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SITUACIÓN PROBLEMÁTICA: Lara es una niña de cinco años. Mientras juega en el patio de su casa, se cae
sobre una madera y se pincha el brazo con un clavo, lo cual le produce dolor e inflamación local.
Preocupada por Lara, la madre concurre al Centro de Salud del barrio para ver si tiene que colocarle la
vacuna antitetánica. Durante la consulta el médico le solicita el carnet de vacunación
INTRODUCCIÓN: Como médico se le pide el carnet de vacunación para constatar que esté completo. En
caso de no tenerlo se procede como si estuviera incompleto y se suministra suero con gammaglobulina.
CONCEPTOS CLAVES:
ANTÍGENO: es una sustancia que puede inducir una respuesta inmunitaria especifica. Una respuesta
inmunitaria se genera contra un antígeno especifico, que puede ser una sustancia soluble o un
organismo infeccioso, un tejido extraño o un tejido transformado. La mayoría deben ser procesados por
las células del sistema inmunitario antes de que otras células puedan montar la respuesta inmunitaria.
ANTICUERPO: Es una proteína producida como consecuencia de la entrada del Ag a nuestro organismo.
Tiene la capacidad de unirse específicamente al Ag con alta afinidad, pero no cataliza la reacción
porque no es una enzima. A los Ac se los conoce también como Inmunoglobulinas (Ig). Existen distintas
modalidades de anticuerpos, que reciben el nombre de isotipos, de acuerdo a la estructura de la cadena
pesada que posean. Se conocen cinco clases diferentes de isotipos en nuestro organismo. Estos isotipos
desempeñan funciones diferentes, contribuyendo a dirigir la respuesta inmune adecuada para cada tipo
de Ag que encuentran.
INMUNOGLOBULINA: Las Inmunoglobulinas son proteínas complejas (glucoproteínas). Tienen estructura
cuaternaria, siendo su estructura terciaria de tipo globular. Este tipo de estructura les permite
desplazarse rápidamente hacia el lugar donde ejercerán su función biológica. Son proteínas sintetizadas
por células del sistema inmune (Linfocitos B y células plasmáticas derivadas de ellos). Se las denomina
también Anticuerpos (Ac). Están presentes en la sangre (plasma) y otros fluidos biológicos (saliva,
lágrimas, secreción mucosa intestinal, líquido sinovial, líquido intersticial, etc). Son capaces de
reconocer a otras moléculas que desencadenan una respuesta inmunitaria (Antígenos) de manera muy
específica y formar complejos estables con ellos que reciben el nombre de Inmunocomplejos. Su
aparición en plasma forma parte de la respuesta inmunológica adaptativa, se conoce como respuesta
humoral específica. Constituyen una defensa muy eficaz contra agentes patógenos.
RESPUESTA INMUNE: Implica reconocimiento, procesamiento y erradicación de antígenos o agentes
extraños
EPÍTROPE: porción específica del antígeno (AG) que es reconocida.
PARÁTROPE: porción específica del anticuerpo (AC) que reconoce el Epítrope
VACUNA: cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la
producción de anticuerpos
Estructura Ig:
Isotipos de Ig
Las cadenas livianas y pesadas tienen la misma estructura primaria para todas las subunidades de igual
tipo y se denominan zonas constantes.
Hay una zona llamada zona bisagra, formándose 3 segmentos: 2 de ellos iguales (cadena liviana completa
unida a un trozo de cadena pesada por puentes –S-S-). Esta parte de la molécula recibe el nombre de
segmento Fab (c/u de ellos contiene el sitio de unión con el Ag).
El 3º fragmento está formado por el resto de las cadenas pesadas y se llama segmento Fc.
Se observan además las moléculas de Hidratos de Carbono unidos a la parte proteica de la Ig.
El fragmento Fc es responsable de la interacción no específica del complejo Ag-Ac con otras moléculas y
con receptores en superficies celulares.
La parte del antígeno (Ag) reconocida por el anticuerpo (Ac) se denomina epítopo o determinante
antigénico del Ag.
Estos epítopos se unen con su anticuerpo en una interacción altamente específica que se denomina
adaptación inducida y que permite a los anticuerpos identificar y unirse específicamente a su
antígeno.
El reconocimiento de un antígeno por un anticuerpo produce una señal de marcación
(opsonización), para que el Ag pueda ser atacado (fagocitado) por otros componentes del sistema
inmunitario (macrófagos o neutrófilos).
Los anticuerpos también pueden neutralizar al Ag directamente, mediante la unión a una porción de
un patógeno necesaria para que éste provoque una respuesta del sistema inmune
La variabilidad de las Ig radica en las diferentes secuencias de aminoácidos en los sectores hipervariables
de los dominios variables de las cadenas livianas y pesadas. El resto de la cadena mantiene una estructura
constante.
TEJIDO SANGUÍNEO:
La sangre es un tejido conjuntivo líquido que circula a través del sistema cardiovascular. Está formada por
células y un componente extracelular. Las funciones de la sangre son:
Transporte de sustancias nutritivas y oxígeno hacia las células en forma directa o indirecta.
Transporte de desechos y dióxido de carbono desde las células.
Distribución de hormonas y otras sustancias reguladoras a las células.
Mantenimiento de la homeostasis, porque actúa como amortiguador y participa en la coagulación y la
termorregulación.
Transporte de células y agentes humorales del sistema inmunitario que protege al organismo de los
agentes patológicos.
La sangre se compone de células y sus derivados y un líquido con abundantes proteínas llamado plasma.
Las células sanguíneas y sus derivados incluyen:
El plasma es el material extracelular líquido que le imparte a la sangre la fluidez. El volumen de los
eritrocitos se llama hematocrito. Los leucocitos y las plaquetas constituyen solo el 1% del volumen
sanguíneo.
PLASMA:
Mas del 90% del peso del plasma corresponde a agua, que sirve como disolvente para una variedad de
solutos. Éstos contribuyen a mantener la homeostasis.
Las proteínas plasmáticas son albumina, globulinas y fibrógenos. La albúmina es el principal componente
proteico del plasma y representa más o menos la mitad de las proteínas plasmáticas totales. Las
globulinas comprenden las inmunoglobulinas (γ-globulinas), el mayor componente de la fracción
globulina y globulinas no inmunes (α-globulina y β-globulina). Las Ig son anticuerpos, moléculas
funcionales del sistema inmunitario, secretadas por las células plasmáticas.
Las globulinas no inmunes son secretadas por el hígado. El fibrógeno, la proteína plasmática mas
grande, es sintetizada por el hígado.
Con excepción de estas grandes proteínas plasmáticas y de las sustancias reguladoras, que son proteínas
o polipéptidos pequeños, la mayoría de los componentes del plasma son suficientemente pequeños como
para atravesar la pared de los vasos sanguíneos en los espacios extracelular del tejido conjuntivo contiguo.
El suero es igual al plasma sanguíneo excepto que está desprovisto de los factores de coagulación. Un
coágulo sanguíneo consiste en eritrocitos incluidos en una red de fibras finas compuestas por fibrina.
El liquido intersticial de los tejidos deriva del plasma sanguíneo. Su composición en los tejidos no
conjuntivos está sujeta a una modificación considerable por las actividades absortivas y secretoras de los
epitelios.
ERITROCITOS
Los eritrocitos son discos bicóncavos anucleados que carecen de orgánulos típicos. Funcionan solo dentro
del torrente sanguíneo para fijar oxígeno y liberarlo en los tejidos y, en intercambio, fijan dióxido de
carbono para eliminarlo de los tejidos. Su vida media es de 120 días. La médula ósea produce
continuamente nuevos eritrocitos para reemplazar a los eliminados. La mayoría de los eritrocitos
envejecidos sufre fagocitosis por los macrófagos del bazo, la médula ósea y el hígado. Atraviesan con
facilidad los capilares más estrechos ya que se pliegan sobre si mismos.
Los eritrocitos transportan oxígeno y dióxido de carbono unidos a la proteína hemoglobina. La función de la
hemoglobina es fijar las moléculas de oxígeno n los pulmones y, después transportarlas a través del
sistema circulatorio, liberar el oxígeno en los tejidos.
La hemoglobina se compone de cuatro cadenas polipeptídicas de globina (α, β, δ o γ), cada una de las
cuales forma un complejo con un grupo hemo que contiene hierro. Durante la oxigenación, cada uno de los
cuatro grupos hemo que contienen hierro puede unir una molécula de oxígeno de manera reversible
LEUCOCITOS
Los leucocitos se clasifican en dos grupos generales. Las células que contienen gránulos específicos se
clasifican como granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos), y las células que carecen de gránulos
específicos se clasifican como agranulocitos (linfocitos y monocitos), éstos poseen una pequeña cantidad
de gránulos inespecíficos azurófilos.
Neutrófilos:
Los neutrófilos son los leucocitos más abundantes y también los granulocitos más comunes. También
reciben el nombre de neutrófilos polimorfonucleares o polimorfos.
Una propiedad importante de los neutrófilos y otros leucocitos es su movilidad, ya que abandonan la
circulación y migran hacia su sitio de acción en el tejido conjuntivo.
Las integrinas expresadas en la superficie de los neutrófilos se unen a las moléculas de adhesión de la
superfamilia de las inmunoglobulinas que residen en células endoteliales. Algunas quimiocinas,
como la interleucina-8 (IL-8) se adhieren a sus propios receptores situados en los neutrófilos y colaboran
con su migración hacia el sitio designado de inflamación.
Los neutrófilos son fagocitos activos que utilizan una gran variedad de receptores de la superficie para
reconocer bacterias y otros agentes infecciosos en los sitios de inflamación.
En la inflamación y la curación de las heridas también participan los monocitos, los linfocitos, los
eosinófilos, los basófilos y los fibroblastos.
Monocitos:
Los monocitos también entran en el tejido conjuntivo como respuesta secundaria a la lesión tisular. En el
sitio de la lesión se transforman en macrófagos que fagocitan detritos celulares y tisulares, fibrina,
bacterias restantes y neutrófilos muertos.
Al igual que los neutrófilos, los monocitos son atraídos hacia el sitio de inflamación por el mecanismo de
quimiotaxis. Los linfocitos, los eosinófilos y los basófilos también desempañan un papel en la inflamación.
Eosinófilos
Los eosinófilos reciben su nombre a causa de los grandes gránulos refrigerantes de su citoplasma.
Contienen dos tipos de gránulos:
Gránulos azurófilos
Gránulos específicos
Los eosinófilos se asocian con reacciones alérgicas, infestaciones parasitarias e inflamación crónica.
Los eosinófilos se desarrollan y maduran en la medula ósea. Una vez que se liberan, circulan en la sangre
periférica y después migran al tejido conjuntivo. Son activados por interacciones con anticuerpos IgG, IgA
o IgA secretora. También participa en otras respuestas inmunitarias y fagocita complejos antígeno-
anticuerpo. La cantidad de eosinófilos en las muestras de sangre de personas con alergias o
infestaciones parasitarias suele ser elevada.
Basófilos:
Los basófilos son los menos abundantes de todos los leucocitos y representan menos del 0,5% del total.
La membrana plasmática del basófilo posee abundantes receptores de Fc de alta afinidad para
anticuerpos IgE. Además, una proteínas especifica CD40L se expresa en la superficie de los basófilos. La
CD40L interactúa con un receptor complementario (CD40) en linfocitos B, lo que produce un aumento de la
síntesis de IgE.
Gránulos azurófilos
Gránulos específicos
La función de los basófilos está muy relacionada con la de los mastocitos del tejido conjuntivo. Ambos fijan
un anticuerpo secretado por células plasmáticas, las IgE, a través de los receptores F C de alta afinidad. La
exposición y reacción posterior al antígeno especifico para la IgE desencadena la activación de los
basófilos y mastocitos y la liberación de agentes vasoactivos de los gránulos de células. Tanto los basófilos
como los mastocitos derivan de la misma célula progenitora de basófilos/mastocitos (BMCP).
Linfocitos:
Son las principales células funcionales del sistema linfático o inmunitario. Son los agranulocitos más
comunes y representan el 30% del total de los leucocitos sanguíneos. La mayoría se encuentra en la
sangre o la linfa, y representan células inmunocompetentes recirculantes. Por lo tanto, son diferentes
en varios aspectos de otros leucocitos:
No son células terminalmente diferenciadas, cuando se las estimula, son capaces de sufrir
divisiones y diferenciaciones en otro tipo de células efectoras.
Pueden salir desde la luz de los vaso sanguíneos en los tejidos, y recircular hacia ellos.
A pesar de que las células progenitoras comunes se originan en la médula ósea, son capaces de
desarrollarse en los tejidos asociados con el sistema inmunitario.
Hay tres grupos de linfocitos de acuerdo con su tamaño, grandes, medianos y pequeños. Los grandes son
linfocitos activados, que poseen receptores de superficie que interaccionan con un antígeno específico o
linfocitos destructores naturales (NK).
En los linfocitos medianos, el citoplasma es mas abundante, el núcleo es mas grande y menos
heterocromático y el aparato de Golgi está un poco más desarrollado.
Hay tres tipos de linfocitos según el punto de vista funcional: linfocitos T, linfocitos B y linfocitos NK.
Los linfocitos T se llaman así porque maduran en el timo; tienen una vida media prolongada y participan
en la inmunidad mediada por células. Presentan en su superficie proteínas de reconocimiento, los
receptores del linfocito T (TCR), que en la mayoría de células T comprenden dos cadenas proteicas
llamadas α y β. También, presentan proteínas marcadoras CD2, CD3, CD5 y CD7; pero se subclasifican en
base a la presencia de CD4 o CD8. Los linfocitos T CD4 + poseen CD4 y reconocen Ag unidos a moléculas
del CMH II. Los linfocitos T CD8+ poseen CD8 y reconocen Ag unidos a moléculas CMH I.
Los linfocitos B tienen una vida media variable y producen anticuerpos circulantes. En la sangre los
linfocitos B maduros expresan IgD e IgM y moléculas del CMH II en su superficie. Sus marcadores
específicos son CD9, CD19, CD20 y CD24.
Los linfocitos NK se originan de las mismas células precursoras que los linfocitos T y B y se denominan
así porque están programadas para destruir ciertos tipos de células infectadas por virus y algunos tipos de
células tumorales. También secretan un agente antivírico, el IFN-γ. Las células NK son mas grandes que los
otros linfocitos. Sus marcadores son CD16, CD56 y CD94.
Los linfocitos T no se pueden distinguir de los linfocitos B; para poder identificarlos hay que utilizar
técnicas inmunocitoquímicas para diferentes tipos de marcadores y receptores en la superficie celular. Los
NK se pueden identificar en el MO por tamaño, configuración nuclear y la presencia de gránulos
citoplasmáticos.
Del 60% al 80% de los linfocitos son linfocitos T maduros, y del 20% al 30% son linfocitos B maduros. Entre
el 5% y el 10% de las células carece de marcadores superficiales asociados con linfocitos T o B. Estas
células son linfocitos NK y las infrecuentes células madre hematopoyéticas circulantes.
Se han identificado varios tipos de linfocitos T: citotóxicos, cooperadores, supresores y gamma/delta (γδ).
Sus actividades están mediadas por moléculas situadas en su superficie.
Linfocitos CD8+T (CTL) son las células efectoras primarias en la inmunidad mediada por células.
Son células T sensibilizadas en forma específica que reconocen antígenos a través de los TCR en
células hospedadoras infectadas por virus o que han sufrido transformación neoplásica. Sólo
reconocen los antígenos unidos a moléculas MCH I.
Linfocitos T CD4+ cooperadores (Th) son decisivos para la inducción de una respuesta
inmunitaria frente a un antígeno extraño. La unión del TCR al complejo antígeno-MCH II activa al
linfocito T CD4+ cooperador. El linfocito T CD4+ cooperador activado produce interleucinas.
Linfocitos T gamma/delta (γδ) poseen un TCR distintivo en su superficie. Los linfocitos γδ poseen
receptores TCR formados por una cadena γ y una cadena δ. Son conocidos como linfocitos
transepitelial.
Monocitos
Son los precursores de las células del sistema fagocítico mononuclear. Ellos viajan de la médula ósea a los
tejidos del cuerpo, donde se diferencian en los diversos fagocitos del sistema fagocítico mononuclear.
Si bien se clasifican como agranulocitos, en su citoplasma poseen pequeños gránulos azurófilos densos.
Los monocitos se transforman en macrófagos que actúan como células presentadoras de antígenos en el
sistema inmunitario.
TROMBOCITOS
Los trombocitos son pequeños fragmentos citoplasmáticos limitados por membrana y anucleados que
derivan de los megacariocitos. Las plaquetas derivan de grandes células poliploides en la medula ósea.
Desde el punto de vista estructural, las plaquetas pueden dividirse en cuatro zonas según su organización
y su función.
Zona periférica
Zona estructural
Zona de orgánulos
Zona membranosa
Las plaquetas actúan en la vigilancia continua de los vasos sanguíneos, la formación de coágulos de
sangre y la reparación de tejido lesionados. Interfieren en varios aspectos de la hemostasia.
Constantemente inspeccionan el revestimiento endotelial de los vasos sanguíneos en busca de brechas o
roturas.
HEMOGRAMA
Los eritrocitos, granulocitos, monocitos y plaquetas se forman en la medula ósea roja; los linfocitos
también se forman en la medula ósea roja y en los tejidos linfáticos.
La hematopoyesis se inicia en las primeras semanas del desarrollo embrionario. Durante la vida fetal, los
eritrocitos y los leucocitos se forman en varios órganos antes de la diferenciación de la medula ósea.
Formación de eritrocitos: Se desarrollan a partir de células CMP (progenitoras mieloides comunes) que,
bajo la influencia de la eritropoyetina, IL-3, IL-4 se diferencian en células MEP (células progenitoras de
megacariocitos/eritrocitos). En los seres humanos los eritrocitos tienen una vida media de alrededor de
120 días. El sistema de macrófagos del bazo, médula ósea e hígado fagocita y degrada los eritrocitos
viejos.
Formación de granulocitos: Se originan a partir del citoblasto progenitor mieloide común (CMP) que
se diferencia en progenitores de granulocitos/monocitos.
Formación de monocitos: Los citoblastos CMP también dan origen a las células que siguen la línea de
desarrollo de monocitos-macrófagos.
MÉDULA ÓSEA
La médula ósea roja se halla enteramente dentro de los huesos, tanto en la cavidad medular de los huesos
largos de los jóvenes, como en los espacios que hay entre las cordones de hueso esponjoso.
La médula ósea está compuesta por vasos sanguíneos, las unidades especializadas de vasos sanguíneos
llamadas sinusoides y una red similar a una esponja de células hematopoyéticas. Ambas, proporcionan
una barrera entre el compartimento hematopoyético y la circulación periférica.
El sistema de sinusoides de la médula ósea es una circulación cerrada; los elementos figurados nuevos
tienen que atravesar el endotelio para entrar en la circulación.
La médula ósea que no es activamente hematopoyética contiene sobre todo adipocitos, lo que le da el
aspecto de tejido adiposo. La médula ósea inactiva se llama médula ósea amarilla. Es la forma principal
de médula ósea en la cavidad medular de los huesos del adulto que ya no son hematopoyéticamente
activos. La médula ósea roja se ha sustituido completamente por la grasa. En la médula ósea
hematopoyéticamente activa en los seres humanos adultos, como las costillas, vértebras, pelvis y cintura
escapular, alrededor de la mitad del espacio medular está ocupado por tejido adiposo y la otra mitad por
tejido hematopoyético. La médula ósea amarilla retiene su potencialidad hematopoyética y, si es
necesario, puede volver a convertirse en médula ósea roja tanto por la extensión del tejido
hematopoyético hacia la medula amarilla como por la repoblación de esta última con citoblastos
circulantes.
El sistema linfático está constituido por un grupo de células, tejidos y órganos que vigilan las superficies
corporales y los compartimentos internos con fluidos, y reaccionen frente a la presencia de sustancias
potencialmente nocivas. Los linfocitos son las células efectoras en la respuesta del sistema inmunitario a
sustancias nocivas. Este sistema incluye el tejido linfático difuso¸ los nódulos linfáticos, los ganglios
linfáticos, el bazo, la médula ósea y el timo. Los vasos linfáticos comunican partes del sistema con el
sistema vascular sanguíneo.
Los tejidos linfáticos son los sitios donde los linfocitos proliferan, se diferencian y maduran. En el timo, la
médula ósea y el tejido linfático del GALT los linfocitos están “educados” para reconocer y destruir
antígenos específicos. Se las llama células inmunocompetentes.
La respuesta inmunitaria puede dividirse en dos líneas de defensa inmunitaria, la defensa innata o
inespecífica, y la respuesta adaptativa o especifica.
En la inmunidad adaptativa el contacto inicial con un antígeno inicia una cadena de reacciones en la
que participan células efectoras del sistema inmunitario, y conducen a un estado de “memoria”
inmunitaria. Induce a la resistencia adquirida. Durante las respuestas inmunitarias adaptativas, los
linfocitos B y T se activan para destruir organismos. Hay dos tipos de defensa específica: la respuesta
humoral que produce proteínas denominadas anticuerpos que marcan invasores para su destrucción y
la respuesta celular donde se identifican células transformadas y células infectadas por virus para su
destrucción por células asesinas específicas.
Las células del sistema inmunitario comprenden los linfocitos y diversas células de sostén. Se reconocen
tres tipos principales de linfocitos: T, B y NK. Las células de sostén interactúan con los linfocitos y cumplen
Las células de sostén en los órganos linfáticos están organizadas en mallas laxas. Las células reticulares
y las fibras reticulares forman mallas elaboradas. Las células de Langerhans se encuentran solo en las
capas medias de la epidermis. En el timo, las células epitelio-reticulares forman la malla estructural
dentro del tejido.
LINFOCITOS
Los linfocitos constituyen una reserva circulante de células inmunocompetentes. Tienen un ciclo
durante el cual abandonan la circulación sistémica para entrar en el tejido linfático. Mientras están en el
tejido linfático se encargan de la vigilancia inmunitaria. Esta población de células pertenece en su
mayoría a linfocitos maduros que han desarrollado la capacidad de reconocer y responder a antígenos.
Los linfocitos T se diferencian en el timo, su vida útil es larga y participan en la inmunidad mediada
por células. Representan entre el 60% y el 80% de los linfocitos. Expresan los marcadores CD2, CD3, CD5
y CD7, y los receptores de célula T (TCR). Pero se subclasifican según la presencia de los marcadores CD4
y CD8.
Los linfocitos T CD8+ citotóxicos destruyen células diana, como las células transformadas por
cáncer, células infectadas con microorganismos, parásitos, etc.
Los linfocitos T gama/delta (γδ) poseen un TCR compuesto por una cadena γ y otra cadena δ. Se
desarrollan en el timo y migran hacia varios tejidos epiteliales. No recirculan.
Los linfocitos B se diferencian en los órganos equivalentes a la Bursa, como la médula ósea y el GALT, y
participan en la inmunidad humoral. Producen y secretan los diferentes anticuerpos circulantes, las
inmunoglobulinas, que son las proteínas inmunitarias asociadas con la inmunidad humoral. Los
linfocitos B expresan formas de Ig limitadas por membrana denominadas receptores de linfocitos B
(BCR) que sirven como sitio de fijación para antígenos específicos. Los linfocitos B también expresan las
moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad II (MHC II). Sus marcadores son CD9, CD19 y
CD20.
Las células NK no son linfocitos T ni B, y están especializadas en destruir ciertos tipos de células diana.
Son parte de la inmunidad específica. No maduran en el timo, y no presentan TCR. Durante su
desarrollo, se programan genéticamente para reconocer las células transformadas. Destruyen células
diana en forma semejante a la de los linfocitos T CD8 + citotóxicos.
Los linfocitos sufren diferenciación independiente de Ag en los órganos linfáticos primarios. Estos órganos
son la médula ósea, el GALT y el timo, allí, los linfocitos se diferencian en células inmunocompetentes en
un proceso denominado diferenciación y proliferación independiente de antígeno.
Los linfocitos sufren activación dependiente de antígeno en los órganos linfáticos secundarios. Ellos se
organizan alrededor de las células reticulares y sus fibras reticulares para formar los tejidos y los
órganos linfáticos efectores adultos. Dentro de estos órganos linfáticos secundarios, los linfocitos
T y B sufren una activación dependiente de antígeno para convertirse en linfocitos efectores y
linfocitos con memoria.
La reacción inicial del cuerpo ante un antígeno es la defensa no específica, la respuesta inflamatoria. La
degradación de los antígenos llevada a cabo por los macrófagos puede conducir a la posterior
presentación de una porción del antígeno a los linfocitos inmunocompetentes para obtener una respuesta
inmunitaria especifica.
Una respuesta inmunitaria primaria se refiere al primer encuentro del organismo con un antígeno.
Tiene un período de latencia de varios días, antes de que puedan detectarse en la sangre los anticuerpos,
IgM. La respuesta es iniciada por solo un linfocito B o pocos de ellos. Después de esta respuesta inicial,
unos pocos linfocitos B específicos para el antígeno permanecen en la circulación como células de
memoria.
La respuesta inmunitaria secundaria es más rápida y más intensa, porque ya hay linfocitos B de
memoria que están programados para responder ante ese antígeno. La respuesta secundaria es la base de
la mayoría de las inmunizaciones.
Los dos tipos de respuestas inmunitarias especificas son la respuesta humoral y la respuesta celular.
La inmunidad humoral es mediada por Ac y actúa directamente sobre el Ag. Estos anticuerpos
son los producidos por los linfocitos B y por las células plasmáticas derivadas de los linfocitos B.
La inmunidad celular es mediada por los linfocitos T que atacan y destruyen las células propias
o extrañas infectadas por virus. Esta inmunidad también es responsable del rechazo de los
trasplantes.
Los linfocitos TH y los linfocitos TC (CTL) reconocen y se fijan a los Ag que están unidos a moléculas
MHC. Los linfocitos T cooperadores y citotóxicos actúan como patrullas del sistema inmunitario. Ambos
tienen un receptor TCR próximo al marcador CD3. El TCR sólo reconoce al Ag cuando está unido a
moléculas MHC. Los linfocitos TH solo pueden reconocer un Ag cuando es presentado a ellos por células
presentadoras de antígeno (APC).
Las dos clases de moléculas MHC exponen péptidos en la superficie de las células. Estos péptidos se fijan
a las moléculas MHC dentro de las células y después son transportadas hacia la superficie celular. Las
moléculas MHC I y MHC II son productos de un “super-gen” conocido como complejo mayor de
histocompatibilidad. Su expresión produce moléculas que son específicas no sólo de la célula que lo
produce sino también del tipo de tejido y del grado de diferenciación celular.
El MHC I se expresa en las superficies de todas las células nucleadas y de las plaquetas. Actúan como una
diana para permitir la eliminación de células propias anómalas. Las moléculas MHC I realizan esta función
al exponer en su superficie fragmentos cortos de todos los péptidos que son sintetizados activamente por
la célula. Presentan fragmentos de péptidos a los linfocitos T CD8 +.
El MHC II se expresa en la superficie de todas las APC y es decisiva en las interacciones inmunitarias.
Presentan péptidos que han sufrido endocitosis y que han sido parcialmente digeridos a los linfocitos T
CD4+.
Cuando un linfocito T CD4+ cooperador reconoce un Ag unido a una molécula MHC, el TCR se une al
complejo Ag-MHC II. La unión en presencia de una señal coestimuladora activa el linfocito T H para que
libere químicos inmunitarios o citocinas, que son sustancias inmunitarias que actúan como moduladores
biológicos de las respuesta inmunes. Las citocinas secretadas por los linfocitos T CD4 + cooperadores son
las IL, que estimulan a otros linfocitos T, B y NK para que se diferencien y proliferen.
Cuando un linfocito T CD8+ citotóxico (CTL) reconoce un complejo Ag-MHC I, el TCR se une a él. Estos
linfocitos están restringidos al MHC I y los linfocitos T CD4 + al MHC II.
Las moléculas MHC son reconocidas por los linfocitos T CD4 + cooperadores o por los linfocitos T CD8 +
citotóxicos, según la clase de molécula MHC que participe. Esta presentación restringida de Ag extraños
por moléculas MHC a los linfocitos T citotóxicos o a los linfocitos T cooperadores es un componente clave
de la vigilancia inmunitaria.
Para que los linfocitos B se activen y se diferencien en células plasmáticas, tienen que interaccionar con
los linfocitos T cooperadores.
Cada linfocito B reaccionan solo con un Ag individual o con un tipo de sitio antigénico que ha sido
programado genéticamente para su reconocimiento. Necesitan de dos señales.
Las células plasmáticas sintetizan y secretan un Ac especifico. Los linfocitos B activados sufren un
cambio: en vez de sintetizar sus BCR como proteínas integrales de membrana pasan a producir una
versión soluble, que recibe el nombre de anticuerpos.
Los linfocitos B de memoria responden con más rapidez ante el próximo encuentro con el mismo
antígeno.
El Ac especifico producido por una célula plasmática se une al antígeno estimulador para formar un
complejo Ag-Ac. estos complejos se eliminan de diferentes maneras, entre ellas la destrucción por
linfocitos NK y la fagocitosis por macrófagos y eosinófilos.
En la citotoxicidad mediada por células dependiente de anticuerpos (ADCC), las moléculas de IgG dirigen a
los linfocitos NK hacia sus dianas.
Las membranas de muchas células poseen receptores F c de inmunoglobulinas y pueden destruir ciertas
células dianas. Los NK reconocen la región Fc de los anticuerpos y atacan y destruyen en forma
preferencial las células diana, en general las que están cubiertas con anticuerpos IgG.
En la respuesta inmunitaria mediada por células, los linfocitos CTL alcanzan y destruyen las células
infectadas por virus y las células transformadas.
Los linfocitos T CD4+, CD25+, FOXP3+ reguladores inhiben las respuestas inmunitarias de otros linfocitos.
Una vez que las reacciones inmunitarias se inician por contacto con el Ag, el sistema inmunitario es capaz
de controlar la magnitud de esa respuesta y de terminarla en el transcurso del tiempo. Los linfocitos T
reguladores disminuyen o suprimen las respuestas de otros linfocitos al Ag. Regulan y mantienen la auto
tolerancia inmunológica para evitar enfermedades autoinmunitarias.
Los linfocitos T activados sintetizan gran variedad de citocinas. Estas son sustancias polipeptídicas
solubles, que afectan la función de las células efectoras del sistema inmunitario, los monocitos,
macrófagos y otras APC. Son sustancias que participan en los mecanismos de defensa inmunitaria y
actúan sobre los linfocitos.
Las citocinas actúan como mensajeros químicos entre las células del sistema inmunitario y actúan
localmente sobre la misma célula que las secreta o sobre células vecinas.
Las interleucinas son sintetizadas por los linfocitos T CD4 + cooperadores y en menor medida por los
monocitos, macrófagos y células endoteliales. Promueven el crecimiento y la diferenciación de los
linfocitos T, B y las células hematopoyéticas.
El antígeno debe ser fragmentado en péptidos pequeños y presentado por las APC especializadas en
conjunto con las moléculas MHC II a los linfocitos T CD4 + cooperadores adecuados. También puede ser
procesado como una parte del mecanismo de activación de los linfocitos B.
Las APC pertenecen al sistema fagocítico mononuclear. Entre ellas se encuentran los macrófagos, los
macrófagos peri sinusoides, las células de Langerhans y las células dendríticas del bazo y de los
ganglios linfáticos. Dos APC que no pertenecen al MPS son los linfocitos B y las células epitelio-reticulares
tipo II y III del timo.
Además de presentar antígenos a los linfocitos T y B, los macrófagos tienen otras funciones en la
respuesta inmunitaria:
Incorporan por endocitosis y degradan parcialmente los Ag proteicos y los polisacáridos antes de
presentarlos en conjunto con las moléculas del MHC II a los linfocitos CD4 + cooperadores.
Secretan múltiples citocinas entre las que se encuentran linfocinas, componentes del complemento
e interleucinas.
Los macrófagos activados destruyen bacterias fagocitadas y Ag extraños. También cumplen una función
vital al secuestrar y eliminar materiales extraños y microorganismos que no despiertan una respuesta
inmunitaria o que son fagocitados, pero no digeridos.
Tejido linfático difuso y nódulos linfáticos: Protegen el organismo contra los agentes patógenos y son
el sitio de la respuesta inmunitaria inicial. El tubo digestivo, las vías respiratorias y el sistema urogenital
están protegidos por acumulaciones de tejido linfático que no están envueltas por cápsula. Los linfocitos y
otras células libres se encuentran en la lamina propia, que se lo llama tejido linfático asociado con
las mucosas (MALT) o tejido linfático difuso. Después del contacto con el antígeno, se desplazan
hasta los ganglios linfáticos regionales, donde sufren proliferación y diferenciación.
La importancia del tejido linfático difuso en la protección del organismo contra los Ag, está indicada por
la presencia habitual de grandes cantidades de células plasmáticas, y por la presencia de gran cantidad
de eosinófilos.
Los nódulos linfáticos son concentraciones bien definidas de linfocitos contenidas en una malla de células
reticulares.
En las paredes del tubo digestivo, las vías respiratorias y el sistema urogenital, suelen encontrarse
concentraciones localizadas de linfocitos, y se las llama nódulos linfáticos. La mayoría son considerados
secundarios.
Los nódulos linfáticos suelen hallarse en las estructuras asociadas con el tubo digestivo como las
amígdalas, el íleon y el apéndice vermiforme. Algunos cúmulos de nódulos se encuentran en
ubicaciones especificas:
El tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos reciben su nombre según la región o el órgano donde
aparecen. En el tubo digestivo, tejido linfático asociado con el intestino (GALT); en las vías
respiratorias, tejido linfático asociado con los bronquios (BALT). MALT=BALT+GALT
Ganglios linfáticos: Son órganos encapsulados pequeños, que filtran la linfa localizada a lo largo de la
vía de los vasos linfáticos. Están interpuestos a lo largo de los vasos y sirven como filtros a través de los
cuales la linfa se filtra en su camino al sistema sanguíneo vascular. Se concentran en las axilas, la región
inguinal y los mesenterios.
Hay dos tipos de vasos linfáticos: los vasos linfáticos aferentes, donde la linfa entra en el ganglio, y los
vasos linfáticos eferentes, que extraen la linfa del ganglio.
Los elementos del ganglio son la cápsula, los cordones y el tejido reticular.
La malla reticular contiene varios tipos de células que llevan a cabo diferentes funciones en la
generación de respuestas inmunitarias.
El parénquima del ganglio se divide en una corteza y una médula. La corteza forma la porción externa
del mismo, mientras que la médula es la parte interna del ganglio.
Los linfocitos en la corteza superficial están organizados en nódulos. Los nódulos de la corteza se
denominan nódulos primarios si están compuestos por linfocitos pequeños, y nódulos secundarios si
poseen un centro germinativo.
La filtración de la linfa en el ganglio linfático ocurre dentro de una red de conductos linfáticos
interconectados llamados senos.
Las vénulas de endotelio alto (HEV) especializadas son el sitio de absorción de líquidos y la entrada de los
linfocitos circulantes en el ganglio linfático.
El ganglio linfático es un sitio importante para la fagocitosis y el inicio de las respuestas inmunitarias.
Timo
Se reconocen seis tipos de células epitelio reticulares según su función: tres tipos en la corteza y tres
en la médula.
La barrera hematotímica protege a los linfocitos en desarrollo en el timo de la exposición a los antígenos. A
los linfocitos que alcanzan la corteza tímica se les impide el contacto con antígenos por medio de una
barrera física denominada barrera hematotímica.
El timo es el sitio de la educación de los linfocitos T. La maduración y diferenciación de las células madre
en linfocitos T inmunocompetentes se denomina educación tímica. Este proceso se caracteriza por la
expresión y la desaparición de moléculas CD superficiales específicas.
Bazo
Es el órgano linfático más grande. Filtra sangre y reacciona inmunitariamente a los antígenos
transportados por ella. Contiene espacios o conductos vasculares especializados, una malla de células
reticulares y fibras reticulares, y un suministro abundante de macrófagos y células dendríticas
La inmunología es la disciplina que estudia los mecanismos de defensa que el sistema inmunitario
altamente organizado es capaz de implementar.
Los fagocitos son células capaces de engullir bacterias y otros cuerpos extraños, además de producir
sustancias bactericidas. Un anticuerpo es una proteína capaz de reconocer sólo a una molécula extraña
que es estructuralmente complementaria. Los glóbulos blancos pueden diferenciar un injerto y pueden
adquirir memoria inmunológica, tienen la capacidad de repetir la respuesta y actuar con eficiencia ante
la presencia de alguna sustancia previamente reconocida como extraña.
Cuando se atraviesa las primeras barreras del organismo, los microorganismos se topan con una variedad
de células y sustancias químicas que conjuntas constituyen la inmunidad innata, que desencadenan la
respuesta antiinfecciosa. En la respuesta inflamatoria se reclutan elementos humorales y celulares en
el sitio de lesión. Una vez detectado el patógeno, se desencadena el proceso inflamatorio que elimina el
microorganismo invasor. Este proceso depende de la interacción ente leucocitos, eritrocitos y plaquetas.
Disponemos de barreras físicas, la piel y las superficies mucosas que constituyen la primera línea de
defensa. La capa externa de queratina de la piel, contribuye a la función inexpugnable de la barrera
física. Sus células más superficiales inducen el reclutamiento de leucocitos que intentarán erradicar
incipientes procesos de inflamación.
Los epitelios de las superficies mucosas son más frágiles que la piel, ofrecen una protección adicional
debida a la secreción de moco, saliva o lágrimas ricas en sustancias microbicidas. El pH extremo también
crea un ambiente inhóspito para bacterias.
Proteínas hepáticas de fase aguda: receptores de reconocimiento de patrones que circulan por el
torrente sanguíneo. Estos receptores solubles, unidos a la superficie del microorganismo inducen la
activación del sistema de complemento. Este sistema está constituido por más de treinta proteínas
plasmáticas y de membrana, enzimas y complejos multiproteicos que actúan mediante una cascada de
activaciones sucesivas. Entre las sustancias que actúan como mensajeros intercelulares se encuentran
las citocinas y los interferones. Las citocinas tienen la función de desactivar de desactivar a las células
responsables de elaborar la respuesta antiinfecciosa. La existencia de mecanismos de desactivación de la
respuesta inmunitario autolimita los mecanismos de defensa una vez que el patógeno ha sido controlado y
evita respuestas que podrían provocar daño en las células.
Las citocinas: Cumplen una función reguladora a través de la transmisión de mensajes entre las células del
sistema inmunitario, y entre el sistema inmunitario y otros sistemas, como el sistema nervioso o
endócrino.
Según la fuente productora de cada citocina se describen las monocinas (producidas por macrófagos y
monocitos) y las linfocinas, producidas por linfocitos T y B. A su vez, las monocinas y las linfocinas que
interactúan con células del sistema inmunitario se denominan interleucinas. Sin embargo, el criterio de
clasificación más utilizado se basa en el agrupamiento de citocinas que realizan funciones biológicas
similares, familias de citocinas proinflamatorias, antinflamatorias, quimiotácticas, de crecimiento y
diferenciación, hematopoyéticas o inmunorreguladoras. El componente humoral de la respuesta innata
comprende citocinas que integran varias de las familias, menos las inmunorreguladoras.
Los interferones: Pueden ser de distintos tipos. Los de tipo I son glucoproteínas producidas en respuesta a
la infección viral, que actúan eficientemente y en muy bajas cantidades. Pueden ser a su vez, α, β u ω. El
IFN-γ es un interferón de tipo II. Los interferones poseen efecto sobre la célula infectada y sus vecinas, así
como sobre otras células del sistema inmunitario. Una vez liberados se unen a receptores específicos en la
membrana de células vecinas e interfieren en la replicación viral.
El componente celular: Abarcan los diversos tipos celulares involucrados en la respuesta inmunitaria
innata: células mieloides y linfocitos NK. Las células mieloides comprenden fagocitos (polimorfonucleares y
monocitos-macrófagos), los granulocitos y las células dendríticas. Hay diversos mecanismos por los que se
lleva a cabo la función de defensa, como la fagocitosis y la citotoxicidad celular. En este proceso, la
presencia de Ac en las membranas celulares es la señal reconocida por ciertos receptores presentes en
células NK capaces de disparar la lisis celular y la liberación de sustancias como la histamina, que
incrementa la permeabilidad vascular durante la respuesta inflamatoria y favorecen así la extravasación
de leucocitos al foco inflamatorio.
El CMH comprende los genes del sistema HLA de clase I, II y III. Las dos primeras clases codifican cadenas
peptídicas involucradas en el procesamiento y la presentación de Ag.
Las moléculas de clase I y II comparten una estructura común de plegamiento tridimensional caracterizada
por la presencia de un surco alargado dentro del cual pueden alojar Ag cuyo origen puede ser intracelular
o extracelular. Los productos de los genes del sistema HLA de clase III participan en aspectos de la
respuesta inmunitaria no relacionados con la presentación de Ag.
Las células del organismo contienen proteasas intracelulares que procesas moléculas propias que deben
ser degradadas. Estos fragmentos se asocian con las cadenas polipeptídicas codificadas por genes del
sistema HLA de clase I y se exponen en la membrana plasmática en todo momento. Todas las células con
núcleo de nuestro organismo presentan en la membrana sus propios “antígenos”. El sistema inmunitario
aprende a reconocer las moléculas propias durante etapas muy tempranas de la diferenciación linfocitaria,
precisamente a través de la presentación de sus propias moléculas dentro del timo. Ésta es la base del
proceso de establecimiento de tolerancia inmunológica. A fin de iniciar la respuesta inmunitaria, las
mismas moléculas HLA de clase I son capaces de presentar péptidos extraños a ciertas células del sistema
inmunitario: un grupo de linfocitos T CD8.
La presentación por medio de moléculas HLA de clase II se circunscribe a un grupo de células inmunitarias,
que las define como células presentadoras de Ag: linfocitos B, monocitos, células dendríticas, células
epiteliales del timo, células de Langerhans y células de Kupffer. También presentan péptidos a linfocitos T,
pero solo CD4.
Los linfocitos B son los protagonistas de la respuesta inmunitaria y humoral, función que realizan a través
de la síntesis de Ac o inmunoglobulinas.
Los Ac son glucoproteínas globulares con una estructura tridimensional que les permiten interactuar de
manera específica con ciertos Ag solubles. La mayor parte de los Ag son proteicos.
Alrededor del cuarto mes de vida fetal comienza la maduración de los LB en la médula ósea. El resultado
de la maduración de estas células es la expresión en la membrana del complejo BCR (B cell receptor).
La teoría de la selección clonal, establece que cada individuo presenta una inmensa diversidad de
linfocitos B, cada uno equipado genéticamente para sintetizar un solo tipo de Ac y un Ag particular sólo
puede reconocer al LB que posea en su membrana el Ac complementario. La interacción Ac-Ag
“selecciona” linfocitos B específicos e induce su proliferación y diferenciación que conduce a la síntesis de
especificidad idéntica a la original.
Unión a partículas extrañas, lo que provoca su aglutinación y favorece la captura por células
fagocíticas. Son opsonizantes.
Unión a patógenos o toxinas microbianas, lo que interfiere en la penetración del patógeno en la
célula. Son anticuerpos neutralizantes.
Interacción con Ag presentes en la membrana de microorganismos. Esta interacción induce la unión
a proteínas del complemento, que expone a los complejos inmunitarios a la acción del sistema
reticuloendotelial o inicia el reclutamiento de leucocitos que participan en la respuesta inflamatoria.
Activadores de complemento.
Unión a células infectadas o tumorales que desencadena en células NK el mecanismo de
citotoxicidad celular. Citotoxicidad dependiente de Ac.
Un pequeño grupo de LB que reside en el bazo produce grandes cantidades de IgM especifica en respuesta
temprana frente a infecciones graves por bacterias encapsuladas.
Con la ayuda de un LT helper (LT helper 2), los LB pueden diferenciarse en células efectoras de la
respuesta adaptativa, es decir, en células plasmáticas. El LT helper (LT helper 1) se diferencia en células
efectoras que producen interferón γ, sustancia capaz de activar los macrófagos.
La función del LT maduro es semejante a la del LB: reconocer antígenos que se adapten a sus receptores
de membrana. El proceso que se desencadena luego del reconocimiento antigénico también es similar:
activación y diferenciación celular que conduce a la producción de clones de células efectoras y células de
memoria.
Las citocinas en la inmunidad adaptativa: Los linfocitos T helper sintetizan citocinas que intervienen en la
regulación de la actividad de los linfocitos T citotóxicos y los linfocitos B. A su vez, la propia diferenciación
y proliferación de los linfocitos T helper tipo 1 o 2 es mediada por la acción de interleucinas. Una vez
eliminado la infección, es primordial regular la respuesta. En este proceso es central la acción de las
interleucinas. Los mecanismos propuestos comprenden la participación de citocinas supresoras como IL-10
y TGF-β, la interacción directa entre linfocitos T supresores y linfocitos T CD4 o CD8 y efectos atenuadores
de la presentación antigénica.