Y ahí́ estaba como de costumbre, más arriba de las nubes mirando y
asechando a las personas más pobres y desamparadas, esperando el momento preciso en el que se rendirían tal y como estaba escrito, sacando el lado más oscuro y convirtiendo su único ojo en la muerte pura, sin desesperarse, disfrutando cada momento de horror y de sufrimiento que tenían aquellas personas buscando un trozo de carne descompuesta o un poco de agua de lluvia para poder sobrevivir unos días más, o tal vez, aquello que le esperaba a esas personas eran unas pocas horas o quizás minutos de sufrimiento y horror Pensando en que será́ de todo lo que pudieron haber hecho y perder la cordura mientras se sumergen en sus pensamientos y agonizan sobre su pobre existencia que fue tan miserable como la muerte misma. Su dolor y soledad se siente impregnado en cada paso que dan, estando cada vez más cerca de hundirse en un pozo sin salida, todo a su alrededor es sombrío, pues su mayor aliada es la misma muerte, la misma que canta y pasa desapercibida, esa que es silenciosa y se sumerge en lo más profundo de cada ser, todos la miran a los ojos e intentan pasar de ella, pero qué es lo que pasa cuando ya no tienes cordura y el sufrimiento es lo único que has conocido, llegas a un estado inconsciente en el que ya nada importa y solo ves una mirada al arduo destino que has vivido, la muerte que los demás ven marcada en tus ojos, tú la experimentas como un dulce sueño que te trae devuelta a la realidad.