La cafeína interfiere con el sueño, no es sólo porque prolonga el tiempo en que el
cerebro se mantiene alerta y despierto. Además, retrasa el ritmo circadiano, es decir, el reloj interno que regula las células del cuerpo humano para ajustarse a un ciclo de 24 horas.
El consumo de café, por ejemplo, en las horas previas al sueño confirmaría la
asociación entre una mayor ingesta de cafeína y un cronotipo nocturno, destacando las implicaciones positivas de este consumo en el tratamiento de algunos trastornos circadianos del sueño. El uso de cafeína adecuadamente programado puede ayudar, por ejemplo, a la adaptación circadiana a los grandes retrasos de fase a los que es sometido nuestro cuerpo cuando se vuela a través de muchas zonas horarias o bien, también, puede resultar muy útil para determinar la vigilia hasta la hora de acostarse en la nueva zona horaria o para trabajar en el tratamiento de pacientes con trastornos del sueño circadiano, en los que su reloj interno de 24 horas no funciona correctamente. Y es que es sabido que el ritmo de los relojes circadianos endógenos puede ser modificado por factores ambientales como la luz, la alimentación, la actividad física y los agentes farmacológicos.
Por ejemplo, la exposición a la luz
brillante justo antes de acostarse retrasa el reloj circadiano y el tiempo de sueño en humanos. Pues bien, esto también sucedería cuando tomamos un café o una bebida con cafeína. Este alcaloide del grupo de las xantinas se une a los receptores neuronales de adenosina, provocando la transmisión de neurotransmisores excitadores y alterando la señalización de monofosfato de adenosina cíclico intracelular y el metabolismo celular en una amplia gama de células y tejidos. Todo ello modifica el ritmo nuestro sistema circadiano, el regulador clave del tiempo diario de sueño-vigilia, así como de otros procesos fisiológicos y conductuales.
Según consta en los resultados de una investigación al respecto realizada por la
Universidad de Colorado Boulder y el Centro de investigación médica del Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge, este efecto de la cafeína produce un retraso de más de media hora en el ritmo circadiano humano al afectar el auge de la melatonina en horas nocturnas, lo que proporciona una explicación más completa de por qué es más difícil para algunas personas dormirse si han tomado un café por la tarde y es porque su reloj interno piensa que es una hora antes.
Durante la investigación trabajaron durante 49 días con diversos voluntarios a los
que de forma totalmente controlada recibieron a diario y tres horas antes de acostarse o una dosis de cafeína equivalente a un expreso doble, una exposición a la luz fuerte o débil, o un placebo.
El café, pues, además de mantenernos despiertos y en alerta puede contribuir a
compensar los desajustes de nuestro reloj biológico, contribuyendo a minimizar las alteraciones prolongadas en los ritmos circadianos provocadas por trabajos en diferentes turnos o desfases horarios varios y que son la causa del incremento del riesgo de varias enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo dos y enfermedades neurodegenerativas.
BIBLIOGRAFIA
Aagesen, L., & Sanso, A. (2019). Ciclo circadiano
Aldana, C., & Guayasamín, L. (2018). Café regulación.
Papel de Las Alteraciones Del Sueño Durante La Gestación en La Programación Del Feto para El Desarrollo de Obesidad y Enfermedades Crónicas Degenerativas