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En el poblado de Nekoma, una zona rural de Dakota del Norte, yace, semiabandonada, la

"Pirámide de la Pradera", una base militar que fue desmantelada desde hace 40 años,
después de haber sido una de las principales manifestaciones de la paranoia nuclear. Una
ruina de la guerra fría, este masivo radar con forma de pirámide se ha convertido en un
objeto de especulación conspiracional. En su momento el proyecto costó 6 mil millones de
dólares, e incluía docenas de plataformas para lanzar misiles y cabezas nucleares. La base
estaba diseñada para detener misiles lanzados desde Rusia, los cuales interceptaría sobre el
territorio canadiense. En su momento la pirámide movilizó la economía de la zona y hasta 4
mil personas vivían en los alrededores. Pero el proyecto duró sólo 6 meses.

En los 80 la pirámide sirvió por algún tiempo como un campamento para jóvenes y en 2012
fue subastada por el gobierno. Se sabe que estas reliquias de la era nuclear son a veces muy
cotizadas en círculos milenaristas. Según investiga el sitio Fusion la comunidad religiosa de
los Hutterite, una secta insular pacifista, logró adquirir la propiedad pagando 530 mil
dólares, superando al condado de Cavalier, que buscaba convertirla en un destino turístico
con fines de lucro.  

En su momento, según uno de los cuidadores, la pirámide fue objeto de una serie de
protestas por parte de grupos antiguerra, llamados también hippies, quienes habrían
celebrado una orgía y sembrado un árbol de la paz: una planta de marihuana. El grupo
religioso al que le pertenece la pirámide no ha hecho nada con ella, sólo sembrar soya y
algunas plantas en derredor. La razón por la cual la adquirió es meramente financiera, no
religiosa, aunque por el momento no ha hecho nada con ella. 
Mientras que un analista lo llama "un monumento al miedo y a la ignorancia" varios
seguidores de las teorías de conspiración consideran el lugar una base Illuminati, una
posible arma del fin del mundo, cuya contrucción estuvo inspirada por las pirámides mayas.
La pirámide permanece vacía en la pradera como un monumento al fin del mundo (que
nunca fue).  

La Pirámide de la Pradera de Nekoma debe incluirse entre otras construcciones


abandonadas de la guerra fría que con el tiempo cobran una cierta estética retrofuturista,
monumentos a la megalomanía humana, al terror y al delirio. Un gran ejemplo de
esto son las construcciones abandonadas de la antigua Yugoslavia.

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