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Ficha de la cátedra de Psicopatología II N° : El concepto de sujeto

Prof.Titular: Esp. Estela Madia de Barrio

El concepto de sujeto
El concepto de sujeto en Lacan se origina en la sujeción al significante y
por ende, al inconsciente.
El universo simbólico-significante es esencial para la humanización y
determina la aparición del inconsciente estructurado como un lenguaje,
aunque la complejidad de lo humano no se limita a eso.
Cuando el sujeto nace es un puro real. Para poder subjetivarse el sujeto
debe ubicarse en el campo del Otro. Subjetivarse es poder encontrar un
lugar propio e intransferible,
Para entrar en el campo del Otro el niño de be encontrarse con la marca
significante que se inscribirá en el sujeto. Se considera que la “falta en ser”
de la especie promueve la existencia del sujeto en el campo del
significante. Es por la intermediación del Otro que el sujeto va a
constituirse como un significante más en la cadena simbólica. No nos
olvidemos que un sujeto está representado por un significante para otro
significante.
Estos significantes que vienen del campo del Otro sitúan al sujeto en el
lugar donde lo ubica el deseo de los padres. Este encuentro en el campo
del Otro es el encuentro con un objeto que causa al deseo pero que no
es significante, es lo que conocemos teóricamente como objeto a que
causa al deseo pero no es significante.
Este encuentro entre el campo del Otro y el campo del Sujeto es lo que
conocemos como un tiempo mítico donde lo que se trama es una
relación de goce.
Mítico quiere decir que ocupan el lugar del origen, del que no se puede
dar cuenta a través de un saber de otro tipo.
Este encuentro con el Otro de lugar a una experiencia que no es un puro
dato biológico es una experiencia organizada ante el desamparo infantil y
por todo un sistema simbólico que se encarna en distintos personajes.
Otro que organiza la experiencia.
El sujeto real queda comprometido en un nuevo sistema que alterará el
circuito de la necesidad biológica y la volverá inexistente.
Esta experiencia que organiza la satisfacción que el niño por si solo es
incapaz de obtener necesita de un Otro en cuyo poder está.
Este Otro tiene un poder real, un todo poder, ya que el niño no puede
enfrentar la satisfacción de sus necesidades en tanto organismo. La
experiencia de satisfacción no es el deseo ya que este necesita aún del
orden simbólico.
La experiencia de satisfacción es la matriz estructural que hace surgir y
diferenciar al deseo a partir de la necesidad.
El circuito del arco reflejo no es suficiente para esta operación. Ya que
tiene más de acto que de arco.
En el aparato psíquico queda la experiencia de satisfacción, queda la
marca, el recuerdo, la huella mnémica.
Aquí aparece la realización de deseo que es el que vuelve a encontrar la
pcpc de la huella que quedó grabada. Este arco en lugar de tener una
salida motora tiene una salida sensorial: se alucina la realización del
deseo.
Este proceso primario es lo que configura al deseo como deseo
inconsciente. El sistema no le basta el alimento, el tiene hambre de signos,
de presencia, de aquella presencia mítica.
El aparato psíquico busca las condiciones de placer, busca signos siempre
iguales. Si se cambian los signos el sujeto no puede obtener placer.
Una forma clara y extrema de esto es el fetichismo.
Cuando el sujeto aún no se representa para el Otro con un significante,
lo hace con el objeto a que es un objeto real esto suscita la angustia.
En este punto el niño es un sujeto a advenir. Es un lugar materno-
femenino ocupado por el Otro primordial que lleva a cabo las funciones:
crianza, alimentación, erotización, cuidado y contención afectiva,
libidinización y conducción hacia el proceso edípico y su destino sexual.
El niño debe poder tramitar el pasaje de lo real a la palara como un deseo
en el orden de lo simbólico. Por ello el niño no tiene memoria porque no
ha constituido el lenguaje para significar Lalengua. Las palabras le son
ajenas.
Si la madre no le otorga significación fálica su destino es el autismo y otra
patología por la cual no logra la subjetivación.
El sujeto se instaura en un lugar donde hay una falta y él pasa a ser un
significante más dentro de la estructura, un significante es lo que
representa a un sujeto para otro significante y el sujeto mismo es un
significante más dentro de ese conjunto significante.
Una forma clara y extrema de esto es el fetichismo.
Cuando el sujeto aún no se representa para el Otro con un significante,
lo hace con el objeto a que es un objeto real esto suscita la angustia.
En este punto el niño es un sujeto a advenir. Es un lugar materno-
femenino ocupado por el Otro primordial que lleva a cabo las funciones:
crianza, alimentación, erotización, cuidado y contención afectiva,
libidinización y conducción hacia el proceso edípico y su destino sexual.
Es en el Otro donde el sujeto va constituirse como un significante mas
dentro de la cadena simbólica y se estabiliza en tanto opera el Nombre del
Padre.
El sujeto se localiza en las formaciones del inconsciente. Estas expresiones
se presentan como expresiones subjetivas y también son localizables en
cualquier discurso que exploremos. Cuando ha sido expulsado o no hay
lugar a su configuración estamos en presencia de una clínica de la
ausencia de un sujeto de lo inconsciente
Imaginario referido al yo y al narcisismo. Real implica objeto a y el goce.
El lugar paterno sostiene la figura de la Ley y las normas. Un padre que
se materniza produce alteraciones identificatorias, ya que no se
posicionan ni en el lugar de la Ley ni es agente de la castración simbólica.
La constitución de un sujeto es un largo recorrido por el cual un niño o
sujeto infantil habita los lugares asignados por la familia y la sociedad.
Asume su nombre por el cual ocupa un lugar distinto de los otros.
Su única realidad es la del discurso y su estructura es la del lenguaje. El
sujeto se aferra a lugares definidos en la estructura por los mandatos
parentales.
La constitución subjetiva es un largo recorrido por la cual el niño habita los
lugares asignados por la familia y la sociedad mediante el lenguaje y su
inserción en el lazo social.
El lugar del sujeto es un lugar vacío contorneado por las palabras y los
significantes del idioma de origen. Un lugar vacío en el que habita una
referencia simbólica, el significante faltante que organiza el orden cultural
y la subjetividad.
Por ello el lugar del sujeto se recorta a partir de la ley que debe ser
interiorizada. De esa manera se abandona el goce pulsional para
inscribirse en el mundo de las normas y los símbolos. Los mitos, los ritos,
las costumbres, los hábitos.
El lugar del sujeto esta dado según la posición que adopta con relación a
su deseo: pathos o normal (neurosis).
La relación del sujeto con la figura paterna resulta crucial para situarlo en
el eje de las jerarquías y dignidades simbólicas generacionales, así como
con respecto a la ley.
El padre al imponer la ley emite ordenes que no son invitaciones, sino que
imponen en acto los derechos y deberes. Luego podemos decir que el
lugar del sujeto se define por la figura paterna. Es el padre el que asigna
un lugar en la estructura.
La falta de la figura paterna hace que se pierda el soporte fantasmático, el
sujeto naufraga en la psicosis. Encontramos síntomas donde la función
paterna muestra excesivas fisuras ya que por medio de los síntomas se
intenta sostener la ilusoria completud del Otro. El padre tiene un poder
performativo.

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