Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ESPECIALIZACIÓN EN PROBLEMÁTICAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y SU ENSEÑANZA
mundo contemporáneo
La hipótesis que vamos a sostener aquí es que estas prácticas forman parte de un
mismo dispositivo social y que las narrativas del discurso publicitario y los efectos
de la sociedad de consumo tienen un carácter dominante en la intervención sobre
los deseos de la población contemporánea y sobre todo en la construcción de la
subjetividad actual. La influencia sobre la dinámica contemporánea de las ciencias
sociales es elocuente. El uso de los mapas como una instancia publicitaria de los
estados nacionales; los efectos de la publicidad sobre la legitimidad de ciertos
derechos; las transformaciones que significan en la economía pública y privada; o
los cambios en la sociología cotidiana y en los estilos de vida actual son algunos de
los temas en que las diferentes disciplinas de las ciencias sociales requieren del
análisis de la publicidad y el consumo como un ámbito privilegiado para la
comprensión de la prácticas actuales. En este sentido, si estos son procedimientos
ordenadores del colectivo social, si a través de ellos es posible incidir sobre las
prácticas concretas de la población, el entendimiento de la sociedad contemporánea
exige una indagación de estos procedimientos en tanto aquello que suelda y
compone el sentido del hacer y del decir social.
cómo decir sí, como decir sí a ese deseo”.1 Lejos de impedir, el objetivo es
favorecer, estimular, mejorar la suerte de la población bajo una forma en la que se
proclama la libertad individual y a la vez se produzca una intervención con efectos
en el interés colectivo. Esto es, que las técnicas de gobierno operan sobre los
deseos de los individuos de un modo afirmativo. Es el nacimiento de la economía
política, sostiene Foucault, una nueva forma del saber en el que la población está
ordenada a partir de una práctica económica que requiere de parámetros regulares
que conjuren las diferencias entre sus miembros y que operen sobre ellos de un
modo afirmativo. Identidad entre el deseo colectivo y el poder, entre un mismo
estilo de vida para todos y los requerimientos del mercado. Por ello, en el
dispositivo de seguridad importa la circulación, el intercambio, la distribución, los
desplazamientos, las estadísticas. Entonces, circulación, población y deseo están
articulados como parte de un mismo proceso económico, como una forma de
realización personal y colectiva. Por ello el crecimiento económico, en particular del
consumo, es visto como el índice del desarrollo de una sociedad. Crecer, crecer
más, y más, un imperativo mercantil de acumulación que se impone por encima de
cualquier otra forma.
El Hamster Imposible
https://www.youtube.com/watch?t=3&v=okUsb-cXwJ8
El discurso publicitario
Al amparo de este fundamento histórico/político, podemos pensar a la publicidad,
surgida a comienzos del XX, como parte de este mismo entramado. También en
ella, y sin ningún disimulo, se reúnen economía, población y deseo, y también en
ella se trata de procedimientos de intervención, aunque ya no como técnicas de
gobierno por parte del Estado, sino como empresas privadas o públicas que van a
operar con nuevas técnicas de persuasión. De allí la alianza inmediata de la
publicidad con la psicología conductista o funcionalista en las primeras décadas del
siglo XX, o con la teoría psicoanalítica difundida en los años cincuenta y sesenta.
Rápidamente surge la necesidad de comprensión de la “mente” humana, de las
formas de comportamiento, para incidir sobre las decisiones de la gente sobre una
base científica. En 1908, Walter Dill Scott, director del laboratorio de psicología de
la Universidad norteamericana de Northwestern, publica el libro “Piscología de la
publicidad”. La memoria, los sentimientos y las emociones, la sugestión, el deseo o
las costumbres son algunos de los capítulos que integran su libro. La certeza que
ofrece Scott apenas comenzado el siglo XX es que “la publicidad tiene como una de
sus funciones la de ejercer una influencia sobre la mente humana”.2 La
preocupación principal en este ensayo o en otros donde se analizan los aspectos
psicológicos, es la eficacia. Conocer las formas del funcionamiento psicológico
permite delimitar los deseos y con ello garantizar los efectos de la publicidad con
mayor certeza. Es decir, el discurso publicitario elaborado en ensayos y en revistas
especializadas, con una rápida difusión en ambientes universitarios o académicos
norteamericanos o ingleses, elaboraba un saber dónde el comportamiento humano
se supone maleable y casi sin resistencia por parte del receptor: “La publicidad
modifica el curso del pensamiento diario de las personas, les da nuevas palabras,
nuevas frases, nuevas ideas, nuevas modas, nuevos prejuicios y nuevas
costumbres”.3
Claude adquirió un terreno formado por tierras de aluvión donde sólo pudo
construir sobre pilotes. La casa, construida según un sistema novedoso, temblaba
cuando hacía viento y se desmoronaba con las lluvias tormentosas. En su interior,
las chimeneas, provistas de ingeniosos sistemas fumívoros, humeaban hasta
asfixiar a la gente; los timbres eléctricos se obstinaban en guardar silencio; los
retretes, instalados según un modelo excelente, se habían convertido en horribles
cloacas; los muebles, que debían obedecer a mecanismos particulares, se negaban
a abrirse y cerrarse.
Tenía sobre todo un piano que no era sino un mal organillo y una caja fuerte
inviolable e incombustible que los ladrones se llevaron tranquilamente a la espalda
una hermosa noche invernal.
La publicidad tampoco respetó su inteligencia. Llenó su biblioteca con libros que los
periódicos le recomendaron. La clasificación que adoptó fue de lo más ingeniosa:
ordenó los volúmenes por orden de mérito, quiero decir, según el mayor o menor
lirismo de los artículos pagados por los editores. Allí se amontonaron todas las
bobadas y todas las infamias contemporáneas. Jamás se vio un montón de
ignominias semejante. Y además, Claude había tenido el detalle de pegar en el
lomo de cada volumen el anuncio que se lo había hecho comprar. Así, cuando abría
un libro, sabía por adelantado el entusiasmo que debía manifestar; reía o lloraba
según la fórmula. Con ese régimen, llegó a ser completamente idiota.
El último acto de este drama fue lastimoso. Tras haber leído que había una
sonámbula que curaba todos los males, Claude se apresuró a ir a consultarla acerca
de las enfermedades que no tenía. La sonámbula le propuso obsequiosamente la
posibilidad de rejuvenecerlo indicándole la forma para no tener más de dieciséis
años. Se trataba simplemente de darse un baño y de beber determinada agua. Se
tragó el agua, se metió en el baño y se rejuveneció en él de tal manera que, al
cabo de media hora, lo encontraron asfixiado.
Este texto, que pareciera ser parte de un libro de marketing contemporáneo, fue
escrito hace más de cien años. Es el signo de la confianza sobre el grado de
intervención de la publicidad sobre la vida de las personas, la misma que describía
Michel Foucault sobre el dispositivo de seguridad surgido en el siglo XVIII. Por ello
el dominio de la publicidad remite a condiciones políticas. Cuando definimos aquí lo
político lo hacemos desde una perspectiva amplia y con particular referencia a los
modos de administrar una población, de incidir sobre sus deseos, de operar sobre
un imaginario colectivo con una dirección definida. En este sentido, la intervención
de la economía sobre la población, el nacimiento de la economía política como el
arte de gobernar los deseos, es la matriz discursiva de la que procede el discurso
publicitario.
El mapa está intervenido con una serie de líneas que representan la comunicación
presente y, en especial, futura en la Argentina. El trazado de las vías férreas y las
redes de telégrafos, existentes y programadas, reúnen a todo el país. Es una red
que intenta dar cuenta, a través de la imagen, del progreso y de la civilización de la
nación a través de enlaces de comunicación. Y aunque muchas de ellas jamás se
realizaron, la propaganda estatal las exponía como uno de los signos de
pertenencia de la Argentina al grupo de las naciones modernas europeas. Por ello el
anverso en idioma español y el reverso en inglés; el mapa era a la vez una
instancia cartográfica y una propaganda de la República Argentina. Es la traza de
una identidad colectiva, sostenida por discursos y prácticas tendientes a reivindicar
la unidad política y económica de la nación. Sin dudas la cartografía fue una de las
primeras formas de publicidad estatal, dirigida a situar al país en el concierto del
mundo capitalista moderno y a la vez, como la construcción de una subjetividad
común de carácter nacional.
http://www.slideboom.com/presentations/1159303
A modo de cierre
La publicidad es una de las expresiones de la racionalidad económica moderna.
Como vimos, su discurso se inscribe en prácticas de poder que se ejercen sobre la
población con el fin de intervenir sobre los deseos. Son formas de dominación
mucho más sutiles, más penetrantes, porque se hacen parte del despliegue
personal y de las expectativas que cada uno tiene sobre sí mismo. Sin dudas la
subjetividad contemporánea está alcanzada por este proceso. Si el pensamiento
moderno se inauguró con la frase de Descartes “Pienso, luego existo”, la sociedad
actual parece ordenarse en torno a otra expresión: “Consumo, luego existo”. Hacia
allá vamos en nuestra próxima y última clase de este módulo.
Propuesta de Actividades
Para abordar lo trabajado en la clase proponemos:
Consignas de trabajo
Participación en el foro abierto esta semana para debatir en torno al impacto de las
transformaciones sociales en la “Construcción de la subjetividad”.
Ante cualquier duda, cuentan con el foro de consultas que permanecerá abierto a
lo largo de todo el módulo.
Bibliografía obligatoria
• Minzi, V. (2003). Publicidad gráfica en Argentina: modos de pensar la
escuela pública. Comunicar, 20, 2003, Revista Científica de Comunicación y
Educación. Disponible en:
http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/1111/b15233443.pdf?sequen
ce=1
Notas
1
Foucault, M. (2006). Seguridad, territorio, población. Buenos Aires: Fondo de Cultura económica. Pág. 97.
2
“Como se trata de la mente humana aquello de lo que la publicidad se está ocupando, su única base científica es la
psicología, que es simplemente un estudio sistemático de esas mismas mentes que el anunciante está tratando de
influenciar”. En Scott, W (1908). The psychology of advertising. Boston: Small, Maynard & Company. Pág.2.
3
Calins, E. (1916) The buisness of advertising. En Colón Zayas, E. (2001). Publicidad y hegemonía. Matrices
discursivas. Bogotá: Grupo Editorial Norma. Pág.40.
4
F. Rocchi. “Inventando la soberanía del consumidor: publicidad, privacidad y revolución del mercado en Argentina,
1860-1940”. En F. Devoto y M. Madero (1999). Historia de la vida privada en Argentina. Tomo II. Buenos Aires: Taurus.
Pág. 314.
Esta obra está bajo una licencia Creative Commons
Atribución‐NoComercial‐CompartirIgual 3.0