DOMINGO QUINTO DEL TIEMPO DE CUARESMA

Jer. 31,31-34 Heb. 5, 7-9

Jn. 12,20-33

EN EL EVANGELIO DE HOY JESÚS NOS ANUNCIA QUE HA LLEGADO SU

HORA... SI EL GRANO DE TRIGO, SEMBRADO EN LA TIERRA, NO MUERE,
QUEDA INFECUNDO; PERO, SI MUERE, PRODUCIRÁ MUCHO FRUTO...SIN
EMBARGO, QUIEN ME SIRVA, ESTARÁ TAMBIEN CONMIGO DONDE YO
ESTÉ Y MI PADRE LE HONRRARÁ.
DESDE EL COMIENZO DE LA MISIÓN PROFÉTICA DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO SIEMPRE LA CONSTANTE ES SU PREPARACIÓN PARA LA
LLEGADA DE ÉSTA HORA, LA HORA DE SU GLORIFICACIÓN. “TODAVÍA NO
HA LLEGADO MI HORA DICE EN LAS BODAS DE CANÁ” “LLEGA LA HORA
EN QUE LOS MUERTOS OIRÁN MI VOZ”, “SABIENDO JESÚS QUE HABÍA
LLEGADO SU HORA DE PASAR DE ESTE MUNDO AL PADRE...” “LLEGA LA
HORA Y YA ESTAMOS EN ELLA EN QUE LOS ORADORES VERDADEROS
ADORARÁN AL P.…” JESÚS ES CONSCIENTE, DE QUE SU MISIÓN EN EL
TIEMPO TIENE UN FIN, ES NECESARIO QUE COMO GRANO DE TRIGO
SEMBRADO EN LA TIERRA, DEBA MORIR PARA QUE A TRAVÉS DE SU
PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN PUEDA SER GLORIFICADO Y DAR
FRUTOS PARA LA ETERNIDAD Y LOS FRUTOS QUE JESÚS DÁ PARA LA
ETERNIDAD ES EL RESCATE PARA LA SALVACIÓN DE TODO EL GÉNERO
HUMANO.
LA ENSEÑANZA QUE NOS DEJA EL EVANGELIO PARA NUESTRA VIDA
DIARIA, ES QUE, COMO CRISTIANOS, TAMBIEN DEBEMOS TENER ESA
MISMA ACTITUD, DE ESTAR EN ESPERA, PORQUE CADA UNO DE
NOSOTROS TAMBIEN SOMOS ESA SEMILLA, ESE GRANO, QUE DIOS HA
PUESTO EN LA TIERRA, PARA QUE UNIDOS A CRISTO MURAMOS EN ÉL Y
DEMOS FRUTOS PARA LA ETERNIDAD, ¿CÓMO? SIRVIÉNDOLE CON
ENTREGA GENEROSA DE NUESTRA VIDA, DE NUESTRO TIEMPO, EN
ATENCIÓN DE NUESTROS HERMANOS QUE SE HAN IDO A BEBER AGUAS
DE CONFUSIÓN, DE LOS QUE TIENEN HAMBRE DE DIOS, DE LOS QUE HAN
PERDIDO LA ESPERANZA DE LA VIDA ETERNA, DE LOS ENFERMOS, DE LOS
TRISTES, DE LOS QUE LLORAN, ETC, ETC. UN SERVICIO QUE EL CIELO NOS
RECLAMA, PERO CON LA CERTEZA Y LA SEGURIDAD DE QUE COMO SUS
SEGUROS SERVIDORES TAMBIEN ESTAREMOS CON ÉL, DONDE QUIERA
QUE ÉL ESTÉ, TANTO COMO EN EL SACRIFICIO DE LA CRUZ, COMO EN LA
PARTICIPACIÓN DE SU RESURRECCIÓN HASTA LA ETERNIDAD.
PIDAMOS A NUESTRA MADRE SANTÍSIMA QUE NOS ALCANCE DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, LA GRACIA DE SER CONCIENTES DE
NUESTRA NADA AQUÍ EN LA TIERRA, PARA SER TODO ANTE SU PRESENCIA
ALLÁ EN EL CIELO.
†EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO... AMÉN.