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Dios con los hombres. ¡Bendito San José, Jefe de la Sagrada Fa-
milia y ornamento de la vida doméstica, defiende a los hogares
cristianos del espíritu del mundo! Amén.

DÍA OCTAVO - 17 DE MARZO


SAN JOSÉ, PATRONO DE LOS MORIBUNDOS

¡Muerte dichosa y bienaventurada la tuya, glorioso San José! Ex-


piraste reclinado en los brazos de Jesús y teniendo a vuestro lado
a la Inmaculada Virgen María. Muerte feliz, como nunca se había
visto en la tierra, desde que en el Paraíso fue fulminada la senten-
cia contra el hombre formado del polvo. Castigados los hijos de
Adán, mueren unos entre dudas y remordimientos, otros abando-
nados en soledad, sin la asistencia del ministro de Dios.
¡Glorioso San José, Patrono de los moribundos, por la dulzura de
tu última hora en compañía de Jesús y asistido de la Santísima
Virgen, auxilia mi alma en este trance y asiste a cuantos en este
valle de lágrimas exhalan el último suspiro! Amén.

DÍA NOVENO - 18 DE MARZO


SAN JOSÉ, PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL

Contempló un día Santa Gertrudis cómo los bienaventurados en


el Paraíso inclinaban su frente circundada de resplandores al oír
pronunciar el nombre bendito de San José. ¡En ti, santísimo am-
paro de la Iglesia, se regocijan nuestros corazones y en tu patroci-
nio confiamos! Socórrenos en nuestras tribulaciones y sé nuestro
santo protector. Haz, benignísimo Patriarca, que la senda de la
vida de tu devotos se conserve siempre inmaculada y virtuosa, y
que caminemos constantemente amparados bajo el manto de tu
poderosa protección. Amén.

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DÍA QUINTO - 14 DE MARZO
SAN JOSÉ, FORTÍSIMO
¡Cuán probada fue tu vida, santísimo Patriarca! Soportaste fatigas Glorioso Protector de la Iglesia, bendito San José,
y toda clase de desvelos, pero en medio de todo, confiabas en Padre adoptivo del Niño Dios
Dios con absoluta serenidad. Dado que conoces mi extrema fragi- y esposo castísimo de la Virgen María ;
lidad, obtiéneme glorioso San José, auxilios abundantes para que nuestra salud eterna y el remedio de la necesidad presente
entre tantas mudanzas y accidentes de cosas temporales, nunca están en tu mano, pues para bien de todos los que en ti confían,
aparte mis ojos del bien eterno, ni abandone el propósito de cum- te ha constituido el Señor como jefe de su familia
plir la voluntad de Dios. Amén. y príncipe de su heredad.
Contritos por nuestras culpas y animados de firme esperanza
DÍA SEXTO - 15 DE MARZO acudimos a ti, benignísimo Patriarca, suplicándote que atiendas
SAN JOSÉ, EJEMPLO DE LOS TRABAJADORES a los ruegos que en esta novena te dirigimos.
Amén.
En la existencia de San José van juntos el trabajo abnegado y la
confianza en la divina Providencia. Ocupaba sus brazos con tra-
(Lectura correspondiente al día de la novena)
bajos fatigosos y rezaba con el corazón. Sudaba su frente, y su
ánimo se refrigeraba con la alegría del deber cumplido hecho por
amor de Dios. ¡San José, ejemplo de los trabajadores, enséñanos a
santificar el trabajo de cada día; apaga las llamas de la pereza y la
desidia y enciende en nuestros corazones el fuego santo de obras
grandes hecha por amor de Dios y del prójimo! Amén.
Felicísimo San José, lirio escogido de la casa de David,
que con tu perfume alientas la confianza de los desterrados en
DÍA SÉPTIMO - 16 DE MARZO este valle de lágrimas; intercede por nosotros,
SAN JOSÉ, ORNAMENTO DE LA VIDA DOMÉSTICA alcánzanos completa remisión de nuestras culpas
y perseverancia en el camino de la perfección cristiana.
Contemplemos la gloria de la casa de Nazaret. Allí la oración,
Ven en nuestro amparo en la hora de la muerte y que
que unas veces del fondo del alma y otras veces de los labios bro-
merezcamos exhalar el último suspiro invocando junto con tu
ta, perfuma el hogar y se eleva a los cielos. Allí la caridad intensa
nombre los dulcísimos nombres de Jesús y de María.
y pura, que une en el corazón de Jesús los corazones de María
Amén.
Santísima y San José, resplandece incesantemente sobre toda la
tierra. Mas el mundo no conoció cuán amable era la habitación de

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DÍA TERCERO - 12 DE MARZO
DÍA PRIMERO - 10 DE MARZO SAN JOSÉ, CASTÍSIMO
SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA MADRE DE DIOS
Asombra la pureza acrisolada de San José. Dios ha querido
A la Sabiduría divina tocaba dar por esposo a la Virgen un varón darnos la medida de ella, confiándole la custodia de la que es
digno de su inefable excelencia; por lo cual tuvo que ser adornada el la Virgen de vírgenes. Limpio fuiste, santísimo Patriarca, en
alma de San José con carismas superiores a los de todos los demás tus pensamientos, afectos y acciones. Limpio como los cielos,
elegidos. ¡Me regocijo contigo, oh San José, por tan aventajadas pre- y los ángeles bajaban a conversar con vos. Limpio como la
rrogativas, a las cuales correspondiste, como varón justo, velando fuente del paraíso, y en tu alma se reflejaba el candor de la pu-
por la Madre de Dios en los peligros, siendo testigo y custodio de su reza inefable de María. Limpio como el arca de Dios fabricada
virginidad y mostrándote en todos los instantes partícipe así de los de oro y de madera incorruptible, y en vos tuvo su descanso el
júbilos como de las amarguras de su corazón! Concédeme Santísimo Verbo divino. Concédeme, castísimo San José, un crecido
Patriarca, por tan fieles servicios, tener un afecto muy sincero hacia amor a la pureza de alma y cuerpo, a esta virtud tan combatida
tu virginal esposa, Madre de Dios y Madre nuestra, y las gracias que por duras tentaciones como, a su vez, agradable a los ojos del
te pedimos en esta novena. Amén. Altísimo. Amén.

DÍA SEGUNDO - 11 DE MARZO DÍA CUARTO - 13 DE MARZO


SAN JOSÉ, PRUDENTÍSIMO
SAN JOSÉ, NUTRICIO DEL HIJO DE DIOS
¡Cuán admirables fueron tus caminos, Santísimo Patriarca! Co-
¡Oh feliz varón, bienaventurado San José, a quien le fue concedido
mo Jefe de la Sagrada Familia, pesaba sobre ti una abrumadora
no sólo ver y oír al Dios a quien muchos reyes quisieron ver y no
responsabilidad acerca de su suerte, y, sin embargo, jamás tu-
vieron, oír y no oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y
viste que enmendar tus pasos. Porque buscabas la luz del cielo,
custodiarlo! ¡Que amor tan inmenso no inundaría tu alma cuando la
pacientemente la esperabas; y luego de conocida la voluntad de
mirada del Hijo de Dios reposaba en ti y oías de sus labios el nom-
Dios, procedías sereno, sin vacilar. Yo, en cambio, prudentísi-
bre de “padre”! Con hermosa verdad ha cantado la Iglesia de ti, que
mo Santo, debo reflexionar antes de obrar, pedir consejo a per-
ya en este mundo gozaste de modo inefable de la beatitud de los san-
sonas prudentes y recurrir a la oración para acertar en la deci-
tos en el paraíso. Alcánzame, por ese merecimiento singularísimo,
sión. Los enemigos me asedian, y el ángel de las tinieblas me
que pueda servir a Dios con corazón limpio y buenas obras, de modo
tiende a toda hora lazos engañosos. ¡Envíame, glorioso San
que en la vida futura merezca alcanzar el eterno galardón. Amén.
José, la luz tranquila y celestial de tu prudencia a mi alma, para
no errar en los peligrosos senderos del mundo! Amén.

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