(/00 lr .?) tAILll ¿'l íU- r :4;l+Lll -

Así, en la traducción hemos de reducir el juramento, elimi-


nando todos aquellos elementos relacionados can "la aida
de Ia Señora Inmacwlada" , pára no dar pie a confusiones:

La cocinera: ¡Se lo iuro!

4. La eliminación; aquí, el traductor se ve obligado a eliminar el


segmento que contiene el culturema en su integridad, de-
jándolo sin ningún rasfuo en el texto meta. Es un supuesto

1.68 INTERCTILTURALIDAD, LENGUA Y TRADUCCIÓN,


EI signo lingüístíco y la traducción

muy frecuente en el caso de segmentos de textos con conte-


nido metalingüístico, referente a hechos relacionados con
la lengua objeto:

¿ 'j.:íí. ct_iJ .:^Jl" úsi é G:-il e b"ll laJii,sJll 44,fi! Al -


(/03 .¿ .f) ¿:s-ll i lst-ltlt; -Jo r.t'i éa
Es el pie preferido por los poetas folklóricos, y se basa en la se-
cuencia de aocales y consonantes"

"¿411Á" ]/ Ü¿^3i rí olryl é |+-6 t43l^J elJ-- Jt* ,''.¿.Í:J -


(104 .¿.r) ¿-t'r.+*lt la . A l-S;J:*":t

Si yo dirigiera ests abra,Ia presentaría corno una comedia que


se conairtierq en farsa.

2. DIFICULTADES DE CARÁCTER LINGÜÍSTICO

Estas dificultades derivan de las diferentes relaciones llue man-


tiene cada signo con los demás dentro de su sistema. Como sabe-
mos, el signo lingüístico es una entidad bifacial constituida por
dos planos: un significante y un significado, que representan la
expresión y el contenido, respectivamente. Las relaciones que
puede tener un signo dentro de su código pueden manifestarse en
tres dimensiones: a nivel del signo en su totalidad, a nivel del sig-
nificante o a nivel del significado. Por otra parte, estas relaciones
pueden manifestarse en el plano paradigmático virtual o en el
sintagmático real.

En nuestro acercamiento al signo, adoptaremos aquí la visión


de la semántica funcional, que, como en el caso de la fonología,
ha querido ver la sustancia del significado como un conjunto de

INIERCULTURALIDAD, LENGUA Y TR{DUCCIÓN 169


Saad Mohamed Saad

elementos menores, esto es/ como un haz de rasgos semánticos de


carácter diacrítico que permiten diferenciar un signo determinado
de los demás signos que constituyen su paradigma. Este conjunto
de notas significativas ha sido llamado por algrlnos lingüístas se-
mema y cada rasgo sennn.Se han distinguido dos tipos de semas:

L Denatatiaos, que son los que determinan de una manera esta-


ble y con un amplio consenso social la significación del signo.
2" Connotatiaos, que son los que caracteúzande una forrna in-
estable y a menudo individual la significación de un signo
(Fernández GonzáIez et aI. 19W : 129).

En el conjunto de rasgos semánticos que constituye un se-


mema, B. Pottier distingue tres núcleos:

L. Un conjunto de semas constantes pero específicos. A su


cargo corre la responsabilidad de distinguir el semema de
que se trata de los demás miembros del paradigma. A este
conjunto de semas 1o denominó setnelna.
2. Un conjunto de semas constantes pero genéricos. Este con-
junto sémico constituyeelclasema y es responsable de indi-
car la pertenencia de la palabra a una clase determinada de
sememas.
3. Un conjunto de sentas puramente virtuales y de nafuraleza
connotativa. Estos semas, a los que Pottier denomina zlr-
tuemú, únicamente se actuali zan errdeterminadas cornbina-
ciones del discurso (Pottier 1977:72-83).

La diferencia de contenido en cualquiera de estos tres núcleos,


entre el signo utilizado en el texto objeto y el que se quiere utili-
zar enel texto meta, padrá incidir sobre la validez de la traduc-
ciónrealizada. A continuación, intentaremos analizar las posibles
diferencías en cada uno de estos tres planos.

170 INTERCULTURALDao, Lrucue v TneDUccIóN,


El signo lingüístico y la traduccíón

2"1. Problemas derivados de una diferencia en la organización


sernémica

Como sabemos, el conjunto de rasgos semánticos que integran el


semema es el responsable de indicar la intensión de un signo, ya
que define las propiedades de la ciase de objetos a los que ese
signo puede ser aplicado. Es posible encontrar un signo con un
contenido semémico que nos parezca" a simple vista, idéntico al
de otro en otra lengua, pero tras un análisis detenido, reultaría
inadecuado para la traducción. Veamos el siguiente ejemplo:

(s5.J.?) U* ééú'
A simple vista, ia paiabra codiciar parece tener un contenido
semémico idéntico al del verbo que figura en estos versos. Sin em-
bargo, una traducción como:

; Codicias nti iusticia?

No sería una traducción adecuada, ya que llegaría, incluso, a


desviar el sentido original de la información por un cauce dis-
tinto al que tiene. Ello se debe a una organización distinta de las
notas significativas que figuran en el núcleo semémico de cada
uno de los dos signos. Mienkas que la única información que con-
lleva el semema en árabe es " desear" y " con aeÍteffiencin"/ en espa-
conforman el semema correspondiente son tres:
ño1, las notas que
" desear" " y " con maldad o aoaricia" . Por tanto, una
, can uelrcrnencia"
traducción más acertada sería:

;Anelas a mi iusticia?
L-...'_J

Como acabamos de señalar, ei conjunto de notas significativas


del semema es lo que determina la intensión del signo. Dicho de

I¡¡rnnculrunerrneo, Lut icue Y TRADUCCIóI\¡ 171


Saad Mohamed Saad

otra fornna, el contenido del semema es 1<r que determina la clase de


objetos a los que puede designar el signo. Sin embargo, Coseriu nos
recuerda, acertadarnente a nuesko juicio, que hemos de "distinguir
entre designación y significaciónt ya que tros significados lingüktieas no
coincidm conlas clases de designata" (Coseriu1991:132). En otra parte,
el funcionalista er-iropeo consigna que mienh"as "la designación es la
referenciaaloextralingüístico[..-.]oliextrslingüísticomismot"..tetsig-
ntficado , en cambio , es el conterúdo dndo ut y por la lengn como tal" (Co-
seriu 1987: L35). Para aclarar su idea, el lingiiista rumano señala que
en griego las palabras brotosy dnthropos, designanla misma clase de
objetos, a pesar de tener dos significados distintos. Asi la primera
significa "hnmbre en cuanta no dios", en tanto que la segunda quiere
dectr "hombre en cuanto no anirnsl" (Coseriu 1991:132-133).

Esta distinción nos parece de suma importancia pata la tra-


ducción literaria, ya que lo que en ella se busca no es la mera co-
municación de una información directa, sino una amplia gama
de matices y connotaciones. La idea señalada por Coseriu es 1o
único que nos puede explicar 1o erróneo que sería traducir la pa-
Iabra árabe clÁ= por carnpo en un texto como el siguiente:

ríJtri-trl*t#t;,j*
449 &i3 JÁá au. jf j ¡4.',",s,i rñ3É
(52 .¿' .f¡ Q;z;t ola-F 4Áb ;9;
Y es que a pesar de que ambas palabras pueden aludir, entre
otras cosas/ a una misma clase de objetos, esto es, una extensión
de tierra de cutrtivo, el significado de cada una de ellas es ligera-
mente distinto al de la otra. Mientras que lapalabra árabe puede
designar la clase de objetos que acabamos de señalar, indepen-
dientemente de si tienen plantas o no, la correposndiente espa-
ñola irnplica siempre un referente que está cultivado. Por 1o tanto,

172 INTERCULTURALIDAD, LENGUA Y TRADUCCIÓN,


El signo lingüístico y la traduccton

traducir la palabra de nuestro texto como carnpo, destruiría la idea


central que hay en estos versos/ que presentan al amado como
fuente de fertilidad,lo cual quedaría mejor reflejado si utilizamos
una palabra española como tierra, !Fre, a pesar de que puede tener
la misma designación que posee carnpo, no precisa que su refe-
rente haya sido cultivado. Así, una traduccíón como la siguiente:

¿Te satisface la herffiosura y redondez de mi pecho?


Tu apasionada tjettq te desea tanto como tú a ella;
¡Tócala! ¡Acaríciala! ¡Y haz que sufra!TaI aez de ellabrote
Una aromática flor que te inuite a recogerla.

Nos parece mucho más acertada que esta otra:

¿Te satisface Ia hermosura y redondez de mi pecho?


Tu apasionado campo te desea tanto como tú a él;
¡Tócalo! ¡Acarícialo! ¡Y haz que sufra! Tal aez de él brote
Una aromática flor que te inaite a recogerla.

2.2. Problernas derivados de una diferencia en el contenido


clasemático

Con el término clasema, nos referirnos aquí a los rasgos combinato-


rios que impone la palabra a los lexemas con los que puede formar
secuencia y no sélo a los contenidos semánticos relacionados con ei
concepto de categoría gramatical. El contenido clasemático de los
signos suele desplegar una red de compatibilidades en el nivel se-
mántico de cualquier secuencia, creando la denominada isotopía
textual (Greirnas 1987: 81). No entraremos aquí en la polémica re-
lacionada con la naturaleza de ios clasemas. Estamos totalmente de
acuerdo con lo que señalart muchos tringtüstas, como S. Gutiérrez
Ordóñez, que afirma que " el clasemn presmta un problemn muy diflcil
de rcsalaer, relatiao a su naturalezn. Existut clasemns indiscutiblemente

LvrFRCLJLTLnALroeo, Lr¡rcu¡ y ThADUccróN 173


Saad Mohamed Saad

lingüísticos [...] Pero en otras lcasianes las clasemas parercn deriaar de


nuestro conocimiento de ls realidsd, no de nuestro conocimiento de un có-
digo lingüístico" (Guttéwez Ordóñez 2A02:321). Sin embargo, la uti-
lidad de este concepto para Ia semántica funcional es innegable.

Dentro del conjunto de semas clasemáticos podemos distiguir


dos categorías:

1. Semas de contenido gramatical.


2. Semas de contenido puramente semántico.

La primera categoría es la que juzgala aceptabilidad o inacep-


tabilidad gramatical de la secuencia, en tanto que la segunda es la
que determina cualquier tipo de anomalía semántica en el enun-
ciado. Así, los semas que pertenecen a la primera categoría nos
dirán que una secuencia como:

Casa bonito,

es una secuencia inaceptable en español. Por su parte,los semas


del segundo grupo serán los únicos que podrán detectar la ina-
ceptabiXidad de otra secuencía como:

Casa guapa.

Ambos tipos de notas significativas pueden ser culpables de


errores de traducción" El traductor no tiene que dar por supuesta
ninguna similitud al respecto entre los lexemas de la lengua objeto
y los de la lengua meta. Cada lengua impone sus propias reglas a
sus unidades semánticas. Si nos fijamos en los semas de la primera
categoría,podemos ver, por ejemplo, cómo elárabe permite el uso
de una unidad Iéxica como el verbo r; sin exigir el uso de ningún
complemento/ en un enunciado como:

174 INÍERCULTURALDÁ,D, LrNcua v TTaDUCCTóN,


El signo lingüístico y Ia traducción

(55 .¿ .J ¿) ... Á!uf / ... áír 6ié ... ¿ts. éÍé fuÍ,¿f -

En español, en cambio, su equivalente exige siempre el uso de


un lexema que desempeñe la función de complemento directo.
De este modo, una traducción como:

¿Dónde estoyT ¿En qué lugar? ¿En qué momento? Yo no siento,

puede que no sea del todo correcta. Más adecuada sería una tra-
ducción como esta otra:

¿Dónde estoy? ¿En qué lugar? ¿En qué momento? Yo no sienta


nnda.

Más importantes sory sin embargo, las djferencias relacionadas


con el segundo grupo de semas clasemáticos, debido a que le pue-
den pasar desapercibidos, con mayor facilidad, al traductor" Como
ejemplo de este tipo de diferencias entre el español y elárabe, po-
demos citar aquí el uso del verbo et, en el sentido de "hncer que
algo funcione". En esta acepcióry su equivalente español sería el
verbo "etxcender", sin embargo, cada uno de estos dos verbos no
acepta todos los complementos directos que puede aceptar el otro
en su lengua. Así, mientras que ei verbo árabe puede tener como
complemento directo palabras como 9rl_.¡ (radio) o 1¡i:= (gri{o), su
equivalente español veta el uso del segundo lexema como com-
plemento directo. Esta diferencia es la que nos obligaría a eliminar
el verbo encender en la traduccién española a partir de la segunda
vez que aparece en el siguiente texto:

...!¿tt-!,*tt ... -hlo U.*'t ;Aú -


ftiL ¿dáÍ ;¿hlc.
(71 .e .f) ... ]/ii-Jl virl "J.¿;-lt eadl¡j¡' r=n.a s" :{'J,,1*

I¡rrsnculrunariDAD, LEr*fcuA y Tne¡uccró¡¡ 175


Saad Mohamed Saad

En este decurso,la validez de los dos lexemas irnplicad.os para


desempeñar la función de complemento directo del verbo en
árabe favorece la aceptación del descuido del personaje. En espa-
ño1, en cambio, para producir el mismo efecto, hemos de eliminar
el verbo encender:

Samia: Oae, Adil, enciende Ia radio


Adil:¿Elqué?
J'
' "',
Ssnún (abaeadp-el gifu.del laaabo): Et grifp.
l

Otro ejemplo es el uso de los verbos r-r¡i s11 árabe y brotar en


español. En español, este verbo sólo puede tener como sujeto pa-
labras referentes al mundo floral. En árabe, en cambio, el sujeto
también puede caracterízarse con el rasgo de [+humano], ya que
es totalmente aceptable en esta lengua decir:

. qL l+ ,¿ r;Í ,-,': -

Por contra, en español no sería correcto, en una situación nor-


mal, decir:

- Mi padre brotó en un buen ambiente.

De este rnodo, al traducir un texto como: :

Vt¡Lf
-:4 *s g,jf tt -
,t*'z ,jf 4f
(29 .¿' .0 *-¡,Js,4 M't
nos enconkaríamos con el problema de que la palabra brotar na
encajaría con el lexema niño coma actante del verbo brotar.No
sería semánticamente aceptable en español decir:

- Incluso nte iuró hncer brotar niños en mi aientre


Un niño en cada otoíio.

176 INTERCULTITRAUDAD, LENGUA y TRADUCCIóN,


EI signo lingüístico y Ia traducción

Para resolver tal problema, podemos recurrir a la generaliza-


ción, buscando una palabra que pueda referirse tanto a un ser hu-
mano como a una planta. Así, el problema quedaría resuelto con
una traducción como la siguíente:

me juró hacer bfotatJa vida en mi aientre


Incluso
Unniño en cnda otoño.

No obstante, hemos de recordar aquí que en el lenguaje poé-


tico,los elementos rítmicos pueden favorecer la violación de los
rasgos clasemáticos en una de las dos lenguas impücadas, pero no
en la otra. En eI siguiente texto de 'Abd al-Sabur, 1o único que jus-
tifica la aplicación del adjetivo subrayado a su núcieo nominal,
es la rima que mantiene con el resto de los versos en el poema:

:úje ¿ tll¿K ¿!-


4SLll tt" ^ Yl uL- rí t-22"; ¿l
al,iS,'a). a t .olÁis éÁl'-¿ ci'
olÁl*,''U¿ ¿ÍA;U éelÁ rí ¿tr
4*;ÁJl ,ILJI Lil- ú)L- (,.j]
(69 .¿' .t) 4llts¿-yl,¿Llt,it- ú^ J-ii

En la traducción española, el lexema equivalente al adjetivo


árabe no resultaría adecuado, debido a que carece del elemento rít-
mico en el que se apoya el uso de su homólogo en el texto original.
De este modo, no sería aceptable una traduccién como la siguiente:

Incluso algunos decían:


"Una atrofia atacó las miembros del soberano,
Estrechando sus hombros y acortando las palmns de sus mánas".
Se difundió tambim el rumor de que se comprimieron sus piernas
Hasta el punta de que se hizo más corta la pierna de madera
Que ls otra aiaa,

I¡rrpncultuneuuAD, LENCUA y Tn¡ out c'ró¡,1 177


Saad Mohamed Saad

debido a la violación de los rasgos clasemáticos y la carencia de


cualquier justificación de carácter rífmico. Para conseguir un re-
sultado aceptable, hemos de sustituir el adjetivo "uiuo" que sólo
admite ser combinado con lexemas caracterizados por el rasgo de
[+animadoJ, por cuaiquier otro elemento adecuado:

- Incluso algunos decínn:


"Una atrofia atacó los miembros del soberano,
Estrechando sus hombros y acortando las palmas de sus manos".
Se difundió tambien el rumor de que se contprimieron sus piernas
Hasta eI pwnto de que se hizo más corta la pierna de mndera
Que ls de cante y hueso.

2.3. Problemas derivados de una diferencia relacionada con la


connotación

Bajo el término de cannatación se agrupa un conglomerado de ele-


mentos heterogéneos. Es un concepto que "dista mucho de poseer
un significado unínoco, común y unánimemente aceptado" (Espiño Co-
Ilazo 1984: L21), ya que, a diferencia del contenido conceptual o
referencial detr signo, el componente connotativo alude a"propie-
dades adicionales que ln imaginacióny las emociones encuentran en el
referente" (Garrido Medina t979:2Q. La connotación no es un
componente puramente lingüístico, sino que va más aliá de 1o ex-
clusivamente relacionado con el código, de modo que "a rnayor
número de cannotaciones carresponde unfl menor cornprensión para
quien no conozca los 'realia' , !, a Ia inaersa, ñ Ínenor número de conno-
taciones corresponde una rnayor comprensiónbasada en el simple cono-
cimiento del idiom.s" (Aramayo L997: 25).

Nosotros partiremos aquí de la definición de Pottier, para ir


posteriormente analizando las categorías de connotación que
pueden incidir en el proceso de la traducción. Como sabernos,

178 I¡rrnncur,runemAD, LENGUA y TRADUCcIóN,


El signo lingüístico y la traducción

este autor incorpora al semema un componente connotativo, al


que denominaairtuema, definiéndolo de la siguiente manera:

Es airtual toda elemento que está latente en la ffiemoria asocia-


tiua del sujeto hablante, y cuyn actualización está ligada a los
factores uarinbles delas circuanstancias de comunicqción. El uir-
tuema representa la parte connotatir¡a del semema. Depende
mucho de las experienciss sociaculturales de los interlocutores.
Por tanto es inestable, pero se sitúa en la competencia en un rflo-
mento dado (Pottier 7977:78).

De la definición de Pottier podemos extraer dos conclusiones:

1. La connotación es un elemento inestable, porque depende


de la experiencia sociocultural del individuo.
2. La connotación es una parte integrante de la competencia
lingüística de los individuos.

A simple vista, parece que se percibe una paradoja en estas pa-


labras: Ia connotación es individual, porque depende de la expe-
riencia de cada uno, pero a la par es colectiva, ya que es una parte
integrante de la competencia lingüística. No obstante, esta con-
tradicción se resuelve al proponer dos tipos de connotación:

1". Connotaciones de carácter indívidual.


2. Connotaciones de carácter colectivo.

Las connotaciones del prirner tipo dependen de la experiencia


propia de cada hablante, así como de las circunstancias del dis-
curso. Esta categoúa de connotaciones es de suma importancia
para la poesía. No obstante, su valor para la traducción es menor,
ya que en este caso cada palabra tendrá diferentes connotaciones,
dependiendo del individuo que esté descifrando el texto.

IN'r'ERCLLTLJRALDAD, LENCUA y TRADUccTóN 179


Saad Mohamed Saad

Por su parte,las connotaciones pertenecientes a la segunda ca-


tegoría tienen su fuente en los elernentos comunes a todos los
miembros de la comunidad lingüística, esto es,la lengua y la cos-
movisión de ella derivada. En este apartado, podemos distinguir,
asltvezt dos grandes categorías:

L. Connotaciones culfurales.
2. Connotaciones de lengua.

Ambos tipos son importantes para el traductor, ya que lo que


connota en una lengua, puede que no 1o haga en la otra y si lo
hace, es posible que sea en un sentido diferente. Debido a la im-
portancia que tienen estos dos tipos de connotacióry intentare-
mos analüarlos brevemente en este trabajo.

2.3.L. Connotaciones culturales:

Es un hecho innegable que ciertos signos asumen en


determinadas sociedades unos valores de los que ca-
recen en otras, en virfud de factores ideológicos, antro-
pológicos, sociales, políticos, etc. Para no cometer
graves errores de traducción, hemos de ser cosncien-
tes del valor connotativo que posee cada signo en su
lengua. Tan importante es este aspecto, que creemos
que un buen diccionario debería reflejar siempre las
connotaciones que puede suscitar cada palabra en su
lengua. A continuación, veremos algunos ejemplos que
reflejan el diferente valor connotativo que puede con-
llevar el uso de una palabra determinada en español y
su equivalente en árabe.
En español,lapaLabra úoro posee un valor positivo re-
ferido alafuerza. En cambio, en árabe, su equivalente
connota estupidez:

180 INTERCI,LTURALIDAD, LENGUA Y TRADUCCIÓN,


El signo lingüístico y Ia traducción

._.t ._t) ...u"A .. Jg! clr! . J¿ 0 ust+ ...íJUt ..¿rol4- LJA -


.(11e .¿

Así, una traducción como la sigurente, foansmitiría un sen-


tido totalmente diferente al que quiere decir ei original:

Dice semáforo. señal. ¡Semáforo. toro! ¡Toro serás tú!


¡Cierra eI pico!

Para hacer una traducción fiel al original, hemos de


sustituir la palabra toropar otra que connote 1o mismo
en español, esto es, la palabra burro:

Dice semáforo, señal ¡Semáforo, burro! ¡Buupserás


tú! ¡Cierra el pico!
Otro ejemplo menos claro que el anterior es la diferencia
de connotación entre Ia palabra fantasma del español y
sr: equivalente en arabe. En español, es una palabra que
corrnota ei sentido de "algo quimérico o irreal", en tanto
que en árabe tiene la connotación de "terrorífrco o dema-
níflca". Hablando del color del semáforo, escuchamos a
los protagonistas de -,¡üÁ iJ-=¡ de al-F.Iak-rm, diciendo:

-¿1,^t ú- el_.1^ ...e1_1^,¡Lf tél: ...rr;.'.r- t* (Ált *) ;ttljll -


¿t 'il| ,''.tc,13" ,Al
ftolmtt- ta:.r.:,i;tJr

Una traduccién fiel al contenido transmitido por el


texto original sería:

El Fogonero (vuelae a mirar): Es extraño. Yo Io ueo


rojo, rojo como una lumbre, como eI ojo del misruípiwo
Satanás.
El Maquinista: ¡Querrás decir como tu ojo!

[¡nsRcr,'i-ruRAr-rDaD, LENGUA y TRADUCCTóN 181


Saad Mohamed Saad

Porque decir del semáforo que está roja "conro eI ojo de


un fantasma", produciría un texto, aparte de extraño,
poco comprensible en español.
junto al caso anterior podemos agrupar también la
diferencia de connotación existente entre la palabra
española "pico", en referencia a las aves/ y su corres-
pondiente árabe. Mientras que la palabra _.¡l-iro connota
aiolencia y se ve como un instrurnento de ataque, en
español,la palabra pico sueLe connotar debilidad:

hl'.1 U ,hl-f ' ¿;+f -


b i_/
<4.Jt,1.jt lu
rYYtu*k llc ¿; Y 'l+,-ríÍ
*l¿-Jl l:itlal, ci:¿J úÍ te
(25-24 .J.ú) eQvt-/;t ,s

Ei equivalente más exacto de la palabra _.¡tira aquí es la


palabra española "fauces", que posee un idéntico valor
connotativo:

- A ueces grito: ¡Dias mía,


Quítanos de encima el peso del tiempo yerto!
¡Sé cruel con nosotros! ¡No nos quites la copa del su-
frimiento!
¡Enséñanos a desgawarnos con nuestra aoluntad ciega
Enlas fueaieleÉjínE!
Un último ejemplo que queremos citar aquí es la dife-
rencia connotativa entre las palabras í4: ertárabey gu-
s6na efi español. Mientras que la palabra española
connota "algo despreciable" y "sinualor", su equivalente
árabe carece de dicho sentido despectivo:

782 INTERCULruRALIDAD, LENGUA Y TRADUCCIÓN,


Et signo lingüístim y Ia traducción
.,,,:
:

| úiS El-
's;
u¿!¡
ol4 t4 ¿llLíi.
el:l,Lf ,1" 4iJ*Í
,* ,-rLlt é,It rt
,*f,Ál '

,:Lf é u:;f i'


LiÍ-j
úlruJ ct:Ít'
Y
(45 .¿ .t.) c!:t;; vt r'wi Y

No obstante, la estructura semántica general del


poema imposibilita la sustitución de la palabra " gu-
Eflno" en este texto por ninguna otra/ con 1o que eilo
implique de sentido añadido, del que carece el ori-
ginal:

Si tú eres gorrión
Ya sou qusano.
Tu pico emite un canto,
Que compongo yo en tus entrañas.
Mebuscas en elbarro,
Pero yo canto;
Metido en tu pico canto,
Pero tú no oyes,
No oyes más que tu canto.

Dentro de este apartado podemos incluir también las


connotaciones relacionadas con los nombres propios,
que constituyen una categoría especial dentro del capí-
tulo de los signos lingüísticos. Lo que distingue a los
nornbres propios dei resto de signos es el hecho de que
aguéllos no poseen significatum,, esto es, carecen de

lN'rERcuLTr,RArrD¡o, Lr¡¡cue v TncouccróNl 183


Saad Mohamed Saad

cualquier tipo de intensión sémica que los defina (Gu-


tiérrez Ardíiez 1981: 131). Y a pesar de que algunos
nombres propios pueden estar basados en secuencias
de sonidos que tienen sentido en la lengua común, al
adquirir su estatus de nombre propio, quedan total-
mente despojados de su valor semántico inicial.
Cuando a una mujer española la llamary por ejemplo,
Milagros, no se es consciente del valor semántico que
posee esta secuencia de sonidos en casteliano.
No obstante, en uno de los niveles en los que pueden
connotar los nombres propios, 1o que sucede es que
estas unidades lingüísticas recuperan, justamente, su
valor semántico inicial. El problema que suele surgir
en este caso, es que a veces la recuperación de la acep-
ción original se reproduce en un momento puntuai de
la obra, qon 1o cual el traductor se ve privado de cual-
quier posibilidad de buscar en la lengua meta un valor
similar y aunque fuera factible, a veces no es aconseja-
ble ponerlo en práctica, en aras de salvaguardar la na-
turalidad del resultado. Lo único que queda en estas
circunstancias es el recurso a la nota a pie de página"
En ¿p _2il*, Salah 'Abd al-Sabur da a toda la familia del
viajero, que representa al pueblo oprimido por la dic-
tadura, nombres derivados delaraíz rpr para indicar
la servidumbre en la que viven. Así, el viajero se ilama
or¡c j su hijo mayor r.,1-, el menor rla' y el apellido de la
familia es ú-.r.r+c. La trasmisión de este contenido sólo es
posibl.e con'una nota a pie de página.
Un caso curioso en este sentido es el uso que hace Saláh
'Abd al-Sabür, en esta misma obra, en relación con el
nombre de Alejandro Magno, al decir:

4,rs l- ja ¿f t-;L j-*


Y-
(66 .J .r) ', '"^:i ! uis

184 IN'rERcuLTuRALrDao, LENcua v TnaouccróN,


, :i i ,,, ,t

'i.\
I

LI sicno lincüístico v Ia traducción

'l
Aquí, el poeta juega con una parte del nombre del con-
quistador griego, desconocidaparael lector español. En
árabe, este personaje histórico se conoce con el nombre
de ,i ,revt (Álejandro el de los dos cuernos). Así,
"r¡;!llhace el poeta'en los dos üersos citados, es evocar
lo que
está parte del ñornbre de Alejandro,lo cual resulta muy
difícil de transmitir a través dg la tradqcción española:

- Naturalmente no' no, oiiroi*ois a mtencionar lo que


hay bajo su gorra, ' .l' I ', ' ,,'
pira enojarle. ,, | '
,,i,, , ,'
no ,.
,

El rescate del contenido perdido queda, por tanto, a


cargo de la imaginación del lector de esta traduccióry
o ha de realizarse rnediante una nota a pie de página.
{Jn caso especial de connotación relacionado con los
nornbres propios es su uso hipocorístico. Es para todos
conocido que para interpelar a una persona que lleva
por nombre losé, por ejemplo, es frecuente el uso de
Pepe, para Francisco es habitual Paco, etc. Son formas
prefijadas por el uso en cada cornunidad lingüística y
con un sentido concreto. Traducir el contenido semán-
tico que transmiten los nombres propios en su forma
hipocorística no será una tarea fáctl,ya que se trata de
usos restringidos a ciertos nombres, que se realizan de
una forma determinada y con valores semánticos que
pueden varíar en función de la sifuación del discurso:

¿ ¡f,:l* ¡el LÍL& t+fJ ...& Jtt-.t_1p. tu ,..s,.t'ty Y ;"filJl -


.. Bt¿:l
,' ' ,*-rY:'r!J,
... t+ At ...,sj;',t .,^i t^ rltl¡lrlt
(125 .¿ .t .-t) ...!l+ -:l,s-bt . -*-t- éjt U )'Á:lül '¿,1

l¡rmncuLrur¡"uDAD, LENGUA y Tnauuccró¡¡ 185


Saad Mohamed Saad

En este texto, no resulta fácil kaducir el nombre subra-


yado de modo que pueda reflejar la diferencia de sen-
tido que tiene su uso err este contexto con respecto al
uso del mismo nombre en su forma no hipocorística.
No hay más remedio que trasliterarlo tal como viene
en el texto objeto, sacrificando el contenido semántico
que transmite ai iector del original en árabe:

- El maquinista: Disculpen, es una simple pregunta.


SóIo queríarnos preguntarles a ustedes por el color de
Ia luz.
El señor: Es de color aerde.
EI maquinista: ¿Verde? Grscias.
La mujer: Es de color rojo, querido. Mirabien.
EI seítor: Es aerde, querida Su;ia. ¡Mirabien tú!

En otro nivel, los nombres propios también pueden


connotar en función de 1o que sabemos de las perso-
nas que 1o han llevado. De este modo, si el contenido
corre a cargo del nombre de un personaje conocido so-
lamente en la cultura de la lengua objeto y no en la de
la lengua meta, puede que resulte difícil transmitirlo
en el texto traducido" Un ejemplo de este supuesto es
el nombre que usa 'Abd ai-Sabür para dar título a uno
de sus poemas en ¿tíll ,ulill f)^[, Sueños del Antiguo li-
nefe" Nos referimos aquí al poerna titulado gÉ ,.,¡i. ,gltJ1
ci¡,-ill. Como bien se sabe, este nombre es ei de un rey
que en Las mil y una noches abandona su reino en busca
del conocimiento. Es un personaje que representa, por
tanto, la acuciante inquietud intelectual. Como el tí-
tulo constituye aquí una de las llaves necesarias para
orientar la lectura del poema, creemos que podría ser
adecuado traducirlo, dando al poema un tífulo como:
" Memorias del aenturasa rey de la sqbiduría" , ya que

186 INTERctrLTr,TALrDeo, LENcue y Tnaouccró¡¡,


EI signo lingüístico y Ia traducción

dejarlo sin traducir, resultaría un tanto extraño y poco


sugerente en este caso.

2.3.2. Connotacianes de lengua


Un signo lingüístico, además de remitirnos a su conte-
nido convencional,lingüístico, puede connotar en tres
planos, el semiótico, el paradigmático y el sintagmá-
tico. En el primer plano corrnota en su totalidad como
signo. En cambio, en los otros dos, sólo sr.lele connotar
uno de sus dos cornponentes de forma individual, esto
es, sólo lo hace el significante o el significado.

2"3.I.L. Connotaciones del signo en el plano semiótico


En este sentido, podemos afirmar que en ge-
neral ei uso de un signo y no de otro _de entre
varios posibles- puede connotar el nivel de len-
gua en el que normalmente se usa. Dicho nivel
hará referencia a dos tipos de información:
1" Inlormación relacionada con el propio có-
digo.
2. Información referente a las circunstancias
de uso.
En el primer supuesto, el signo utilizado
puede indicar matices relacionados con el es-
tilo, tales como un carácter arcaico, extranjeri-
zattte, regional, etc. Este tipo de información
es muy difícil de transcodificar. Como ejemplo
de este tipo de connotación, podernos citar el
siguiente texto:

:úUri ¿-nU ,'U.-,


(56 .¿.¿.D U¿a r*Jt,AtJt':!Ll ¿ts _i

INTERCL'LTURALIDAD, LENGUA y Tneouccró¡¡ 187


Saad Mohamed Saad

En este texto, ei poeta se burla de los hipócri-


tas que suelen rodear a los gobernantes, po-
niendo en su boca un lenguaje arcaico y
carente de sentimientos. No obstante, el espa-
ñol no dispone de esta amplia gama de pala-
bras referentes aLleón,como es el caso en árabe.
Por tanto, en la traducción de dicho texto, es
inevitable la pérdida de la información que
transmite la palabra en el texto original:
Una aoz anegada en llanto:
"El rey, hoy fallecido, era un león"
En el segundo supuesto, esto es, cuando el
contenido connotado se refiere a elementos re-
Iacionados con las circt¡nstancias de uso, éste
puede indicarnos cierta información acerca de
cualquiera de los componentes de la situación
del discurso. Así, nos puede aportar informa-
ción acerca de elementos como los siguientes:

a. El emisor:
fú- r;ríb. :,-frUl -
.(121 .¿ .J .r) ... "r'* bÍ r lLts U :l1.lt

Aquí, la expresión utilizada para expresar


asombro, denota que la mujer procede del
campo y que es de una escala social baja,
algo que la traducción española no puede
reflejar:

EI maquinista: ¿Está usted segura?


La muier: ;Por Dios! ;Piensa usted aue
estoy ciega?

188 INTERCULTURALTDAD, LFNCUA v Tneouccrón,


El signo lingüístico y Ia traducción

b. El receptor:
En este sentido podemos afirmar que una
de las mayores diferencias que distinguen
el español del árabe es el uso de las fórmu-
las de tratarniento. El árabe posee una am-
plia gama de fórmulas que nos pueden
aportar mucha información acerca de la
condición social del receptor: su posición,
sus estudios, su edad, etc. En español, tal
tipo de información es nulo. Por tanto, es
imposible trascodificar el contenido semán-
tico de las fórmulas de tratamiento en árabe
de forma adecuada al español (Mohamed
Saad 2000). Nos puede servir de ejemplo el
siguíente enunciado:

!¿Ui ... iúlt U +


¿if ... o-2; :¿:t-Jl-
U
.fl:l .". tt:Í ;,',r-
tt*,¿¡let;ll ... Y... Y :rfrUl
(f n .¿ .J .r) ... tt-yfu 1 ¿rt*Jl r e-'Jt

Traducir esta fórmula por reaerendo no sería


adecuado, porque lo único que connota la
fórmula aquí usada es que el receptor es una
persona de pueblo, vestida de una forma
que denota su devociónreligiosa" Es inevita-
ble traducir el texto del siguiente modo:
El maquinista: ¡Otro, usted, señor, eI que
está allí!
Voz: ¿Yo? ¿Yo?
El maquinista: No, no. Aqwel señor de Ia
barba qwe aende rasarios, mandadimtes
y folletos religiosos.

INTERcULTúRALrDno, Lrucua v Tnaouccrów 1.89


Saad Mohamed Saad

De este modo/ la traducción implica Ia pér-


dida de la inforrnación transmitida por la
fórmula de tratamiento árabe. Lo mismo se
puede afirmar acerca de la traducción de
fórmulas como c¡¡L ,4* ,1-,i1+ ,C* c6L etc.
c. Las circunstancias del discurso:
Algunas palabras también pueden tra¡srnitir
información relacionada con las circunstan-
cias que rodean la situación del discurso.
For ejemplo, en árabe, el uso de una expre-
sión como O-S ! ólj-,¡1+ db 1+ 6Ei t¡ para ma-
nifestar asombro, indica que la conversación se
produce al principio de la jomada de trabajo:
...!o!:.l; r¡-Á 4LS ...!í-|JIS ;jjrJl-
(/2 .e.i ...!& U rL¡s U :,!Ltt
Esta inJormación es imposible de trasladar
al español:
El ministro: ¡Un dnastre! ¡Un erwnne desasfue!
El reu: ;Dias Santo!
IJn caso parecido es el uso de la expresión
r'D= crl al encontrarse con alguien. Esta ex-
presión corurota que el hablante estaba bus-
cando o quería ver al receptor:
¿tlL é l:S ...!J)l-,tl 'y'lJl' :-y-jsll -
(2/ .*.r)...¿Yt
El ministro (aI Sabio): ¡Muy bien! ¡Te está-
bamos buscsnda!

En nuestro ejemplo, 1o único que salva la infor-


mación connotativa es el hecho de que el ha-
blante la vuelve a parafrasear en su enunciado.

DA hnnncurrmer-nan, LEucua v TRADUCCTóN,


El signo lingüístico y Ia traduccíón

Existe otra categoría de corrnotacién que podrí-


ilnos denominar aquí conrxotsción deriastiun.
Como sabemos, en ocasiones las palabras deri-
vadas pueden adquirir sentidos distintos, que se
alejan, en una medida u otra, de los valores se-
mánticos que poseen los vocablos que las han
originado. Pensemos, por ejemplo, en el caso de
\¡oces españolas como pañu,elo, ranilla, libreta o Ii-
brillo ensu relación c on paño, ranü y libro, respec-
tivamente. Sin embargo, las nuevas palabras
suelen seguir, de un modo u otro, connotando
ei sentido de los lexemas de los que fueron deri-
vados. Resulta difícil, norrnalmente, mantener
este valor secundario que tienen tales palabras
en la traducción. Y es que la situación que puede
tener una palabra dentro de su sistema difícil-
mente puede coincidir, en este sentido, con la de
su equivalente en la segunda lengua implicada
en el proceso de traducción. Para esclarecer esta
idea, nos puede servir de ejemplo la palabra
esclaten árabe y su posible traducción al español:
...1:- tíJl: a
-,t<t
y' ¿- ...,:1,,f ¿_i.tt ..eI!-Il -

&';f ;;.Éffi1,""
El hecho de que dicha palabra sea derivada de
Ia níz de¡-
" (perro), le concede cierto valor
negativo bri árabe, que difícilmente puede ser
transmitido por ninguna palabra en español.
Así, y a pesar de que una traducción como:
El rey: Sin duda. Nosotros na atacarnos a ningún
ser otao ni hncemos daño a nadie.
Tarnpoca conoceftrcs la qaaricia ni d
afán de almncenar cosas,

IN'IERCULTURAUDAD, LENGUA Y TRADUCCIÓN 1,91


Saad Mohamed Saad

nos parece satisfactoria, el contenido que con-


nota la palabra afánenespañol no puede ser el
mismo que evoca su equivalente árabe. ,,

2.3.1,.2. Connotaciones del signo en el plano paradig-


mático
En este plano, tal como hemos señalado ante-
riormente, el signo suele connotar en uno de
sus dos niveles. Así, si 1o hace a nivel del sig-
nificado, el uso de una palabra dada evocará
las palabras semánticamente relacionadas con
ella. De esta forma, la aparición de una pala-
bra puede dar pie a la aparición de sus sinóni-
mos o variantes de uso, 1o cual puede plantear
problemas de traducción si existen diferencias
al respecto entre las dos lenguas implicadas.
E.o, lo cual puede al-flaklm,los protagonistas
mantienen la siguiente conversación acerca de
las cucarachas:

..f++:*b
... r-ilt¿ t... ++...F;,Jtt
..,tLy I'K ¿;tÍUl ;eot-
..¿yg!ré;rety 4 :úb
¿l .btf. s lc sl u:"el ! ;e1"1-
Ld,:f. _t

(89.e '¡)'.. taJ-tl


En este texto, la traduccién se hace más difícil
por el discurso metalingüístico que los dos pro-
tagonistas realnzan acerca de la paiabra cucara-
cha en árabe. Ninguna parte de este discurso

r92 IwncurrunerroAD, LENGUA y TRADUCCTóN,


El signo lingüístico y Ia tralucción

puede ser reproducida en una traducción nor-


mal al español:
* Adil (hojeando el diccionario): Ahora. Cu...
cuea. . . cucar^cha, tanlbién conocidñ
coryn xwufia,
Samin: ¿Curiana?
AdiI: Sí, curiene.
Samia: Prefiero la palabra "cucfrrachn".
Adil:Yo también.
A veces 1o evocado no es un sinónimo, sino
otra paiabra semánticamente relacionada. Esta
evocación puede acarrear problemas de tra-
duccién, si uno de los dos términos implicados
está integrado en una expresión idiomátrca,ya
que ei efecto sería irnposible de trasladar al
texto meta:
.trL --h JKtr :-JAr -
(/4/ .t .t.i .;:\ :;+Jt
I-a traducción de este texto no puede crear el
mismo efecto, como podemos percibir en:

El banquero: Usted rne estd tomnndo eI pela.


La señora: Le estoy engatusando.
Por su parte, el significante también puede
evocar los significantes fonéticamente pareci-
dos. En este sentido, el significante evocado
puede ser parcialmente parecido al signifi-
cante que lo evoca. Un ejemplo escalrecedor
puede ser el siguiente, que tarnbién nos mues-
tra lo imposible que es transmitir la informa-
ción connotada en estos casos:

INTERCULTT,RALiDAD, LENGUA y Tnauucclórr¡ 193


Saad Mohamed Saad

i, .l r r I ' r

" )'
i',': M!é4-b¡sa¡f -
'.
*¡¿'6:^:-: ¿f
+Jl t^lt¿-Í, tt)i Us
LJJrL"ll ,

(33-32 .J .ú) iliíJtrsá-t*f: +'uq


' ', r'{ ,', ,,','r i ,,

En este texto, el uso'de la palabra ,¡'r;rr (párlan


chines) evoca el significante, y por consiguiente
tarnbién el significado, de la palabra .,rltlt
(proxenetas). La aparición del verbo i."r^'*;
(masturbarse) en el verso'siguiente apoya esta
evocación. De esta forma,lapalabra que apa-
rece en el verso adquiere una nueva dimensión
semántica, imposible de hasmitir en la traduc-
ción española, debido a la diferente relación
sentido/sonido que mantiene el equivalente
de la palabra española dentro de su sistema:
D e j o, señores p arl an chines.
Qwe 4orrachos conauestro oino malo y ordinario-
Os mssturbéis en auestro podrido letarga,
Al jugar con los fesafilqdos sables '
Unejemplo parecido, también 1o encontramos
en el siguiente enunciado:

r+v :!"jrrt,tt-
(69 .J ¿ fúl¿j ,..J! cY-r U yb e :$ttrt
,l
Lo que busca el autor en este texto es evocar/
con elénfasis que pone en el nombre del ti-
rano, la palabra coloquial que significa
torpe, efecto que perfectameñte consigue kans-
mitir al lector árabe. No obstante, resultaría
imposible hacer io mismo en español:

194 Iursncur,runerroan, LnNcua v TRADUCCTóN,


EI signo lingüístico y Ia traducción

El reaisor: No me llamo Alejandro;


I¡Iellsmo Zahwan
EI uiaiero:
/ ;Qué ordenáis, Maiestad..., señor

Zqhu)qn?
Otro caso de evocación de significantes par-
cialmente parecidos, es lo que se consigue con
la repetición de uno de los componentes de
una expresión idiomática en la acepcién origi-
nal que tiene:
,-J Uf anl ... entuL é),é _t :u. slt -
...rtl 4^:,Jl
f¡+JA c;'¿il ¿n o.'._/il el'l)
(62 .¿ .-t.t) ... -;f '!a+:l:&-l

Aq,ri también se pierde el efecto conseguido


en la traducción:
El rostro: Llsted me colmó de faoores. ¡Cuántas
aeces le enaié a mis parientes del campo
para aue los tratara wr sura caridad!
El hambre: No era pura caridad, sino por tu rostro.

No obstante, es más frecuente que el signifi-


cante evoque otro con el que mantenga una re-
lación de similitud fonética total. Es el caso de
la tradicionalmente denominada homonimia.
Aquí, aparece una palabra en el texto usada en
un sentido concreto, y luego reaparece trans-
mitiendo una acepción totalmente distinta:
(...a-a u"Jl ,-p¿+)
l.'' t ,a l¿ 'Á-L'
""2 '
I h,t-Ií ;-[lc
... !élJlJ-
... Ct¡f ,L¿ l- ... -É j^ :4.t-
... lfe Ya,¿¿! Uf ,t .t L :,J¿b
(66 .o-.¿ ... lf¿Jrs ell

INTERCULTURALIDAD, LENGUA y TRADUCCTóN t95


Saad Mohamed Saad

En este texto el verbo aparece dos veces, la


primera con el sentido de somar, (un desperta-
dor o un teléfono), y la segunda con el signifi-
cada defastidiarse, (una persona). Debido a que
dicha homonimia no la tiene el verbo sonar erL
español, resulta imposible reproducir el mismo
efecto en la traducción:
(Suena el despertador)
Samin: ¡Ya suena!
Adil: ¡Lohace a propósito, te lo juro!
Samia: Na pasa nada, ya que tú...
Adil: Ya que ya sueno en su lugar, ¿no?
Otro caso parecido es este verso sacado de un
poema de Tawfirq al- Haktm:

(34 .a.-.r .-.r),"U', é -,*.; J+. ,J+- *J' -.,J1cs -

Aq,ri la palabra repetida aparece primero con


el sentido de deprisa y luego con la acepción de
ruedas. La impsoibilidad de reporducir un
enunciado con idénticas características en es-
pañol, rompe la circularidad que hay en este
poema, donde el escritor acaba cada hemisti-
quio con una palabra que vuelve a reproducir
con otro valor semántico en el siguiente, para
crear un efecto paralelo al sentido que nos
quiere transmitir el poema en su totalidad.
La homonimia puede tener a veces efectos ne-
gativos para el uso de un signo concreto en
ciertas circunstancias. Si en un enunciado, el
uso de un significante homonímico puede aca-
rrear problemas relacionados con la correcta
interpretación del mensaje, esto es, si puede

196 INTERCULTURALTDAD' LENGUA Y TRADUCCIÓN,


El sigrto lingüístieo y la traducción

crear un caso de ambigüedad semántica, del


grado que sea, en el texto meta,la utilización
del signo implicado normalmente se ve ve-
tada. Veamos el siguiente enunciado, que pro-
nuncia una mujer sobre su marido:
:;,,.
y
...6-,it! "i-tl ¡l^lt -tl' KJU' ;Ul- -
(/02 .e .f) !éPt ttt e 4t,y tria rÁ fJ

En español, la palabra equivalente al lexema


subrayado, esto es, crintur a, también posee otro
sentido, además del aquí utiiizado: "niño pe-
queño". Debido a que el uso de tal palabra en
estas mismas circunstancias puede crear un
caso de ambigüedad, se hace necesaria la sus-
titución de la palabra implicada por otra:
Samia (alejándose, desesperada, de la puerta del
baño): ¡Es inútil! ¡Ya es inútilhqblar
con este hombre!

Un caso parecido al anterior es este otro:

atleL;]t ;r[Yt 14]-Jlt -


4iI -f :¿:!tXl¿4t-_:ll
(33 .¿'.0 ¿n" * ¿¿ :J:!ti;t-tlt
Aquí, el adjetivo equivalente en español, gra-
tuito, pasee dos sentidos que pueden ser vá}i-
dos para este contexto: "(alga) que no cltesta" o
"(algo) triaial". Cada una de estas dos acepcio-
nes está relacionada con un nivel concreto de
lengua. En el lenguaje cotidian<¡ suele emple-
arse en el primero de los dos sentidos señala-
dos. For contra, utilizado en un estilo más

Ilrr¡Rct'¡-rlnarroAD, LENGUA y TRAouccróx 197


Saad Mohamed Saad

elevado, esto es, en un texto literario, por


ejemplo, la acepción más usual sería la se-
gunda. Asi para no darle al contenido semán-
tico de estos versos un giro que en el texto
original no tiene, se recomienda la sustifución
del adjetivo señalado en primer término por
otra expresión:
La primera dam.a: ¡Es placentera la risa!
La tercera dama: ¡Es eI pan del corazón!
La primera dama: ¡Es un aino que no .qlegta!

2.3.1".3. Connotaciones del signo en el plano sintagmático


En estenivel,la connotación adquiere mayor
importancía para la poesía que para los
demás tipos de discurso. Hablando del plano
del significante, es muy conocido ei efecto
que crea la paronomasia en el texto cuando se
suceden paiabras de parecida cadencia. En
este caso,los sonidos se elevan a categoría de
signo, adquiriendo, en ocasiones, mayor im-
portancia que el sentido léxico del enunciado.
Si se llega a esta situación es preferible que el
traductor busque un efecto parecido en la len-
gua meta, aunque esto suponga un gran cam-
bio en el sentido original. Veamos el siguiente
ejemplo:
... -jjl ¡'q U
í,ii,i" A :u. -ú -
(62 .e .-t .-t) )r: ry,leYf 6.:1

Se trata de un enunciado que utiliza una vende-


dora ambulante, para llamar la atención sobre
las almendras que vende" Traducir tal enun-
ciado atendiendo sólo al sentido y olvidando el

198 INTERCULTI'RALIDAD, LENGUA Y TRADUCCIÓN,


' El signo lingüístico y Ia traducción

aspecto fonético, sería absurdo. Aquí,los soni-


dos, a diferencia de lo normal en el lenguaje hu-
mano, ya ocupan una escala superior a la del
significaclo; son los que tienen la supremacía.
Por tanto, una traducción como la siguiente nos
parece satísfactoria, a pesar de que en ella, el
significado original del texto queda alterado:
El rostra: ¡Oh,fresca almendra! ¡Cómo me gustarín
jugnr contigo balo la luz de las estrellns!

Sin embargo, un excesivo parecido entre los


sonidos que conforman el enunciado en el
texto de la traducción, y que no tenga corres-
pondencia en el texto objeto, puede crear un
efecto negativo que recomienda modificar la
oración para solventar el problema. Nos referi-
mos aquí al fenómeno de la cacofonía:
...+ l* o-,t¡ Y l^ ü)l- ¿tJa ;/Al -
¿tli ¿ól::-t UiS.l Ll- 6,* N:
t4*il"JD iJ.tl'-ui,48
"A! ¿t ,¿
(3/ .cr .¡) ...cili+JlosLq )ÁJl s ¡cüla;sLs
Para traducir tal enunciado, nos toparemos con
el problema de que los lexemas correspondien-
tes a las últimas palabras forrnarían una cacofo-
nía, que el español veta en circunstancias
norrnales, si se traducen tal como vienen en el
original: ascuridad y sequedad. Por otro lado, el
texto árabe no ofrece el mismo efecto que po-
dría aportar la cacofonía en el texto español.
Todo e}lo recomienda disolver la cacofonía,
mediante la sustitución de una de las dos pala-
bras implicadas, por cualquier otro lexema de
iguai contenido:

IN.IERCULTURALIDAD, LENGUA Y TRADUCCIÓN 199


Saad Moharned Saad

EISabin:Existecier'rr;:;ffi
f#'ffiy:?#r:ütr;
deducir urn unn ect¿acihn
,ley,constante qt
científica: la luz equiaale a agun y la
' ascuridsd a su ausencia.

En cuanto * *""r""* n* Ouede suscitar


" a nivel dei sintagrna,
el significado podemos
afirmar que la aparición de un significado con-
creto en la secuencia, suele evocar los conteni-
dos con los que puede combinarse. En esto se
basa normalmente la metáfora, con toda la pro-
blemática que puede piantear su traducción,
cuestión a la que hernos dedicado anterior-
mente unbreve estudio (fuÍohamed Saad 2001).

3. DIFICUTTADES DE CARÁCTER NCIRI\{ATTVO


Como ya sabernos, con este término nos referimos aquí a ias di-
ferencias marcadas por la norma de cada lengua. En este apar-
tado es donde el traductor tiene que demoshar un alto grado de
dominio de la lengua a la que se traduce, debido a que la norma,
más que tratarse de una serie de reglas que rigen el uso del có-
digo, son un coniunto de hábitos relacionados con un modo con-
creto de actuación lingüística, descartando todos los demás
posibles. Su dominio se extiende desde la determinación de las
sifuaciones en las que se puede hacer uso de la lengua, hasta la
forma más detallada de utrlizar una secuencia concreta en una si-
tuación dada"

Para dar un pequeño ejemplo, decimos que en árabe la norma


perrnite a los hablantes utilizar ciertas expresiones en casos
concretos en los que el español no ofrece a sus usarios ninguna

2AA I¡mncurrux¡.mAD, LENGUA y TRADUCCTóN,


.\ \

El signo lingüístico y la traducción


\,

equivalencia. Pensemos, por ejemplo, en la situación en la que un


háblante se encuentra con otro que acaba de cortarse et pelo o
salir del baño. En árabe, es posible el uso, en este caso, de una ex-
presión como t-¡.:;; para el español, en cambio, [a norma no ofrece
ninguna pauta. En _.¡1*-¡- t+* de al-Hak-rm, el protagonista lla-
ma por teiéfono a su amigo y pronuncia las siguientes palabras al
respecto:
i;
(79 .e .) 4... oi... t¿L¿... f¡t^Jt,',t::,Ja )*íÍ-

En la traducción españolao no es posible transmitir este valor


semántico, ya que decir:

Quería preguntarte si hss ido al baño. ¡Has ido! Ah, bien.

Sería una traducción adecuada, pero no significaría 1o mismo,


pues la expresión que se usa como equivalente en este caso, sólo
sirve en la medida en que se trata de una fórmula adecuada para
cambiar el rurnbo de la conversación y dar paso a un nuevo tema,
fi.rnción y sentido que, por cierto, no desempeña la expresión
árabe.

Los ejemplos a este respecto pueden multiplicarse si realiza-


mos una profi:nda reflexión al respecto, algo que no pretende-
mos hacer en este breve estudio.

Otro aspecto que hay que destacar aquí es el uso de las expre-
siones conocidas con el nombre de colocaciones, esto eso el uso casi
obligatorio de un elemento lingüístico en las inmediaciones de otro,
debido a razones de hábitos de uso. Para determinar la esencia de
este tipo de expresiones, Porto Dapena estabiece qrle se trata de
" cierta cambinación estable de un elemento léxico con otro u otros, pero
sin que se produzca, aI contraria de Io que ocurre en lns solidaridades,

l¡rffi nc r,r-run¡uruno, Le¡.cu n y Tnnouc'oó¡t 2Q1


Saad Mohamed Saad

elcigencia por parte de ninguno de ellos y, desde luego, el canjunto no


pasee un significado distinto del literal" (Porto Dapena 20A2:154-
155). Así, para traducir 1as siguientes palabras que dice El rey en
1|,.¿- )p r de al-Hak-rm:
c;_2*tt y' +.,1[ú +J tí * t-lt ¿lS a.tt,rJ- LTr"lS -Lili Si 4 -
(26 .e .r) t&L¿ e!éÁj:4"-t ,-v¿t * cauL é,+
Al llegar al verbo gritar usado en las inmediaciones de la pa-
tabra aire, el españolnos obliga a introducir el lexerna cwatro enla
expresión:

- Pero tras proferir un par de palabras, me di cuenta de que cada


una de ellas moaió sus bigotes y se marchó por un camino distinto
al de su comoañera, deióndome sritando a los cuatro aientos.

Lo mismo se puede decir de la traducción de secuencias como


J^" 4+J.: , , dllS C,.zl3, que al pie de la lefra significan "itnpuestos
de trabajo" y "claro como el sol" ,relpectivamente. En español, ten-
dríamos que utilizar, para estos dos casos en concreto, las expre-
siones de "claro como eI agua" y "gajes del oficio". Cualquier otra
traducción puede resultar extraña.

Como hernr¡s podido observar, la traducción de tales expre-


siones nos obliga a veces a sustituir un elemento lingüístico por
otro o añadir un elemento que no aparece en el texto original.
Pero también nos puede obligar a quitar algún elemento exis-
tente. Piénsese, por ejemplo, en la traducción de una expresión
árabe corno¿!l úl-l.,.i.¡*t_¡"+" (contentos en la seguridad de Dios).
Aquí tendríamos que decir simplemente contentos, eliminando el
resto de la expresión, clue resultaría insólito desde el punto de
vista de la norma española.

202 INTERCT.IL:nIRALrDao, LrNcua v TRADUccIóN,


ii

r liri ,l ,r
.1
' ].'.;
{

l!''
I
'l
l: ,. r!

[.] signo lingüístico y la traducción


,,,,,,',,,1 ,.1

La norma nos dicta, en general, unos modos concretos de ha-


blar y de actuar iingüísticJmenie. Es la que nos-'permite que en
árabe digamos, por ejemplo, de algo que es;implemente, en tanto
que en español resultaría chocante traduóirlo afpie de la letra di-
ciendo que es '"amarilla coma la cúrtúmn'i ¡,pa.lab¡a esta última exis-
tente, por cierto, en español. Esta parte de nuestra cornpetencia
Iingüística es lo qr.re permite que un árabe jure apelando a la ju-
ventud de su interlocutor o a la cabeza de su madre, en expresio-
nes como éL!,! ,,h¡l- o eLl U*l_J i!- 3.que# traducirían como,"por
lo quemás quieras" o, como mucho, "por turnadre", a menos que se
pretenda suscitar una sensación de asombro en bl lector de la tra-
ducción o alguna emoción especial. ,,f , ., i,,, ,,,

No obstante, no todo 1o que ofrece ll ,ro.rrru son prohibicio-


nes, sino que a veces también nos puóde conceder un mayor
grado de libertades que el que normalmente nos ofrece la lengua.
De este modo, es posible que la norma justifique ciertas desviacio-
nes en el uso del sistema en uno de los dos lados de la kaducción
y no en el otro. Este es el caso que podemos v'er, por ejemplo, en
los siguientes versos de'Abd al-Sabor:
I I I "rr

, , (71 .1 ,Ü ¿1.-; é ¿lLt-31 ¿.'-ttt,;-


,r llr ,r
Lo único en Io que se apoya un como éste, es la ex-
presión típica que se usa en Egipto "rl,lrrli"do
para indicar que una chica ya
se ha convertido en una mujer: ú_.r¡rj -¡ drJÁ drj+ll. La existencia de
esta expresión en la norrna árabe permite que nuesko escritor for-
mule dos versos como los que acabamos de citar. Sin embargo, la
ausencia de una expresión equivalente en español hace que sea
imposible realtzar una traducción literal.'Así, la imagen se ve re-
ducida en un lenguaje normal y directo:'

INTERCULTURALTDao, L¡¡¡cu¡ v Tnaoucclór,J 203


Saad Moharned Saad

Empapé tus uenas con dulces besos,


Hasts aue rnaduraron tus frutos bsio Ia roaa

Lo mismo se puede decir tarnbién de estos okos dos versos:

JF$ tí l; {r*,i+i ,' -


{"+Él+4 Jryf A;,*e
Sa¡ll e¡:á J:t llt,q¡i;r !:s.,íÉ kni* t
{94-93 .;t .i} x.t'}t .!¡¡r ¡'^Á}t } t¡"; g

Aquí, la existencia en la noffna árabe de la expresión coránica


-,+dl l.1. rJ".Yl
Llill r-r i-":*Yll$ll é i,,J+l é= l-¡+'Él _r l;lS es 1o único
en lo que se apoya el uso de la expresiín ,¡-zi I-:: en estos versos.
Una traducción literal no sería viable en español, debido a la au-
sencia en la norma de esta lengua de una expresión equivalente,
por 1o que la imagen tiene que ser aclarada mediante la inserción
de un lexema como atratnecer:

- No te preocupes, Um al-layr;
Alcanzaremos el primer hilo de plata del amanecer
Y llenaremos nuestras copas de las perlas del rocío
Que acarician las mejillas de las flares,
Para uoluer a palacio antes de la hora.

Uno de los factores que priman en la norma es el grado de uso


de las distintas unidades lingüísticas. De este rnodo, si en un texto
dado aparece una unidad semántica cuyo equivalente en la otra
lengua posee una frecuencia de uso surrramente mayor,Iauttl:za-
ción de la unidad correspondiente puede verse vetada, máxime si
se trata de la traducción de un texto literario, ya que la diferencia
señalada puede aportar un valor semántico inexistente en el texto
original" Veamos el siguiente ejemplo:

244 INTERctarlflrALmao, Lrlcua y TRADUCCTóN,


El signo lingüístico y Ia traducctén

*rlj#rí'#;
(25 J -'-rll Jt": Y of
'tj)
Eneste texto, el adjetivo subrayado puede tener como equiva-
lente en español, la palabra "maldito", que constituye un lexema
muy gastado, debido a su gran frecuencia de uso en el lenguaje
cotidiano,la cual lo convierte en un adjetivo impropio para un
texto literario. No obstante, el español posee otra-patábra de
igual contenido, a saber, 'oexecrable", que aunque pertenece a un
estilo elevado en español, rasgo del que carece su correspon-
diente árabe,el carácter literario del texto traducido recomienda
StI USO:

ttiEnséñanos a esparcirnos en los execrables uientas,


A sujetarnos a los afilados árbales!
¡Enséñanos a na obedecer a Ia muerte!

La frecuencia de uso tarnbién puede afectar al contenido con-


notativo original de las palabras. Así, a pesar de que los lexernas
que se refieren a "la flor de lila" suelen connotar tristeza, tanto en
español como en árabe, vemos córno el poeta consigue neutrali-
zar dicho valor en el siguiente texto:

éY,,. :.JtVl iÁ/*y'l -


''U' ¡ Í,'2i fr"Jl,*Í,-*
,t:ll', úsÁy4,Ji-
clyi ":¿c_11j
(21-20 .o .D lA í'i-.sJc 'rs-i| )':
Aquí,eluso de unpréstamo lingüístico, sumado a unentomo de
palabras que poseen un contenido semántico positivo, neutraliza el
valor negativo que podría aportar el lexema subrayado mediante la

INTERCULTT..IRALDAD, LENGUA y Tneoucclór¡ 245


Saad Mohamed Saad

connotación. Ello nos obliga a sustituir la palabra implicada por


cualquier otra, con valor connotativo posítivo, a la hora de tradu-
cir tai texto:

- '
La primera dama: Alteza, :

Desde lo alto de la escalers reluce auestra garganta.'


Como un cütnpo de flateÉinundado de luz.
Gorjea auestro csbello,
Camo eI uino que se aierte sobre una superficie uistalina.

La gran frecuencia de uso que ciertas expresiones o frases tie-


nen en su lengua, puede favorecer un uso abreviado de las mis-
mas. En tai supuesto, el traductor tiene que ser consciente del
sentido original de dichas unidades, para poder moldearlo a las
distintas situaciones en las que puedan aparecer. Es el caso de ex-
presiones árabes como, por ejemplo, lJÉ ,f;.+rüJl J .i+$ r que con-
tituyen el uso abreviado de las siguientes frases, respectivamente:

.4-Jr¡ 1!= / L.ri "JA -


félh (5le ¿¡-É^ll a¡"':Jl .r.o L J -
.l_.,5 ++lt -t¡-lt¿¡1úl.j.il -

y que se pueden traducir,literalmente, del siguiente modo:

Es un antiguo truco / vieja artimaña.


¿Cuál es el resultado que sederiva de esto?
Espero que la nueva noticia sea buena.

Así, este conocimiento sería imprescindible para traducir co-


rrectamente un texto como el siguiente, pronunciado por el
protagonista de .¡1--¡- ,r* de Tawfiq al-Hakr-m, que se ha en-
cerrado en el baño -contemplando la lucha de una cucaracha por
salrrar la vida- sin querer abrirle lapuerta a nadie:

206 Irurenculrune¡-ronu, Ltrucu¡ y TR¡oucclóN,


: .,,
El signo lingüística y Ia trañucción

ti^,rí
",fl*,-,.uf,i;'
El segmento subrayado no se puede traducir al pie de la letra
(vieja), sino que hernos de tener presente toda la expresión en la
que originalmente se integra: i

Samia: Abre para que te lo explique.


AdiI ke
't 't9- ¡ ; Oué abra? ! Ah. sí! ¡Tú no
nercatil: ¡ me ensañarás!

IlrrERcuLTURALrDao, Lrrucua y Tnaoucctótl 247


Saad Mohamed Saad

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