El hecho de que el ser humano no esté totalmente determinado al nacer implica la
necesidad de llevar a cabo constantes aprendizajes. Por ello, en los estadios
iniciales del desarrollo son tan importantes la protección y el cuidado físico que inician el proceso de humanización, y en el que la educación ocupará un papel fundamental. No obstante, el proceso de desarrollo no se puede identificar con la educación ya que ésta requiere una orientación, un fin; se trata de conducción, de ayuda, de un acompañamiento, pero siempre orientado. El ser humano es un pilar fundamental del recuso en la educación sin el docente y alumno no se puede dar la educación sin estos dos elementos. Todo recurso humano que interviene en el proceso de la educación rige un rol importante para que este llegue a su fin. La educabilidad se refiere a la capacidad del ser humano de configurarse, de llevar a cabo aprendizajes nuevos, de modificar su forma de conducirse, de hacerse como persona en un proceso abierto. Es pues una consecuencia de la plasticidad del sistema nervioso central, pero su concreción nada tiene que ver con patrones más o menos rígidos, habida cuenta que la rigidez hereditaria ha sido superada. Un concepto relacionado es el de educatividad, que se refiere a las características del que educa (educador) para que la educación se lleve a cabo.