Mi nombre es Josefina Vargas y a lo largo de mi trayectoria escolar puedo seleccionar algunas

experiencias que en particular que considero relevantes:

Realice desde primaria hasta el último año de secundaria en el mismo establecimiento, siempre

acudí al turno tarde del instituto la sagrada familia.

En primaria, aproximadamente en cuarto grado, presentaba una disposición positiva hacia

actividades que me permitían expresarme como teatro, música, poesía. Me gustaba todo tipo de

actividad que me hiciera utilizar la imaginación.

Mi papa no asistió a un acto que me había prometido y desde ahí perdí el interés, volviéndome

mucho más dispersa. Esto me trajo problemas hasta que llegue al secundario, me volví más

insegura, les tenía miedo a los profesores, yo quería a mis antiguos profesores, me gustaban todas

las materias excepto matemática. Algo que me marco es que no supe cómo encarar esa materia,

en cada examen que me tocaba rendir, terminaba llorando o llegando mal a casa, porque me daba

impotencia que a la hora de dar el examen mi mente se ponía en blanco, en clases, por lo tanto

empecé a negarme, no hacía nada ni siquiera prestaba atención, me había acostumbrado a que la

mayoría valla siempre más rápido y yo tan “trabada”, esto se prolongó a lo largo de los años.

Empecé a faltar todos los días que tenía esa materia, me dejaban libre y pagaba reincorporación,

un día mi mama me dijo que si no cambiaba mi actitud me cambiaba de colegio, que era una pena

que tuviera buenas calificaciones en todas las materias excepto en esa. Hasta que mi profesora de

filosofía (materia que yo amaba) se ofreció a ayudarme los sábados a la mañana, me di cuenta que

sola, con alguien que me guiara pude entender a mi ritmo las cosas que en el curso, con todos

juntos no podía.
Mucho de esta experiencia influyo en mi elección previa de la carrera NO QUERIA NADA QUE

TUVIERA QUE VER CON MATEMATICA, Sino que decidí tomar el camino que más se relacionaba

con lo que a mí me gustaba.