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La gracia es una participación gratuita de la vida sobrenatural de Dios que inicia con el

Bautismo y se pierde cada vez que se comete un pecado grave.

La dicha de ser llamados en nuestra juventud (2ª Timoteo 2,22)

Alguna vez te has detenido a pensar ¿Cómo estaría si Dios no estuviese en mi vida? Muchas
veces pasamos por alto, que en su infinito amor y Misericordia, el Señor nos llamó para
protegernos, bendecirnos y santificarnos desde nuestra juventud. Tomamos como algo
normal, como un juego o como algo social el estar en Comunidad y servirle; cuando en
realidad es un regalo maravilloso: ¡cuántos jóvenes perdidos en las drogas, cuántos jóvenes
que no se saben amados por Dios, cuántos jóvenes desperdiciando los mejores años de su vida
en cosas vanas!

No poner excusas para ir al encuentro del Señor.

Cuando de verdad deseamos seguirle, no hay obstáculos. Los que ponemos son excusas,
porque es posible estudiar, tener amistades y noviazgos (Santos) y seguir al Señor. Es posible
ser un joven normal y vivir un cristianismo profundo, verdadero y coherente. Se puede ir al
cine, salir a compartir con los amigos y vivir en el mundo sin ser del mundo. El pecado tampoco
es excusa, pues el Señor es rico en Misericordia y nos perdona siempre que nos arrepintamos
de Corazón.

La Gracia

La amistad con Dios perdida por el pecado original, sólo se puede recuperar por medio de la
gracia. Que es un don sobrenatural que Dios concede para alcanzar la vida eterna, y se recibe,
principalmente por los sacramentos. Es un regalo de Dios, nadie ha hecho nada para obtenerla
por mérito propio. Dios siempre da el primer paso. Es don sobrenatural porque lo que se está
comunicando es la vida misma de Dios. Este regalo de Dios exige la respuesta del hombre.

Necesidad de la gracia

La gracia es absolutamente necesaria, sin ella es imposible alcanzar la salvación, la vida eterna.
La justificación implica el perdón de los pecados, la santificación y la renovación. Es la que
arranca al hombre del pecado contrario al amor de Dios y purifica su corazón. Es una acogida
de la justicia de Dios por la fe en Cristo, merecida por la Pasión, Muerte y Resurrección de
Cristo.

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