Ssreh-Jayne Slakemore / Uta Frith
‘Como aprende el cerebro
(iat
Sarah-Jayne Blakemore / Uta Frith
cerebro, como el resto de nuestros érganos, se
savisririesencasauycions cantar COMO APRENDE
ysele a un rife 0 a un adolescente para obtener un
Sires ¢ EL CEREBRO
Gary asabady eaiviay are cee a LAS CLAVES PARA
LA EDUCACION
ome la dislexia- dficultan el aprendizajey relexionan
Prélogo de José Antonio Marina
hn
bre la verdadera utlidad de las nuevas tendencies
dagdgicas como ot aprendizaje temprano.
vigndose de las mas recientes investigaciones de la
urociencia aplicada a la educacién, Cémo aprande
cerebro analiza la mejor manera de desarrolar la
emoria y potenciar el aprendizaje de conocimientos y
nociones en nifios y adolescentes.
1 deslumbrante viele por el cerebro de nifios y adio-
scentes. Un estudio puntero sobre el cerebro y el
rendizale, Un libro imprescinclible para padres, edu-
ores, psicélogos y cualquier persona interosada en
s potenciaidades del cerebro.
Sarah-Jayne Blakemore / Uta
‘Cémo aprende el cerebro
PMP. 10001777 |
‘iniSarah-Jayne Blakemore
y Uta Frith
Cémo aprende el cerebro
Las claves para la educacién
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Sara-Jayne Blakemore os investigadiora de la Royal
Society Dorothy Hodgkin en et Instituto de Neurociencia
Coghitiva del University Colege de Londres. Est
especializada en el desartobo del cerebro durante la
adolescenciay el aprendizaje social de os autistas. En el aio
£2000 e! Parlamento britnico fe encargé un informe sobre la
teducacin infantil para la comision eduoativa
Uta Frith 6s protesora de Desarroko Cogntvo ydrectora
dol instituto de Neurociencia Cognitva dal Unversity College
de Londres. Es una do las més destacadas autoridades
rmundiles en autism ydisla,y autora de vars bros muy
ogiedos sobre el autisrnoy ol sindrome de Asperger.Prélogo
Hace ya muchos atios, la lecturé de las obras de un gran
cientifico, AR. Luria, despert6 mi pasién por la neurolo-
‘xia. Es una pasién multiforme, que oscila entre el entu-
siasmo ante los increfbles logros que esta ciencia ha alcan
zado en las diltimas décadas, y la perplejidad ante los pro-
bblemas que plantea. Cada puerta que abre no nos lleva a
la luz, sino @ otro pasillo con numerosas puertas que de-
bbemos abrir y que, a su vez, comunican con otras selas,
cscaleras, sStanos, que tienen més puertas todavia. Ya sa-
bben que el cerebto esté compuesto de neuronas, células
‘que poseen unas estructuras arborescentes, llamadas por
eso «dendritas», palabra derivada del griego dendron,
«cisbobv. Pues bien, nos encontramos ante un tupidisimo
bosque, formado por unos cien mil millones de Arboles,
muchos de ellos con més de cien mil ramas, que se entre:
cruzan, injertan, mueren, rebrotan, a través del cual ini
ciamos una exploracién boténica para herborizar, clasifi-
cary comprender su funcionamiento. *
‘Ante tanta complefidad, necesitamos una gufa sencilla
que nos permita disfrutar de lo descubierto, sin perder
nos. La necesitamos, porque ese bosque es el entramado
dl que surge nuestra vida consciente, nuestras emocio-
nies, nuestro comportamiento, la regulacién de nuestro
organismo. Pues bien, en este libro, Sarah-Jayne Blake-
more y Uta Frith, dos cientificas del Institute of Cognitive
Neuroscience del University College de Londres, nos
7conducen a través de la selva, con rigor y seguridad. Son
dos guias fables
La neurociencia cognitiva es una ciencia nueva que
pretende estudiar la base neuronal —por lo tanto, fis
ca— de los fenémenos conscientes, de nuestros pensa
mientos, emociones, preferencias, conflictos. Lashley,
Hebb, Hubel, Weisel, Kandel, Sperry, Damasio, nuestro
compatriota Joaquin Fuster y muchos otros se han esfor-
zado en relacionar nuestra experiencia con las éreas cere
brales de las que depende. Las autoras de este libro se han
especializado en el estudio de patologfas tan complejas
como el autismo, pero en esta obra estudian la neurologia
del aprendizaje para que los educadores saquen conse-
ccuencias précticas de su trabajo te6rico, Como docente,
este objetivo me parece extraordinariamente interesante
[Nos conviene saber que todo aprendizaje esta posibilita-
do por las estructuras neuronales del cerebro de nuestros
‘alumnos, que, al mismo tiempo, estén siendo cambiadas
por el aprendizaje, Con gran prudencia las autoras advier
fen que no son especialistas en educaci6n y que desearian
ue su trabajo fuera continuado por pedagogos expertos,
para mejorar el sistema educativo, Esperemos que sea asi
porque lo necesitamos.
‘Les pondré un ejemplo. Hace unos affos se lanzé en
Estados Unidos una campafa cuyo lema era «Los prime-
ros tres afios duran siempre». Intentaba llamar la atencién
sobre la importancia de ese perfodo de tiempo en la for
macién de la personalidad del nifo y del adulto. Esto des-
perté muchas expectativas y muchas angustias. Se pens6
que con una precoz e intensa accién educativa podrian
conseguirse superbebés con cerebros privilegiados, y sta
cra una posibilidad estimulante, que planteaba, sin em-
Dargo, una cuestién dramitica: y sino se haban aprove-
chado bien esos afios? Que el destino de toda una vida
dependiera de lo que sucedia en tan breve espacio de
8
tiempo provocaba con razén desasosiego. Hace més de
tuna década John T. Bruer publicé El mito de los tres pri-
‘meros aos para poner las cosas en su punto justo, Este
problema vuelve a tratarse con gran rigor en el libro de
Blakemore y Frith. €Existen realmente periodos eriticos
en el aprendizaje? ¢Puede ser demasiado tarde para apren-
der? Los entornos enriquecidos de la infancia temprana
gmejoran el desarrollo cerebral? ¢O ya bastan los entor-
‘os normales? éCémo hacen los nfios para aprender so-
bre el mundo y sobre las demas personas? oPor qué cuan-
do se aprende una lengua a partir de cierta edad, aunque
se acabe siendo bilingtic, nunca se adquiere una pronun-
ciacién perfecta? Un descubrimiento maravilloso. Los ni-
fios tienen tantas ganas de aprender a hablar, que a los
tes meses, mientras duermen, si alguien habla cerca de
ellos activan las mismas regiones cerebrales que cuando
estaban despiertos.
Las autoras no niegan que haya momentos especial-
mente adecuados para ciertos aprendizajes, pero dan una
visidn optimista de este asunto. La capacidad para apren.
der una lengua disminuye a partir de los trece afios. Antes
de esa edad todos somos genios lingitisticos. Pero las neu-
rociencias nos dicen que el cerebro adulto, o al menos
ciertas regiones del mismo, es casi tan maleable como el
del nifio, y esto es una gran noticia. La plasticidad cere-
bral se mantiene. Fste es un término clave, «plasticidad;
con él se designa la capacidad del sisterha nervioso para
adaptarse continuamente a circunstancias cambiantes,
ccosa que ocurre cada vez que aprendemos algo. El cere:
bro adulto tiene una enorme capacidad para el cambio y
para el aprendizaje, pero no hay que olvidar que una ley
de hierro rige los acontecimientos neuronales: lo que no
se usa, se pierde, De abi la necesidad de recomendar una
actitud mentalmente activa en todas las tapas vitales:in-
fancia, adolescencia, madurez, ancianidad, Este es uno
9de los mensajes claros del libro: nuestro cerebro esta di-
sefiado para la aecién. La pereza, la pasividad y la rutina
Iointoxican. Acabo de terminar un libro titulado La ma-
sia de escribir que presenta una teorfa del aprendizaje base-
dda en fomentar las actividades «més activas» de la mente.
De modo metaférico, més alld de la benéfica actividad de
leer, hay que fornentar la plena superactividad de escribir,
es decir, de expresarse, de inventar, de decidir, de actuar,
Blakemore y Frith lo confirman, y afiaden algo més: «EL
aprendizaje de la lecturay la esctitura cambia la estructu-
+a cerebral, Dicho de forma contundente: el cerebro de
quien sabe leer y escribir es distinto al de un analfabeto.»
Las autoras dedican mucho espacio a las investigacio-
nies sobre el aprendizaje de lalecruray de la escrtura y las
causas por las que unos nifios aprenden més eépidamente
que otros. Lo mismo hacen con las matematicas. Las dos
son especialistas en la deteccién y el tratamiento de facto-
res neuronales que afectan al aprendizaje, la dislexia, la
discalculia o el autismo.
‘Muchos de los temas tratados en este libro me intere-
san especialmente. La mayor parte de nuestros conoci-
‘mientos proceden de la experiencia; sin embargo, los ni-
fios nacen sabiendo muchas cosas, que les permiten reco-
rocer caras, comprender los estados mentales de otras
personas, predecir relaciones causales, calcular, por ejem-
plo, Todo nifio es un nifio prodigo, Esta es una de les co-
sas que me impresionan mucho. Oltra tiene que ver con
una investigacién en Ja que estoy empantanado desde
hace tiempo: la inteligencia inconsciente. Nuestra memo-
ria conserva informacién de la que no hemos sido cons-
cientes y, ademas, la maneja muy inteligentemente, sin
que nosotros lo sepamos. Nadie puede explicar lo que
hace para decir una frase, ni para mantener el equilibrio
cuando monta en bicicleta, Tenemos una sala de miqui-
nas inconsciente —Ia he llamado inteligencia computacio-
10
‘nal— que nos va proporcionando sin parar ocurrencias y
destrezas. Una de las grandes tareas de la educacién ¢
ayudar construir un yo ocurrente fluido, fétil, animoso,
optimista, tenaz. La otra gran tarea consiste en formar un
sistema de autocontrol —lo he llamado inteligencia efecu-
tiva— que se encargue de seleccionar, iniciar, ditigic esas
ccutrencias. Es el origen de nuestra libertad, Aleanzar un
buen desarrollo y coordinacién de ambas inteligencias es
nuestra gran meta pedagégica.
En este libro se tratan ambos temas —ainceligencia
computacional y la ejecutiva—, revisando las investiga-
ciones més recientes. Un capitulo muy sugestivo trata de
la evolucién del cerebro adolescente, asunto que no es-
taba bien estudiado, La idea de que el cerebro sigue de-
sarrollndose después de la infancia es relativamente nue-
va. Ahora sabemos que la corteza frontal, la aristocracia
cerebral, la regién planificadora y ejecutiva, continda de-
sartollandose durante la adolescencia. Por eso es necesa-
rio prolongar a etapa educativa. El cerebro esté todavia
moldedndose durante esos conflictvos aiios. ¥ deberiamos
centramos en el fortalecimiento del control interno, por
que es cuando los adolescentes disponen de estructuras
neuronales para hacerlo, Hay otro dato cutioso que expi-
ca muchos de los comportamientos adolescentes. Todo el
‘mundo sabe que uno de los mecanismos del aprendizaje
¢s la imitacién, Pues bien, el cerebro de los adolescentes|
aptende por imitaci6n también, pero selettva. Esta prepa-
rado para recibir influencia de sus iguales. Cuando insisi-
‘mos tanto en la sumisiéa de los adolescentes al grupo, es
tamos refitiéndonos a un comportamiento que hunde sus
tnices en el cerebro.
‘los educadores nos preocupan mucho algunos pro:
blemas que tienen un origen neuronal, que se describe en
«ste libro. Por ejemplo, la chiperactividad por déficit de
atenciéne. Se trata de nifios cuya atencién esta atrapada
"por estimulos externos fugaces y a menudo inadecuados.
Son victimas de una impulsividad que les dificulta el con
trol de su conducta lo que complica sus relaciones sociales
con otros nifios 0 el progreso escolar. En Estados Unidos,
un 5 % de los nifios esté diagnosticado de esta disfuncién.
Como la capacidad de atencién y control dependen del
lébulo frontal, que, como he comentado, sigue desarro-
Isindose hasta la adolescencia, en muchos casos esos défi-
cit pueden ser tan sélo una ralentizacién del «autocon-
trob», que debemos ayudar a remediat Las exploraciones
con resonancia magnética han mostrado que tienen més
pequetas las eas frontales que inhiben pensamientos y
acciones,
“Estas y muchas otras cosas pueden aprenderse en este
libro, que atina el rigor te6rico y las implicaciones précti-
cas, Hay algo que echo en falta. El afén de precisibn la so-
briedad expositiva de estas cientifcas, a veces oculta la
cemocién, el entusiasmo que hay deteas de estas investiga-
‘ones. El mundo del cerebro es fascinante. Un kilo y me-
dio de sustancia gelatinosa produce los sentimientos, las
ideas, los actos generosos, el amor, el arte, a ciencia. Lo
més humilde produce lo mas grande. Este fabuloso salto
cculta un gran misterio. Cuando multiplicamos, la actividad
8 realizada por nuestras neuronas, pero cl acierto 0 el ervor
en la mukiplicacién depende de las matemsticas, Vivimos
siempre gracias a una actividad fsiol6gica que podemos di-
rigir mediante contenidos que van mas alla dela fisiologta
Pertenecemos a dos mundos: el mundo de a neurologia, y
cl mundo de las creaciones fundadas en la actividad neuro-
nal, pero que la trascienden. Este hecho me conmueve y
quiero dejares constancia de mi conmocién.
‘Ahoca viene lo verdaderamente interesante: ler el libro.
José Awrowio Manna
R
Agradecimientos
No habriamos podido escribir este libro sin la colabora-
ci6n de numerosos amigos y colegas que nos procuraron
informacién, nos hablaron de su trabajo y nos facilitaron
sgtificos y otras ayudas visuales. Nos sentimos profunda
‘mente agradecidas por ello. También nos gustarfa dar las
‘racias a nuestros colegas del Instituto de Neurociencia
Cognitiva y el Departamento Wellcome de Neurociencia en
Imgenes por haber comprobado datos y leido partes del
‘manuscrito, en conereto a Jon Simons, Sam Gilbert, Lau-
ren Stewart, Suparna Choudhury y Antonia Hamilton,
Estamos muy agradecidas a las siguientes personas por
haber leido y revisado borradores del libro: Paul Howard.
Jones, Andrée Blakemore, Chris Frith, Colin Blakemore
y James Kilner. Hemos sacado un inmenso provecho de
fos comentarios que, sobre versiones anteriores del libro,
aban hecho Christopher Ball, Christopher Brookes, Ja
net Hatcher, Maggie Snowling y Sam Hood, Erin Hope
‘Thompson presté una gran ayuda con el indice. También
‘manifestamos nuestro agradecimiento a la Wellcome Trust,
el MRC (Medical Research Council y la Royal Society por
financiae nuestrasinvestignciones.
BLa historia que se cuenta en este libro
EL propésito de este libro es demostrar con ejemplos
ccémo las investigaciones sobre el cerebro y el aprendizaje
pueden influiren el modo en que pensamos sobre la ense-
Tianza, Mientras analizamos los estudios cerebrales sobre
cl aprendizaje, tratamos todo el tiempo de sefialar reper:
‘usiones —a menudo especulativas— para la educacién,
donde acaso no haya nada. No tenemos formacién como
profesores y no llevamos a cabo investigacién educacio-
nal, pot lo que seria impertinente por nuestra parte hacer
sugerencias concretas referidas a la ensedianza, Sin embar
80, cabe imaginar que lectores con titulos y experiencia
en el terreno educativo quiza si sean capaces de plantear
sus propias ideas partiendo de los estudios que examina-
‘mos, Por otro lado, buena parte de estos estudios atin no
estén listos para que podamos sacar conclusiones de los
rmismos; cuando pensemos que éste es el caso, aslo indi-
ccaremos, ;
Haremos un viaje neurocientifco a tfavés de la infan-
cia, la adolescencia y la edad adulta. Si el lector sdlo tiene
interés en el aptendizaje de los adultos, puede perfecta
‘mente empezar por el capitulo 9 —no hace falta que lea
los primeros capitulos para entender los posteriores—.
‘Cuando sea inevitable el uso de la jergacientifica, espera.
‘mos que el glosario y el apéndice sean de utilidad.
El libro comienza ofreciendo una perspectiva general
de las investigaciones sobre el desarrollo cerebral y consi
bderando si estos estudios pueden inspirar directamente
las politicas o las practicas en la educaci6n. Sobre el desa-
rrollo del cerebro, atin hay muchas creencias falsas que
impregnan el dogma educacional. Continuamente ofmos
hablar de periodos crticos en el aprendizaje. Una amiga
nuestra nos explicé que, a su juicio, lo mejor para su hijo
equefio seria «colocarfo en un invemnaderom donde escu.
chara miisica clsica y grabaciones de gramatica y vocabu-
lario en distintos idiomas y se le mostraran tarjetas iustra-
tivas con letras y niimeros escritos. Querfa asegurarse de
«que el nifo aprendia todo lo posible durante este periodo
‘titco, y le preocupaba que transcurridos cuatro aos fue
ra «demasiado tarde» para ello.
Pero gexisten realmente periodos crticos para el apren-
dizaje en la infancia temprana? ¢Puede llegar a ser dema:
siado tarde para aprender? Los entornos enriquecidos
en la infancia temprana, émejoran el desarrollo cerebral?
20 los entornos normales ya bastan? ¢«Colocar a los ni
Fios en invernaderos» es algo bueno 0 puede daiiar su de
sarrollo? ¢Cémo hacen los niffos para aprender sobre
el mundo y otras personas? ¢Este conocimiento se pro-
duce a partir de la instruccin formal? 2O se desarrolla
‘mejor sin ninguna ensefianza explicita, mediante el jue-
0, la exploracién, el habla cotidiana y la interaccién so-
cial con sus hermanos y sus iguales? En el capitulo 2 tra-
tamos de abordar cuestiones controvertidas como éstas
cevaluando pruebas cientificas de cémo se desarrolla el ce-
ebro.
‘Muchas personas creen que la educacién es aprender a
leer, escribir y hacer célculos aritméticos. Alguien que co-
rnocemos afirmaba que su bebé de seis meses sabia contar
tras habérsele ensefiado 2 hacerlo mediante tarjetas ilus-
trativas. ¢Puede ser verdad esto? Las destrezas como el
cdlculo se adquieren gracias a la instruceién formal, no?
2 es que los bebés tienen capacidades matemstieas suti-
16
les? ¢Qué se desarrolla antes de que la instruccién empic-
ce siquiera? ¢Desarrollarian los nifios conocimientos ma-
temiticos por medio de conductas cotidianas como la de
compartir?
‘Muchos de nuestros amigos japoneses no aprecian la
diferencia entre los sonidos Ry L. @Cémo es esto? Cémo
pueden los nifos pequefios aprender reglas gramaticales
sin que se les expliquen de manera explicita? En muchos,
pafses, los nifios comienzan a it a la escuela a una edad
cada vez més temprana y se les ensefa a leer y a escribir
antes de los cinco aiios. Pero las ciencias cerebrales han
revelado que, por lo general, Ja coordinacién precisa de
los dedas no’se aleanza al menos basta los cinco afios y
progresa més lentamente en las chicas que en las chicas
—asi pues, geinco afios es una edad demasiado prematura
para ensefiar alos nifos a escribit?—. Algunos nifios pre-
sentan profundas dificultades en la escritura, lo cual se
debe a menudo a problemas en la coordinacién motora
aque reciben el nombre de dispraxia. En el capitulo 3 ana
lizamos el desarrollo de la lectura, la escritura ye céleulo
atitmético,
En el capitulo 4 deseribimos los procesos cerebrales
mplicados en las mateméticas. 2Por qué resulta que unos
tipos de mateméticas dependen de célculos espaciales y
otros del lenguaje? Examinamos el modo en que diferen-
tes partes del cerebro tienen que ver con distintos aspec
tos de las mateméticas. Abordamos las’ leves anomalias|
cerebrales que pueden dar origen a discalaulia del desa
rrollo e incompetencia en aritmética.
Qué cree el lector con respecto a su cerebro? gQue es
diestto 0 zurdo? eDeberia esto influir en el modo de edu
car ala gente? 2O esto es una soberana estupidez?
Seguramente ya sabemos que, en comparacién con los
hombres, las mujeres son peores en matemiticas y en ca
pacidudes espaciales. ¢Es realmente asi de simple?
0En el capitulo 4 nos ocupamos de estos dos polémicos
temas: la teoria del cerebro derecho/cerebro izquierdo y
las diferencias de género en el cerebro.
Las investigaciones cerebrales han empezado a desve-
lar Jos sistemas del cerebro involucrados en la capacidad
de leer y escribir; los analizamos en el capitulo 5. Estos
estudios han puesto de manifiesto que el efecto de la afa-
betizacién en el cerebro también afecta al procesamiento
del lenguaje hablado. ¢Hlay periodos sensibles para apren-
der el lengusje? €¥ qué pasa si se aprende mas de un idio-
‘maa una edad temprana? ¢Cémo funciona el cerebro de
los sordos para procesar el lenguaje de los signos?
En el capitulo 6 hablamos de lo que las investigaciones
sobre el cerebro nos han revelado sobre aprender a leet y
Ia dislexia. zAprender aleer misica es lo mismo que apren-
dra leer palabras? ¢Es posible demostrar la existencia de
cambios en el cerebro de personas disléxicas tras ensefiar
lesa leer?
En el capitulo 7 nos ocupamos de trastornos del desa-
rrollo que afectan a Ix experiencia social y emocional,
coneretamente el autismo, las conductas alteradas y los
trastomos por déficit de atencién, Ciertas teorias sobre
estos trastomnos del desarrollo y sus fundamentos en el
cerebro tienen repercusiones en la ensefianza compensa-
toria
Las investigaciones estén evidenciando que en Ia ado:
Jescencia el cerebro experimenta una segunda oleada de
desarrollo, La adolescencia es una época carecterizada por
el cambio: hormonal, fsico y mental. En los tltimos aos,
se ban puesto en marcha diversos proyectos innovadores|
«queevaltian el desarrollo de los procesos cerebrales duran-
te los aiios de la secundaria, Estos estudios han mostrado
«que durante la adolescencia el cerebro atin se esta desarro-
Hlando, cuestién que analizamos en el capitulo 8.
En los capitulos restantes nos ocupamos de cémo
18
aprende el cerebro adulto, Tal como hemos dado a enten-
der en parrafos anteriores, recientes investigaciones sobre
el cerebro han revelado el fascinante hallazgo de que,
contrariamente a lo que se crefa antes, el cerebro adulto es
ccapaz de cambiar de tamafio,
Un tema que viene a la mente, y del que nos ocuparemos,
en posteriores capitulos, es el de aprender sin ser uno
consciente de ello.
‘Sabia el lector que el cerebro puede adquiririnforma-
ci6n incluso cuando la persona no esti prestando atencién
al hecho ni tepara en él? Esta tendencia del cerebro a hacer
cosas «a nuestras espaldas» es generalizada y probable-
‘mente tenga repercusiones en las teorfas sobre el aprendi-
aaje, En el capitulo 10 examinaremos esta capacidad del
cerebro para procesar informacién insplcitamente.
EL CEREBRO ENVEJECIDO PUEDE APRENDER
Hasta hace relativamente poco, se crefa comtinmente que
el cerebro adulto era incapaz de cambiar. Entre los cient
ficos cerebrales estaba muy arraigada la suposicién de que
tras los primeros afios de vida el cerebro estaba provisto
de todas las células que Megaria a tener, y que la edad
32
Ficuma 13. Los centificsvenen fama de wilzar erga que sblo
centienden otros centfcos dela misma espcialidad. Eo pone un
verdadero obstdculo cuando diferentes disipinasintentan inter
onary comprenderse unas «otras. En est libro tratamos de no ut-
lizar demasiadajergacientfia, Sies imposible evita el uso de wn
‘érmina especialtado, to definimos en el glosari,
adulta representaba una espiral descendente de pérdida
de células cerebrales y de deterioro en el aprendizaje, la
‘memoria yla ejecucién en general. Sin embargo, as inves
tigaciones estén comenzando a poner de manifiesto que
esta idea sobre el cerebro es demasiado pesimista: el cere
bro adulto es flexible, puede hacer que crezcan células
3nuevas establecer nuevas conexiones, al menos en algu-
nas regiones como el hipocampo. Aunque con el tiempo
la informacién nueva se guarda cada vez con menos efi-
ciencia, no existe limite de edad para el aprendizaje.
La plastcidad del cerebro —su capacidad para adap
tarse continuamente a circunstancias cambiantes— de-
pende fundamentalmente de cudnto se usa. Ciertos estu-
dios sobre plasticidad sugieren que el cerebro esté bien
armado para aprender durante toda la vida y adaptarse al
‘medio, y que la rehabilitacién educacional en la edad
adulta es posible amén de una inversién rentable, Por
otro lado, las investigaciones también dan a entender que
no hay ninguna necesidad biolégica de precipitarse y em-
pezar los estudios propiamente dichos cada vez mas pron-
{o, Més bien podrian reconsiderarse los inicios tardos como
perfectamente acompasados con el cerebro natural y el de
sarrollo cognitivo, Naturalmente, el cerebro envejecido se
vuelve menos maleable y, como ya experimentan las perso-
nas mayores, aprender cosas nuevas tequicre més tiempo.
£2Qué hay de la psicologia cognitiva?
El didlogo interdisciplinar precisa un mediador para im-
pedir que una disciplina domine sobre ls otras. Cuando
se trata de un didlogo entre las ciencias cerebrales y la
‘educacién, la psicologia cognitiva es ideal para este papel.
Creemos que el modo més facil de que las ciencias del
cerebro influyan en los estudios sobre la ensefianza y el
aprendizaje esa través de la psicologfa cognitiva
No obstante, aunque pensamos que la psicologfa es un
mediador importante de las ciencias cerebrales y causa
sus propias repercusiones en la educacién, tenemos la cla-
1a impresin de que ahora es el momento de explorar las
consecuencias de las ciencias cerebrales en el campo eda-
34
cativo. En este libro, de vez en cuando aludimos necesa-
riamente & experimentos de psicologia cognitiva, pues, en
palabras de John Bruer, el eritico més franco y directo de
Ia aplicacién prematura de las investigaciones cerebrales
ala educacién, es la psicologia cognitiva la que «salva la
distancia» entre la educacin y la neurociencia.
De todos modos, el objetivo de este libro es explorar el
mundo del cerebro. Asi que trataremos de centrarnos en
los resultados de las investigaciones cerebrales si bien es-
tableciendo vinculos con los estudios de psicologia cog-
nitiva,
Somos muy conscientes de que este libro no constituye
tun examen exhaustivo de todos los aspectos de las cien-
cias cerebrales que guardan relacién con el aprendizaje:
simplemente no podemos abarcarlo todo. En cada capitu:
lo escogemos y nos centramos en unos cuantos estudios
seminales que, a nuestro juicio, demuestran el vigor de la
Ficuta 14, Sibablanvos de aprendizae, los profesors se pare-
cen un poco a tos jardineros. Igual que éstos, los profesores pueden
sembrar semillasen la monte de un alarm, nudrinla y sustentar en
lla ideas buenas y Becbosinsportantes, att como arrancar las malas
Bierbas de los erovesy malentendidos. Ex la figura, la parte frontal
del cerebro exté en la izguierda,
35disciplina. El lector observaraé que hemos escrito varias
paginas sobre ciertos experimentos, mientras que otros
studios igualmente importantes se mencionan slo breve
mente o no se mencionan siquiera. Esto es asi sélo porque
hemos tenido que ser selectivos, aparte de que creemos
ue para el lector es mas interesante saber de experimen-
tos recientes que atin no se han divulgado mucho. Légica-
mente, a menudo nos extendemos en estudios realizados
cen nuestro laborstorio o por colegas pr6ximos.
Ajardinamiento del cerebro
Los cerebros individuales, como los cuerpos individuales,
son distintos entre sf, pero no hay casi nada que no pods-
‘mos mejorar o cambiar. Si observamos el mundo que nos
rodea, vemos muchos ejemplos de e6mo la cultura ha po-
tenciado la navuraleza, o la ha superado. Algunos ejem-
pplos que vienen a la memoria son las gafas que mejoran la
Visi, la nutricién para el erecimiento 0 los ortodoncistas
para los dientes torcidos. Pues con el cerebro pasa igual.
Si los ortodoncistas pueden mejorar nuestra dentadura,
fos profesores pueden mejorar nuestro cerebro.
‘Podemos considerar la echcaci6n como una especie de
«ajardinamiento» del cerebro, yen cierto sentido los edu-
cadores son como los jardineros. Naturalmente, &t05 n0
pueden cultivar rosas si antes de nada no tienen las rafces|
yeel suelo adecuados, pero un buen jardinero puede hacer
‘maravillas con lo que tenga. Igual que sucede con la jardi-
neria, hay muchas ideas distintas sobre lo que constituye
To mas digno de admiracién, aparte de que con el tiempo
aparecen asimismo distintos estilos y diferencias cultura-
les. No obstante, los jardines individuales requieren sacar
el maximo provecho de lo que hay, siendo posible crear
disefios asombrosamente nuevos ¢ influyentes. Como ve-
36
remos a fo largo del libro, esta analogia ilustrara lo que
queremos decir cuando hablamos de moldear el cerebro
mediante Ia ensefianza y el aprendizaje.
Cémo funciona el cerebro?
El cerebro es uno de los sistemas més complejos del uni
verso, y aunque estamos comenzando a saber bastante de
41, todavia nos falta mucho para llegar a comprender
Actualmente, la mayorfa de los neurocientificos creen que
Jos periods eriticos no son rigidos ni inflexibles. Los in
terpretan si acaso como periodos sensibles que compren-
den. cambios sutiles en la susceptibilidad del cerebro de
ser moldeado y modificado por experiencias que se pro-
ducen a lo largo de la vide. Para que algunas funciones se
configuren normalmente, el animal debe recibir del en:
torno un input sensorial adecuado en una determinada
fase del desarrollo. No obstante, el input apropiado no
tiene por qué ser en ningtin modo complejo. Tiende més
bien a ser bésico y general, ven los entornos normales es
ficil de obtener. Por ejempfo, la presencia de objetos,so-
nidos y estimulos visuales de colores y con dibujos consti-
tuyen una estimulacidn suficiente para las cortezas senso-
riales en desarrollo del cerebro humano. Lo que es espe-