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Venga Tu Reino!

LETANIAS DE LA HUMILDAD
Jesús manso y humilde de Corazón, -Óyeme.
(Después de cada frase decir: Líbrame Jesús)
Del deseo de ser lisonjeado,
Del deseo de ser alabado,
Del deseo de ser honrado,
Del deseo de ser aplaudido,
Del deseo de ser preferido a otros,
Del deseo de ser consultado,
Del deseo de ser aceptado,
Del temor de ser humillado,
Del temor de ser despreciado,
Del temor de ser reprendido,
Del temor de ser calumniado,
Del temor de ser olvidado,
Del temor de ser puesto en ridículo,
Del temor de ser injuriado,
Del temor de ser juzgado con malicia
(Después de cada frase decir: Jesús dame la gracia de desearlo)
Que otros sean más amados que yo,
Que otros sean más estimados que yo,
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
Que otros sean preferidos a mí en todo,
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,

Su Eminencia, el Cardenal Merry del Val, acostumbraba rezar estas Letanías diariamente,
después de celebrar la Santa Misa.

Oración:
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser
ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la
gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como
corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar
eternamente de ti en el cielo.
Amén.

EXAMEN DE CONCIENCIA
SOBRE LA HUMILDAD

¿Me doy cuenta y tengo siempre presente que nada soy y nada puedo sin
Dios?

¿Consiento pensamientos de engreimiento, vanidad y auto-suficiencia, tales


como: “qué bueno(a) soy”, “qué bien hice esto”, “qué capaz soy”, etc., sin darme
cuenta que todo es obra de Dios en mí?

¿Busco de los demás aprobación y reconocimiento?

¿Me doy yo mismo aprobación y reconocimiento … o cualidades y logros los


refiero siempre a Dios?

¿Hablo siempre de mí y de mis cosas?

¿Me gusta llevar la voz cantante?

¿Me molesto ante críticas, ataques y humillaciones?

¿Acepto y reconozco mis faltas cuando soy corregido o creo yo tener la


razón?

Cuando sirvo, ¿me proyecto a mi mismo o soy fiel a la voluntad de Dios


aunque esto implique no sacar a relucir lo que hago?

Cuando hablo ¿me dejo inspirar por Dios o es mi propio yo la fuente de


inspiración?

¿Trato de llamar la atención con mi supuesta “sabiduría”?


OCHO HABITOS DE HUMILDAD

Aprende a confrontarte con tu realidad sin retoques ni maquillajes: Ubicate!

Haz todo lo posible por descubrir todas tus aptitudes, potencialidades y talentos,
y trata de desarrollarlos. Siempre a los ojos de Dios.

Procura ser muy realista y objetivo en relación con tus límites y capacidades.

Cultiva una profunda gratitud por todos los dones que has recibido de Dios en tu
persona, sin olvidar el don de no ser lo que no eres.

Preocúpate cada vez menos de lo que los demás digan o puedan decir de ti.

Aprende a no darte tanta importancia.

Forma el hábito de reírte de vez en cuando de ti mismo.

Ten por lo menos un acto de caridad anónimo al día. (Esto te ayudara a recordar
todos los que Dios tiene para ti día con día).

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