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CONCLUSIÓN DEL PENSAMIENTO POLITICO DE PLATÓN.

Dentro de la ontología –como ciencia del ser– Platón define y determina la existencia de
dos mundos:
 El mundo sensible,
 y el mundo inteligible.
Para Platón, el mundo sensible era aquel en el que todo objeto era percibido por los
sentidos, es decir, eran todos los objetos físicos, que contaban con volumen y cuerpo. En
cambio, el mundo inteligible era todo lo contrario al primer mundo, basado en lo
siguiente: los objetos no tenían cuerpo ni volumen, eran ideas y formas perfectas, sin
propiedad física, eternas e invariables, ideales y con existencia propia, que sólo podían ser
conocidas a través del pensamiento.
Al tener éste mundo (el inteligible) existencia propia, es considerada como la verdadera
realidad.
De acuerdo a lo establecido, nos planteamos la siguiente pregunta: ¿Cuál es la relación o
nexo entre estos dos mundos?
Al ser el mundo inteligible la verdadera realidad –como se había mencionado
anteriormente– el mundo sensible era sólo una copia de éste primer mundo, es decir, era la
ejecución de éstas ideas perfectas. Pero ¿de qué manera se las ejecutaba? para
respondernos Platón hace referencia al siguiente término: el Demiurgo, definido como el
artífice o alma universal como principio ordenador de los elementos preexistentes, en
palabras más burdas, el demiurgo es el “ente” encargado de ordenar el mundo sensible –
considerado como un mundo desordenado y con caos– a través de la copia o
personificación del mundo inteligible –o el mundo perfecto–.

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