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Aprendizaje y afectividad
Los procesos formativos escolares, deben apuntar primero a generar espacios en donde
el construirse como persona sea tan importante como los contenidos de enseñanza
académicos. Por ejemplo, la asignatura de ética y valores debería ser de suma
importancia como lo es español o matemáticas, pues la influencia de la escuela en el
proceso formativo del hombre como hombre en su cotidianidad permite una mayor
construcción y afianzamiento de la sociedad. Un niño que sepa regularse en tanto sus
emocionalidad, y a esto me refiero, a que sepa que sentir cualquier, valga la redundancia,
sentimiento, es normal en cualquier caso, pero que sepa manejarlo, cosa que no afecte a
su integridad o la del otro, es de relevancia, porque se está formando: primero; como ser
humano, segundo; como ser social y tercero; como ciudadano en tanto que, poseedor de
derechos y deberes. Manejar la afectividad en el aula, es reconocer y comprender que
como seres humanos, existimos y que nuestras emociones no son solo personales,
también sociales, por eso el acto de tolerar colectividades hacen parte de esas
competencias que nos forman, y todo gracias a lo socio-afectivo. Entonces,
comprenderse así mismo, tolerar y comprender al otro, manejar las emocionalidades y
relacionarse sanamente entendidas como competencias, son ante todo, metas a las
cuales se deben apuntar en la formación escolar. Un punto importante, es sobre los
procesos afectivos familiares, y estos cómo afectan los procesos de aprendizaje, debido a
que la educación también se imparte en la casa, y los procesos afectivos que vinculan
una unidad familiar también son formadores de los estudiantes. La manera en que los
padres o demás miembros familiares generan y manejan sus emociones para con sus los
estudiantes, también harán tanto negativo como positivo los comportamientos y actitudes
en el ambiente escolar de los estudiantes. El apoyo, la escucha activa, el respeto, el
compromiso con diversas situaciones, ayudan a que el estudiante se forme como ser
humano y que su vida se vuelva de cierta forma, más feliz. Es entonces, cuando estos
procesos afectivos, impartidos desde el hogar, se respaldan junto con los formados en la
escuela.