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INTRODUCCIÓN
Hermanos buenas noches, vamos a continuar con nuestra serie para los miércoles
“Fortaleciéndonos en ser puros” El primer tema que se trato “La pureza en nuestras oraciones” Job
16:17 “pero mis manos están libres de violencia, y es pura mi oración.” .
Hoy vamos a continuar con nuestra serie: “Fortalecernos en el ser puros”, en cuanto a “LA
PUREZA DE NUESTRAS PALABRAS”
Prov. 15:26 “El Señor aborrece los planes de los malvados, pero le agradan las palabras puras”
Prov. 15:26 “El Señor no soporta los planes malvados, pero le agradan las palabras sin malicia”
Una de las cosas que, como creyentes se nos pedirá a nuestras vidas en cuanto nuestra pureza, en
nuestras palabras. Este texto de proverbios, nos dice que a Dios le agrada, le encanta, le complace,
le cautiva:
1. “Las palabras puras”, libre y exento (quitado) de toda mezcla de palabras que estén
contaminadas o de toda maldad.
2. “Las palabras sin malicia”, con que se dice algo sin perjudicar, sin afectar o lastimar a alguien
"Aquél empresario es un ladrón". Cinco palabras, pero con tal contundencia que determinaron el
fin de la promisoria carrera de un banquero en nuestro país. La frase, expresada en un momento de
ira porque se sintió traicionado por alguien del círculo empresarial, se convirtió en una bola de
nieve que en cuestión de horas colmó los titulares de los diarios y los noticieros de televisión.
¡Toda una tragedia por cinco palabras!. El banquero fue despedido de su cargo e inmediatamente
todas las puertas se le cerraron. Nadie quería relacionarse con alguien que, por imprudencia, podía
echar a perder negocios millonarios.
Hay responsabilidad social pero también espiritual con todo aquello que decimos. Jesús lo
expresó sin márgenes a duda: "Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres,
de ella darán cuenta en el día del juicio"(Mateo 12:36). En adelante piense antes de hablar.
Imagine que cada frase es como un cheque que usted está girando... Si las palabras tuvieran un
valor económico ¿Las iría regando por ahí...?
Una de las cosas que podemos ver en cuanto a la pureza de nuestras palabras es lo siguiente.
“obscena” indecente, sucio, inmoral, picante, escabrosa, que ofende al pudor, castidad, honestidad
Hay que evitar también toda conversación de palabras indecentes, sucias, inmorales, que ofenden
el pudor, la castidad. Sobre todo palabras en doble sentido.
Lo contrario, lo que debería revelar corazón bueno, seria la palabra: “…sino la que sea buena
para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” Col. 4:29b
“Por el contrario, que sus palabras contribuyan (ayuden, favorezcan, apoyen) a la necesaria
edificación y sean de bendición para quienes escuchan.”
Ef. 5:4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien
acciones de gracias.
Ef. 5:4 Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo
lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias.
a. Deshonestas (indecentes, escandalosas). Soez, grosero, insultante. Que insulta con palabras
soeces, rudas, groseras (malcriada)
b. Necedades. Palabras tontas, charla (conversación de palabras) insulsa (falto de sabor,
insípida, sin sal)
c. Truhanerías. Conversación grosera (descortés, desatento), jocoso (gracioso, chistoso) en
sentido vulgar, grosero, de mal gusto. Chistes groseros. Lo contrario seria “haya mas bien
acciones de gracia” que alabemos a Dios.
Lo contrario que debería rebelar un corazón bueno, seria: La Palabra de Dios nos dice: “vuestras
palabras siempre con gracia, sazonada con sal para que sepáis como debéis responder a cada
uno” Col. 4:6
“Su conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto, y deben saber también cómo
contestar a cada uno.” (DHH) Col.4:6
Mar, 9:43-50 el contexto es sacar lo malo, no permitir que esté dentro de nosotros, sino lo bueno
Mar 9:49 La sal con que todos serán sazonados es el fuego.
Mar 9:50 "La sal es buena, pero si deja de ser salada, ¿cómo le pueden volver a dar sabor? Que
no falte la sal entre ustedes, para que puedan vivir en paz unos con otros.
¿Cómo se sala a una persona? Con nuestras acciones, esto por la obra de Dios que ha transformado
nuestras vidas. Impedimos que el mal avance y no contribuimos a que el mal avance.
III. El cuidado que tenemos que tener con lo que salga de nuestra
boca.
Satg 3:2 Todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende de palabra, es una persona
perfecta (completa, madura espiritualmente), capaz también de refrenar todo el cuerpo.
Stg 3:6 También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos,
contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno,* prende a su vez fuego a todo el
curso de la vida.
Stg 3:7 El ser humano sabe domar (sabe controlar) y, en efecto, ha domado toda clase de
fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas;
Stg 3:8 pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable (irresistible, violento,
ingobernable) lleno de veneno mortal.
Stg 3:9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las
personas, creadas a imagen de Dios. (la creación del hombre es una bendición) Lo que Dios
hizo fue bueno y en gran manera.
Stg3:10 De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Stg3:11 ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada?*
Stg3:12 Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco
una fuente de agua salada puede dar agua dulce.
CONCLUSION.
De que esta lleno nuestro corazón para que broten ¿palabras buenas o malas?
Col 3:16 Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y
aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a
Dios, con gratitud de corazón.
Col 3:17 Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Ef. 5:19 Háblense unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y canten y alaben de
todo corazón al Señor.
Ef.5:20 Den siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo.