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Ontogenia corresponde al desarrollo del ser en los primeros estadios de la vida. Se trata de un
proceso librado a sus propias leyes de desarrollo, con sus etapas principales y sus indicadores
para estas etapas.
En el curso del desarrollo del niñ o se entrelazan dos procesos, es muy difícil determinar
cuá nta es la participació n de cada uno:
El cerebro es el órgano que interviene como agente del desarrollo. El cerebro del niñ o, en
particular su corteza cerebral, no está n predeterminados, pero van determiná ndose como
consecuencia del mismo proceso de desarrollo.
Las funciones van organizá ndose gracias a la intervenció n del sistema nervioso central del
cerebro y de la corteza cerebral, pero del mismo modo podemos decir que la corteza cerebral
y otras estructuras del cerebro van organizá ndose a medida que se ejecutan determinadas
funciones.
Así es como se da la instalació n de los primeros reflejos condicionados a partir de los reflejos
incondicionados. Las formas má s complejas de la inhibició n interna, van desarrollá ndose
gradualmente.
La complejidad de los procesos del desarrollo del lenguaje infantil impone la necesidad de
considerarlos bajo diversas perspectivas, procesos fisioló gicos, los aspectos psicoló gicos y
lingü ísticos de cada periodo. Esto anula la unidad del objeto de estudio y ofrece especialmente
para quienes quieran trabajar con niñ os una imagen fragmentaria.
En ella se establecen los primeros recursos comunicativos del niñ o, en particular con la
madre. El papel comunicativo del llanto es muy importante, cuya entonació n, intensidad y
ritmo, lo hacen portador de diversos mensajes para la madre. También cumple un papel la
comunicació n gestual y la prosodia en el lenguaje de la madre que puede tener diversas
tonalidades afectivas para el lactante.
Esta etapa es pre lingü ística porque es preparatoria para el desarrollo del lenguaje. Sirven
para este desarrollo ciertas actividades innatas, que son principalmente la succió n, la
deglució n, el grito y el llanto del actante, también intervienen otras actividades. Todas estas
actividades van complicá ndose paulatinamente hasta formar parte de la funció n del habla.
Cuando el niñ o comienza a respirar, en cada movimiento se contrae un conjunto de mú sculos.
Cada musculo está formado por un conjunto muy grande de haces y cada grupo de haces, a su
vez, esta inervado por una o má s neuronas, en cada movimiento respiratorio no se contraen
todos los haces de un musculo dado, sino solo un cierto nú mero de estos, en tanto otros
quedan relajados.
La contracció n de cada musculo origina un mensaje sensorial que llega a la corteza cerebral.
Estos mensajes se denominan “propioceptivos” o “cenestésicos”.
En el aspecto psicoló gico, la etapa se caracteriza por las primeras reacciones circulares
primarias en la formació n de actividades sensoriomotoras que irá n compilá ndose
gradualmente.
Hacia el segundo mes de vida, comienzan las actividades que constituyen el juego vocal
(balbuceo reflejo, laleo, etc.). Esta actividad es un verdadero juego ya que se compone de la
repetició n incesante, y aparentemente sin motivo, de sonidos vocales. Lo separamos en dos
etapas:
Primera etapa (propioceptiva) del juego vocal: el juego vocal se inicia con emisiones continuas
y con sonidos guturales. El bebe repite en forma continua los motivos, que a veces lo
entretienen dos o tres días hasta que incluye otro nuevo que se intercala con el anterior, lo
sustituye o se combina con él o se pierde. Así es como paulatinamente se van generando
nuevos y nuevos sonidos.
Hacia los dos meses el niñ o es capaz de responder a las incitaciones de la madre en un
proceso de aprendizaje que se denomina “imitació n”.
El juego vocal se produce especialmente en los momentos de tranquilidad fisioló gica, cuando
no hay estímulos externos tan intensos y cuando sus necesidades está n satisfechas.
Segunda etapa (propioceptiva-auditiva) del juego vocal: se extiende hasta los 10 u 11 meses.
No solo se caracteriza por la intervenció n de las aferencias auditivas, sino también porque
participan otros analizadores en la organizació n de gnosias mas complejas. Intervienen en
forma gradual nuevos recursos comunicativos vocales y gestuales que le permiten al niñ o una
aceptable comunicació n con la madre y otros adultos; referida a sus necesidades má s
notorias.
Si hasta un momento dado los estereotipos vocales eran casi exclusivamente propioceptivos
de los mú sculos de la respiració n y la fonació n gradualmente pasan a ser propioceptivos-
auditivos; características esta que persistirá a lo largo de toda la vida en la formació n de los
estereotipos motores verbales. Las aferencias auditivas obran como un reforzador de la
actividad del juego vocal y al mismo tiempo van incorporá ndose a las síntesis, puesto que dan
lugar a la regulació n de los sonidos que produce el niñ o.
El juego vocal de los hipoacusicos es pobre, monó tono, falto de armó nicos y a menudo se
extingue.
En este nivel pre lingü ístico van adquiriéndose nociones acerca de la propiedad
representativa de las palabras. En el segundo semestre, algunas palabras, vinculadas a los
intereses bioló gicos principales del niñ o, tiene la propiedad de suscitar reacciones en este que
indican el valor significativo que tienen. Estas palabras con sentido representativo, tienen los
mismos rasgos que otros estímulos sensoperceptivos, palabra-señ al.
En este periodo influye en la regulació n de los estereotipos del juego vocal el conjunto de los
sonidos del lenguaje que se habla en torno del niñ o. Ya en el segundo semestre se nota el
reforzamiento de los sonidos de la lengua que se habla en el ambiente. Van excluyéndose
todos los sonidos del juego vocal que no forman parte de la fonética.
Esta etapa presenta un gran interés como proceso de aprendizaje fisioló gico, en el que se
elaboran los “prefonemas”. Esta etapa es inexplicable sin una comprensió n acabada de los
procesos neurofisioló gicos.
En primer lugar el reforzamiento por el sonido de los fonemas de la lengua que se habla
alrededor del niñ o es similar al que se logra en el laboratorio en experiencias de
condicionamiento y aprendizaje. Pero en ese reforzamiento interviene también un favor de
gran importancia: el papel significativo de las palabras en relació n los intereses bioló gicos
principales del niñ o.
Pero no solo actú a el reforzamiento. También actú a la inhibició n, van suprimiéndose todos los
sonidos del juego vocal que no son adecuadamente reforzados. La gran cantidad de emisiones
van siendo suprimidas por la inhibició n diferencial.
Es justamente por la acció n reguladora (y reforzadora) de la lengua que se habla en torno del
niñ o, que se van transformando los sonidos del juego vocal en fonemas. Hay aquí un trá nsito
de una funció n puramente fisioló gica a una funció n fó nica y lingü ística. Así es como en esta
etapa se produce el trá nsito de lo innato e incondicionado a lo aprendido. El juego vocal tiene
todas las características y propiedades de lo innato hasta que las influencias fó nicas del
ambiente comienzan a transformarlo en actividad fó nica. Fonemas producidos en esta
etapa: estereotipos fonemáticos.
En el desarrollo del lenguaje estos errores son los que dan la pauta de las diversas etapas que
se van recorriendo. En su curso interviene la actividad analítico-sintética de los dos
analizadores del lenguaje (cinestésico y verbal). El proceso de combinació n de fonemas en la
formació n de nuevas palabras sigue dá ndose en relació n con las condiciones fisioló gicas que
así lo determinan. La inclusió n de nuevos estereotipos fonemá ticos a continuació n de otros
exige una actividad de síntesis que es lá bil e insegura y que se va consolidando
constantemente por la reiteració n. Esta repetició n asegura la continuidad de aferencias
propioceptivas y auditivas del estereotipo, de modo que constituyen ahora nuevas síntesis
entre dos estereotipos fonemá ticos iguales, luego entre los ligeramente diferentes y así
sucesivamente. La inhibició n diferencial va suprimiendo todo aquello que no es inherente a la
palabra como tal (como es oída), o sea todos aquellos componentes del nuevo estereotipo que
no son reforzados.
Es este proceso que ahora ya es de aprendizaje (en sentido fisioló gico) el que hace que las
combinaciones de estereotipos fonemá ticos se estabilicen como estereotipos motores
verbales, el soporte fisioló gico de las palabras.
Por obra de este proceso altamente dinámico y continuamente creciente, cada palabra va
excluyendo (aná lisis) significados que no se corresponden con el uso corriente de la lengua y
va adquiriendo otros que si lo son propios (síntesis). Así es como en el vocabulario de la
primera infancia hay palabras que tienen un cierto sentido ocasional (neologismos) y que
luego son usadas correctamente.
Estos periodos no solo son sucesivos, sino que pueden aparecer abreviados o superpuestos u
omitidos, de conformidad con el ritmo de procesos de aprendizaje en otros campos del
comportamiento. En el aspecto fisioló gico se expresa la debilidad de los procesos inhibitorios
con respecto a la excitació n.
Los componentes silá bicos aun no perfeccionados, o sea los estereotipos fonemá ticos,
adquieren funció n denominativa durante el juego y alcanzan un nivel de comunicació n en la
formulació n de deseos y exigencias, combinados con actividad gestual comunicativa y con
entonaciones prosó dicas.
El aspecto psicoló gico-evolucional la actividad manipulativa el niñ o ase con su mano y suelta
con intencionalidad. Simultá neamente alcanza la capacidad de caminar, se amplia así el
dominio de la visió n. Esta actividad influye a su vez en el desarrollo del lenguaje, ampliando
tanto su funció n comunicativa como la capacidad de comprensió n.
Se extiende desde después del añ o hasta casi los 2 añ os. La base fisioló gica de esta etapa es la
posesió n de las primeras síntesis y el enriquecimiento de las significaciones que les son
inherentes (estereotipos verbales).
En el aspecto lingü ístico la etapa se caracteriza por la ampliació n de los recursos fonoló gicos,
se expresan en la adquisició n de nuevos fonemas y en la capacidad de combinació n en las
silabas simples y directas. La palabra es utilizada en un contexto del que se desprende su
valor comunicativo. En este periodo la palabra no es necesariamente la misma del vocabulario
del adulto, a menudo se trata de fusiones de dos palabras en una.
En el aspecto fonoló gico, van incorporá ndose algunas silabas inversas y otras complejas, no se
ha completado el conjunto de las posibilidades fonemá ticas de la lengua.
Los contenidos semá nticos del discurso se relacionan con objetos concretos, por eso se ha
hablado de palabras-objeto.
La frase simple.
La semá ntica corresponde ahora a la de las proposiciones antes que a las palabras, y al
servicio de la comprensió n de los significados de las oraciones se incorporan no ya solo la
actividad gestual y el contexto situacional, sino las má s finas inflexiones de la voz, de modo
que el conjunto de todos estos matices confieren al mensaje un alto sentido comunicativo.
Este es un periodo del desarrollo del lenguaje que se extiende desde el primer nivel lingü ístico
al segundo, desde los 2 o 3 añ os hasta los 7 u 8 añ os.
El juego vocal, justamente por su condició n de juego, prosigue largo tiempo aun en la etapa en
que ya hay lenguaje (soliloquio).
En estas ocasiones el lenguaje que emite el niñ o tiene el papel de acompañ ante de las
actividades del juego. Tiene la finalidad de resolver las situaciones creadas. A medida que se
hace sentir el apremio del problemas, el ritmo del monologo se acelera, este cesa cuando se ha
alcanzado la solució n.
No hay sino una diferencia escasa entre esta manifestació n del lenguaje “externo” del
monologo y la actividad discursiva del pensamiento denominada “lenguaje interior”. Hay
investigadores que creen que el lenguaje interior es solo el lenguaje externo abreviado: sin la
contracció n muscular.
Lo má s importante de este proceso de formació n del lenguaje interno a expensas del lenguaje
exterior está dado justamente por los significados. Precisamente los significados
correspondientes a cada una de las palabras lo que se convierte en patrimonio del “lenguaje
interior”.
Cada significado puede entenderse como un complejo sistema de relació n, las que se
multiplican, inicialmente en el ámbito sensoperceptivo y luego en este y en el propiamente
lingü ístico. Denominamos a estas relaciones “neurosemas”. De esta identificació n surge la
hipó tesis de que el flujo del lenguaje interior es un proceso de interconexió n de neurosemas,
ocasionalmente concretados como estereotipos verbales. La “comprensió n del lenguaje”
requiere del lenguaje interior (codificació n y decodificació n), el que se organiza con los
estereotipos verbales y sus componentes, los neurosemas, a la vez que en su desarrollo, va
despojá ndose de la participació n propioceptiva.
Los primeros estereotipos se asimilan a los fonemas y los segundos a las palabras
pronunciadas, estos ú ltimos se asimilan a los significados que constituyen, precisamente, la
esencia del lenguaje.
En el adulto, el síndrome afá sico involucra muy especialmente los estereotipos verbales, la
comprensió n del lenguaje y el lenguaje interior. El síndrome anartrico se caracteriza por la
desintegració n del lenguaje exterior, sin compromiso, o con escaso compromiso del lenguaje
interior. También esta distinció n se hace en la patología del lenguaje infantil.
Coincide a grandes rasgos con el ingreso a la escuela, y como consecuencia con el desarrollo
de los procesos del aprendizaje pedagó gico que tiene como material bá sico el lenguaje. El
dominio de todas las funciones lingü ísticas se desenvuelve no solo en el aprendizaje del nuevo
có digo lectoescrito, sino ademá s en la trasmisió n de conocimientos mediante la comunicació n
verbal, y en la actividad del lenguaje interior o pensamiento discursivo.
Hay dominio de las oraciones, que incluyen las conjuntivas, así como la casi totalidad de las
formas de organizació n sintá ctica de la gramá tica de los adultos.
La lengua se caracteriza por una mayor ampliació n conjunta de los aspectos sintá cticos y
semá nticos, demostrables en el aumento cuantitativo de los vocabularios y referidos a reflejos
muy flexibles de la realidad. La riqueza de oraciones subordinadas encuentra su concreció n en
el dominio de conjunciones y preposiciones. El lenguaje ha sido completamente interiorizado.
Tercer nivel lingü ístico, a partir de los 12 añ os. El adolescente ya ha interiorizado también la
ló gica de las operaciones concretas y es capaz de planificar, de analizar y de evocar
concatenadamente todos los pasos ló gicos de un proceso de pensamiento que hasta ese
momento solo podía manifestarlo en la acció n pensamiento hipotético deductivo.