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ETAPAS DE NOVIAZGO

Objetivo de la lección: Descubrir las etapas y tipos de noviazgo.

Cita bíblica: “3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os


apartéis de fornicación; 4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa
en santidad y honor; 5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no
conocen a Dios…” (1ra. Tesalonicenses 4:3-5)

1. Etapas del noviazgo.

Primera etapa: la amistad

Amor y romance precedido por la amistad dará una firme base para las etapas
subsiguientes. La amistad es el fundamento sólido de toda relación que crece. Si
quieres tener un edificio alto tienes que pensar en qué tan fuerte debe ser el suelo
que lo soporte.

Esta etapa origina la confianza, respeto, cortesía y aceptación hacia los demás.
Significa que cuando lleguen las dificultades en tu vida y la mayoría corre, el
amigo quedará a tu lado. Aquí la apariencia personal toma un giro muy
importante porque está en juego “la atracción”. Este es el juego de la flor con los
pétalos: “Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere…” Todo dependerá
de cuantos pétalos tiene tu flor.

Segunda etapa: encuentros casuales


Consiste en verse “de vez en cuando” en la cafetería de la escuela, en la iglesia o
en una actividad general de la comunidad. No se hacen citas oficiales con lugares
ni horas específicas. Se comparte en grupos o familias. Le dices a tus amigas o
amigos que esa “muchacha” o “muchacho” te gusta.

Tercera etapa: amistad especial

Significa compartir actividades tales como banquetes, fiestas elegantes y eventos


especiales que requiere ir acompañado de alguien muy especial. Se habla de lo
que está sucediendo alrededor, amigos o familiares. Se incluyen ver películas en
video o mirar la televisión, escuchar conciertos, asistir a eventos deportivos o
sencillamente escuchar música.

Cuarta etapa: Noviazgo

Ya la pareja se identifica con atenciones especiales mutuamente y


exclusivamente el uno hacia el otro. Se hacen preguntas personales como gustos,
asuntos que desagradan.

Se comienza a conocer la familia tanto de un lado como del otro. Incluyen


juegos, andar en canoa, nadar visitar museos de arte, zoológicos, planear y
cocinar juntos una comida,

etc. Estas citas son oficiales y a ellas no se debe llegar tarde ni suspenderlas por
ninguna otra actividad. Estas citas reafirman los sentimientos de autoestima,
ayudan a la pareja a conocerse mutuamente y crean lazos de responsabilidad
mutua.

Quinta etapa: el compromiso privado

Es la etapa existente entre el noviazgo y el compromiso formal. La pareja habla,


entre ellos, en términos de una relación permanente y hace planes tentativos
hacia el matrimonio. Su compromiso es privado y personal y no definitivo ni
obligatorio. No se hace un anuncio formal, ni están en progreso los planes de
boda. Se utiliza la frase en términos de “algún día, cuando nos casemos”. Aquí se
habla de los temores y planes hacia el futuro cercano.

Sexta etapa: Compromiso Formal

Estas seis etapas debieran de cubrirse en un término de año y medio. En esta


etapa, la conversación gira en torno a temas de mayor privacidad: trato mutuo,
uso del dinero, trabajo, relación sexual, cuántos hijos desean tener y en cuánto
tiempo.

Nota Importante: Es más fácil romper un compromiso antes de llegar al altar que
un matrimonio o una familia.

Séptima etapa: Matrimonio

Después del compromiso, lo recomendable sería que la boda se planificara entre


seis a siete meses. Esto dará suficiente tiempo para hacer los preparativos. Para
esta última etapa tendremos todo el resto del año para estudiarla y hacer mejoras .

Violencia en el Noviazgo
Adolescente
Instituto de Gé nero y Promoción de la Igualdad

El Defensor del Pueblo llevó a cabo un estudio diagnóstico de la problemática particular


de la violencia en las relaciones afectivas de adolescentes de Córdoba.
Los resultados muestran que la violencia es una problemática vigente en las relaciones de noviazgo
de los y las adolescentes y adquiere ciertas particularidades en función de esta etapa del ciclo vital.
La violencia psicológica es la predominante. Más del 72% de los chicos y la chicas que tienen
o han tenido un noviazgo reconoció la presencia de al menos un indicador de violencia
psicológica en sus relaciones.
Entre las actitudes que pueden configurar este tipo de violencia las más reconocidas son: "te reclama
y hace problemas cuando estás con tus amigos", "decide todo lo que harán juntos", "quiere cambiar
tu modo de ser" y "te maltrata con la excusa de que vos lo provocas".
Con respecto a la violencia sexual, más de la mitad de los adolescentes encuestados
manifestaron haber vivido una situación de este tipo. Las que más mencionaron son "contó
intimidades a sus amigos", "quiso tocarte sin tu consentimiento", "te impide que usen preservativo"
y "te obligó a tener relaciones sexuales sin tu consentimiento".
En cuanto a la violencia física, 3 de cada 10 adolescentes identificaron la presencia de
violencia física en sus relaciones de pareja, principalmente a través de pellizcos, empujones,
tironeo y golpes. Un 4% reconoció haber sido golpeado alguna vez por su novio/a.
Una característica es la direccionalidad. Tanto varones como mujeres adolescentes, reconocen
vivenciar violencia en porcentajes similares, a diferencia de su manifestación en las
relaciones de pareja adultas donde son las mujeres las que más sufren situaciones de
violencia. Los rasgos específicos de las relaciones adolescentes están marcados por el tipo de
relación que predomina (primeras relaciones, esporádicas y de corta duración, sin convivencia, ni
presencia de hijos/as, ni un proyecto económico en común), y por las características de la población
adolescente (se encuentran en proceso de desarrollo y búsqueda de su identidad, donde los
mandatos sociales aún no están tan afirmados como en la adultez).

CELOS
Los celos son el principal motivo de discusión en las parejas adolescentes. Las distintas
maneras en que se expresan pueden configurar, o no, diferentes tipos de violencia. La problemática
no reside en "sentir celos" sino en las diferentes acciones y conductas que se desprenden
como consecuencia de sentirlos.
La mayoría de los chicos/las chicas conceptualizó a "los celos" como "desconfianza hacia el otro/a"
o "inseguridad sobre uno/a mismo/a". Menos del 20% los identificó como una expresión de control
hacia el otro/a, y un 10% como "manifestación de interés/amor por el otro/a". Estos sentidos
contribuyen a la justificación de expresiones de control en nombre de la desconfianza, de las
inseguridades personales, o del amor.
A su vez, más del 70% de los/las chicos/as encuestados percibe a su pareja como "algo/muy
celoso/a". Estas percepciones reflejan que los celos, en mayor o menor medida, son parte de la
cotidianeidad de las/los adolescentes.
Además distinguen diferentes tipos de celos, desde los denominados "excesivos", a los "tontos y
sanos". Las situaciones identificadas como "justificables" son aquellas donde su pareja interacciona
con desconocidos/as, ex-parejas o salidas con amigos/as.

REDES SOCIALES
Las nuevas tecnologías y el desarrollo tecnológico inauguran escenarios o canales por donde
se pueden ejercer formas de violencia en las relaciones de pareja. Es decir, su uso puede
reforzar o reproducir mecanismos y modos particulares de ejercicio de la violencia en las relaciones
de noviazgo de los y las jóvenes.
Si bien la mayoría no utiliza sólo una red social, sino que simultáneamente usan distintas redes,
WhatsApp es la más utilizada por los/as adolescentes para comunicarse con sus relaciones de
pareja.
En la investigación se seleccionaron las conductas más relevantes en el uso de las redes sociales y
de mensajería, a partir de la valoración que hicieron las/los adolescentes en relación con el
comportamiento de su pareja ante determinadas situaciones.
Se destacan aquellas que expresan una situación de malestar vinculado con: "no responder un
mensaje en el tiempo que el otro/la otra demanda" (más del 80% manifestó que su pareja se
enoja eventual o frecuentemente ante esta situación), "si te ve en línea y no le hablas" (alcanza
un 63,4%) y si "revisa la hora de tu última conexión" (llega al 52,4%).
En relación con estos comportamientos, se puede sostener que son expresiones de control sobre
los tiempos, actividades y comunicaciones. Lo es también cuando se le exige a la pareja dar
cuenta de fotos que se publican, amigos/as o seguidores que se mantienen en las redes sociales,
llamadas o mensajes que recibe de otros/as. Estas expresiones representan formas directas de
control, restringiendo y condicionando los contactos y las comunicaciones que la persona mantiene
con otros/as. Siguiendo esta línea, aparece como preocupante, que casi la mitad de las/los
adolescentes encuestados que tienen relaciones de pareja, expresan que las mismas han
revisado su celular en varias ocasiones.
Al indagar los comportamientos en relación con la variable sexo, se observó que no hay diferencias
entre varones y mujeres. Es decir, ambos reciben y ejecutan maltrato psicológico a través de las
redes sociales y servicios de mensajería de igual manera.

ESTEREOTIPOS DE GÉNERO
Los estereotipos de género que aún encuentran conformidad entre la población adolescente son
especialmente aquellos vinculados a la asociación de las mujeres al ámbito de lo privado, lo
doméstico y los cuidados.
En relación con este apartado es preciso destacar que son los varones quienes más sostienen
estas ideas. Sin embargo, se distingue que la maternidad ya no es, para las chicas
principalmente, el eslabón clave de la "plenitud de una mujer". Es decir que las mujeres "se
realizan" también alrededor de otras concreciones, no sólo el hecho de ser madres.
El cuerpo estereotipado de mujer sigue siendo una referencia en la población adolescente.
Aunque esto impacta de diferente modo en varones y en mujeres: las mujeres "sufren" la
imposición de este cuerpo ideal, mientras que los varones lo "consumen". Cualquier
desplazamiento del mandato, por no tener ese cuerpo, por no creer en ese cuerpo o por no
consumirlo puede ser motivo de algún tipo de vulneración social.
Del análisis de las respuestas sobre estos estereotipos, surge además que la responsabilidad de la
protección de las mujeres es principalmente asignada/asumida/sentida por los varones. Esto
refleja la presencia de estereotipos de género no sólo vinculados a la idea de varón protector,
competidor, garante del sustento y hasta de la vida, sino que refuerza las percepciones sobre
mujeres que debieran quedarse en el hogar o bien andar en compañía de "hombres que las protejan".

MITOS SOBRE LA VIOLENCIA


Los mitos sobre violencia se organizan a partir de estereotipos de género. 3 de cada 10
adolescentes sostienen la idea de que las chicas que viven maltratos por parte de sus parejas
no terminan la relación porque no quieren.
A su vez, la idea de que la violencia es un "asunto privado" invisibiliza su dimensión social y
política y deja la resolución de un problema que es social en el campo de lo privado. No obstante,
en relación con este mito, 8 de cada 10 adolescentes está "muy en desacuerdo/algo en desacuerdo"
con la idea de la violencia como algo privado.
La percepción de la "violencia como natural" pone en el terreno de "lo innato" algo que en
realidad es social, cultural, modificable y/o condenable. La imposición de la masculinidad
hegemónica y sus estereotipos de varón vinculados a ser "fuerte, firme, recio, viril" abona la
representación de que la violencia es innata al hombre, es decir presentan lo que son características
históricas, culturales y socialmente construidas, como "dadas o naturales".
MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO
Los peligros de los mitos del amor romántico radican en que pueden llegar a invisibilizar o
justificar manifestaciones de violencia en la pareja en nombre del amor.
En este sentido, sí se encuentran diferencias entre varones y mujeres. Son los hombres los
que sostienen en mayor medida estos mitos, sobré todo el que refiere a que "por amor todo se
perdona", "el amor verdadero debe durar toda la vida" y los "celos son una expresión de amor". A su
vez es significativo el porcentaje de chicas y chicos que tienen conformidad con la idea de que el
amor verdadero demanda "entrega total". Cabe aclarar que este sentido, en relación con los mitos
de amor romántico, está asociado a la postergación/resignación de lo propio, vulnerando de esta
manera la posibilidad de entablar relaciones saludables.

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