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El revolucionario aporte de Georg Cantor a la

teoría del infinito

Iván Castro Chadid Jesús H. Pérez Alcázar


Profesor Titular Profesor Emérito
Pontificia Universidad Javeriana Universidad Nacional de Colombia
Profesor Asociado Profesor
Universidad Nacional de Colombia Universidad Sergio Arboleda

1. Introducción

“La creación matemática es un quehacer


sobre el infinito”
Henri Poincaré (1854-1912)

Georg F. Cantor (1845-1918)

Georg Ferdinand Ludwig Philipp Cantor nació el 3 de Marzo de 1845 en San


Petersburgo. Como sus padres eran de Dinamarca y en 1858 se trasladaron a
Frankfurt (Alemania), su lugar de origen se distorcionó con el tiempo y varios
países aún se disputan su nacionalidad, aunque el optó por la alemana. Su madre
María Anna Böhm provenía de una familia de músicos notables entre los cuales
se destaca Joseph Böhm quien fue director del conservatorio de Viena y fun-
dador de una escuela para violinistas que preparó algunos de los más virtuosos
violinistas de su tiempo.

1
Su padre, Georg Waldemar Cantor, fue un
próspero comerciante luterano, quien influ-
yó decididamente en las convicciones re-
ligiosas de su hijo. Desde muy temprano
Georg descubrió su interés por la matemá-
tica, pero su padre intentó obstinadamente
forzarle a que siguiera los estudios de inge-
niería por ser una profesión más lucrativa.
En una carta que le envió en 1860 le decía
refiriendose a sus familiares en Alemania,
Dinamarca y Rusia: “. . . esperan de ti que
llegues a ser nada menos que un Theodor
Schaeffer, y más tarde, si Dios lo permi-
te, un astro luminoso en el firmamento de
la ingeniería . . .” [1]. Georg se sometió al
capricho de su padre pero afortunadamen-
te este comprendió su error y permitió que
su hijo siguiera los designios de su propia
vocación. El joven Cantor

Cuando tenía 17 años fue autorizado a seguir la carrera matemática universitaria


y profundamente agradecido le escribía a su padre: “Mi querido papá. Podréis
daros cuenta del gran placer que me ha producido su carta. Ella establece mi
futuro . . .. Ahora soy feliz cuando veo que no se disgustará si sigo mis senti-
mientos preferidos. Espero que usted, querido padre, ha de vivir para encontrar
un placer en mi conducta , dado que mi alma , todo mi ser, vive en mi vocación;
lo que un hombre desea hacer y a lo que su compulsión interna le empuja, lo
cumplirá· · · ” [1].
Georg estudió en las universidades de Zurich, Berlín y Göttingen. Fue alumno de
Weierstrass, obtuvo su doctorado en el año 1867 bajo los auspicios de Leopold
Kronecker y Ernst Eduard Kummer (1810-1893), en la Universidad de Berlín con
su disertación en un tema que había dejado de lado Gauss en sus Disquisitiones
Aritmeticae y era el relativo a la solución en números enteros x, y y z de la
ecuación indeterminada
ax2 + by 2 + cz 2 = 0

en donde a, b y c son enteros.


En 1869 es aceptado como instructor en la Universidad de Halle, una institución
respetable pero nunca del prestigio de la universidades de Berlín o Göttingen
a las cuales nunca pudo ingresar. En 1872 fue nombrado profesor ayudante y
en 1879 profesor ordinario. Sus primeras tareas docentes fueron en la escuela
femenina de Berlín, después de haber sido obligado a asistir a unas “áridas
conferencias sobre pedagogía pronunciadas por una mediocridad matemática”
[1].
En 1874 se casó con Vally Guttman de cuya unión nacieron seis hijos; dos

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hombres y cuatro mujeres. Gracias a la insinuación de uno de sus colegas en
la universidad de Halle, Heinrich Eduard Heine (1821-1881), Georg Cantor se
dedica a estudiar el problema de la teoría de series trigonométricas, el cual
estaba al orden del día. En Marzo de 1870 publica en el Journal de Crelle, su
primer artículo sobre el tema, en el cual prueba el siguiente teorema:
“Si a1 , a2 , · · · , an , · · · y b1 , b2 , · · · , bn , · · · son dos series [hoy llamadas sucesio-
nes] infinitas tales que lı́m (an sen nx + bn cos nx) = 0 para todo valor x en el
n→∞
intervalo de números (a, b), entonces:

lı́m an = lı́m bn = 0”.


n→∞ n→∞

En Abril de 1870 logró demostrar en el Journal de Crelle, que,


“Si una función es continua en todos los puntos de un intervalo su representación
en serie trigonométrica es única”.
En 1872 realiza una importante contribución a la matemática, mediante la cla-
sificación de los conjuntos E ⊆ R (E subconjunto de los números reales) tales

P
que, si la serie cn (cos(nx) + i sen(nx)) converge hacia 0 salvo en los puntos
−∞
de E entonces cn = 0, ∀n ∈ Z.
Para estudiar este tipo de conjuntos Cantor introdujo la noción de conjunto
derivado. Dado un conjunto P ⊆ R, se dice que z ∈ R es un punto de acu-
mulación de P , si la intersección de cualquier intervalo abierto de centro en z
con P , contiene por lo menos un elemento distinto de z. Cantor denomina a
los puntos de acumulación como puntos límites de P y llama conjunto derivado
de P [15], al conjunto P 0 = {z ∈ R | z es un punto de acumulación de P }. Si
P 0 6= ∅, P es infinito; análogamente definió el conjunto derivado de P 0 al que
notó P (2) y a continuación demostró que P (2) ⊆ P 0 ; en forma similar se tiene
que si P (2) 6= ∅, P 0 es infinito. Continuando así sucesivamente definió el conjunto
P (n) = (P (n−1) )0 ∀n > 1 y observó lo siguiente:

a) P (n) ⊆ P (n−1) ∀n > 1.


b) Si P (n) 6= ∅ , entonces P (n−1) es infinito.

Se presentan dos posibilidades:

1. Existe m > 1 tal que ∀j < m P (j) 6= ∅, pero P (m) = ∅. En este caso P
lo denominó conjunto de primera especie y m-ésima clase; por ejemplo si
P = {1, 1/2, 1/3, 1/4, · · ·} entonces P 0 = {0} y P (2) = ∅.
2. P (n) 6= ∅ ∀n > 0. En este caso P lo denominó conjunto de segunda especie,
por ejemplo si P = Q ∩ [a, b], entonces P (n) = [a, b] ∀n > 0.

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Como consecuencia de estas investigaciones, Cantor logra publicar en Marzo de
1872 un artículo en Mathematische Annalen en el que demuestra el siguiente
teorema [15]:
“Un desarrollo en serie trigonométrica de una función f (x) en un intervalo real
(desarrollo en serie de Fourier) es único, si la serie converge en todos los puntos
del intervalo, salvo a lo más en un conjunto P de primera especie y m-esima
clase”.
Este resultado es uno de los grandes teoremas sobre series de Fourier y tan sólo
con él ya tenía garantizado un lugar privilegiado en la matemática.
Fourier había afirmado que “cualquier” función definida en algún intervalo puede
representarse en ese intervalo por medio de una serie infinita de senos y cosenos,
así por ejemplo, si

 −1, si − π < x < 0
f (x) = 0, si x = 0
1, si 0 < x < π

entonces

sen(2n − 1)x

4 sen x sen 3x sen 5x
f (x) = + + + ···+ +··· ;
π 1 3 5 (2n − 1)

pero en 1829 Dirichlet introdujo la función



1, si x es irracional;
d(x) =
0, si x es racional.

que no puede ser representada por medio de una serie infinita de senos y cosenos.

Gracias al resultado obtenido por Cantor se lograba clarificar cuáles son las
funciones que pueden ser representadas por medio de series de Fourier. Es in-
teresante aclarar que a finales del siglo XIX se demostró que

d(x) = lı́m lı́m cos(m!πx)n .


n→∞ m→∞

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En este importante artículo de 1872, Cantor construye su teoría sobre números
irracionales de la siguiente manera:
En primer lugar se propone evitar definir un número real como el límite de una
sucesión convergente sin tener de antemano un conjunto al cual pertenezcan
esos límites, error en el que había caído Cauchy cuando afirmaba:
“Cuando los valores sucesivos atribuidos a una variable se acercan indefinida-
mente a un valor fijo de tal manera que los últimos términos de la sucesión
difieren de él (el valor fijo) por una cantidad tan pequeña como se quiera, este
último se llama el límite de todos los otros . Así por ejemplo, un irracional es
el límite de diversas fracciones las cuales se aproximan cada vez más al límite”
[9].
Criticando en general este mecanismo de construcción de los irracionales, Cantor
sostenía:
“. . . en esto hay un error lógico, puesto que la definición de la suma {a n } sola-
mente se obtiene igualando al número dado b que necesariamente ya debe haber
sido definido. Creo que este error, que solamente fue evitado en épocas anterio-
res por el señor Weierstrass, se cometía casi siempre y no se notaba, debido a
que pertenece a los raros casos en los cuales errores pueden no causar daños de
importancia en el cálculo” [17].
Para construir los números irracionales, Cantor parte del conjunto de los racio-
nales al cual denomina sistema A , a continuación considera las sucesiones de
elementos de A que satisfacen el denominado Criterio de Cauchy:
Una sucesión {an } satisface el Criterio de Cauchy si: dado un racional  > 0,
existe N ∈ N tal que ∀n, m ≥ N , |an − am | < .
Las sucesiones {an } que satisfacen el Criterio de Cauchy las denomina series
fundamentales.
Para cada serie fundamental {bn } construye el conjunto
b = {{dn } | {dn } es una serie fundamental y lı́m (dn − bn ) = 0};
n→∞

en este caso se dirá que b está asociado con {bn } y de esta manera forma el
conjunto integrado por todos los b el cual se denota B. Con el fin de demostrar
que B = R, se propone dos objetivos:

1. Demostrar que B es un cuerpo ordenado.


2. Establecer una correspondencia uno a uno entre B y una línea recta.

El primer objetivo lo logra de la siguiente manera:


Sean b ∈ B asociado con {bn } y a ∈ B asociado con {an }. A continuación
demuestra que {an + bn }, {an − bn }, {an · bn } y {an /bn }, [en este último ca-
so la clase de {bn } no esta asociada con la sucesión nula] también son series
fundamentales y define:

5
1. a + b como el asociado con {an + bn }.
2. a − b como el asociado con {an − bn }.
3. a·b como el asociado con {an · bn }.
4. a/b como el asociado con {an /bn }, siempre y cuando b no este asociado
con la sucesión {0}.

De esta manera logra dotar al conjunto B de una estructura de cuerpo.


Por otra parte, las relaciones de orden entre los elementos de B las define de la
siguiente manera:

a < b, si y solo si, ∀ > 0 (racional),existe N ∈ N tal que ∀n ≥ N an +  < bn


a > b, si y solo si, ∀ > 0 (racional), existe N ∈ N tal que ∀n ≥ N an − bn > 

Con el fin de entender como abordó el segundo objetivo, es decir, el de establecer


una correspondencia uno a uno entre los elementos de B y los puntos de una
recta, se vera a continuación la justificación dada por Cantor [17].
En primer lugar, es sencillo demostrar que para cada racional r la sucesión
constante {r} es una sucesión fundamental, por lo tanto se puede asociar a cada
r ∈ A, el valor r ∈ B en donde r está asociado con {r}, de esta forma se sumerge
el conjunto de los racionales dentro de B.

Cantor a los 40 años

En segundo lugar, Cantor sabía que si un punto de la recta guardaba una rela-
ción racional con la unidad entonces era expresable por medio de un elemento
de A, en caso de que esto no sucediera debía aproximarlo mediante una suce-
sión fundamental de números racionales {an } que convergiera a ese punto, esto
es, que se aproximara al punto tanto como se quisiera. De esta manera, hacía
corresponder a cada punto de la recta un elemento de B.

6
Lo que Cantor no pudo hacer fue establecer la correspondencia inversa, a saber:
A cada punto de B hacerle corresponder un punto de la recta, por lo cual tuvo
que admitir como un axioma que:
A toda magnitud numérica corresponde un punto en una línea recta cuya coor-
denada es igual a esa magnitud numérica.
Como se ve claramente para Cantor las figuras o entidades geométricas, entre
ellas las rectas, son colecciones de puntos; visión que venía siendo elaborada por
los matemáticos desde la obra pionera de Descartes. Esto conduce inevitable-
mente a que el infinito aparezca asociado en la obra de Cantor a las colecciones;
de hecho hasta que no se produjo este tipo de conceptualización muchas de las
paradojas asociadas al infinito permanecieron como tales.
Posiblemente algunos de los investigadores al llegar a tan importantes resultados
habrían culminado su investigación en este momento; Cantor, por el contrario,
nos da una muestra no sólo de su enorme capacidad de abstracción, sino también
de su revolucionaria forma de analizar, la cual le permite romper con paradigmas
y adentrarse en campos en los cuales se requiere de una gran audacia, cualidad
necesaria para ser creativo y proponer teorías nuevas no siempre aceptadas in-
mediatamente por la “ciencia oficial” de cada época.
Es así como se propuso generalizar este proceso de la siguiente manera:
Para cada serie fundamental {bn } de elementos de B, construye el conjunto
D = {{dn } | {dn } es una serie fundamental de elementos de B y lı́mn→∞ (dn −
bn ) = 0} análogamente a como se hizo en el caso anterior, se dirá que D está
asociado con {bn } y de esta manera forma el conjunto integrado por todos los
D, el cual, para facilitar la comprensión se denota C1 . En forma análoga provee
a C1 de una estructura de cuerpo ordenado.
Continuando así sucesivamente se puede construir una cadena infinita de cuerpos
ordenados: A, B, C1 , C2 , · · · , Cn , · · · .
Aquí hay que tener en cuenta que mientras a cada elemento de A, le corresponde
uno de B, no es cierto que a cada elemento de B le corresponda un elemento
de A, mientras que a cada elemento de B le corresponde uno de C1 y a cada
elemento de C1 le corresponde uno de B. En general a cada elemento de Cn le
corresponde uno de Cn+1 y a cada elemento de Cn+1 le corresponde uno de Cn
∀n ≥ 1. Esto significa que el sistema B es completo.
Los importantes resultados obtenidos por Cantor sobre conjuntos derivados lo
motivan a continuar sus investigaciones sobre los conjuntos P de segunda especie
(es decir aquellos para los cuales P (n) 6= ∅ ∀n > 0), de tal forma que si P es un
conjunto de este tipo Cantor construye el conjunto

\
P (n)
n=1

el cual nota como P (∞) y si (P (∞) )0 6= ∅ denota (P (∞) )0 = P (∞+1) . Continuan-

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do, observa en general, que si (P (∞+n) )0 6= ∅ entonces
(P (∞+n) )0 = P (∞+n+1) ∀n ∈ N y de esta forma construye por analogía el
conjunto

\
P (∞·2) = P (∞+n) .
n=1

Empleando el mismo procedimiento construye los conjuntos:


P (∞·2+1) , T P (∞·2+2) , · · · , P (∞·2+n) , · · · , T
∞ ∞ 2 2
(∞·3)
P = n=1 P (∞·2+n) , · · · , P (∞·m) = n=1 P (∞·(m−1)+n) , · · · , P (∞ ) P (∞ +1) ,
2 2
(∞2 +n)
· · · , P (∞ +n) , · · · , P (∞ ·2) = ∞
T
n=1 P , ···,
2 2 m ∞m
(∞ ·m) ∞ (∞ ·(m−1)+n) (∞3 ) ∞
, · · · , P (∞ ) , · · · , P (∞ ) , · · · , P (∞ ) ,
T
P = n=1 P ,···,P

..
∞ .
(∞∞ ) (∞ )
···, P , ···, P ,···.
Estas ideas lo llevaron a la creación de los denominados “números ordinales
transfinitos” [15]. Es importante tomar nota de como estas nuevas entidades
matemáticas, como sucede en muchos casos, aparecen primero como simples
símbolos para ayudar en la asignación de nombres a objetos ya conocidos. Ob-
sérvese también que Cantor llegó primero a este concepto de número ordinal
transfinito, antes que al de número cardinal.
Como consecuencia de sus descubrimientos sobre conjuntos de números reales,
Cantor empieza a interesarse mucho más por las relaciones entre los puntos del
continuo que en los teoremas sobre series trigonométricas. Al observar que a
cada número real le corresponde uno y sólo un punto de una recta continua,
entiende que el problema de describir el continuo de puntos de una recta es
equivalente al de conocer las propiedades del sistema de los números reales.
Ante la necesidad de comparar el tamaño de conjuntos infinitos define como
equipotentes dos conjuntos cuando puede establecerse una correspondencia bi-
unívoca entre los elementos del uno y los del otro, es así como el conjunto de los
números pares es equipotente al conjunto de los naturales, basta tan sólo asignar
a cada n ∈ N el número 2n, estas observaciones ya habían sido formuladas antes
por Galileo y Bolzano.
Cantor llamó “numerable” a un conjunto si existe una correspondencia uno a
uno (biyectiva) de él con el conjunto de los enteros positivos [2]; por ejemplo,
el conjunto de los números enteros Z es numerable, basta tan sólo hacer corres-
ponder a cada n ∈ N el valor de k si n = 2k o −k si n = 2k + 1; esta asignación
produce una biyección entre N y Z. En 1874 presento un ingenioso método para
demostrar que los racionales positivos son numerables [11] [18]; para tal efecto,
como se muestra en la siguiente tabla, se van numerando los números racionales
siguiendo la dirección descrita por las flechas.

8
1/1 → 1/2 1/3 → 1/4 1/5 → 1/6 ···
. % . % . ···
2/1 2/2 2/3 2/4 2/5 2/6 ···
↓ % . % . % ···
3/1 3/2 3/3 3/4 3/5 3/6 ···
. % . % . ···
4/1 4/2 4/3 4/4 4/5 4/6 ···
↓ % . % . % ···
5/1 5/2 5/3 5/4 5/5 5/6 ···
. % . % . ···
6/1 6/2 6/3 6/4 6/5 6/6 ···
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
. . . . . . . . . . . .

En 1874 y posteriormente en 1891, por caminos distintos, demostró, que existen


números que no son raíces de ecuaciones polinomiales con coeficientes enteros
(números trascendentales); dadas las implicaciones que tuvo la segunda demos-
tración en el surgimiento de las escuelas filosófico-matemáticas, es necesario que
sus ideas centrales se conozcan [8]:
Se puede demostrar que la unión numerable de conjuntos finitos o numerables
es numerable. A partir de este hecho se prueba que el conjunto de los poli-
nomios sobre los enteros Z[x] es numerable, para ello obsérvese que si Z =
{a1 , a2 , . . . , an , . . .} entonces
Z1k [x] = {ak x + b | b ∈ Z}

también es numerable ∀k ∈ N.
S∞
Si Z1 [x] = {ax + b | a, b ∈ Z} entonces Z1 [x] = k=1 Z1k [x] es numerable por
ser una unión numerable de conjuntos numerables.
Procediendo
S∞ en forma análoga se tiene en general que el conjunto Zn [x] =
k=1 Z n−1k [x] en
S∞donde Zmk [x] = {ak xm + b | b ∈ Zm−1 [x]} es numerable,
entonces Z[x] = k=1 Zn [x] es numerable, de donde
Z[x] = {f1 (x), f2 (x), . . . , fn (x), . . .}.

Si Dn = {b ∈ C | fn (b) = 0} el conjunto A = ∞
S
k=1 Dk , de los números
algebraicos, es numerable puesto que cada Dk es un conjunto finito.
Por otra parte, si un conjunto es numerable cada uno de sus subconjuntos tam-
bién lo es. Cantor demostró que el conjunto de los números reales comprendidos
en el intervalo (0, 1) = {x ∈ R | 0 < x < 1} no es numerable usando un procedi-
miento que posteriormente emplearía en otras pruebas, hoy conocido como “el
método de la diagonal ” [10]; para este caso el argumento sería el siguiente:
Supongamos que el intervalo (0, 1) es numerable, sea
(0, 1) = {x1 , x2 , . . . , xn , . . .}

9
con xi 6= xj si i 6= j.
Si x ∈ (0, 1) entonces x = 0.a1 a2 · · · an · · · con ai ∈ {0, 1, · · · , 9}. Si el desarrollo
decimal de x es finito, esto es, si x = 0.a1 a2 · · · an con an 6= 0 entonces x =
n−1 ∞
9
P ak an P
10k + 10n + 10k luego x = 0.a1 a2 · · · an−1 an 9 · · · 9 · · · ,
k=1 k=n+1

salvo estos casos en los cuales hay dos representaciones decimales de un número
real entre 0 y 1, en los otros la representación es única, de todos modos todo
número real entre 0 y 1, tiene una única representación decimal infinita.
Sea xΩ = 0.λ1 λ2 · · · λn · · · en donde

 1, si el i-ésimo decimal en cualquiera de las
λi = representaciones de xi es 0 ó 9;
0, en caso contrario.

Es claro que 0 < xΩ < 1, además xΩ 6= xi ∀i, lo cual es una contradicción.


De lo anterior se desprende que el conjunto de los números reales comprendidos
en el intervalo (0, 1) no es numerable y por lo tanto R tampoco es numerable;
pero como A es numerable entonces existen elementos de R que no están en
A, esto es, existen números que no son raíces de ecuaciones polinomiales con
coeficientes enteros.

Vale la pena analizar el argumento empleado por Cantor en la anterior demos-


tración. Se rompe con el infinito potencial de dos maneras; en primer lugar
Cantor acepta listas infinitas, en este caso de longitud numerable, mientras que
en el infinito potencial sólo se permiten listas finitas; de hecho los argumentos
para trabajar el infinito potencial tienen la estructura siguiente: Dada una lis-
ta finita potencialmente infinita x1 , x2 , . . . , xn de entidades del mismo tipo y
reglas, en cantidad finita, para manejar estas entidades, se construye, entonces
una entidad xn+1 del mismo tipo y diferente de las entidades dadas. Ejemplos
de este método los encontramos en Pitágoras y por supuesto en los Elementos
de Euclides, pongamos por caso la demostración de la infinitud potencial de los

10
números primos. En segundo lugar Cantor introduce “el método de la diagonal ”
para encontrar la nueva entidad.
Es necesario aclarar que fue Joseph Liouville (1809-1882) quien en 1844 presentó
un criterio que permite construir infinitos números trascendentes, siendo estos
los primeros ejemplos de números de este tipo, entre ellos están los números

X ak
A=
10k!
k=1

en donde ak ∈ {1, 2, . . . , 9} [18].

Joseph Liouville (1809-1882)

La demostración dada por Cantor en 1891 generó distintas reacciones entre los
matemáticos, por ejemplo Marc Kac y Stanislaw M. Ulam sostenían:
“El contraste entre los métodos de Liouville y Cantor es llamativo y dan exce-
lente ilustración de dos enfoques bastante diferentes hacia la demostración de
objetos matemáticos. El de Liouville es constructivo y el de Cantor puramente
existencial ”[14].
En cambio I.N.Herstein y I. Kaplansky sostienen que la idea de Cantor puede
usarse para construir un número trascendente explícito [14].
La idea surgió de Felix Klein [10] y consiste en lo siguiente: En primer lugar se
demuestra que siempre que se aplique “el método de la diagonal ”, a una suce-
sión de números reales se obtiene un número real que no está en la sucesión,
a continuación se aplica esta propiedad a la sucesión que tiene todos los alge-
braicos reales, obteniéndose de esta manera, y en una forma explícita más no
constructiva (porque no existe un algoritmo universal que permita solucionar
las ecuaciones polinomiales), un número real trascendental.

11
Por otra parte en la primera prueba publicada en 1874 aunque tiene algunas
coincidencias con la prueba de 1891, desde el punto de vista conceptual nos
muestra a Cantor razonando en forma absolutamente distinta; en esta prueba
demuestra los siguientes teoremas y corolarios:
Teorema 1: El conjunto de todos los números algebraicos reales puede represen-
tarse como una sucesión infinita.
Teorema 2: Dada cualquier sucesión de números reales y cualquier intervalo
[α, β] siempre es posible encontrar un número η que pertenezca al intervalo, pero
no a la sucesión. En consecuencia se puede determinar una sucesión infinita de
tales números.
Corolario 1: En cualquier intervalo [α, β] hay infinitos números trascendentes.
Corolario 2: Los números reales no pueden escribirse como una sucesión infini-
ta. Es decir no pueden ponerse en correspondencia biunívoca con los números
naturales.
Como fácilmente puede verse el Corolario 1 no es sino la aplicación inmediata del
teorema 2 para el caso de la sucesión de números algebraicos, y la demostración
que dio Cantor del Teorema 2 es explícita aunque no constructiva. Dado que
algunos matemáticos piensan que Cantor no abordó el problema de la existencia
de números trascendentes de una manera explícita, es importante que se conozca
la demostración que dice al respecto [14].
En efecto, sean el intervalo [α, β] y la sucesión de reales {wn }. Se debe encontrar
un η ∈ [α, β] tal que η 6= wn ∀n.
Cantor supuso que todos los miembros de la sucesión son distintos. Inicialmente
encuentra los dos primeros números de la sucesión {wn } que pertenecen a [α, β]
, denota el menor como α1 y el mayor como β1 de esta manera construye el
intervalo [α1 , β1 ] ⊆ [α, β], a continuación encuentra los dos primeros números
de la sucesión {wn } que pertenecen a (α1 , β1 ) , denota el menor como α2 y el
mayor como β2 de esta manera construye el intervalo [α2 , β2 ] ⊆ [α1 , β1 ] ⊆ [α, β],
continuando, se presentan dos posibilidades (paso no constructivo):

1. Existe n ∈ N, tal que [αn , βn ] ⊆ [αn−1 , βn−1 ] ⊆ · · · ⊆ [α1 , β1 ] ⊆ [α, β],


pero en (αn , βn ) no hay elementos de la sucesión. En este caso cualquier
elemento de (αn , βn ) sirve como el η que se está buscando.
2. ∀n ∈ N, existan intervalos [αi , βi ] con αi y βi elementos de la sucesión
{wn } ∀i = 1, · · · , n construidos como se explicó anteriormente, tales que
[αn , βn ] ⊆ [αn−1 , βn−1 ] ⊆ · · · ⊆ [α1 , β1 ] ⊆ [α, β], y además que en (αn , βn )
existan elementos de la sucesión ∀n. En este caso se denotan

α∞ = lı́m αn = sup{αn | n ∈ N} y β∞ = lı́m βn = ı́nf{βn | n ∈ N},


n→∞ n→∞

estos límites existen puesto que tanto {αn } como {βn } son sucesiones
monótonas y acotadas.

12
Aquí también se presentan dos posibilidades: Que α∞ = β∞ o que α∞ <
β∞ .
Si α∞ < β∞ tómese η cualquier número entre α∞ y β∞ .
Si α∞ = β∞ tómese η = α∞ , dado que ∀kαk ∈
/ [αk+1 , βk+1 ], α∞ no puede
ser ninguno de los elementos de {wn }.

En 1874, después de tres años de agotador trabajo, Cantor logra encontrar


una correspondencia biyectiva entre R y Rn . Este resultado lo sorprendió a tal
punto que en una carta dirigida a Dedekind le decía: “Lo veo y no lo creo”[20].
A manera de ejemplo se vera como es posible establecer una correspondencia
biyectiva entre (0, 1) × (0, 1) = {(x, y) ∈ R2 | 0 < x, y < 1} y (0, 1).
Sea (x, v) ∈ (0, 1) × (0, 1), entonces x ∈ (0, 1) y v ∈ (0, 1); los desarrollos
decimales de estos dos números son:

x = 0.a1 a2 · · · an · · · y v = 0.b1 b2 · · · bn · · · , entonces la aplicación σ de (0, 1) ×


(0, 1) en (0, 1) envía la pareja (x, v) en el número z que tiene por desarrollo
decimal:
z = 0.a1 b1 a2 b2 · · · an bn · · ·

esta aplicación es biyectiva.


En forma semejante, es posible establecer una correspondencia biyectiva entre
(0, 1) × · · · × (0, 1) y el intervalo (0, 1) la cual conduce a establecer una corres-
pondencia biyectiva entre R y Rn .
Entre 1874 y 1884 Cantor se dedica de lleno a la teoría de conjuntos, la cual desa-
rrolla en una serie de seis memorias publicadas en los Mathematische Annalen.
Allí empieza a trabajar sobre conjuntos totalmente ordenados, desarrolla la teo-
ría de números cardinales transfinitos basada en un tratamiento sistemático de
los conjuntos formados por una infinidad de elementos concebidos como simul-
táneamente existentes, al menos en la mente (infinito actual). Estudia además
las propiedades topológicas de R y Rn y el problema de la medida.

Cantor introduce el cardinal de N, inicialmente lo denota como ω y el de R lo
denota como c, pero solo introduce la notación de los ℵ (alephs) hasta 1893

13
motivado en que en el alfabeto hebreo la letra aleph es también el símbolo de 1
y además tiene unas connotaciones místicas, posición acerca de la cual Cantor

era bastante vulnerable [12]. Denomina ℵ0 a ω y al demostrar que ℵ0 es “menor”
que el cardinal de ℘(N) = {N | N ⊆ N} denotado como 2ℵ0 , empieza a cons-
truir nuevos cardinales transfinitos llamando ℵ1 al primer cardinal estrictamente
mayor que ℵ0 .
En la demostración que ℵ0 es “menor” que 2ℵ0 , Cantor emplea nuevamente “el
método de la diagonal ”, las ideas básicas son las siguientes:
Supongase que ℘(N) es numerable, entonces se pueden enumerar sus elementos
de la siguiente manera:
A1 , A2 , . . . , An , · · ·
Sin pérdida de generalidad se puede suponer por ejemplo que

A1 = Conjunto de los números pares A2 = Conjunto de los números primos

A3 = Conjunto de los múltiplos de 3 A4 = Conjunto de los números entre 5 y 9

y en general en forma análoga se puede seguir haciendo asignaciones a subcon-


juntos de los naturales.
Constrúyase la siguiente tabla:

1 2 3 4 ··· n n+1 ···


A1 no si no si ··· si no ···
A2 no si si no ··· no si ···
A3 no no si no ··· no no ···
A4 no no no no ··· no no ···
.. .. .. .. .. .. ..
. . . . . ··· . . ···
An si no no si ··· si si ···
.. .. .. .. .. .. ..
. . . . . ··· . . ···

Como se puede observar si el número j ∈ Ak , en la casilla correspondiente se


escribe si, en caso contrario se escribe no.
Apoyándose en la información que se obtiene a través de la diagonal de dicha
tabla, se construye un conjunto B ⊆ N de tal forma que k ∈ B si y solo si k ∈
/ Ak .
De lo anterior se desprende que B 6= Ak ∀k ∈ N, lo cual es una contradicción.
Este resultado le permite iniciar la construcción de una infinidad de números
trasfinitos.
Algunos estudiosos de la obra de Cantor consideran que dos de los artículos más
importantes escritos por él, fueron los que publicó en 1895 y en 1897, bajo el
título: “Contribuciones a la fundamentación de la teoría de números trasfinitos”,
ya que en ellos se recoge con un mayor grado de madurez científica, fruto de
muchos años de trabajo, de análisis y de síntesis, las ideas fundamentales de su
teoría del infinito.

14
En la página 85 del primer artículo define lo que él entiende por un conjunto:
“Por un agregado [conjunto] entendemos una colección cualquiera en un todo
M de objetos bien definidos y distintos de nuestra mente o de nuestra intuición
(a los cuales llamaremos elementos de M)” [5].
En la página 86 define número cardinal de la siguiente manera:
“Llamaremos potencia o número cardinal de un agregado M el concepto
general, el cual por medio de nuestra facultad activa de pensar se obtiene del
agregado M cuando hacemos abstracción de la naturaleza de sus diferentes ele-
mentos m y del orden en el cual son dados [obsérvese cómo Cantor mantiene
todavía un punto de vista subjetivo]. Se denotará el resultado de este doble acto
de abstracción M” [5].
En la página 87 define conjuntos equipotentes:
“Se dice que dos agregados M y N , son equipotentes M ∼ N , cuando es posible
establecer una correspondencia biyectiva [inyectiva y sobreyectiva] del uno sobre
el otro”; a continuación Cantor demuestra que la relación de equipotencia es de
equivalencia, por eso cuando afirma que M y N , son equivalentes está diciendo
que estos dos conjuntos son equipotentes.
Están dadas las condiciones para enunciar [en el primer artículo, página 87] el
siguiente teorema:
“Dos agregados M y N tienen el mismo número cardinal, si y solo si ellos
son equivalentes, así de M ∼ N obtenemos M = N y de M = N obtenemos
M ∼ N ” [5].
Esta forma de presentar el concepto de número cardinal es más clara, aunque
una versión más elaborada y más popular es la siguiente:

“El cardinal de un conjunto M es la clase de


todos los conjuntos equipotentes con M” [ 17];
la cual fue dada por Gotlob Frege y Bertrand
Russell (independientemente) y no por Cantor
como equivocadamente algunos lo creen.
En el parágrafo 5 define los números cardinales
finitos de la siguiente manera: “Dada una cosa
simple e0 , si la asumimos bajo el concepto de
agregado E0 = (e0 ), le corresponde como núme-
ro cardinal lo que llamamos uno y denotamos 1;
tenemos que

G. Cantor y su esposa en 1880


1 = E0 ;
unamos con E0 otra cosa e1 y llamemos a esta unión E1 , así que

E1 = (E0 , e1 ) = (e0 , e1 )

15
el número cardinal de E1 es llamado dos y denotado por 2:

2 = E1 ;

al añadir nuevos elementos se obtiene la serie de agregados

E2 = (E1 , e2 ), E3 = (E2 , e3 ), . . . ,

la cual es una sucesión ilimitada, de los llamados números cardinales finitos


denotados 3, 4, 5, . . .”.
Más adelante continúa diciendo: “. . . si por v − 1 se entiende el número inme-
diatamente anterior a v en la serie

v = Ev−1
Ev = (Ev−1 , ev ) = (e0 , e1 , . . . , ev )

por la definición de suma dada en el parágrafo 3 tenemos

Ev = Ev−1 + 1

es decir, cualquier número cardinal excepto el 1, es la suma del inmediatamente


anterior con 1 ”.
En la página 103 del artículo en mención da su definición de lo que es un conjun-
to finito y lo que es un conjunto infinito, de la siguiente manera: “Agregados con
número cardinal finito son llamados agregados finitos, todos los demás se llama-
rán agregados transfinitos y su número cardinal , número cardinal transfinito”
[5].
En las páginas 89 y 90 introduce el concepto de “orden”, de la siguiente mane-
ra: “Sean M y N dos agregados cualquiera con los correspondientes números
cardinales: a = M y b = N , entonces:

1. Si ninguna parte de M es equipotente a N .


2. Existe una parte N1 de N tal que M ∼ N1 .

Decimos que a es menor que b, o que b es mayor que a; en símbolos,

a < b o b > a.”

A continuación demuestra que esta relación cumple las propiedades:

Antisimétrica: a < b → es falso que b < a y es falso que b = a


Transitiva: a < b y b < c → a < c.
Tricotomía: a<bob>aob=a

16
En el parágrafo 3 [página 91], recuerda que él nota la unión de dos agregados M
y N que no tienen elementos comunes como (M, N ) y aclara que si M0 y N 0 son
otros dos agregados sin elementos en común y si M ∼ M0 y N ∼ N 0 entonces
(M, N ) ∼ (M0 , N 0 ), por lo tanto el número cardinal de (M, N ) solamente
dependerá de los cardinales a = M y b = V.
Lo anterior le permite definir la suma de a y b de la siguiente manera:

a + b = (M, N ).

Esta suma es asociativa, conmutativa y modulativa, además satisface la mono-


tonía de la adición con respecto al orden “≤” (< o =), esto es si α, β y δ son
cardinales y α ≤ β entonces α + δ ≤ β + δ, pero no satisface la propiedad can-
celativa ya que por ejemplo ℵ0 + n = ℵ0 para cualquier n natural, ℵ0 + ℵ0 = ℵ0
y c + ℵ0 = c.
En el trabajo que se esta mencionando, Cantor presenta la multiplicación de la
siguiente manera:
“Cualquier elemento m de un agregado M puede pensarse como ligado a un
elemento n de otro agregado N , para formar un nuevo elemento (m, n); deno-
tamos (M · N ) el agregado de todas estas ligaciones y lo llamaremos agregado
de las ligaciones de M y N . Así (M · N ) = {(m, n)}. Vemos que la potencia
de (M · N ) solo depende de a = M y b = N . Definimos

a · b = M · N .”

Es claro que (M · N ) = {(m, n) | m ∈ M y n ∈ N }. Actualmente se llama a


este conjunto, el producto cartesiano de M y N , y se denota M × N .
A continuación presenta las propiedades de este producto:

1. a · b = b · a
2. a · (b · c) = (a · b) · c
3. a · (b + c) = a · b + a · c

puesto que :

1. (M · N ) ∼ (N · M)
2. (M · (N · P)) ∼ ((M · N ) · P)
3. (M · (N , P)) ∼ ((M · N ), (M · P))

Con el fin de facilitar la escritura se va a notar M = Card(M).

17
Como A × ∅ ∼ ∅ entonces α · 0 = 0, pero aquí tampoco se cumple la propiedad
cancelativa del producto ya que por ejemplo: nc = c para todo n ∈ N (n > 0),
ℵ0 ℵ0 = ℵ0 , cℵ0 = c y cc = c.
Este producto satisface la propiedad de monotonía: si α, β, γ y δ, son números
cardinales y α ≤ β y γ ≤ δ, entonces αγ ≤ βδ. Por otra parte como A × {∅} ∼ A
entonces Card(A × {∅}) = Card(A), de donde el Card({∅}), es el módulo para
el producto.
Con el fin de facilitar el poder entender la potenciación a la manera de Cantor,
primero se vera como se trabaja este problema en la época actual ([19], [16]) y
después se ve cómo lo hizo Cantor en el primer artículo de sus “Contribuciones
a la fundamentación de la teoría de números trasfinitos” [5].
Si X y Y son conjuntos, se define X Y = {f | f es una función de Y en X }.
Si X tiene n elementos y Y es finito entonces para cada elemento de Y hay
n posibilidades de ser enviado en un elemento de X , luego el número de fun-
ciones que hay en X Y es nCard(Y) , por lo tanto para conjuntos finitos se tiene
Card(X Y ) = (Card(X ))Card(Y) , es por esto que en general se define:

(Card(X ))Card(Y) = Card(X Y )

para X y Y conjuntos cualesquiera.


La forma como presenta Cantor la potenciación de conjuntos es la siguiente:
“Por cubrimiento de un agregado N , con elementos de un agregado M, o más
simplemente por cubrimiento de N con M entendemos una ley por la cual
con cada elemento n de M es ligado un elemento definido de M, donde uno
y el mismo elemento de M puede aparecer repetidamente en la aplicación. El
elemento de M ligado con n , es, en cierta manera, una función univaluada de
n y se puede notar f (n); f (n) es llamada una función de cubrimiento de n. El
correspondiente cubrimiento de N se llamará f (N )” [5].
“La totalidad de cubrimientos diferentes de N en M forma un agregado definido
con los elementos de f (N ), el cual llamamos cubrimiento agregado de N con
M y denotamos (N /M), así

(N /M) = {f (N )}.

Si M ∼ M0 y N ∼ N 0 , encontramos fácilmente que

(N /M) ∼ (N 0 /M0 ).

Así el número cardinal de (N /M) depende solo de los números cardinales a =


M y b = N , y nos sirve para la definición de ab :

ab = (N /M)

Para cualesquiera tres agregados M, N y P, fácilmente se prueban los teoremas:

18
1. ((N /M) · (P/M)) ∼ ((N , P)/M),
2. ((P/M) · (P/N )) ∼ (P/(M · N )),
3. (P/(N /M)) ∼ ((P · N )/M).

Si se hace c = P se tienen los siguientes teoremas para cualquiera tres cardinales


a, b y c.

1. ab · ac = ab+c
2. ac · bc = (a · b)c
3. (ab )c = ab·c ”.

En este mismo parágrafo, Cantor demuestra que si o = 2ℵ0 entonces o · o = o


y en general demuestra que para cualquier número cardinal finito v, ov = o,
finaliza el parágrafo demostrando que oℵ0 = o.
La potenciación de números cardinales satisface además las siguientes propie-
dades:

1. si a ≤ b entonces ac ≤ bc
2. si a 6= 0 entonces ab ≤ ac
3. cℵ0 = c, ℵℵ0 0 = c y 2c = (ℵ0 )c .

Recordando que los números naturales son los cardinales de los conjuntos finitos,
Cantor va dándole vida, poco a poco, a ese hermoso “paraíso que creó para
nosotros”, como lo afirmara David Hilbert [20].
A continuación se verá cómo obtener más cardinales infinitos [16].
Dado un conjunto E, si se denota ℘(E) = {N | N ⊆ E}, es claro que la
aplicación σ: E → ℘(E) tal que σ(x) = {x} es inyectiva por lo tanto Card(E) ≤
Card(℘(E)).
Si existiera una aplicación τ : E → ℘(E) sobreyectiva, se construye el conjunto
B = {x ∈ E | x ∈ / τ (x)}; puesto que τ es sobreyectiva y B ∈ ℘(E), existe b ∈ E
tal que τ (b) = B. Se presentan dos posibilidades:

1. Que b ∈ τ (b) entonces b ∈


/ τ (b).
2. Que b ∈
/ τ (b) entonces b ∈ τ (b).

Por lo tanto se llega a una contradicción. Luego no existe una aplicación so-
breyectiva de E en ℘(E), de donde Card(E) < Card(℘(E)); este resultado lo

19
obtuvo Cantor en 1891, y de él se desprende que

Card(E) < Card(℘(E)) < Card(℘(℘(E))) < · · ·


< Card(℘(℘(· · · ℘(℘(E)) · · · ))) < · · · ,

en particular, si E es el conjunto de los naturales entonces

Card(N) < Card(℘(N)) < Card(℘(℘(N))) < · · ·


< Card(℘(℘(· · · (℘(℘(N))) · · · ))) < · · · .

Apoyándose en la notación que estableció a partir de 1893, toma estos cardinales,


y demuestra que existen infinitos números cardinales infinitos, lo que le permite
introducir la sucesión

ℵ0 < ℵ 1 < ℵ 2 < · · · < ℵ n < · · ·

donde ℵn+1 = el menor cardinal más grande que ℵn , y en esta forma se obtienen
las siguientes relaciones

ℵ2 ≤ 2ℵ1 ≤ Card(℘(℘(N)), · · · , ℵn ≤ 2ℵn−1 ≤


Card(℘(℘(· · · (℘(℘(N))) · · · )), · · · .

Los 10 años trascurridos a partir de 1874 son los mas


productivos de Cantor, en este periodo prueba que c =
2ℵ0 y esto lo conduce a plantear la denominada “hipótesis
del continuo” que afirma: no existe un cardinal entre ℵ0
y c, es decir ℵ1 = 2ℵ0 . La formulación original la propuso
Cantor en una carta a Dedekind de 1882 y le dio el nombre
de Teorema de Segunda Clase y lo enunció de la siguiente
manera [17]:
“Todo subconjunto infinito de R es enumerable o tiene la
potencia del continuo”.
Más tarde dio esta otra versión:
Kurt Gödel
“R tiene la potencia de segunda clase.”
Esto es ℵ1 = 2ℵ0 . La hipótesis del continuo no fue resuelta por Cantor, aunque
en dos ocasiones creyó haber demostrado su veracidad y en otra su falsedad;
desafortunadamente sus esfuerzos fueron infructuosos. La importancia de esta
hipótesis es tal que fue el primero de los problemas planteados por David Hilbert
en el Congreso Internacional de Matemáticas de París en 1900; la solución de
este problema sólo fue posible gracias a la formulación rigurosa de la Teoría
de Conjuntos conocida hoy con el nombre de Teoría ZF (teoría de Zermelo-
Fraenkel). Esta teoría, como toda teoría matemática, se formula en un lenguaje
específico, con sus axiomas y reglas para definir entidades y deducir teoremas.

20
En 1938 Kurt Gödel demostró la consistencia del axio-
ma de elección y de la hipótesis generalizada del con-
tinuo con los axiomas de la teoría de conjuntos (ZF)
y en 1963 el profesor Paul J. Cohen de la Universidad
de Stanford, basándose en el resultado obtenido por
Gödel, demostró que la hipótesis del continuo es inde-
pendiente de los axiomas de la teoría de conjuntos, de
la misma forma en que el quinto postulado de Euclides
sobre las rectas paralelas es independiente de los otros
axiomas de la geometría [20]. Este problema puede ge-
neralizarse de la siguiente manera:
Si κ es un cardinal infinito, entonces entre κ y 2κ no
Paul Cohen existen otros cardinales.
Esta afirmación se conoce como la hipótesis generalizada del continuo. Aunque
Cantor nunca la presentó en forma explícita, si se sabe que en un artículo, afirmó
que todas las funciones reales tienen la potencia de la tercera clase, o sea que
ℵ2 = 2ℵ1 [17].
El tratar de demostrar la existencia de conjuntos infinitos no fue un tema que
solo le inquietara a Cantor. Richard Dedekind en la proposición 66 de su obra
¿Was sind und was sollen die Zahlen? (¿Qué son y que dicen los números?)
publicada en 1888, afirma que “existe un sistema infinito”, recuérdese que la
palabra sistema corresponde a lo que actualmente se denomina conjunto, su
demostración fue la siguiente [19]:
“Mi mundo de ideas, esto es, la totalidad S de todas las cosas que pueden ser
objeto de mi pensamiento es infinito. Porque, si s es un elemento de S, entonces
la idea s0 , de que s puede ser objeto de mi pensamiento, es ella misma un
elemento de S. Si se considera como última la imagen σ(s) del elemento s,
entonces la aplicación σ de S, definida por este medio, tiene la propiedad de
que la imagen S 0 es una parte de S y desde luego S 0 es una parte propia de S,
porque existen en S elementos (por ejemplo mi ego individual) que son diferentes
de cualquier idea tal como s0 y por consiguiente no están contenidos en S 0 .
Finalmente, es evidente que si a y b son elementos diferentes de S, entonces
sus imágenes a0 y b0 son también diferentes; en consecuencia, la aplicación σ es
inyectiva. Por consiguiente S es infinito”.
Nótese que en últimas Dedekind hace una presentación, por supuesto bastante
informal, de la función “el siguiente de”. Por otra parte Cantor en un artículo
publicado en 1883 hace notar de una manera clara los dos significados que tiene
para él la palabra infinito:
“El infinito matemático aparece en dos formas: La primera como un infinito
impropio, una magnitud que crece sobre todos los límites o decrece a una pe-
queñez arbitraria pero que es siempre finita, de tal manera que puede llamarse
una variable finita; la segunda como un infinito propio, representado por cier-
tas concepciones en geometría y en teoría de funciones por la infinidad puntual

21
del plano complejo. En el último caso consideramos un simple punto fijo y el
comportamiento de las funciones analíticas sobre este punto es examinado de
exactamente la misma forma que se hace en cualquier otro punto” [6].
Hay que aclarar que cuando se refiere a la infinidad puntual del plano complejo,
esta haciendo mención al punto ∞ que se añade a C, para que sea equivalente a
la esfera de Riemann (este es un caso del infinito geométrico del cual se hablará
más adelante); además, el ámbito del infinito impropio es el que tradicionalmente
se venía trabajando en el el análisis infinitesimal, mientras que el tipo de infinitos
que creó y desarrollo Cantor fueron infinitos propios.
Los primeros números trasfinitos que introdujo Cantor no fueron los cardinales
sino los ordinales [5]. A diferencia de lo que se venía haciendo al construir
nuevos sistemas numéricos a través de procesos algebraicos, Cantor se propuso
extender los numeros naturales a partir del primer trasfinito ω (el mismo ℵ0 pero
visto ordinalmente) a un nuevo sistema integrado por los naturales y números
trasfinitos, de tal forma que se preservara el “poder contar en orden”, esto es, el
poder determinar cual es el número siguiente de un número dado o el siguiente de
una colección de números considerada como acabada o en acto; así, el siguiente
de tres es cuatro, mientras que el siguiente de todos los números finitos es ω.
En el conjunto de los naturales es posible contar en orden porque se satisface
el principio de la buena ordenación que establece: En todo conjunto no vacío de
números naturales existe un elemento mínimo. Por lo tanto la idea de Cantor era
que con los ordinales también se cumpliera el principio de la buena ordenación.
Podría decirse que el algoritmo de construcción de los números ordinales es el
siguiente: Dado un conjunto no vacío A de ordinales, se construye el menor
ordinal α tal que α > x, ∀x ∈ A (en este proceso está implícito el siguiente
hecho: existe por lo menos un número ordinal mayor que todos los ordinales que
pertenecen a A), este algoritmo fue denominado por Cantor como el principio
de limitación. En las siguientes tablas puede verse la forma como se ordenarían
siguiendo inicialmente, en cada nivel (tabla), la dirección de las filas y una vez
agotada cada fila se desciende a la siguiente [11].

0 1 2 3 ··· s ···
ω ω+1 ω+2 ω +3 ··· ω +s ···
ω +ω =ω ×2 ω ×2+1 ω ×2+2 ω ×2+3 ··· ω ×2+s ···
ω × 2 +ω =ω ×3 ω ×3+1 ω ×3+2 ω ×3+3 ··· ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
ω ×k ω × k+1 ω × k+2 ω × k+3 ··· ω × k+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .

22
ω 2 =ω ×ω ω 2 +1 ω 2 +2 ω2 +3 ··· ω 2 +s ···
ω 2 +ω ω 2 +ω +1 ω 2 +ω +2 ω2 +ω +3 ··· ω 2 +ω +s ···
ω 2 +ω ×2 ω 2 +ω ×2+1 ω 2 +ω ×2+2 ω2 +ω ×2+3 ··· ω 2 +ω ×2+s ···
ω 2 +ω ×3 ω 2 +ω ×3+1 ω 2 +ω ×3+2 ω2 +ω ×3+3 ··· ω 2 +ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
2
ω +ω ×k 2
ω +ω ×k + 1 2
ω +ω ×k + 2 2
ω +ω ×k + 3 ··· 2
ω +ω ×k + s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
ω 2 +ω ×ω =ω2 ×2 ω2 ×2 +1 ω2 ×2 +2 ω2 ×2 +3 ··· ω 2 ×2 +s ···
ω 2 ×2 +ω ω2 ×2 +ω +1 ω2 ×2 +ω +2 ω2 ×2 +ω +3 ··· ω 2 ×2 +ω +s ···
ω 2 ×2 +ω ×2 ω2 ×2 +ω ×2+1 ω2 ×2 +ω ×2+2 ω2 ×2 +ω ×2+3 ··· ω 2 ×2 +ω ×2+s ···
ω 2 ×2 +ω ×3 ω2 ×2 +ω ×3+1 ω2 ×2 +ω ×3+2 ω2 ×2 +ω ×3+3 ··· ω 2 ×2 +ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
ω 2 ×2 +ω ×k ω2 ×2 +ω ×k + 1 ω 2 ×2 +ω ×k + 2 ω 2 ×2 +ω ×k + 3 ··· ω 2 ×2 +ω ×k + s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .

ω2 × n ω2 ×n + 1 ω 2 ×n+2 ω 2 ×n+3 ··· ω 2 ×n+5 ···


ω 2 ×n+ω ω2 ×n+ω +1 ω 2 ×n+ω +2 ω 2 ×n+ω +3 ··· ω 2 ×n+ω +s ···
ω 2 ×n+ω ×2 ω2 ×n+ω ×2+1 ω 2 ×n+ω ×2+2 ω 2 ×n+ω ×2+3 ··· ω 2 ×n+ω ×2+s ···
ω 2 ×n+ω ×3 ω2 ×n+ω ×3+1 ω 2 ×n+ω ×3+2 ω 2 ×n+ω ×3+3 ··· ω 2 ×n+ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
ω ×n+ω ×k
2
ω ×n+ω ×k + 1
2
ω ×n+ω
2
×k + 2 ω ×n+ω
2
×k + 3 ··· ω ×n+ω
2
×k + s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .

ω3 ω 3 +1 ω 3 +2 ω 3 +3 ··· ω 3 +s ···
ω 3 +ω ω 3 +ω +1 ω 3 +ω +2 ω 3 +ω +3 ··· ω 3 +ω +s ···
ω 3 +ω ×2 ω 3 +ω ×2+1 ω 3 +ω ×2+2 ω 3 +ω ×2+3 ··· ω 3 +ω ×2+s ···
ω 3 +ω ×3 ω 3 +ω ×3+1 ω 3 +ω ×3+2 ω 3 +ω ×3+3 ··· ω 3 +ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
ω +ω ×k
3 3
ω +ω ×k + 1 3
ω +ω ×k + 2 3
ω +ω ×k + 3 ··· 3
ω +ω ×k + s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .

ωn ωn +1 ω n +2 ω n +3 ··· ωn +s ···
ω n +ω ωn +ω +1 ω n +ω +2 ω n +ω +3 ··· ωn +ω +s ···
ω n +ω ×2 ωn +ω ×2+1 ω n +ω ×2+2 ω n +ω ×2+3 ··· ωn +ω ×2+s ···
ω n +ω ×3 ωn +ω ×3+1 ω n +ω ×3+2 ω n +ω ×3+3 ··· ωn +ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
n n n n n
ω +ω ×k ω +ω ×k + 1 ω +ω ×k + 2 ω +ω ×k + 3 ··· ω +ω ×k + s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .

ωω ω ω +1 ω ω +2 ω ω +3 ··· ω ω +s ···
ω ω +ω ω ω +ω +1 ω ω +ω +2 ω ω +ω +3 ··· ω ω +ω +s ···
ω ω +ω ×2 ω ω +ω ×2+1 ω ω +ω ×2+2 ω ω +ω ×2+3 ··· ω ω +ω ×2+s ···
ω ω +ω ×3 ω ω +ω ×3+1 ω ω +ω ×3+2 ω ω +ω ×3+3 ··· ω ω +ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
ω ω +ω ×k ω ω +ω ×k + 1 ω ω +ω ×k + 2 ω ω +ω ×k + 3 ··· ω ω +ω ×k + s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .

23
...ω ...ω ...ω ... ω ...ω
ωω ωω +1 ω ω +2 ω ω +3 ··· ω ω +s ···
...ω ...ω ...ω ... ω ...ω
ω ω +ω ωω +ω +1 ω ω +ω +2 ω ω +ω +3 ··· ω ω +ω +s ···
...ω ...ω ...ω ... ω ...ω
ω ω +ω ×2 ωω +ω ×2+1 ω ω +ω ×2+2 ω ω +ω ×2+3 ··· ω ω +ω ×2+s ···
...ω ...ω ...ω ... ω ...ω
ω ω +ω ×3 ωω +ω ×3+1 ω ω +ω ×3+2 ω ω +ω ×3+3 ··· ω ω +ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
ω ω ω ω ω
ω ... ω ... ω ... ω ... ω ...
ω +ω ×k ω +ω ×k + 1 ω +ω ×k + 2 ω +ω ×k + 3 ··· ω +ω ×k + s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .
... ... ... ... ...
...ω ... ω ...ω ... ω ... ω
ωω ...
ωω ...
+1 ωω ...
+2 ωω ...
+3 ··· ωω ...
+s ···
...ω ... ω ...ω ... ω ... ω
ωω ...
+ω ωω ...
+ω +1 ωω ...
+ω +2 ωω ...
+ω +3 ··· ωω ...
+ω +s ···
...ω ... ω ...ω ... ω ... ω
ωω ...
+ω ×2 ωω ...
+ω ×2+1 ωω ...
+ω ×2+2 ωω ...
+ω ×2+3 ··· ωω ...
+ω ×2+s ···
...ω ... ω ...ω ... ω ... ω
ωω +ω ×3 ωω +ω ×3+1 ωω +ω ×3+2 ωω +ω ×3+3 ··· ωω +ω ×3+s ···
.. .. .. .. ..
. ...
. ...
. ...
. ...
. ...
...ω ... ω ...ω ... ω ... ω
ωω +ω ×k ωω +ω ×k + 1 ωω +ω ×k + 2 ωω +ω ×k + 3 ··· ωω +ω ×k + s ···
.. .. .. .. ..
. . . . .

Estos números fueron denominados por Cantor números de segunda clase ya


que los de primera clase son los naturales, por otra parte, a la ley que per-
mite construir un ordinal agregándole una unidad al elemento inmediatamente
anterior, la denominó Primer Principio de Generación [5].
Este tipo de construcciones fueron las que rechazaron Kronecker y en general los
intuicionistas y preintuicionistas, ya que aunque ellas sean formalmente correc-
tas, no pueden ser concebidas a partir de la intuición temporal, considerada por
estos matemáticos como el fenómeno fundamental del pensamiento matemático
[23].

Los números ordinales construidos en la forma como se


indica en las tablas anteriores, son todos numerables,
es decir corresponden a conjuntos bien ordenados de
cardinal ℵ0 , por ejemplo, ω + 1 es el número ordinal
que corresponde al conjunto bien ordenado constituido
por los números naturales junto con el número ordinal
ω como elemento, este conjunto es de cardinal ℵ0 .
ω 2 es el número ordinal que corresponde al conjunto
bien ordenado constituido por todas las parejas (a, b)
de números naturales ordenadas lexicográficamente (la
pareja (a,b) es menor o igual que la pareja (c,d) si y solo
si a < c o a = c y b ≤ d) conjunto que tiene cardinal
ℵ0 .
Georg Cantor
Ahora bien, se forma la colección de todos los números ordinales enumerables, es
decir, todos los construidos mediante el proceso explicado en las tablas anterio-
res: el resultado es un conjunto bien ordenado, cuyo número ordinal es distinto
de cualquiera de los números ordinales enumerables. Por lo tanto es un ordinal
no numerable y de hecho es el primer ordinal de cardinal no numerable, en otras
palabras su cardinal es ℵ1 , razón por la cual se le denomina ω1 .
Con este ordinal se pueden construir otros ordinales siguiendo el mismo método

24
utilizado en la construcción de los ordinales numerables, por ejemplo ω1 + 1,
ω1 + 2, · · · , ω1 + ω, · · · , ω1 + ω1 , · · · , ω1ω , · · · , ω1ω1 , · · · . Todos estos nuevos
ordinales tienen cardinal ℵ1 , y si se se forma la colección de todos los ordinales
de cardinal ℵ1 se obtendrá el primer ordinal de cardinal ℵ2 . Este proceso se puede
continuar indefinidamente encontrándose una lista de ordinales de la siguiente
forma:
ω < ω + 1 < · · · < ω 2 < · · · < ω ω < · · · < ω1 < · · · < ω2 < · · · < ωn < · · ·

Una forma de construir números ordinales utilizando números naturales es de-


finir la siguiente “buena ordenación del conjunto de los números naturales”[4]:
Sabemos que el conjunto P de los números primos es infinito y además numera-
ble,
P = {p1 , . . . , pn , . . .}.

El teorema fundamental de la aritmética afirma que todo número natural mayor


que 1 se puede expresar de una manera única como un producto de primos. Sean
m y s dos naturales mayores que 1, existen p1 , . . . , pn números primos, α1 , . . . , αn
y β1 , . . . , βn enteros no negativos tales que
β1 β2
m = pα 1 α2 αn βn
1 p2 · · · pn y s = p 1 p2 · · · pn

se dice que s es posterior a m y se notará m ≺ s si existe 1 ≤ k ≤ n tal que


αk < βk pero αj = βj ∀j > k. Así por ejemplo, 149,837,688 ≺ 32,337,234 porque
149,837,688 = 23 35 72 112 13 y 32,337,234 = 2373 112 13.
La relación ≺ es una “buena ordenación” ya que de todo conjunto no vacío de
números naturales se puede obtener un elemento mínimo bajo esta relación. En
las siguientes tablas se muestra la forma como quedan ordenados los números
naturales bajo la relación ≺ y los correspondientes números ordinales asociados.

N◦ 1 2 22 23 ··· 2m ···
Ordinal 0 1 2 3 ··· m ···

N◦ 3 3×2 3×22 3×23 ··· 3×2m ···


Ordinal ω ω+1 ω+2 ω+3 ··· ω+m ···

N◦ 32 32 × 2 3 2 × 22 32 × 2 3 ··· 32 × 2 m ···
Ordinal ω×2 ω × 2+1 ω × 2+2 ω × 2+3 ··· ω × 2+m ···

.. .. .. .. ..
. . . . .

N◦ 3n 3n × 2 3 n × 22 3n × 2 3 ··· 3n × 2 m ···
Ordinal ω×n ω×n + 1 ω×n + 2 ω×n + 3 ··· ω×n + m ···

25
.. .. .. .. ..
. . . . .

N◦ 5 5×2 5×22 5×23 ··· 5×2m ···


Ordinal ω × ω=ω 2 ω 2 +1 ω 2 +2 ω 2 +3 ··· ω 2 +m ···

.. .. .. .. ..
. . . . .

N◦ 5n 5n × 2 5 n × 22 5n × 2 3 ··· 5n × 2 m ···
Ordinal ω 2 ×n ω 2 ×n + 1 ω 2 ×n + 2 ω 2 ×n + 3 ··· ω 2 ×n + m ···

.. .. .. .. ..
. . . . .
Para ilustrar la forma moderna como se estudian los números ordinales se puede
ver lo siguiente [16]:
Se dice que un conjunto A es transitivo si, siempre que v ∈ A y z ∈ v entonces
z ∈ A.
Por ejemplo, los conjuntos A = {∅, {∅}}, B = {∅, {∅}, {∅, {∅}}} y
C = {∅, {∅}, {∅, {∅}}, {∅, {∅}, {∅, {∅}}} son transitivos, mientras que los con-
juntos {{∅}} y {∅, {∅, {∅}}} no lo son.
Por otra parte, un conjunto A es estrictamente ordenado por la relación ≺ si se
satisfacen las propiedades siguientes:
Antirreflexiva: ∀a ∈ A ¬(a ≺ a).
Antisimétrica: Si a y b son elementos de A tales que a ≺ b entonces ¬(b ≺ a).
Transitiva: Si a, b y c son elementos de A tales que a ≺ b y b ≺ c entonces
a ≺ c.
Un conjunto A estrictamente ordenado por la relación ≺ es bien ordenado, si
todo subconjunto X no vacío de A tiene un primer elemento, es decir, si existe
a ∈ X tal que a = x o a ≺ x, ∀x ∈ X .
Modernamente se define un ordinal como un conjunto transitivo y bien
ordenado por la relación de pertenencia (∈). Esta definición es equivalente
a la siguiente afirmación: Un ordinal es un conjunto transitivo y totalmente
ordenado para la relación de pertenencia (∈), (dados dos elementos a y b en el
conjunto entonces a = b o a ∈ b o b ∈ a).
Con base en esta definición, resulta natural construir los números ordinales de
la forma como se indica en la tabla que sigue.
Como se puede observar con este ejemplo ordinal viene a ser una extensión de
natural desde el punto de vista del orden.

26
0=∅
1={∅}={0}
2={∅, {∅}}={0,1}
3={∅, {∅},{∅, {∅}}}={0,1,2}
4={∅, {∅},{∅, {∅}},{∅, {∅},{∅, {∅}}}={0,1,2,3}
..
.
n = {0, 1, 2, 3, · · · , n − 1}
..
.
ω = {0, 1, 2, 3, · · · , n, · · · }
ω + 1 = {0, 1, 2, 3, · · · , n, · · · , ω}
..
.
ω + n = {0, 1, 2, 3, · · · , n, · · · , ω, ω + 1, · · · , ω + n − 1}
..
.
2ω = {0, 1, 2, 3, · · · , n, · · · , ω, ω + 1, · · · , ω + n, · · · }
..
.

A partir de esta definición pueden demostrarse muchas propiedades interesantes


relativas a los ordinales, por ejemplo:

1. Todo elemento de un ordinal es un ordinal.


2. Si α y β son ordinales entonces α ⊆ β o β ⊆ α .
3. Si α y β son ordinales entonces se tiene una y sólo una de las situaciones
siguientes:
α ∈ β, β ∈ α, α = β
S
4. Si B es un conjunto de ordinales entonces α también es un ordinal.
α∈B

5. Si α0 = α ∪ {α} (el siguiente de α) entonces α0 es un ordinal si y solo si α


es un ordinal.
6. α0 es el menor de los ordinales mayores que α.
7. Si α y β son ordinales distintos, entonces α está estrictamente contenido
en β, si y solo si, α ∈ β.

8. Toda colección de ordinales tiene primer elemento.

La propiedad más importante de los números ordinales se conoce con el nombre


de inducción trasfinita, y se fundamenta en el hecho de que existen dos tipos de
ordinales: Los que son el siguiente de otro ordinal o los que no. 0 (cero) es, por
ejemplo, del segundo tipo, mientras que 1 = 00 es del primer tipo. Los ordinales

27
que no son el siguiente de otro ordinal se llaman ordinales límites. La inducción
trasfinita puede ser formulada de la siguiente manera:
Sean C una clase de conjuntos cerrada para uniones y σ una correspondencia
funcional de C en C, es decir: Para cada conjunto X ∈ C existe un único conjunto
σ(X) ∈ C.
Se define inductivamente, para cada número ordinal α un conjunto Bα , de la
siguiente manera:

1. Para α = 0, se toma B0 = A, donde A es un conjunto cualquiera en C.


2. Suponiendo que ya se ha definido Bα ∈ C, se define Bα+1 = σ(Bα ).
3. Si α es un ordinal límite distinto de 0 (no es el siguiente de ningún ordinal)
y suponiendo
S que Bλ ∈ C ya ha sido definido para λ menor que α, se define
Bα = λ<α Bλ .

Un ejemplo de mucha utilidad en matemáticas es el siguiente:


σ(X) = X ∪ P(X) en este caso C es la clase de todos los conjuntos y A es
cualquier conjunto.
Aplicando la inducción transfinita es posible definir la adición, la multiplicación
y la exponenciación entre números ordinales.
La adición se define tomando como clase C la clase de todos los números ordina-
les, como σ el operador “siguiente” y como conjunto inicial un ordinal cualquiera
α; en este caso se tendrá entonces lo siguiente:

1. B0 = α,
2. B1 = α ∪ {α} = α + 1, B2 = ( B1 )0 = B1 ∪ {B1 } = α ∪ {α} ∪ {α ∪ {α}} =
α + 2, · · · , Bβ+1 = (Bβ )0 = Bβ ∪ {Bβ }
3. Suponiendo que δ es un ordinal límite y que α +
Sλ ya ha sido definido para
todo ordinal λ menor que δ entonces α + δ = λ<δ (α + λ).

La multiplicación se define tomando como clase C la de todos los números or-


dinales, como σ el operador “súmese β a la derecha de” (β es un ordinal fijo
pero arbitrario) y como conjunto inicial 0; en este caso se tendrá entonces lo
siguiente:

1. B0 = 0 = β · 0
2. B1 = súmese β a la derecha de B0 = súmese a 0 el ordinal β = β = β · 1,
B2 = súmese β a la derecha de B1 = súmese β a β = β · 2, B3 = súmese
β a la derecha de B2 = súmese β a β · 2 = β · 3 · · · , Bα+1 = súmese β a
la derecha de Bα = súmese β a β · α = β · (α + 1) = (β · α) + β, · · · .

28
3. Supongase que δ es un ordinal límite y que βS· λ ya ha sido definido para
todo ordinal λ menor que δ entonces β · δ = λ<δ β · λ.

Para un ordinal β 6= 0, β α se define análogamente de la siguiente manera:


Tomando como clase C la de todos los números ordinales, como σ el operador
funcional “multiplíquese por β a la derecha de” (β es un ordinal fijo pero arbi-
trario) y como conjunto inicial 1; en este caso se tendrá entonces lo siguiente:

1. B0 = 1 = β 0 .

2. B1 = multiplíquese por β a la derecha de B0 = multipliquese por β a la


derecha de 1 = 1 · β = β = β 1 ,
B2 = multiplíquese por β a la derecha de B1 = multipliquese por β a la
derecha de β = β · β = β 2 ,
B3 = multiplíquese por β a la derecha de B2 = multipliquese por β a la
derecha de β 2 = β 2 · β = β 3 ,
.. ..
. .
Bα+1 = multiplíquese por β a la derecha de Bα = Bα · β = β α · β = β α+1 .
.. ..
. .
3. Supongase que δ es un ordinal límite y queSβ λ ya ha sido definido para
todo ordinal λ menor que δ entonces β δ = βλ.
λ<δ

Para mayor claridad se darán algunos ejemplos:


S S
1. 1 + ω = λ<ω (1 + λ) = (1 + λ) = (1 + 0) ∪ (1 + 1) ∪ (1 + 2) ∪ · · · = ω,
λ∈ω
que es distinto de ω + 1 y por lo tanto la adición entre ordinales no es
conmutativa.
S S
2. 2·ω = (2·λ) = (2·λ) = (2·0)∪(2·1)∪(2·2)∪· · · = 0∪2∪4∪· · · = ω,
λ<ω λ∈ω
que es distinto de ω · 2, por lo tanto la multiplicación entre ordinales
tampoco es conmutativa.
3. 2ω = 2 = 20 ∪ 21 ∪ 22 ∪ 23 ∪ · · · = 1 ∪ 2 ∪ 4 ∪ 8 ∪ · · · = ω que
S λ S λ
2 =
λ<ω λ∈ω
es distinto de ω 2 .

Cantor demostró [5] que las operaciones con ordinales satisfacen la asociatividad
de la suma y de la multiplicación.
Un ejercicio interesante y útil para una mejor comprensión de esta teoría consiste
en averiguar si son ciertas o no propiedades como las siguientes:

29
a) Distributividad tanto a la izquierda como a la derecha de la multiplicación
con respecto a la suma
b) Modulativa de la suma y de la multiplicación.
c) (αβ )γ = αβγ , αβ+γ = αβ αγ .

Georg Cantor nunca dio una definición rigurosa de los números ordinales o tipos
ordinales como él mismo los llamaba; para él los números eran abstracciones,
así por ejemplo en su artículo Contributions to the founding of the theory of
transfinite numbers de 1897 dice lo siguiente:
“Llamamos un agregado M simplemente ordenado si existe una regla de orden
de preferencia definida sobre los elementos m de M, tal que a cada dos elementos
m1 y m2 uno se toma como el menor y el otro como el mayor y así, si de tres
elementos m1 , m2 y m3 si m1 es de menor rango que m2 y m2 es de menor
rango que m3 entonces, m1 es de menor rango que m3 ; la relación se expresará
por la fórmula:
m1 ≺ m2 o m1  m2 ”.

Más adelante Cantor sostiene:


“Todo conjunto ordenado M tiene un tipo ordinal o en forma más corta un tipo
definido el cual denotamos por M. Por esto entendemos el concepto general
que resulta de M si solamente abstraemos de la naturaleza de los elementos
m [m ∈ M] y retenemos el orden de presedencia de ellos. Así el tipo ordinal
M es en sí mismo un conjunto ordenado cuyos elementos son unidades las
cuales tienen el mismo orden de precedencia entre ellos que los correspondientes
elementos de M, de los cuales, son derivados por abstracción” [5].
A pesar de no haber definido en forma explícita los números ordinales, Cantor
desarrolló la aritmética ordinal, demostró muchos de los teoremas de esta arit-
mética e incluso, utilizo el principio de inducción trasfinita. De hecho Cantor
descubrió los números ordinales junto con la inducción trasfinita, de la siguiente
forma: Consideró C como la clase de los subconjuntos de R y σ el operador deri-
vado (σ(Q) = Q0 ). Partiendo entonces de un conjunto P de números se tiene lo
siguiente: B0 = P , Bα+1 = σ(Bα ) = (Bα )0 , si αTes un ordinal límite y se supone
Bβ definido para todo β < α, entonces Bα = Bλ .
λ<α

Cantor era aficionado a la literatura inglesa; participaba de la tesis según la cual


las obras atribuidas a William Shakespeare habían sido escritas en realidad por
Francis Bacon. Su interés por estos temas era tal que llegó a publicar, de su
propio pecunio, tres estudios sobre la vida y obra de Bacon.
Las posiciones encontradas surgidas por las teorías de Cantor, generaron una
controversia científica entre este y su maestro Leopold Kronecker, quien le había
asesorado en dos importantes trabajos en sus tiempos de estudiante. Sobre esta

30
controversia se ha especulado mucho, inclusive el mismo Cantor y algunos de
sus biográfos consideraban que existía una marcada hostilidad de Kronecker
hacia él, basando su argumentación en algunos hechos, como por ejemplo, que
Kronecker llegó a considerar el razonamiento seguido por Cantor en su prueba
de existencia de números trascendentales, como “un tipo peligroso de locura”
[10]. También se sabe que Kronecker bloqueó la publicación en el año 1877
de un artículo de Cantor en el Journal de Crelle en el que demostraba que
existe una correspondencia biunívoca entre la recta y el plano; afortunadamente
para las matemáticas, la oportuna intervención de Dedekind logró impedir que
se produjera este lamentable hecho y el artículo se publicó en dicha revista
un año después. Algunos años mas tarde, en 1885, Mittag-Leffer no permitió
la publicación en las Acta Mathematica de una serie de artículos de Cantor
relativos a la teoría de las clases, lo cual resulta extraño, ya que este mismo
matemático sueco, había publicado en dicha revista los primeros artículos de
Cantor en francés; por otra parte Joseph Dauben, uno de los más reconocidos
especialistas en la vida y obra de Cantor, sostiene que Kronecker llego inclusive
a considerar a Cantor por sus teorías sobre el infinito como un “corruptor de la
juventud ” [11].
Es posible que la tensión constante producto de estas diferencias, sumadas a
su carácter irritable e inseguro, así como también los intentos infructuosos por
demostrar la hipótesis del continuo y la decepción sufrida al no haber sido selec-
cionado para ocupar una plaza de profesor en las Universidades de Göttinga o
de Berlín, siendo esta una de las mayores ambiciones de Cantor, fueron minando
su salud a tal punto que en mayo de 1884 sufrió la primera crisis nerviosa que
lo obligó a recluirse en una clínica psiquiátrica de Halle, la cual lo alejó de las
matemáticas durante tres años; él nunca logró recuperarse completamente de
este colapso que lo acompañó los últimos 34 años de su vida. Hacia el final de
la misma fueron acentuándose las crisis nerviosas, de ahí que se viera obligado
a abandonar la docencia en varias ocasiones; los profundos estados depresivos
lo llevaron a desarrollar un complejo de persecución hasta convencerse de que
existía una conspiración en contra suya dirigida por “los profesores alemanes”
[1].
Acerca de la rivalidad entre Leopold Kronecker y Cantor se ha especulado mu-
cho. La vida para Kronecker fue fácil desde su nacimiento en 1823; era hijo de un
acaudalado comerciante el cual tenía un próspero negocio mercantil y se preocu-
po por darle a sus hijos una esmerada educación. Esta seguridad le permitió irse
forjando una personalidad que sustentada en el soporte que da una excelente
preparación científica, lo convirtió en un líder indiscutible de la matemática de
su época con gran autoridad y reconocimiento oficial. Sus aportes más signifi-
cativos los hizo en álgebra y teoría de números, y en ellas se nota claramente
su marcada orientación algorítmica, que le permitirían ir elaborando toda una
concepción acerca de la manera como él consideraba se debe hacer matemáti-
cas, la cual lo llevo a tener serias discrepancias científicas con varios destacados
matemáticos de su época, entre ellos Karl Weierstrass, Ferdinand Lindemann,
Richard Dedekind y Georg Cantor.

31
La base fundamental de su desacuerdo
con Weierstrass era que el Análisis de-
bía ser reemplazado por la Aritmética
Finita. Algunas de las ideas de Krone-
cker fueron posteriormente empleadas
por los intuicionistas contra la Teoría
de Conjuntos, como por ejemplo cuan-
do negaba la posibilidad de que se pu-
diera hacer uso del concepto de poli-
nomio irreducible mientras no se de-
mostrara la existencia de un procedi-
miento de factorizacion de polinomios
que se pudiera ejecutar en un núme-
ro finito de etapas; de ahí su interés
por desarrollar algoritmos de factoriza-
ción de polinomios; como el que logró
crear denominado hoy en día Algorit-
mo de Kronecker (ver [7] pags 325-340).
Por otra parte, cuando Ferdinand Lin- Leopold Kronecker (1823-1891)
demann publicó en 1882 su demostración de la trascendencia de π, Kronecker
le dijo: “¿Qué valor tiene su hermosa demostración si los números irracionales
no existen? ” [22].
Kronecker sostenía que las matemáticas sólo podían construirse correctamente
si recurrían exclusivamente a los enteros y a un número finito de operaciones;
de ahí su famosa frase: “Dios hizo los números enteros, el resto es obra del
hombre”[15]. Además afirmaba que los juegos de manos con el infinito están
prohibidos, los números irracionales no tienen la misma realidad que los enteros,
sólo son símbolos utilizables en los cálculos pero no tienen ninguna existencia
real, y en general sostenía que:
“Los resultados de la moderna teoría de funciones y de la teoría de conjuntos
no son de real significancia”.[10]
El debate sobre la validez matemática de las teorías de Cantor comprometió a
muchos de los más destacados matemáticos. Henry Poincaré afirmaba al respec-
to:
“Las generaciones posteriores considerarán tales teorías como una enfermedad
de la que ya uno se ha curado”[20].
Hermann Weyl, por su parte, sostenía que:
“la infinidad de infinitos de Cantor es niebla en la niebla” [20];
mientras que Du Bois-Reymond en 1882, refiriéndose a las teorías de Cantor
afirmaba:
“Hace intervenir ficciones idealistas y les atribuye el papel de cantidades reales,
mientras que ni siquiera son límites de representaciones de cantidades” [20].

32
Otros matemáticos, por el contrario, asumieron la defensa de la teoría del infinito
creada por Cantor; según Hilbert:
“Nadie nos expulsará del paraíso que creó Cantor ” [20] y destacó sus ideas como
“el producto más asombroso del pensamiento matemático”[20].
Bertrand Russell elogió el descubrimiento de Cantor diciendo que:
“Es probablemente el más importante que la época puede ostentar ”[20].
La teoría cantoriana del infinito surge no sólo por la genialidad de Cantor, sino
también porque el desarrollo de las diferentes áreas de la matemática hacían
viable que en la segunda mitad del siglo XIX surgiera la teoría del infinito. La
audacia de Cantor fue afirmar la existencia y legitimidad del infinito actual en
matemáticas. Este hecho marca una ruptura paradigmática en la matemática,
ya que antes de Cantor se consideraba que toda especulación que utilizara el
infinito como una especie de número concreto conducía a paradojas ruidosas;
de ahí que muchos matemáticos se opusieran a la utilización del infinito actual.
En una carta dirigida por Gauss a Heinrich Schumacher en 1831 afirmaba:
“En lo que concierne a su demostración, expreso mi más enérgica protesta por
la utilización de una magnitud infinita como si fuera completa, utilización que
nunca se permite en matemáticas. El infinito sólo es una manera de hablar, que
sirve en realidad para designar los límites”[12].
Refiriéndose a la carta de Gauss, Cantor manifestó:
“No obstante la diferencia esencial entre los conceptos de infinito potencial y de
infinito actual, es ocurrencia frecuente el tomar el uno por el otro. En vista de
la justificada aversión a tales infinitos actuales ilegítimos y a la influencia de
la tendencia moderna epicureo-materialista, se ha extendido en amplios círculos
científicos un cierto horror infiniti, que encuentra su expresión clásica y su apoyo
en la carta de Gauss; sin embargo, me parece que el consiguiente rechazo, sin
crítica alguna, del legítimo infinito actual, no deja de ser una violación de la
naturaleza de las cosas, que han de tomarse como ellas son”.[10]
El transfondo de la teoría cantoriana encierra toda una concepción filosófica
acerca de lo que es válido en matemáticas y de cómo se debe hacer matemá-
ticas. Cantor legitimaba la existencia de los denominados números transfinitos
sosteniendo que así como otros sistemas numéricos (los irracionales y los com-
plejos) que habían tenido unos inicios difíciles, fueron finalmente reconocidos
porque su definición se había formulado rigurosamente y porque su manipula-
ción no conducía a ninguna contradicción, los números por él creados también
tenían validez. En 1883 afirmó al respecto:
“Para introducir nuevos números, los matemáticos sólo están obligados a dar
definiciones gracias a las cuales queden tan bien determinados, y si se presenta
el caso, tan bien relacionados con los números más antiguos que, si es necesario,
puedan distinguirse sin ambigüedad los uno de los otros. Desde el momento en
el que el número satisface todas estas condiciones, puede y debe considerarse

33
como provisto de existencia y de realidad en matemáticas”.[12]

David Hilbert Luitzen E. J. Brouwer Bertrand Russell

En 1887 en una carta dirigida a Kurt Lasswitz, Cantor decía:


“Los propios números transfinitos son en cierto sentido nuevos irracionales; y
de hecho, pienso que el mejor método para definir los números irracionales fini-
tos es totalmente análogo al que yo he utilizado para introducir los transfinitos.
Ciertamente se puede decir que los números transfinitos se sostienen bien o se
hunden al mismo tiempo que los números irracionales; en su naturaleza más
íntima son parecidos; ya que todos los números de este tipo son formas o modi-
ficaciones del infinito actual ”[10].
Para Cantor, “la esencia de la matemática reside en su libertad ” [10].
Si bien es cierto las diferencias científicas no están exentas de profundas rivalida-
des y aún odios entre los protagonistas, en el caso particular de la controversia
entre Cantor y Kronecker, lo que sí se observaba claramente eran dos maneras
diametralmente opuestas de concebir la matemática. Es así como se inicia uno de
los debates más importantes y fructíferos de la historia de la matemática, el cual
condujo inicialmente a la creación de las dos corrientes filosófico-matemáticas
denominadas intuicionismo y formalismo que tuvieron como principales ideólo-
gos al matemático holandés Luitzen Egbertus Jan Brouwer (1881-1966), por el
intuicionismo, y a David Hilbert, por el formalismo. Posteriormente surgió el lo-
gicismo de la mano de Gottlob Frege (1848-1925), Bertrand Russell (1872-1970)
y Alfred North Whitehead (1861-1947).
La consagración oficial de la teoría de conjuntos transfinitos de Cantor se dio
en el primer congreso internacional de matemáticas en Zurich (1897), en el que
Hadamard y Hurwitz señalaron importantes aplicaciones al análisis, constitu-
yéndose este hecho en una victoria no sólo de Cantor, sino también de Hilbert,
quien se había convertido en el abanderado de la lucha por la reivindicación de
las concepciones cantorianas sobre el infinito.

34
Como ya se ha dicho, a pesar de sus problemas de salud, Cantor no sólo hizo
matemáticas, sino también hizo por las matemáticas; posiblemente una de sus
más conocidas actividades en pro de la socialización de la matemática fue la or-
ganización del primer congreso internacional de matemáticas en Zurich realizado
en agosto de 1897. El objetivo de este congreso era: “Estimular las relaciones
personales entre los matemáticos de los diferentes países. . . y ofrecer un esbozo
del estado actual de las diferentes ramas de las matemáticas”[10]; en él se acordó
que los congresos se reunirían con intervalos de tres a cinco años.
En sus valiosas publicaciones entre 1895 y 1897 quedaban todavía varias lagunas
por llenar ya que, por ejemplo, no había podido establecer la relación de buena
ordenación entre cardinales cualesquiera; pero en 1890, E. Schröder y F. Berns-
tein demostraron, en forma independiente, que, si a y b son números cardinales
tales que a ≤ b y b ≤ a entonces a = b, resultado que ya había sido obtenido
por Dedekind en 1887 pero su prueba no estaba publicada [19].
En 1882, Cantor conjetura que todo conjunto puede ser dotado de una buena
ordenación, problema que fue resuelto por Ernest Zermelo. Al genio de Cantor,
también se deben conceptos tan importantes como los de punto de acumulación,
conjunto cerrado, abierto y perfecto.

A finales de 1889, sumido en una profunda crisis nerviosa,


es hospitalizado de nuevo; pasa por una situación similar
en 1902 y 1903 y a partir de entonces hasta su muerte en
1918, permanece hospitalizado por períodos cada vez más
largos. Por motivos de salud, Cantor tiene que retirarse en
1905 de la Universidad de Halle, aunque no se marginó de
su actividad matemática.
Existen varios indicios que hacen pensar que los profun-
dos monólogos silenciosos que establecía con la matemática
le proporcionaban no solamente una tranquilidad interior
sino también le permitían adentrarse en su teoría de núme-
ros trasfinitos. En una carta que escribió en 1908 a Grace Cantor en 1917
Chisholm Young le decía:
“Un sino peculiar que gracias a Dios no me ha roto en forma alguna antes bien,
me ha puesto interiormente más vigoroso, feliz y lleno de gozo expectante de lo
que he estado durante un par de años me ha tenido apartado de mi hogar y puedo
decir que también del mundo. En mi largo aislamiento, ni las matemáticas, ni
más en particular, la teoría de números trasfinitos han dormido o estado en el
barbecho en mi interior ”[11].
Esa alegría a la que se refiere Cantor, es el premio que brinda la matemática a
aquellos que pueden deleitarse con los procesos lógico-deductivos que encierra
esta ciencia, considerada por Albert Eistein como “la poesía de las ideas lógicas”.
Cantor falleció en la clínica psiquiátrica de Halle el 6 de enero de 1918, a la
edad de 73 años, a causa de un problema cardíaco; en vida alcanzó a recibir

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muchos honores y pudo constatar que su obra había logrado ser reconocida.
Algunos años antes de la muerte de Kronecker, ocurrida en 1891, estos dos
genios se reconciliaron (al menos formalmente). Resulta por demás paradójico
que otros importantes logicistas de los siglos XIX y XX, como Kurt Gödel, Ernst
Zermelo, Giuseppe Peano, Emil Post, Alan Turing y Alonso Church, hubieran
llegado al final de sus vidas, en forma similar a Cantor, sumidos en procesos de
tipo depresivos.
Las teorías de Cantor no sólo generaron controversias entre los matemáticos
sino también entre los teólogos. Es así como se presentaron diversas clases de
opiniones que rechazaban o aceptaban sus planteamientos.
El Papa León XIII, quien tenía interés por la ciencia debido a sus conocimien-
tos en física y astronomía, se propuso a partir de su elección en 1878, renovar
la filosofía cristiana. Uno de sus principales objetivos era la recuperación de la
fuerza de los católicos en el mundo científico. Unos años antes se había iniciado
un movimiento encaminado a asegurar unas buenas relaciones entre la ciencia
y la religión. En 1875, por iniciativa de La Compañía de Jesús se crea la So-
ciedad Científica de Bruselas, entidad encargada de agrupar a los hombres de
ciencia católicos y a partir de 1877 empezó a publicar su revista Revue des ques-
tions scientifiques en la cual se presenta la posición de los principales científicos
católicos respecto a diferentes aspectos de la ciencia.
En medio de este ambiente, surge en 1879 la encíclica Aeterni Patris, en la cual
el espíritu papal busca alentar a los pensadores y hombres de ciencia católicos
para que estudien con atención los diferentes dominios del saber. La ciencia era
modernidad y resultaba imprescindible regular ciertos aspectos de la relación
entre ciencia y religión. El tomismo era presentado como la doctrina oficial a
seguir en cualquier tipo de investigaciones y como soporte en la lucha contra los
extravíos del pensamiento. Dado que en el siglo XIX las ideas científicas habían
sido utilizadas con frecuencia por los materialistas y otros descreídos, principal-
mente el socialismo revolucionario, cuyo principal exponente era Karl Marx y,
además, el materialismo evolucionista de Darwin que privaba a la fe cristiana
del misticismo, no se trataba de hacer compatible la teología con la ciencia, sino
de señalarle a los científicos, “cómo había que hacer para reconciliarse con los
verdaderos principios de la filosofía cristiana” [21], [10]. Todo este movimiento
fue llamado neotomismo y Lovaina con su Instituto Superior de Filosofía albergó
a los principales pensadores de estos temas.
Cantor declaró en 1896, que en sentido estricto, no pertenecía a ninguna iglesia,
y aunque había sido bautizado y educado por su padre en la Iglesia Evangélica
Luterana, recibió una gran influencia de su madre, que era católica; este hecho
parece que tuvo mucho que ver con su marcada preferencia por la teología
católica, buscando por ello, que sus teorías matemáticas recibieran siempre la
aprobación de las autoridades católicas.
Del análisis de los pocas cartas que se ha logrado recuperar de la correspondencia
de Cantor y de los testimonios de algunos de sus amigos, se deduce que habría en

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él cierta influencia “mística”; es así como, consideraba que “los números naturales
eran ideas eternas en el intelecto divino”[21]. En una carta dirigida a Mittag-
Leffer en 1894, le manifestaba que no era él (Cantor), el verdadero creador de
sus obras, ya que si bien es cierto, las había escrito dándole forma a las ideas,
no era responsable en el fondo de éllas, porque había sido inspirado por Dios;
tal vez por este tipo de apreciaciones Mittang-Leffer se negó a publicar algunos
de los artículos de Cantor.
En otra carta dirigida en 1888 al neotomista Ignatius Jeiler manifiesta: “No
albergo ninguna duda respecto a la verdad de los trasfinitos que he reconocido
con la ayuda de Dios”, y en otra carta dirigida a Hermite en 1894 sostiene:
“Ahora sólo tengo que agradecerle a Dios, el muy sabio y muy bueno, el ha-
berme rehusado siempre el cumplimiento de mi deseo (obtener una cátedra en
Göttingen o Berlín); ya que así me ha obligado gracias a un conocimiento más
profundo de la teología, a servirle a él y a la Santa Iglesia Católica Romana,
mejor de lo que yo hubiera podido hacer, si con mis capacidades probablemente
mediocres, me hubiese ocupado exclusivamente de las matemáticas”[21], en otra
ocasión, justificaba sus teorías sobre el infinito de la siguiente manera:
“Mi teoría se yergue firme como una roca; las flechas que contra ella se lancen,
rápidamente se volverán contra su arquero. ¿Como puedo yo saberlo? porque la
he estudiado desde todos los ángulos durante muchos años; porque he examinado
todas las objeciones que hayan podido hacerse contra los conjuntos infinitos, y
sobre todo porque, por así decirlo, he seguido sus raíces hasta la causa primera
e infalible de todas las cosas creadas”[10].

Algunos teólogos, a pesar de las políticas impulsadas por


León XIII, rechazaban las teorías cantorianas sobre el infi-
nito. El más importante de todos fue el cardenal Johannes
Franzelin, quien encontraba en las tesis de Cantor “los ele-
mentos de una enojosa perversión”[21]. Manifestaba al res-
pecto, que creer en la existencia del infinito en la Natura
Naturata (la creación), conducía directamente a un error
panteísta (esto es, a identificar a Dios con el mundo); lle-
gando inclusive en su prédica a sostener: “Atención hijos
míos: Sólo Dios posee el infinito verdadero. No caigáis en
León XIII las trampas en que cayeron los Giordano Bruno y los Spi-
noza, estos filósofos extraviados”[21].
Para Cantor, este era el momento de asumir una postura que le permitiera
conciliar su posición ideológica con sus conocimientos científicos. Es así, como en
una carta que dirigió al cardenal Franzelin, el 22 de enero de 1896, le manifiesta:
“Hay que distinguir cuidadosamente entre un Infinitum aeternum increatum sive
Absolutum (Infinito eterno no creado o sea Absoluto) y un Infinitum creatum
sive Transfinitum (Infinito creado o sea Transfinito). El infinito absoluto sólo
pertenece a Dios, las criaturas sólo gozan de un infinito actual distinto”[21].

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El cardenal Franzelin aceptó la explicación de Cantor y manifestó que esta
distinción era “teológicamente satisfactoria” ya que “no hay peligro para las
verdades religiosas en su concepto de Transfinitum” [21].
Lo anterior era un reconocimiento de la aceptación oficial por parte de la je-
rarquía católica de las teorías de Cantor sobre el infinito, quien a partir de ese
momento estuvo muy orgulloso del éxito obtenido, ya que a menudo no dejaba
de señalarlo a los amigos. Este asunto no lo dejó de lado sino por el contrario,
incrementó su correspondencia con los más destacados neotomistas del momen-
to como Tillman Pesch, Joseph Hotheim y el dominico Thomas Esser a quíen
le manifestaba en una carta lo siguiente:
“. . . por primera vez, gracias a mí, la filosofía cristiana dispondrá de la verdadera
teoría del infinito . . .” [21],
y en una carta dirigida al sacerdote alemán, Ignatius Jeiler, le manifestaba que
a las autoridades religiosas les interesaba admitir su teoría sobre el infinito, y
continuaba diciendo :
“Si ustedes los católicos quieren hacer una buena teología, revisen su teoría del
infinito a la luz de los conjuntos cantorianos”[21].
El tratamiento del infinito a través de las convicciones religiosas de Cantor, ha
dado origen a muchas polémicas; pero así como ha sucedido con otros grandes
matemáticos, entre ellos Pitágoras, Cardano, Pascal, Cauchy, y el mismo Kro-
necker, compártanse o no sus puntos de vista, no se puede dejar de reconocer
la importancia y trascendencia de su obra matemática que ha sido considerada
como una de las contribuciones más revolucionarias a esta ciencia en los últimos
2500 años [20].
Después de la primera guerra mundial, la biblioteca de Cantor fue vendida,
aunque algunos de sus escritos permanecieron en manos de su familia; durante
la segunda guerra mundial muchos de ellos se extraviaron, en particular 17
de los 20 libros que recogían la correspondencia de Cantor. A esta lamentable
situación contribuyó el hecho de que en 1945 su casa fue ocupada y su familia
se vio forzada a abandonarla. La pérdida de estos libros constituye un hecho
infortunado ya que a través de ellos, hubiera sido posible poder estudiar no sólo
la evolución del pensamiento matemático y filosófico de Cantor, sino también se
podían reconocer algunos rasgos característicos de su personalidad.

2. Referencias
[1] E. T. Bell, “Los Grandes Matemáticos”, Editorial Losada, Buenos Aires,
1948.
[2] D.M.Burton, “The History of Mathematics, An Introduction”, (second edi-
tion), Wm. C. Brown Publishers.

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[3] N. Bourbaki, “Elementos de Historia de las Matemáticas”, Alianza Univer-
sidad, Madrid,1976.
[4] A. Calder, “El infinito, piedra de toque del constructivismo”, Temas 23, In-
vestigación y Ciencia, pps 45-52.
[5] G. Cantor, “Contributions to the founding of the theory of transfinite num-
bers”, Dover 1955.
[6] G. Cantor, “Foundations of a General Theory of Manifolds”, Campaigner,
Vol. 9 Nos. 1-2, pps 69-96, January-February 1976.
[7] I. Castro, “Temas de Teoría de Cuerpos, Teoría de Anillos y Números Al-
gebraicos”, Universidad Nacional de Colombia, Tomo I, Bogotá, 1986.
[8] I. Castro, “Temas de Teoría de Cuerpos, Teoría de Anillos y Números Al-
gebráicos”, Tomo III, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1994.
[9] A. L. Cauchy, “Curso de Análisis”, Mathema, México, 1998.
[10] J.Dauben, “Georg Cantor, his mathematics and philosophy of Infinite”,
Harvard, 1979.
[11] J.Dauben, Georg Cantor, “Temas 1, Investigación y Ciencia”, Grandes
Matemáticos, pps 94-105
[12] J.P. Delahaye, “El carácter paradójico del infinito”, Temas 23, Investigación
y Ciencia, pps 36-44.
[13] P. Dehornoy, “¿Es necesario el infinito? ”, Temas 23, Investigación y Cien-
cia, pps 69-73.
[14] R. Gray, “Georg Cantor and Transcendental Numbers”, A. M. M., Novem-
ber, 1994 pps:819-832.
[15] V. J. Katz, “A History of Mathematics”, Second Edition, Addison-Wesley,
1998.
[16] J. M. Muñoz, “Introducción a la Teoría de Conjuntos”, segunda edición,
Departamento de Matemáticas y Estadística, Universidad Nacional de Co-
lombia, 1983.
[17] C. H. Sánchez, “Surgimiento de la Teoría de Conjuntos”, Segundo Colóquio
Distrital de Matemáticas y Estadística, Bogotá, 1985.
[18] H. Sindcoeur, “El Infinito, Mundo Científico”, No. 151 volumen 14, pps
942-948.
[19] P. Suppes, “Teoría Axiomática de Conjuntos”, Editorial Norma, Cali, 1968.
[20] I. Stewart, “De aquí al infinito”, Crítica (Grijalbo Mondadori, S.A.), Bar-
celona, 1998.

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[21] P. Thuillier, “Dios, Cantor y el infinito, La Trastienda del sabio profunda-
mente ilustrada”, Editorial Fontalba, pp 68-74.
[22] F. Vera, “Historia de las Ideas Matemáticas”, Editorial El Gráfico, Bogotá,
1947.
[23] C. Cañon, “La Matemática creación y descubrimiento”, Universidad Poli-
tecnica Comillas, Madrid, 1993.

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