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SALA CONSTITUCIONAL

MAGISTRADA PONENTE: CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

El 9 de agosto de 2005, fue presentado ante la Secretaría de esta Sala Constitucional de Tribunal
Supremo de Justicia, escrito contentivo de la acción de amparo constitucional interpuesta por el
abogado Andrés E. Benners, en su carácter de FISCAL VIGÉSIMO SEGUNDO (E) DEL MINISTERIO
PÚBLICO CON COMPETENCIA ESPECIAL EN MATERIA DE SALVAGUARDA DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ESTADO LARA, contra la decisión dictada, el 1 de marzo de 2005, por la Corte de
Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, que declaró la nulidad absoluta
del auto dictado el 16 de diciembre de 2004, por el Tribunal Primero de Control del mismo Circuito
Judicial Penal, mediante el cual autorizó a dicho ente fiscal a realizar grabaciones ambientales e
interceptar líneas telefónicas.

El 12 de agosto de 2005, se dio cuenta en Sala y se designó ponente al Magistrado Arcadio


Delgado Rosales.

El 10 de octubre de 2005, esta Sala admitió la acción de amparo constitucional y ordenó la


notificación del Presidente de la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del
Estado Lara, así como de los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez, Juan Elías Hanna, Wencio
Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernández y José Alfredo Linarez o a sus
defensores técnicos.

Posteriormente, el 13 de octubre de 2005, se reconstituye la Sala Constitucional por el


nombramiento como primer suplente de la Magistrada Doctora Carmen Zuleta de Merchán, quien
asume la ponencia y con tal carácter la suscribe.

El 3 de noviembre de 2005, el ciudadano Juan Pedro Pereira Meléndez, titular de la cédula de


identidad N° 741.283, representado por el abogado Gastón Miguel Valdivia Dáger, inscrito en el
Inpreabogado bajo el N° 2.153, le solicitó a esta Sala que se le tuviese como parte en la presente
acción de amparo.

El 24 de noviembre de 2005, el abogado Marco Antonio Aponte, inscrito en el Inpreabogado bajo


el N° 48.747, pidió que se le aceptara como tercero coadyuvante en el procedimiento de amparo.

Efectuadas las notificaciones ordenadas, el 9 de febrero de 2006 la Secretaría de esta Sala


Constitucional fijó el martes 14 de febrero de 2006, a las 11:30 a.m., la oportunidad para la
celebración de la audiencia oral, de acuerdo con lo ordenado en la sentencia dictada el 10 de
octubre de 2005 y conforme a lo establecido en la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales.

El 14 de febrero de 2006, la abogada María Padilla Villalba, en su carácter de Fiscal Cuarta del
Ministerio Público ante las Salas de Casación y la Sala Constitucional de este Alto Tribunal, solicitó
se difiriera la celebración de la audiencia oral y pública. En esa misma oportunidad, esta Sala difirió
la realización de dicha audiencia para el martes 21 de febrero de 2006, a las 11:30 a.m.
El 21 de febrero de 2006, se constituyó la Sala para que tuviera lugar la audiencia constitucional y,
luego de declararse abierto el acto, se dejó constancia de la presencia del abogado William José
Guerrero Santander, en su carácter de Fiscal Vigésimo Segundo del Ministerio Público del Estado
Lara, accionante en amparo; de la no presencia del ciudadano Juez Presidente de la Corte de
Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, accionado; asimismo, se dejó
constancia de la presencia de los abogados Elia Rosa Villegas Chacón, Manuel Alfonso Biel Morales
y Karina Tannous, defensores privados de los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez, Juan Elías
Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernández y José
Alfredo Linarez, terceros coadyuvantes, así como del abogado Marco Antonio Aponte y de los
abogados Gastón Miguel Saldivia Dáger, Irada León de Cabrera y José Gerardo Palma, en su
carácter de apoderados judiciales del ciudadano Juan Pedro Pereira, terceros intervinientes. En
dicha oportunidad se declaró con lugar la acción de amparo propuesta.

En esta ocasión corresponde a la Sala emitir, íntegramente, su fallo sobre la presente acción, para
lo cual realiza las siguientes consideraciones:

ANTECEDENTES

De acuerdo con el contenido de las actas del expediente, se observa que en el proceso
penal que motivó el amparo, sucedió lo siguiente:

El 16 de diciembre de 2004, el Fiscal Vigésimo Segundo del Ministerio Público de la Circunscripción


Judicial del Estado Lara le solicitó a un Tribunal de Control del Circuito Judicial Penal del Estado
Lara que lo autorizara para realizar grabaciones ambientales e interceptar un teléfono celular, “en
virtud de la imperiosa necesidad que tiene el Ministerio Público de dejar constancia, para la
comprobación de los hechos y circunstancias referentes a la investigación llevada a cabo por [ese]
Despacho...en perjuicio del Estado Venezolano, por uno de los delitos previstos y sancionados en
la Ley Contra la Corrupción.” En esa misma oportunidad, el Tribunal Primero de Control del
Circuito Judicial Penal del Estado Lara autorizó al Ministerio Público a realizar las grabaciones
ambientales y la interceptación del teléfono celular.

El 9 de enero de 2005, se celebró en el Tribunal Cuarto de Control del mismo Circuito


Judicial Penal la audiencia de presentación de los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez, Juan Elías
Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernández y José
Alfredo Linarez, en la que su defensa técnica solicitó la nulidad de la autorización de grabación
acordada por el Tribunal Primero de Control. Al final de la referida audiencia, el Tribunal Cuarto de
Control declaró sin lugar la solicitud de nulidad planteada y decretó la privación judicial preventiva
de libertad de los imputados, por la presunta comisión del delito de concusión, tipificado en el
artículo 60 de la Ley Contra la Corrupción. Contra ese pronunciamiento, se interpuso recurso de
apelación.

El 1° de marzo de 2005, la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del
Estado Lara declaró parcialmente con lugar el recurso de apelación que intentaron los defensores
privados de los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez, Juan Elías Hanna Hanna, Wencio Alexander
Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernández y José Alfredo Linarez Rosario, contra la
decisión dictada el 9 de enero de 2005, por el Tribunal Cuarto de Control del mismo Circuito
Judicial Penal, que ordenó su privación judicial preventiva de libertad; decretó la nulidad absoluta
del auto dictado el 12 de enero de 2005, mediante el cual se fundamentó la medida de coerción
personal, les otorgó a los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez, Juan Elías Hanna Hanna, Wencio
Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernández y José Alfredo Linarez, la medida
cautelar sustitutiva prevista en el cardinal 1 del artículo 256 del Código Orgánico Procesal Penal,
consistente en su arresto domiciliario, le impuso al ciudadano Wencio Alexander Valera, conforme
a lo señalado en el cardinal 2 del referido artículo 256, la obligación de presentar caución
económica, y declaró la nulidad absoluta del auto dictado el 16 de diciembre de 2004, dictado por
el Tribunal Primero de Control del mismo Circuito Judicial Penal, mediante el cual autorizó a
realizar grabaciones ambientales e interceptar conversaciones telefónicas.

El 18 de febrero de 2005, el Ministerio Público acusó a los ciudadanos Juan Elías Hanna Hanna,
Wencio Alexander Valera Pereira y José Luis Herrera Virgüez, por la comisión de los delitos de
concusión y agavillamiento, y a los ciudadanos Freddy Humberto Alvarado Hernández y José
Linarez, por la comisión de los delitos de concusión, agavillamiento y resistencia a la autoridad.
Asimismo, ofreció como medios de prueba, entre otras, la autorización para realizar las
grabaciones ambientales y la interceptación de un teléfono celular, proveída el 16 de diciembre de
2005, por el Tribunal Primero de Control, y las transcripciones de grabaciones que surgieron ante
la autorización. Igualmente, solicitó que se les decretara a los procesados su privación judicial
preventiva de libertad.

El 10 de mayo de 2005, se celebró la audiencia preliminar y al finalizar la misma, el Tribunal Octavo


de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Lara declaró sin lugar la nulidad solicitada por la
defensa de los imputados la cual tenía como fundamento la violación de sus derechos al debido
proceso y a la defensa; admitió en su totalidad la acusación presentada por el Ministerio Público,
así como la acusación particular propia interpuesta por la víctima Juan Pedro Pereira; admitió los
medios de prueba ofertados por el Ministerio Público, la parte acusadora privada y la defensa de
los imputados, “con excepción de las pruebas que se refieren a las grabaciones ambientales que ya
habían sido anuladas por la decisión de fecha 08 de marzo del presente año de la Corte de
Apelaciones”; decretó la privación judicial preventiva de libertad de los procesados, al considerar
que se encontraban cumplidos los requisitos exigidos en el artículo 250 del Código Orgánico
Procesal Penal; y ordenó el pase del juicio oral y público. Contra esa decisión se interpuso recurso
de apelación.

II

FUNDAMENTO DEL AMPARO

El Ministerio Público fundamentó la acción de amparo constitucional bajo los alegatos que,
a continuación, esta Sala resume:

Sostuvo que, el 16 de diciembre de 2004, ese ente fiscal dio inicio a una averiguación penal,
en virtud de una denuncia interpuesta por el ciudadano Juan Pedro Pereira, en la que manifestó
que unos funcionarios del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria
(SENIAT) le estaban cobrando seiscientos millones (600.000.000) de bolívares, con el objeto de
reducirle una multa que alcanzaría el monto de dos mil millones (2.000.000.000) de bolívares.
Asimismo, arguyó que, en virtud de lo anterior, se le solicitó al Tribunal Primero de Control del
Circuito Judicial Penal del Estado Lara una autorización para que se pudieran realizar grabaciones
ambientales e intercepciones telefónicas, la cual fue acordada el 16 de diciembre de 2004.

Refirió que, el 9 de enero de 2005, se celebró en el Tribunal Cuarto de Control del mismo
Circuito Judicial Penal la audiencia de presentación de los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez,
Juan Elías Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernádez y
José Alfredo Linarez, en la que su defensa técnica “no impugnó los registros de voces en llamadas
telefónicas al celular N° (…omissis…), y en conversaciones personales, registros fotográficos y
fílmicos, grabaciones de conversaciones telefónicas, realizadas en actos sucesivos hasta que se
logró la negociación delante de las cámaras”. Además, que durante esa audiencia, se acordó la
detención judicial de los imputados por el delito de concusión, tipificado en el artículo 60 de la Ley
Contra la Corrupción, ordenándose la reclusión de los mismos en la Comandancia General de la
Policía del Estado Lara.

Afirmó que contra la medida de coerción personal decretada, la defensa de los imputados intentó
recurso de apelación y que la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado
Lara declaró, en la resolución de la incidencia, la nulidad absoluta del auto dictado el 16 de
diciembre de 2004, por el Tribunal Primero de Control del mismo Circuito Judicial Penal, que
autorizó al Ministerio Público a realizar grabaciones ambientales e interceptar líneas telefónicas.

Alegó que, el 18 de febrero de 2005, el Ministerio Público acusó a los imputados por la comisión
de los delitos de concusión, tipificado en el artículo 60 de la Ley Contra La Corrupción, y resistencia
a la autoridad, establecido en el ordinal 3° del artículo 219 del Código Penal.

Por otro lado, estimó que la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado
Lara se extralimitó en el ejercicio de sus funciones, ocasionando la violación de los derechos al
debido proceso, a la defensa, a ser juzgado por un juez natural y a obtener una tutela judicial
efectiva del Ministerio Público, al resolver la incidencia en la forma en que lo hizo.

En efecto, precisó que “la decisión que se acciona por vía de amparo constitucional,
DECIDIÓ en su numeral QUINTO LA NULIDAD ABSOLUTA de las grabaciones ambientales y de
conversaciones telefónicas realizadas desde el teléfono celular N° (…omissis…), así como de todas
las grabaciones ambientales y de conversaciones telefónicas efectivamente realizadas en virtud de
dicha autorización entre el 16-12-04, fecha en la cual fue expedida, y el 06-01-05, inclusive, fecha
en la cual se produjo la detención de los referidos imputados, que, en criterio del Ministerio
Público, las grabaciones ambientales, en video y de sonido, son un elemento de convicción
importante, necesario, útil y pertinente y el registro fílmico de los hechos, por los cuales habían
sido investigados los ciudadanos José Luis Herrera Alvarado Hernández y José Alfredo Linarez
Rosario, posteriormente detenidos en flagrancia.”

Señaló que “dentro del AUTO ANULADO se incluye integro (sic) el texto de la solicitud de
Autorización de esta Fiscalía del Ministerio Público para las grabaciones antes referidas y, como ya
se dejó constancia, la misma Sentencia reconoce que este, llena todos los requisitos del Art. 220
del Código Orgánico Procesal Penal, y para decretar la NULIDAD ABSOLUTA de las grabaciones y
filmaciones procede a violar el Debido proceso contenido de la (sic) Disposiciones Constitucionales
de los Art. 49 Numeral OCTAVO (8avo.) y 257, cuando exige que se vuelva a copiar nuevamente en
el texto del AUTO del 16 de diciembre del 2.004 el contenido de la Solicitud Fiscal objeto de la
autorización, que ya había sido vaciada en el texto mismo del auto, violándose con tal
interpretación la simplificación que manda para el proceso judicial el Art. 257 Eiusdem, y
sacrificándose la justicia por la omisión de haber vuelto a copiar, sería por segunda vez, los
elementos contenidos en la solicitud del Fiscal del Ministerio Público, cuando se hace evidente,
que ese Auto comienza por transcribir íntegramente la solicitud del Fiscal para hacer las
grabaciones, y allí mismo lo autoriza, o será que era solamente esa, y ninguna otra, la que se
estaba acogiéndose favorablemente por este tribunal de Control (sic).”

Destacó que la Corte de Apelaciones Accidental declaró nulidad absoluta al señalar que en el auto
que autorizó la grabación anulada se debió repetir dos veces el contenido íntegro de la solicitud
del Ministerio Público, a pesar de que el mismo Tribunal colegiado reconoce que esa petición
cumplió con los requisitos señalados en el artículo 220 del Código Orgánico Procesal Penal;
asimismo, que ese Tribunal colegiado decidió la nulidad absoluta, aun cuando el artículo 196 del
Código Orgánico Procesal Penal no permite la apelación ante la denegación de una solicitud de
nulidad en primera instancia.

Adicionó, que la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara había
“hecho una valoración de los elementos de convicción que han sido obtenidos por el Ministerio
Público durante la Fase Preparatoria del Proceso Penal, y a (sic) Declarado su NULIDAD ABSOLUTA,
sin tener competencia para ello, a tenor de lo dispuesto en el Art. 196 in fine C.O.P.P. (sic),
prestándose a la malévola actitud que los apelantes exhiben cuando le plantean semejante
despropósito, violatorio de una clara y terminante prohibición adjetiva, pues como lo reconoce el
mismo A-quo se les había denegado con anterioridad idéntica solicitud de Nulidad planteada ante
el juzgado 4to. De (sic) control” (subrayado de la solicitud).

Sostuvo, por tanto, que la Corte de Apelaciones extendió los límites de su competencia y se
pronunció de manera anticipada y, por ende, extemporánea, sobre la descalificación de aspectos
probatorios como son las grabaciones de voces y de imágenes que le estaba prohibido conocer,
por mandato del artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal, lo que significó que se apartó
del thema decidendum fijado en el recurso de apelación intentado por la defensa de los
imputados.

Refirió que esos aspectos probatorios fueron sustento de la acusación que fue admitida; asimismo,
que las “competencias de las Cortes de Apelaciones se extraen de la lectura concatenada de los
artículos 447 y 531 del Código Orgánico Procesal Penal y se refieren al ejercicio del poder de
revisión de las sentencias y autos emanados de los tribunales de primera instancia en funciones de
control y de juicio, no estándole atribuida la competencia para pronunciarse sobre la fase
preparatoria de la investigación y los elementos obtenidos por el Ministerio Público, salvo que tal
situación les fuera sometido a su conocimiento a través de la apelación cuando ella es admisible,
situación ésta que no ocurrió en el caso de marras, ya que el thema decidendum no podía estarle
jamás dirigido a su decisión por prohibición expresa del Art. 196 In Fine C.O.P.P.”, por haber sido
denegada la solicitud de nulidad por el Tribunal Cuarto de Control del Circuito Judicial Penal del
Estado Lara.

Alegó que “no cuestiona el Ministerio Público la facultad de revisión que tenía la Sala Accidental
de la Corte de Apelaciones del estado (sic) Lara, para resolver las apelaciones que fueron
sometidas a su conocimiento, en lo relativo a la Improcedencia de la Medida de Privación Judicial
Preventiva de Libertad y Falta de Motivación del Auto que la fundamentó…sino el hecho que
teniendo dicha Sala el límite infranqueable de pronunciarse sobre una NULIDAD ABSOLUTA
denegada por el Juzgado de Control, le era vedado por mandato expreso de la ley adjetiva
pronunciarse sobre esa nulidad absoluta.”

Así entonces, estimó que la decisión dictada por la Corte de Apelaciones Accidental no estaba
ajustada a derecho, toda vez que no fue adoptada conforme a las reglas que rigen el debido
proceso, principalmente las concernientes a la competencia, por lo que concluyó, insistiendo en
que incurrió en abuso de poder y extralimitación de funciones.

III

DE LA SENTENCIA IMPUGNADA

El 1° de marzo de 2005, la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado
Lara dictó los siguientes pronunciamientos: i) declaró parcialmente con lugar el recurso de
apelación que intentaron los defensores privados de los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez,
Juan Elías Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernández
y José Alfredo Linarez Rosario, contra la decisión dictada el 9 de enero de 2005, por el Tribunal
Cuarto de Control del mismo Circuito Judicial Penal, que ordenó su privación judicial preventiva de
libertad; ii) decretó la nulidad absoluta del auto dictado el 12 de enero de 2005, mediante el cual
se fundamentó la medida de coerción personal; iii) les otorgó a los ciudadanos José Luis Herrera
Virgüez, Juan Elías Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado
Hernández y José Alfredo Linarez, la medida cautelar sustitutiva prevista en el cardinal 1 del
artículo 256 del Código Orgánico Procesal Penal, referida a su arresto domiciliario; iv) le impuso al
ciudadano Wencio Alexander Valera, conforme lo señalado en el cardinal 2 del referido artículo
256, la obligación de presentar caución económica; y v) declaró la nulidad absoluta del auto
dictado el 16 de diciembre de 2004, dictado por el Tribunal Primero de Control del mismo Circuito
Judicial Penal, mediante el cual autorizó a realizar grabaciones ambientales e interceptar
conversaciones telefónicas. Como argumento de todo lo anterior, señaló lo siguiente:

Respecto a la denuncia referida a los requisitos de forma de la privación judicial preventiva de


libertad de los imputados y de la falta de motivación del auto que la fundamentó, concluyó que el
Tribunal Cuarto de Control no realizó, al dictar la medida de coerción personal, la sucinta
enunciación del hecho o hechos que se le atribuyeron a los procesados, ni señaló el motivo por el
cual consideraba que existía el peligro de fuga o de obstaculización en la búsqueda de la verdad,
sino que sólo hizo una simple transcripción “de las circunstancias a ser tomadas en cuenta para
decidir acerca de ambos extremos”. Por tanto, estimó procedente declarar la nulidad del auto que
acordó la detención judicial.

En torno a la denuncia relacionada con los supuestos de fondo de la privación judicial


preventiva de libertad y, al respecto, señaló que se verificaba la “probabilidad de la existencia del
delito de concusión previsto y sancionado en el artículo 60 de la Ley Contra la Corrupción, el cual
merece pena privativa de libertad y cuya acción penal no se encuentra evidentemente prescrita…
igualmente la probabilidad de que los imputados de autos han sido autores o partícipes en la
comisión de ese hecho punible, circunstancias éstas suficientes para dictarle a los mismos medidas
de privación judicial preventiva de libertad; estableciendo también que no se encuentran llenos los
extremos de los artículos 251 y 252 del Código Orgánico Procesal Penal, relativos al peligro de fuga
y de obstaculización para averiguar la verdad”, por lo que concluyó que los supuestos que
motivaron la privación de libertad podían ser razonablemente satisfechos con la aplicación de una
medida menos gravosa. De manera que, declaró parcialmente con lugar dicha denuncia y les
impuso a los procesados la medida cautelar sustitutiva prevista en el cardinal 1 del artículo 256 del
Código Orgánico Procesal Penal, así como la obligación para el ciudadano Wencio Alexander
Valera Pereira de presentar caución económica por el monto de quince millones (15.000.000) de
bolívares.

En relación con la denuncia referida al cumplimiento del contenido del artículo 220 del Código
Orgánico Procesal Penal, relacionada con la solicitud de autorización de las grabaciones
ambientales e intercepción de líneas telefónicas, refirió que el Tribunal Cuarto de Control declaró
sin lugar una petición de nulidad absoluta de esa autorización y que el artículo 196 del Código
Orgánico Procesal Penal prevé que esa decisión es inimpugnable. No obstante, citando la
sentencia N° 003/02 dictada por la Sala de Casación Penal de este Máximo Tribunal, observó que
cualquier acto nulo podía llegar al conocimiento del juez a través de los recursos de: revocación,
apelación, casación y del recurso de revisión; así como también de la posibilidad de aclaración o
aclaratoria y el amparo constitucional, y que “si fuera el caso de que al plantear la nulidad del acto
procesal viciado mediante algunos de estos procedimientos y se declarara la inadmisibilidad del
mismo por no plantearse siguiendo las formalidades establecidas conforme a la ley, el Tribunal
que ya ha tenido conocimiento del acto viciado cuya nulidad se está pidiendo deberá acordarlo
por aplicación del principio establecido en el artículo 190 del Código Orgánico Procesal Penal en
concordancia con el artículo 191 eiusdem, cuando se trate de nulidades absolutas”.

Precisó que la solicitud de autorización de grabación hecha por el Ministerio Público cumplió con
todos y cada uno de los requisitos exigidos en el artículo 220 del Código Orgánico Procesal Penal,
al indicar el delito que se investiga, el tiempo de duración de la grabación, los medios técnicos a
ser empleados, el sitio o lugar donde se va a efectuar y las razones que motivan la solicitud. Sin
embargo, consideró que el auto mediante el cual se autorizaron las grabaciones no cumplió con la
exigencia de motivación establecidas en el mismo artículo 220 del Código Orgánico Procesal
Penal , “en razón de que, si bien es cierto, hace mención al tiempo de duración (‘…acordó
expedirle la correspondiente AUTORIZACIÒN por el Lapso de 30 DÍA (sic)…´) y al lugar o sitio desde
donde se efectuará (‘…las grabaciones podrán ser practicadas en la vía pública…”); también es
cierto que omite señalar expresamente los medios técnicos a ser empleados y el delito que se
investiga.”

Concluyó, en ese sentido, que por esas razones el auto devenía inmotivado y genérico,
“violentando de esta manera, no solo lo dispuesto por el comentado artículo 220 del Código
Orgánico Procesal Penal, sino también, lo que la Doctrina ha denominado el principio de
especialidad, que es uno de los que regulan las excepciones a la garantía del secreto e
inviolabilidad de las comunicaciones privadas en todas sus formas, consagrado en el artículo 48
constitucional…”.

Así pues, consideró que las circunstancias precedentes conllevaban a decretar la nulidad absoluta
del auto dictado el 16 de diciembre de 2004, por el Tribunal Primero de Control de ese Circuito
Judicial Penal, mediante el cual se autorizó al Ministerio Público a realizar grabaciones ambientales
e interceptar llamadas telefónicas, quedando igualmente nulas todas las grabaciones que se
“hubieren realizado en virtud de dicha autorización, entre el 16/12/04, fecha en el cual le fue
expedida, y el 06/01/05, inclusive, fecha en la cual se produjo la detención de los imputados”.

En relación con la denuncia referida a la violación del cardinal 1 del artículo 49 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, en virtud de que supuestamente los imputados no
fueron notificados de los cargos, afirmó la Corte de Apelaciones Accidental que la misma no se
verifica de los autos, procediendo, en efecto, a declararla sin lugar.

Respecto a la denuncia referida a la violación del cardinal 1 del artículo 44 de la Carta Magna, por
el hecho de que presuntamente los procesados fueron presentados a la sede del Tribunal, una vez
aprehendidos, fuera del lapso de cuarenta y ocho horas, observó que tampoco se evidenciaba de
los autos la existencia de la misma, por lo que la declaró sin lugar.

Por último, en torno a la denuncia fundamentada con la violación del contenido del artículo 373
del Código Orgánico Procesal Penal, consideró que era inoficioso resolverla, por haberse
decretado la nulidad de la medida de privación judicial preventiva de libertad de los ciudadanos
José Luis Herrera Virgüez, Juan Elías Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy
Humberto Alvarado Hernández y José Alfredo Linarez.

Por otro lado, la Jueza Dulce Mar Montero Vivas salvó su voto, por no estar de acuerdo con
algunas consideraciones hechas por la mayoría sentenciadora de la Corte de la Apelaciones,
refiriéndose a la declaratoria de nulidad absoluta de las grabaciones ambientales y de la
intercepción telefónica puesto que el Tribunal Cuarto de Control había denegado, en su
oportunidad, la solicitud de nulidad de ese elemento de convicción, por lo que esa decisión era
inimpugnable conforme lo establece el artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal.

IV

ALEGATOS DE LOS DEFENSORES PRIVADOS DE LOS IMPUTADOS

Mediante escrito presentado ante esta Sala, el 3 de febrero de 2006 y de acuerdo con lo expuesto
en la audiencia constitucional, los defensores técnicos de los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez,
Juan Elías Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernández
y José Alfredo Linarez Rosario, alegaron lo siguiente:

Indicaron que el Ministerio Público no señaló en el libelo de amparo que existieron dos denuncias
en el juicio penal, y una ampliación, las cuales fueron conocidas una vez que se intentó la
acusación; que, la autorización emitida por el Tribunal Primero de Control, no reúnía los requisitos
del artículo 220 del Código Orgánico Procesal Penal, al no indicar el lugar donde se harían las
grabaciones, ni señalar los medios empleados para interceptar el teléfono celular, siendo la misma
genérica e inmotivada.

Precisaron que, en la oportunidad en que se presentaron los imputados, se solicitó la


nulidad de “todas las pruebas” y actuaciones del Ministerio Público, en cuanto a la autorización
para grabar o filmar, y que la Corte de Apelaciones actuó ajustada a derecho, al decretar la nulidad
absoluta, de acuerdo con la doctrina asentada en la sentencia N° 03/02, de la Sala de Casación
Penal de este Máximo Tribunal.
Arguyeron que, sólo con la primera denuncia hecha en el juicio penal, el Ministerio Público
solicitó la autorización de la grabación, obviando la segunda y su ampliación. Además, que en
ninguna otra oportunidad, sino una vez presentada la acusación, fue cuando conocieron esa
situación, lo que contrariaba el derecho de toda persona a ser notificada de los cargos por los
cuales se le investiga.

Sostuvieron que no se les permitió a sus defendidos la “producción de pruebas” ni el acceso


a ellas en la fase de investigación y que en la celebración de la audiencia preliminar, el Tribunal
Octavo de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Lara revocó las medidas cautelares
sustitutivas acordadas a sus patrocinados y admitió los medios de pruebas que habían sido
anulados por la Corte de Apelaciones del mismo Circuito Judicial Penal, lo que los motivó a
interponer recurso de apelación, el cual no ha sido decidido, transcurridos más de ocho meses;
que lo anterior, a su juicio, demuestra la existencia de una “SUBVERSION ILEGAL DEL ORDEN
JERARQUICO DE LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA VENEZOLANOS Y LA VIOLACION DE DERECHO
CONSTITUCIONALES”, por lo que solicitaron que se restablezca “EL ORDEN PÚBLICO
CONSTITUCIONAL”, de acuerdo con la aplicación del artículo 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y tomando en cuenta el contenido de la sentencia N° 1356/04, dictada
por esta Sala Constitucional, al serle violados a sus defendidos su derecho al debido proceso.

Refirieron que el Ministerio Público no contestó la apelación que ejercieron contra la autorización,
dejando pasar esa oportunidad en el proceso penal. Asimismo, que dicha autorización permitía la
grabación de un teléfono celular y no para otro, como ocurrió en el caso penal.

Además, que sus defendidos no dieron motivo para que se les revocaran las medidas
cautelares sustritutivas, por lo que no le era dable al Tribunal Octavo de Control, en la audiencia
preliminar, decretar la privación judicial preventiva de libertad; asimismo, que se admitieron
indebidamente los medios de prueba obtenidos sobre la grabación de un teléfono celular que no
había sido autorizado con anterioridad.

Precisaron que, según el contenido de la sentencia N° 697/05, dictada por esta Sala
Constitucional, el Juez constitucional no era competente para pronunciarse sobre la validez o no
de un medio de prueba ofrecido en el proceso penal, por lo que concluyeron que no podía, en el
presente caso, revisarse la decisión dictada por la Corte de Apelaciones.

Alegaron que el fiscal accionante no compareció el 14 de febrero de 2006, en la


oportunidad en que estaba fijada la celebración de la audiencia constitucional, y que un Fiscal ante
esta Sala Constitucional solicitó un diferimiento, haciendo valer erroneamente la unidad del
Ministerio Público, lo que demuestra que existió abandono de trámite en el presente
procedimiento.

Por lo tanto, solicitaron que se declarara sin lugar el amparo y que, de acuerdo con los articulos 26
y 57 de la Constitucion, que se les acuerde la libertad de sus defendidos o, en su defecto, una
medida cautelar sustitutiva, ya que el Tribunal de Juicio, se encuentra acéfalo.

ALEGATOS EXPUESTOS DE LA REPRESENTACIÓN JUDICIAL DEL CIUDADANO JUAN PEDRO PEREIRA


MELÉNDEZ
Durante la celebración de la audiencia constitucional, el abogado Gastón Miguel Saldivia Dáger, en
su carácter de apoderado judicial del ciudadano Juan Pedro Pereira Meléndez, señaló lo siguiente:

Que se acudió al Ministerio Público por recomendación del Superintendente del Servicio Nacional
Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT) y por la Directora Nacional de
Fiscalización de ese organismo, dado que el delito que se iba a investigar era un delito de lesa
patria.

Refirieron que el Tribunal Primero de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Lara copió, en la
autorizacion, toda la solicitud hecha por el Ministerio Publico, la cual contenía todos los requisitos
del artículo 220 del Código Orgánico Procesal Penal; asimismo, que de acuerdo con la parte in fine
del articulo 196 eiusdem, no puede intentarse apelación contra la negativa de la solicitud de
nulidad.

Señalaron que existió “abuso de poder” y “error judicial”, por parte de la Corte de Apelaciones,
porque no podía conocer sobre el auto que había sido declarado válido en la primera instancia
penal, por lo que consideraron que a su representado se le cercenó el derecho a la tutela judicial
efectiva, ya que no se le está dando oportunidad al “juez natural” que valore esos medios de
pruebas.

Por último, que la sentencia N° 679/05, dictada por esta Sala Constitucional, no podía ser tomada
en cuenta, ya que la misma se refiere al análisis de pruebas evacuadas durante la celebración de la
audiencia del juicio oral y público. Por tanto, solicitaron que se declare con lugar el amparo.

VI

ALEGATOS DEL ABOGADO MARCO ANTONIO APONTE

Como tercero interviniente, el abogado Marco Antonio Aponte, quien fue Juez de la Corte de
Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara y ponente de la sentencia
adversada en el amparo, sostuvo en la audiencia constitucional, lo siguiente:

Que el auto que autorizó las grabaciones era inmotivado, no cumpliendo con las exigencias
establecidas en los artículos 173 y 220 del Código Orgánico Procesal Penal.

Refirió que no se indicó en la autorización los elementos técnicos y el lugar en donde se


iban a realizar las grabaciones y que la Corte de Apelaciones no se excedió en sus atribuciones;
asimismo, que el Tribunal Cuarto de Control revisó la autorización de otro Juzgado de Control, lo
que era competencia del Tribunal Colegiado de segunda instancia, máxime cuando el artículo 104
del Código Orgánico Procesal Penal, autoriza a los jueces penales a velar por la regularidad de los
procesos.

Arguyó que no todo error de procedimiento ocasionaba violaciones constitucionales y que el


accionante debía señalar cómo y por qué se ocasiona una injuria constitucional, lo que no se hizo.

En consecuencia, solicitó la “improcedencia” del amparo constitucional.

VII
PUNTO PREVIO

Antes de resolver el fondo del presente amparo constitucional, esta Sala considera
pertinente señalar, como punto previo, lo siguiente:

En la audiencia constitucional, los apoderados judiciales del ciudadano Juan Pedro Pereira
Meléndez alegaron que, el 14 de febrero de 2006, la Fiscal del Ministerio Público ante las Salas de
Casación y la Sala Constitucional de este Máximo Tribunal, abogada Ana María Padilla Villalba,
solicitó el diferimiento de esa audiencia, cuando lo propio era que se decretara terminado el
procedimiento, en virtud de que no acudió a la sede de esta Alto Tribunal, en esa oportunidad, el
abogado Andrés E. Benners, en su carácter de Fiscal Vigésimo Segundo (E) del Ministerio Público
con Competencia Especial en Materia de Salvaguarda de la Circunscripción Judicial del Estado
Lara, quien había interpuesto el presente amparo constitucional.

Ahora bien, respecto al señalamiento anterior, esta Sala hace notar que el artículo 3 de la
Ley Orgánica del Ministerio Público establece lo siguiente:

“El Ministerio Público es único e indivisible y ejercerá sus funciones a través de los órganos
establecidos por la ley. Los fiscales señalados en esta ley lo representan íntegramente.”

Así pues, conforme al contenido de la anterior disposición normativa el Ministerio Público es


único e indivisible. Dicho ente está representado por el Fiscal General de la República y todos los
Fiscales del Ministerio Público, lo hacen bajo la autoridad y representación de dicho alto
funcionario (ver sentencia N° 2598, del 11 de diciembre de 2001, caso: José Francisco Moyejas
Flores). De manera que, la abogada Ana María Padilla Villalba podía solicitar, en representación
del Ministerio Público, el diferimiento de la celebración de la audiencia constitucional, como en
efecto lo hizo en su oportunidad; y así fue acogido por esta Sala.

De modo que, ante la existencia de la solicitud de diferimiento hecha por el Ministerio Público, la
Sala debía, como lo hizo el 14 de febrero de 2006, resolver esa petición y no decretar la
terminación del procedimiento. Así se declara.

VIII

MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

Corresponde a esta Sala pronunciarse acerca de la presente acción de amparo


constitucional, por lo que analizados como han sido los alegatos expuestos y las actas del
expediente, se observa:

La acción de amparo constitucional fue interpuesta contra la decisión dictada, el 1° de marzo de


2005, por la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, que
declaró la nulidad absoluta del auto dictado el 16 de diciembre de 2004, por el Tribunal Primero
de Control del mismo Circuito Judicial Penal, mediante el cual autorizó a dicho ente fiscal a realizar
grabaciones ambientales e interceptar líneas telefónicas.

Siendo, pues, el objeto del amparo la impugnación de una decisión judicial, se debe acudir al
contenido del artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, que establece lo siguiente:

“Igualmente procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la República, actuando fuera de


su competencia, dicte una resolución o sentencia u ordene un acto que lesione un derecho
constitucional.

En estos casos, la acción de amparo debe interponerse por ante un Tribunal Superior al que emitió
el pronunciamiento, quien decidirá en forma breve, sumaria y efectiva” (subrayado de la Sala).

Respecto al contenido de esa disposición normativa, esta Sala ha señalado que procede el amparo
constitucional interpuesto contra una decisión judicial, cuando: i) el Tribunal haya actuado con
abuso de autoridad, con usurpación de funciones o que se haya atribuido funciones que la Ley no
le confiere; y ii) cuando su actuación signifique la violación directa de uno de los derechos o
garantías constitucionales.

Igualmente, en reiteradas ocasiones se ha definido el alcance que se le ha dado al concepto de


incompetencia en estos casos, la cual no debe entenderse en un sentido procesal estricto (por la
materia, valor o territorio), sino más bien en el aspecto constitucional, ya que “obrar fuera de su
competencia” como requisito fundamental para la protección constitucional del derecho que se
pretenda vulnerado, significa usurpar funciones por parte del juzgador que, por la Ley, no le han
sido conferidas. Por tanto, esta Sala pasa a verificar, si los hechos establecidos en el presente caso,
permiten declarar la procedencia del amparo.

En efecto, se observa de las actas que integran el expediente que, el 16 de diciembre de 2004, el
Tribunal Primero de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Lara autorizó al Ministerio
Público, previa solicitud hecha por ese ente, para que realizara grabaciones ambientales e
interceptara un teléfono celular; asimismo, el 9 de enero de 2005, los ciudadanos José Luis
Herrera Virgüez, Juan Elías Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto
Alvarado Hernández y José Alfredo Linarez fueron presentados ante el Tribunal Cuarto de Control
del mismo Circuito Judicial Penal y, en esa oportunidad, la defensa técnica de dichos imputados
solicitó la nulidad absoluta de la autorización acordada por el Tribunal Primero de Control, al
considerar que no reunía los requisitos de motivación contenidos en el artículo 220 del Código
Orgánico Procesal Penal.

Una vez finalizada dicha audiencia de presentación, el referido Tribunal Cuarto de Control declaró
sin lugar la solicitud de nulidad planteada y decretó la privación judicial preventiva de libertad de
los procesados, siendo esta última decisión apelada por sus defensores privados. Esa incidencia,
fue resuelta por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, la cual dictó los
siguientes pronunciamientos: i) declaró parcialmente con lugar el recurso de apelación que
intentaron los defensores privados de los ciudadanos José Luis Herrera Virgüez, Juan Elías Hanna
Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado Hernández y José Alfredo
Linarez Rosario, contra la decisión dictada el 9 de enero de 2005, por el Tribunal Cuarto de Control
del mismo Circuito Judicial Penal, que ordenó su privación judicial preventiva de libertad; ii)
decretó la nulidad absoluta del auto dictado el 12 de enero de 2005, mediante el cual se
fundamentó la medida de coerción personal; iii) les otorgó a los ciudadanos José Luis Herrera
Virgüez, Juan Elías Hanna Hanna, Wencio Alexander Valera Pereira, Freddy Humberto Alvarado
Hernández y José Alfredo Linarez, la medida cautelar sustitutiva prevista en el cardinal 1 del
artículo 256 del Código Orgánico Procesal Penal, referida a su arresto domiciliario; iv) le impuso al
ciudadano Wencio Alexander Valera, conforme lo señalado en el cardinal 2 del referido artículo
256, la obligación de presentar caución económica; y v) declaró la nulidad absoluta del auto
dictado el 16 de diciembre de 2004, dictado por el Tribunal Primero de Control del mismo Circuito
Judicial Penal, mediante el cual autorizó a realizar grabaciones ambientales e interceptar
conversaciones telefónicas.

Ahora bien, de acuerdo con los hechos antes fijados, esta Sala observa que la parte in fine del
artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal establece que no puede interponerse recurso de
apelación contra el auto que niegue una solicitud de nulidad que intenten las partes en el proceso
penal, por lo que existiendo esa limitante legal, debe precisarse si la Corte de Apelaciones
Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, podía resolver la incidencia que le fue
sometida a su consideración.

En efecto, dicho Tribunal Colegiado de segunda instancia, señaló en su decisión, en el momento en


que pasó a resolver sobre el recurso de apelación que intentaron los abogados de los procesados,
específicamente, sobre la denuncia referida a la falta del cumplimiento del artículo 220 del Código
Orgánico Procesal Penal en el auto que autorizó las grabaciones ambientales y la intercepción
telefónica, lo siguiente:

“Lo primero a precisarse con relación a esta denuncia, es que fue formulada ante el inferior
jerárquico, mismo que la declaró sin lugar; siendo ello así, dicha decisión, por disposición del
artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal, deviene en inimpugnable, pues el recurso de
apelación no procede contra la decisión que deniegue la solicitud, no obstante, respecto de este
punto se pronunció la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia en su sentencia No
003 del 11/01/2.002, en los siguientes términos...

...omissis...

Subsumiéndose el caso de autos en el supuesto a que alude dicho criterio jurisprudencial, la


resolución de la presente denuncia deviene en obligatoria, y en tal sentido debe señalarse...”
(subrayado de esta Sala).

Tomando en cuenta la anterior cita, esta Sala hace notar, sin hacer alguna consideración sobre la
validez o no de la autorización emanada del Tribunal Primero de Control, que la Corte de
Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara pasó a resolver la denuncia
invocada en el recurso de apelación sin tener competencia para hacerlo, toda vez que la parte in
fine del artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal no le permitía decidir el fondo de esa
incidencia.
Ante esa limitación prevista en el Código Penal Adjetivo, lo correcto era que ese Juzgado
Colegiado, al considerar que existía un vicio que ameritaba la nulidad absoluta de la autorización
para realizar las grabaciones y la interceptación, desechara, por inadmisible, esa apelación
interpuesta contra el auto que declaró sin lugar la nulidad absoluta, conforme al artículo 437 del
Código Orgánico Procesal Penal, sin perjuicio de que en la oportunidad de resolver las otras
impugnaciones que le fueron sometidas a su conocimiento, conociera de oficio esos vicios, y no
como resolución de una apelación.

Cabe acotar, como complemento, que esta Sala ha señalado en reiteradas oportunidades, que las
Cortes de Apelaciones pueden decretar de oficio la nulidad absoluta de un acto procesal cuando
exista algún vicio que lo permita, los cuales son taxativos según lo establecido en las sentencias
Nos. 2541/02 y 3242/02 (casos: Eduardo Semtei Alvarado y Gustavo Adolfo Gómez López),
respectivamente. Sin embargo, ese pronunciamiento debe hacerse en la debida oportunidad
procesal, ya que de dictarse el mismo cuando no es permitido, esa decisión carece de efectos
jurídicos y cercena derechos constitucionales del afectado (ver, en ese sentido, las referidas
decisiones números 2541/02 y 3242/02, y números 1737/03 y 1814/04 (casos: José Benigno Rojas
Lovera y José Enrique Sanabria Rojas), entre otras.

De manera que, la Corte de Apelaciones Accidental de Circuito Judicial Penal del Estado Lara se
extralimitó en sus funciones, cercenando con ello el derecho a obtener una tutela judicial efectiva
y, consecuencialmente, al debido proceso del Ministerio Público, previstos en los artículos 26 y 49
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

En efecto, esta Sala asentó, en la sentencia No. 1107, dictada el 22 de junio del 2001 (caso: José
Rafael Alvarado Palma), lo siguiente:

“...el juez, como encargado de regular las actuaciones procesales, tiene como obligación la
observancia y cumplimiento de la noción del debido proceso, entendido como aquel proceso que
reúna las garantías indispensables para que exista tutela judicial efectiva. Esta noción le prohíbe al
Juez, subvertir el orden procesal, es decir separarse del procedimiento establecido expresamente
en la ley.”

Igualmente, en la sentencia No 80, del 1° de febrero de 2001, (caso: José Pedro Barnola y otros),
esta Sala indicó que el proceso es “un conjunto sucesivo de actos procesales tendientes a la
declaratoria final del juez para dilucidar una controversia, amerita de un ámbito espacial y de un
ámbito temporal para su funcionamiento, a fin de asegurar la participación de los sujetos
procesales, a objeto de preservar la certeza jurídica, la igualdad de tratamiento y la lealtad del
contradictorio”.

Por tanto, al dictar la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado
Lara una decisión en contravención de la limitante establecida en la parte in fine del artículo 196
del Código Orgánico Procesal Penal, causó injuria constitucional, lo que amerita la procedencia del
presente amparo, de acuerdo con el contenido del artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, siendo innecesario, en consecuencia, que esta Sala
resuelva cualquier otro alegato explanado por las partes.

En virtud de lo anterior, esta Sala declara con lugar la acción de amparo constitucional
interpuesta por el abogado Andrés E. Benners, en su carácter de Fiscal Vigésimo Segundo (E) del
Ministerio Público con Competencia Especial en Materia de Salvaguarda de la Circunscripción
Judicial del Estado Lara, y anula la decisión dictada, el 1° de marzo de 2005, por la Corte de
Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara. Así se decide.

Ahora bien, dado que, según las actas que conforman el expediente, el juicio penal que motivó el
amparo se encuentra actualmente en fase de juicio, específicamente, en la constitución del
Tribunal Mixto con escabinos, esta Sala precisa que la anterior declaratoria con lugar produce los
siguientes efectos:

Finalizada la audiencia preliminar, el Tribunal Octavo de Control del Circuito Judicial Penal del
Estado Lara, cuando admitió la acusación fiscal y la propuesta por la víctima, admitió igualmente
los medios de pruebas ofertados por el Ministerio Público, la parte acusadora privada y la defensa
de los imputados, “con excepción de las pruebas que se refieren a las grabaciones ambientales
que ya habían sido anuladas por la decisión de fecha 08 de marzo del presente ano de la Corte de
Apelaciones”. En otras palabras, el fundamento de la inadmisión de esos medios de pruebas fue la
decisión dictada, el 1 de marzo de 2004, por la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito
Judicial Penal del Estado Lara, la cual se anula en el presente caso.

Según la anterior afirmación, no debe esta Sala ordenar que una Corte de Apelaciones Accidental
del Circuito Judicial Penal del Estado Lara se pronuncie nuevamente sobre la apelación intentada
contra el auto que autorizó las grabaciones ambientales y la interceptación del teléfono celular,
toda vez que ello vulneraría el derecho a obtener una justicia equitativa, expedita y sin
reposiciones inútiles de las partes involucradas en el proceso penal, establecido en el artículo 26
de la Carta Magna.

En efecto, el Tribunal Octavo de Control no desechó los medios probatorios ofrecidos por el
Ministerio Público por ser impertinentes o innecesarios, sino porque dichas pruebas de
grabaciones ambientales habían sido anuladas por la decisión de fecha 8 de marzo de 2005,
dictada por la Corte de Apelaciones Accidental (objeto de este amparo); por lo que al resultar nula
por la presente decisión la sentencia accionada que motivó la inadmisión de esos medios de
prueba, esa circunstancia permite a esta Sala, en procura del cumplimiento del artículo 26
constitucional in fine, en aras de la celeridad procesal, ordenar al Tribunal Primero de Juicio que
conoce actualmente la causa penal, que proceda a su evacuación en el debate oral y público,
pudiendo apreciarlos según la sana crítica, en el momento en que dicte la decisión definitiva, dado
que es el Juez Natural para hacer ese análisis.

Por otro lado, esta Sala hace notar que la anulación de la decisión dictada por la Corte de
Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Lara implica el mantenimiento de la
privación judicial de libertad de los acusados, siendo esta medida de coerción personal decretada
el 9 de enero de 2005, por el Tribunal Cuarto de Control del mismo Circuito Judicial Penal, en la
audiencia de presentación, la cual fue nuevamente dictada, el 10 de marzo de 2005, por el
Tribunal Octavo de Control del referido Circuito Judicial Penal, en la audiencia preliminar.
Por último, esta Sala considera necesario remitirle copia certificada de la presente decisión a la
Inspectoría General de Tribunales, en virtud de que se trata de un medio de prueba que puede
coadyuvar a la toma de decisión en el proceso disciplinario iniciado contra al abogado Marco
Antonio Aponte, quien en su condición de Juez accidental fue el ponente de la decisión adversada
en el amparo.

IX

DECISIÓN

Por las consideraciones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional,
administrando justicia en nombre de la República, por autoridad de la Ley declara:

PRIMERO.- CON LUGAR la acción de amparo constitucional interpuesta por el abogado Andrés E.
Benners, en su carácter de Fiscal Vigésimo Segundo (E) del Ministerio Público con Competencia
Especial en Materia de Salvaguarda de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, contra la
decisión dictada, el 1 de marzo de 2005, por la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito
Judicial Penal del Estado Lara, que declaró la nulidad absoluta del auto dictado el 16 de diciembre
de 2004, por el Tribunal Primero de Control del mismo Circuito Judicial Penal, mediante el cual
autorizó a dicho ente fiscal a realizar grabaciones ambientales e interceptar líneas telefónicas.

SEGUNDO.- Se ANULA la referida decisión dictada el 1 de marzo de 2005, por la Corte de


Apelaciones Accidental, por ser contraria a los derechos a obtener una tutela judicial efectiva y al
debido proceso del Ministerio Público.

TERCERO.- Se ORDENA al Tribunal Primero de Juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Lara que
permita la evacuación, en el debate oral y público, de los medios probatorios que ofreció el
Ministerio Público y que fueron declarados inadmisibles en la audiencia preliminar. Para el
cumplimiento de esta orden, deberá remitirse a dicho Juzgado copia certificada de la presente
decisión.

CUARTO.- Se ORDENA a la Secretaría de esta Sala envíe copia certificada de la presente decisión a
la Inspectoría General de Tribunales.

Publíquese y regístrese. Remítase el expediente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los 16 días del mes de MARZO de dos mil seis (2006). Años: 195° de la
Independencia y 147° de la Federación.

La Presidenta,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO


El Vicepresidente,

JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO

Los Magistrados,

PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ

LUIS V. VELÁZQUEZ ALVARAY

FRANCISCO A. CARRASQUERO LÓPEZ

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Ponente

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

Exp. 05-1768

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