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Departamento de Idiomas Modernos

Lingüística I
Profesor Daniel Palacios Lepore

UNIDAD I

LENGUAJE1

El lenguaje es la capacidad del ser humano para comunicarse. Por extensión, también
se le da la denominación de lenguaje:

a) Al conjunto de las lenguas naturales, humanas, consideradas desde el punto


de vista de sus caracteres comunes (sus funciones y propiedades).
b) A los sistemas de comunicación llamados artificiales, en oposición a las
lenguas naturales. Ejemplos: el lenguaje matemático, el musical, el
cinematográfico, el informático, el químico, etc.

No son objeto de nuestro estudio los lenguajes de naturaleza no lingüística: nosotros


usamos el término lenguaje en su primera acepción, es decir, como instrumento mediante el
que nos comunicamos con otros seres humanos.

El lenguaje es un fenómeno que ocurre en todas las comunidades humanas sin


importar su grado de aislamiento. Cada uno de los miembros de una comunidad humana (la
china, la portuguesa, la griega) tiene en común con los demás su capacidad para comunicarse
mediante un código de signos. Es decir, todos emplean el lenguaje verbal, que es el lenguaje
específico de los seres humanos. Sin embargo, un chino no entiende los mensajes de un
portugués ni un español los de un griego, a no ser que previamente hayan aprendido los
respectivos idiomas, esto es, a no ser que conozcan el código. Ello se debe a que, aun teniendo
la misma capacidad para comunicarse mediante el lenguaje verbal, no emplean el mismo
sistema de signos. Cada uno usa una lengua distinta: la de su comunidad.

No hay que confundir el lenguaje con las lenguas. El lenguaje, en tanto facultad de
expresarse, incluye todas las lenguas de todas las comunidades humanas.

1
Tomado parcialmente de: Antonio Quilis, María Luz Gutiérrez, Manuel Esqueva y Pilar Ruiz-Va. Lengua
española. Curso de acceso.
LA LENGUA Y EL HABLA

La lengua es el sistema de signos que emplea una comunidad lingüística como


instrumento de comunicación: es un modelo general, abstracto, presente de manera colectiva
en los cerebros de las personas que se comunican con el mismo código.

A eso aludimos cuando decimos lengua española, lengua catalana, lengua gallega o
lengua vasca, y es una incorrección lingüística decir *lenguaje español, *lenguaje catalán,
etc.
El uso individual del modelo general de la lengua que hace un hablante cada vez que
codifica un mensaje es lo que denominamos habla.

El hecho de habla es siempre concreto y se realiza en un momento y lugar precisos,


opuestamente a la lengua, que, como hemos dicho, es un modelo abstracto. El hablante –o
emisor– que produce un hecho de habla es también concreto. Hablante, oyente –o receptor–
y referentes varían cada vez que se produce un hecho de habla. El hecho de habla es siempre
un mensaje único, diferente, en oposición a la lengua, que es un modelo constante existente
en los cerebros de los hablantes y oyentes.

El modelo general de la lengua es el fundamento de los infinitos hechos de habla que


puedan producirse.

 La lengua es de carácter colectivo, abstracto y permanente en el tiempo.


 El habla es de carácter individual, concreto y momentáneo en el tiempo.

LA LENGUA COMO SISTEMA

La lengua, el código de la lengua, se define como un conjunto de signos y de reglas


con que combinarlos para formar mensajes. Dichos signos y reglas no coexisten de modo
caótico. Todas las unidades pertenecientes a la lengua se relacionan guardando un orden
sistemático; si se altera una de ellas, repercute en el resto.

El código de la lengua es un sistema. Cada miembro del sistema de la lengua


pertenece a una categoría determinada, definida tanto por las posibilidades de combinarse
con ciertos miembros del sistema como por la imposibilidad de hacerlo con otros.

Un sistema es un conjunto cuyos elementos están regidos por criterios de orden que
regulan la manera en la que tienen que relacionarse entre sí (un ejemplo de ello es el sistema
verbal). Según la cantidad de elementos y de reglas de que conste, un sistema será más o
menos complejo.
Las unidades que constituyen el código de la lengua se definen tanto por lo que son
como lo que no son (es decir, por lo que las diferencia) en una relación de oposición con
cada una de las demás unidades: singulares y plurales, los sustantivos y los verbos, el
masculino y el femenino, entre otros.

LA NORMA

Anteriormente han quedado descritas la lengua (en la que está prevista la estructura
de todos los enunciados posibles) y el habla (realización de enunciados concretos por los
hablantes).

Se ha explicado que cada hecho de habla tenía carácter de combinación inédita; pero,
al mismo tiempo, los hechos de habla son actos de “re-creación”, no son invenciones
arbitrarias del hablante, reproducen modelos preexistentes. El hablante se sirve de patrones,
de estructuras en uso en la lengua de su comunidad para construir un mensaje capaz de
expresar lo que precisa comunicar, es decir: adapta sus necesidades comunicativas a modelos
conocidos de cómo usar la lengua. Dichos modelos son algo así como la experiencia del
“habla anterior”.

Tales patrones de uso lingüístico son lo que acepta como correcto la comunidad de
hablantes de una lengua y constituyen lo que denominamos norma lingüística.

El sistema de relaciones que configura el código de la lengua puede percibirse como


un conjunto de imposiciones que señala caminos abiertos y caminos cerrados, pero también
es un marco de libertades, ya que admite infinitas combinaciones mientras no se alteren sus
reglas básicas: el sistema tiene más carácter consultivo que imperativo. Entonces:

 La norma es impositiva, puesto que, dentro de las amplias posibilidades de


combinatoria que ofrece el sistema, obliga a usa unas realizaciones lingüísticas
concretas, consideradas como la única opción correcta en un ámbito geográfico-
lingüístico determinado, o bien sociocultural.
 La norma varía de una zona a otra en el mapa de una lengua: dentro de un mismo país
y dentro del mismo sistema lingüístico, el del español, por ejemplo, puede
comprobarse que existen varias normas.

En relación con el lugar de donde procede o en donde vive habitualmente un hablante,


podemos distinguir en sus hechos de habla, además de los rasgos de la norma general, los
rasgos de la norma dialectal e incluso de una norma local.

En los hechos de habla, cada hablante revela unas peculiaridades individuales: edad,
educación, ilustración, nivel socioeconómico. Pese a que esas características sean bastante
personales, se observa que también las presentan los hablantes de la misma zona geográfica
y del mismo grupo socioeconómico o sociocultural. La justificación de que esas
características sean comunes a grandes grupos es la norma. Entre los hablantes de una
comunidad hay una conciencia de lo que es “hablar bien” o “hablar mal”. La norma establece
un ideal de corrección estética y cultural que sirve de pauta, entre los hechos de habla
posibles, para seleccionar el que mejor representa el modelo sociolingüístico.

De manera relativamente independiente de la norma vinculada la localización


geográfica del hablante, existe una norma sociolingüística y cultural. El mayor o menor
respeto a la norma sociocultural se pone de manifiesto en lo que se clasifica como registros
de los usos lingüísticos: vulgar, familiar o coloquial, culto y literario. Estos usos se
diferencian no sólo por el vocabulario, sino también por la estructuración del discurso y por
la pronunciación.

En general, la norma marca diferenciar los mensajes según sean orales o escritos:

a) Los mensajes orales presentan peculiaridades en función de que se dirijan a


personas de edad y sexo similares, a personas de edad y sexo diferentes, a un
desconocido, al jefe en el trabajo, etc.
b) Los mensajes escritos también presentan peculiaridades en función de que se
dirijan, por ejemplo, a un proveedor comercial, a un familiar o amigo, a la
persona amada…, como parte de accidentes, a la compañía de seguros del
automóvil, como instancia, al Rector de la Universidad; organizados como
testamento, a los herederos, etc.

Los hechos de habla aludidos en los ejemplos anteriores presuponen por parte de los
hablantes la aceptación de respetar ciertas normas, convenidas como correctas en la
elaboración de determinados mensajes, para que estos resulten socialmente adecuados. Si no
se observan dichas normas, tanto en la lengua oral como en la escrita, los mensajes pierden
eficacia comunicativa.

LA LINGÜÍSTICA COMO CIENCIA2

La lingüística es la ciencia del lenguaje. En este sentido, el término lenguaje comprende la


facultad comunicativa propia de los humanos y las lenguas naturales en las que éste se
manifiesta, junto con sus elementos constitutivos, las relaciones entre éstos, y las leyes o
reglas de su funcionamiento. La lingüística tendría, pues, como objeto esa facultad y sus
manifestaciones; debería describir y explicar sus formas y funciones como expresión del

2
Tomado parcialmente de: Alcaraz Varó, Enrique y María Antonia Martínez Linares. 2004. Diccionario de
lingüística moderna. Barcelona: Ariel.
pensamiento humano y de la comunicación social. Este estudio es llevado a cabo con la
precisión y el control propios de la investigación científica, esto es, mediante operaciones
que se pueden comunicar, describir, y justificar de acuerdo con teorías previamente
formuladas, basadas en principios aceptados. Por tanto, la lingüística es, a la vez, una
disciplina teórica y empírica. Su empirismo nace de la constante referencia a los datos3. A
esta lingüística, para diferenciarla de la lingüística aplicada, se le llama lingüística teórica, y
cuando su formulación es más abstracta –cuando la especulación prima sobre el empirismo–
se le da el nombre de lingüística pura.

En cuanto al lugar que ocupa la lingüística como ciencia, pueden distinguirse al


menos cuatro posturas: i) la lingüística como rama de la sociología (Saussure); ii) la
lingüística como especialidad de la psicología (Chomsky); iii) la lingüística como una
subdivisión de la semiótica, es decir, el estudio de la comunicación por medio de signos; iv)
la lingüística desde un punto de vista ecléctico (integración de las tres primeras posturas)4.

Los límites de la lingüística, como los de la mayoría de las disciplinas, son flexibles.
La lingüística está constantemente en desarrollo, lo que quiere decir que descubre nuevos
horizontes e incorpora nuevos espacios a su investigación, los cuales desbordan, sin lugar a
dudas, los marcos de dominio que ella misma se marcó cuando definió su objeto de
investigación al constituirse como ciencia.

El lenguaje podrá ser estudiado desde la psicología, la sociología, la antropología,


etc., pero la coordinación final de todos los conocimientos que haya sobre el mismo
corresponderá siempre a la lingüística.

OBJETIVOS, LABORES Y CARACTERÍSTICAS DE LA LINGÜÍSTICA


CONTEMPORÁNEA5

La lingüística tiene, por lo menos, dos objetivos muy concretos que se complementan
(Crystal, 1968):

a) Por un lado, el estudio de las lenguas particulares, como fin en ellas mismas, con el
objeto de realizar su descripción exacta y exhaustiva.

3
Aunque especialmente desde la década de los setenta los datos constituyen el centro del análisis lingüístico,
desde la aparición del generativismo ha surgido una controversia sobre el papel que se le debe asignar a la
intuición en la investigación lingüística.
4
En este punto es importante acotar que la diversidad de visiones y de aproximaciones al lenguaje no impide
que haya una relativa comparabilidad entre ellas. De hecho, en la práctica, abundan los estudiosos que,
aunque centran su investigación en un paradigma básico, adoptan una visión ecléctica del lenguaje y
encuentran complementariedad en vez de incompatibilidad.
5
Quilis, A. (1991). Historia de la lengua española.
b) Por otro lado, las consecuencias que se derivan de este estudio, al obtener de él la
información necesaria para captar la naturaleza del lenguaje en general.

La labor del lingüista será:

a) La de describir cada lengua en sus propios términos, sin aplicar las características que
son peculiares de otras lenguas, es decir, no debe aplicar el modelo, por ejemplo, de
la lengua latina a otra lengua como el tagalo, pues cada una de ellas tiene sus propias
estructuras lingüísticas que se deben describir con total independencia.
b) La de realizar la descripción de la lengua que estudie en todos los niveles (fonológico,
morfosintáctico, etc.) y en todos los estilos: lengua hablada tanto en estilo formal
(conferencias, discursos, clases, etc.), como informal (coloquio), y lengua escrita,
tanto literaria como no literaria.
c) La de evitar ser prescriptivo, es decir, se limitará a dar cuenta delos hechos
lingüísticos y de las conclusiones que de ellos obtenga, sin dar un juicio de valor sobre
cuál puede ser el mejor uso o cuál puede ser la forma correcta o incorrecta. De este
aspecto se ocupan determinadas instituciones, como las Academias de la lengua, en
las que normalmente están integrados algunos lingüistas. Esto no quiere decir que al
lingüista no le preocupe la corrección en el uso de la lengua, sino que su investigación
tendrá en cuenta todos los fenómenos que aparezcan, los estudiará y los valorará en
el conjunto total de los hechos lingüísticos.

Las características que hoy pensamos debe poseer una ciencia, las tiene la lingüística:
ser empírica, exacta, objetiva y tener en ella misma su propio fin; simultáneamente, en sus
operaciones y debe tener en cuenta: la exhaustividad, la consistencia y la economía:

1. Debe ser empírica, es decir, debe basarse en el resultado inmediato de la experiencia,


que sólo se funda en la observación de los hechos, antes de establecer una hipótesis
que puede probarse luego sistemáticamente a través de la experimentación y sobre la
que se puede construir una teoría. Por ello, la lingüística emplea también la noción de
modelo (muchas ciencias utilizan los modelos matemáticos, en los que la progresión
de determinados fenómenos viene dada por determinadas ecuaciones, o los modelos
físicos, en los que ciertas condiciones se reproducen en diferentes escalas y con
medios variados en el laboratorio): representa por medio de fórmulas u otros sistemas
el funcionamiento de cualquier nivel en una lengua. Estos rasgos (que consideramos
como pertinentes) se obtienen por un proceso de abstracción del fenómeno que se
pretende describir y que deja a un lado los demás rasgos (no pertinentes en el
momento del análisis). Una vez conocido el modelo general de la lengua, formula los
esquemas particulares que puede tener.
2. Debe ser objetiva, es decir, procurar procedimientos de valoración constantes y
universales (como en física, por ejemplo, cuando el investigador no opina si el agua
está templada o caliente, sino que expresa su temperatura en grados, reflejados a
través del termómetro). Por ello, en la descripción lingüística, no se deben introducir
criterios subjetivos, tales como valores lógicos, estéticos, literarios, etcétera, que
tienen su lugar en otras disciplinas.

3. Debe ser exacta, buscando el modo más preciso de describir cada hecho en relación
con los demás. Por eso, la lingüística examina cualquier lengua por medio de un
método común, aplicando todo aquello que hay de común en el lenguaje: una
estructura fonológica, gramatical y semántica que debe ser determinada por
procedimientos empíricos.

4. Si toda ciencia debe tener en ella misma su propio fin, la lingüística también debe
cumplir este requisito; antes, carecía de autonomía: estaba al servicio de otras
disciplinas, como la filosofía, la lógica, la retórica, la historia de la literatura o la
crítica literaria, pero desde la aparición de la lingüística estructural, las cosas han
cambiado radicalmente y esta disciplina se estudia como ciencia autónoma. Las
últimas palabras de Saussure en su Curso de lingüística general: “la lingüística tiene
por único y verdadero objeto la lengua considerada en sí misma y por sí misma”.

5. En su operatividad, debe ser exhaustiva, es decir, tomar en consideración todos los


hechos, en nuestro caso de la lengua, y analizarlos sin residuo en elementos
diferenciales.

6. Debe ser también consistente, es decir, no mostrar contradicciones.

7. Debe ser, por último, económica: en igualdad de condiciones, una formulación más
breve o un análisis más corto debe preferirse a una formulación o un análisis más
largo.

Hoy, los métodos que utiliza la lingüística en su investigación cumplen con los
requisitos anteriormente expuestos.

Según Gleason (1967, pág. 14), “la mejor prueba de que la lingüística ha llegado a
ser, efectivamente, una ciencia, es que sus resultados son controlables y reproducibles: si
dos lingüistas trabajan de manera independiente sobre una misma lengua, llegan a ser
resultados muy semejantes. Pueden existir diferencias; incluso podemos prever algunas de
ellas. Pero es muy raro que estas diferencias ser muy profundas; generalmente, es posible
concordar las conclusiones y mostrar que una simple puntualización permite convertir uno
de los resultados en el otro; es decir, que sus diferencias no son esencialmente importantes y
frecuentemente de pura forma”.

Pero si en la descripción de una lengua no puede llegarse a u resultados como, por


ejemplo, los formulados en matemáticas (2 + 2 = 4), es porque el lenguaje es el fenómeno
social por antonomasia y, como producto del hombre, no es inmutable.

CORRIENTES LINGÜÍSTICAS

Estructuralismo

El estructuralismo es una corriente de pensamiento cuyos postulados metodológicos


se han aplicado no solamente al estudio de la lengua, sino también al acercamiento y
entendimiento de otros fenómenos que son objeto de estudio de disciplinas como la
antropología. La finalidad de los comentarios que se presentarán a continuación es “ubicar el
estructuralismo lingüístico en el contexto de una corriente de pensamiento más general que
se ha hecho presente tanto en las ciencias formales y naturales como en las ciencias sociales
y humanísticas” (Gimate 1994: 124).

Según Gimate (1994), hay tres maneras de acercarse a los postulados del
estructuralismo. La primera es desde el punto de vista de Jakobson, según él, la noción de
estructura se ha impuesto en el pensamiento científico contemporáneo. Desde su perspectiva,
el estructuralismo es innovador porque implica una revolución metodológica: parte de una
nueva forma de concebir y abordar las leyes que gobiernan los fenómenos sociales o
naturales.

El segundo acercamiento al fenómeno del estructuralismo es el que hace un


seguimiento de su desarrollo desde Saussure hasta Hjelmslev, pasando por los fonólogos de
Praga. Desde esta perspectiva, se tiende un puente hacia el campo interdisciplinario para
instalarse en el de las ciencias humanas y en el dominio de la semiótica antropológica para
así abordar todo tipo de sistema con los preceptos del estructuralismo.

El tercer acercamiento se centra en el concepto de estructura. Según Piaget (1968),


esta noción implica el principio de que “un objeto o fenómeno se basta a sí mismo para
conocerse y no requiere de elementos extraños a su naturaleza para que sea inteligible”
(Gimate 1992: 121). La estructura, en esta perspectiva, es “un sistema de transformaciones
que, en tanto sistema, contiene un conjunto de leyes que lo conservan y enriquecen mediante
el juego de transformaciones. La estructura está conformada por elementos que se relacionan
entre sí. La estructura es totalidad y organización.
Tenemos entonces que el estructuralismo implica dos nociones básicas: la de totalidad
y la de interdependencia de las partes. Los fenómenos que se estudian bajo esta perspectiva
no son azarosos, sino que son parte de un sistema, de un todo.

Otro de los postulados fundamentales del estructuralismo es que los sistemas


diferentes (lingüísticos o antropológicos) se pueden estudiar precisamente en virtud de sus
diferencias, porque los análisis se hacen a partir de las oposiciones, no de las semejanzas, lo
que lo separa radicalmente de lo que venían haciendo los comparatistas.

El estructuralismo trabaja con los hechos observados, esto quiere decir que todas sus
investigaciones se centran en hechos “reales” y no abstracciones. El estructuralismo permite
distinguir entre lo real y lo aparente. El estructuralismo hace mucho más que clasificar los
fenómenos que estudia: observa la realidad como “un proceso específico de producción” (p.
124).

En principio, Saussure distinguía la sincronía como la relación entre elementos


simultáneos y la diacronía como la sustitución de un elemento por otro en el tiempo (es decir,
se excluyen); pero a partir de Hjelmslev, esta dicotomía no es aceptada. La noción de
estructura debe “incorporar la noción de cambio y transformación de tal manera que los
conceptos de sincronía y diacronía se encuentran en una relación cuya prioridad de una sobre
la otra esté definida por la finalidad o propósito del estudio; se recurre a lo diacrónico cuando
lo exige lo sincrónico y lo sincrónico cuando se exige lo diacrónico” (p. 126).

Estructuralismo lingüístico

Desde que se celebra el Primer Congreso Internacional de Lingüística (La Haya,


1928) se establecen las primeras bases del estructuralismo lingüístico, partiendo de las
nociones saussureanas (Jakobson, Trubetzkoy), nociones que fueron adoptadas por el Círculo
Lingüístico de Praga (Mathésius, Bühler, Jones, Benveniste, Martinet, entre otros).

Las tesis del Círculo. Tres tesis fundamentales de la Escuela de Praga:

1. Noción de la lengua como sistema funcional. Se concibe la lengua como producto de


la actividad humana que tiene una función: comunicar algo. Para poder conocer la
naturaleza de la lengua, entonces hay que estudiar su sincronía (método que no se
presenta antagónico al diacrónico, sino complementario).
2. Estudio del sistema lingüístico. En el plano fónico se distingue entre los sonidos como
hechos físicos y como representación y elementos de un sistema funcional (lo que
importa es su función diferenciadora de significaciones: fonemas).
3. Análisis de las funciones lingüísticas. Se distingue entre función de comunicación y
función poética. La primera tiene que ver con el contexto, con lo extralingüístico, con
el significado y el referente (es importante notar que lo extralingüístico está
relacionado con el referente y no con los aspectos socioculturales). La segunda tiene
que ver con el signo en sí, con “la estructura funcional cuyos elementos no son
aprehendidos más que en su relación interna” (p. 127). Función de comunicación:
significado o referente; función poética: significante.

Escuela de Ginebra: Meillet lamenta que los postulados saussureanos excluyan al


hablante de los fenómenos lingüísticos e incluye en su noción estructuralista (la lengua como
un todo estructural) las variaciones individuales.

La glosemática y Hjelmslev: esta línea estructuralista propone la conexión entre el


sistema fonológico y el gramatical y semántico. Plantea que el único mecanismo para el
análisis lingüístico es el deductivo y que la teoría lingüística no debe ser una ciencia auxiliar,
sino autónoma: “la lingüística ha de esforzarse por comprender el lenguaje no como un
conglomerado de fenómenos no lingüísticos (físicos, fisiológicos, psicológicos, lógicos,
sociológicos) sino como una totalidad autosuficiente, como una estructura sui generis”
(Hjelmslev, citado por Gimate 1994: 129). “Para Hjelmslev, la tarea del lingüista es
determinar el principio estructural del lenguaje y deducir un cálculo general en forma de una
tipología cuyas categorías serán las distintas lenguas, considerando todas las posibilidades,
incluidas las virtuales” (p. 129-130). El autor considera que la labor del lingüista no tiene que
ver con la materialización del lenguaje (habla).

En términos generales, hay tres escuelas vinculadas al estructuralismo saussureano (Escuela


de Praga –Jakobson y Trubetzkoy– , Escuela danesa –Hjelmslev– y Escuela de Londres –
Firth–).

Conceptos fundamentales6

1. Estructura

“Estructura es un término omnipresente en la lingüística moderna y alude a uno de


los conceptos que más han influido en su desarrollo. Es también, no obstante, uno de los
términos más difíciles de definir si se quiere dar cuenta de todos los aspectos a los que se ha
ido aplicando. Se vincula fundamentalmente al estructuralismo, donde se aplicó a la lengua
como totalidad y a los diferentes niveles y planos en que se organiza; esto es, a la morfología
y a la fonología (los niveles a los que se aplicarían inicialmente los principios estructuralistas)

6
Tomado parcialmente de Alcaráz Varó y Martínez Linares (2004).
así como a la sintaxis y a la semántica. De la lingüística pasó según Beaugrande (1997: 63)
a la antropología, la arqueología, la economía, la semiótica, y la crítica literaria. Para
Hjelmslev (1963), una de las figuras del Estructuralismo europeo, la “estructura” es una
entidad autónoma de dependencias internas, o dicho con otras palabras, una totalidad
constituida por elementos relacionados entre sí, cuyo valor o entidad depende de la relación
que mantienen cada uno de ellos con los demás. Lo importante de una estructura no son, por
tanto, los elementos, sino el conjunto de relaciones que estos mantienen entre sí, ya que en
algunas escuelas estructuralistas la existencia de los elementos no tiene otra finalidad que la
de ser los términos de las relaciones (Greimas, 1974) […]. Seiler (1978) está dispuesto a
aceptar como buenas todas casi todas las definiciones de estructura con tal de que incluyan
el rasgo de oposición. El gran paso de la lingüística consistió, abstrayendo oposiciones, en
establecer sistemas en el interior del nivel fónico, dominio que, en primera instancia, no
aparecía como estructura, tarea que correspondió a las generaciones que sucedieron a
Saussure, primero Trubetzkoy, y más tarde R. Jakobson y A. Martinet (Jacob, 1969)”.

2. Isomorfismo

“Isomorfismo […] quiere decir simetría o paralelismo entre dos sistemas. De esta
forma, se dice que dos sistemas (M0 y M1) son isomórficos cuando, por tener la misma
estructura, existe una reproducción inversamente inequívoca de M0 respecto a M1. Llevado
a un punto extremo en lingüística, implica el paralelismo completo entre los planos del
contenido y de la expresión, esto es, semejanza estructural en el sistema fonológico y el
semántico, con lo que debería ser posible segmentar el significado (análisis sémico) del
mismo modo en que se segmenta el significante (análisis fonológico). De acuerdo con
Martinet (1971: 28), con este principio se va más allá de la idea de Saussure del significante
y el significado como unidades inseparables y constituyentes del signo […]. Los campos
semánticos de dos lenguas son isomórficos cuando tienen cuando tienen el mismo número de
expresiones y esas expresiones tienen las mismas relaciones entre sí”.

3. Modelo

“En la investigación lingüística, como en la de las demás ciencias o disciplinas, existe


la tendencia a construir modelos a fin de analizar el comportamiento de los datos lingüísticos
en diversas circunstancias. En líneas generales, un modelo es un esquema coherente, o sea,
una estructura operativa definida, formada por componentes relacionados entre sí, que se
emplea para tratar, representar, explicar, definir y justificar un concepto simple, un problema,
o un sistema complejo, en suma, cualquier cuestión investigadora o aspecto de la misma.
Como la naturaleza del lenguaje es compleja, heteróclita en palabras de Saussure, los
modelos tienden a simplificarla de una forma operativa y práctica para entenderla mejor,
ofreciendo fragmentos de la misma que representan los aspectos más esenciales o los que se
juzgan más pertinentes de la investigación […] El término modelo lingüístico, desde la
década de los cincuenta, forma parte del instrumental teórico de la lingüística […]. Los
modelos lingüísticos son, por tanto, representaciones de un fragmento de la realidad
lingüística construidas con una finalidad determinada, es decir, son esquemas precisos,
funcionales, operativos y plausibles utilizados en la teorización, en la descripción o en la
explicación”.

Generativismo7

Se llama generativismo o paradigma generativista al conjunto de teorías, modelos e


hipótesis que se han marcado como meta la explicación de la competencia lingüística frente
a la descripción lingüística, propia del paradigma estructuralista, que es el que históricamente
le precede. Otros rasgos propios del generativismo, además de la meta de la explicación antes
citada, son los siguientes: a) el psicologismo racionalista8; b) el mentalismo; c) el formalismo
en la descripción lingüística9; d) el empirismo en la descripción lingüística, pero el empirismo
del generativismo es empírico-explicativo, en el sentido de que intenta reconstruir los
procesos y las operaciones del lenguaje sirviéndose de un metalenguaje explícito y
formalizado; e) la investigación de los universales lingüísticos10; f) la creatividad; g) el nuevo
concepto de gramática; h) la prioridad dada a la sintaxis;10 i) el reforzamiento del concepto
de estructura; j) las dicotomías del generativismo (competencia/actuación, estructura
superficial/estructura profunda, gramaticalidad/aceptabilidad)11.

7
Tomado parcialmente de: Alcaráz Varó, Enrique y María Antonia Martínez Linares. 2004. Diccionario de
lingüística moderna. Barcelona: Ariel.
8
En el paradigma generativista, el psicologismo racionalista se percibe como una vuelta hacia la concepción
psicologista del lenguaje de los siglos XVII y XVIII, es decir, se produce una nueva valoración de las facultades
mentales del individuo.
9
En lingüística se llama formalismo a la tendencia de hacer descripciones formales del lenguaje, esto es, a la
formalización de sus unidades y niveles mediante la presentación explícita de su organización general y
abstracta como código o sistema. El significado de formalismo y formalista nace de la acepción del término
forma que se opone a función, es decir, a la finalidad (de las unidades y niveles) del lenguaje, entendido como
instrumento de comunicación.
10
Los universales lingüísticos son principios abstractos, generales y específicos, que determinan la forma y la
interpretación de las oraciones.
11
En este punto es importante destacar la primacía que le da Chomsky a la sintaxis en toda su investigación.
El autor la considera central en la teoría del lenguaje. El estructuralismo norteamericano, por el contrario, se
dedica primordialmente a la fonología y a la morfología, es decir, a los conceptos de fonema y morfema,
aunque más adelante también prestara su atención a las estructuras sintácticas. Por su parte, la semántica
solo fue estudiada en los últimos años del auge estructuralista.
Conceptos fundamentales

1. Competencia y actuación

Con el fin de acotar el objeto de la gramática, Chomsky establece en el paradigma


generativista la distinción entre competencia o conocimiento que el hablante nativo tiene de
su lengua, y actuación (o performance), entendiendo como tal el uso real de ese conocimiento
para producir enunciados […]. La competencia es, pues, el conocimiento el conocimiento
interno o posesión intuitiva que tiene un hablante nativo idealizado de su propia lengua, con
independencia que sea consciente o inconsciente. En palabras de Chomsky, “es el sistema
finito de reglas flexibles constitutivas del lenguaje humano”. Por su parte, la actuación, que
es la puesta en funcionamiento o activación de la competencia, siempre en un contexto
determinado, se manifiesta en las dos destrezas comunicativas o productivas (expresión oral
y expresión escrita) y en las dos pasivas o receptivas (comprensión oral-auditiva y
comprensión lectora) de cada individuo. Por tanto, la actuación es de naturaleza individual y
solamente se manifiesta en el idiolecto

2. Estructura profunda y estructura superficial

En su primer modelo de gramática generativa, Chomsky planteó la necesidad de


diferenciar dos niveles en el proceso de generación de oraciones mediante las reglas del
componente sintáctico: el nivel de estructura superficial, en el que la organización sintáctica
de la oración estaba más próxima a su realización concreta, y el nivel de estructura profunda,
o latente, más abstracto, del que se derivaría el anterior por medio de transformaciones.
Admitiendo esta distinción se podría explicar la semejanza semántica existente entre
enunciados como Han robado las pruebas y Las pruebas han sido robadas; ambos diferirían
en su estructura superficial, pero compartirían una misma estructura profunda.

3. Gramaticalidad y aceptabilidad

En el paradigma generativista el término aceptabilidad forma parte de la dicotomía


aceptabilidad/agramaticalidad, y se usa para aludir al mayor o menor grado de admisibilidad
o adecuación de un enunciado en una situación de habla concreta, en función de factores no
exclusivamente gramaticales. La gramaticalidad, según los planteamientos de Chomsky, es,
teóricamente, una propiedad distinta de la aceptabilidad, porque es un concepto binario: una
expresión es gramatical o no, con independencia del uso que se le dé en situaciones concretas,
si puede ser generada o explicada por las reglas de la gramática de una lengua. Un enunciado
como Mi cepillo de dientes tiene muy mal genio por las mañanas es perfectamente gramatical
pero puede tener un grado de aceptabilidad bajo, por la anormalidad del estado de cosas que
representa. Por tanto, el concepto de aceptabilidad es de grado, ya que unas expresiones son
más aceptables y otras menos aceptables, dependiendo de factores variables.
Funcionalismo

El funcionalismo es una corriente lingüística que se caracteriza por no ser una unidad
doctrinal, sino más bien “una corriente de pensamiento lingüístico cuyos representantes se
reconocen en algunos principios de base” (Clairis 1996: 72). Uno de los aportes
fundamentales de esta corriente es la propuesta de que el lingüista no solamente debe
describir, sino también explicar los fenómenos que estudia. El autor que hizo la síntesis
teórica en torno a la cual se fundó la Sociedad Internacional de Lingüística Funcional fue
André Martinet. El funcionalismo es una corriente en permanente evolución.

Conceptos fundamentales12

1. Función

Función no es un término unívoco. Se ha utilizado, por ejemplo, para aludir a los


valores relacionales identificados como funciones sintácticas; para designar, en términos
generales, la contribución de un elemento al funcionamiento del sistema; para aludir a las
relaciones de los elementos […] o para hacer referencia a la finalidad comunicativa de los
actos lingüísticos (función expresiva, función referencial). En consecuencia, tampoco
funcional y funcionalismo designan una corriente homogénea, ya que se han venido
utilizando para hacer referencia a cualquier corriente lingüística que asuma, como elemento
fundamental, un concepto de función […] De modo que, como destaca Rojo (1994), bajo la
etiqueta lingüística funcional o funcionalismo se ha podido incluir, por ejemplo, […] las
corrientes estructuralistas que se agrupan bajo la denominación de estructuralismo
funcionalista, en el que se enmarcan los trabajos de Trubetzkoy, Jakobson, Martinet y
Coseriu, así como los de Alarcos y su escuela; la etiqueta funcionalismo se aplica igualmente
a todas las corrientes que, como el caso de la Gramática sistémica funcional, enfatizan el
papel instrumental de las lenguas en relación con la finalidad comunicativa. En un sentido
más restringido, funcionalismo y lingüística funcional se utilizan para designar todas las
corrientes que se han vinculado al enfoque general sobre las lenguas que Dik (1981 y 1987)
denominaba paradigma funcional.

2. Supuestos básicos

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Tomado parcialmente de: Alcaraz Varó, Enrique y María Antonia Martínez Linares. 2004. Diccionario de
lingüística moderna. Barcelona: Ariel.
El funcionalismo, como se explicó antes, dista mucho de ser una corriente unitaria.
No obstante, las corrientes vinculadas a este paradigma se aproximan en compartir, en mayor
o menor medida, una serie de supuestos:

a) La lengua se considera ante todo como un instrumento de interacción social entre los
seres humanos, “usado con el objeto primordial de establecer comunicación entre
hablantes y destinatarios” (Dik 1981: 19).

b) La concepción instrumental de las lenguas implica, asimismo, asumir que su


naturaleza, su conformación y su estructura interna se explica en términos de las
funciones para las que se ha desarrollado. De ahí que, desde el punto de vista
funcional, la estructuración lingüística no se considere como algo arbitrario, sino
explicable en términos de constricciones psicológicas, fisiológicas y socioculturales
(Siewierska 1991: 4).
c) Se da prioridad a la función comunicativa que, de conformidad con Dik o Halliday
(1982 y 1985), puede desglosarse en tres macrofunciones o metafunciones del
lenguaje: la ideacional, relativa a lo que podríamos considerar el contenido
proposicional; la interpersonal, vinculada a la interacción de los hablantes, y la
textual, asociada a la organización del mensaje como unidad integrada en el discurso.

d) La interacción mediante el lenguaje se considera como una actividad estructurada, en


el sentido de que está regida por reglas, normas o convenciones sociales. En
consecuencia, según planteaba Dik, la noción de competencia lingüística como
capacidad de producir e interpretar oraciones, debería ser sustituida, como correlato
psicológico de la lengua, por ese concepto más abarcador que Hymes denominaba
competencia comunicativa, que abarca también las reglas de uso que permiten emitir
e interpretar enunciados congruentes con la situación en que tiene lugar el evento
comunicativo.

e) El dominio tradicional de la lingüística, conformado por la sintaxis, la semántica, la


fonología y la morfología, se extiende al ámbito del discurso y la pragmática, al
dominio de las reglas que rigen la interacción verbal socialmente pautada.

Algunas propuestas del funcionalismo

a) Principio de la pertinencia: la noción de pertinencia está relacionada con lo que en


el sistema contribuye a la comunicación. Este principio impone la perspectiva desde
la que se va a analizar el objeto de estudio, ya que se consideran pertinentes aquellos
elementos que efectivamente aportan significado o que tienen un valor distintivo,
como en el caso de los fonemas y no pertinentes los elementos que no aportan
significado o no producen cambio de significado.

b) La naturaleza de la lengua: para el funcionalismo, la lengua tiene una función:


comunicar. Así, esta disciplina retoma la idea del estructuralismo que el
generativismo había dejado de lado. Además, vuelve a plantear la idea de la doble
articulación, lo que tiene como consecuencias: i) que la lingüística tiene sus propias
unidades de análisis y que éstas son de dos tipos: a) unidades distintivas y discretas,
que contribuyen a la elaboración del significado (fonemas) y b) unidades mínimas
significativas (morfemas o monemas); ii) que las unidades encuentran su valor en la
oposición (son unidades funcionales en un sistema); iii) que el carácter oral impone
la linealidad, cuyo resultado es el desarrollo de la sintaxis; iv) la heterogeneidad o
variación es una característica de todas las lenguas, por lo tanto debe ser analizada.
Como se puede observar, muchos de los conceptos saussureanos renacen con esta
corriente.
c) Método: el método funcionalista es básicamente empirista: observa los hechos de la
lengua. Esto los diferencia de los generativistas, cuyo método es fundamentalmente
inductivo (los casos no provienen de los hablantes, sino del mismo investigador). En
el funcionalismo se rechaza todo apriorismo y, en caso de que los hechos no
concuerden con la teoría, pues se cambia la teoría. Es decir, el funcionalismo está
abierto a lo que muestra la realidad y admite cambios en sus parámetros teóricos.

d) Sintaxis: la sintaxis para los funcionalistas es más que una combinación de palabras,
es un conjunto de relaciones entre unidades significativas. El estudio de la lingüística
funcionalista se enfoca en estudiar estas relaciones tomando en cuenta el significado
de las unidades lingüísticas, el contexto lingüístico y la situación extralingüística (no
del mismo modo que el análisis del discurso, pero admite la posibilidad de que existan
elementos contextuales que condicionen el análisis).

e) Morfología: el funcionalismo admite que existen fenómenos relacionados con la


forma que no inciden en la elaboración del sentido. Tal es el caso de los usos de las
formas del presente y del futuro para expresar futuro (mañana vamos a la playa/
mañana iremos a la playa).

Gramática funcional: Halliday publica Introduction to functional grammar en 1985. En el


libro explica cuáles son, para él, los fundamentos de la gramática funcional:

 La gramática funcional está diseñada para presentar cómo se usa el lenguaje. Todo
texto es producido en un contexto que contribuye a la explicación de por qué se usa
el lenguaje del modo en que se hace.
 El uso de la lengua la ha transformado a lo largo de su diacronía: el lenguaje ha
evolucionado de acuerdo con las necesidades humanas y la manera en que está
organizado es funcional con respecto a estas necesidades; el sistema no es arbitrario.

 Los componentes de significado son componentes funcionales. Todas las lenguas


están organizadas alrededor de dos tipos de significado: el ideacional (usado para
entender e interpretar el contexto situacional) y el interpersonal (usado para
interactuar con otros). (Tomado de Halliday, Michael. 1985. An Introduction to
functional grammar. London: Edward Arnold).

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