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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA DE POSTGRADO PROGRAMA: ESPECIALIZACIÓN EN CIENCIAS PENALES Y CRIMINOLÓGICAS

ENSAYO DE CIENCIAS PENITENCIARIAS


UNIDAD V

Autor (a):
Nilia Olivo
C.I.V-8.914.733
Turmero, sección 4

Turmero; 16 de mayo de 2021


De seguidas el Título VII, nombrado “De la redención judicial de la pena por el
trabajo y el estudio”, (artículos 155 al 160) hace inclusión de un capítulo único, a
saber: “Del procedimiento para la redención”, en el que se cataloga la norma rectora, las
actividades reconocidas a los efectos de la redención de la pena, el registro de actividades,
las funciones del órgano penitenciario a los fines de la redención, la competencia para el
otorgamiento y el procedimiento correspondiente.
Tal como lo establece el artículo 3, numeral 20 del Código Orgánico Penitenciario la
redención de la pena, no es más que la reducción de la pena a través del trabajo o el estudio,
según sus capacidades y aptitudes, a razón de un día de reclusión por cada dos días de
trabajo u horas de estudio de acuerdo a lo previsto en la norma, realizado dentro del
régimen penitenciario. De igual forma, los procesados y procesadas que se incorporen de
manera voluntaria al trabajo o al estudio, se les computará como tiempo redimido de ser
aplicada la sentencia definitiva y ejecutoriada. El Ministerio del Poder Popular con
competencia en materia penitenciaria, designara la junta para la redención de la pena y
verificará con estricta objetividad, el tiempo de trabajo o de estudio efectivamente
cumplido por cada recluso, a los fines de la redención de la pena.
Procedimiento para la redención de la pena: el privado o privada de libertad puede
introducir personalmente la solicitud, de oficio por un miembro de la junta expresamente
autorizado al efecto ante el juez o jueza, quien resolverá dentro de los quince días hábiles
siguientes, con vista de la documentación que haya servido de base para el reconocimiento
del tiempo efectivamente cumplido y copia certificada de las actas de la junta, relativas al
reconocimiento y a la solicitud de redención. Si el órgano jurisdiccional considerase
insuficiente la información pedirá a la junta que la complete, sin perjuicio de ordenar y
practicar por su parte las actuaciones que juzgue necesarias; en este caso, el lapso para la
decisión comenzará a contarse desde la última actuación practicada.

Por igual, el Título VIII señalado bajo el apelativo  “Del régimen de confianza
tutelado”, (artículos 161 al 164) contiene un solo capítulo que apunta a integrar las normas
concernientes al procedimiento sobre este régimen (vgr. requisitos, procedimiento y cese
del régimen).
El régimen de confianza tutelado consiste en la ubicación de un penado o penada en
una unidad de producción o un área especial del recinto penitenciario, donde continuará con
el cumplimiento de la pena mientras le sea otorgado por el juez o jueza de ejecución algún
beneficio para el cual reúne los requisitos establecidos en el Código Orgánico Procesal
Penal. es una facultad que está contemplado en el artículo 161 del Código Orgánico
Penitenciario y se aplica a personas que hayan obtenido una condena por algún delito
cometido o estén esperando un juicio y solo puede ser otorgada por el titular del Ministerio
de Asuntos Penitenciarios, siempre y cuando el penado o penada reúna todos los requisitos
establecidos en el Código Orgánico Procesal Penal, para optar a una de las fórmulas
alternativas del cumplimiento de la pena, las cuales son: el trabajo fuera del establecimiento
o destacamento de trabajo, el destino a establecimiento abierto y la libertad condicional. El
régimen de confianza tutelado cesará inmediatamente cuando el privado o privada de
libertad obtenga una fórmula alternativa de cumplimiento de la pena o incurra en una falta
disciplinaria.

Como división subsiguiente se observa el Título IX intitulado “Del apoyo


penitenciario”, (artículos 165 al 170) contentivo de un Capítulo I mencionado de la misma
manera, el cual dedica sucesivos artículos a normar la unidad de apoyo penitenciario, el
apoyo postpenitenciario, la atención a los adolescentes egresados del Sistema Penitenciario,
las unidades de supervisión postpenitenciaria, del equipo de supervisión postpenitenciaria
y, la participación popular postpenitenciaria.
En relación al apoyo postpenitenciario, la función rehabilitadora contemplada en el
artículo 272 de la CRBV, viene acompañada de una mención general sobre algunas
actividades para alcanzarla: la recreación, la educación, el trabajo y el deporte, aunque no
se habla de metodologías y acciones concretas. Veamos: “El Estado garantizará un sistema
penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos
humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el
trabajo, el estudio, el deporte y la recreación... En general, se preferirá en ellos el régimen
abierto y el carácter de colonias agrícolas penitenciarias. En todo caso las
fórmulas de cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicarán con
preferencia a las medidas de naturaleza reclusoria. Extinguida la responsabilidad penal del
penado o penada, debe gozar de inmediato del ejercicio pleno de todos sus derechos como
ciudadano o ciudadana, sin que los antecedentes penales sean motivo de discriminación
social o jurídica, a tal efecto las unidades de apoyo postpenitenciario velarán por que el uso
de la información relacionada con dichos antecedentes penales no afecte ilegítimamente los
derechos de los ex internos o ex internas.
En cuanto al título denominado “De la participación del pueblo organizado”,  atinente
a la participación de la sociedad en los procesos de inclusión plena y efectiva a la sociedad
de las personas que han sido privadas de su libertad, así como a la contraloría popular
penitenciaria, forma de organización popular que actuará en función de la calidad de vida y
el respeto de los derechos de las personas privadas de libertad.   Se contempla el derecho y
el deber del Poder Popular, mediante las organizaciones comunitarias y sociales, para
participar en lo que respecta a la inclusión en la sociedad de las personas que han sido
privadas de su libertad. Para ello, se expresa que los ciudadanos, mediante dichas
organizaciones, conformen la llamada Contraloría Popular Penitenciaria, que se ejercerá a
través del Consejo Popular de Contraloría Penitenciaria y que funcionará en cada
circunscripción judicial, y deberán actuar con estricto apego a las normas y reglamentos
que rigen el sistema penitenciario

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