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R.·. L.·. Perfecta Armonía No. 2. Or.·. de Cumaná. R.·. E.·. A.·. y A.·.
Masonería Regular. Familia venezolana.
Fundada a principios del Siglo XIX (1810 - 1811) en la jurisdicción de la
G.·. L.·. de Maryland con el No. de Orden 74 .
Fundadora de la G.·. L.·. de la Gran Colombia en 1824 y en 1830 de la
G.·. L.·. de la República de Venezuela manteniéndose en su Jurisdicción.
Reactivada el 06 de septiembre del año 2003 (e.·. v.·.)
Personería jurídica en proceso.
“ Pues, así como para el flautista y para el escultor y para todo artesano,
y en general, para todos aquellos que producen obras y desempañan una
actividad, en la obra que realizan se cree que reside el bien y la
perfección, así se cree también que debe acontecer con el hombre en caso
de existir algún acto que le sea propio en cuanto hombre ¿o es que sólo
habrá ciertas obras o acciones que sean propias del carpintero o del
zapatero, y ninguna del hombre, como si éste hubiese nacido cual cosa
ociosa?”
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Etica y Moral.
Quisimos comenzar recordando un concepto de moral que debe ser inolvidable para
cada uno de nosotros, ya que lo escuchamos por primera vez, el grato día de nuestra
iniciación. En el Ritual y Catecismo para el Grado de Aprendiz, dice: “La moral es el
ceñimiento a las reglas del buen vivir y una constante práctica del bien, merced a la
cual, alargándose la existencia del hombre y el radio de su acción, puede acrecentar el
acervo de la sociedad en que vive, correspondiendo de ese modo al esfuerzo de quienes
le han precedido en la vida, en beneficio de los que tras él le sucedan”
Ahora bien, del análisis etimológico podemos ver que la palabra latina "moralitas"
incluye no solo las acciones humanas en "cuanto vividas de hecho" sino también las
acciones humanas en cuanto elegidas como rectas de acuerdo con el mundo de valores
permanente del individuo. Hoy en día a las primeras, las estudia la sociología, la
etnología, la antropología o la psicología, mientras que las segundas son el objeto
propio de la Ética o Moral en tanto disciplinas filosóficas.
En el lenguaje corriente hay dos usos de la palabra ética. En algunos casos se la emplea
como sustantivo y en otros como adjetivo. Cuando se le usa como sustantivo ("La
Ética" o "La Moral") se da a entender un saber específico dentro de las disciplinas
humanas que tiene como objeto la fundamentación racional de lo que debe ser la
responsabilidad del ser humano para alcanzar lo bueno o lo recto. En ese sentido,
denominaría el saber filosófico coherente y sistematizado (en teorías orgánicas) sobre
las características que deben tener los valores, principios, normas y virtudes para que el
ser humano se realice como tal en su transcurrir histórico. Ese saber sistematizado
implica una concepción de lo que son los derechos y deberes que le corresponden como
individuo que vive en sociedad, así como las prohibiciones, sanciones y todos los tipos
de medios adecuados para alcanzar "el bien" en la interacción humana.
En realidad, este uso confuso de la palabra ética que se hace en el lenguaje vulgar alude
a la doble dimensión de las acciones humanas que tienen que ver con "el bien" o "lo
bueno". Mientras que el saber filosófico se preocupa de justificar racionalmente
criterios de acción que no sean arbitrarios y que sean universalmente válidos (dimensión
objetiva) la ética en cuanto vivida de hecho, muestra cómo los hombres concretan o no
esos criterios en su acción personal (dimensión subjetiva de la ética ).
QQHHAntonio Suárez y Cesar Suárez
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De ahí que nosotros entendamos por "Ética o Filosofía Moral”. La disciplina filosófica
que reflexiona de forma sistemática y metódica sobre el sentido, validez y licitud
(bondad-maldad) de los actos humanos individuales y sociales en la historia. Para esto
utiliza la intuición, experiencia humana, tamizada y depurada por la elaboración
racional.
Escrita con minúscula o usada como adjetivo “ética” o "moral “ hace referencia al modo
subjetivo que tiene una persona o un grupo humano determinado de encarnar los valores
morales. Es pues la ética pero en tanto vivida y experimentada. En ese sentido el
lenguaje popular se refiere a que una persona "no tiene ética" o que "la ética o la moral
de fulano" es intachable.
A juzgar por lo dicho antes, tanto en el lenguaje ordinario como en el filosófico no hay
un criterio unánimemente aceptado por los autores en cuanto a distinguir los conceptos
de Etica y Moral. (Ya vimos cual había sido el origen etimológico común de estos
términos. En muchos casos se los usa de forma intercambiable. No obstante, hay autores
se empeñan en distinguirlos.
Entre aquellos que diferencian a la Etica de la Moral están los que sostienen que "Etica"
sería la disciplina filosófica que se ocupa de la fundamentación racional del
comportamiento moral del hombre mientras que "Moral" sería todo lo que se refiere a
los valores en tanto asumidos y vividos por la gente, o sea, a la dimensión subjetiva o a
la moralidad vivida de hecho por los individuos o grupos determinados. Esta forma de
diferenciar ambos conceptos parece ser práctica y nosotros nos plegamos a ella.
Otros han preferido distinguir los términos, diciendo que la Etica se ocuparía del
conjunto de principios inalterables por Ej. La defensa de la vida, la búsqueda de aliviar
el sufrimiento, el respeto por la persona humana, la confidencialidad, etc., mientras que
la Moral sería la dimensión subjetiva de quien asume esos principios.
Se adopte la distinción que sea, lo que sí parece ser unánimemente aceptado es que los
términos Etica o Filosofía Moral son equivalentes. Podemos decir pues, que la Etica o
Filosofía Moral no tiene como objeto evaluar la subjetividad de las personas, sino
valorar la objetividad de las acciones humanas en la convivencia a la luz de los valores
morales. Cuando la ética reflexiona no se preocupa por buscar cuales son
sociológicamente hablando, las distintas "sensibilidades" morales subjetivas que se dan
en las sociedades, sino que intenta buscar aquellos criterios universales, que eliminen la
arbitrariedad de las relaciones humanas y lleven a que el ser humano se haga cada vez
más plenamente hombre. De esa manera, la Etica no busca ver si para un sujeto está
QQHHAntonio Suárez y Cesar Suárez
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bien matar y para otro sujeto está bien dejar vivir, sino que busca justificar
racionalmente si puede considerarse bueno para todo ser humano (criterio universal
ético) el deber de dejar vivir o de matar. La ética se ocupa pues de encontrar las
convergencias axiológicas racionalmente justificables para todo ser humano, aún
cuando estas convergencias sean muy reducidas y haya todavía mucho por recorrer en
su búsqueda.
La ética o la moral no pueden ser tales si no hay una actividad reflexiva, consciente y
libre del ser humano que se orienta hacia el deber ser.
Origen Etimológico.
Como mencionamos antes, aunque el origen etimológico de las palabras ética y moral es
diverso, el significado último de ambas es idéntico, y alude a las costumbres: En efecto,
la palabra ética proviene del griego éthos, que primitivamente aludía al lugar donde se
habita, pero Aristóteles redefinío este termino, utilizándolo como sinónimo de una
manera de ser, de un carácter, de una segunda casa o de otra naturaleza adquirida, y no
heredada. Una inferencia preliminar a partir de esto es que, una persona puede llegar a
moldear, forjar o construir su modo de ser o éthos mediante hábitos que se alcanzan por
la repetición de actos. Coincidentemente la palabra moral traduce la expresión latina
moralis, que deriva de mos (en plural mores) y significaba costumbre. Con la palabra
moralis, los romanos recogían el sentido griego de éthos, es decir las costumbres que se
alcanzaban con la repetición de actos. Pero pese a este parentesco, con el tiempo la
palabra moralis tendió a aplicarse a las normas concretas que han de regir las acciones,
mientras que la ética llegó a emplearse para aludir al intento racional y filosófico de
fundamentar la moral.
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James Anderson (1678-1739) fue el autor del Libro de las Constituciones, un texto que
fue concluido en 1723 y que reunió en un todo orgánico las reglas de la masonería
entonces existentes, siendo reeditado en 1738, 1756, 1767 y 1784. El Párrafo Primero
de las Constituciones de Anderson de 1723, referidas a "Lo que se Refiere a Dios y a la
Religión", establecía que,
"Un Masón está obligado, por su condición, a obedecer la ley moral, y si comprende el Arte,
nunca se convertirá en un estúpido ateo, ni en un libertino irreligioso. Aún cuando en los
tiempos antiguos los masones estaban obligados en cada país a practicar la religión que se
observaba en ese país, hoy se ha creído más oportuno no imponerle otra religión que aquella en
que todos los hombres están de acuerdo, y dejarles completa libertad respecto a sus opiniones
personales; es decir, ser hombres buenos y leales, es decir, hombres de honor y de probidad,
cualquiera que sea la diferencia de sus Denominaciones o de sus Confesiones. De este modo la
Masonería se convertirá en un centro de unidad y es el medio de establecer relaciones
amistosas entre gentes que, fuera de ella, hubieran permanecido separados entre sí."
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decir, hombres de honor y de probidad, cualquiera que sean los Nombres, Religiones o
Confesiones que contribuyen a distinguirlos." Corbiére citando a Maurice Paillard, [ 1 ]
considera que esta modificación tuvo como consecuencia incluir todas aquellas
creencias mediante las cuales se distinguía a estos hombres "buenos y leales", inclusive
el Ateísmo. Desde esta perspectiva, se entendería el que un "estúpido ateo" quedara
excluido como un hombre bueno y leal, no en razón de su ateísmo, sino que de su
estupidez. Sea cual sea la interpretación que se le quiera dar, lo cierto es que la
obligación esencial en cuanto a ser hombres buenos y leales permanece hasta hoy día
como un requisito esencial para todos los francmasones.
En relación con las reglas de conducta que deben observarse por los masones en su
propia casa y entre sus vecinos, el Libro de las Constituciones declara que,
"Los masones deben conducirse como conviene a un hombre prudente y moral... y no perder de
vista, en ningún caso, que el honor propio y el de la cofradía están unidos; esto, por razones
que no podemos exponer aquí, no debe descuidarse los propios intereses, permaneciendo
ausente de su casa después de las horas de la logia; evítense igualmente la embriaguez y las
malas costumbres, para que no se vean abandonadas las propias familias, ni privadas de aquello
que tienen derecho a esperar de los masones, y para que éstos no se vean imposibilitados para
el trabajo."
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ceremonial iniciatorio, se nos señala por medio de la marcha del aprendiz, que nuestros
esfuerzos han de estar siempre dirigidos por una recta intención, por un rigor intelectual
y ético que atienda a los principios universales que se nos revelan mediante las leyes y
los ritmos que deberemos respetar en nuestros trabajos. Es decir, por medio de la
instrucción contenida en el Manual del Grado, se nos indican en términos precisos los
estándares éticos normativos que deben regular nuestra conducta. Se trata en estricto
sentido, de las normas éticas a las que debemos atenernos, y como tales, impera e ellas
el carácter prescriptivo, legal, obligatorio e incluso, impositivo.
Es dificultoso, en esta primera etapa del camino de la vida masónica discernir los
aspectos metaéticos que justifican acatar dichos principios normativos, pero con toda
seguridad, ellos dicen relación con el hecho de que, tal como lo señalaba Anderson, "el
honor propio y el de la cofradía están unidos". Por otro lado, como nota característica de
las fuentes citadas, es evidente que la ética normativa de la masonería no está
directamente ligada a ningún sistema filosófico, ni a ningún credo religioso, sino que
más bien está constituido por preceptos universales que debieran enseñar al hombre a
alcanzar la sabiduría y una independencia de conciencia plena. Aun más, la relación
entre moral masónica y religión puede llegar a ser completamente independiente, pese a
una cierta inclinación natural de las religiones consistente en sostener que moral y
religión están esencialmente conectadas, y que la observancia de las leyes morales es
imposible fuera de la religión. Esta es la razón de que se señale que la creencia en el
Gran Arquitecto del Universo sea esencial para cualquier hombre que desea entrar a
nuestra Orden, aunque precisando que se acepta como candidatos a hombres de toda fe
religiosa. La francmasonería, en efecto, no es una religión ni un substituto para la
religión, sino que como lo señalara James Anderson, se trata de un centro de unión entre
hombres buenos y honestos, y la manera alegre de conciliar amistad entre quienes, de
otro modo, tendrían que haber permanecido a una distancia perpetua.
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