Está en la página 1de 67
SCR CEC CaO SRC) EU Ou eon) Se eur RC} COs RMU CORLL ST Tec RE On RLS SEL STORER CU mu ace? CUS eS CMCC CUIC LE UU UO UU Cee CCU Ee ae OMe RECT) cientifica”, ya clasico en historiografia, ELEC R Rm UO Ca) CER Ce mC UCR st En UE REWER) la historia cientifica que postulan CUMIN CH ery contemporaneas. 3 XY S SESS SSR SSS eS SC Cd Ce mE Oe uu Cd aumentada, aspira a llenar el vacio dejado por el agotamiento de las cuatro primeras. POS a CS Be a Tr POMOC CM LEC EMT ST ET) de Buenos Aires, han volcado en este trabajo el fruto de una larga experiencia docente PU US CCE CTA Se Ct COR ue CRC MU RO Eee RS CUD oe ee ee PCOS aE Ee a |e SSO EC ee CUCU Cue cS 5 [22 INDICE GENERAL Presentacién de la 5* edici6n ....0.. 0.00.00 c2c cece eee : Teorizadores y metodélogos de la historia, por Luss AzNAR Capfrulo PRIMERO CONCEPTO DE METODO. EL METODO HISTORICO 1. Concepto de método .. wat A) Método gnoseol6gico y preceptiva metodol6gica - B) Los objetos de las ciencias y los métodos 2. Necesidad metodologica de la historia A) Elobjeto de la historia : B) La particularidad de la historia . . E] método gnoseolégico de la historia 4. La preceptiva metodolégica en la historia 5. La historia y el método eo Cartruo I EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA GRIEGA 6. Los primeros intentos seudohistoriograficos A) El ‘epos’ como manifestacién prehistoriografica : B) El ‘logos’ como manifestacién protohistoriografica......... 7. La historiografia jénica. Nacimiento de la Historia. Herédoto de Halicarnaso (c. 484-428 a. J.C.).. 8. Lahistoriografia atica .... ; . otk 9. El método inquisitivo-criticoylahistoria .......00... 000.005 12 10. i. 12. 13. 14. 15. 16. a7: 18. 19. DEL 'EPOS’ A LA HISTORIA CIENTIFICA A) Limitaciones en el tiempo . B) Limitacion en el espacio. €) Limitacién en la comunicatividad - D) Limitacién critica E) Limitacién tematica . F) Limitacién en el orden de la universalidad La historiografia helenistica y el método de autoridades La historiografia griega en la época romana . A) Historiografia griega durante la repuiblica romana .. B) La historiografia griega durante el imperio romano . . Sinopsis del método en la historiografia griega . Aportaciones metodolégicas fundamentales A) En cuanto al método gnoseolégico B) Encuanto a la preceptiva metodolégica Carfro II EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA ROMANA Historiografia romana de la época republicana A) Los anales . ‘ a) Anales primitivos . b) Anales latinos .. oe c) Anales de transicién . . B) Monografias E Historiografia romana del principado y el imperio . Aportaciones metodologicas fundamentales . A) En cuanto al método gnoseolégico . : B) En cuanto ala preceptiva metodolégica - Carino IV EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA CRISTIANA ANTIGUA El nuevo rambo Los autores cristianos . : Aportaciones metodolégicas fundamentales . A) Encuanto al método gnoseoldgico ... B) En cuanto ala preceptiva metodolégica . 57 57 58 58 59 60 60 66 66 68 72 73 73 75 7 81 81 82 83 84 85 88 93 93 96 99 - 103 ul a 112 20. 71. 22. 24. 25. 26. 27. INDICE GENERAL Cariruo VV EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA DEL MEDIOEVO Delimitacién espacio-temporal del Medioevo . El método en la historiografia del Medioevo Occidental ... A) El método en la historiografia de la temprana Edad Me- iat sa 5 oslaigun taidtoodlscengays cesses? B) El método en la historiografia de la Edad Medi dal’... ©) El método en la historiografia de la GRR goo babs eculeminaew poh sce tae > D) Aportaciones metodolégicas fundamentales.. a) Encuanto al método gnoseolégico b) En cuanto a la preceptiva metodolégica El método en la historiografia bizantina A) Procopio...... B) Sucesores de Procopio . .. C) Psellos . D) Ana Comneno . E) Biografias y memorias F) Aportaciones metodolégicas fundamentales. . tardia’ Edad Me- . El método en la historiografia islamica . A) Biografias . i B) Anales ......... C) ElsigioX .. D) Monografias . . E) Ibn-Khaldun ... F) Aportaciones metodologicas fundamentales.. a) En cuanto al método gnoseolégico b) En cuanto a la preceptiva metodolégica . Carfrulo VI EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA HUMANISTICO-RENACENTISTA Los siglos XIV y XV El siglo XVI El siglo XVII : Aportaciones metodolégicas fundamentales . A) En cuanto al método gnoseolégico B) Encuantoa la preceptiva metodolgica 13 113 6 118 123 126 129 “] 129 > ESL . 182 134 “136 138 .. 139 . 41 . 142 .. 143 . 143 144 wo. 145 . 145 146 . 147 . (147 - 148 151 152 158 + 155 BT 157 1. 158 14 DEL “EPOS' A LA HISTORIA CIENTIFICA a) Enel orden de la erudicién b) Enel orden critico c) Enelorden expositivo Cartruto VII EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA INDIANA 28. Los cronistas de Indias . : 29. Los historiadores de Indias ..... 30. Aportaciones metodolégicas fundamentales 159 Cartruo VIL EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA ILUMINISTA ass eons vos TTL . La historia como ‘rerum gestarum’ has seeeeee 172 . La filosofia de la historia ... 33. Metodologia de la historia . 84. Aportaciones metodolégicas fundamentales A) En cuanto al método gnoseol6gico . B) En cuanto a la preceptiva metodolégica. 178 . 176 177 177 178 Cartruo IX EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA ROMANTICA . 181 35. El romanticismo ingenuo - : 182 36. El romanticismo critico 182 37. Los monumenta Germaniae Historica. La escucla de Ran- ke an 184 $8. La historia aplicada 188 39. La arqueologia. nae fl czy py 190 40. Aportaciones mets gicas fundamentales 191 A) En cuanto al oe enceegiseico 191 a) Ranke .. 192 b) Droysen . 193 c) La historia politica 194 {pice GENERAL 15 4) La comprensién B) Encuantoala preceptiva spotodoltaes: a) Fuente ..... b) Etapas Cartrulo X EL METODO. EN LA HISTORIOGRAFIA LIBERAL Y POSITIVISTA icin liberal . . 43. La historiografia positivista...... 44. La tendencia estético-cultural ; 45. Aportaciones metodolégicas fundamentale: A) En cuanto al método gnoseolégico B) Encuanto a la preceptiva metodol6gica. 208 Cartruo XI EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA DE LA EMANCIPACION HISPANOAMERICANA 46. Los intereses en juego .21t 47. La conciencia histrica y las fuentes narrativas ... .. 212 A) Memoralistas . . . 212 B) Historiadores . 218 48. riogr: 2 - 214 49, La historiografia propiamente dicha . 215 50. Aportaciones metodolégicas fundamentales 217 Cartruio XI LA ESTABILIZACION DE LA PRECEPTIVA METODOLOGICA spree 9 aot gong eon gine 219 . Lavontribucién de Bernheim 220 . Los continuadores de Bernheim - 222 . Las ciencias auxiliares ... 225, A) Cien« ‘circunferentes' 228 B) Ciencias ‘conexas’ ... 16 55. 56. 57. 58. 59. DEL ‘EPOS’ A LA HISTORIA CIENTIFICA C) Ciencias colaboradoras ........ D) Ciencias instrumentales .... . Los problemas morfolégicos A) Eltiempo histérico B) La serie hist6rica y la estructura . . C) Eltipo histérico y el tipo historiografico . D) Los sucesos creadores de época .. E) Esquemas de periodizacion a) Hesiodo b) Elesquema helenistico..... c) Elesquema judeo cristiano 4) Elesquema humanistico . ¢) LaEdad Media ..... f) Una nueva propuesta . g) Las generaciones h) Los eponimos i) Otros ensayos F) Los ciclos histéricos ... G) Campo inteligible del estudio historico . H) El problema de la ‘larga duracién’ Las mentalidades SB ne Cartruo XIII EL METODO GNOSEOLOGICO. . 229 229 - 230 EN LAS MODERNAS CONCEPCIONES DE LA HISTORIA En torno de una nocién de ‘historicismo’ . El materialismo histérico. .... Las escuelas neokantianas A) Dilthey..... : B) Windelband. . C) Rickert a) Elvalor........ . b) Avaloracién y valoracion ‘ c) Louniversal . d) Los métodos . . D) Cassirer . La concepcién fenomenologica A) La conciencia . a) Lamemoria . b) Elespfritu . B) La experiencia histérica a) Elpresente .. 230 . 233 234 237 238 239 239 240 241 241 242 247 247 - 249 250 252 255, . 258 261 262 268 264 264 264 . 265 1 266 267 267 - 268 269 . 269 269 . 269 60. 61. 62. 63. . La preceptiva metodolégica INDICE GENERAL b) La interrogacién ala tradicion ... Elexistencialismo . A) Laeleccién. a) Laangustia z b) Eltiempo existencial . B) Eltiempo eje . a) La prehistoria : b) El comienzo de la historia Las corrientes neoprovidencialistas . .. Cartruo XIV EL METODO DE LA HISTORIA CIENTIFICA El método propio para el conocimiento de la A) Ellogicismo y la historia .... a) Laverdadera diferencia b) La experiencia del historiador c) Elproyecto...... ' d) Acontecimiento y accion . ¢) El quehacer historiografico B) Historia y realidad .. a) La experiencia . b) Experiencia y accién . c) Elmonismo ontolégico El enfoque especifico . A) El mundo histérico B) La creacién histérica presente a) Elmétodo. . b) La verdad C) El método histérico y el antoconocimiento D) La funcién del historiador A) La etapa heuristica a) Momento bibliografico . b) Momento tematico c) Momento erudito. . d) Momento diagnéstico B) Las ciencias auxiliares a) Cienciax auxiliares ‘circunferentes’ b) Ciencias auxiliares ‘conexas' c) Ciencias suxiliares ‘colaboradoras 4) Ciencias auxiliares ‘instrumentales’ istoria 7 270 270 271 271 27 271 . 272 272 . 278 277 . 279 . 279 280 280 281 - 281 282 282 +. 282 282 283 284 284 285 285 285 286 - 287 . 287 . 288 - 288 - 288 - 289 290 2. 290 290 291 291 18 DEL ‘EPOS’ A LA HISTORIA CIENTIFICA ©) Lactapacritica 2.0.0.0... 5 - 291 a) Momento morfologico o de autenticida » 292 b) Momento aletelégico o de veracidad ..... . 292 ) Momento hermenéutico 0 de interpretacion . » 293 4) Momento axiolégico o de avaloracién.. . 294 D) La etapa de sintesis .. 294 a) Momento selectivo - » 294 b) Momento creador 2 295 E) La etapa expositiva... » 295 Enpice ONOMASTICD 2... e eee eee ay a § ow cecees 297 Capiruzo IL EL METODO EN LA HISTORIOGRAFIA GRIEGA 6. Los primeros intentos seudohistoriograficos Si bien la historiografia, como tal, comienza con Herédeto, hubo anteriormente manifestaciones seudohistoriograficas que, sin duda, representan ésfuerzos por conocer el pasado, y no pueden, por tanto, ser dejadas de lado. A) EL ‘EPOS' COMO MANIFESTACION PREHISTORIOGRAFICA.— A. rasgos generales, podemos dividir las narraciones no histéricas de hechos pasados en dos grandes grupos: de tipo ‘mitico’ y de tipo ‘teocrético’. Las primeras (miticas) son aquellas en las cuales se relatan hechos que, lejos de ser especificamente humanos, s¢ caracterizan por referirse a acciones de los dioses; enti¢ndase bien: no se trata de hombres que proceden en tal o cual sentido por mandato divino, sino de dioses’ personificados que actian y padecen. Los relatos de tipo teocratico, en cambio, se caracterizan por- que en ellos los dioses impulsan a los hombres a Ja accién. Es cierto que también en estas narraciones los dioses tienen la ultima palabra; pero no actéan en el mundo per se, sino a través de los hombres, a Ios cuales protegen o persiguen; el hombre resulta, asi, un mero instrumento de la voluntad divina. Como bien apunta Collingwood, ‘‘en la historia teocratica la humanidad no es un agente, sino que es parcialmente un instrumento y parcial- mente un paciente de la accion que se registra’”?. Ambos tipos de relato (mitico y teocratico) son propios del 1 Collingwood: Jd. Hist, p. 26. 46 DEL ‘EPOS’ A LA HISTORIA CIENTIFICA Oriente Mediterraneo. Es evidente que esas narraciones no pueden incorporarse a la produccién historiografica porque no se reficren a res gestae ni satisfacen los minimos metodolégicos indispensables para toda obra histérica. No se relatan alli hechos especificamente humanos. Ademés, no hay investiga- cién, no hay pesquisa; s6lo existe el propésito de hilvanar narra- ciones con fines recreativos o didacticos, sin mayor ‘preocupacién por reflejar Ia verdad; cada uno de estos narradores orientales procuraba presentar los hechos del pasado segiin su version, ora Porque entendia que asi lograba instriir o entretener mejor a su auditorio, ora porque consideraba que ésa era la mejor forma de servir a los dioses y a los hombres de Estado que gobernaban‘en nombre de ellos®. Estos tipos de narracién florecieron en las altas culturas de Mesopotamia, Asia Menor y Egipto, en épocas anteriores a la aparicién de la cultura helénica en el panorama histérico. Sin embargo, tampoco la Hélade fue ajena a dichas manifestaciones; mucho antes del siglo de Pericles (v a. J. C.) hay ya en ef mundo griego formas facilmente asimilables a-uno u otro tipo; la Teogo- nia de Hesiodo queda correctamente ubicada entre los relatos miticos; la Iiada y la Odisea de Homero, entre los teocraticos. Las formas antedichas son armgniosos relatos sobre lo que se dice; en ellos hay una buena pafte de ordculo, de consejo, de parecer, son pura poesia (é70f).. Aqui caben no sdlo las obras de Homero y de Hesfodo, sino también el conjunto de poemas que actualmente integran el corpus correspondiente al ‘Ciclo Epic’. 2 Ibidem. ____2 Atitulo informativo, setialamos una lista de esos poemas, por orden Ié- gico (es decir, por contenido, y no por el momento en que fueron escritos): __ Titanomaquia, de Emuleo de Cotinto 0 de Arctino de Mileto: Edipodia atribuida a Cineton; Tebaida; Epigonos; Cipriada, atribuida a Estasino o Hegé- simo de Chipre; Ifada, de Homero; Etiépica, de Arctino; Ifada Menor, atribui- da a Lesques de Mitilene; Mupersis (destruccién de Troya), atribuida a Arctino; Los Nostoi (regresos); Vuelta de los Aqueos, de Hagias de Trecena: Castigo de Ayax, del mismo; Odisea, de Homero; Telegonia, de Eugamén de Cirene Ademis de estas epopeyas, referidas todas a la guerra de Troya, deben anotarse otras: Conquista de Ecalia, de Crestilo de Samos; Corintia, de Eumelo de Co- tinto; Europeida, del mismo; Alcmednida; Dodecatlo, compilado en el s. vi a. J. C., por Pisandro de Camiro. EN LA HISTORIOGRAFIA GRIEGA 47 B) EL "LOGOS" COMO MANIFESTACION PROTOHISTORIOGRAFICA*. — También aparecen en Jonia narraciones que, de alguna manera, quieren desprenderse de la influencia legendaria y, por ello, apuntan hacia el género histérico, Estas composiciones son realizadas por los ‘logégrafos’, o escritores,en prosa’, quienes procuran enlazar el presente con ese pasado legendario del que se ocupéel #mof. Sélo muy excepcionalmente puede observarse en ellos verdadera preocupacién por averiguar la verdad. En cierto modo, también recurren a la investigacién, y aun a la critica; pero sélo les interesa dar a sus relatos una conveniente verosimilitud: sustentan la investigacién-para explicar el pasado a su manera; pero en ellos no hay pesquisa, no hay investigacién en sentido estricto®. Una breve pero correcta referencia a esta produccién épica puede obtener se de los manuales sobre Historia de la Literatura Griega de Wilhelm Nestle (Ed. Labor, Biblioteca de Iniciacién Cultural, nos. 260-261) y de C. M, Bowra (Greviarios del Fondo de Cultura Econémica, N° 1). Recomendamos también, como obra de mayor aliento, la Historia de la Literatura Griega de Francisco Ca: pello, publicada por el Instituto de Publicaciones Clasicas de la Facultad de Fi- losoffa y Letras (Buenos Aires, 1945/47, 8 tomos). Consideramos innecesario recomendar aqui grandes obras especializadas, como las de Millet. Kroll, Grists, Croisset, y otras. 4 El problema del limite entre la protohistoriografia y la historiografia propiamente dicha ha sido tratado por Jorge Luis Cassani en un trabajo sobre los, origenes del método inquisitivo-critico (Anales de Historia Antigua y Medie. val, Buenos Aires, Facultad de Filosofia y Letras, 1960). 5 Adoptamos este sentido, por ser el més usual. Capello (op. cit., t. n, p. 202) afirma que “logégrafo es el que pone por escrito Ndyor 0 cuentos"’, por cuanto ése es el sentido que ensefia Hecateo de Mileto cuando da a Ad-yo4 significacién de “‘cuento”’, ‘lo que se cuenta’”. Actualmente procuran algunos adoptar la palabra ‘‘Syngrafos’’, ya que se denominaba dbyyeagn a una com- posicién en prosa, especialmente historica, y ovy'yoapevt a su autor. ® Romero, José Luis: De Herddoto a Polibio, Buenos Aires, 1952, p. 30: “‘La actitud histérica no ha aparecido con Hetédoto, y no sélo los pueblos sino también el mundo griego antes de él han conocido una viva preocupacién por el pasado, lo han percibido de cierta manera y han ordenade los conocimientos que sobre él tenian de algiin modo. Mas ain, en el mundo griego anterior a Herédoto aparece ya una imagen del pasado que prefigura vagamente lo que hallamos-en él, aunque debamos reconocer que él la desarrolla y la provee de forma definida y precisa, Pero quiz4 fuera dificil entender a Herédoto y su concepeién sin conocer el legado que ha recibido.”' 48 DEL ‘BPOS' A LA HISTORIA CIENTIFICA Las ciudades jénicas en los siglos vy v a. J. C., se hallaban en indudable florecimiento cultural. Y ese 4mbito propicio favorecié el nacimiento de una nueva actitud respecto del pasado y su reconstruccién’. Naturalmente, en ellas desarrollaron su actividad los logégrafos, quienes adoptaron una actitud cogriosci- tiva distinta que, a su vez, reclamé una actitud critica hasta el momento desconocida*. Es verdad que la critica no Ileg6 a con: cretarse convenientemente, ni a liberarse de’ los elementos mit cos y legendarios; sin embargo, es.indudable que esta nueva acti- tud indagatoria proporcioné el punto de apoyo indispensable para el nacimiento de Ia historiografia; sélo sobre esas bases fue posi- ble la elaboracién de las obras de Herédoto, Tucidides, Jenofonte y demas historiadores helénicos*, Este primer matiz historiogréfico tierie también su caracteris- tica literaria propia. Losnarradores dejan ahora el epos, y hasta lo desdefian por considerarlo inadecuado a sus designios; pre- fieren la forma literaria, también nueva, de la prosa, como, por 7 G, Glotz, en su Histoire Grecque, Paris, 4% ed. P. U. F., 1948 (t. 1, p. 852) muestra elocuentemente las posibilidades que brindaban las ciudades Jonicas para la labor historiografica: “La historia —dice—, no carecia de testimonios para ser escrita. En los pritdneos de las ciudades se conservaban las listas de reyes y magistrados en los templos, estaban grabadas néminas de sacerdotes y sacerdotisas o de muchos vencedores en los juegos Panheléni- os, otras tantas bases para la cronologia. Por doquier las chudades conserva- ban con cuidado los textos de las leyes, los oréculos y tratados. De los viajes tealizados a todos los paises por mercenarios, colonos y mercaderes, se conser- vaban ex votos con inscripciones reveladoras y relatos que se transmitian de abuelos a nietos. Cuando se hubo generalizado el uso de la escritura, se supie- ron muchas cdsas nuevas sobre el mundo, se tuvieron nociones cada vez mas precisas sobre todos los pueblos. Pero para utilizar tal masa de conocimientos hacia falta un instramento. un método” ® Romero, J.L.: op. cit. p.40. + 9 Id., p. 41: “'Naturalmente no pudieron los logégrafos desprenderse totalmente de cierta predisposicién a descubrir la intervencién de fuerzas ex- trahumanas en e} curso de Ja vida historica —como le ocurria al aeda homéri- co ~, y aun el propio Herédoto tevelar4 también esa tendencia. Pero hay mas de tradicion que de arraigada concepcién de la vida. El eriticismo que despier- ta por entonces céftienza a discriminar entre to humano y lo divino, e insinita la tendencia a radicar los maviles de la conduera histériea dentro de un area estrictamente humana ya oxplicaries rain cn cyiterio general que preanun- cia el naturalismo. EN La 1ISTORIOGRAFIA GRIEGA. 49 ejemplo, Cadmos, Acusilao, Carén, Heldnico y muy especial- mente Hecateo™. Este ultimo, precisamente, nos ha legado un fragmento que —aunque en él no pasa de ser una expresién de deseos— muestra con elocuencia cémo en el siglo v pujaba por imponerse la inten- cién critica que, en Herédoto, culmina con el nacimiento de la historia. “Lo que escribo es lo que considero verdadero, pues las tra- diciones de los helenos son multiples y, a mi ver, ridiculas.”” 7» Lahistoriografiajénica. Nacimiento de la Historia. Herédoto de Halicarnaso (c. 484-428 a. J.C.) Hemos dicho que con Herédoto se inicia estrictamente la Histo- riografia. Todo lo anterior, salvo atisbos aislados en la produc- ¥ Cadmos de Mileto, autor de un relato sobre la Fundacién de Mileto. Acusilad de Argos, que escribié una narracion universal, desde el primiti- vo Khaoshasta la guerra de Troya. Carén de Lampsaco, relat los origenes de Lampsaco y escribié un libro de viajes, referente sobre todo a los persas. Helinico de Mitelene, a quien se supone nacido el dia de la batalla de Sala- mina (20 de setiembre de 480 2. J. C.). Es autor de muchas obras, entre las cuales tienen importancia las Herésides (nomina de las sacerdotisas de Hera) y las Carneénicas (catélogo de los vencedores de las fiestas Carneas, en Espar- ta); ambas tienen importancia como registros cronolégicos: la primera fue usa- da por Tucidides (1, 2 y1v, 133). Escribié también una narracién de sus tiempos hasta la Guerra del Pelo- poneso (431 a.J.C.); murié alrededor de 411 a,J.C. Hecateo de Mileto {fines s. vi), es, posiblemente, ef mas importante de los logografos. Formé parte del ejército persa y, con ese motivo, visité Jas costas del Egeo, el mar Negro y casi todas {as provincias dei Imperio. Es- ta experiencia le permitié escribir su Periplo (Viaje alrededor del mundo), que es una verdadera descripeién geogréfica del mapa de Anaximandro, de fa cual se valié debidamente Herédoto (v, 49). Desde nuestro punto de vista, sin embargo, es més valioso su trabajo titulado Genealogias, que tam- bién utilizé Herédoto, aunque lo criticé fuertemente (u, 23; 1, 36), Cono- cemos muy poco de estas Genealogias, a través de fragmentos aislados y de las criticas de Herédoto, ‘Sélo hemos citado aqui a los principales logégrafos jonios. Un estudio” breve de los iogégrafos helenos puede verse en Capello: op. cit., t. n, capitu- io av, Entre los logégrafos contemporineos de Herédoto, cabe anotar a 50 . DEL “EPOS' A LA HISTORIA GIENTIFIGA cién de los logégrafos, es mero relato de acontecimientos parcial- mente reales y parcialmente fabulosos, en el que no se observa verdadera preocupacién por separar lo verdadero de lo falso. Esta cireunstancia nos obliga a ocuparnos més detalladamente del primer historiador. : No hay que exagerar la importancia de las acusaciones formuladas contra Herédote por sus numerosos impugnadores''. La obra de Herédoto se caracteriza, sin duda, por su ingenui- dad"; el autor recoge y repite la informacion que le llega, aunque a veces hace notar que él mismé no cree lo que dicen". Nadie puede negar la solidez de sus conocimientos en cuanto a fondos de archivos y manejo de las fuentes a su alcance. Es realmente Hiptas dé Elis, autor de la Andgrafe, es decit, la lista de los vencedores olim- pieos y, de'suyo, la base cronolégica de la Ramada “era de las Olimpiadas"”. 4 Plutarco escribié un tratado polémico.. De malignitate Herodoti, en el que le atribuye aviesas intenciénes. Ademds, entre sus detractores debe incluirse a Aristételes, a Hecateo de Abdera,-a Eratéstenes y aun a Manethén de Sebbenytos. Todos éstos, en mayor o menor grado, le acusan de exceso de cre “dulidad al recoger testimonios falsos 0 erroneos, y de ligereza de critica. 1 Sinceridad, buena fe, candor, realidad en io que se hace o se dice (Real Academia Espafiola: Diccionario.,., art. Ingenuidéd). 18 Herddoto jamas omite la distincién cuidadosa de las cosas que conoce por dbservacién directa, y de las que han llegado a su conocimiento por conducto de otros. | Cuando se encuentra con versiones discordantes de un mismo hecho, registra ambas y hasta toma partido en caso necesario, aunque se equivoque. ‘Véase, por ejemplo, cuando analiza las causas por las cuales '‘el Nilo sale de ma- dre en el solsticio de verano, por qué dura cien dias su inundacién, por qué men- guando otra ver se retira a su antiguo cauce y se mantiene bajo su cortiente to- do el invierno hasta el solsticio de estio venidero”’ (1, 19). Reconoce que fueron* vanos sus intentos para indagar esas causas (id.), y entra a analizar las tres teo- rias que conocé: origen én los vientos etesios (u, 20), procedencia ocednica (12, 21 y 28) y producto del derretimiento de la nieve (1, 22). Ninguna de esas opi- niones le satisface (ut, 24), pero ello no es Gbice para que las exponga y. critique, y luego tome partido propio con una nueva opinién referente a la absorcién y exudacién del agua por parte del sol (11, 25). En cuanto a la acotacién de lo que conoce por observacién y por referencia, es elocuente, entre muchos otros, un parrafo del libro n, cap. 29: ... he aqui lo que averigiié como testigo ocu- Jar hasta la ciudad de Elefantina, y lo que supe de oidas sobre el pais que més adentro se dilata’’. Finalmente, el comentario de Herédoto sobre las leyendas que corrian en Egipto respecto de las aventuras del rey Rampsinito, es harto elocuente para sefialar su buena fe: ‘'Si alguien creyera esas fabulas egipcias, mejor: yo.no respondo de lo que euento y s6lo me proponge escribir en general lo que otros me referfan”” (1, 12). EN LA HISTORIOGRAFIA GRIEGA 51 admirable que Herédoto, pese a los innumerables obstaculos que, a la saz6ti, se presentaban para la investigacién histérica, haya Jogrado conseguir listas de satrapias, interrogar testigos, hacerse traducir inscripciones. La obra de Herédoto ha Iegado hasta nosotros dividida en nueve libros, cada uno encabezado por el nombre de una musa. Esa divisién ha trascendido hasta ei extremo de que concluyé por dar nuevo nombre a las Historias, que hoy todos conocen, en las mis diversas traducciones, con el titulo de Los Nueve Libros de la Historia“. Seguramente Herédoto jamas pensé en algo pareci- do, pues no hace referencia alguna a semejante divisién, ni insi- nia tampoco una distribuci6n sistemAtica de los distintos temas que trata. Debe suponerse, entonces, que la divisién y la deno- minacién con que se conoce es producto de la intencién de algin escoliasta de Alejandria; como no se evidencia ningun criterio coherente de ordenamiento™, es imposible determinar los moti- vos de esa divisién que ain subsiste por comodidad y para evitar confusiones. Sin embargo, algunos eruditos han ensayado sepa- raciones m4s cefidas al contenido de las respectivas partes en modernas ediciones criticas, pero respetando paralelamente la division tradicional, . La historiografia atica La historiografia atica puede situarse, desde el punto de vista cro- nolégico, entre mediados del siglo v y comienzos del tv a. J. C. El género historiografico esta representado por dos figuras nota- bilisimas: Tucfdides y Jeriofonte. Antes de ocupamos de la obra de Tucidides y de su importan- cia en el campo metodolégico, consideramos conveniente trazar 44 Ente otras, la traducci6n al castellano realizada por Bartolomé Pou, S. J., lleva ese titulo. | Una buena edicion de esa traducci6n es la efectuada por Joaquin Gil Editores &. A. para las ‘Obras Maestras’ de Editorial Iberia (Bar- celona, 1947, 2 tomos). 18 Sélo una vez hace referencia expresa a uno de sus libros: “'.,. en ver- dad, como dije en mi primer libro, los mencionados tesoras eran cuantiosos. (w, 36). 16 S6lo el libro 1, Clfo (Musa de la Historia) tiene sentido propio; los demas obedecen a divisiones caprichosas, tanto en contenido como en extensi6n. 52 DEL “EPOS' A LA HISTORIA CIENTIFICA un esquema sobre la vida de este autor y las. caracteristicas estructurales mds importantes de la Historia de la guerra del Peloponeso. Tucidides nacié én Atenas entre los afios 460 y 454 a. J. C.,y todo hace suponer que estaba emparentado con el célebre general Milcfades por via de su padre Oloro”. Eso explica que poseyera minas de oro en Tracia, y que gozara de holgura econémica sufi- ciente como para dedicarse s6lo a sus investigaciones. Fue edu- cado junto a la mas brillante juventud de Atenas, y tuvo oportu- nidad de participar activamente en la vida publica de su patria en tiempos de Pericles, a quien admiraba. Desempefiaba el cargo de estratega cuando fue comisionado para auxiliar a la ciudad de Anfipolis e impedir que cayera en manos de los lacedemonios. El fracaso de esta misién determiné que fuera condenado a un exilio que duré veinte afios (424-404) hasta que, por iniciativa de Oinobios, le fue levantada Ja condena y pudo regresar a Atenas, Alli murié poco después, en circuns- tancias no bien aclaradas"®, Este resumen biografico nos permite extraer dos conclusio- nes importantes: en primer lugar, que Tucidides formé parte de los circulos dirigentes de Atenas; en segundo, que conté con veinte afios de inactividad politica, a causa de su destierro, circunstancia que le cre6 una situacién de privilegio en cuanto a sus‘afanes historiograficos: gracias a ella, le fue facil enterarse cumplidamente de los sucesos que se desarrollaban a la saz6n 17 Muy poco se conoce de Ia vida de Tucidides. Las dos biografias que de @l se conservan (una anénima y otra de un tal Marcellinus) no merecen entera fe. Hay que inferir, pues, los elementos fundamentales, sobre la base de lo que él mismo deja deslizar a Jo largo de la Historia de la Guerra del Peloponeso sobre su persona, pese al evidente propésito tucididiano de evitar sus propias referencias personales. Su nacimiento no pudo ser posterior al 454, porque en el 424 era estratega, para lo cual era requisite la edad minima de 80 afios. En cuanto 2 su parentesco con Milcfades, se ha discutide mucho; sin embargo, es muy probable que Tucidides haya sido biznieto del gran general ateniense que se habia casado con Hegesipile, hija del rey de Tracia, Oloro. A favor de esa te- sis abonan las vinculaciones y propiedades de Tucidides en Tracia, y el nombre de su padre, 38 Las fuentes no concuerdan respecto de la muerte de Tucidides: Pau- sanias (1, 28, 9) dice que murié asesinado al regresai a Atenas; Marcellinus indice que murié en Tracia; la biografia anénima apunta que murié de enferme- lad. . EN LA HISTORIOGRAFIA GRIEGA 53 en Grecia, pudo interrogar a los testigos sobre hechos acaecidos anteriormente, y tuvo mas facilidades y posibilidades para tras- ladarse a los lugares adecuados con el objeto de cumplir su propé- sito de obtener informacién™. En estas condiciones, pudo elaborar una obra sdlida, pe- netrante y ecuanime, Quisc escribir algo de valor permanente, y sin duda logré su propésito en cierto sentido, ya que, en reali- dad, ‘‘todo relato de la guerra del Peloponeso no es nunca sino una parafrasis o un resumen de su libro’’*. Pero también esta obra fue escrita con intencién de exceder el simple relato de los hechos reconstruidos a través de un meditado proceso. critico; Tucidides queria encontrar en la verdad histérica una orienta- cién permanente para la conducta politica, Pensaba que los hechos podian preverse porque de alguna manera se repetian, y asi dio origen ala ‘historia pragmética’ que alcanzaria su mayor esplendor con Polibio. Es oportuno dar fin a este acépite con el parrafo en que Tucidides enuncia el sentido pragmatico de su obra: a -+. me conformarfa con que cuantos quieran enterarse de la verdad de Jo sucedido y de las cosas que alguna otra. vez hayan de ser. iguales 0 semejantes segin la ley de los sucesos humanos, la juzguen util. Pues es una adquisicién para siempre y no una obra de concurso que se destina aun instante, Son escasos los datos con que contamos para trazar-uria bio- gxafia de Jenofonte de Atenas. No obstante, ha dejado varias obras de verdadero mérito sobre temas muy diversos, y tuvo una activa vida politica; ello permite calificarlo como un verdadero poligrafo, tal vez el primero que registre la historia de la civiliza- cién occidental, 18 E] mismo Tucidides nos informa respecto de la época de su exilio! He vivid durante toda ella, con edad para enterarme y esforzindome en informarme con exactiud: ademas, estuve desterrado de mi patria durante véinte afios, a partir de mi marcha como estratega en auxilio de Anfipolis, y al ser testigo de los sucesos de ambas partes, y en no menor medida de los [su- cesos} de los peloponesios por causa de mi destierro, pude enterarme mejor de ellos con toda tranguilidad’” (v. 26). 2 Glot, G.: Histoire Greeque, t. 1, p. 604. 2 Tuc.. 1, 22. Hay una moderna y eficiente traducci6n castellana de la Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucidides, debida a Francisco Rodri- guez Adrados (Madrid, Libreria y Casa Editora Hernando, S. A.. Biblioteca Clasica Hernando, 1952/1955, tres vohimenes). 54 ‘DEL ‘EPOS' A LA HISTORIA CIENTIFICA Gonocemos su vida a través de la biografia que esboza Diége- nes Laercio, y de los datos que surgen de sus propias obras, principalmente de la Andbasis. Sin duda fue excelente militar, habiljinete y arriesgado cazador. Dispuso de tiempo para desa- rrollar una prolifica actividad literaria en los temas mAs diversas (historia, filosoffa, econom{a, novelistica, pedagogia); en todos puso. de manifiesto penetracién y clara inteligencia; su calidad estilistica es notoria, y le valié el apodo de ‘Abeja Atica™™. | Por Didgenes Laercio sabemos que era hijo de Grilos®; parece ser que éste fue aficionado a los caballos y a la caza, y por ello puede ser ubicado entre los caballeros Curmerg). Reci- bié una educacién esmerada, y hasta el afio 404 fue discipulo de los grandes maestros Prédicos e Isécrates. Mas tarde tuvo un curioso encuentro con Sécrates, y desde entonces pasé a ser uno de sus mas fieles discipulos**. Su vinculacién directa con Sécra- tes continud hasta el afio 401. En ese afio se trasladé a Efeso y luego-a Sardes, incorpordndose al ejército que aprestaba Ciro el Joven para derrocar a su hermano mayor, Artajerjes, y convertir- se en Gran Rey de Persia®. Muerto Ciro en la batalla de Cunaxa (401 a. J. C.), los grie- gos Ilevaron a cabo la épica retirada que con tanta macstria detallé Jenofonte en su Andbasis. Posteriormente, Jenofonte no volvié a radicarse en Atenas, al parecer disgustado por la ejecu- cién de su maestro Sécrates; marché a Esparta y se puso al servi- cio del rey Agesilao, circunstancia por la cual los atenienses lo condenaron al exilio”, Esta condena levaba aparejada la - privacion de sus bienes, y a raiz de ello los espartanos le conce- 2 Desde el punto de vista historiografico, es indudable que Jenofonte queda a la zaga si se lo compara, por ejemplo, con la profundidad de Polibio oel genio de Tucidides; pese a ello, es sin duda una figura relevante, sobre todo por la facilidad con que aborda los temas més dispares. 2 Didgenes Laercio, u, 48-59, Vide de fenofonte, 1. % "Se cuenta —de Jenofonte~ que habiendo encontrado a Sérrates en una calle estrecha, éste alargé su bast6n e, impidiéndole el paso, le pregunté dénde se vendian cada una de las'cosas necesarias para la vida. Cuando Jeno- fonte le hubo respondido, Sécrates le formula esta otra cuestion: ay a dénde thay que ir para convertirse en un hombre honesto? Come Jenofonte no supie- ra responderle, le dijo: ~-Sigueme y apréndelo. Y a partir de ese dia Jeno- fonte fue uno de los oyentes de Sécrates."" (Didg. Laer.: id., id., éd., 2.) 2% Vide Didg. Laer.: id., éd., id., 5-6 y. por supuesto, la Andbasts, % Didg. Laer.: id, id., id, 7. EN LA HISTORIOGRAFIA GRIEGA 85 dieron el titulo de proxenos"’ y una propiedad en el camino entre Esparta y Olimpia. Alli, en Scilonte, casé con Filesia de la que tuvo dos hijos: Diodoro y Grilos. Durante veinte afios residié en Scilonte, dedicado a la educacién de los hijos y a la redaccién de sus escritos. El afio $71 fue saqueada Scilonte, y Jenofonte se radicé en Corinto, Sus dos hijos acudieron en defensa de Atenas, y Grilos perdi la vida en la batalla de Mantinea (362 a. J. C.). Aunque el aiio 367 a. J. C., a sugestién de Eubolos, le habia sido levanta- da la pena de destierro, no volvié nunca a Atenas; murié en Corin- to el afio 355". De todos sus trabajos, el que mas ha cimentado el prestigio de Jenofonte es Andbasis, En siete libros relata la famosa expe- dicién de Ciro. y la posterior retirada de los griegos. La obra ‘estd escrita en tercera persona y posee una frescura que evidencia Ia originalidad; es una de las mas Agiles e interesantes que regis- tra la historiografia antigua”. Las Helénicas, en cambio, que fueron escritas para continuar la obra de Tucidides, no favorecen al autor. Relata alli Jenofonte Jos sucesos comprendidos desde el afio 411 hasta la batalla de Mantinea, del afio 362.4 Trata de imitar las caracteristicas tuci- didianas, pero dista mucho “de lograrlo. También. la obra se resiente en cuanto a objetividad, pues Jenofonte no logra disimu- 2 Moo$evot titulo honorifico, equivatente a huésped ptblico, ororgado a griegos o extranjeros que habian prestado servicios sefialados a una ciudad. % En cuanto a sus obras, que, como dijimos, fueron muchas y de temas diversos, nos da un detalle Diégenes Laercio (id., d., #d., 13): “‘Eseribié alrededor de cuarenta libros, sobre cuya divisién no existe acuerdo: Andbasis, en el cual por cada libro redacté una introduccién, que fal- taen toda la obra; la Ciropedia, las Helénicas, las Memorables, el Banquete, las Economias, el Discurso aun Hiparca, el Tratado sobre Equitacién, la Apologia de Sécrates, el Tratado sobre las Rentas, el Hierén o Tratado sobre la Tiranta, Agesilao, la Constitucién de Atenas y de los Lacedamonios que Demetrio de ‘Magnesia pretende no haber sido-escrita por Jenofonte."” #8 Abundan las ediciones de esta obra. Entre ellas, recomendamos es- pecialmente: Masqueray, Paul: Xénophon, Anabase, Paris. Les Belles Lettres. En ella podran hallarse referencias a las restantes; ademés, tiene la ventaja de acompatiar el texto y la traduccién francesa de la Vida de Jenofonte de Didgenes Laercio (¢. 1, pp. xvi-xx). A simple titulo ilustrativo, apuntamos también la versi6n castellana de Xiriguera, Juan B., de Jas obras de Jenofon- te, editadas en 1956 por Editorial Iberia en Barcelona, para su coleccién ‘Obras ‘Maestras' (2 volimenes).

También podría gustarte