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Los dos grandes poderes que controlan la economía industrial moderna, el gran
gobierno y la gran empresa, están ausentes en La Comarca. Cualquier forma de
grandeza resulta extraña para la economía de La Comarca, que es local, agrícola y
tamaño hobbit en todos los sentidos.
Hasta el momento tan sólo hemos insinuado otro de los conflictos entre
industrialismo y distributismo, como es el impacto ambiental de ambos sistemas. A los
distributistas no les gusta la destrucción medioambiental causada por el industrialismo.
De hecho, su ecologismo es una de las razones por las que tanto Tolkien como el
distributismo reciben tanta atención desde muchos círculos. Mientras que tanto Tolkien
como los distributistas eran “verdes antes de que nadie soñara con esa etiqueta”
(Cooney 12), su identificación con el secularizado movimiento ecologista actual
necesita ser clarificada. Tolkien y los distributistas no eran verdes como resultado de
ninguna ideología política de izquierdas o porque rindiesen culto divino a la madre
tierra; ellos más bien consideraban el respeto por la tierra y el amor a la naturaleza como
componentes esenciales de su tradicional y conservadora creencia en la familia, en las
artes y, sobre todo, en el cristianismo. Ellos pensaban que la moderna industrialización
y su desprecio por la naturaleza atacaban los cimientos básicos de las comunidades
tradicionales, que estaban basadas en la agricultura y en una relación cercana con la
naturaleza. Este ecologismo conservador ha sido sostenido, además de por los
distributistas británicos, por algunos pensadores conservadores del siglo XX como:
T.S. Eliot, Russell Kirk, los autores de “I´ll Take My Stand”, y Wendell Berry por
mencionar sólo algunos4. Ellos identificaban la economía industrial y la cultura que
producía con progresismo negativo e izquierdismo. De este modo, una sociedad agraria
que está cercana a la naturaleza y experimenta sus flujos y reflujos tiene un respecto
mucho mayor por el medio ambiente que una sociedad industrial, que enfatiza su
independencia y superioridad sobre la naturaleza.
Una vez que Frodo, Sam, Pippin y Merry comienzan su aventura, sin embargo,
empiezan a descubrir tierras afectadas por la industrialización: tanto Isengard como
Mordor representan tierras desagarradas por la guerra y páramos baldíos por la
industria. De hecho, Tolkien a menudo emplea la destructividad ambiental de la guerra
para ilustrar el coste ecológico de la industrialización. En Isengard, Saruman ha
destruido los bosques circundantes para alimentar el fuego de su industria de
producción de armas. La espada de Sauron y la destrucción ambiental han diezmado
Mordor tan rápido que debe importar agua y comida para sus tropas. En ambos lugares,
guerra e industrialización son uña y carne. A lo largo de toda la trilogía, Tolkien
identifica industria con guerra, y agricultura con paz.
Tras el regreso de los hobbits aventureros, Sam emprende una restitución agraria
y medioambiental de La Comarca, usando la tierra mágica que Lady Galadriel le dio
para replantar árboles que fueron destruidos por la industrialización y revitalizar
jardines y huertos abandonados. La Comarca se recupera rápidamente, y el siguiente
año produce la mayor cosecha de su historia. Esto proporciona la esperanza de que hasta
la mayor destrucción medioambiental puede ser revertida, y que la tierra, tratada
adecuadamente, puede ser persuadida para producir belleza y vida una vez más.
1
Blog distributista: http://distributism.blogspot.com; IHS Press: http://www.ihspress.com. Referencia
también en Anthony Cooney, “I Fear No Peevish Master”, Beyond Capitalism and Socialism (Norfolk,
Virginia; IHS Press, 2008), pags. 9-20.
2
Joseph Pearce y Charles A. Coulombe discuten sobre el distributismo en El Señor de los Anillos (Joseph
Pearce, Tolkien: Man and Myth (San Francisco: Ignatius, 1998), pp. 159-163.
3
En “Distributism: A Manifesto”, Arthur Penty, arquitecto y escritor distributista, declara que la
maquinaria moderna y la industria “han deshumanizado y desespiritualizado a los trabajadores
industriales”. Arthur Penty, “Distributism: A Manifesto”, Distributist Perspectives, Vol. 1. Ed. J. Forest
Sharpe (Norfolk, Virginia: IHS Press, 2004) p. 90.
4
Para una gran introducción sobre el distributismo ver la Introducción de John Sharpe a “Beyond
Capitalism and Socialism: A New Statement of an Old Ideal, (Norfolk, Virginia: IHS Press, 2008),
particularmente las páginas xxxii-xxxviii. Sharpe también examina la relación entre el consevadurismo
moderno y el distributismo, notando que la vieja crítica conservadora del industrialismo ha desaparecido
de la mayoría de consevadurismos modernos, los cuales, de hecho, aprueban el industrialismo y el “libre
mercado”.
5
J.R.R. Tolkien, The Return of the King (Boston: Houghton Mifflin, 1993), p. 297.
6
Ibid., p. 292.
7
Ibid., p. 292.
8
G.K. Chesterton, Saint Francis of Assisi (San Francisco: Ignatius Press, 2002), p. 221.
9
Chesterton, The Napoleon of Notting Hill (New York: Paulist Press, 1978). En su biografía Tolkien:
Hombre y Mito, Pearce resume lo que Tolkien debe a Chesterton y el distributismo (pp. 160-181).
10
Tolkien, The Return of the King, p. 177.
11
Jay P. Corrin, G. K. Chesterton and Hilaire Belloc (Athens: Ohio UP, 1981), p. 2.