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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

(UAPA)

Nombre:
HERIBERTO FELIZ

Matricula:
2020-02399

Materia:
FILOSOFIA

Facilitadora:
Teresa Garcia de Jesus
Presenta en un párrafo breve, las diferencias entre el pensamiento
cristiano y el filosófico.

1. La filosofía es concepción racional sobre el universo y la vida.


2. La filosofía considera a Dios como problema, pero no puede probar
empíricamente, la aporía o la contradicción siguiente: a) Dios existe, b) Dios no
existe.
3. Hay filosofías que demuestran la existencia de Dios y hay filosofías, como las
materialistas, que rechazan la existencia de Dios.
4. La filosofía se apoya en la razón humana.
5. La filosofía es la búsqueda del saber.
6. La filosofía todo lo problematiza, lo cuestiona, establece la duda.
7. La filosofía no puede resolver el problema de si el mundo tuvo comienzo o no
tuvo comienzo, si tendrá fin o no tendrá fin.
8. La filosofía es esfuerzo reflexivo de pocas personas.
9. El pueblo griego hace 2.600 años, históricamente, planteó en forma
sistemática, por primera vez, los problemas filosóficos.
10. La filosofía se expone a la crítica y a la rectificación de sus enunciados.
11. La filosofía necesita convencer racionalmente.

Religión

1. La religión es explicación sobre los problemas del universo y la vida, partiendo


de la fe.
2. La religión no cuestiona a Dios. Se apoya en la fe. Cree en la existencia de
Dios; ésta es verdad rebelada. Indiscutible.
3. La religión considera a Dios como principio de todas las cosas. Todo cuanto
existe deviene de Dios.
4. La religión acepta la existencia de la razón divina. La razón humana está
subordinada a la razón divina.
5. La religión es un modo de vida. Está ligada a Dios, por acto de fe.
6. La religión es estrictamente afirmativa, dogmática. Cree en Dios
irrestrictamente.
7. La religión considera que Dios es el origen de todo cuanto existe, el Supremo
hacedor del mundo, pues siendo creado por Dios tuvo un comienzo y el fin del
mundo depende de la voluntad divina.
En suma, la religión por la fe resuelve los problemas que la filosofía plantea
racionalmente.
8. La religión es creencia del común de las personas.
9. La religión históricamente es anterior a toda ciencia y filosofía.
10. La vivencia religiosa consiste en creer en cosas que no se ven, pues no
necesita cuestionar las cosas en las que se cree.
11. La religión necesita convencer por la fe.

2.   Cita los aportes  de San Agustín y Santo Tomás de Aquino a la filosofía


medieval. De manera breve, sin cuadro y sin colocar biografía.
La filosofía de Santo Tomás de Aquino1 es, antes que nada, una filosofía
teísta. De hecho, se podría alegar que lo que se presenta en el corpus
thomisticum es teología (filosófica), más no filosofía.

Por otro lado, también es válido alegar que lo que se encuentra en el trabajo de
Santo Tomás sí es filosofía, pero teológica, es decir, una filosofía con agenda
teológica o, para ser más preciso, con agenda cristiana.

¿Hay Dios?
Una de las aportaciones más evidentes a la historia de la filosofía hecha por
Santo Tomás son sus célebres cinco vías para probar la existencia de Dios. En
contra posición a San Anselmo, el Aquinate no creía que la existencia de Dios se
pudiera probar mediante el análisis del “concepto” de Dios. Según Santo Tomás,
la existencia de Dios debía ser una conclusión obtenida a partir del mundo que
se nos presenta en la experiencia, razonando de los efectos a la causa; proceso
que en jerga medieval se llamó “demostración quia”. Las cinco demostraciones
quia comienzan resaltando una característica general del mundo que
conocemos; por ejemplo, el cambio, la dependencia causal, la generación y la
corrupción, los grados de perfección y el funcionamiento de las cosas naturales.
El propósito de resaltar estas características generales es hacer caer en la
cuenta que éstas requieren un nivel más alto de explicación para que la mente
humana las pueda entender a cabalidad. Este nivel más alto de explicación es lo
que Santo Tomás llamó “Dios”.

¿Qué es Dios?
Santo Tomás cree que estamos justificados en aseverar con verdad que Dios es
bueno, uno, omnipotente, perfecto o eterno, pero que, con todo, nunca vamos a
llegar a entender qué significa para Dios contar con todos estos atributos.
Igualmente, Santo Tomás también sugiere “que no podemos saber qué es Dios,
sino sólo qué no es”, y en gran parte de su obra el Aquinate sigue al pie de la
letra este consejo. Así, encontramos a Santo Tomás exponiendo que Dios no es
material (sino inmaterial), mutable (sino inmutable) o limitado (sino ilimitado).
Empero, Santo Tomás sí expone que Dios es su naturaleza, pues según la
ontología tomista sólo hay diferencias en los miembros de un mismo género (y
Dios no es una instancia de un género) donde los miembros son materialmente
distintos (y Dios es inmaterial). Por otro lado, la teología filosófica de Santo
Tomás nos permite hacer aseveraciones positivas y afirmativas sobre Dios, en la
medida en que éstas se utilicen analógicamente, pues algunas palabras se
pueden aplicar tanto a Dios como a sus creaturas de una manera analógica. La
virtud de la analogía reside en que las palabras aplicadas a Dios y a las
creaturas no tienen el mismo significado, pero tampoco significan algo
totalmente diferente.
Haciendo uso de su teología apofática en la Suma Contra Gentiles, Santo
Tomás llega a la conclusión que en Dios no hay distinción entre su esencia y su
existencia, concluyendo que Dios es ipsum esse subsistents. De hecho, en ST
Ia.13.11, Santo Tomás se pregunta si el nombre más apropiado para Dios es “El
Que Es” (Qui Est), respondiendo que dado que la existencia de Dios es su
esencia, y que este hecho es exclusivo de Dios, entonces es evidente que el
nombre Qui Est es el más apropiado para Dios.
Las cinco vías de la demostración de la existencia de Dios

En la "Suma Teológica", primera parte, capítulos 2 y 3, encontramos formuladas


las cinco pruebas tomistas de la demostración de la existencia de Dios,
(conocidas como las "cinco vías"), que se exponen a continuación:

Primera vía
Movimiento: nos consta por los sentidos que hay seres de este mundo que se
mueven; pero todo lo que se mueve es movido por otro, y como una serie infinita
de causas es imposible hemos de admitir la existencia de un primer motor no
movido por otro, inmóvil. Y ese primer motor inmóvil es Dios.

La primera y más clara se funda en el movimiento. Es innegable, y consta por el


testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas que se mueven. Pues
bien, todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se mueve mas que
en cuanto esta en potencia respecto a aquello para lo que se mueve. En cambio,
mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar
algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto,
a la manera como lo caliente en acto, v. gr., el fuego hace que un leño, que está
caliente en potencia, pase a estar caliente en acto.
Segunda vía
Eficiencia: nos consta la existencia de causas eficientes que no pueden ser
causa de sí mismas, ya que para ello tendrían que haber existido antes de
existir, lo cual es imposible. Además, tampoco podemos admitir una serie infinita
de causas eficiente, por lo que tiene que existir una primera causa eficiente
incausada. Y esa causa incausada es Dios.

La segunda vía se basa en causalidad eficiente. Hallamos que en este mundo


de lo sensible hay un orden determinado entre las causas eficientes; pero no
hallamos que cosa alguna sea su propia causa, pues en tal caso habría de ser
anterior a sí misma, y esto es imposible. Por consiguiente, es necesario que
exista una causa eficiente primera, a la que todos llaman Dios.
Tercera vía
Contingencia: hay seres que comienzan a existir y que perecen, es decir, que no
son necesarios; si todos los seres fueran contingentes, no existiría ninguno, pero
existen, por lo que deben tener su causa, pues, en un primer ser necesario , ya
que una serie causal infinita de seres contingentes es imposible. Y este ser
necesario es Dios.

Si, pues, todas las cosas tienen la posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que
ninguna existía. Pero, si esto es verdad, tampoco debiera existir ahora cosa
alguna, porque lo que no existe no empieza a existir más que en virtud de lo que
ya existe, y, por tanto, si nada existía, fue imposible que empezase a existir cosa
alguna, y, en consecuencia, ahora no habría nada, cosa evidentemente falsa.
Por consiguiente, no todos los seres son posibles o contingentes, sino que entre
ellos forzosamente, ha de haber alguno que sea necesario. Pero el ser
necesario o tiene la razón de su necesidad en sí mismo o no la tiene. Si su
necesidad depende de otro, como no es posible, según hemos visto al tratar de
las causas eficientes, aceptar una serie indefinida de cosas necesarias, es
forzoso que exista algo que sea necesario por sí mismo y que no tenga fuera de
sí la causa de su necesidad, sino que sea causa de la necesidad de los demás,
a lo cual todos llaman Dios.
Cuarta vía
Grados de perfección: observamos distintos grados de perfección en los seres
de este mundo (bondad, belleza,...) Y ello implica la existencia de un modelo con
respecto al cual establecemos la comparación, un ser óptimo, máximamente
verdadero, un ser supremo. Y ese ser supremo es Dios.

La cuarta vía considera los grados de perfección que hay en los seres. Vemos
en los seres que unos son más o menos buenos, verdaderos y nobles que otros,
y lo mismo sucede con las diversas cualidades. Pero el más y el menos se
atribuye a las cosas Según su diversa proximidad a lo máximo, y por esto se
dice lo más caliente de lo que más se aproxima al máximo calor. Por tanto, ha
de existir algo que sea verísimo, nobilísimo y óptimo, y por ello ente o ser
supremo; pues, como dice el Filósofo, lo que es verdad máxima es máxima
entidad. Ahora bien, lo máximo en cualquier género es causa de todo lo que en
aquel género existe, y así el fuego, que tiene el máximo calor, es causa del calor
de todo lo caliente, según dice Aristóteles

Quinta vía
Finalidad: observamos que seres inorgánicos actúan con un fin; pero al carecer
de conocimiento e inteligencia sólo pueden tender a un fin si son dirigidos por un
ser inteligente. Luego debe haber un ser sumamente inteligente que ordena
todas las cosas naturales dirigiéndolas a su fin . Y ese ser inteligente es Dios.
La quinta vía se toma del gobierno del mundo. Vemos, en efecto, que cosas que
carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un fin, como se
comprueba observando que siempre, o casi siempre, obran de la misma manera
para conseguir lo que más les conviene; por donde se comprende que no van a
su fin obrando al acaso, sino intencionadamente.

Argumenta acerca de la relación que debe existir entre la fe y la razón,


según lo planteado por San Agustín de Hipona.

Hablando en términos generales, hay tres categorías de perspectivas respecto a


la relación entre fe y razón. El racionalismo sostiene que la verdad debería ser
determinada por la razón y el análisis de los hechos, más que en la fe,
el dogma o la enseñanza religiosa y esta es inútil para la concepción del mundo.
El fideísmo considera que la fe es necesaria, y que las creencias deben tener
cabida sin la evidencia o la razón, aún esté en conflicto con ellas. La teología
natural considera que fe y razón son compatibles, de manera que la evidencia y
la razón finalmente llevan a la creencia en los objetos de fe.

El racionalismo, en cualquier caso, no se pronuncia con respecto a la existencia


de Dios o a la validez o el valor de la religión, pero rechaza cualquier creencia
basada solamente en la fe. La fe, por el contrario, no descansa en pruebas
lógicas o en la evidencia, sino en la autoridad de Dios. Existe una armonía entre
el conocimiento filosófico y la fe: la fe requiere que su objeto sea comprendido
con la ayuda de la razón y la razón admite como necesario lo que la fe le
presente.2 Desde el punto de vista semántico, las definiciones de fe y
racionalismo están en lógica oposición.
Las creencias sostenidas por "fe" pueden valorarse según esté sujeto su juicio a
relaciones de orden con la razón:

 La fe subordinando a la razón: En esta perspectiva, todo el


conocimiento humano y la razón son vistos como dependientes de la
fe: fe en nuestros sentidos, fe en nuestros recuerdos, y fe en la
disposición de sucesos que recibimos por testimonio de otros o del
entorno. En consecuencia, la fe es vista como esencial e inseparable
de la razón. Esta justificación se aplica en gran parte a la filosofía
histórica del racionalismo, y menos a las perspectivas racionalistas
contemporáneas.

 La fe superordinando a la razón: En esta perspectiva, la fe se


presenta cubriendo asuntos que se consideran reales pero que la
ciencia y la racionalidad serían inherentemente incapaces de tratar. En
consecuencia, la fe es vista como complementando la razón, al proveer
respuestas a preguntas que de otro modo serían incontestables.

 La fe sin orden a la razón: En esta perspectiva, la fe es vista como


esas opiniones que uno mantiene a pesar de que la evidencia y la
razón digan lo contrario. Así pues, la fe es vista como perniciosa con
respecto a la razón, como si impidiera la habilidad de pensar.

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