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El punto de partida de la reflexión ética es el hombre y su experiencia moral vivida.

Se trata de la
experiencia inicial que todo ser humano tiene al vivir algo y que manifiesta que el hombre es
alguien, es decir un sujeto que vive una experiencia de ser a la vez sujeto de conocimiento y de
acción. La experiencia moral se construye a partir de la experiencia que el yo tiene de sí mismo al
interactuar en el mundo con otros como yo, en esta experiencia los componentes morales la
constituyen en buena medida. La ética debe responder si la experiencia moral del bien o el mal son
momentos descriptivos y experienciales o momentos normativos esenciales. La ética es la ciencia
sobre la moralidad en su aspecto normativo y su misión es objetivar y justificar las normas, no solo
presentarlas. Pues su dominio es el de las acciones humanas en cuanto aptas para la valoración o la
referencia a normas.

Ahora bien, los valores están unidos a experiencias concretas del sujeto y sobre ellos surge la
discusión de su objetividad y subjetividad en la que corremos el riesgo de quedarnos en un callejón
sin salida. Los valores son atributos o cualidades de las cosas a las que se atribuyen. Son unos
criterios que dan sentido y significado a la cultura y la sociedad. Pertenecen al orden del deber ser.
Para objetivistas dependen del objeto y existen independientes de la conciencia y voluntad
valorativa del sujeto; para los subjetivistas dependen por completo de la subjetividad individual o
colectiva, independiente de las características del objeto. Para los defensores de esta corriente
valorar consiste en descubrir valores.

En esta corriente encontramos dos concepciones distintas.


1. Para Max Scheler y Nikolai Hartmann., Los valores son independientes, tanto de los sujetos que
valoran como de las cosas y los bienes en que se encuentran. Los valores son entes
ideales, objetivos y absolutos, existentes en sí y por sí, que poseen una esencia propia y una
existencia ideal.
2. Otros filósofos pertenecientes a muy diversas corrientes filosóficas, como Maritain, Ortega y
Gasset y casi todos los neoescolásticos, sostienen que no existen valores independientes en sí, sino
objetos reales e ideales ( bienes), que por ser bienes poseen valor y se presentan a las personas
invitándoles a su realización, o sea los valores son los propios seres reales e ideales en tanto en
cuanto se presentan como bienes a las personas.
 Las tesis fundamentales del objetivismo, pueden sintetizarse de la siguiente manera: separación
radical entre valor y bien, y entre valor y existencia humana. 
Dependen tanto de las propiedades del objeto como de las necesidades humanas que se traducen en
deseos. No son objetos en sí, por ello necesitan un portador, existen porque un objeto, fenómeno o
proceso los porta a través de sus propiedades. No puede hablarse de valores sin la aparición del ser
humano que es el ser capaz de valorar las significaciones de las propiedades de las cosas para él.
Otros piensan que los valores vienen determinados por su carácter colectivo, su estimación es
objetiva porque es colectiva, se trata de algo a lo que nos ha predispuesto la sociedad. Por ello
algunos valores varían de una cultura a otra. Pero, si es así, no serían plenamente objetivos pues su
existencia depende de estimaciones sociales y pueden variar, aunque tampoco estarían sometidos a
la subjetividad pues la estimación de estos los objetiviza por la imposición de la sociedad que
establece normas valorativas que posibilitan la existencia de escala de valores.

Los valores no fueron tema en filosofía solo hasta mediados del siglo XIX y principio del XX
produciéndose en este momento una verdadera sistematización del conocimiento en torno a los
valores. Lotze es el primero en definirlos como algo libre de realidad y establecer una diferencia
entre el ser y el valer, de tal modo que los valores no son, pues no son entes, pero valen porque al
sujeto le agradan o los desea. Así aparece un nuevo tema de discusión filosófica. Anteriormente
Adam Smith los refiere a la economía política.
Bertano y sus discípulos los identifican con cosas que nos agradan y que son valiosas porque los
deseamos, descubriendo su carácter intencional. Los valores se refieren al sentimiento del mismo
modo que la verdad al juicio. Se fundan en un acto valorativo que es un proceso emocional
intencional.

Nietzche es el filósofo que más utiliza la terminología, para él los valores tienen su origen en la
voluntad de poder y son falsos, ya que se trata de convenciones admitidas para la supervivencia de
los débiles. Proclama la necesidad, entonces, de la transmutación de valores para que la civilización
cristiana de paso a una nueva cultura. Entendiendo el sentido dinámico de la historia en el que se
crean y destruyen valores por lo cual estos son de carácter subjetivo, así los valores vigentes serán
sustituidos por otros.

Los positivistas lógicos piensan que los valores son simples estados anímicos y que los juicios de
valor son imperativos morales disfrazados. Niegan la existencia de una verdad valorativa y se
desestiman los problemas axiológicos como problemas de investigación científica al considerarlos
carentes de fundamento objetivo. Son pseudoenunciados que solo sirven para expresar sentimientos
o deseos propios. No son verificables y por ello quedan por fuera de la ciencia.

Para el existencialismo el acto de valorar es un acto subjetivo que no viene precedido de una norma
objetiva. Para Sartre la libertad es el único fundamento de los valores y nada justifica el que yo
opte por uno u otro.

El subjetivismo axiológico parte de la consideración de que los valores se sitúan al margen del
conocimiento. El objetivismo axiológico tiene a su máximo representante en Scheler quien critica a
Kant porque equipara a los bienes con los valores. Para Scheler los valores son objetivos y
universales, tienen una existencia independiente y anterior al sujeto que valora y al objeto en que
residen. Es el sujeto el que descubre los valores que estaban ahí. Producen en nosotros el
fundamento del aprecio o la desaprobación. Si son descubiertos o no por el hombre, siempre serán
valores.

Scheler funda una nueva ética material, alejándose de los que fundamental la acción del hombre
como movida por fines o bienes. Los valores son reales y concretos verdaderos impulsores de la
conducta humana. Estos valores son descubiertos mediante la experiencia porque están en una
realidad exterior, captados por una intuición emocional e intencional dado que son aprehendidos por
percepción afectiva, hay aquí una lógica emocional conocida como intuición emocional.

Descubre en los valores los objetos que le dan sentido al vivir moral del hombre. Los objetos que
pueblan el mundo en el que vivimos poseen cualidades variadas, la mayoría poseen otro tipo de
cualidades: las cualidades de valor. Lo característico de estas propiedades es que los hacen
atractivos o repulsivos. Por ellos las cosas provocan o reclaman una respuesta afectiva de parte del
sujeto. Ante lo que posee estas cualidades vivimos una respuesta sentimental un íntimo
pronunciarse a favor o en contra.

Entonces, los valores son cualidades que tornan los objetos buenos o malos que no existen sin los
objetos. Lo primero que se nos da de un objeto es su valor, la relación que hay entre el valor y su
depositario es lo que hace posible la axiología.

Pone el mayor empeño para demostrar la objetividad del valor, el cual no es fruto de una valoración
afectiva. Siguiendo a Bertano y Huserl, piensa que lo valioso no comparece ante nosotros en actos o
vivencias cognitivas de índole teórica sino de vivencias emocionales, No tomamos contacto con los
valores en representaciones o juicios sino con sentimientos intencionales. Los cuales se tratan de
vivencias emotivas no percepciones teóricas, que al igual que estas son intencionales. Las vivencias
que llamamos sentimientos carecen de intencionalidad a los que Scheler llama estos sentimentales.
En cambio, los sentimientos intencionales no son estados sino actos penetrados de intencionalidad.
Actividad que cuando estamos frente a dios valores diferentes preferimos elegir en sentido
tendencial o práctico hacia uno de ellos. Estos sentimientos intencionales son los que nos permiten
el acceso a los valores. Para Scheler toda teoría ética debe basarse en una teoría de valores y la tabla
que propone es inmutable y absoluta. Para él os valores tienen las características de la polaridad la
cual se encuentra en la esencia de los mismos, por lo que todo valor va acompañado de un
contravalor formando entre ellos una unidad de contrarios, son positivos o negativos. Jerarquía:
todos los valores y contra valores no ocupan el mismo nivel. Existe un valor fundamental que es
prioridad alcanzar hasta un antivalor que se debe evitar. Y por último Altura.

Las diferentes corrientes filosóficas han establecido un criterio axiológico por el que las
propiedades de las cosas llegan a ser significativas, es aquello que es más importante alcanzar.

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