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Trabajo practico – Pensamiento contemporáneo

N1 – 2021 – María Ignacia Sabag Olmedo

El dolor representado en la incomodidad de las masas.

Inicio este breve ensayo con un par de preguntas que ayudaran a entender
este recorrido sobre el dolor ¿Qué es el dolor? ¿Cómo relacionamos el dolor? ¿El
dolor puede ser colectivo e individual?

Ante estas preguntas me agarro de texto de Susan Sontag, “Ante el dolor


de los demás". Partiendo por los comentarios de Woolf, sobre las imágenes de
guerra, Woolf pregunta, ¿Quién cree en la actualidad que se puede abolir la
guerra? A esto responde, que nadie, ni siquiera los pacifistas, pero que aspiramos
a impedir el genocidio, a luchar para que la justicia se haga cargo de los que violan
leyes, para impedir guerras. Una de estas herramientas también puede ser la
fotografía, que une a la gente, une el dolor de la gente y revive el momento.

Entonces, las fotografías nos puedes mostrar lo que es la guerra, lo que


desgarro, y mato la guerra. Estas pueden mostrar a un país una realidad a quienes
no la han vivido nunca, pero esto puede producir distintas noticias, venganza,
pacificidad o consciencia.

Esto me calza perfectamente bien, tengo un claro ejemplo de esto, en la


actualidad, en mi País, Chile. Chile se encuentra en una situación de dolor. Y un
dolor en colectividades, porque cada dolor individual, de una persona, se puede
entender, porque muchas vivieron lo mismo, y todas quieren un cambio.

En la dictadura sucedieron atrocidades. Eliminaron registros, y quedan


bastante pocos. Lo que quedo de la dictadura simplemente fue una sociedad
dividida en dos, los que creen que esa época fue la mejor, y para otros la peor.
Esto es porque muchos desean no ver la realidad de muchas personas en esas
épocas. Y como comenté arriba, se pueden producir distintos sentimientos,
venganza, pacificidad o consciencia, y también puede dividir a dos bandos.
Actualmente en Chile se quiere transformar la sociedad, muchos han tomado
consciencia y se tomó este dolor como si fuese una herida abierta de un país
completo, e incluso surgieron marchas. Ahora si hay muchos registros de las
marchas y toda la represión que hubo en estas, ya no hay como negarlo. Como
dice en el libro de Susan, una fotografía pretende representar con exactitud lo que
está frente al lente de la cámara, intenta mostrar lo que sucede.

Cada fotografía se difunde más y más y la herida del pasado de nuestra


sociedad se abre más y más, repitiendo cosas. Pero también hay un bando que no
puede creerlo, un bando que sigue la televisión.

“Una fotografía —o un documento filmado disponible en la televisión o en


Internet— se considera falsa cuando resulta que se ha engañado al espectador
en relación con la escena que al parecer se representa.”1

La televisión muchas veces tergiversa las cosas, sobre todo de lo que


sucede actualmente en el país, y el por qué la sociedad se moviliza actualmente.

1 Pág 23 Ante el dolor de los demás - Susan Sontag


Esconden la razón fundamental: el descontento social, mostrando solo
delincuencia, que, por supuesto es parte del descontento social, pero están
pasando un millón de cosas más, que no muestran. Las imágenes de las personas
que sufrieron dolor por la dictadura, y de la gente que sufrió dolor en las marchas
actuales (perdiendo ojos por disparos inconsecuentes de la institución, muerte de
personas, entre otras cosas, presos políticos) son el contraste de la televisión.

“Se supone que una fotografía no evoca sino muestra. Por eso, a diferencia
de las imágenes hechas a mano, se pueden tener por pruebas. Todo el mundo es
literal cuando de fotografías se trata.” 2

Las fotografías objetivaron todo lo sucedido, y todo lo que sucede, nos unió
para una transformación grande, una transformación de un país completo, y como
dice en el texto, la fotografía nos ofrece un testimonio. Algo que no se puede
negar definitivamente.

La memoria es, a través de los recuerdos, fotografía, experiencias, lo que


nos hace conectarnos con el dolor, lo que nos hace querer cambios, concientizar.
Pero lo peor de todo es que muchas veces la historia colectiva, el dolor colectivo
nos puede hacer olvidar, por la amargura que produce. Hacer la paz es olvidar,
pero para esto se necesita estar consciente y hacer cambios.

La relación al dolor es la memoria y las experiencias, este dolor puede


hacerte olvidar, concientizar, actuar para un cambio, pero si o si, el dolor te va a
enseñar algo importante. Que el dolor existe en nuestra historia colectiva, por las
experiencias que tenemos en el mundo, guerras, injusticias, luchas constantes

2 Pág 24 Ante el dolor de los demás - Susan Sontag


hacia lo que nos hace mal. Cada quien vive su dolor también de distintas maneras,
Como dice Sontag, no hay nada malo en apartarse y reflexionar sobre el dolor.

Cualquiera vive su dolor de distintas maneras y son válidas. A partir de


esto entra la cuestión y la pregunta: Dime como te relacionas con el dolor y te
diré quién eres.

Como dice el autor, Jünger, en el texto sobre el dolor, el dolor sirve como
experiencia, con lo que yo lucho, y manifiesto mi sentir. Es como si uno integrara
ese dolor a uno mismo, y lo utilizara para un bien, con un carácter positivo, uno
se expone a lo que venga. Esto importa en función a solo una cosa, en función de
quienes somos y el momento. Ahí es cuando comienza el dolor como experiencia.

Vuelvo al ejemplo de chile, Actualmente el dolor y la herida chilena, se


utiliza para realizar cambios en el país, el dolor se ha transformado en una
experiencia valiosa, que requiere cambios urgentes. El dolor abrió puertas de lo
más íntimo en una sociedad que está transformándose y que busca justicia. Acá
la masa se está moviendo, se mueve por argumentos morales, e indignaciones. La
masa entra en una especie de lucha, sin barreras, para buscar igualdad. Jünger
comenta esto, que la masa se le mueve así, y necesita estar convencida de que el
adversario es malvado, y que se está haciendo justicia.

“la masa mata de forma mecánica, despedaza y pisotea; A la masa se la


mueve con argumentos morales; se forma en estado de excitaciones e
indignaciones y necesita estar convencida de que el adversario es malvado; las
breves jornadas durante las cuales la masa elimina a sus adversarios llenan de
ruido las ciudades, pero después vienen unas situaciones diferentes, más
peligrosas; en ellas reina el silencio. Entonces es cuando el dolor reclama los
atrasos que se le deben.” 3

Creo que el dolor, que se muestra a través de experiencias e imágenes, se


transforma en un dolor colectivo. Ya no es un dolor ajeno, es un dolor de un país,
de un grupo de personas, de clases sociales, el dolor se transforma en algo que no
se puede invisibilizar.

Además, una gran parte del dolor en masa no podría nacer si no tuviésemos
un sentido de la justicia, una necesidad de buscar justicia, buscar una fuerza
revolucionaria que permita alejar a la masa del poder. El poder, sobre todo
político nos crea en una sociedad, jerarquías, que permiten que en una sociedad
haya militantes revolucionarios, en contra de este enemigo.

A partir de esto, entro a otra cuestión sobre el dolor, algo que me cuestiono
usualmente y es algo más personal. Abro la pregunta ¿La vida en general nos trae
dolor para un fin? La pregunta proviene ya que es como si uno estuviese en
constante lucha con los dolores, ya sean externos u internos. El dolor parte hasta
en lo más mínimo de la infancia, como cuando te prometían algo y a uno le dolía
que eso no suceda. Por qué uno se convierte en un personaje que está en luchas
de dolores que nos provoca la sociedad, la guerra, la injusticia, las muertes,
perdidas y valga la redundancia, la vida misma.

Como trata el libro en el malestar de la cultura, la vida nos trae dolores


realmente, ya sean dolores como desengaños y situaciones personales. Para
soportarla debemos recurrir a ciertas cosas como lo son las distracciones, lo

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recreacional, algo que nos produzca satisfacción y que reduzcan el dolor. Por así
decir, sustancias que nos hagan sentir bien.

Es algo tan real, algo que resulta familiar. Lo podemos ver en la pandemia.
Nosotros en este año nos encontramos en una situación histórica, donde la salud
mental se ha visto afectada. No solo esto, se mezclan una bola de nieve de
problemas que generan dolor, muertes de personas por el virus y por razones
médicas, problemas políticos y económicos de cada país, situaciones personales
y mentales de cada individuo, perdidas de contacto con relaciones interpersonales
por el virus y tener que mantener relaciones vía online. Todo esto suma en la
sociedad, en las personas, y una de las más grandes salidas es el poder encontrar
algo que nos genere satisfacción, porque además de todos los problemas
personales que puede tener una persona, están los problemas que nos afecta a
todos, lo pandémico. Todo suma, y claramente para soportar y poder conllevar
algo que no se puede cambiar, se necesitan distracciones, se necesita tener un fin
sino todo se vuelve terriblemente triste y angustioso.

Según Freud: “Innumerables veces se ha planteado la pregunta por el fin


de la vida-humana; todavía no ha hallado una respuesta satisfactoria, y quizá ni
siquiera la consienta. Entre quienes la buscaban, muchos han agregado: Si
resultara que la vida no tiene fin alguno, perdería su valor.”

Pero a que nivel puede llegar este sufrimiento, para buscar una real
distracción, a veces refugiarse en un mundo de sustancias químicas y abusar de
ellas puede ser parte del dolor. Una manera de alejarse de este dolor, del mundo
real, de lo que sucede. Te creas un filtro tan grande para que todo ese dolor
desaparezca con una sustancia que ofrece mejores condiciones de sensación.
Otras personas buscan refugio en la religión, u en cualquier otra actividad que se
considere distractor.

Nuestro dolor proviene de las fuentes más profundas, como nuestra


naturaleza humana, la fragilidad de nuestro cuerpo y las relaciones entre la
familia, el estado y la sociedad.

El ser humano se vuelve neurótico porque no puede realmente soportar la


medida de frustración que la sociedad nos impone, ideas culturales y sociales que
no puede conllevar a la perfección. La mayoría de las personas buscan estar en
paz, tener demandas individuales y exigencias culturales de masas (como lo es
las exigencias del pueblo, por ejemplo). Gracias al desarrollo que hemos tenido
en la sociedad, han surgido ciertas normas, valores, y la justicia exige que nadie
escape de ellas. Estamos en un nivel en la sociedad que nos muestra jerarquías y
el poder de las leyes y de los que expresan esas leyes. Las personas, las masas se
mueves y movilizan para esto, en contra de ciertas normas y exigencias de la
sociedad que muchas veces no son beneficiaras para una gran cantidad de la
población, la masa exige cambios, exige que se hagan escuchar y dejen de
imponer cosas.

Las personas desean renunciar a esto que, según Freud, es la angustia a la


agresión de la autoridad externa, que desemboca en angustia y dolor. Se necesita
una consciencia moral, una renuncia a la agresión. Las masas hoy en día buscan
esto, renunciar a la agresión de las jerarquías, renunciar a la agresión cultural
impuesta.

Finalmente, nos encontramos sumergidos en un mundo que vivimos con el


dolor de cada ser individual, y con dolores colectivos de masas, es como si la vida
estuviese en una constante disputa, o debate, para conseguir la paz, para luchar
por derechos, una guerra para encontrar una distracción, algo que le entregue
sentido a la vida, porque mientras estemos vivos, necesitamos esa seguridad de
que la vida tiene un fin, y si vamos a estar bajo leyes, o prejuicios culturales, por
lo menos que se acomode a cada individuo, y que no pase a llevar el bienestar de
nadie.

El mundo está atravesando cambios, estamos en constantes


transformaciones, y cada uno vive su experiencia, sus cambios y sus luchas, pero
ese “cada uno”, se transforma en una lucha y en un dolor colectivo que afecta al
mundo y sus formas de relacionarse, cada lucha ejerce un cambio importante,
cada dolor y herida abierta nos puede querer hacer renunciar a agresiones
impuestas, como también podemos tomarla como experiencia y buscar
distractores para poder llevarlo. Cualquiera es válido para sobrellevar el sentido
de la vida.

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