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La salud debe poseer un enfoque integral, incluyendo los ejes del ambiente, la genética y la
nutrición; para permitir el adecuado desarrollo psicosocial. Los primeros 1000 días de la vida
son fundamentales y representan la fase más crítica de la vida; esta fase es continuada por una
segunda fase comprendida entre los 24 meses y los cinco años.
Estas dos fases representan el lapso de tiempo en el cual la mayor proporción del cerebro llega
a desarrollarse, estableciendo conexiones neuronales y proliferación neuronal. Las
capacidades de pensar, hablar, aprender y razonar son desarrolladas y adquiridas en los 36
meses de vida. El comportamiento y los valores para la vida adulta se consolidan.
Algunos factores del desarrollo del infante (como su nutrición, agua potable, poseer un
entorno seguro) y factores genéticos afectan en el desarrollo del sistema nervioso. Estos
adquieren mayor relevancia en los periodos críticos, momentos en los cuales su impacto en el
desarrollo del órgano es mayor.
La mala nutrición posee efectos negativos tanto a corto como largo plazo, afectando a corto
plazo:
El crecimiento muscular
Desarrollo del cerebro
Programación metabólica de la glucosa, lípidos, hormonas, proteínas.
El rendimiento cognoscitivo
La capacidad laboral
La inmunidad
Puede producir diabetes, obesidad, trastornos cardiacos, alta presión sanguínea,
cáncer y ataque cardiaco.
Es fundamental para el desarrollo del niño que las madres reciban una educación adecuada,
que estos reciban nutrición, saneamiento básico y se desarrollen en un ambiente afectivo.