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El agua que llega a nuestras casas procede de ríos, arroyos, lagos, embalses y
depósitos de agua subterránea. Esta agua, de forma natural contiene
microorganismos (cianobacterias, diatomeas, dinoflagelados…), materia
orgánica y partículas inorgánicas, como metales. El agua que bebemos no
tiene las mismas características que el agua que encontramos en la naturaleza.
Para evitar los riesgos que supone para la salud el agua no potable, esta
ha de sufrir un proceso de potabilización que consiste en la eliminación de
los microorganismos y el material particulado en suspensión para que sea apta
para el consumo humano. La potabilización del agua ocurre en unos centros
denominados Estaciones de Tratamiento de Agua Potable o ETAP, o en las
Estaciones Potabilizadoras de Agua o EPA.
En las Estaciones Potabilizadoras de Agua ocurren dos procesos principales
que consisten, por un lugar en la eliminación de las partículas que hay en el
agua y, por otro lado, en la inactivación de los microorganismos. El agua llega a
las estaciones de tratamiento por una serie de tuberías, acueductos o canales
construidos que conectan las zonas de toma de agua con las estaciones.
Los tratamientos de potabilización del agua que ocurren en estas plantas
son:
Coagulación: el agua entra a los tanques de “mezclado rápido”. Se
añaden una serie de polímeros coagulantes y cloro para crear compuestos
que luego sedimenten y se eliminen. El cloro se añade para desinfectar el
agua de microrganismos patógenos. En estos tanques el agua se mueve a
gran velocidad para favorecer una mayor unión de los químicos añadidos con
las partículas del agua.
Floculación: después el agua pasa a los tanques floculadores. Aquí, el
agua se mueve más lentamente para fomentar la formación de flóculos o
grumos de los sólidos en suspensión que hay en el agua.
Sedimentación: a continuación, el agua se traslada a otros tanques
para que los flóculos sedimenten. Para ello es necesario que el agua se
mueva muy lentamente.
Filtración: el agua se mueve hacia unos filtros para la eliminación de
pequeñas partículas en suspensión que no hayan sido eliminados antes, como
restos de microorganismos, algas, flóculos de menor tamaño, etc.
Normalmente los filtros son de arenas, gravas y carbono activado.
Almacenaje: finalmente el agua potable pasa a almacenarse a otros
tanques donde además se suelen añadir cloro y fluoruros para desinfectar el
agua de posibles microorganismos que no hayan sido eliminados previamente
y además para que no proliferen mientras el agua esté almacenada en estos
tanques. A partir de aquí se distribuye el agua a las poblaciones mediante una
red de tuberías.
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