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 Hay que guardar el hidróxido de sodio 

(también llamado sosa


cáustica o lejía) herméticamente cerrado, bien identificado y en
un lugar alejado de los niños y las mascotas.
 Usar siempre: guantes, mascarilla y gafas
protectoras. También hay que procurar llevar ropa que cubra
el cuerpo, sin olvidarse de los pies y un delantal para evitar que
una posible salpicadura estropee la ropa ya que la sosa es muy
corrosiva.
 Si algo nos salpica lavar inmediatamente con agua. Ni que
decir tiene que en caso de quemadura en los ojos hay lavar con
agua abundante e ir inmediatamente al médico.
 Utilizar utensilios y recipientes de plástico, acero
inoxidable, cristal resistente o madera. Nunca de aluminio o
cobre, reaccionan con la sosa.
 Niños y mascotas tienen que estar bien lejos durante todo el
proceso.
 Hay que añadir la sosa al agua. Primero el agua, después la
sosa y disolver bien. La mezcla comenzará a echar vapor, hay
que mantener la cara alejada de ellos, aun llevando la
mascarilla. Estos vapores duran poco tiempo pero la mezcla
sigue muy caliente por lo tanto es muy importante hacer este
proceso en un lugar bien ventilado.
 Nunca dejar las mezclas solas.
 Lavar todos los utensilios utilizados con los guantes
puestos.
 No utilizar el jabón hasta pasadas 4 semanas por lo
menos. Este es el tiempo, más o menos, que tarda en
completarse el proceso de saponificación. Es la peor parte, te
devora la impaciencia por probarlo.
Seguridad a la hora de hacer jabones
Se va a hablar en este artículo sobre las medidas de seguridad necesarias a la
hora de hacer jabón. Lo más importante a tener en cuenta es la peligrosidad
de la sosa cáustica o de la potasa cáustica. Ambos ingredientes son peligrosos y
hay que mantenerlos fuera del alcance de los niños y de los animales. Cuando
se mezclan con el agua se produce una lejía que, al contacto con la piel,
puede producir quemaduras químicas importantes y en los ojos ya ni te
cuento. Siguiendo las simples indicaciones que vienen a continuación, el
riesgo es mínimo, pero, aun así, no me hago responsable del mal uso que
podáis dar a estas instrucciones.
Es importante calcular bien la lejía
Una vez que la lejía cáustica entra en contacto con las grasas, se disocia el
álcali y se asocia el sodio o el potasio produciéndose el jabón, que bien
elaborado ya no es un componente peligroso para la piel. El cálculo correcto de
la lejía necesaria para saponificar las grasas también es un factor importante
ya que un exceso de lejía supondría un residuo cáustico en el jabón
resultante.
Hay que evitar salpicaduras y vapores
Debemos protegernos mientras manipulamos los álcalis con unas gafas para
evitar salpicaduras en los ojos y con unos guantes para evitar el contacto con
las manos. Es conveniente proteger la ropa con un delantal ya que las
salpicaduras de la lejía cáustica la estropean. Es muy recomendable mezclar
el agua con el álcali en un lugar a aire libre o en su defecto bajo una campana
extractora. Una mascarilla también impedirá que respiremos los gases que
emana el calor de la reacción. Además, al mezclarse con el agua, los álcalis
hacen subir considerablemente la temperatura, por lo que el recipiente debe
ser apto para hacerlo.

En general si además llevamos ropas con mangas largas, pantalones largos y


calzado cerrado limitaremos mucho la posibilidad de contacto de la lejía con
la piel. Lo más peligroso de todo este asunto es cuando batimos la masa con la
batidora. Es en ese momento cuando más fácil es que se produzcan
salpicaduras y por eso ahí debemos extremar la precaución. Manteniendo
bien sumergida la batidora antes de pulsar el botón reducimos el riesgo.
En caso de contacto
En caso de contacto con la lejía o con la masa del jabón sin saponificar hay
que lavar con abundante agua varias veces. En caso de contacto con los ojos
hay que lavar abundantemente durante unos minutos y acudir
inmediatamente al médico.

La manipulación de lejías cáusticas no es un juego de niños. En caso de querer


mostrarles como se hace el jabón, siempre debe de ser con la supervisión de
un adulto responsable.
Todas estas advertencias son para mostrar el peligro real que entraña la lejía
cáustica pero con un uso racional, cuidadoso y ordenado no tiene porqué
entrañar verdadero riesgo.

El envasado también es importante


Cuando se trabaja con productos químicos hay que tener muy en cuenta el
recipiente donde se almacenan. Cada recipiente tiene su indicación y cada
producto sus requisitos. Hay que etiquetarlo todo muy bien y nunca
mezclarlos con otros productos que no sean para los jabones. Mantenerlo todo
siempre lejos del alcance de los niños y las mascotas.

Cuidado con los aceites esenciales


Otro factor a tener en cuenta son los aceites esenciales. Algunos de ellos son
bastante corrosivos. No tan peligrosos como los álcalis pero sí lo suficiente
como para tener que evitar el contacto directo con la piel y, si se produjese
ese contacto, hay que lavar también abundantemente. Otro peligro que
entrañan es el derrame. Ahí más que nada es el residuo oloroso que en
algunos casos puede durar muchos días y, aun siendo de un buen olor, ser
bastante desagradable.
Otros productos a tener en cuenta
También para casos especiales podemos usar disolventes como el alcohol o el
propilenglicol u otros ingredientes en general, en cuyo caso hay que tener
siempre en cuenta toda la información de seguridad que aportan tanto sobre
su almacenaje como de su manipulación.

Manos a la obra
Si ya tienes puestas las gafas, los guantes, la mascarilla y el delantal ya
puedes empezar a hacer jabón. Invierte en seguridad y ahorrarás disgustos.

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