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Las aftas, también llamadas «úlceras aftosas», son pequeñas lesiones superficiales que aparecen en los
tejidos blandos de la boca o en la base de las encías. A diferencia del herpes labial, las aftas no aparecen en
la superficie de los labios y no son contagiosas. Sin embargo, pueden ser dolorosas y causarte problemas
para comer y hablar.
La mayoría de las aftas desaparecen por sí solas en una o dos semanas. Consulta con tu médico o dentista si
tienes aftas inusualmente grandes o dolorosas o si las aftas no sanan.
Síntomas
La mayoría de las aftas son redondas u ovaladas y tienen un centro blanco o amarillo y un borde rojo. Se
forman dentro de la boca: encima o debajo de la lengua, dentro de las mejillas o labios, en la base de las
encías o en el paladar blando. Es posible que sientas una sensación de hormigueo o ardor uno o dos días
antes de la aparición efectiva de las aftas.
Existen distintos tipos de aftas, entre ellas, las aftas menores, mayores y herpetiformes.
Aftas menores
Aftas mayores
A menudo, son redondas y tienen bordes definidos, aunque estos pueden ser irregulares cuando
las aftas son demasiado grandes.
Aftas herpetiformes
Las aftas herpetiformes son poco frecuentes y suelen aparecer en personas de edad más avanzada, pero no
se producen por la infección del virus del herpes. Estas aftas:
A menudo, ocurren en grupos de 10 a 100 aftas, pero se pueden unir y formar una gran úlcera.
Si bien la causa precisa de las aftas sigue siendo poco clara, algunos investigadores sospechan que los
brotes se producen por una combinación de factores, incluso en la misma persona.
Una lesión leve en la boca por un trabajo dental, el cepillado excesivo de los dientes, accidentes
deportivos o por morderse accidentalmente la mejilla
Sensibilidad a algunos alimentos, en especial chocolate, café, fresas, huevo, frutos secos, queso y
alimentos picantes o ácidos
Una dieta con falta de vitamina B-12, cinc, folato (ácido fólico) o hierro
Estrés emocional
Las aftas también pueden aparecer por determinados trastornos y enfermedades, como los siguientes:
Celiaquía, un trastorno intestinal grave causado por la sensibilidad al gluten, una proteína que se
encuentra en la mayoría de los granos
Enfermedad de Behçet, un trastorno poco frecuente que produce inflamación en todo el cuerpo,
incluso en la boca
Un sistema inmunitario defectuoso que ataca las células sanas de la boca en lugar de los
patógenos, como los virus y las bacterias
A diferencia del herpes labial, las aftas no están asociadas con infecciones por el virus del herpes.
Prevención
Las aftas generalmente reaparecen, pero puedes reducir la frecuencia siguiendo estos consejos:
Presta atención a lo que comes. Intenta evitar aquellos alimentos que parecen irritar la boca. Entre
ellas pueden encontrarse las nueces, las papas fritas, los pretzels, ciertas especias, comidas saladas
y frutas ácidas, como el ananá, el pomelo y las naranjas. Evita cualquier alimento al que seas
sensible o alérgico.
Elige alimentos saludables. Para ayudar a evitar deficiencias nutricionales, come muchas frutas,
vegetales y cereales integrales.
Sigue buenos hábitos de higiene bucal. El cepillado regular después de las comidas y el uso del hilo
dental una vez por día pueden mantener tu boca limpia y sin restos de alimentos que puedan
ocasionar una llaga. Usa un cepillo suave para ayudar a prevenir la irritación de los tejidos delicados
de la boca y evita los dentífricos y los enjuagues bucales que contienen lauril sulfato de sodio.
Reduce el estrés. Si las aftas parecen estar relacionadas con el estrés, aprende y utiliza técnicas
para reducir el estrés, como la meditación y la visualización guiada.
¿A quién afectan?
Son frecuentes en la población general; de hecho, se estima que más de la mitad de la población ha
padecido algún brote de aftas en algún momento de su vida, y se calcula que el 20% de las personas tiene
aftas a menudo.
En los niños y jóvenes son la forma más común de úlceras orales, si bien se hacen menos frecuentes
conforme avanza la edad.
Las aftas bucales suelen presentarse en la parte interior de las mejillas, lengua y los labios, y como hemos
comentado, son, casi siempre, de pequeño tamaño. Sus síntomas principales son: