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MARGARITA CABELLO BLANCO

Magistrada Ponente

AC2886-2017

Radicación n.° 11001-31-03-033-2003-00103-01


(Aprobada en sesión de ocho de febrero de dos mil diecisiete)

Bogotá D. C., nueve (9) de mayo de dos mil diecisiete


(2017).

Se decide sobre la admisibilidad de la demanda con la


que Álvaro Manrique Escallón intenta sustentar el recurso
de casación que impetró contra la sentencia del 20 de
noviembre de 2014, dictada por la Sala Civil del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá en el proceso que el
impugnante y Alejandro y Felipe Espinosa Wang y
Andrea Wang de Espinosa, estos últimos en representación
de Andrea Espinosa Wang instauraron contra Banco
Comercial AV Villas S.A. y Liberty Seguros S.A., y en el
que fue llamada como litisconsorte necesaria María Wang
de Espinosa.
Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

I. ANTECEDENTES

A. Las pretensiones.- Mediante demanda cuyo


conocimiento correspondió al Juzgado 33 Civil del Circuito
de Bogotá, la parte actora pretende que se declare que las
interpeladas son responsables por no haber pagado el
siniestro amparado en la póliza de vida grupo deudores
GD0250009, expedida por Liberty Seguros S.A. y cuyo
beneficiario es el Banco Comercial AV Villas, materializado
en el fallecimiento del deudor hipotecario Juan Fernando
Espinosa Jaimes; que se declare prescrita la acción o
excepción de nulidad relativa del seguro por reticencia; que
se condene a las empresas convocadas al pago del valor
asegurado más intereses así como a la cancelación de las
sumas que hubieron de pagar los actores por primas junto
con sus intereses, y se ordene que las convocadas paguen
los perjuicios derivados del proceso ejecutivo hipotecario
adelantado por el banco contra los demandados.

En lo fundamental, esas pretensiones se encuentran


fincadas en el hecho de que como parte del entramado
inherente al otorgamiento del crédito hipotecario del Banco
AV Villas a Juan Fernando Espinosa Jaimes y Álvaro
Manrique Escallón, este último figuró asegurado en la
póliza de seguros grupo deudores mencionada, la que se
encontraba al día junto con las cuotas del crédito para la
fecha de su fallecimiento. Efectuada la reclamación por su
esposa y transcurrido un plazo superior a un mes, la
acreedora hipotecaria indicó que la compañía aseguradora
la había objetado formalmente pues el contrato se

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encontraba viciado de nulidad por reticencia. Narra la


demanda que se continuaron abonando las cuotas
periódicas correspondientes hasta agosto de 1999; pero
luego la entidad financiera instauró demanda ejecutiva
contra el actor. Se aduce además que desde el
perfeccionamiento del contrato de seguros han transcurrido
más de cinco años por lo cual se encuentra extinguido el
término de prescripción para invocar alguna acción o
excepción de nulidad relativa por reticencia.

Las demandadas en tiempo se opusieron. Dentro de


las excepciones propuestas formularon la de prescripción.

B. Las sentencias de instancia.- El a quo acogió la


excepción mencionada, motivo por el cual el otro deudor,
señor Espinosa Jaimes, interpuso la alzada que el Tribunal
desató con la sentencia objeto del recurso extraordinario.
En ella confirmó la decisión de primera instancia con
fundamento en estos cardinales argumentos:
1. Conforme a jurisprudencia de la Corte, el deudor
hipotecario está legitimado para reclamar el cumplimiento
del contrato de seguros por parte del asegurador.
2. En vista de que en la primera instancia prosperó
la excepción de prescripción contra la cual se alza el
demandante, y ante reclamo por ello del apelante, recuerda
que en materia de seguros, la prescripción extintiva puede
ser ordinaria de dos años o extraordinaria de cinco. Como
esta se aplica a toda clase de personas y su término inicia
desde cuando acaece el siniestro, se consolidará “siempre y

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cuando no lo haya sido la ordinaria” (f. 156, con aducción de


pasaje jurisprudencial).
3. El actor no acreditó que hubiera experimentado
alguna de las situaciones constitutivas de incapacidad
absoluta o relativa cuya presencia impidiera que su
situación se rigiera por la prescripción extraordinaria. Por el
contrario, se persuade el Tribunal de que aquel estuvo al
tanto del fallecimiento del señor Espinosa, por lo menos
desde el 18 de mayo de 1998 cuando el banco hipotecario
informó sobre los resultados de la reclamación efectuada
por María Espinosa Wang en el sentido de que la
aseguradora la objetaba y solicitaba a Álvaro Manrique
Escallón que suscribiera la póliza en su condición de
segundo titular, quien en consonancia con tal
requerimiento, el 19 de agosto de 1999 solicitó a la entidad
financiera una serie de documentos vinculados con el
contrato de seguros “con ocasión de la muerte del señor
Juan Fernando Espinosa Jaimes” (f. 156).

Con ese acontecer fáctico concluye que si la demanda


fue presentada el 13 de febrero de 2003, desde cuando el
demandante supo del siniestro (18 de mayo de 1998),
habían transcurrido cuatro años ocho meses y 25 días por
lo que la prescripción ordinaria se había configurado.

II. EL RECURSO DE CASACIÓN

Con fundamento en la causal primera por violación de


normas sustanciales, el recurrente plantea diecinueve
cargos contra la sentencia del Tribunal, de cuyo examen

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formal la Corte concluye que no están llamados a ser


admitidos.

III. CONSIDERACIONES

El escrito con el que se sustenta el recurso de


casación, debe someterse a los requisitos formales exigidos
en los artículos 374 del Código de Procedimiento Civil y 51
del Decreto 2651 de 1991 -convertido éste en legislación
permanente por el artículo 162 de la Ley 446 de 1998-, so
pena de ser inadmitida a trámite y, por consiguiente,
declarada la deserción del recurso.

En lo que respecta a la causal de casación atinente a


la violación de normas sustanciales, debe recordarse que a
la trasgresión antedicha se puede llegar en forma directa,
esto es, abstracción hecha de los elementos fácticos y
probatorios debatidos en el proceso y con sujeción a lo que
el Tribunal en este campo concluyó, centrándose el censor
en demostrar en el plano estrictamente jurídico la
aplicación indebida, la falta de aplicación o la interpretación
errónea de normas sustanciales. O de manera indirecta, es
decir, cuando el quebranto normativo se produce como
consecuencia de errores de hecho o de derecho en la
apreciación de la demanda, su contestación o de
determinada prueba.

Un requisito muy importante que la Corte ha tenido


oportunidad de explicarlo en forma por demás reiterada,
uniforme y pormenorizada, es el atinente a que los

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fundamentos de las acusaciones deben presentarse en


forma clara y precisa, lo que significa que no solamente
aparezca el texto entendible, sino que el embate se dirija a
los soportes de la sentencia a efectos de derruirlos, pues de
quedar ellos en pie, bien porque el ataque no fue idóneo, fue
incompleto o desenfocado -en tanto se dirigió a cuestiones
ajenas a las tratadas en la sentencia-, de nada serviría una
admisión a trámite de un cargo con tales deficiencias pues
no habría manera de que la Corte estudiara el fondo del
asunto, en razón de lo dispositivo del recurso.

En otras palabras, dentro de la calificación formal de


la demanda de casación centra su atención la Corte,
además del cumplimiento de los aspectos formales
tendiente a identificar el juicio y el fallo, en aquellos
enderezados propiamente a la aducción de la causal o
causales escogidas para elevar la crítica jurídica del
recurrente contra el fallo impugnado, mediante la
fundamentación clara y precisa de los argumentos que le
den piso firme a la invocación de esos motivos, porque si es
la casación un recurso extraordinario en donde campea el
principio dispositivo que le impide a aquella complementar
los embates y suplir las falencias del censor, tiene éste a su
cargo la tarea de presentarle a esta Colegiatura una crítica
ajustada a los pilares de la sentencia, esto es, que guarden
relación con sus argumentos (simetría), y que los destruya
totalmente, para así derruir también la presunción de
acierto y legalidad que acompaña al fallo de instancia en lo
concerniente a las conclusiones fácticas y jurídicas que
condujeron al sentenciador a decidir como lo hizo, tarea que

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

si no se evidencia ha sido cumplida, acarrea en últimas una


formulación de ataques sin la necesaria precisión o tino
(desenfoque), o sin la claridad que, como requisitos
formales, debe cumplir la demanda y cada uno de los
cargos.

En este caso, el primer cargo luce en verdad


incomprensible, pues, de lo que la Corte logra entender,
está referido a la violación directa de normas sustanciales
reguladoras de las tarifas y de las pólizas, de la declaración
del estado del riesgo, del pago fraccionado de la prima y de
otros preceptos alusivos a la pérdida de la cosa que se debe,
con explicación teórica del seguro de vida grupo, de la
cláusula de indisputabilidad, del coaseguro y el reaseguro,
pero en esencia focalizado en la determinación de la tarifa
aplicable frente el estado de salud (se alude a que es un
riesgo nuevo) entre muchas otras situaciones, fenómenos,
figuras, y eventos atinentes al seguro, inconexamente
presentadas que, en suma, dejan intacto el asunto esencial
que el Tribunal abordó atinente a la prescripción de la
acción incoada por el demandante al haber tenido
conocimiento del fallecimiento del asegurado.

En el cargo segundo, también fundamentado en la


violación directa de normas sustanciales, les son
plenamente aplicables las glosas antes mencionadas para el
primero, pues se explaya en desbrozar teorías sobre el
riesgo asegurable, si puede o no ser considerado un derecho
real, la posición del asegurado o del deudor en referencia a
esos conceptos; sobre la posesión regular, el justo título,

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sobre declaración implícita de la ocurrencia del siniestro al


haber aludido el sentenciador a la prescripción ordinaria,
pero además, en este el censor alude a lo que se encuentra
demostrado, con lo cual pareciera estar desviando su
ataque por la senda de la vía directa a la indirecta. No hay
pues, un discurso directo tendiente a combatir el aludido
basamento de la sentencia que, como se dejó asentado, lo
constituyó la prescripción ordinaria y las razones por las
cuales se descartó la extraordinaria.

En el tercer cargo, siguiendo la misma línea, el


recurrente alude al inicio de la prescripción, a la renuncia
de la misma, al término de las prescripciones de corto
tiempo. Pero igual que en los anteriores, no ataca las
razones del fallo. No dijo, por ejemplo, porqué razón sí
operaba la prescripción extraordinaria en referencia directa
a lo argumentado por el Tribunal (que el actor no acreditó
ninguna situación de incapacidad absoluta o relativa);
tampoco combatió la percepción del fallador sobre la
consolidación del término extintivo ordinario.

Contrariamente, evidenciando los errores atribuidos en


la confección de la demanda, el actor involucró en sus
motivaciones aspectos factuales como el litisconsorcio
necesario (página 108); o la supuesta renuncia tácita
(aspectos fácticos), de la aseguradora al término
prescriptivo cuando reconoció que ‘el asegurado es el dueño
del saldo insoluto de la deuda’.

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Esgrimió, como soporte de la queja y, particularmente,


de las normas señaladas como desconocidas (arts. 1043 del
C. de Co., y 2536 del C.C.), lo que sigue:

«a) Al reconocer derechos que, en este caso el Demandado (sic),


Banco Comercial Av Villas el tomador no tenía en virtud del
artículo 1043 del C. de Co; b) al no reconocerle al demandante
señor Alvaro Manrique Escallón el derecho que le correspondía
como tercero en el contrato de seguro objeto de este recurso
extraordinario por interpretación errónea del texto citado. Se
vulnera así, el derecho de suspensión que tiene el demandante
como tercero en el contrato de seguro: el derecho a que la
prescripción de corto tiempo –prescripción ordinaria de dos años-
no corra en su contra en el seguro de vida grupo deudores, por
suspensión de la prescripción ordinaria excepcional y diferente
del principio de derecho común de las prescripción de corto
tiempo, que corren contra todas las personas y solo admite
suspensión en determinados casos (…). 1- Al no reconocer el
derecho al pago de la prestación asegurada y los perjuicios
derivados de la misma por no considerar que NO EXISTE
SUSPENSIÓN de la prescripción ordinaria (…). 2. Al no reconocer
la obligación de ‘hacer’ que enuncia la disposición citada art.
1043 del CCo. (…). 3. Al no aplicar la consecuencia del hecho
imputado al sujeto: El derecho al pago de los perjuicios que es la

consecuencia de la mora o incumplimiento (…)».

Sin duda, el actor involucró en el mismo cargo


aspectos que atañen a los hechos del debate como lo
referente a la suspensión de la prescripción, el no pago de
la indemnización, etc.

Y de intentar la Corte pasar por alto y dar por


superadas esas deficiencias encauzando el reproche por la

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

senda que corresponde, tampoco podría habilitarse la


admisión del libelo, pues no se indicó ni se individualizó la
prueba o la pieza procesal que contiene el error descrito.

En la siguiente acusación (cuarta), el casacionista


denuncia la violación de varias normas (literal a) numeral
2º del artículo 184 del Decreto 663 de 1993 y Circular
Externa 007 expedida por la Superintendencia Bancaria;
también manifiesta que el Tribunal desconoció los
preceptos 1043 y 1069 del C. Co.

Sin embargo, en la medida en que tales mandatos


están referidos al contenido de las pólizas, deviene evidente
que estas disposiciones nada tienen que ver con el
argumento central del fallo como fue, itérase, la
prescripción ordinaria de las acciones derivadas del
contrato de seguro.

Más adelante (folio 112, demanda de casación), el


impugnante, al concretar los supuestos errores del fallador,
vuelve a involucrar aspectos relacionados con los hechos de
la demanda. Por ejemplo, se duele que el fallador no haya
hecho operar la interrupción civil de la prescripción, por la
presentación de la demanda (13 de febrero de 2013).

Luego de evocar algunos tratadistas y aludir a las


fuentes del derecho, concluye que en el contrato de seguro
de vida, la prescripción no puede empezar a correr en
contra de los terceros en esa negociación. Muy

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insistentemente hace referencia a la suspensión de la


prescripción para concluir que:
«(…) no puede empezar a correr la prescripción en contra del
asegurado y beneficiario porque, por voluntad de esta ley: a) no
son las personas que están obligadas en el desarrollo del
contrato de seguro a ejercer el derecho de reclamo cuando haya
nacido la acción, b) sino y además, cuando pueda ser ejercido el

derecho por el acreedor -asegurado y beneficiario» (folio 116


ib.).

Dentro de todo lo que inconexamente arguye, sostiene


que los terceros, como los herederos del asegurado, tienen
interés asegurable concurrente con el tomador (folio 118)
pero se trata de un hecho jurídico complejo, coyuntura que
sirve para hablar de la comunidad, la propiedad colectiva,
del pago fraccionado de la prima, la vigencia del amparo, la
integración del contradictorio y citación a terceros, la
subrogación, la indivisibilidad del seguro de vida grupo
deudores, la forzosa citación que se negó por el a quo a
terceros, como la esposa del asegurado Espinosa Jaimes,
para conformar el contradictorio, etcétera. Manifestaciones
todas ellas que, de un lado, no enfrentan la base del fallo y
vuelven enteramente confuso el planteamiento argumental,
que impiden conocer el norte del cargo y por ende se
manifiesta evidente su falta de precisión y claridad.

5.1.5. En el quinto, el actor pone de presente, según


su decir, que el Tribunal desconoció los artículos 1053 y
108l del C. de Co., y 1536, 1539, 1541, 1542, 1544, 1923,
2537 y 2539 del C.C.

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Al desarrollar la inconformidad, también en medio de


una cita inconexa de normas, argumentos, doctrina,
etcétera alude al desconocimiento de la integración del
litisconsorcio necesario (folio 127), asunto que reitera en
folio 133, inconformidad que, según las circunstancias,
estructuraría un error de hecho o un vicio generador de
nulidad, enmendable, en el primer evento, a través de la
causal primera, vía indirecta, o, en el segundo, invocando
la quinta. También se refiere a la existencia de una nueva y
especial causal de interrupción de la prescripción
proveniente de ‘la objeción extrajudicial al pago de la
prestación asegurada formulada por parte del asegurador’.
Aludió, así mismo, a que ‘La prescripción de corto tiempo
corre para el asegurador demandado y para el Banco como
acreedor en calidad de tomador demandado, igualmente y
para ambos, en el proceso en referencia como interesados
directos, quienes prestan periódicamente servicios por el
precio, es decir, por el recibo y pago de la prima correlativa al
pago de la prestación asegurada’ (folio 127).

Más adelante cuestiona al Tribunal: ‘Con respecto a la


excepción de nulidad relativa del contrato, la sentencia
acusada formulada esta excepción por los demandados
asegurador y banco –tomador- diferente del asegurado,
debería haberse pronunciado ‘expresamente en la sentencia
sobre tales figuras’ por mandato legal (…)’ (folio 134).

Remata diciendo, de una parte, que el término


prescriptivo no podía empezar a correr sino hasta que se

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cumpliera la obligación condicional del asegurador,


queriendo tal vez referirse al acaecimiento de la condición. Y
como el asegurador objetó la reclamación, dicha
circunstancia interrumpía el inicio del término extintivo. De
otra, que el Tribunal debió haberse pronunciado sobre la
nulidad relativa del contrato (folio 136).

Todos esos argumentos develan el desliz de la censura,


pues involucró en una causal (la primera, vía directa),
asuntos relativos a otra, concretamente, la segunda,
relacionada con la congruencia, que se consolida en
situaciones en que el fallador no se pronuncia sobre la
totalidad de los asuntos que debió involucrar en su decisión
(folios 137, 138 y 139); además, fusionó errores de derecho
con desvíos en lo fáctico, y, finalmente, expone a la Corte
un entramado argumental de imposible entendimiento.

En el sexto embate, el actor alude a la supuesta


violación de las mismas normas del Código de Comercio
señaladas en los cargos anteriores, pero, igual que en ellos,
incurre en similares desaciertos.

Vuelve a dolerse de que el Tribunal no haya integrado


el contradictorio (folio 155), asunto que, como fue
enunciado líneas atrás, generaría un error de hecho o vicio
de nulidad, denunciable ya por la causal primera vía
indirecta o por la causal quinta, con independencia de la
interés para invocarla; en todo caso, esa mixtura no es
aceptada por los cánones del recurso extraordinario.

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En el séptimo cargo denunció la violación de los


artículos 2535 del C.C. y 1081 del C. de Co.

Sostiene que la obligación de la aseguradora no era


exigible en la medida en que cuando se le formuló la
reclamación la objetó y, por tanto, el actor no tenía, todavía,
acción y, en consecuencia, el término extintivo no se había
liberado. Insiste en que ‘la obligación condicional del
asegurador se encontraba pendiente por un término y por
una condición y se hace necesario determinar cuándo se
verifica el término y la condición’ (folio 137).

Y, agregó:

«En el presente caso, la obligación se hace exigible, el día en que


se vence el plazo: cuando se verifica totalmente la condición,
conforme los arts. 1541 CC. y las sentencias y doctrinas
citadas, en armonía con los arts. 1053 CCo.-art. 80 de la Ley
45/90; inc. 3º del art. 1081: ley imperativa no sujeta a
interpretación por el término (plazo) concedido por la ley que es
norma igualmente considerada por el art. 184 (lit. a), nm 2º) 'so
pena de que la estipulación contraria sea ineficaz.

«El término o plazo concedido por la ley a favor del asegurador


hasta que se 'verifique totalmente la condición suspensiva' tras
la OBJECION realizada por el asegurador por 'supuestos'
VICIOS DEL CONSENTIMIENTO (art. 1923 CC) conocidos en la
época de reclamación por la ocurrencia del fallecimiento del
asegurado señor JUAN FERNANDO ESPINOSA JAIMES. De modo
que el día 13 de julio de 2000, ocurre la terminación del plazo
dado por ley a favor del asegurador para la 'verificación total de
la condición suspensiva'; es la época en que se 'sabe' que:

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a) se cumple el término legal dado para 'la verificación total de la


condición suspensiva' de ocurrencia del riesgo -siniestro- por no
acción de resolución del contrato de seguro de nulidad relativa
por reticencia.

b) y que se cumple el término legal para que el asegurador


pudiera instaurar la acción resolutoria, con base en la objeción
extrajudicial de nulidad relativa del contrato de seguro de vida
grupo deudores propuesta por el asegurador por vicios del
consentimiento; es decir, que por falta de la acción respectiva
-resolutoria- en este plazo, nace pura y simple la obligación del

asegurador (...)» folio 157 ib).

A partir de ello enfatizó que el cumplimiento de la


obligación del asegurado para con el banco acreedor-
tomador, no podía exigirse a través de un proceso ejecutivo
hipotecario, si no se había verificado totalmente la
condición suspensiva del seguro de vida (folio 159). Y
remata en los siguientes términos:

«En qué momento se adquiere un 'conocimiento real o presunto' o


'razonable' del hecho que da base a la acción - la realización del
riesgo -siniestro- (art. 1072), conforme el inciso 2º del art 1081 ?.

«Cuando existiendo una objeción extrajudicial de reticencia, sin


embargo, no enervada la invalidez del contrato de seguro por
vicios del consentimiento - (art 1923) en una acción judicial por
parte del asegurador, y prescrita la acción quinquenal de nulidad
relativa del contrato de seguro en el año 2000, sólo en este
momento, es que se puede afirmar que existe un conocimiento
real o presunto del hecho que da base a la acción».

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Planteamientos que describen una percepción


alrededor de los hechos del pleito; desde cuándo o, en qué
momento, podía aludirse a la prescripción de las acciones
derivadas del contrato de seguro que, suponiendo que
consistan en una tesis eminentemente jurídica, de todos
modos hace alusión a elementos fácticos tanto del proceso
como del ejecutivo al que aludió, en particular sus fechas,
que ponen de presente que la vía indirecta sea
entremezclado con la directa, sin alusión a prueba
específica que le permita en forma útil a la Corte escindir
las acusaciones.

Es que como en anteriores oportunidades, ese desliz


no puede ser superado por esta sala, pues el recurrente no
individualizó las pruebas o el aspecto fáctico en donde
radica el yerro del juzgador.

En el cargo octavo se denunció la violación, por falta


de aplicación, del literal a), numeral 2º del artículo 184 del
Decreto 663 de 1993, y del artículo 1602 del C.C., por
interpretación errónea. Aunque, al desarrollar la acusación
mencionó otras disposiciones.

Adujo, entre otras razones, que:

«Si la sentencia hubiera aplicado el texto del literal a, del


numeral 2º del art. 184 del EOSF, otra sería la sentencia:

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1. Hubiera declarado que la póliza de SEGURO DE VIDA GRUPO


DEUDORES debe ceñirse y ajustarse al literal a), del numeral 2º

del art. 184 del EOSF: 'Requisitos de las pólizas. (...)».

Sin duda, la fundamentación de este ataque denota


desaciertos notorios, como involucrar aspecto fácticos del
litigio, pues reseña el contenido de la póliza de seguro vida
grupo deudores, aunque el trazado de la acusación fue a
través de la vía directa; pero, además, resulta evidente la
asimetría del reproche, pues para nada tiene que ver la
prescripción que el juzgador encontró probada, la clase de
esa institución; la falta de prueba por parte del actor en
torno a alguna circunstancia que propiciara la aplicabilidad
de la extraordinaria. En fin, no hay la debida concordancia
entre lo argüido por el fallador y lo expuesto por el
acusador.

Seguidamente, en el cargo noveno, acusó al Tribunal


de haber violado el literal a), numeral 2º del artículo 184 del
Decreto 663 de 1993, y los artículos 1050 y 1057 del C. de
Co., por falta de aplicación y el precepto 1036 de esta
última obra, por aplicación errónea. Y cuando concreta la
razón de su inconformidad, expuso:

«Por lo cual la SENTENCIA ACUSADA DEL TRIBUNAL estaría en


VIOLACION DE NORMA SUSTANCIAL POR FALTA DE
APLICACIÓN del art. 1050, y 1047 del CCo y por indebida
aplicación del art 1036 y 1046 del CCo, al estimar que el
perfeccionamiento del contrato en el presente caso, se realizó
con la expedición del anexo, un hecho jurídico posterior al

perfeccionamiento de la póliza, ajustada y ceñida a la ley» (folio

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183). Y, adicionó respecto de la violación del artículo


1057 del C. de Co.:

«Este texto es perfectamente aplicable al caso de autos, porque


hace la diferencia entre la existencia de estipulación y en defecto
de ella, para establecer 'cuando de (sic) perfecciona el contrato'
de seguro, es decir, desde cuando 'los riesgos principiarán a
correr por cuenta del asegurador' en el contrato de seguro en
general y aplicable en el presente caso al contrato de seguro de

vida grupo deudores» (folio 185).

Evoca además algunos pronunciamientos de varios


autores en cuanto al momento del perfeccionamiento del
contrato de seguro, desde cuándo se inician los riesgos por
cuenta del asegurador, el inicio del término prescriptivo,
etc. (folios 187, 188 y 189).

Agrega que el Tribunal:

«(...) se abstuvo de aplicar totalmente el texto legal, en el sentido


de no tratar en forma expresa, sobre la vigencia técnica del
contrato de seguro, con lo cual se lesiona el derecho del
recurrente en diversos aspectos patrimoniales, y sobre todo
derechos adquiridos por prescripción adquisitiva (art. 2512
Código civil, artículo citado como fundamento de la resolución por
prescripción ordinaria declarada por el H. Tribunal en la cual,
solo estima la prescripción extintiva para el demandante); se
quebranta el equilibrio del contrato de seguro, y de la propia
prescripción en el sentido de la prescripción adquisitiva que
corre a favor del asegurado e igualmente al omitir la prescripción

extintiva que corre en contra del asegurador (..)» (folio 190).

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Y, como ha quedado enunciado en párrafos


anteriores, omitir un pronunciamiento en la decisión final,
que correspondía hacer, implica incurrir en un error de
congruencia y, de ser así, debió acudirse a la causal
segunda.

Pero, además, resulta evidente que el


casacionista no enfrentó, como le correspondía, los
argumentos del fallador. Discurrió promiscuamente sobre
aspectos si bien relacionados con el contrato de seguro de
vida- grupo deudores-, ajenos a las argumentaciones y
decisiones del ad-quem.

En el cargo décimo, el actor denuncia la


trasgresión del literal a), numeral 2º del artículo 184 del
Decreto 663 de 1993, el literal a) del numeral 3.6.3.1. de la
Circular externa 007 de 1996 de la Superintendencia
Bancaria, por falta de aplicación y, por interpretación
errónea, el artículo 1602 del C.C., aunque, como lo hizo
costumbre, al describir los términos de la equivocación del
fallador, refirió a otras disposiciones.

Aludió, como sustentación de dicho reproche, a


algunos asuntos relativos al contrato de seguro, las
obligaciones a cargo de una y otra parte; las que pueden
catalogarse de reales y las personales (folio 205); sobre las
universalidades jurídicas y el objeto de la relación jurídica
(folio 208); la validez de los contratos angloamericanos en
Colombia (folio 211).

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

Sostiene que si el Tribunal hubiese aplicado las


normas señaladas (del Estatuto Financiero), habría
relacionado la calidad de tomador 'con una serie de
obligaciones establecidas en diferentes normas (...)'.

Adicionó (folio 214), que de haber hecho operar el


texto de las disposiciones señaladas, el sentenciador
'HUBIERA RECHAZADO LAS SIGUIENTES ocho (8)
EXCEPCIONES de mérito o fondo propuestas por el
apoderado judicial de la entidad crediticia demandada (hoy
Banco Av Villas) (...)' (folio 214).

Agregó que:

«Por estar en mora el tomador y primer beneficiario -Banco


demandando- en el reclamo de la prestación y el pago de la
prima luego del siniestro modificado el riesgo y presunción legal
de 'subsistencia del interés asegurado' (art. 1107 CCo), desde el
año 2000.
«De ahí que se hubiera RECHAZADO LA EXCEPCION DE
PRESCRIPCION ORDINARIA PROPUESTA POR EL ACREEDOR-
TOMADOR Y PRIMER BENEFICIARIO DE LA POLIZA OBJETO DE
DEMANDA seguro de vida grupo deudores póliza GD250009,
como poseedor 'exclusivo' por no poseer el bien en las
condiciones legales, como requisito para la prescripción
adquisitiva para el 'poseedor pro suo', esto es, como 'único
supuesto acreedor' del pago de la obligación condicional del
asegurador/deudor establecida en el contrato de seguro de vida
grupo deudores 250009 cuyo asegurado es el señor JUAN

FERNANDO ESPINOSA JAIMES» (folio 216).

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

Culmina refiriéndose a la condición resolutoria fallida


del tomador; insiste en la negativa de las excepciones
presentadas; alude a las obligaciones del tomador como
comunero.

En fin, incurriendo en los mismos vicios, destella


evidente que el actor mixturó en la causal invocada
(primera, vía directa), aspectos que tienen que ver con los
hechos o el factum del litigio, presentación que no le era
admisible en la medida en que la senda escogida le imponía
no apartarse de los hechos según la visión del sentenciador
y centrarse en la valoración estrictamente jurídica de las
normas supuestamente desconocidas por el Tribunal. Y
como se dediquen cargos anteriores, la falta de precisión del
tipo de error, de la prueba sobre el cual recae, de la
incidencia de la misma en la decisión impiden que la Corte
se de a la tarea de escindir el cargo pues a nada conduciría
ello.

5.11. En los cargos restantes (décimo-primero al


décimo-noveno), las deficiencias técnicas son evidentes.
Hay un planteamiento en ellos muy distante de los
argumentos del fallo denotando vicios de simetría y
desenfoque; además, todas las acusaciones aunque fueron
trazadas por la vía directa, el actor involucró, también,
aspectos relacionados con los hechos del pleito.

En todos ellos, el impugnante invoca como


normas desconocidas, entre otras, aquellas disposiciones
incorporadas en el Estatuto Financiero (literal a), numeral

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

2º del artículo 184 del Decreto 663 de 1993, y la circular


007 de la Superintendencia Bancaria), alusivas a los
requisitos de las pólizas de seguro; textos que al margen de
su condición de preceptos materiales, no constituyen la
médula del fallo cuestionado, ni emergen como aquellas
hipótesis normativas vinculadas a la prescripción que fue el
basamento del fallo. Tampoco lo constituyen normas como
el artículo 407 del C. de P.C., relativo a la prescripción
adquisitiva o el 1602 del C.C. (cargos 11 y 12).

Las acusaciones señaladas, sin excepción,


involucran, indistintamente, aspectos que no se refieren en
forma exclusiva a los errores de derecho iuris in judicando.
Los argumentos planteados se extendieron, de manera
generalizada, a otras causales, patentizando un
entremezclamiento no autorizado por la normatividad
vigente, amén de los desvíos relativos al desenfoque y
asimetría.

Por ejemplo, en el cargo once, adicionalmente,


analiza la prescripción ordinaria y extraordinaria; la
comunidad entre el banco y la aseguradora; la necesidad de
inspección judicial, etc., todo a partir del artículo 407 del C.
de P.C. Insiste, en este reproche, a la omisión del Tribunal
en rechazar las excepciones formuladas, incluyendo la
nulidad relativa, situaciones, sin duda, atañederas a lo
factual de la controversia y a la inconsonancia de los fallos
judiciales, y en todo caso, a argumentos que denotan
desenfoque de la acusación.

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

En los cargos doce, trece y catorce, signado


por las mismas deficiencias, se aludió a la condición, su
retroactividad, la manera de cumplirse; la hipoteca cuando
está sometida a condición resolutoria; los eventos en que se
destruye o se deteriora la cosa, aún pendiente la condición
(folios 231 y 232); se refirió al enriquecimiento sin causa
(folio 235). Concluyó reprochando al fallador por no haber
rechazado las excepciones; no haber reconocido que la
hipoteca estaba bajo condición. Agregó que tanto la
aseguradora, como el tomador-banco, no podían promover
el cobro del saldo de la obligación sino hasta tanto se
cumpliera a cabalidad el riesgo asegurado (sic), (folio 238).
Insiste en que por no haberse clarificado, en primer lugar,
lo relacionado con la reticencia y la nulidad generada en esa
circunstancia (folio 242 y 243), no era posible abordar la
prescripción ordinaria. Incorporó, también, la
inconformidad referida en líneas anteriores, sobre el
tratamiento brindado al listisconsorcio necesario (folio 245).

Los cargos quince y dieciséis, no obstante que


anuncia la supuesta violación de varias normas, de manera
recta, incluye disposiciones del Código de Procedimiento
Civil, como los preceptos 51 y 83, que no tienen la
característica de ser sustanciales. Pero, además, respecto
de ellas y las otras señaladas (literal a), numeral 2º del
artículo 184 del Decreto 663 de 1993, y los textos 3.6.3.5. y
3.6.3.6 de la circular 007 de la Superintendencia Bancaria),
el impugnante, en el primero de los reseñados, no dijo,
siquiera, en qué consistió la violación denunciada, es decir,
no precisó ni clarificó la equivocación del juzgador, como así

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

lo exige el artículo 374 del C. de P.C. En el siguiente,


involucró aspectos atinentes a los principios 'aplicables a
todas las pólizas de seguro' y, ciertamente, aludió al
principio de la 'especialidad', 'indivisibilidad', 'solidaridad',
etc., que no tienen relación (simetría), con el aspecto toral
de la sentencia.

Adicionó que si el ad-quem hubiese tenido en


cuenta esas disposiciones, según su parecer, la sentencia
habría declarado ineficaz algunas cláusulas del contrato de
seguro (garantía de convertibilidad), el anexo denominado
'coaseguro líder'; así mismo, hubiera rechazado la excepción
previa del numeral 9 del art. 97 del C. de P.C. -folio 263-.
Denuncia que desborda la supuesta violación directa de las
normas citadas, epicentro del recurso retrotrae el asunto
situaciones de zanjadas en las etapas preliminares del
proceso, y, afecta otras causales como la vía indirecta y la
relativa a la congruencia de los fallos judiciales. Vicios que,
sin duda, impiden acoger a trámite el recurso.

El cargo diecisiete está soportado en el supuesto


desconocimiento de las mismas normas(literal a), numeral
2º del artículo 184 del Decreto 663 de 1993, y el texto
3.6.3.7 de la circular 007 de la Superintendencia Bancaria
y el art. 1096 del C. de Co.), preceptos que no son
disposiciones materiales. Los primeros aluden a los
requisitos de la póliza de seguro, la norma mercantil
describe el mismo contrato. Y, aun aceptando que alguna
de ellas responde a esa categoría normativa, emerge,
prontamente, que no atañe con la médula del fallo. No está

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

relacionada con la prescripción, ni las condiciones del


demandante para definir qué modalidad extintiva operó.

Los cargos dieciocho y diecinueve, incorporan en su


fundamentación aspectos anejos, también, a lo fáctico del
litigio y, además, esgrimen situaciones que nada tienen que
ver con el fallo proferido, vr. gr., refieren al coaseguro y las
obligaciones internas de quienes participan de dicha
institución; la validez de las cláusulas de responsabilidad
contractual y extracontractual (folios 287 y 288), además se
insiste en el rechazo de la excepción previa prevista en el
artículo 97.9 (folio 290); se aludió a los deberes de las
partes en el contrato de seguro, a la compensación, a los
beneficiarios supletivos; a los perjuicios morales.

6. En fin, en el presente asunto, la abundancia


de argumentos, como quedó reseñado, no significa la
formulación técnica ni idónea de la sustentación del recurso
extraordinario. Ni menos cuando se evidencia en todos los
cargos una desarticulación tal que resulta en extremo difícil
conocer el objeto de las acusaciones. El escrito presentado
por la actora contiene, como se reseñó, multitud de textos
que trasgreden los cánones de la casación y, por ello, no
puede admitirse el libelo.

Lo anterior conduce a declarar la deserción del


recurso.

DECISIÓN

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En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, en


Sala de Casación Civil,

RESUELVE:

PRIMERO. INADMITIR la demanda presentada tendiente


a sustentar la impugnación formulada.

SEGUNDO. DECLARAR desierto el recurso extraordinario


de casación.

TERCERO. ORDENAR devolver el expediente a su lugar de


origen.

Notifíquese

LUIS ALONSO RICO PUERTA


(Presidente de Sala)

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

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Radicación n° 11001-31-03-033-2003-00103-01

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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