ENTRE “LO CLÍNICO” Y “LO COMUNITARIO”: TENSIONES DE LAS PRÁCTICAS PROFESIONALES DE
PSICÓLOGOS/AS EN SALUD. CLAUDIA BANG
• Un concepto históricamente controvertido de nuestro campo de prácticas, que muchas veces
contribuye a la simplificación y desdibujamiento de los escenarios territoriales de intervención comunitaria del primer nivel de atención en salud/salud mental, está dado por la idea de la comunidad o lo comunitario. Visiones clásicas entienden a la comunidad como una masa homogénea con intereses comunes y voluntades compartidas, caracterizada sólo por lazos de solidaridad que no incluyen la posibilidad de conflicto. Lejos de estas visiones simplistas e idealizadas, entendemos a la comunidad como una red de relaciones que se articula en diferentes niveles (Bang y Stolkiner, 2013), realidad compleja caracterizada por lazos de solidaridad, pero también por tensiones entre los diferentes actores comunitarios, pudiendo devenir en una realidad territorial altamente conflictiva. La comunidad como escenario de prácticas en salud/salud mental podría representarse como una red de vínculos en tensión, entramado construido (y desgarrado) socio históricamente, en constante devenir. En relación al trabajo comunitario, como trabajadoras de la salud nos resulta pertinente retomar las palabras de Lewcowicz para la idea de comunidad: “nosotros no es un lugar al que se pertenece, es un espacio al que se ingresa para constituirlo (…) Quizás nosotros no sea un conjunto de personas sino una configuración subjetiva de los pensamientos en una circunstancia” (Lewcowicz, 2004, p. 16). 55