Está en la página 1de 24

1

Introducción

El homo sapiens sapiens ha desarrollado una estrategia de supervivencia inédita en la


historia de la vida sobre el planeta: la sociedad.
Puede decirse que otros seres vivos también tienen hábitos gregarios y actúan en
conjunto para sobrevivir y perpetuar su especie, como por ejemplo las hormigas, pero la
forma en que estos animales actúan, se relacionan entre sí y con el medio, está configurada
por las adaptaciones al medio y sus exigencias: anatómicas, fisiológicas y la herencia
genética.
Al contrario que otros seres vivientes, el ser humano no está en contacto directo con
sus semejantes y su entorno, ni reacciona a ellos por el puro instinto y estímulos sensoriales;
con el tiempo ha antepuesto entre él y el universo lo que muchos científicos y filósofos
denominan un “universo simbólico”. Los seres humanos, con su capacidad de razonar dieron
y dan nombre a los seres que lo rodean, vivos y no vivos concretos y abstractos, es decir,
crean conceptos, símbolos. De estas representaciones mentales y las relaciones entre ellas se
desarrolló el lenguaje y con él, el pensamiento. Las relaciones entre los seres humanos están
determinadas por este mundo simbólico, que les da diversas significaciones y las ordena de
formas que van cambiando con el tiempo. Este orden simbólico, este status quo que de una u
otra forma regula y permite la convivencia, es, a grandes rasgos, lo que dio origen a la
sociedad. El gran salto cualitativo que dio el género humano a continuación, fue la aparición
de la lectura y la escritura.
Todas las sociedades humanas, en menor o mayor medida educaron a sus miembros,
en el sentido de reproducir un capital cultural que asegurase su supervivencia en el tiempo.
Reflexionar sobre cómo la lectura y la escritura fueron y son el vehículo de
aprendizaje y creación de saberes de civilizaciones-pilares de la cultura occidental: Grecia y
Roma de la Antigüedad, la Europa Feudal y el Occidente Cristiano de la Edad Media... en
base a qué motivaciones políticas, sociales, económicas y religiosas se educaba, qué
instituciones intervenían en el proceso educativo y qué clase de sujeto buscaba lograr dicha
Educación en cada caso, es el motivo de la realización de este trabajo.

El mundo griego: el nacimiento de la democracia.


2

Abbagnano y Visalberghi (1969) muestran un panorama general de lo que fue el


sistema de gobierno que se fue instituyendo en las Polis o Ciudades-Estado del mundo
griego, cuando las monarquías se van limitando en sus atribuciones y son reemplazadas
gradualmente por magistraturas colegiadas, formadas por aristócratas, que se transforman en
la clase gobernante, pasando la figura del Rey a ser un cargo simbólico, relacionado, por
ejemplo, con los oficios religiosos en Atenas y con la autoridad militar en Esparta y aquí
aclaran estos autores:

“En ciertos casos la dignidad real sobrevivió si bien reducida a un puro nombre o
transformada y sometida a la autoridad aristocrática. En Atenas, uno de los arcontes, cuyas
funciones eran más religiosas que políticas, se denominaba “arconte rey” (también en la
Roma republicana sobrevive un resto de la institución monárquica en un cargo religioso, el
“rex sacrificulus”). En Esparta, donde el poder político está sólidamente depositado en
manos de la magistratura de los éforos, hay dos reyes con funciones de comandantes
militares, aunque en realidad están sometidos estrechamente a los éforos incluso durante las
campañas bélicas”. (p. 37)

Siguiendo con esta introducción de los autores al tema, es en este contexto donde nace
el germen de la democracia, ya que si bien los miembros de estas magistraturas o éforos
compartían una posición social y económica similar excluyente, las decisiones de gobierno
eran sometidas a debate y consenso. Los autores señalan también cómo se inicia un inédito
experimento social: los inicios de la forma de gobierno republicana y una primitiva idea del
ciudadano, con sus derechos y obligaciones, ideas nacidas en un principio por una cuestión
de supervivencia política:

“No es fácil explicar por qué esta evolución se cumplió por primera vez en Grecia y
no en otro lugar (por ejemplo, en Fenicia). Se sabe que en su determinación participó
prominentemente una clase plutocrática constituida merced al tráfico marítimo y para la
cual la forma preponderante de riqueza consistía en bienes muebles (naves, mercaderías,
esclavos) y no agrarios como sucedía con la aristocracia tradicional. [...] Naturalmente,
nada impedía a los aristócratas más progresistas ejercer el comercio, con lo que no sólo
hubieran participado en nuevas formas de riqueza sino también en una nueva mentalidad. La
clase plutocrática, independientemente del origen de cada individuo, comprobó en varias
ocasiones la utilidad de apoyarse en las clases más modestas para combatir el monopolio
político de la nobleza agraria tradicional; resultado de ello fue que poco a poco se
3

reconocieron derechos políticos a todos los ciudadanos libres, sin distinción de origen o
riqueza”1.

Si bien hay similitudes en su origen, la forma de gobierno democrática que nace en


Grecia Antigua tiene diferencias según la Polis donde ésta se desarrolló. Las dos Polis más
importantes -Atenas y Esparta- eran dos ejemplos bien diferenciados, aunque algunas
características del “ciudadano libre” eran comunes a ambas, como describen Abbagnano y
Visalberghi :

“El proceso de democratización de las instituciones políticas, precisamente por el


hecho de que suele presentarse acompañado por una gran prosperidad económica basada en
el comercio, coincide también con la afluencia hacia las polis más importantes de
mercaderes y artesanos extranjeros que difícilmente obtienen plenos derechos de ciudadanía
(en Atenas se denominaban metecos), pero sobre todo de una gran cantidad de esclavos. Bien
presto los ciudadanos libres quedan reducidos a una minoría, con frecuencia una reducida
minoría. Por consiguiente ellos mismos constituían una especie de aristocracia con respecto
al conjunto de la población urbana”2.

El espartano, de acuerdo con estos dos autores, recibía la educación típica de un


Estado totalitario, donde primaba el bien de la patria sobre el bienestar y libertades
individuales: los varones eran sometidos a un entrenamiento riguroso y brutal, que incluía
todo tipo de privaciones y torturas físicas y las mujeres eran criadas para ser madres “fuertes”,
dispuestas a enviar a todos sus hijos a la guerra y reemplazar a los caídos.

En este contexto, la Educación ética y moral, e incluso la enseñanza de la literatura y


el alfabeto tan cara a otras Polis, tenían poca importancia para el Estado espartano:

“Naturalmente, la educación física y el adiestramiento militar ocupaban un lugar


prominentísimo, y sobre todo se tenía cuidado de habituar a los jóvenes no sólo a dormir en
incómodas yacijas, a comer frugalmente y a resistir el frío y el calor, sino incluso a soportar
graves penalidades y feroces palizas sin inmutarse. Por el contrario, parece que en la
educación espartana ocupaban un lugar muy secundario la cultura literaria e incluso el
alfabeto”3.

1 Abbagnano, N. y Visalberghi, A (1969): “Historia de la Pedagogía”, Ed. Fondo de Cultura


Económica, .Pág. 37.
2 Ídem. Pág. 38.
3 Abbagnano, N. y Visalberghi, A (1969): “Historia de la Pedagogía”, Ed. Fondo de Cultura
Económica, .Pág. 27.
4

Los autores resaltan la importancia de la Educación ateniense, que era más


representativa del espíritu griego; a diferencia de la conservadora y estatista Educación
espartana, la Educación ateniense tenía la virtud de renovarse y evolucionar. La aristocracia
ateniense no desapareció, como tampoco la religión tradicional, sino que se dio una
continuidad, una conjugación entre la Educación aristocrática y la Educación democrática.

Abbagnano y Visalberghi, basándose en las palabras de Platón, señalan que música y


gimnasia eran el fundamento de la “Antigua educación”, que poco a poco se fue extendiendo
a las diversas clases sociales, a diferencia de Esparta, donde eran materias auxiliares en la
formación guerrera de sus ciudadanos. En Atenas también se formaba al “ciudadano-
soldado”, pero esto se dio más tardíamente, durante el conflicto del Peloponeso: se hacía una
especie de conscripción, la efebía, de los 18 a los 20 años de edad. La música era enseñada
por el citarista, y la gimnasia por el pedotriba en la palestra. Junto a estas dos figuras
docentes aparece el gramático, que enseñaba lectura, escritura y, probablemente, a hacer
cuentas, este último pasó a ser el didáscalo4.

Desde un punto de vista personal, este contexto sociopolítico democrático que surgió
luego de varios ensayos (reinados, tiranías, aristocracia), fue lo que permitió el nacimiento de
una nueva actividad intelectual. El proceso que se produjo en la polis, donde una forma de
discurso más "primitiva" -el mito- es reemplazada por una manera de usar la racionalidad, el
logos o palabra argumentada, lo que se denominó filosofía. Quien propusiese algo como
verdadero, debía dar fundamentos de su afirmación y respuesta a los contraargumentos de
quienes escuchasen. Esto convirtió al nuevo saber en un conocimiento crítico, expuesto al
examen y la discusión. Es en definitiva Grecia donde se puede ver con gran claridad este
verdadero proceso de transición, donde la escritura se impone como medio de transmisión
cultural por excelencia. Los pueblos helénicos adoptan hacia el siglo VIII a. C. una escritura
alfabética de origen fenicio, que los griegos perfeccionan agregando signos para las vocales
faltantes, de acuerdo con el texto de García Gual (1989) 5. El autor español explica que la
"alfabetización" de los griegos se cristaliza finalmente hacia el siglo V a. C., cuando el mito
no es ya meramente transmitido por el cantor, sino que también entra en juego la inspiración e
imaginación del poeta, cuya obra toma al mito como punto de partida para crear una obra que
en palabras del mismo García Gual, tiene una competencia admitida con la versión

4 Ídem. Pp. 27-29. Síntesis.


5cf GARCÍA GUAL, Carlos (1989). "La Mitología. Interpretaciones del Pensamiento Mítico". 2
edición. Montesinos. Barcelona. Pág. 31.
5

tradicional: “[...]Frente a la tradición mítica se han constituido la historia, y las


investigaciones científicas, como saberes críticos y racionales"6. El autor también identifica a
la palabra escrita como portadora de una función política, desde la selección que hace la
literatura de ciertos mitos y el oscurecimiento de otros, dirigidos a un público determinado,
siguiendo intereses políticos que se generaban en aquel mundo griego, fragmentado en
ciudades-estado.

De acuerdo con Cavallo y Chartier (1997), de la mano de esta cada vez más
sofisticada oralidad (discurso hablado/exposición oral de un escrito) se desarrolla una
escritura que fija el discurso, es decir, que la escritura estaba al servicio de la cultural oral en
el sentido de conservación a través del texto. Es en el s. V cuando finalmente se marca la línea
entre el libro sólo destinado a la fijación y el libro destinado a la lectura. En este primer
período, existían diversas clases de lectura según las diversas competencias y funciones. En
general, la práctica de la lectura se daba más como ocasión de la vida social más que lectura
individual:

“ [...] el libro goza de la libertad de "circular" en todas direcciones, y se presta a


una lectura libre, a una libre interpretación y un libre uso deI texto. Esta novedad de un
libro que transmite un lógos escrito, destinado a la lectura, entraña otras implicaciones. Este
es el momento en eI que pasa a restringirse la separación -que en Grecia se reconstruye
desde el sigla VI hasta finales deI va.c.- entre una presencia escasa del libro y, por el
contrario, una difusión más bien amplia de la alfabetización y las prácticas de lectura de
inscripciones oficiales o hasta el nivel de las clases urbanas inferiores. Se trata de una
separación que afecta, más en profundidad, a la función misma de la escritura en aquella
época. La producción de escritos expuestos a la lectura pública y sobre todo los modos
formales de exposición y las tipologías de mensaje de esos escritos constituyen uno de los
aspectos calificantes de la democracia ateniense a partir de su institución (508/507 a.c.)”7.

Ya durante el helenismo (aprox. 400 a. C.), El rol fundamental del libro es la


composición, circulación y conservación de la obra. Se funda la Biblioteca de Alejandría.
Ampliación del campo de la lectura; se desarrolló el arte de la lectura para un público y la
lectura en voz alta hizo que el libro se volviera “animado” (interpretación oral y gestual). Al
6 Ídem, pág. 35.

7 CAVALLO, Guglielmo; CHARTIER, Roger(compiladores, 1997). Historia de la lectura


en el mundo occidental. Pág. 22.
6

mismo tiempo, hay más lectores y más lecturas privadas e individuales. Se pasó de la lectura
como forma asociativa a la lectura como repliegue sobre sí mismo (relación estrecha entre
libro y lector): “De la lectura como momento de vida asociativa propia de la polis se había
pasado a la lectura como repliegue sobre sí mismo, como búsqueda interior, reflejo de las
demás actitudes culturales y corrientes de pensamiento de la civilización helenística”8.

La Educación en el mundo Helenístico-Romano

En esta etapa Abbagnano y Visalberghi (1969) encuentran una simplificación del


modelo educativo griego: la música, la danza y gimnasia pierden preponderancia ante el
sentido pragmático romano y se da una mayor prioridad a la lectura, escritura y aritmética.
Hay una Educación elemental, impartida por el didáskalos (lectura, escritura, aritmética),
Educación media, que era dictada por el gramático, con el que se leían y comentaban los
“clásicos” (La Ilíada y la Odisea de Homero, por ejemplo) en forma minuciosa y mayormente
mnemónica. Finalmente la educación Superior instruía en el arte de la oratoria, que era
enseñada por el réctor, más tarde llamado sofista.

Había un currículum, lo que hoy se llamaría un plan de estudios, pero como muy
simplificado con respecto a tiempos anteriores. La Educación tenía un carácter enciclopédico,
con poca preponderancia de, por ejemplo, las matemáticas y la geometría y una astronomía
con mucho de fantástico e imaginario. Abbagnano y Visalberghi (1969) encuentran
paradójico que se diera este tipo de Educación “sistematizada” en una época en la cual se
dieron avances en estas y otras ciencias, dignos de admiración, pero es evidente que el avance
científico no implicaba divulgación del conocimiento. Por ejemplo en el S III A. C. Aristarco
de Sarnos formula una hipótesis heliocéntrica que inspirará a Copérnico 1800 años más tarde,
pero de ello sólo tuvo noticias un pequeño grupo de especialistas. Otro punto a destacar era
que la Educación era impartida por maestros especializados. La Educación Superior que se
daba en instituciones diversas como el “colegio de efebos” o el Museo de Alejandría, pero la
línea general de la misma era retórica-literaria. Los rétores o sofistas tomaban la guía de la
Educación de los jóvenes egresados del colegio de efebos. Sobre esta etapa amplían
Abbagnano y Visalberghi:
8 Ídem. Pág. 29.
7

“Mención aparte merecen las escuelas filosóficas, las instituciones de alta cultura
como el Museo de Alejandría, y las escuelas de medicina. En ellas más que en otras partes
sobrevivía una característica privativa de la educación superior de la Grecia clásica o sea,
la convivencia cotidiana”9.

En Roma se daba gran importancia a la formación civil: el joven, a la edad de 16


años, era llevado por el padre al Foro, para asimilar las bases de la vida política y social. Más
tarde se comenzó a emplear una persona especializada en derecho para orientar al joven en la
vida político-jurídica de la ciudad. Roma formaba principalmente al ciudadano-jurista. Pero,
sin importar el grado de riqueza o escalafón social, el joven entraba a los 17 ó 18 años en el
Ejército como soldado raso, aunque luego los mismos influían en el futuro del joven en la
carrera militar.

“En general, se puede conjeturar por varios indicios que la mentalidad romana —
más respetuosa que la griega de los derechos de la infancia— era menos severa en la
disciplina y más directa en la vigilancia de la formación moral, que no se dejaba al
“pedagogo” esclavo sino que era objeto de la solicitud de los padres. Por lo demás, el
“pedagogo” romano a cuyos servicios recurrían las familias más ricas, goza de mucha más
consideración que en Grecia y es a menudo un liberto culto y estimado. Esta actitud se
sintetiza en la célebre máxima del poeta Juvenal: “Maxima debetur puero reverentia”10.

Cavallo y Chartier (1997) coinciden con Abagnano y Visalberghi en que los romanos
tomaron gran parte de la cultura griego-helénica. Roma toma de Grecia la estructura del
volumen literario y los hábitos de lectura. Se leen sobre todo libros griegos y de hecho existen
muchas bibliotecas griegas privadas tomadas como botines de guerra:

“En un primer lugar, la lectura de libros se evidencia como práctica exclusiva de las
clases altas, y totalmente privada. En los siglos II y I a.c., los libros griegos pasaron a
añadirse a los botines de guerra: en 168 los trajo de Macedonia Emilio Paolo, en 86, Sila de
Atenas, y en 71/70 Lúculo del Ponto Euxino. Esos libros -exhibidos en las mansiones de
quienes los conquistaron- pasaron a constituir bibliotecas privadas de lectura, en torno a las
cuales se hallaba la restringida sociedad culta: Polibio evoca los años de su amistad con

9 Abbagnano, N. y Visalberghi, A (1969): “Historia de la Pedagogía”, Ed. Fondo de Cultura


Económica, .Pág. 82.
10 Ídem. Pág. 126.
8

Escipión Emiliano y Emilio Paolo, ligándolos a préstamos de libros y a conversaciones


suscitadas por aquellos préstamos…”11.

Durante la época imperial, Cavallo y Chartier señalan que se produjo una mayor
circulación de la cultura escrita. Hay una creciente demanda de libros. Surgieron bibliotecas
públicas además de privadas. El soporte de los contenidos escrito tiene un avance con la
aparición del Códice (libro con páginas)12. Los libros y la lectura se convirtieron para los
romanos en símbolo de bienestar y riqueza. Los autores dicen que de hecho, existían Tratados
destinados a encaminar al lector en la elección de libros y en cómo formar colecciones.
Surgieron nuevos textos, además de los clásicos. Otro hito fundamental que destacan los
autores es que aparte de la casta sacerdotal y gentilicia, surge la figura de la mujer lectora:

“Diógenes-un novelista -cuya obra es conocida por fragmentos y resúmenes- dedica


su novela Las maravillas más allá de Thule a su hermana Isidora: verdad o ficción, esta
dedicatoria indica que existían formas de literatura como la novela, destinadas también (o
esencialmente?) al consumo femenino. Lejos de las ocupaciones de la vida pública, la mujer,
instruida de algún modo, podía construirse un espacio propio como lectora, probablemente
de literatura de evasión, en la cual reconocerse. Esta lectura, silenciosa o a lo máximo en
voz baja, debía ser bien diferente de la retórica, que se hacía en voz alta, considerada
"masculina"13.

Vespasiano fue el primer Emperador que legisló en materia educativa, e instauró una
cátedra de Retórica latina y otra griega. El primer titular de la cátedra latina fue Quintiliano.
Para él, la oratoria era la Educación por excelencia, imbuido del sentido del derecho que era
fundamental para el ciudadano romano. Defendía la Educación pública y se oponía a los
castigos, aunque apoyaba la educación mnemónica. Los emperadores que sucedieron a
Vespasiano siguieron profundizando la intervención del Estado en la educación superior y, si
bien siguieron siendo privadas, la Educación media y la elemental se volvieron en su mayor
parte municipales, y el Estado determinó los requisitos para ser docente y fijó los honorarios.
Además se encargó de establecer fundaciones estatales, las Instituciones Alimentarias de

11 CAVALLO, Guglielmo; CHARTIER, Roger(compiladores, 1997). Historia de la lectura


en el mundo occidental. Pág. 32.

12 Anteriormente, los escritos circulaban en rollos de pergamino o papel.


13 CAVALLO, Guglielmo; CHARTIER, Roger(compiladores, 1997). Historia de la lectura
en el mundo occidental. Pág. 137.
9

Trajano, que aseguraban “la manutención de cierto número de niños (más tarde de niñas) de
pocos recursos” 14.

“Las intervenciones legislativas y administrativas de la autoridad imperial en las


cuestiones escolares de la ciudad se vuelven cada vez más frecuentes, hasta que por fin el
Estado se convierte en organizador de universidades en toda la extensión de la palabra. Así
sucede, tanto en Roma, donde en torno al núcleo creado por Vespasiano con las cátedras de
retórica se organiza también la enseñanza de la filosofía y las ciencias, como en Atenas,
donde Marco Aurelio funda cátedras de retórica y filosofía, y en Constantinopla, donde
Teodosio establece en 425 una universidad estatal que monopoliza por ley la instrucción
superior de la ciudad, y cuyos maestros tienen derecho al título honorífico de “comites”
(condes) al cumplir 25 años de magisterio. De esta forma se legaliza una práctica
establecida desde hacía mucho tiempo, o sea la de premiar con honores y cargos civiles a los
maestros más insignes”15.

La Educación en la Alta Edad Media y la Escolástica

De acuerdo con Abbagnano y Visalberghi (1969) esta es una etapa oscura, donde
sucesivas oleadas bárbaras arrasaron con casi todo rastro de la cultura clásica. Lo que se pudo
salvar permaneció en centros culturales aislados en la periferia de Europa, (Italia, Irlanda,
España,etc.) donde siguieron existiendo escuelas de retórica, gramática y medicina.

Mayormente, estos centros eran monasterios. Una forma de vida religiosa, propia de
la Edad Media, fue el Monacato, Y se llama así porque se desarrolló dentro de los
monasterios. En oriente, el monacato fue fundado por San Basilio el Grande, en el siglo IV, y
en Occidente por San Benito de Nursia, en el siglo VI. Los monjes basilianos, como los
benedictinos, fueron depositarios de la tradición educativa dentro de los claustros. La
educación Monástica. Destinada a futuros monjes la educación monacal consistía en
contenidos como la Lectura y Escritura del latín, los elementos de la cultura grecorromana

14 Abbagnano, N. y Visalberghi, A (1969): “Historia de la Pedagogía”, Ed. Fondo de Cultura


Económica. Pág. 87.
15 Ídem. Pág. 120.
10

que pudieron ser salvados de las invasiones y conservadas en los claustros monacales. La
metodología era la memorística en el caso del trabajo intelectual y prácticos.

Hay que diferenciar, de acuerdo con Cavallo y Chartier (1997), dos etapas en la
educación y por lo tanto en el ejercicio de la lectura: monástica y escolástica. La primera,
como lo indica su nombre, se realizaba en los claustros de los monasterios. Su finalidad podía
ser la meditación, se realizaba en forma “murmurada” o “ruminatio”16. Los libros “códices”
eran realizados artesanalmente por los monjes, creciendo en sofistificación y belleza. Esta es
la etapa de los “manuscritos iluminados” con bellas ilustraciones inspiradas tanto en el arte
religioso carolingio como bizantino, que incluso eran confeccionados con metales preciosos
y pedrería, como el famoso Códice Aureus de Lorsch, realizado entre los años 778 y 820.
Una obra que en total consta de más de 230 páginas, a lo largo de las cuales se relatan los
Cuatro Evangelios más dos cartas de San Jerónimo17.

Fue gracias a estos centros que, siguiendo a los autores, los invasores fueron
asimilados, “helenizados” entre fines del S VIII y el IX, con lo que se da un resurgimiento de
la cultura. Surge en este tiempo la figura de Carlomagno, emperador del Imperio Carolingio,
que demostró un gran interés por la cultura y la Educación, ya que al igual que el Imperio
Romano, necesitaba funcionarios altamente capacitados para el funcionamiento del aparato
estatal y para el mantenimiento de un clero con cierto nivel intelectual, para que fundara
escuelas y difundieran la cultura. Ejemplo del gobierno de Carlomagno es la Escuela
Palatina:

“El mayor monumento de este interés de Carlomagno por la cultura fue la creación,
en su corte, de la Schola palatina o Academia Palatina, para encabezar a la cual mandó
llamar de Inglaterra al monje Alcuino (781). La Academia Palatina se convirtió en el centro
de la reconstrucción intelectual de Europa; bajo Carlos el Calvo se llamó a dirigirla al más
grande intelectual y filósofo del tiempo, Juan Escoto Erigena (véase más adelante), por cuya
iniciativa Lotario I estimuló con una serie de decretos la creación de escuelas en Italia y
Francia. Mientras tanto, en Alemania, Rabano Mauro, antiguo discípulo de Alcuino (776-

16CAVALLO, Guglielmo; CHARTIER, Roger(compiladores, 1997). Historia de la lectura


en el mundo occidental. Pág. 39.
17 cf Códice Aureus de Lorsch. Disponible en https://arte.laguia2000.com/pintura/codice-aureus-de-
lorsch.
11

856), trabajaba fructuosamente en pro de la difusión del estudio, al punto de ser llamado “el
preceptor de Alemania”18.

La lectura escolástica fue un paso de la educación monástica a una escolarizada. Los


siglos entre el final del XI y el XIV marcaron un hito en la historia de la lectura. Renacieron
las ciudades, y con ellas las escuelas, y las escuelas son sedes de libros. El objetivo fue
siempre una difusión más amplia de la cultura básica, de un incremento de lo escrito en todos
los niveles, de las diversas maneras y finalidades de uso del libro. Las prácticas de escritura y
las de lectura, en cierto modo separadas en la alta Edad Media, pasaron a "sostenerse"
recíprocamente, se convirtieron en mutuamente funcionales en un nexo orgánico e
inseparable: “Se leía para escribir, para la compilatio, que era el método peculiar de la
composición de obras de la escolástica. Y se escribía con miras a la lectura”19.

Educación en el Renacimiento. El Humanismo

Para comprender el verdadero significado del período de Renacimiento (a partir de


1453) como transición a la Modernidad, es importante tener en cuenta los hechos históricos
que lo antecedieron. Durante los últimos dos siglos de la Edad Media (s.XIII-XV), con hechos
como el descubrimiento de América, la reforma protestante, la introducción de la imprenta y,
en general la expansión de la cultura Europea por el mundo, entra en decaimiento toda aquella
oscuridad inquisidora, barbárica, teocéntrica y supersticiosa que caracterizó tan
marcadamente casi un milenio de la historia humana y que con su poder sombrío estancó
durante tanto tiempo el desarrollo intelectual.

Surge entonces, durante el siglo XIV un movimiento conocido como renacimiento, en


el cual los grandes pensadores deciden tomar una actitud crítica de la sociedad estableciendo
una visión más humanística que teocéntrica. Aunque, como toda revolución, se instaura bajo
la oposición al período anterior (en este caso la extrema influencia de la religión, el
teocentrismo y el poder de la Iglesia), este movimiento no deja totalmente de lado la tradición
religiosa de la era medieval, por el contrario, busca Situar al hombre en el universo de Dios; y

18 Abbagnano, N. y Visalberghi, A (1969): “Historia de la Pedagogía”, Ed. Fondo de Cultura


Económica. Pág. 102.
19 CAVALLO, Guglielmo; CHARTIER, Roger(compiladores, 1997). Historia de la lectura
en el mundo occidental. Pág. 39.
12

establece una crítica mayor hacia la enseñanza limitada y estancada de la realidad feudal de la
época.

Los humanistas literatos y pedagogos, que cultivaban con entusiasmo las formas
literarias de la antigüedad. Los humanistas fueron descubriendo poco a poco, un nuevo tipo de
formación humana. Descubrieron en las literatura griega y romana, la belleza formal, pero
también el goce de la vida feliz, natural y sana, el placer de una refinada civilización y la
sabiduría del vivir, alcanzada con la cordura y templanza propias de un término medio, en
contraste con el espíritu medieval. El ideal, es llegar al funcionamiento completo y perfecto
de todas las potencialidades de la naturaleza humana.

Desde el punto de vista pedagógico, los caracteres generales del humanismo son el
intelectualismo y formalismo: el objetivo de toda actividad pedagógica, está basado en el
estudio de las humanidades, lenguas clásicas (latín y griego) y más tarde del hebreo. El ideal
es imitar a los grandes estilistas latinos. Hay una preocupación por alcanzar la pureza del
lenguaje, derivando en un culto excesivo por las formas, en detrimento del contenido. La
ciceromania, es la imitación de los clásicos y en particular, del modelo más perfecto de la
oratoria, cicerón.

Espíritu crítico y polémico: los primitivos humanistas procuraron descubrir, los


mejores códices de los escritos de la antigüedad. las copias del mismo libro, a menudo,
difieren entre sí por errores de copistas, y era necesario compararlos para restaurar el texto
primitivo. otras veces, estas copias solo reproducen traducciones de los originales, entonces
había que verificarlas, lo cual conllevaba la necesidad de aprender latín, griego y hebreo. las
palabras cambian de sentido con el tiempo, entonces también había que estudiar la historia y
geografía de la antigüedad, reconstruyendo el medio donde se habían creado las obras. los
textos clásicos, despertaron el espíritu de reflexión, observación, crítica. Desde el punto de
vista pedagógico, se critica y reacciona violentamente contra la educación del periodo
anterior. los teóricos de la educación, con más entusiasmo que precisión, indican con ardor los
fines a alcanzar, pero no los medios a emplear. dicen de emancipar el espíritu pero se olvidan
de encauzarlo.

La educación aristocrática individualista: según el humanismo, el hombre tiene


conciencia de su propio valor, que a veces se trueca en orgullo y osadía, en voluntad de
poderío y espíritu de aventura. Los hechos y sentimientos personales se consideran
suficientemente interesantes para despertar el interés de todos. La burguesía se afianza con el
13

mayor poder del dinero y el comercio, quienes vivían de ello pasaron a tener mayor prestigio,
poder social y político.

Ya no interesaba tanto servir a dios en la caridad cristiana. ahora importaba más lograr
la prosperidad. Ahí entra en juego la formación del príncipe o cortesano, pues se tendía a
instruir a una sola clase social, la aristocracia, por eso hay un profundo abismo entre la
instrucción y la vida, entre la escuela y el pueblo. Esta distancia, se salva con la creación de
órdenes religiosas docentes, con la restauración católica y el interés por la instrucción popular
en la reforma protestante.

En general, puede decirse que Lutero20 formó buenos súbditos, Calvino21 buenos
ciudadanos. Esta importante diferencia en el espíritu que animaba a las dos principales ramas
reformadas no debe ocultarnos la sustancial identidad de las consecuencias de la Reforma
protestante por lo que se refiere a las instituciones escolásticas, o sea, que constituyó un
impulso decisivo hacia: 1) la afirmación del principio de la instrucción universal; 2) la
formación de escuelas populares destinadas a las clases pobres, en todo diversas de las
escuelas clásicas de las clases ricas; 3) el control casi total de la instrucción por parte de
autoridades laicas; 4) una creciente fisonomía nacional de la educación en los diversos países.
Se trata, como se ve, de características que serán típicas de las escuelas europeas casi hasta
nuestros días,22.

A la formación del príncipe dedicó Nicolás Maquiavelo, uno de los pensadores


políticos más brillantes de su época, su libro “El Príncipe” escrito en 1513 y publicado
durante su reclusión, este libro contiene comparaciones, idealismo, moralidad y gobernantes
de la época llenos de poder, escenarios políticos propios en esta época de grandes cambios.
Maquiavelo es quien, de acuerdo con Cavallo y Chartier (1997) atestigua la diversidad
histórica y física de los libros que leían los humanistas del Renacimiento y la diversidad
emocional con que abordaban el acto de leer. Maquiavelo dice leer dos tipos de libros. El
primero lo describe con tal precisión que no deja lugar a dudas respecto a sus características
físicas o literarias. Se trata de las ediciones en octavo de los clásicos- tanto en latín como en

20Martín Lutero fue un teólogo y fraile católico agustino que comenzó e impulsó la reforma religiosa
en Alemania y en cuyas enseñanzas se inspiraron la Reforma Protestante y la doctrina teológica y
cultural denominada luteranismo.
21 Juan Calvino (Noyon, 10 de julio de 1509-Cantón de Ginebra, 27 de mayo de 1564), considerado
uno de los gestores intelectuales de la reforma protestante.
22 Abbagnano, N. y Visalberghi, A (1969): “Historia de la Pedagogía”, Ed. Fondo de Cultura
Económica.
14

volgare23- que Aldo Manucio había comenzado a publicar durante la década anterior. Estos
libros, impresos en caracteres itálicos que hacían posible la inclusión de textos enteros en
pocos cientos de páginas de pequeño formato, llenaron de entusiasmo a los clientes de Aldo y
llevaron a la competencia, establecida en Lyon y en otras ciudades, a rendirle “el homenaje
definitivo del plagio”. Contenían textos con prólogos y a veces algunas ilustraciones, pero
carecían de notas. Y evidentemente, Maquiavelo los utilizaba de la manera más simple, tal
como utilizamos hoy los libros-menos clásicos pero igualmente prácticos- que nos llevamos a
la playa en verano: como media de evasión de todo tipo de problemas. Servían de estímulo no
para el pensamiento sino para la imaginación, como un entretenimiento que permitiese al
lector despreocuparse por entero24.

Pero, como reflexión personal, ni las ideas los intelectuales más seculares como
Maquiavelo ni los teólogos revolucionarios como Lutero, ni tampoco la doctrina de la Iglesia
tradicional, podrían haberse difundido sin un adelanto tecnológico que masificó
paulatinamente el acceso a la cultura: Johannes Gutenberg (también escrito en ocasiones
Gutemberg; Maguncia, Sacro Imperio Romano Germánico; c. 14001-ibidem, 3 de febrero de
1468) fue un orfebre alemán, inventor de la prensa de imprenta con tipos móviles moderna
(hacia 1440). Su trabajo más reconocido es la Biblia de 42 líneas (se refiere al número de
líneas impresas en cada página), que se considera el primer libro impreso con tipografía
móvil.

De acuerdo con Cavallo y Chartier (1997), el invento de Gutenberg permitió la


circulación de los textos a una velocidad y en una cantidad anteriormente imposibles. Cada
lector podía tener acceso a mayor número de libros; cada libro podía llegar a un número
mayor de lectores. Además, la imprenta permitía la reproducción idéntica de los textos (o
casi, debido a las eventuales correcciones durante la tirada), en mayor número de ejemplares,
lo cual transformaba las condiciones mismas de su transmisión y recepción (pág. 46).

Desde la Ilustración a los tiempos contemporáneos

Se denomina Ilustración, al movimiento de renovación intelectual, cultural, ideológica


y política que surgió en Europa, como resultado del progreso y difusión de las Nuevas Ideas
y de los nuevos conocimientos científicos; los mismos que iluminaron la mente de los

23 Lengua “vulgar” italiana.


24 CAVALLO, Guglielmo; CHARTIER, Roger(compiladores, 1997). Historia de la lectura
en el mundo occidental. Pág. 320.
15

hombres, a la vez que contribuyeron a modificar su espíritu. La ilustración alcanzó su mayor


desarrollo en el siglo XVIII, llamado, por ello «Siglo de las Luces».

En toda Europa se hablaba de que se estaba viviendo en la «Época de las Luces», en


que los hombres iluminados por la luz de la razón debían establecer una nueva organización
que habría de reemplazar al caduco Antiguo Régimen.

Bajo el dominio de la razón el hombre se plantea nuevos interrogantes: desprecia el


pasado, reniega de las viejas creencias, enfrenta las doctrinas inamovibles de la iglesia y se
vuelve hacia nuevas formas de pensamiento con la intención de iluminar sus conocimientos.
Por ello el siglo XVIII se conoce como «Siglo de las Luces». Las ideas de pensadores como
Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Kant, Locke y otros, sobre los derechos del individuo y la
igualdad de los hombres, los valores republicanos, fueron de influencia decisiva para las
grandes revoluciones burguesas del siglo XVIII: EEUU (1776), Francia (1789) y la
revolución industrial que se gestaba al mismo tiempo y en relación directa con estas dos.
Además, hacia fines de este siglo surge una nueva corriente intelectual cuyo fundador fue
virtualmente Rousseau, el romanticismo, que daría pie a una nueva concepción política: el
nacionalismo y el surgimiento de los estados nacionales en la segunda mitad del siglo XIX.
También surgió el socialismo, como producto intelectual del nacimiento de la clase obrera y
el modelo capitalista de producción.

De acuerdo con Abbagnano y Visalberghi (1969) la historia del siglo XIX está toda
empapada de anhelos o intentos de liberación y unificación nacionales, aliados por lo común
con el liberalismo político y conscientemente integrados en visiones de paz y fraternidad
universal. Ya en algunos escritores de principios del siglo XIX se percibe el germen de las
degeneraciones imperialistas y racistas que dieron al vocablo “nacionalismo” el significado
negativo que a la postre asumió; pero se trata de perversiones que niegan la esencia misma del
ideal nacional.

Desde un punto de vista personal, la escuela pasó a ser un agente estatal, parte
fundamental del proceso de integración de una heterogénea población (como la Argentina de
mediados del siglo XIX y principios del XX) y encargado en gran parte de la formación
identitaria nacional, el maestro no es solo educador, también censista, agente sanitario-
vacunador, etc. Junto a estas tareas, el maestro era el portador del capital cultural básico
necesario para llevar adelante al Estado-Nación de reciente aparición: en la Escuela se
aprendía -aún se aprende- a respetar los símbolos patrios y honrar a “próceres”, figuras
16

históricas ejemplares que contribuyeron a crear dicho Estado nacional, parte de una historia
nacional que se hacía propia, un “pasado en común” para todos los ciudadanos. Por otra parte,
la educación en la mayoría de estos países necesitaba formar obreros calificados para la fuerza
de trabajo.

El industrialismo se caracteriza por los métodos de producción mecánica y por la


explotación sistemática de nuevas fuentes de energía. Es la única manera de alcanzar el
inmenso desarrollo productivo necesario para la subsistencia (por mísera que sea) de una
humanidad cada vez más numerosa y en algunas regiones determina un alto nivel de bienestar
muy generalizado. Pero como para producir a bajo costo hay que producir en gran escala, los
Estados industriales tienden a dilatar sus mercados. En un primer momento, esta tendencia
puede incluso determinar o favorecer movimientos liberalistas en economía y liberales en
política, con puntos de vista favorables a las tendencias nacionalistas ya indicadas, porque se
advierte que pueden desembocar en una política económica más abierta.

Pero, entre los diversos Estados más o menos industrializados, no tardan en surgir
formas de competencia que restauran las protecciones aduaneras, desencadenan “guerras de
aranceles” y acaban en una política de imperialismo enderezada a conquistar por todos los
medios la exclusividad de los mercados.

Una más de las revoluciones que se producen en la lectura, la ubican Cavallo y


Chartier (1997) hacia finales del siglo XVIII. Se dice que la caída del denominado Antiguo
Régimen fue provocada por los lectores. Durante este periodo se dio lo que el autor denomina
“manía lectora” que llegó a convertirse en una “epidemia”. La lectura extensiva y laica
multiplicó y diversificó cualitativa y cuantitativamente a los públicos lectores. Para la
burguesía la lectura significó la fuerza emancipadora. Para el público popular, la lectura
utilitaria significó el ascenso por medio de la adquisición de cultura. El sector femenino se
incorpora a los públicos lectores que generan una exitosa industria editorial con la novela
sentimental y temas considerados de interés femenino. Con la aparición de la novela, las revis
tas y el periódico, además de los libros eruditos y los textos para la enseñanza, la lectura se
convirtió en un mercado muy rentable. Se identifican en ton ces tres tipos de públicos
lectores: eruditos, cultos e incultos. Para todos ellos se confeccionan productos de lectura. En
este contexto aparece la figura del autor libre y se profesionaliza la actividad del autor a través
de la industria editorial. Al siglo XIX la corresponde el surgimiento de la alfabetización
masiva que fue resultado del movimiento ilustrado. Así, a los públicos que se formaron en el
17

siglo anterior se suman, por medio de la lectura popular y económica de revistas ilustradas y
novelas seriadas, públicos de lectores que el autor denomina "públicos desconocidos". El
sector femenino se amplía hasta abarcar clases sociales más bajas que pueden leer pero no
escribir. Surge una industria editorial para niños y jóvenes lectores que se fortalece con la
expansión de la educación primaria. Aparece una gran cantidad de escritores de literatura
infantil que luego se convirtieron en clásicos, como aquéllos que han llegado hasta nuestro
días. La clase obrera forma otro grupo lector muy amplio que empujado por la revolución
industrial se vio en la necesidad de autocapacitarse. Al mismo tiempo se consideró que el
fomento al hábito de la lectura aliviaría las tensiones sociales. Todo ello fomentó la creación
de bibliotecas públicas cuyas colecciones eran seleccionadas, a juicio de los bibliotecarios,
con literatura formativa; sin embargo, la dieta bibliográfica que ofrecían estas bibliotecas no
coincidía con los gustos de los lectores, quienes buscaban literatura de entretenimiento. No
obstante, algunos grupos de lectores proletarios fueron autodidactas; estaban convencidos que
la lectura era una forma de progresar. En cuanto a la lectura durante el presente siglo veinte,
el autor identifica un fenómeno que se extiende incluso a los países desarrollados: el retroceso
en las capacidades lectoras a causa de un analfabetismo por desuso, aunado a las poblaciones
analfabetas que subsisten pese a las campañas permanentes para erradicar este problema. El
caso de Japón es distinto, la actividad lectora es muy abundante porque entre los valores
favorecidos se encuentra el deber de estar informado, y éste es inducido por las autoridades.
Otra característica de nuestro siglo se refiere a la oferta editorial, que se hace muy extensa en
calidad y cantidad, pese a que en los últimos años se observa una reestructuración por
consorcios en la que las editoriales más débiles tienden a desaparecer. Esta tendencia surge,
en parte, por la crisis que produce la desculturización y que afecta a la producción del libro,
pues las ofertas de culturización se han diversificado ya no con la lectura, como
tradicionalmente se lograba sino con los medios audiovisuales, los nuevos transmisores de la
cultura. Esta situación ha propiciado que el mercado librero lleve las cosas al extremo y trate
al libro como cualquier mercancía de consumo, y está generando la pérdida de orientación en
cuanto a la selección. Incluso la escuela ha perdido fuerza y capacidad para mantener el
"canon" tradicional de la lectura, por lo que el lector queda expuesto a un oferta que busca
más el lucro. Así, la lectura consumista distingue a estas últimas décadas y gana cada vez más
adeptos que buscan leer para pasar el tiempo más que para cultivarse. Incluso en las
bibliotecas públicas ha empezado a colarse esta tendencia en los acervos ante la presión de
sus usuarios, y estas instituciones que preservaban el canon de la selección han tenido que
18

ceder. Lo anterior origina que sólo una élite experimentada tenga la capacidad de distinguir y
seleccionar de entre la inmensa producción editorial25.

Los nuevos soportes y formas de leer: los libros electrónicos

Allá por el año 2000, el escritor Stephen King 26 tuvo una idea innovadora, que aunque
distó de ser un éxito comercial, fue el puntapié inicial para una nueva forma de difundir y
consumir bienes culturales literarios: el libro electrónico o ebook. King decidió publicar su
novela de terror Riding the Bullet (Montando la Bala, 2000) solamente en formato digital
para descargar. En aquel momento los dispositivos que permitían leer textos electrónicos no
tenían la variedad de hoy en día (smartphones, tablets, kindle, PC, laptops, etc.). Pero como
en muchos otros ámbitos de lo humano, la irrupción de Internet a mediados de los 90 y del
ecommerce a fines de la misma y principios del 2000, hacían de la digitalización del mercado
editorial y la producción escrita en general un hecho inevitable.

Un libro electrónico no es otra cosa que la versión digital de un libro de papel, de tal
forma que puede visualizarse en cualquier dispositivo digital: ordenadores, teléfonos móviles,
lectores de libros electrónicos, Ipad, …

Actualmente la denominación de los libros está cambiando de la siguiente forma:

Libro de papel: o sea, el libro de toda la vida, se denomina pbook (pbook = paper book
o libro de papel). Ebook o Libro digital: se denomina ebook (ebook = electronic book o libro
electrónico) El término ebook también se usa para denominar al lector de libros digitales,
aunque este debería ser un ereader o lector de libros digital.

Realmente los libros electrónicos existen desde que los libros se editan con
ordenadores pero no se publicaban en este formato. Esto se generaliza al final de la década de
los 70 y principio de los 80.

Los libros eran escritos y entregados en formato digital, según el procesador de textos
utilizado: Wordperfect, MS Word, Ami Pro, …

25 CAVALLO, Guglielmo; CHARTIER, Roger(compiladores, 1997). Historia de la lectura


en el mundo occidental. Síntesis.
26 (Portland, Maine, 21 de septiembre de 1947)
19

El principal problema era leer dichos libros en los monitores de esa época, cuya
resolución y calidad no eran suficientes como para leer documentos cómodamente y sin que la
vista sufriese por ello.

La mejora en las pantallas de ordenador popularizó la aparición de documentos en


formato digital que además se distribuían por red: correo electrónico, web, ...

La gente empezó a leer en pantalla y a no imprimir los documentos que le llegaban.


Todo esto ocurría a finales de los 90.

Con la llegada del nuevo siglo, y ante las molestias de leer durante muchos minutos de
forma continua o incluso horas en pantalla, se desarrollaron tecnologías que trataban de
conseguir que leer libros electrónicos fuese tan cómodo como los libros de papel. Así en el
año 2002 se presentó la primera pantalla que utiliza Tinta electrónica.

1971. Surge el proyecto Gutenberg de digitalización de libros.

1995. Amazon comienza la venta de libros digitales

2000. Stephen King publica su última novela solamente en formato digital

2006-2007 Sony (Sony Reader), Amazon (Kindle) y Papyre (en España) lanzan al
mercado sus ereaders con tinta electrónica

2006-2010. Los teléfonos móviles vienen con pantallas de gran formato y la


posibilidad de leer ebooks

2010. Apple lanza el primer tablet táctil de distribución masiva con la posibilidad de
leer cómodamente en su pantalla27.

27 Salazar, Pedro Román (2011). Libros electrónicos (ebooks). Disponible en


http://recursostic.educacion.es/observatorio/web/ca/equipamiento-tecnologico/hardware/954-libros-
electronicos-ebooks-. Síntesis.
20

Conclusión:

En conclusión, durante todos los períodos de la Historia, ya sea consciente o


inconscientemente, en forma más o menos organizada, la Educación es el medio de cohesión
social, es la forma de cristalizar un determinado modelo de sociedad; ya sea en forma positiva
o negativa, la Educación asegura la supervivencia en el tiempo de un orden social
determinado a través de la transmisión de modelos y bienes culturales. Los miembros de la
sociedad tampoco son receptores pasivos, sino que dan continuidad, cese o el surgimiento de
nuevos aspectos de la misma, como las instituciones, regímenes políticos, movimientos
intelectuales, artísticos, religiosos. A veces en forma pacífica, otras en medio de cruentas
guerras. Este capital cultural, fue mayormente codificado y conservado a través de la palabra
escrita, hasta la aparición de los medios audiovisuales a principios del siglo pasado. Con la
lectura y la escritura se dio una revolución cultural dentro de la revolución urbana: la
sociedad se subdividió, estratificó y fue la lectoescritura la que permitió codificar, preservar y
darle un carácter acumulativo a este capital cultural: formas de gobernar, trabajar, hacer la
21

guerra, rituales, preceptos, normas, leyes, valores, tradiciones, mitos, ideas, filosofía,
ciencia… La Educación, tal y como se observa, concibe y vive hoy en día, no es un hecho
que apareció sin más, mero producto de la sociedad contemporánea: como todo hecho
humano no es un fenómeno aislado, sino que es la consecuencia de varios contextos sociales,
culturales e históricos que se fueron desarrollando y que se relacionan a través del tiempo.

Sin duda, la palabra escrita fue la que primero codificó el “ADN” de este auténtico
superorganismo que es la sociedad humana. Puede decirse que antes existió la tradición oral o
las expresiones gráficas que perviven hasta hoy en lugares como las cuevas de Altamira en
España o Colo Michi Có, en la Patagonia Argentina. Pero estas expresiones carecen del
alcance, de la difusión y la precisión en la transmisión de la palabra escrita, en especial desde
aquel verdadero hito histórico de nivel mundial que fue la creación de la imprenta de tipos
móviles por Johannes Gutenberg en el siglo XV, que convirtió al libro en un bien cultural
popular, no ya circunscrito a las élites gobernantes y religiosas.

También puede argüirse que desde finales del siglo XIX-principios del XX, los
medios audiovisuales (fotografía-cine-TV-vídeo-radio-registros sonoros de distinto tipo y
más recientemente Internet) han presentado una competencia enorme a la palabra escrita en
términos de forma de expresión y transmisión cultural-educación masiva. Sin embargo, la
escritura y la lectura siguen siendo el principal vehículo de las ideas, sentimientos y formas
de ver el mundo. Si no, basta con visitar redes sociales, foros de Internet... Esto genera una
polémica sobre el destino y evolución de la palabra escrita, entre quienes opinan que como
forma de expresión se encuentra en su ocaso y quienes creen que la misma se ha integrado y
evolucionado junto a las nuevas tecnologías. Desde un punto de vista personal, en esta época
marcada por la proliferación de imágenes y textos, todo aquello que se puede denominar
“lectura”, sigue predominando en las vidas cotidianas. A pesar del protagonismo de los
medios electrónicos, las prácticas de lectura y escritura están lejos de desaparecer, muy por el
contrario, integran estos nuevos medios transformándose y redefiniéndose constantemente.
La expresión máxima de esta redefinición es lo que se denomina hipertexto, un texto que
tiene como soporte no ya el papel, sino diferentes medios electrónicos (PC, lectores de
ebooks, smartphones, tablets, sitios de Internet, etc.) y puede tomarse no ya como una pieza
de información “aislada” por el soporte en sí. Al contrario, el hipertexto es más que una
secuencia lineal y coherente de palabras que forman oraciones, es una verdadera red de
referencias cruzadas, que permite ir obteniendo información adicional relacionada con el
22

texto en sí. Por ejemplo, la aplicación Aldiko, que se obtiene fácilmente en la Play Store para
dispositivos Android, permite leer distintos formatos de texto electrónico (pdf, epub, .doc,
etc.), seleccionar palabras u oraciones y traducirlas si están en otro idioma (trabajando en
conjunto con Google Translate, que incluso reproduce la pronunciación correcta de la palabra
por audio) o dar una definición del DRAE, o buscar información adicional en Internet, todo
esto sin tener que cerrar el documento que se lee ni tener que trasladarse físicamente a otra
fuente de información. El hipertexto como idea existe desde la segunda mitad del siglo
pasado, pero actualmente la materialización de esta noción es el texto electrónico, y su
presencia múltiple. Fuera de este concepto de hipertexto en sentido estricto, se puede
considerar que la red electrónica permite, además de encarnar ajustadamente la
hipertextualidad, canalizar la necesidad de leer y escribir de una forma más plena y abierta a
las distintas posibilidades de expresión. Por otro lado, el hipertexto electrónico comprende y
acaso amplifica, la utopía del texto absolutamente abierto, vinculado con otros hasta el
infinito. El hipertexto informático es una novedad en cuanto a la extensión de su uso, en
cuanto a posibilidad de ruptura de la hegemonía del material impreso, y porque presenta hasta
el momento la capacidad real de transformar los modos y hábitos de escritura.

Lo que aparece como desafío hacia el futuro es hasta dónde se puede llegar a partir
del uso y la instauración en distintos planos de la vida de este texto-red a través del cual
muchos se mueven a diario desde una computadora. Hasta dónde es posible llegar en la
escritura, en la comunicación, en la educación, y de qué nuevos marcos teóricos habrá que
proveerse.

Al respecto escribió Umberto Eco un interesante artículo hace ya más de una década:
“De qué sirve el profesor?”28; en él, el escritor reflexiona sobre el papel del educador en
esta era donde es posible acceder en segundos a un caudal de información sobre cualquier
tema, que unos años atrás habría llevado una laboriosa tarea de búsqueda, lectura de múltiples
textos y fuentes, donde la educación sistematizada jugaba un papel primordial. Justamente, el
artículo de Eco inicia con la pregunta que hace un alumno a su profesor: “si yo puedo buscar
información de cualquier tema en Internet, usted, ¿para qué está?”. Y esta es la cuestión que
desarrolla el autor en su texto: Internet tiene un infinito cúmulo de datos, pero ¿cuál
conocimiento es legítimo?¿qué datos son fidedignos y no la mera especulación de quien los

28 cf. Eco, Umberto (2007). ¿De qué sirve el profesor? Diario La Nación online. 27 de mayo de 2007.
Recuperado de https://www.lanacion.com.ar/opinion/de-que-sirve-el-profesor-nid910427.
23

escribió, o peor, tergiversaciones maliciosas? Ahí es donde se necesita al educador, más que
nunca...

Si este trabajo buscó demostrar la relación histórica entre educación y lectoescritura,


es aquí donde justamente se puede encontrar la relación contemporánea entre una y otra. No
se trata, desde un punto de vista personal, de concebir al hipertexto, esta nueva mutación de
la palabra escrita como una mera herramienta. La labor del educador debe transformarse
tanto en guía para el desarrollo de potencialidades y la generación de conocimientos en el
educando, como guía también, pero para que quien aprende pueda discernir, discriminar entre
lo cierto y lo falso, lo útil y lo superfluo, lo fundamentado y la pura especulación de este
verdadero océano de conocimientos en que se ha transformado el ámbito de lo humano, esta
sociedad de la información.

En conclusión, más allá de pronósticos que hablan de “extinción”, puede decirse que
luego de más de 6000 años de historia registrada, la escritura fue, es y seguramente seguirá
siendo el medio principal de educar y educarse, plasmar ideas, conocimiento, leyes,
percepciones de la sociedad y la historia, sentimientos… El espectro es tan amplio como las
características que hacen único a cada ser humano.
24

Bibliografía

Abbagnano, N. y Visalberghi, A.: “Historia de la Pedagogía”, Ed. Fondo de Cultura


Económica, 1969.

CAVALLO, Guglielmo; CHARTIER, Roger(compiladores, 1997). Historia de la lectura

en el mundo occidental. 2 ed. (2004). Alfaguara. España.

GARCÍA GUAL, Carlos (1989). "La Mitología. Interpretaciones del Pensamiento Mítico". 2
edición. Montesinos. Barcelona.

Salazar, Pedro Román (2011). Libros electrónicos (ebooks). Disponible en


http://recursostic.educacion.es/observatorio/web/ca/equipamiento-tecnologico/hardware/954-
libros-electronicos-ebooks-.

También podría gustarte