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HUELE A DICTADURA

Un pueblo reprimiendo el dolor y la indiferencia de tantos muertos pierde la esperanza e incluso


deja el miedo, ¿qué puede perder un ser que ya ha perdido todo? No es sólo Javier Ordoñez, son
todos los muertos como Dylan, como los falsos positivos de tantos años, como tantos líderes
sociales y tantas masacres cometidas, que hoy quieren llamar “muertes colectivas”.

Javier es solo el detonante de la situación; La policía más que un respaldo a la sociedad se ha


convertido en un grupo de represores, perseguidores, torturadores de un pueblo dolido por la
guerra, la inequidad, la corrupción; sólo basta ver los videos que circulan en las redes sociales para
darse cuenta que no son solo dos los que actúan negativamente, pues si, en una noche lograron
matar a diez personas, herir y golpear a muchas otras que no estaban en igualdad de condiciones,
cuantas más cosas no habrá detrás de la gloriosa institución de la policía nacional de Colombia; es
claro que hay un nefasto poder que bien puede equiparase a una dictadura, pero, la pregunta más
álgida es:¿quién dio la orden?

Por encima del actuar de unos subordinados inhumanos que generaron los combates mortales,
desastrosos y dolorosos; desiguales y catastróficos, está un mando más alto que impulsa a la
defensa de una situación, no importando los elementos o armas que utilicen.

Somos víctimas de un modelo de gobierno, desesperanzador, inequitativo, corrupto, que tiene un


ministro de defensa que sale a los medios de comunicación a pagar recompensas para encontrar a
los que tiraron piedras y palos en contra de la institución policial, pero no sale, el mismo ministro,
a decir que pagaran por los miles de muertos masacrados en nuestro país, menos a reconocer la
problemática de su amada institución.

El dinero ofrecido debiera invertirse en investigaciones al interior de la policía para depurar lo que
huele mal, lo que es una verdad que salta a la vista; pero eso es una utopía, porque un gobierno
empañado por tanta oscuridad, tiene que encubrir muchas fechorías y, “quien tiene rabo de paja
no se arrima a la candela”

PD: A la clase adinerada no le importa el pueblo, a ellos solo les interesa que produzcamos y no
pensemos, porque pensar extermina su reinado.

Myriam Ortiz

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