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Título

GUERNICA dossier tierras


Autor
MARABUNTA

Edición especial
Noviembre 2020
Impreso en Argentina / Printed in Argentina
G U ER NI C A
d o s s i e r t i e rra s

M A R A B U N TA

La oleada de tomas de tierras del 2020 no se dio


por casualidad. La histórica falta de tierra, de
vivienda digna y el hacinamiento se convirtieron en
problemas urgentes a resolver en el marco de una
pandemia, agudizando las cuestiones elementales
de la salud. Guernica responde a la necesidad de
tener donde vivir de miles de personas y nos ofrece
un ejemplo de lucha y solidaridad de clase para
enfrentar la brutal crisis que atravesamos.
En el siguiente dossier nos sumergimos en el análisis
de una lucha que aún continúa. A partir de la
experiencia de la militancia territorial, desplegamos
puntos de lectura para pensar Guernica en clave de
totalidad. El acceso a la tierra, la renta del suelo,
las comisiones de niñez, salud y urbanismo, la
asamblea de mujeres y disidencias, el debate entre
organizaciones, el rol del gobierno, los empresarios
y la justicia y cómo continuar la pelea por acceso
a la vivienda digna son algunos de los puntos que
trabajamos. Escriben militantes territoriales y
ambientalistas, feministas, abogades, geógrafos,
economistas, docentes y trabajadores de la salud,
entre otres. Guernica vive, la lucha sigue.
Indice
Guernica es el segundo Vicentín de Alberto Fernández |6

Guernica Unido. Cronología del barrio que no fue |11


Fragmento del material “Proyecto Barrio Guernica Unido”|13

“Se dice de mí”: mito y realidad sobre la toma de Guernica|19

Sobre la intervención de las organizaciones en la recuperación


de tierras de Guernica |25
Línea de avance y correlación de fuerzas |31

El desalojo en los cuerpos del feminismo |35

Profesionales de la salud en Guernica: solidaridad y formación


para tomar la salud en nuestras manos |39

¡Tierras para vivir, feminismos para habitarlas! |44

Tierra para vivir o tierra para invertir |47

Tierra para jugar |52

La renta del suelo urbano excluye |55

El verano sin desalojos que no fue |60


POR LA CONSTRUCCIÓN DE BARRIOS OBREROS Y COMUNITARIOS

Guernica es el segundo Vicentín de


Alberto Fernández

La oleada de tomas de tierras a mediados de este año no se dio por casualidad


ni por un complot. La histórica falta de tierra y vivienda digna y el hacinamiento
se convirtieron en problemas urgentes a resolver en el marco de la pandemia, en
una cuestión de salud elemental, incluso de vida o muerte.
Los movimientos territoriales sociales y políticos participamos de este proceso
porque hubo compañeres sin vivienda que fueron a asentarse y necesitaron
ayuda. Así nos convocamos para colaborar y junto a los movimientos territoriales
llegamos una semana después, junto a la masificación en la cantidad de personas
que se sumaron a la ocupación.
Cada barrio o sector fue tomando su propia identidad y características por
distintos motivos. En esta toma había una situación de presunta espontaneidad
que, por un lado, hizo posible ocupar la tierra aún sin planificación colectiva
pero, por eso mismo, al inicio del proceso predominaban caudillos y punteros, y
la resolución de conflictos imponía métodos alejados del debate o el consenso,
métodos que había que combatir.
La tarea inmediata fue construir organización para superar la fracturación y falta
de órganos donde les vecines puedan definir los pasos a seguir. Se impulsó una
coordinación entre organizaciones de izquierda y piqueteras que estábamos
en el barrio, para desarrollar la construcción de asambleas por manzanas, por
barrio y la elección de delegades por barrio y delegades generales, al tiempo
que se fortalecía la construcción de la identidad de esos barrios. No se trata, por
supuesto, de un reunionismo desgastante sino que la organización democrática
permite abordar una estructuración urbana eficiente y transparente en la división
del loteo y, en algunos sectores, incluso en una planificación de conjunto del
barrio.

El desalojo como solución


Conforme se avanzaba en la organización y propuestas de urbanización del

6 GUERNICA dossier tierras


barrio, llegó el primer empujón prodesalojo por parte de la intendenta de
Presidente Perón, Blanca Cantero, y sus patotas. Esto se daba en el marco de los
860 desalojos que venía llevando adelante Sergio Berni a lo largo del conurbano,
según informó el propio Ministerio sobre el primer semestre del 2020. Catorce
intendentes salieron a respaldarla, planteando sus reclamos a través de Sergio
Massa y amenazando con sacar la Asignación Universal por Hijo y planes sociales:
tenía que haber “desalojos ejemplares” para parar las recuperaciones.
En agosto hubo varios desalojos violentos: en Ciudad Evita, quema de casillas en
Km 26, abuso y torturas en un intento de toma en Echeverría, por sólo nombrar
algunos de los más cercanos territorialmente a Guernica. Aunque este sector de
intendentes y sus aliades estaban a favor de los desalojos, el sector que terminó
realmente definiendo la acción judicial y policial contra la recuperación en
Guernica fue la gran burguesía. El sector K del Ministerio de Desarrollo y Kicillof
intentaron evitar el desalojo pero de manera limitada, soberbia y torpe. Pero
vamos por partes.
En todo el proceso, el Poder Judicial fue uno de los actores que empujó al
desalojo. Somos conscientes de que no es independiente del poder político pero
que, al mismo tiempo, no responde mecánicamente al mismo y ello tiene que ver
con que “el poder político” no es monolítico. Al interior del mismo hay disputas
entre las alianzas de fracciones de clase comandadas por distintos sectores de
la burguesía, donde operan el kirchnerismo, el macrismo, Duhalde, Massa y el
peronismo de derecha. En este caso, el juzgado tenía fiscales ligados a la derecha
peronista y de Cambiemos, que se mostraban muy ansiosos por desalojar, más
allá del ala kirchnerista que encabeza el Ministerio de Desarrollo Social. De todas
maneras, el presupuesto nacional y provincial para tierra y vivienda viene siendo
fuertemente subejecutado, por lo que no se trata aquí de un problema de escasez
de recursos estatales sino de poder.
Antes de concretarse el desalojo en Guernica, había una puja entre sectores del
Frente de Todos y algunos sectores del kirchnerismo llevaban adelante tibias
iniciativas para resolver el conflicto de tierras con negociación. Condicionado por
su visión estatista y una política anti izquierda macartista, famosa por creer que
“a su izquierda estaría la pared”, este sector tardó mucho en reconocer que una
negociación implica contener distintos actores, lo que hizo que recién formulara
una propuesta que pudiera ser tenida en cuenta el 15 de octubre. Es decir, 3
meses después de comenzada la recuperación de tierras. Esa visión estatista les
lleva a reconocer al otro sólo cuando le ponen la fuerza encima de la mesa. Incluso
en casos como éste, en que variadas fuerzas ligadas al FdT reclamaban por el
derecho a la tierra, caso del CELS o del Movimiento Evita, por ejemplo. Digámoslo
con claridad: la visión cerrada en sí misma, con aditamentos de mala gestión e

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inoperancia en las mesas de negociación, estuvo en este caso básicamente en el
gobierno, aunque se empeñen en decir que hicieron todo lo posible por acordar
y la culpa “fue de los troskos”. Como dijimos, recién a mediados de octubre
presentaron una propuesta más o menos concreta a considerar por las familias.
Antes de eso, solo se sentaron con dilaciones y difamaciones en la prensa.
Pero, ¿por qué decimos que la balanza la inclinó la gran burguesía? Como
explicamos en otras notas de este dossier, para el 27 de octubre la negociación
estaba llegando a un acuerdo, incluyendo a tres de los cuatro barrios. Allí, los
funcionarios del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad de repente alteraron
su discurso para decir que “ya era tarde”, que no entendíamos “la gravedad del
asunto”. Pocas horas después el gobierno llevaría adelante la represión, con un
auténtico ejército de más de 4.000 policías altamente equipados. Para tener
margen de comparación, en la guerra de Malvinas las Fuerzas Armadas llevaron a
poco más de 5.000 militares (la mayoría de ellos conscriptos, en realidad).
¿En qué consistía, entonces, “la gravedad del asunto”? En esa semana previa, tras
la masiva y bastante espontánea salida a la calle de la base peronista el sábado
17 de octubre y la alianza del MTE con Dolores Etchevehere en Entre Ríos, se
consumaron varios hechos: se disparó el dólar, parte de la gran burguesía presentó
un documento apretando para que se garantizara la propiedad privada y se
tranquilice la economía y CFK llamó a un pacto social a través de una carta pública,
incluyendo a Clarín y la Asociación Empresaria Argentina, la de los más grandes
capitalistas del país. Los empresarios respondieron con el pedido de desalojos
para defender la propiedad privada que, a fines de octubre, se sucedieron con
mayor fuerza. Al mismo tiempo, el gobierno presentó un presupuesto 2021 de
ajuste y un “aumento” del 7% para les estatales.

¿Un punto de inflexión?


El desalojo de Guernica es el segundo Vicentín para un gobierno que asumió con
propuestas de progresismo que no se materializan. Los aportes a les trabajadores
precarizades no compensan las pérdidas del año y para les ocupades hubo
paritarias por debajo de la inflación. A lo largo del año se pagaron miles de millones
de dólares de deuda externa con un acuerdo que la legitima por completo, el
impuesto a las grandes fortunas nunca llegó, las retenciones bajan para una
serie de exportaciones, etc. A esto se suma el voto de la iniciativa de EEUU sobre
Venezuela y la política de favorecer económicamente con concesiones de tasas de
interés siderales al capital financiero.
Vicentín fue un primer intento de presionar para que el Estado asuma un tímido
control de la economía sobre los exportadores, pero terminó retrocediendo y
bajando su propuesta de estatización. Guernica es el segundo Vicentín, porque el

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gobierno no cumplió ninguna de las promesas hechas, sino que se dedicó a atacar
la recuperación de tierras justificando en los medios que “no le quedó otra” que
el desalojo con represión. Es inevitable que las bases del kirchnerismo se vean
afectadas por el doble discurso y la falta de respuestas a promesas básicas de
un gobierno que creían de tinte progresista. ¿En qué medida el gobierno seguirá
manteniendo la confianza de su base social de apoyo? Su base es golpeada por
estas decisiones y no es llamada a ir por medidas que afronten las necesidades
populares.

Balance y perspectivas
El balance de las luchas por tierras es que se pudo marcar una agenda distinta,
corriendo la línea más derechista de los medios que estaban furiosamente en
contra y desarrollaron con fuerza un lobby mediático estigmatizante, antipobres
y conservador.
Si bien la mayoría de intentos de recuperación de tierras han terminado en
brutales desalojos, unas 100 mil familias participaron activamente en este
proceso de lucha por sus derechos a tierra para vivir sólo en la provincia de
Buenos Aires. Parte de nuestras tareas como organizaciones sociales y políticas
es sacar enseñanzas y constituir un movimiento por tierra para vivir lo más
unificado posible, conteniendo las diferencias entre las tendencias y retomando
el norte del primer ciclo de toma de tierras que se dio en la salida de la dictadura
militar, desde 1981 en adelante.
Guernica ofrece un ejemplo de lucha popular que avanzó en organización y frente
único desde cada barrio, con asambleas barriales y por manzana que eligieron
democráticamente a sus delegades. Esto generó un proceso de politización y
organización de un sector de la clase trabajadora que no estaba participando
en ningún sindicato ni organización piquetera. Un sector de todas estas familias
continuará la lucha hasta vencer y llegar no sólo a tener un lote individual con la
perspectiva capitalista, sino a la construcción de barrios obreros y comunitarios.
Barrios en los que se sostenga la organización popular y se desarrolle un trabajo
territorial complejo que resuelva los problemas de la salud comunitaria, los
derechos de las mujeres y disidencias sexuales, la lucha por trabajo y una vida
que rompa con el individualismo que solo trae, para el futuro de la humanidad,
miseria y explotación. Guernica vive, la lucha sigue.

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GUERNICA UNIDO. CRONOLOGÍA DEL
BARRIO QUE NO FUE

Por Ricardo Apaolaza y Juan Pablo Venturini, geógrafos, miembros de la Comi-


sión de Urbanismo de Guernica

El proceso de recuperación de tierras de Guernica comenzó hacia finales de


julio, cuando las familias comenzaron a asentarse en la zona luego conocida
como barrio “20 de Julio”. En los días siguientes avanzaron hacia las zonas de los
barrios “San Martín”, “La Lucha” y, por último, “La Unión”. Se trató de un proceso
espontáneo y extremadamente vertiginoso. Para el día 24 de julio la toma ya
ocupaba el total de 95 hectáreas que mantuvo hasta la fecha de su desalojo. En
el armado de los dos primeros barrios, las familias intentaron replicar el trazado
“en damero” preexistente de las zonas urbanas lindantes. Pero en el caso de los
últimos dos, asentados sobre terrenos de la empresa El Bellaco S.A. (un agente
inmobiliario que desarrolla barrios cerrados), ya no contaron con tal referencia, y
el proceso fue aún más complejo, dando lugar a trazados espontáneos irregulares,
no ortogonales, con pasillos y callejones.

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Urbanismo popular
A principios de agosto se organizó una comisión de urbanismo, conformada por
docentes, investigadores y estudiantes de las carreras de geografía, arquitectura,
diseño, sociología y trabajo social de la UBA y la UNLP, que articuló con el cuerpo
de delegades de los barrios para encontrar una alternativa legal y urbanística que
permitiera evitar el desalojo. Los primeros trabajos de la comisión consistieron
en pensar y diseñar junto con las asambleas los nuevos trazados de calles y lotes
para reordenar los sectores de La Unión y La Lucha, estableciendo reservas para
equipamiento comunitario como salitas, jardines y clubes, además de plazas,
huertas, paseos ribereños y arterias para la futura circulación de colectivos.
Algo más adelante, para mediados de agosto, y tras numerosas jornadas de
trabajo con les vecines, se formalizó una propuesta de urbanización “in situ”, que
proponía la creación de un barrio integrado (“Guernica Unido”) que podía alojar
más de 2000 familias, ya que optimizaba el tamaño y forma de los lotes y calles,
reduciendo sensiblemente la cantidad de superficie necesaria. Lejos de plantear
intervenciones aventureras, esta propuesta se basaba en las herramientas y
estándares otorgados por la Ley 14.449 de Acceso Justo al Hábitat, aprobada
en noviembre de 2012 y reglamentada en diciembre de 2013, que brinda un
marco para el abordaje de las problemáticas de tierra y vivienda en la Provincia
de Buenos Aires. En este esquema original se proponía pasar a utilidad social
los terrenos ocupados por los barrios 20 de Julio y San Martín (42 ha), que
encuadraban bajo la categoría de “inmuebles urbanos baldíos”, a la vez que hacía
explicita la posibilidad de exigir la cesión del 10% de la superficie del desarrollo
“Country&Club San Cirano” de la empresa El Bellaco (13 ha), tal cual prevé la
ley 14.449 para los “Grandes Emprendimientos Inmobiliarios”, reintegrando
el resto de la superficie al reclamante. Además, la propuesta de urbanización
contemplaba la articulación con diversos programas oficiales que permitieran la
generación de trabajo para las mismas familias de los barrios.

Negativa política y desalojo


Con el correr de los días, el avance de las negociaciones y los cambios en la cantidad
de familias dentro de la toma habilitaron que el proyecto pudiera resolverse
incluso con menos superficie, al punto de plantearse en las negociaciones de
principios de octubre la necesidad de apenas 30 hectáreas, dejando en ese punto
ya fuera de discusión la totalidad de las tierras de El Bellaco y buena parte del
resto. Sin embargo, la propuesta de la Comisión de Urbanismo jamás fue tenida
en cuenta, a pesar de su real viabilidad. Más allá de cualquier objeción o diferencia
de carácter técnico, la orden política de “no dar tierra” primó por sobre cualquier
negociación real. Jamás el gobierno provincial contrapropuso un proyecto

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alternativo para las familias (fuera en Guernica o cualquier otro distrito), a pesar
de haber sido el “tierra por tierra” o la gestión de la expropiación los mecanismos
más utilizados por estos mismos funcionarios durante la gestión kirchnerista de
2011-2015 al momento de destrabar conflictos similares.
Ya con la fecha del desalojo encima (lunes 27 de octubre), y tras dilapidar semanas
enteras con propuestas engañosas e inviables, el gobierno provincial aceptó un
recurso de última instancia propuesto por la Gremial de Abogadxs, que defendía
a las familias: ofrecer tierras provisorias (alquiladas por la provincia) donde las
familias pudieran relocalizarse temporalmente y esperar un reasentamiento
definitivo en un barrio de lotes con servicios, previo firma de acta de adjudicación,
homologada judicialmente por la Gremial, y garantizada por una comisión de
seguimiento compuesta por universidades, organizaciones de derechos humanos,
etc. La idea de fondo era avanzar con la relocalización provisoria de uno de los
barrios (“La Unión”), y con ello ganar tiempo para continuar las negociaciones en
los otros tres barrios y evitar el desalojo.
El accionar de Larroque y Pascolini durante estos últimos tres días fue realmente
bochornoso, plagado de indefiniciones y discusiones banales, acercando
propuestas mezquinas y terminando por romper todo acuerdo al plantear que
“por más que el barrio La Unión se relocalizara, los otros tres barrios irían al
desalojo”. Ante esta confesión, el barrio La Unión realizó una última asamblea,
donde más de 250 vecines votaron “quedarse a luchar y resistir el desalojo con
los otros barrios”, dando una verdadera lección de clasismo. Eran las 20.30
del miércoles 28 de noviembre… Pocas horas más tarde ya se divisaban, en la
penumbra, las figuras de miles de policías de Sergio Berni y Axel Kicillof. Pero eso
ya es otra historia.

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18 GUERNICA dossier tierras
“Se dice de mí”: mito y realidad sobre
la toma de Guernica

Se dice y se dijeron muchas cosas sobre Guernica. El gobierno de Axel Kicillof,


con Andrés Larroque y Sergio Berni, se encargó de deslegitimar la toma haciendo
un doble juego: abriendo al diálogo para ofrecer soluciones insuficientes por un
lado, y criminalizando y bastardeando a las organizaciones sociales y políticas
que acompañaron a las familias por otro. Prepararon así el terreno de la opinión
pública y mediática para justificar la escena del 29 de octubre: un operativo
policial enorme para desalojar violentamente y reprimir a las familias que se
encontraban en el predio de Guernica luchando por su derecho a la tierra.
Muchas cosas se dijeron y se dicen. Incluso circuló en redes sociales un presunto
comunicado del Ministerio de Desarrollo -que luego fue retirado de circulación- y
un hilo de Twitter de Fernanda Vallejos que destaca que el accionar del Ministerio
de Desarrollo fue el correcto y aunque dice no justificar la represión, lo hace,
sabiendo que con el fin del diálogo en post de un acuerdo, la represión era un
hecho.
Pero nosotres aprendimos a no callar y vamos a contestarlas punto por punto.

Se dice que
1. El ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires
trabajó durante 40 días en la toma para alcanzar el retiro pacífico de las familias,
ofreciendo distintas soluciones.
Pero en realidad…
Las soluciones que ofreció el ministerio de Desarrollo, a cargo de Andrés
Larroque, en las distintas reuniones con delegades de la toma y organizaciones
sociales fueron insuficientes ya que no ofrecían las mismas condiciones para
todas las familias. Además, las propuestas fueron irrisorias, sólo entendibles

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en el marco de una negociación desarrollada con una permanente amenaza de
desalojo, con helicópteros sobrevolando el predio por la noche y una campaña
de deslegitimación permanente desde muchos medios (opositores y también
oficialistas).

Se dice que
2. Durante ese tiempo se definió una estrategia, se censó, se dialogó con todos los
actores vinculados a la toma y se acordó con 734 familias su reubicación.
Pero en realidad...
El último censo realizado por el mismo Ministerio de desarrollo y con control
popular de organizaciones sociales y de DDHH, como el CELS, y diferentes
colectivos profesionales como Trabajadoras Sociales, arrojó datos contundentes
que desmienten el discurso de que casi todas las familias ya habían acordado y
se habían retirado de la toma, como sostuvo Larroque la semana anterior. En el
predio había 1400 familias (un estimativo de 4500 personas, entre ellas niñes,
adolescentes y mujeres embarazadas) que aún esperaban una respuesta digna a
su reclamo por tierra y vivienda. Se dijo incluso que había poca gente en la toma
al momento del desalojo. Entonces... ¿por qué fue necesario un operativo policial
de 4000 efectivos?

Se dice que:
3. Lamentablemente, también hay que decir que, durante este proceso,
organizaciones de izquierda, principalmente el Partido Obrero, no contribuyeron
a encontrar una solución. Obstaculizaron el diálogo, impidieron el ingreso al
predio e hicieron pública su intransigencia.
Pero en realidad...
“La izquierda” acompañó el proceso de organización de la recuperación de
tierras e impulsó acciones de solidaridad entre sectores de la clase trabajadora.
Cada partido u organización discutió sus posiciones con les vecines, por lo que
acusarnos de no contribuir a encontrar una solución es totalmente falso.
Cabe aclarar que a las reuniones con Larroque asistieron delegades de los barrios
de la toma, además de representantes de organizaciones sociales, políticas y de
DDHH. Las definiciones se tomaron en asambleas, donde participaron todes les
vecines.

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La estrategia de señalar a un determinado arco político como el culpable deja
mucho que desear. La usó Macri muchas veces cuando acusaba a los sindicatos
que han llamado a paro o a movilizar de ser “kirchneristas”, desconociendo el
reclamo legítimo de las bases. ¿Y ahora la usa el propio kirchnerismo?
Lo que intenta hacer este discurso es deslegitimar procesos organizativos
colectivos, criminalizando agrupaciones políticas que acompañaron la decisión
de les vecines, corriendo del eje central la problemática del acceso a la vivienda
y al derecho a una vida digna.

Se dice que
4. El dispositivo interministerial en Guernica elaboró propuestas a medida de las
familias: subsidios para alquilar, ampliación y refacción de viviendas de origen,
refugio para personas en situación de calle, acompañamiento a víctimas de
violencia de género.
Aquellas familias que aceptaban el retiro voluntario también podían optar por
residir en las 11 hectáreas que el ministerio había dispuesto a tal fin. También se
asistió regularmente con elementos de higiene, de prevención al Covid, agua,
alimentos y colchones.
Además del compromiso de no judicializar la situación de las familias ocupantes,
el gobierno de la provincia estuvo siempre a disposición de las familias en la
procura de alcanzar la mejor solución, incluso con el teléfono y la presencia del
ministro a disposición las 24 hs.
Pero en realidad...
Las soluciones que ofreció el gobierno, a través del dispositivo interministerial,
consistieron en materiales para la construcción, electrodomésticos o dinero
con montos que iban desde 15 mil a 50 mil pesos. Ninguna de esas propuestas
implicaba una solución integral ni definitiva para la situación habitacional de las
miles familias. ¿Qué terreno se consigue con un subsidio de esos montos? ¿De
qué sirven materiales para la construcción sin un lugar para edificar?
Cabe señalar que, tras el desalojo, numerosas familias quedaron en situación de
calle, completamente a la deriva. No es el Ministerio quien las está acompañando,
si no las propias organizaciones territoriales y políticas que tanto se han criticado.

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Se dice que
5. El ministerio le pidió al juez Rizzo, interviniente en la causa, dos prórrogas de la
orden de desalojo y, vencidas éstas, se solicitó seguir dialogando.
Pero en realidad...
Fue el enorme repudio social y el apoyo de parte de centros de estudiantes,
agrupaciones sindicales, organismos de derechos humanos y organizaciones
territoriales, sociales y políticas lo que presionó a Larroque a suspender el
desalojo.
Guernica cobró vuelo mediático por tratarse de una toma de enormes dimensiones,
además de la gran resistencia y organización presentes en esta recuperación de
tierras, que hizo posible la permanencia de las familias durante tanto tiempo a
pesar de las condiciones adversas. Lo cierto es que otras tomas de menor tamaño
y que no tuvieron lugar en la agenda mediática fueron brutalmente desalojadas
mucho antes.

Se dice que
6. Luego de todas las maniobras dilatorias del Partido Obrero, organizaciones
delictivas locales y sectores que no comprendían la gravedad del asunto, el juez
y el fiscal decidieron, a pesar de la solicitud del gobierno de aplazarlo y seguir
dialogando, el desalojo de la toma.
Pero en realidad...
La última propuesta del Ministerio fue hecha apenas algunos días atrás, siendo
la última etapa de negociación, donde ofrecían trasladar al barrio La Unión a un
predio de 5 ha de manera provisoria (tierras provisorias), para aguardar allí la
asignación de lotes, con el compromiso de no desalojar a las familias de los demás
barrios que aguardaban la asignación de los lotes prometidos por el gobierno. Lo
cierto es que, en asamblea, les vecines decidieron aceptar este último acuerdo,
pero cuando se reunieron con el ministro éste dijo que “ya era tarde” y que para
poder convencer al fiscal de suspender nuevamente el desalojo, se debía mudar
el barrio La Unión ese mismo día. Esto era imposible política y logísticamente para
las familias que habían luchado juntas por tantos meses y porque no implicaba
el acuerdo de Tierra por Tierra sino un mero intento divisionista de parte del
gobierno. Así, definieron quedarse a resistir en unidad con los demás barrios
de la toma que no tenían un predio garantizado. A la madrugada siguiente, les
despertó la policía con el brutal desalojo.

22 GUERNICA dossier tierras


Se dice que
7. En el marco del operativo de desalojo, el ministerio asistió con tres espacios de
contención para las personas que no tenían dónde ir. Es importante subrayar que
la mayoría de las familias acordaron salir voluntariamente y que fueron agotadas
todas las instancias de diálogo.
Pero en realidad…
El desalojo fue brutal. Se tiraron balas de goma, gases lacrimógenos y se
incendiaron casillas, una escuelita y la posta de salud que se habían montado
gracias a la organización. La mayoría de las familias que fueron desalojadas en el
operativo se retiraron sumándose al corte en Guernica y siguen en la lucha a la
espera de soluciones habitacionales dignas.
Desde nuestra defensa por el derecho a la tierra y la vivienda digna, repudiamos
el desalojo y la represión en Guernica. Levantamos la bandera de la lucha por
tierra para vivir y abrazamos todos los procesos de organización que se den en
este marco.
Guernica no está sola. Estuvimos y estamos todas las organizaciones que
queremos un mundo justo, sin miseria ni explotación. Las que denunciamos
que el avance de los negocios inmobiliarios de los barrios privados y las torres
destruye nuestros territorios y sólo profundiza la desigualdad.
Es tiempo de poner en la agenda de discusión qué uso le vamos a dar a la tierra:
¿vivienda para que nadie se quede sin un techo… o un campo de rugby para que
jueguen solo los ricos y las ricas? ¿Campos para producir alimento de manera
agroecológica… o para el agronegocio que nos envenena?
Y también es tiempo de discutir para quiénes gobierna la dirigencia política. ¿Para
todo el pueblo… o solo para los que tienen plata? ¿Por qué la justicia no avanza
sobre los dueños de los countries que amasan fortunas y evaden impuestos? ¿Por
qué es más importante defender el derecho a la propiedad privada de unos pocos
en vez del derecho a la salud, la educación y la vivienda de las grandes mayorías?

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24 GUERNICA dossier tierras
Sobre la intervención de las
organizaciones en la recuperación de
tierras de Guernica

La izquierda intervino con perspectivas unitarias en la disputa contra punteros y


lúmpenes. También brotaron los sectarismos y corporativismos en los momentos
culmines de la lucha. Reflexionamos para fortalecer la lucha unitaria, desde la
nueva cultura militante, para luchar mejor.

No nos interesa mantener un debate epistolar o cruzado entre las organizaciones


que nos reconocemos parte del campo de la izquierda argentina. Menos en un
contexto de ataque maccarthista de parte del gobierno y sus defensores. Por
el contrario, buscamos un intercambio que nos permita afrontar el ejercicio
de la reflexión para que nuestra acción militante se dote de eficacia y sentido
transformador.
A diferencia de lo que suelen ser gran parte de los debates entre las organizaciones,
buscamos que prevalezca la contrastación de ideas y no las difamaciones de
todo tipo. Pararnos desde una nueva cultura militante a la hora de debatir nos
parece algo que urge para aquelles que entendemos el conocimiento como parte
necesaria e imprescindible para el desarrollo de la praxis revolucionaria.
La lucha por la recuperación de tierras en Guernica dejó varias enseñanzas,
reflexiones, balances y tareas en el seno del campo popular. En este caso
particular, nos interesa dar cuenta del tipo de articulación que se dio entre los
movimientos sociales, partidos de izquierda y activistas que tuvieron intervención
directa en la toma, con el objetivo de aportar nuestra mirada al debate de ideas
entre tendencias de izquierda.
El 18 de julio de 2020, en medio de la pandemia mundial por COVID-19, miles
de familias iniciaban la ocupación de varias hectáreas en el predio ubicado en
Guernica, al sur del conurbano. Los inicios tuvieron un carácter presuntamente
espontáneo, más allá de la especulación de punteros municipales y de sectores
lumpenizados que veían en la toma un posible negocio. Los movimientos sociales
intervinieron una semana después, encontrándose con una toma desorganizada

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y dividida, con un sinfín de conflictos internos, bandas que desalojaban por la
fuerza a las familias, delincuentes de distintos rubros, gente que vendía y re-
vendía terrenos y operadores municipales y policía que, con censos truchos,
lograban judicializar a 533 personas del lugar.
En el barrio que luego se llamó “20 de julio” había un componente de sectores
del PJ que habían hecho la campaña de Blanca Cantero y, como forma de pago,
tenían vía libre para tomar esas tierras, incluso a partir del diseño de una
urbanización del barrio, algo que no suele suceder en las tomas espontáneas.
Desde allí surgieron numerosos ataques a la organización general de la toma,
intentos de división y negociación aparte de la Coordinación de delegades y
organizaciones que, con mucho esfuerzo, logramos construir.
La intervención de sectores del PJ, entremezclados con barrabravas, se volvió
un escollo importante por dos cosas: porque generaba las condiciones para la
deslegitimación social del proceso, por un lado, y porque allanaba el posterior
avance represivo del Estado y la Justicia, por el otro. Conscientes de esto, los
movimientos sociales empezaron a encontrarse en las más de 100 hectáreas que
comprenden el lugar en disputa. Así, en las primeras semanas de agosto, empezó
a confluir el activismo de organizaciones territoriales y políticas, quienes junto a
vecines no agrupades, lograron diseñar una intervención conjunta para combatir
y reducir al lumpenaje y los punteros municipales, mientras se iniciaba una
coordinación sistemática para organizar las asambleas y el cuerpo de delegades.
Es decir, la tarea de las primeras semanas, de fin de julio hasta la primera
quincena de agosto, fue evitar las confrontaciones (hasta físicas) entre barrios.
Luego las tareas tuvieron que ver con construir asambleas, elegir delegades, más
tarde un proto-cuerpo de delegades de los cuatro sectores y coordinar entre
las organizaciones sociales y políticas que tuvieran compañeres viviendo en la
recuperación de tierras. Urbanizar el barrio, construir las comisiones de trabajo
para impulsar salud, género, niñez, prensa, autocuidado y legales: un barrio
obrero en progreso y de lucha.
Lo acordado se llevó a cabo y no fue gratis. Al poco tiempo, un delegado fue
baleado de gravedad y la policía liberó la zona varias veces a grupos de choque
enviados por los que se reclamaban dueños y, en realidad, están ligados al PJ:
en agosto hubo cinco ataques organizados por punteros y bandas, en particular
cuando salíamos del barrio para movilizar al Municipio de Guernica. A esto se
suma la detención e intentos de gatillo fácil contra jóvenes que se encontraban
en las inmediaciones del predio. Aún así, luego de un mes, se constituyó una
estructura organizativa con delegades por barrios y un esquema asambleario
que garantizaba la democracia de base en condiciones muy adversas, fruto de
la intervención rupturista del Estado y la estigmatización de los medios masivos

26 GUERNICA dossier tierras


hegemónicos. Consecuentemente, la representación de la toma quedó expresada
en el cuerpo de delegades que, en varios casos, eran activistas barriales de muchas
de las organizaciones presentes pero donde también existía un componente no
agrupado que hacía su primera experiencia de lucha.
En este sentido, destacamos la unidad construida en base a la autoorganización
democrática de les trabajadores, que construían sus propias herramientas de la
mano de los movimientos territoriales sociales y políticos. En el proceso de un
mes se había desarrollado una estructura organizativa que daba una orientación
general a 2500 familias. Esto no impidió que, tiempo después, empezaran a
visualizarse las primeras diferencias entre las organizaciones en el lugar.
Cuarenta días después de iniciada la recuperación de tierras en Guernica y con
el conflicto de vivienda instalado en los medios masivos, empezaron a intervenir
en el territorio organizaciones sin construcción territorial previa, como el Partido
de los Trabajadores Socialistas (PTS), entre otros. En principio, su rol se abocó a
colaborar desde afuera con la resistencia de las familias para, luego, empezar a
intervenir en los debates de la toma, acción totalmente legítima en lo que hace
a la democracia obrera y popular. ¿Dónde radica la crítica o diferencia con estas
organizaciones? En el tipo de intervención llevada a cabo.
Con la intención de ganar adeptes, cuarenta días después de iniciada la toma,
el PTS utilizó las más variadas estrategias (principalmente paralelizando los
espacios construidos en el mes previo), sin importar el carácter despolitizante
de las mismas, sembrando desconfianza y cargando los cartuchos contra les
delegades acusándoles de burócratas y elitistas, sin respetar el proceso previo
en la recuperación de tierras y construyendo “enemigos internos”, jugando con
la desesperación de las familias por la demora en la resolución del conflicto.
En ningún caso midieron las consecuencias de ese tipo de intervención en un
clima en general violento, que en una facultad puede no traer como resultado las
agresiones físicas pero que, en un ámbito territorial con un componente lumpen,
podía jugar con la vida de una delegada.
Tal es así que, desde afuera, se dedicaron a construir desconfianza a la estrategia
de negociación que se había gestado al calor de los debates en la Coordinación
de Delegades, organizaciones y asambleas: en relación a la correlación de fuerzas
desfavorable y a partir de la experiencia previa, se había acordado aceptar tierras
en otro lado, idea expresada en el “Tierra por Tierra”. Sin medir la relación de
fuerzas con el Estado y con un desconocimiento asombroso de la historia de las
tomas de tierras en el país, agitaban consignas contra el planteo consensuado.
No había mucha fundamentación de tal posición, menos aún ante el escenario
adverso que se atravesaba, con el lobby mediático y empresarial en primera
línea. Desde la mera agitación, se proponía cercenar una de las posibilidades que

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las clases populares se han dado a lo largo de la historia para poder obtener un
triunfo y arrancarle al Estado un derecho tan básico como es el acceso a la tierra
y la vivienda. En 40 años de lucha por tierra en el conurbano, las relocalizaciones
o el Tierra por Tierra han sido parte de un factor de victoria de esa lucha y los
ejemplos son numerosos.
¿Por qué desconocen que la pelea por la tierra en infinidad de veces se ha
resuelto favorablemente para los sectores populares mudándose a otro terreno?
¿Acceder a terrenos para 1400 familias que perdurarán para ese entonces fuera
del predio tomado era una derrota? Estas son algunas preguntas que nos hacemos
e invitamos a responder a aquellas organizaciones que extremaron las diferencias
en torno a dichas consignas.

Deslegitimación del cuerpo de delegades


Estas organizaciones, al no hegemonizar la dirección del proceso, intentaron
deslegitimar desde afuera de varias maneras: 1) Desconociendo la elección
de delegades por barrio a lo largo de los cuatro barrios conformados en la
toma; 2) Pretendiendo imponer delegades sólo por afinidad a su organización,
principalmente del colectivo de mujeres que se formó en base a la militancia del
PTS y que logró un incipiente anclaje en el ultimas 3 semanas; 3) Paralelizando
algunas comisiones, como la de género, o haciendo al principio donaciones a
sectores punteriles del PJ del sector 20 julio que criticaban a la organización de
la toma (en este caso, su falta de experiencia les llevó a creerle a un supuesto
sector “independiente” que era, en realidad, un sector ligado a Blanca Cantero, la
intendenta del PJ; uno de ellos se hizo famoso por salir a denunciar la organización
de la toma con el discurso de Larroque).
Lastimosamente, ante la mirada del Estado y el gobierno, no repararon en divulgar
denuncias públicas respecto a lo “antidemocrático” de un proceso construido con
mucho esfuerzo y poniendo en riesgo físico a las delegadas. Esta situación generó,
en varias oportunidades, que vecines e integrantes del cuerpo de delegades de
la toma plantearan la expulsión de dicha militancia, cuestión que finalmente no
ocurrió por la mediación del resto de las organizaciones.

La previa al desalojo y la falsedad sobre el acta acuerdo


En la etapa final de la negociación con el Estado, surgió la opción de que uno de
los barrios, La Unión, pudiera retirarse del lugar para trasladarse a otras tierras
provisorias propuestas por el gobierno y aguardar allí la asignación de lotes. En
el caso de que no se concretase la promesa, la perspectiva era construir el barrio
en el lugar asignado de manera transicional. Esta negociación estaba atada al
freno del desalojo en el resto del predio, que se mantendría ocupado hasta que

28 GUERNICA dossier tierras


la Provincia asignara los lotes prometidos. Un “tierra por tierra” diferido hasta
que estén los lotes definitivos en 6 meses: si el Estado pretendía que los barrios
se fueran de las tierras de Guernica, debía otorgar tierras en otro lugar. Todo esto
estaba sujeto a un acta acuerdo que seguía en debate hasta último minuto y que,
finalmente, no fue firmada porque el gobierno y el fiscal no cumplieron con lo
preacordado, que implicaba no desalojar a los otros barrios hasta encontrar una
solución general.
En paralelo a esta propuesta, los principales grupos empresariales del país
llevaban sus propias negociaciones y días atrás habían solicitado al presidente
Alberto Fernández no sólo el desalojo de Guernica sino también de las tierras
que el MTE ocupaba en Entre Ríos y otra decena de tomas. A pesar de una
correlación de fuerzas que se inclinaba en favor del lobby empresarial, algunas
organizaciones optaron por rechazar la opción que denominamos “tierra por
tierra” porque veían una situación donde el gobierno no iba a reprimir y suponía
que la lucha podía dar para más. Esta posición, en sí misma, no fue un problema
porque está atada a las valoraciones que los distintos sectores hacen del
conflicto. Lo cuestionable y dotado de una mala cultura militante es lo siguiente:
la propuesta inicial se votó en los cuatro barrios y obtuvo una amplia mayoría en
tres, también en el cuerpo de delegades, pero infundadamente se dio la espalda
a tal decisión de democracia de base. Al punto tal que varios grupos políticos
organizaron una movilización ¡contra les delegades del barrio La Unión, incluso
trayendo militantes de su partido! ¿Qué buscaban? ¿Generar una confrontación
física entre les trabajadores?
Finalmente, Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández definieron
ceder ante los planteos de Coto, Techint, Clarín y dar luz verde a la bonaerense de
Berni. El pacto social propuesto por Cristina Kirchner a través de una carta pública
el martes 27 de octubre exigía tal sacrificio en aras de calmar a la gran burguesía y
asegurar la propiedad privada que supuestamente estaba en cuestión.

A modo de cierre
Que quede claro: las responsabilidades de la represión y el desalojo no están en
discusión. Hacemos responsables totalmente al gobierno nacional y provincial,
a la Justicia y al lobby empresarial.
Ahora bien, son muchas las enseñanzas que suelen dejar los procesos de lucha de
los sectores populares, ya sea por emulación o rechazo. En este caso, la arista de
la unidad de acción entre las organizaciones de izquierda (llamado Frente Único
Obrero en la tradición de la Tercera Internacional) nos parece una situación a
atender de cara a los tumultuosos tiempos que se ciernen en el futuro mediato.
Por eso, vemos que la unidad en la reorganización de la toma es un aspecto a

29
valorar, destacar y emular en luchas futuras.
Pero la intervención de las organizaciones no puede contentarse en la acción
declamativa de la lucha sino principalmente en mostrar ante la sociedad
la posibilidad del triunfo para aquelles que se organizan desde abajo, con
independencia política y en franca lucha contra los patrones y el Estado. Buscar
ganar protagonismo para una organización y consolidar las propias posiciones,
aun a costa de hacer estallar la unidad que con muchas dificultades se logra
construir y sin tener en cuenta lo que se juegan miles de familias que se
inician en la lucha contra sus verdugos, es actuar con suma irresponsabilidad.
Para peor, impulsar una campaña de deslegitimación contra les delegades
democráticos de base no permite avanzar en la construcción de una correlación
de fuerzas favorable para obtener victorias parciales y favorece la fragmentación,
la desorientación y el debilitamiento de la organización colectiva. Vemos, en gran
parte de la intervención de varias organizaciones, un claro ejemplo de lo que NO
debe hacerse en una intervención territorial o barrial.
Desde hace más de 25 años, quienes nos reconocemos dentro del movimiento
piquetero que no ha conciliado con los partidos del régimen, buscamos la unidad
de acción contra el Estado y los punteros, el fortalecimiento de les delegades, el
respeto de la democracia de base y la autoactividad de les trabajadores, luchando
sin sectarismos ni corporativismos. Desde esa matriz de acción surgen nuestras
reflexiones sobre una lucha que aún no terminó. Luchamos para que la izquierda
socialista sea una opción ante la sociedad pero no sólo en el plano electoral
sino, además, desde la organización y la lucha en la calle. La construcción de
la unidad requiere pasar en limpio acuerdos y desacuerdos para fortalecernos
y luchar mejor. Anhelamos y nos organizamos para que les trabajadores vean
en las organizaciones revolucionarias un espacio desde donde luchar y ganar
los derechos arrebatados, recorriendo el camino hacia la construcción de una
alternativa socialista y feminista.

30 GUERNICA dossier tierras


Luchar sobre los hombros de las luchas pasadas. Reflexionar
sobre las luchas para que las futuras partan de un piso mayor

Línea de avance y correlación de


fuerzas

1) El desalojo de Guernica no estaba escrito. La relación de fuerzas fue dinámica


durante estos meses y el hecho de que sectores distintos, implicados en el
conflicto, tuviéramos interés en una salida negociada, hacían posible que esta se
concretara. El desalojo mediante la represión abrumadora de 4.000 policías mega
equipados, dejó a gran cantidad de familias sin tierras y en un lugar de poder
debilitado. Al mismo tiempo, fortaleció el rumbo hacia la derecha del gobierno
provincial, nacional y a los sectores dentro del gobierno que acuerdan con ese
rumbo. ¿Por qué, entonces, se llega al desalojo? Lo que termina de inclinar la
balanza es que el gobierno nacional, incluyendo a Cristina, juzgó necesario
y decidió dar una prueba de fe a la gran burguesía para el futuro pacto social
que pueda tranquilizar el dólar en el corto plazo y que permita una estabilidad
que encamine la negociación con el FMI. No en vano el FMI llega en estos días
a nuestro país para cerrar un nuevo acuerdo muy regresivo para el pueblo.
En las reuniones de altas esferas de la elite política y empresarial se fraguó la
necesidad para el gobierno de dar nuevas pruebas de defensa de la propiedad
privada, reforzando la autoridad de ese empresariado sobre ella y, quiera o no el
gobierno, sobre el mismo Estado.
La base del pacto social que evitó la devaluación y sostuvo el plan económico de
Guzmán, requirió defender esa propiedad contra las luchas por tierra para vivir,
además de un presupuesto de ajuste. Pero el “éxito” de este plan económico no
alcanzará con estas medidas. En definitiva, en la próxima etapa la defensa de la
propiedad privada deberá ser reafirmada una y otra vez, en forma permanente,
ya que la gran burguesía ha dejado claro que tiene “una pistola apuntando a la
cabeza del gobierno” y está dispuesta a disparar. El pacto social necesario para
imponer el ajuste que propugna el FMI y el disciplinamiento contra las mayorías

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populares tiene que integrar en él, además de la fuerza social conducida por la
gran burguesía, a gran parte de las fuerzas que están en el FdT y a la burocracia
sindical y piquetera. Esto no está asegurado, dado que ese camino llevaría a un
creciente descrédito del gobierno y un agrietamiento de su base social y electoral.

2) La recuperación de Guernica fue posible por la unidad de quienes luchamos.


Si la recuperación de Guernica perseveró más que la mayoría de tomas a lo
largo del país fue por cómo se enriqueció con el aporte de diversas corrientes
militantes, en muchos casos con importante experiencia en tomas previas, tanto
movimientos territoriales y políticos como organizaciones de derechos humanos,
del feminismo, de profesionales, etc. Pero la fuerza de masas para auxiliar la lucha
por tierra para vivir no fue suficiente. Si bien es claro que debemos caracterizar
a Guernica como el segundo Vicentin para la fuerza semiprogresista en el FdT,
que intenta conciliar las contradicciones entre capital y trabajo, no podemos
exagerar su alcance por ahora. El empeoramiento de la crisis económica y de
las condiciones de vida, en particular en el sector más precarizado de la clase
trabajadora, empuja a tomar tierras para vivir. Pero no podemos subestimar cierto
rechazo a las mismas construidas con la idea de seguridad y pequeña propiedad
privada, machacado por los grandes medios de comunicación, como lo muestran
encuestas de opinión más o menos serias. Tampoco podemos subestimar la
expectativa de amplios sectores populares en el actual gobierno.
La prueba de fuerzas de Guernica mostró un importante respaldo social al derecho
a la tierra y vivienda, pero una fuerza mayor de quienes empujaron el desalojo. El
respaldo a nuestra lucha no superó la grieta de un FdT y un JxC que respaldaron
el desalojo, ni generó una movilización de masas significativa que la avalara.
Es sintomático que, incluso, una parte de la base social docente de sectores
combativos repudiara en las redes la recuperación de tierras, los sindicatos que se
expidieron a favor fueran mínimos y el movimiento estudiantil fuera inexistente.
En suma, muchas agrupaciones de base de distintos sectores apoyaron pero no
lograron conformarse como vanguardia que condujera un movimiento de base,
por lo que no podía concretarse un movimiento de masas que impusiera una
victoria de la toma en toda la línea. Las ocho movilizaciones que hubo en Guernica,
en Capital y en La Plata no superaron nunca lo estrictamente organizado por los
partidos y movimientos piqueteros que apoyaron.

32 GUERNICA dossier tierras


3) La evolución de la fuerza organizada en Guernica no fue favorable para parar
el desalojo. Yendo a lo más micro de la formación de poder autónomo de los
sectores populares, nos explayamos más en otras notas de este dossier. Siempre
es el punto que cuesta más mirar y valorar, pero debemos recalcar que si esta
dimensión falla, todo poder que se construya tendrá pies de barro. El arte de
construir un sólido poder de les de abajo implica poner el cuerpo, desarrollar
relaciones sociales saludables, de confianza entre pares y de apartar al máximo
del territorio a narcos y punteros. La democracia en el buen sentido implica que
cada vecine se sienta reconocide, con pleno derecho a participar y decidir, a hablar
y a ser escuchade. Por encima de los formalismos, una asamblea genuina, que
exprese un poder popular, es imposible sin lo anterior. Sin ello, la asamblea debe
hacerse de todas maneras, pero expresará distorsionadamente el sentir popular y
sus resoluciones serán débilmente defendidas.
La evolución de la fuerza organizada fue algo tan variable como el resto de los
elementos que venimos analizando. Luego de un crecimiento cuantitativo y
cualitativo desde el comienzo de la toma, se llegó al techo de 2500 familias a
principio de agosto (10 mil personas). Pero la persistencia de los ataques de las
patotas, el estrecho cerco policial, las inclemencias del tiempo y por último el
poder blando del arreglo individual, al cual recurrieron varias familias, llevaron
a que en la última fase previo al desalojo quedaran menos familias viviendo en
la toma y, a pesar de la resistencia de la primera línea, el desalojo se consumó
fácilmente. Los cortes de ruta en solidaridad se realizaron en puntos relevantes
y tuvieron un efecto positivo, pero no llegaron a reunir ni diez mil personas. La
marcha del día del desalojo y la del día posterior no lograron romper el cerco del
mundo militante.

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34 GUERNICA dossier tierras
EL DESALOJO EN LOS CUERPOS DEL
FEMINISMO

Por Daniela Cohen Arazi

El siguiente escrito es un primer acercamiento a pensar lo sucedido en Guernica


en clave feminista y en torno a la materialidad de los cuerpos, las desigualdades
y las opresiones que los atraviesan. Intenta abrir preguntas sobre las marcas a
fuego que deja la experiencia de haber vivido un desalojo: un desalojo televisado,
relatado de manera masiva desde la perspectiva de los medios hegemónicos,
con el objetivo de disciplinar al conjunto de la sociedad sin nombrar la palabra
represión.
Se lo tituló como “enfrentamientos” o “incidentes”, pero ¿cabe la posibilidad
de pensar un desalojo en esos términos? ¿Se puede hablar de enfrentamientos
cuando de un lado hay una fuerza especializada y entrenada, con armamento
y elementos de defensa personal, mientras que del otro hay personas que se
defienden y tratan de resistir porque después de eso solo queda la calle o el
hacinamiento? ¿Cómo se vive esa experiencia en los cuerpos? ¿Y en los cuerpos
del feminismo como las mujeres, las travestis, las maricas, las trans? ¿Qué se
puede hacer frente a esa violencia?
En Argentina, el terrorismo de Estado y el genocidio hicieron un trabajo profundo
para borrar de la memoria histórica de la clase trabajadora las herramientas para
enfrentar esa violencia, por lo cual el proceso actual es principalmente defensivo
y las relaciones de fuerza totalmente desiguales.
P fue parte de la resistencia al desalojo. Dice que “la sensación en esos días era
la de preguntarnos ¿qué tenemos? Y la respuesta era: la organización. Eso es
lo que teníamos frente a los miles de efectivos con armas, tanquetas, gases y
helicópteros”. Y agrega: “Pero hay algo muy digno en eso que teníamos, porque
frente a la monstruosidad que son ellos, hay un colectivo que dice que eso no
puede ser así. Ese era el espíritu de quien resiste poniendo el cuerpo”.
Elsa Dorlin, filosofa feminista y autora del libro “Defenderse. Una filosofía de la
violencia” dice, en una entrevista realizada por Página/12: “Hoy, bajo el imperio
de la ley, estos gobiernos adoptaron una legislación ‘liberticida’ que ejercita un

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tipo de violencia mortal que se podría resumir en la siguiente fórmula: cuanto más
te defiendas, cuanto más defiendas tu vida, más vas a ser golpeado/asesinado.
En el nombre de la defensa de los ‘buenos ciudadanos’, un sector entero de la
sociedad está expuesto al riesgo de muerte social, política o ‘real’”.
Esa es la situación que se vivió en Guernica. En defensa de los intereses de
los sectores concentrados de la economía, de los countrys, inmobiliarias,
empresariales, del capitalismo y la propiedad privada, se arrojó a 1400 familias
a la muerte social de vivir sin siquiera poder soñar con tener un pedazo de tierra
para vivir.
Los medios, una vez más, demonizaron a quienes intentaron resistir y
puntualizaron en que llamaba la atención que hubiera sectores organizados.
Incluso el gobernador Axel Kicillof planteó que “si alguien fue a hacer el aguante
no tenía ningún problema de vivienda, y era la gran mayoría de los que estaban
en la fase final”. En esa forma de disciplinamiento y en ese intento de quebrar todo
tipo de solidaridad de clase, se evidencia que hay cuerpos a los que se considera
legítimo defender y para eso existe la violencia del Estado, mientras que de otros
se espera que reciban la violencia mansamente y que no ejerzan su capacidad
defensiva. Hacerlo los condena a la idea de “malas víctimas”.

Registrando la violencia desde otros lugares


Los cuerpos de mujeres, trans, travestis y lesbianas tienen una historia particular
en torno a esta educación en la indefensión. Las instituciones del capitalismo y
el patriarcado se han encargado de modelarlos para hacerlos dóciles, sumisos, al
servicio de los cuidados ajenos. ¿Qué pasa entonces cuando esos cuerpos intentan
hacerse paso en la primera línea de autodefensa? ¿Qué riesgos enfrentan? ¿Qué
obstáculos quedan por sortear?
P. fue parte del grupo de autodefensa, en parte gracias al avance de los feminismos
que, en el último tiempo, habilitó práctica y simbolicamente que las mujeres y
disidencias sexuales retomen con ímpetu estas tareas reservadas históricamente
a los varones cis. Pero sin romantizar esta idea, P cuenta que costó mucho que
se visibilice en ese rol y que hay algo en la forma de crianza que les posiciona
en una condición de desigualdad a la hora de conocer cómo ejercer la fuerza
y desarrollarla. “Finalmente las tareas que yo terminé cumpliendo terminaron
más relacionadas al cuidado (…) era necesario también estar ahí para buscar a
alguien de salud si había algún heride, estar atenta a que no nos dispersemos, la
sensación era que la única manera de salir sanes de ahí era no separarnos porque
estaban viniendo con todo”, dice.
Para Elsa Dorlin la cuestión del cuidado de les otres no tiene que ver solamente
con la socialización diferenciada por género, sino también con la violencia: “Ser

36 GUERNICA dossier tierras


atenta hacia otros, a lo que pueden decir, hacer, a lo que necesitan, quieren y
desean, anticipar constantemente sus gestos, sus movimientos, sus voluntades,
es también una manera que tienen las mujeres de protegerse a sí mismas de lo
que otros les pueden hacer porque tienen el poder y básicamente el derecho de
hacerlo. Es una forma de auto-defensa”.
Los cuerpos feminizados están atravesados por una violencia que se expresa
en situaciones cotidianas y naturalizadas pero que, con frecuencia, alcanza la
forma más extrema del femicidio. Esa experiencia palpable de avasallamiento y
desposesión hace que el temor a las consecuencias de vivir una situación represiva
en manos de la policía sea completamente diferente. En ese sentido, P. dice que
hay un aporte del feminismo en torno al registro y cuidado colectivo que tiene
que ver con que “necesitamos atravesar eso porque este sistema nos cosifica el
cuerpo, entonces para salir de ahí necesitamos registrarlo desde otros lugares.
Que nosotras intentamos romper esa idea de que somos las nenas sensibles, no
quiere decir que no habilitemos esa sensibilidad que tienen todos los cuerpos,
como potencia y como poder”.
La práctica constante de tejer redes, de funcionar como un enorme entramado
que tiene como centro el empoderamiento, la salida colectiva y la visibilización
de cómo afectan las violencias de manera desigual, es un aporte fundamental del
feminismo.
P sufrió en carne propia la represión policial, corrió junto a sus compañeres para
huir de los hidrantes desde los cuales disparaban sin cesar. Cuando cayó al piso y
se golpeó la cabeza, fueron sus compañeres les que la levantaron y la guiaron hacia
un costado mientras la policía seguía apuntandoles a la cabeza. “El sentimiento
que nos une es el de pensar: ¿cuánto más van a pasar por sobre nuestros cuerpos?
Es como que pareciera que nuestro ‘basta’ no vale y eso también tiene mucho que
ver con la violencia que vivimos las mujeres y disidencias sexuales. Esa sensación
de que el ‘NO’ no es valorado. ¿Por qué todes les que estamos diciendo que no, no
somos escuchades? ¿Cuánto tiempo más van a arrasar sobres nuestros cuerpos?
¿Sobre la tierra? ¿Cómo realmente se puede poner un freno a eso si hay tanta
necedad, tanta impunidad, tanta violencia?”

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38 GUERNICA dossier tierras
Profesionales de la salud en Guernica:
solidaridad y formación para tomar la
salud en nuestras manos
Entrevista a la Comisión de Salud de la Recuperación de Tierras de
Guernica

La resistencia y lucha en los barrios de la recuperación de tierras de Guernica


pudo darse gracias a la suma de fuerzas de les vecines, delegades, organizaciones
y profesionales mediante el trabajo en comisiones. La comisión de Salud fue
fundamental para poder resistir el violento desalojo sin lamentar heridas de
gravedad. Natalia Rodríguez, Melisa Ostrej, Carolina Miranda, Bruno Karas, Olivia
Sepúlveda, Luz Balagna, integrantes de la Comisión de Salud de la Recuperación
de Tierras de Guernica, nos cuentan sobre el proceso de organización de la misma.
La Comisión de Salud comenzó a funcionar el día 24 de julio cuando, en una
recorrida de las 100 hectáreas del predio, varies compañeres pudieron encontrarle
un lugar en el barrio La Unión a una mujer en situación de calle. Allí visibilizaron
la necesidad de la gente, la cantidad de niñes que había les vecines les contaban
que no se podían hacer controles de salud y se sentían mal. “Yo había ido con el
ambo, me frenaban preguntándome si sabía que había muchas cortaduras, como
hacer para poner vacunas, si sabía que podían ellos hacer ante el abandono total
que hay en el sistema de salud de hoy en día”, dicen.
Así, a partir de un comunicado de boca en boca, se armó una mini posta sanitaria
junto con un médico, enfermeres, estudiantes de enfermería y de medicina de la
misma recuperación de tierras. Luego de encontrarse, llegaron a un consenso para
“hacer algo, aunque sea para cuidados y atenciones básicas” explican y agregan
que, a partir de la segunda semana de agosto, empezaron a hacer atenciones con
un médico generalista y después con pediatría, obstetricia, psicología y hasta un
ecógrafo. Llegaron a tener campañas de atención de doce horas de pediatría para
les 4500 niñes que había en los cuatro barrios.

Recorridas y trabajo en equipo


Las tareas se organizaron en función de la disponibilidad de les profesionales.
Algunes atendian en la posta a alrededor de cincuenta niñes y adultes por día y

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otres caminaban diariamente las 100 hectáreas del predio en trabajo de territorio.
Así pudieron detectar las enfermedades que había en el territorio, como diabetes,
hipertensión, personas con parálisis en el cuerpo y comenzaron los tratamientos.
A su vez, concientizaron y reforzaron los cuidados por la pandemia.
La atención se realizaba casi todos los días, de lunes a viernes, centralizando
generalmente en el Barrio La Unión para tener una carga de datos completa. Una
vez por semana, la atención se extendía con un gazebo en los barrios La Lucha,
20 de Junio y San Martín. A su vez, se articuló con Médicos del Mundo en una
jornada intensa, “un día totalmente cansador porque se acercaron más de cien
personas por problemas del ambiente, del lugar donde estaban, del agua que
tomaban. Había muchas parasitosis, muchas dermatitis por estar viviendo en el
piso, no todos tenían un nylon o una casilla más o menos armada y compartían
colchones. Con todo eso trabajamos”, cuentan les compañeres.
La comisión sabía que había que prepararse para el desalojo. Entonces organizaron
brigadas con la ayuda de compañeres de lucha de Chile. “La intendenta dijo que
iba a ser desalojo violento y nosotros sabemos como es la policía acá”, dicen y
explican que uno de los objetivos de tales brigadas era preparar a la gente para
que no se asuste, para que pueda asistirse. En este sentido, realizaron talleres de
capacitación en contexto de represión y para aprender para tratar heridas. Hubo
también trabajadores sociales cubriendo situaciones de violencia de género, no
solamente de salud sino atenciones psicológicas para que la gente se sintiera
contenida y acompañada.

El rol político de la comisión de salud


La comisión de salud se planteó organizar profesionales de salud y la comunidad
en solidaridad con la recuperación de tierras en Guernica. Se propuso desarrollar
una misión humanitaria en la inminencia de un contexto crítico de represión
y violación de derechos humanos por parte del Estado. Quien amenaza la
seguridad e integridad física y psíquica de las personas, dicen, es el mismo Estado
que históricamente vulnera el derecho a la vida, a la infancia, a la vivienda y la
propia dignidad de las personas. “Como equipo de salud nos parecía un deber
ético, más allá de la función asistencial en la contingencia, porque ahí adentro
si había una emergencia sanitaria. Vimos que si el Estado no lograba garantizar
el tema de la salud fuera de la toma, ahí adentro menos todavía, sumado a una
fuerte estigmatización hacia gente que a veces sufren la negativa de ser atendida
en hospitales de la zona”, plantean. Remarcan la importancia de construir
herramientas de organización y de coordinación de la salud y de autocuidado que
puedan servir para la resistencia en la lucha por una vida digna, por una vivienda
digna porque sin ella no hay salud y sin salud, no hay dignidad.

40 GUERNICA dossier tierras


De cara al desalojo: organización
La Comisión de Salud de la recuperación de tierras de Guernica se pensó, también,
en el marco del contexto de desalojo por parte de las fuerzas represivas del
Estado. En primera instancia, organizaron encuentros de formación en primeros
auxilios para la población de la recuperación. Estas formaciones se hicieron para
conformar equipos de rescate basados en experiencias de otras latitudes, con
la importancia en prevenir y desarrollar herramientas que puedan ser útiles
ante inminentes desalojos. Por otro lado, estas formaciones se socializaron con
la comunidad en general, con el objetivo de prevenir lesiones físicas contra la
integridad de les pobladores.
También se trabajó sobre los miedos que generaban el hostigamiento y el
amedrentamiento constante de las fuerzas represivas, desde los patoteos a
les vecines hasta los aviones que pasaban por la noche iluminando el barrio,
consumando la antesala de lo que iba a venir el día del desalojo: “El trabajo tuvo
que ver con pensarse en el contexto represivo, reconociendo que no es algo para
lo que la población está preparada ni tampoco les profesionales”.

El pueblo pide vivienda, el Estado da represión


El desalojo les tomó por sorpresa. Aún así, lograron organizarse en cuadrillas de
primera y segunda línea. Lo principal que hizo desde el equipo fue atención de
heridas y reducir el efecto de los gases lacrimógenos. A su vez, unos 50 metros
más atrás había otro equipo de profesionales de la salud con vehículos para
derivación en caso de situaciones más graves. Les compañeres entrevistades
denuncian que “no hubo ningún operativo del SAME ni ambulancias ni médicos,
ni médicas, ni enfermeros, ni enfermeras dispuestos por el gobierno provincial
para la atención de la gente desalojada pero sí para a la policía”. Por este motivo
tuvieron que atender muchísimos casos de broncoespasmo, generados por la
inhalación de gases y bombas lacrimógenas y de gas pimienta que genera una
reacción bronquial que dificulta la respiración y la oxigenación, impactos de
perdigones, balazos de goma en varios lugares del cuerpo, principalmente en
cara y perioculares lo que demuestra la saña de las fuerzas represivas. En este
caso, “por suerte y porque también había cierta previsión de esta intencionalidad,
hubo varios compañeres con antiparras por lo cual hubo un solo trauma ocular
que tuvo que ser derivado al Santa Lucía por un perdigonazo dentro del ocular”,
explican. También atendieron varias quemaduras y traumatismos por los impactos
de los gases de las bombas lacrimógenas en el cuerpo, en la cabeza y en la cara.
Todos los recursos con los que contaron para intervenir se consiguieron fruto de
la solidaridad y donaciones de organizaciones sociales y de compañeres.
La posta de salud del Barrio La Unión fue incendiada por la policía en el marco

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del avance de la represión. Misma suerte corrieron las casas y las casillas. “No
pueden decir que no la vieron porque estaba bien señalizada”, dicen indignades y
se lamentan porque adentro había insumos que no se llegaron a sacar. Gracias al
trabajo en red de profesionales de la salud que esperaban en un segundo y tercer
cordón, pudieron hacerle frente a la represión.

Balances de la resistencia
A la pregunta sobre cuál es el balance, les compañeres dicen que “une se siente
incómodo haciendo un balance positivo con gente en la calle sin techo. Aún así,
en cuanto a la comisión de salud, el balance positivo es porque a pesar de ser
un grupo conformado en poco tiempo, con gente tan heterogénea, con distintos
colores, distintos pensamientos y también bastante numeroso, se pudo actuar
bien y adaptarse a la contingencia de un momento para otro”. El balance de la
comisión es positivo porque se pudo llevar a cabo todo lo implementado en los
talleres sobre cómo curar heridas, la prevención y la preparación emocional. “Los
talleres son una cosa pero la idea que está por detrás es apoderarse de la salud”,
confiesan.

Coordinación de Salud de la Recuperación de tierras de Guernica

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¡Tierras para vivir, feminismos para
habitarlas!

La crisis económica de los últimos años a la que se suma la crisis sanitaria ha


dejado a miles de personas sin derechos básicos. Los diferentes censos que se
hicieron clarificaron que muches de les compañeres llegaron a la necesidad de
tomar una tierra porque escapaban de sus casas por vivir situaciones de violencias
extremas. Hace años que los gobiernos no responden a la crisis habitacional que
vivimos les argentines y las primeras en sufrir el ajuste de estas crisis somos las
mujeres, lesbianas, trans, travestis y la niñeces, sumado a las violencias que
sufrimos históricamente por ser cuerpos feminizados, pobres y racializados.
Guernica es respuesta a los años de desidia estatal, ante la falta de derechos
que no son garantizados por el estado. Ante esto, el feminismo nos ha enseñado
que tenemos la potencia para organizarnos y conquistar lo que entendemos
necesario para una vida digna.
Desde el comienzo de esta lucha por tierra para vivir, fueron las compañeras las
que estuvieron al frente, que han cumplido un rol fundamental organizando las
asambleas de cuatro barrios para que el consenso y la horizontalidad sean la base
de esta construcción. Elegidas como delegadas para representar la lucha de más
de 2000 familias, rompieron las lógicas patriarcales con las que se construyen
los liderazgos mientras garantizaban ollas populares para que les vecines tengan
algo para comer en un invierno durísimo a la intemperie. Las compañeras se
organizaron para que el cuidado de las niñeces sea colectivo y no recaiga solo
sobre las madres, creando espacios de niñez y cuidados. .
La producción y reproducción de la vida siempre estuvo a cargo de las mujeres
y las disidencias sexuales. Las compañeras de la recuperación de tierras en
Guernica imaginaron un nuevo mundo, creado desde cero, con las lógicas
feministas que aprendimos a construir a lo largo de nuestra historia, en red,
desde el acompañamiento, atentas a las necesidades de cada une, priorizando
la autodefensa del territorio y de los cuerpos, haciendo de los cuidados algo
colectivo.

44 GUERNICA dossier tierras


Desde que arrancó el ASPO, las feministas venimos diciendo que el eslogan
Quedate en casa no es parámetro de seguridad para nosotras. Tener que estar
aislades 24hs todos los días con quien nos abusa, violenta y oprime no es una
opción. De marzo a julio se contabilizaron 74 femicidios: durante el aislamiento
las violencias que vivimos día a día se recrudecieron. Romper esos círculos de
violencias es muy difícil, así que cuando compañeras deciden irse de sus casas
a recuperar una tierra que por años estuvo abandonada es muy valioso porque,
detrás de eso, está la decisión de construir una nueva vida libre de violencias para
sí mismas y para sus hijes.
A lo largo de estos más de tres meses de lucha se organizaron asambleas feministas
para articular entre las organizaciones y las vecinas de los barrios. El motivo
principal era generar encuentros y pensar estrategias para abordar las diferentes
violencias que vivimos las mujeres, lesbianas, trans y travestis, profundizadas en
el momento en que las compañeras se quedaron sin hogar. En ese camino, se
decidió expulsar de la recuperación de tierras a varones que tenían denuncias por
abusos sexuales a menores.
Necesitamos tierra para vivir y feminismos para habitar porque, para nosotres,
que los nuevos barrios sean libres de violencias y opresiones es una decisión
política. No nos alcanza con tener la tierra y una casa, si sabemos que al lado
se están violando los derechos de las niñeces o una compañera está sufriendo
violencias.
Nos parece sumamente preocupante la actitud del Ministerio de Mujeres,
Géneros y Diversidad. Las compañeras de Guernica escribieron y enviaron cartas
con destino a Eli Gómez Alcorta sin obtener respuestas. Ni positivas ni negativas:
no nos respondieron. Nuevamente las políticas de cotillón nos dejan a la deriva,
las funcionarias no se hacen cargo de las responsabilidades que tienen con las
más vulneradas y nuestros derechos a una vida libre de violencias siguen sin ser
garantizados.
Ante la crisis habitacional que viven las compañeras de Guernica, la única
respuesta que se tuvo por parte de los gobiernos fue la brutal represión. Una
vez más las violencias más crudas sobre los cuerpos feminizados las recibimos
nosotres.
Recuperar la tierra es una tarea de los feminismos para desterrar las lógicas
patriarcales y extractivistas que arrasan con la vida. Estamos en contra de los
modelos de muerte que lo único que nos ofrecen es la miseria. Recuperar la tierra
es una tarea de los feminismos porque la lucha es por un ambiente sano para las
nuevas infancias, por la autonomía de nuestros cuerpos, porque vamos a cuidar
las semillas de rebeldía que sembraron nuestras ancestras. La lucha por la tierra
es una lucha por la vida digna.

45
Guernica es tierra fértil para la lucha feminista. Allí seguimos buscando a Diana
Colman desaparecida en 2015 y seguiremos acompañando e imaginando la
construcción de nuevos barrios donde cada compañera tenga donde vivir,
para que cada niñe tenga donde jugar, para que la experiencia de Guernica se
multiplique en cada recuperación de tierra.
¡Tierras para vivir! Ni para el extractivismo, ni para las mineras, ni para los
countries.

46 GUERNICA dossier tierras


TIERRA PARA VIVIR O TIERRA PARA
INVERTIR

Por el Colectivo de Abogadxs Populares La Ciega

¿Cúal fue el entramado legal que se dio antes del desalojo represivo de Guernica?
¿Cómo se vincula con la especulación inmobiliaria? Compartimos un análisis y
algunas reflexiones para comprender los intereses y disposiciones legales de
trasfondo de las luchas por la tierra y las respuestas represivas en Guernica.

CIUDADES PARA EL CAPITAL


La actual crisis de acumulación del capitalismo ha llevado a una expansión
desenfrenada del capital en la búsqueda de mayor rentabilidad, intensificando la
concentración del ingreso en las clases dominantes y la privación de los medios
de vida para sectores cada vez más amplios de la población con un sesgo que no
sólo es clasista sino también patriarcal y colonial (Arruzza, Bhattacharya y Fraser).
Los análisis posfordistas de la ciudad (Friedman, Sassen, Soja, de Mattos) dan
cuenta del impacto de este proceso en las tramas urbanas: la intensificación de la
mercantilización del suelo, la reconfiguración de los grandes centros urbanos en
focos de rentabilidad para las inversiones, la expansión de la frontera inmobiliaria
hacia los territorios de borde metropolitano y el alineamiento de las instituciones
de planificación urbana y territorial con el capital inmobiliario. Las consecuencias
afectan todas las dimensiones del hábitat y están a la vista: aumento sistemático
de la proporción de inquilines, poseedores irregulares y personas en situación
de calle, aumento de la proporción del ingreso necesario para cubrir el alquiler,
reducción sistemática de los espacios verdes y de los espacios públicos, todo en
favor de la especulación inmobiliaria. Donde la reproducción de la vida demanda
tierra para vivir, la reproducción del capital exige tierra para invertir.

El Estado y el derecho siempre han sido el instrumento de las clases


dominantes para mantener la unidad de una sociedad que se resquebraja por

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las contradicciones inherentes al modo de producción capitalista. Una vez que
se ha establecido el modo de vida “posible” - tierra para el extractivismo y la
especulación inmobiliaria, urbanizaciones de lujo para las clases dominantes,
viviendas cada vez más precarias para la clase asalariada y la calle para el ejército
de reserva- el Estado “obra según un plan, presiona, incita, solicita y castiga”
(Gramsci) y el neoliberalismo intensifica las formas coercitivas y disciplinarias
de la intervención estatal que pretenden imponer la supremacía del mercado
y manejar las consecuencias y contradicciones generadas por el urbanismo
neoliberal (Theodore, Peck y Brenner).

EL DESALOJO EN GUERNICA: UNA DECISIÓN POLÍTICA


Las condiciones de partida del conflicto estaban ya dadas por el Derecho
Administrativo, esto es, la regulación del uso del suelo. La dinámica de creación
de los barrios privados es la misma en casi toda la provincia de Buenos Aires
desde su inicio en la década del 90. En la medida en que se satura el mercado
inmobiliario en los grandes núcleos urbanos, el capital busca mayores márgenes
de rentabilidad en las tierras “vacantes” de la periferia. Esta dinámica comenzó
en los 90 en la zona norte del AMBA, para luego expandirse hacia el Sur y ahora
en el denominado “corredor verde” conformado por Canning y Presidente Perón.
Grandes extensiones de tierra, que incluyen humedales y bosques nativos y
zonificados como zonas rurales (carentes de infraestructura y no habilitadas para
emprendimientos inmobiliarios) son adquiridas a precios irrisorios por inversores.
Comprada la tierra, se realizan las obras de desmonte y relleno al margen de toda
la normativa ambiental y territorial vigente. Este es un entramado que involucra
tanto al Estado provincial (que tiene la competencia en materia hidráulica y
ambiental) como a los estados municipales (que tienen la competencia en
materia de regulación del uso del suelo). Estudios hidráulicos y de impacto
ambiental irregulares aprobados ex post por los organismos correspondientes,
denuncias por obras de relleno y desmonte ilegales que duermen en los cajones
del Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable, rezonificaciones ad
hoc aprobadas por los consejos deliberantes locales que habilitan el subloteo
de las parcelas y la extensión de las redes de infraestructura pública (tendido
eléctrico, infraestructura sanitaria, accesos) (Pintos). Todas estas decisiones
administrativas, generadoras de plusvalías extraordinarias que benefician a los
propietarios, se realizan en nombre del desarrollo urbano y sin ninguna clase
de contraprestación. Por el contrario, el saldo para la provincia y los municipios
es la reducción de las tierras disponibles para zonas ambientales protegidas y
vivienda, disparando el precio del suelo (U$S 30.000 el lote más económico)
y de los alquileres en un territorio con un 25% de los hogares en situación de

48 GUERNICA dossier tierras


déficit habitacional. A todos estos beneficios se suman la “flexibilidad fiscal” de
la que gozan los barrios privados de la provincia, muchos de los cuales no pagan
impuestos o tributan como tierras rurales o vacantes.
En simultáneo el derecho civil se ocupa de legitimar los privilegios de los
propietarios haciéndolos pasar por derechos. ¿Quiénes dicen ser los legítimos
propietarios de un predio que ocupa el 5% de la superficie de Guernica? Como
muestra la investigación del Equipo de Investigación Política de la Revista Crisis,
las tierras fueron adquiridas durante los últimos meses de la dictadura, por
una empresa presidida por un funcionario de la misma. Finalmente la cuestión
penal, que durante todo el proceso se mantuvo como la opción latente para
“resolver el conflicto”, una amenaza que reaparece una y otra vez y que termina
concretándose.

Mucho se habló en estas semanas sobre la propiedad privada, como un derecho


constitucional, instaurado como absoluto y supremo por grandes sectores
de la sociedad. Del otro lado, el derecho a la vivienda, también un derecho
constitucional, reconocido en distintos pactos internacionales que tienen en
nuestro país jerarquía constitucional, pero que de algún modo siempre aparece –
como tantos otros derechos humanos económicos sociales o culturales- como un
derecho que podría esperar. Llamativamente parece menos absoluta la necesidad
de un techo donde refugiarse que esa abstracta propiedad privada.

Y la doble cara, permanentemente, de cómo se enfrentan estos problemas. En el


plano judicial, nos encontramos ante un proceso penal vinculado con la presunta
comisión del delito de usurpación, es decir un delito “leve”, que involucra al bien
jurídico relacionado exclusivamente con la posesión de un inmueble. En el marco
de este tipo de causas, el código procesal de la Provincia de Buenos Aires prevé
específicamente la posibilidad de tomar la medida de desalojo sobre el territorio
que estaría en disputa, estableciendo mínimos requisitos para su ejecución así
como la posibilidad de efectuarlo de inmediato, aun cuando no hubiera una
persona imputada. Las más variadas críticas pueden hacerse (y se han hecho)
sobre la constitucionalidad de esta disposición legal, pero la misma ha seguido
en pie, instaurándose como el mecanismo judicial por excelencia para llevar
adelante los desalojos.

Acusando recibo de las cada vez más evidentes falencias constitucionales que
presenta la ley y a los fines de hacer factible su aplicación sin cuestionamientos
tan claros, la Suprema Corte Bonaerense, máximo órgano del poder judicial de
la provincia, aprobó durante el año 2019 un “protocolo de actuación judicial

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frente a ocupaciones de inmuebles por grupos numerosos de personas en
situación de vulnerabilidad”. Ello se dio precisamente en miras a cumplir, en los
procedimientos de desalojo, con los requisitos básicos que la normativa interna
e internacional exigen, buscando supuestamente evitar que se comprometan los
derechos humanos de las personas y grupos afectados.
Lo cierto es que este protocolo establece toda una serie de “requisitos” y pasos
previos que deben llevarse a cabo para efectuar un desalojo. Sin embargo,
las burocracias han encontrado la manera de cumplir con las condiciones
establecidas pero solo en el plano meramente formal, sin que ello implique la
verdadera búsqueda de una solución de fondo.

Como pudimos ver en el caso de Guernica, algunas de las medidas judiciales


que se implementaron en el territorio fueron llevadas a cabo por la policía o
por agentes del Estado que actuaron sin vinculación alguna con lo que sucedía
efectivamente, elaborando informes negativos, estigmatizantes y arbitrarios.
Por su parte, se dio por satisfecha la intervención de los diferentes organismos
y agencias estatales con su sola notificación, sin el menor interés en el efectivo
abordaje del conflicto. Como conclusión de esta operatoria, la medida de
desalojo que se venía posponiendo a raíz del desarrollo de las negociaciones que
se venían dando en el marco de la mesa de diálogo conformada, fue ejecutada
de manera sorpresiva y arbitraria. Aun cuando lo más destacable del Protocolo
que mencionamos está dado por la necesidad de evitar el desalojo siempre que
hubiera una posible salida alternativa, se hizo efectiva la medida aun cuando las
vías de diálogo permanecían abiertas.

Era claro que el delito sobre el que versa el proceso penal no es grave; más
evidente era que las supuestas víctimas de dicho delito no tenían ninguna
urgencia que involucre a sus derechos esenciales en ese proceso; y tampoco
quedan dudas en que permanecía la posibilidad de continuar dialogando hacia
una salida alternativa a la que sucedió. No queda más alternativa lógica que
entender que el desalojo de Guernica fue una decisión política, tomada en el
marco de un proceso penal pero por fuera de todas las razones y fundamentos
que rigen el mismo.

El derecho ha servido como excusa y como vía para llevar adelante decisiones
políticas evidente e insalvablemente apartadas de las necesidades de los
sectores más vulnerables de nuestra sociedad.

50 GUERNICA dossier tierras


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Sobre el acompañamiento de las niñeces en la
recuperación de tierras en Guernica.

TIERRA PARA JUGAR

El espacio de acompañamiento de las niñeces surge en la segunda asamblea


transfeminista que tiene lugar dentro de la recuperación de tierras. Se gestó
una ronda muy amplia donde se podía vislumbrar el componente organizativo
y el lugar que tenían los feminismos populares dentro de la toma, ya que había
delegadas mujeres y mujeres travestis-trans. Aquella ronda se convirtió en un
lugar donde otras mujeres y disidencias sexuales, externas a la toma, contaban
sus experiencias de resistencias en otros desalojos, brindando ideas, escucha,
fuerza y abrazos. Tejiendo esas redes sororas que nosotres conocemos muy bien.
Esas asambleas generaron la oportunidad de que les vecines puedan manifestar
inquietudes y problemáticas por las cuales estaban atravesando. Si bien la
problemática nuclear era la ausencia del derecho básico a la vivienda, las
problemáticas son multidimensionales y fueron surgiendo diferentes conflictos.
Ahí comienza a brotar el apuro sobre qué iba a suceder con las niñeces en el
inminente desalojo represivo. Era urgente construir la autodefensa feminista
y esta incluía, indudablemente, a las niñeces ya que las tareas de cuidado son
mayoritariamente asumidas por las mujeres y disidencias sexuales.
Así comienza a confeccionarse el dispositivo de cuidado a las niñeces, haciendo
recorridas por los barrios, intentando saber quiénes podían dejar a les niñes el
día del desalojo al cuidado de algún familiar, amigue o conocide para que no
estén presentes en el contexto represivo. Ya se evaluaba que la situación iba a
ser muy violenta no solo por la posibilidad de corridas, del gas lacrimógeno o las
balas de goma sino por ver cómo iban a destruir sus hogares y sus sueños.
A los anuncios de desalojo le siguieron las prórrogas, que cobraron un doble
sentido. Por un lado, implicaron un gran desgaste físico, mental y emocional
pero también nos dieron tiempo para conocer a les niñes. Se armaron jornadas
de juegos y de señalización para indicar los puntos de repliegue y las postas de
salud, también nos brindaron un espacio por fuera de la toma para que pudieran

52 GUERNICA dossier tierras


descansar y estar contenides.
Ya casi finalizando el día 28 de octubre nos enteramos que el gobierno de la
Provincia de Buenos Aires, junto al poder judicial y la ejecución del Ministerio de
Seguridad habían dado la orden de desalojo para el siguiente día a primera hora,
lo cual generó que muches compañeres se acercaran a la vigilia en el espacio
donde se iban a estar haciendo los acompañamientos. Hubo encargades de pasar
a buscar con una camioneta a les niñes y en ese momento comienza a surgir la
escucha, el abrazo, las risas, el juego, la contención, los miedos, los interrogantes
que genera la incertidumbre de no saber qué iba a pasar con sus familias y sus
casas que, por más precarias que estas pudieran ser, ese era su lugar, el lugar que
habían armado con sus familias. En muchas situaciones, esta tierra era el lugar
de escape de hogares violentos, pero también era el anhelo de soñar otra vida.
Sin embargo, ante semejante panorama de vulneraciones de derechos históricos
y con estadísticas contundentes (según un informe del INDEC, el 56,3% de las
personas de 0 a 14 son pobres) el Estado no dudó en reprimir y desalojar.
Pareciera que las niñeces no son un tema impostergable en las agendas del
gobierno, ni en la agenda pública porque les niñes de familias con ingresos bajos
no producen ni consumen bienes del mercado.
Mientras para muches tener tierra para jugar es algo natural, para otres es una
resistencia y una conquista.
Mientras que para muches tener una mesa donde comer y una cama donde
dormir es algo natural, para otres es una búsqueda eterna.
Mientras que para muches dormir en silencio es natural, otres se despiertan
en medio de la madrugada por el sonido de los helicópteros que les hostigan.
Creemos que la desigualdad social no es algo natural, queremos que todes tengan
tierra para vivir. Queremos niñeces libres de violencia porque la tierra es de quien
la habita y de quien la trabaja.
Queremos derribar los mensajes de odio que emiten los medios de comunicación
hegemónicos, que construyen una pedagogía de la crueldad- Queremos seguir
construyendo redes de acompañamiento, sembrando una pedagogía de la
esperanza y la ternura donde podamos retomar la sensibilidad y la empatía,
porque la lucha de la recuperación de tierras no termina acá, porque les niñes no
son peligrosos sino que están en peligro: con ternura venceremos.

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54 GUERNICA dossier tierras
La renta del suelo urbano excluye

Por Ale Gómez

En el actual período del capitalismo, el acceso a la tierra y vivienda urbana se


vuelve imposible para una importante parte de la población. La producción de
las ciudades se explica en la búsqueda de valorización del capital que no logra
reinsertarse en el proceso productivo. En este contexto, de creciente gentrificación,
segregación socioeconómica y exclusión de los bienes comunes de la ciudad, se
hace necesario rediscutir las fuentes de la renta urbana y sus particularidades. Las
tomas de tierras, como la sucedida en Guernica, no son un hecho aislado, sino que
muestran la respuesta de la población desposeída frente a la planificación urbana
orientada a satisfacer los intereses del capital. La defensa de la propiedad privada
a toda costa, aun en procesos meramente especulativos, no permite la discusión
sobre otro tipo de urbanizaciones en la agenda pública. Por ello, en la presente
nota, se discute sobre los determinantes de las rentas urbanas con el objetivo de
aportar al debate para repensar qué ciudad queremos.
David Ricardo es el primero en identificar en la renta un tema diferencial de la
lógica general del precio de las mercancías en el capitalismo. Existen mercancías
que son reproducibles, mientras que otras que no lo son. Aquellas mercancías
que no son multiplicables no poseen valor a través del tiempo de trabajo que
implican, sino que su valor proviene de su escasez. En particular en el caso de la
tierra rural, la presencia de tierras de diferente calidad implica que existan rentas
extraordinarias en aquellas de mejor calidad. A medida que crece la población
y por tanto la demanda de bienes agrarios, el precio de los mismos aumenta,
se produce en terrenos que implican un mayor trabajo en la producción de los
alimentos y ello posibilita la generación de rentas extraordinarias en aquellas
fracciones de suelo de mejor calidad. En términos marxistas, el valor de las
mercancías provienen estrictamente del trabajo abstracto socialmente necesario
para su producción. Sin embargo, el suelo como tal no implica un trabajo para su
producción, sus condiciones naturales no son el resultado de un gasto de fuerza

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e ingenio humano y por lo tanto no tiene valor ni precio. Entonces la renta se
presenta como una deducción de ganancia, del fondo global de plusvalía, siendo
la propiedad privada de la tierra el dispositivo que permite captarla.
La renta del suelo urbano, por su parte, tiene como fundamento la capacidad
de proporcionar un espacio urbano. Es decir, dicho suelo es un lugar físico que
permite desarrollar actividades articuladas de forma urbana. De esta manera,
las unidades urbanas amplifican la eficiencia de actividades productivas y no
productivas, además de hacer posible toda una gama nueva de actividades. El
precio del suelo, que puede generar rentas, se determina a través de la demanda
capitalista de terrenos, siendo entonces los precios de transacciones constatadas
los que determinan los precios de oferta de terrenos.
Se pueden diferenciar dos tipos de articulaciones con respecto a la tierra
urbana. El proceso productivo de un espacio, la construcción, se denomina
articulación primaria. Mientras que la articulación secundaria se refiere a las
relaciones económicas que se desarrollan a través del espacio construido en
el momento del consumo del mismo (Lungo, 2000). La renta absoluta urbana,
de carácter primario, tiene su basamento en valores de uso urbanos que no
puede reproducir el capitalista constructor: por ejemplo, los servicios públicos.
Así, la irreproductibilidad de determinada infraestructura urbana por parte del
capital individual genera un sobreprecio y, por lo tanto, la posibilidad de que los
propietarios de terrenos se apropien de parte del plusvalor social, en forma de
renta.
La renta primaria diferencial de tipo 1 surge a partir de las diferencias existentes
entre terrenos urbanos, respecto a su constructibilidad. Existen terrenos más
aptos para construir espacio urbano, y la competencia entre constructores implica
un aumento del precio de dichos terrenos. Al mismo tiempo el precio del espacio
construido se impondrá en base a los terrenos donde sea más costoso producir.
Por lo tanto, en aquellos terrenos mejores para la construcción el sobreprecio se
transformará en renta.
La renta primaria diferencial de tipo 2, surge de las distintas magnitudes o
intensidades de capital invertidas en los terrenos urbanos. Es decir, podemos
relacionar este tipo de renta con la construcción en altura. A través de la
construcción en altura, el capital constructor busca que el pago de esa otra
renta sirva para generar una ganancia mayor a la media. En la medida en que se
generaliza la construcción en altura dicha ganancia extraordinaria se convierte
en renta diferencial de tipo 2, para los poseedores de terrenos que permitan
construir en altura.
Por último, dentro de las rentas urbanas secundarias se pueden nombrar a la renta
de monopolio de segregación y renta diferencial de la vivienda. Existe una serie

56 GUERNICA dossier tierras


de costos superiores en cuanto a la ubicación de la vivienda en el espacio urbano,
que genera una división social de dicho espacio. Los sectores de mayor ingreso
están dispuestos a pagar ese mayor costo de forma tal de excluir del vecindario
a quienes no pueden pagarlo, generando una mayor segregación socioespacial.
Este costo adicional, de los sectores de la ciudad connotados positivamente es la
llamada renta de monopolio de segregación. Por su parte, la renta diferencial de
vivienda se refiere al costo adicional que tienen que pagar los/as trabajadores/as
para poder consumir vivienda en zonas de mejor localización. Este tipo de renta
se basa en los gastos adicionales (en tiempo y dinero) que deben pagar los/as
trabajadores/as en caso de vivir en zonas alejadas del centro económico de la
ciudad.
En el marco de las ciudades actuales, entendidas como globales e imbricadas en
redes mundializadas de capital, los agentes que actúan en el mercado inmobiliario
buscan incrementar sobreganancias localizadas en el espacio urbano (Fidel, 2013).
De esta manera, se pueden diferenciar dos sectores en cuanto a la producción
de vivienda: a) el sector capitalista de producción de vivienda y b) el sector no
capitalista. La vivienda producida por el sector capitalista está orientada hacia
el consumidor solvente. El precio de las viviendas construidas por el sector
capitalista implica la exclusión de un fragmento de la sociedad de la posibilidad
de acceder a una vivienda formal, que puede explicar el crecimiento de procesos
de toma de terrenos y urbanizaciones informales en los países de América Latina.
Esto sucede ante la existencia de ciudades que participan en el mercado global
como proveedoras de diferentes servicios, generando un crecimiento del precio
del suelo urbano. Así, la producción capitalista de la vivienda y la ciudad genera
la exclusión de parte de la clase trabajadora hacia terrenos poco habitables, que
fueron desechados por el capital constructor o que aún no fueron incorporados al
mercado inmobiliario, pero fueron adquiridos para la especulación con su precio.
Entonces en la trama de la ciudad coexisten sectores incluidos con sectores
excluidos y el precio del suelo de los excluidos será determinado por el precio
del suelo urbano consumido por los incluidos. Esto se debe a que los materiales
de la construcción o autoconstrucción de las zonas marginadas por el capital, son
los mismos que se comercian en el mercado formal: al aumentar el precio de los
materiales por la demanda para la construcción capitalista aumentará también el
costo de la autoconstrucción. Por otro lado, la creciente exclusión, dado el alto
precio del suelo urbano formal, implica una mayor demanda en la urbanización
informal, expresada en un mayor costo. Además, la nueva modalidad de consumo
de vivienda de los sectores de mayores ingresos, una casa en la ciudad y uno en
el barrio cerrado, incrementó la brecha habitacional. Es decir, el aumento de la
necesidad de metros cuadrados por persona, aumentó el precio del suelo agrario

57
(usado para la construcción de barrios cerrados), aumentando la renta agraria,
empujando al alza la renta urbana y generando también un crecimiento del precio
del suelo urbano (Fidel, Di Tomaso y Farias, 2018).
El movimiento descrito anteriormente se agudiza aún más en la ciudad neoliberal,
donde se destina la mayor parte de los recursos a las áreas donde se encuentran
los grandes poseedores de propiedad privada. De esta manera, algunas políticas
de planificación urbana refuerzan la formación de ganancias extraordinarias de
la producción capitalista de viviendas que pueden devenir en rentas de la tierra
urbana. Este tipo de políticas generan una mayor segregación del espacio urbano
y una gentrificación del mismo, expulsando a los habitantes originarios hacia
zonas marginales o más alejadas de los centros. Las políticas públicas deberían
orientarse hacia un control sobre el precio del suelo y de los alquileres, hacia la
intervención del estado en los determinantes de la renta urbana, garantizando
una cierta mixturización social que no segrega aún más el acceso a los bienes
comunes urbanos. Mientras no se orienten las políticas públicas en dicho sentido,
la ciudad será cada vez más excluyente para las poblaciones populares.

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El verano sin desalojos que no fue

Por Consejerías de Vivienda

Desde el comienzo de la pandemia y ante el previsible panorama de profundización


de la crisis económica, el gobierno nacional de Alberto Fernández lanzó un decreto
que prohibía los desalojos pero, ¿se refería a todos los desalojos? Claramente no.
Al igual que otro tipo de “medidas de urgencia” solo centradas en la formalidad
(por caso, la prohibición de los despidos), una gran masa de trabajadoras y
trabajadores quedaron desprotegides ante el conflicto de la desocupación y los
desalojos.
Como un dramático efecto dominó, miles de familias (en particular les inquilines
precarizades, que habitan en hoteles, pensiones y villas) al ver interrumpidas sus
fuentes de ingreso, se vieron en la imposibilidad de seguir pagando sus alquileres.
¿La consecuencia? decenas de recuperaciones de tierras ociosas afloraron en
todo el país y la única respuesta de gobiernos municipales, provinciales y nacional
ha sido, hasta ahora, la represión.
Corría el 29 de marzo, llevábamos 9 días de total incertidumbre desde la disposición
del aislamiento social, preventivo y obligatorio y el fantasma del encierro, que
hasta hacía poco era una noticia bizarra de algo que pasaba en lejanas ciudades
europeas, pasaba a ser una realidad en todo el territorio nacional. Esos primeros
9 días fueron una muestra gratis del parate por venir.
Sin ingresos, cortadas las changas, sabiéndose sin ese trabajo informal que no da
ningún resguardo a la protección del empleo, miles de familias se hacen la misma
pregunta: ¿Cómo vamos a pagar el alquiler? Atento a esto, Fernandez intentó
llevar tranquilidad firmando el DNU 320, y los medios adictos se apresuraron a
titular “Prohíben los desalojos en todo el país hasta el 30/9”. Pero, momento,
¿habían siquiera leído el decreto? Nosotres sí, y la realidad es que nos alarmamos.
En primer lugar, su mera formulación era restrictiva. La misma decía que
quedaban prohibidos los desalojos “por falta de pago de contratos de alquiler”.
OK. Entonces, ¿qué sucedía con aquelles miles de inquilines que no cuentan con

60 GUERNICA dossier tierras


uno?. “Tranquiles, la relación contractual se puede demostrar de diversas formas”
nos decían letrados públicos y privados. “Una servilleta escrita, un acuerdo de
palabra, incluso con testigos… es fácil demostrar que alguien vive donde dice
vivir”. Nosotres callábamos, con cierta desconfianza. Será que nos imaginábamos
la nula empatía de los hoteleros, el miedo de les habitantes de piezas en villas.
En definitiva, ¿quién saldría de testigo en favor de una familia desalojada? Tal vez
alguien que ya estaba preparando el bolso para ser desalojade al día siguiente,
pensábamos. Y lamentablemente, no nos equivocamos. Con las consejerías
manejamos un teléfono rojo de urgencias. Nunca sonó tanto como desde aquel
29 de marzo. Y cada día suena más.
Veamos otras limitaciones del DNU 320. El mismo congelaba los precios del
alquiler al valor de marzo 2020. ¿Propietaries preocupades? ¡Por favor no! El
peronismo siempre intenta quedar bien, como se dice, con dios y con el diablo
(aunque el primero no exista). Así, el congelamiento era algo temporal que a
partir del vencimiento del DNU debía devolverse (como si cuando congelan los
salarios de les estatales eso después se fuera a devolver). Algo similar pasaba
con lo adeudado: Si le inquiline no llegaba a pagar ni siquiera el valor congelado,
¡no hay problema! Al finalizar el DNU se lo devuelve al dueño con intereses. Para
abonar el congelamiento más la eventual deuda con intereses, al inquiline se le
dan entre 3 y 6 cuotas. El pago de estas cuotas, sumado al precio de alquiler ya
sin congelar, representaban un salto en los alquileres entre septiembre y octubre
del 150%, tirando en las hipótesis cifras optimistas.
Visualicemos que este momento del relato se da en abril, mayo como mucho. Post
Guernica es más sencillo mostrar a las claras la crisis habitacional estructural del
capitalismo, que la pandemia ha venido a profundizar. Pero faltaba mucho para el
20 de julio, y el debate público sobre derecho a la vivienda vs propiedad privada
tardó unos 2 meses de férrea resistencia para instalarse. Sin embargo, ya desde
mayo, con un movimiento por la tierra y la vivienda anémico y desestructurado,
levantábamos las siguientes demandas frente al DNU 320: que el congelamiento
no lo pagasen les inquilines, que la deuda se abone en 24 cuotas sin interés
y, obviamente, que se prohibieran TODOS los desalojos. Hay que sumar al
panorama, que regía una feria judicial que nadie sabía muy bien hasta cuándo iba
a prolongarse. Este veranito de freno de desalojos por causas judiciales no iba a
durar para siempre, y entonces las tierras y casas recuperadas corrían serio riesgo
de ser desalojadas por no estar ni por lejos consideradas dentro del DNU.
Y mientras los desalojos aumentaban, el DNU no funcionaba y al menos en
CABA lamentábamos muertes de personas en situación de calle por la desidia
de Larreta. Creíamos (y sostenemos actualmente) que una medida necesaria es
poner a disposición tanta tierra y vivienda ociosa que anda vacía y sin vida por

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ahí. Solo en CABA se calculan 138.000 viviendas deshabitadas, y para las que
están en ese estado desde hace más de 5 años creemos que sin tanta vuelta
hay que plantear la expropiación. Si nos preguntan con qué plata, apoyamos dos
propuestas que se venían planteando desde el conjunto de la izquierda: el no pago
de la deuda y el impuesto a las grandes fortunas. Pero, ¿se acuerdan de eso de
quedar bien con unes y otres? Bueno, en esto no hubo tanto intento de equilibrar
la balanza. El pago al FMI se negoció igual y el impuesto a las grandes fortunas
fue un tímido proyecto que aún no vio la luz del sol, de un aporte solidario por
única vez a la casta empresarial. El KO definitivo fue el recule de Fernández ante
la posibilidad de expropiación de Vicentín. La conclusión: falta total de voluntad
política de enfrentar a los intereses de la burguesía nacional. El mensaje quedó
claro: la propiedad privada no se toca. Y cada vez nos convencemos más de que
la verdadera pandemia es el capitalismo.
Se acercaba el 30 de septiembre, el DNU 320 estaba al borde del vencimiento y
no había indicios ni de su extensión y mucho menos de su ampliación para dar un
resguardo a miles de familias inquilinas que estaban al borde del desalojo. Esas
últimas semanas del mes hubo un pico de desalojos, con una casta propietaria
enojadísima por lo que consideraban una intromisión estatal sobre la propiedad
privada. Molestos con algunas condiciones que les imponía la nueva ley de
alquileres y en vistas de una posible prórroga del DNU 320, gritaron a los 4
vientos que no cumplirían con el decreto sucesor y pedían mano dura hacia las
recuperaciones de tierra. Guernica se instalaba cada vez más como emblema de
la única solución que encontraron miles de familias laburantes en todo el país
ante el drama social de los desalojos. Al ritmo que crecían las recuperaciones de
tierras, lo hacían también las expresiones fascistas y los discursos de odio de toda
la prensa hegemónica.
El resto es conocido. La prórroga del DNU 320 a través del DNU 766 no presentó
ningún cambio con respecto a su antecesor, y a los hechos presenta menos
adhesión ya que las consecuencias legales de su incumplimiento por parte de
los propietarios no se han puesto en práctica. Recuperaciones con menos fuerza,
lucha y organización que Guernica comenzaban a ser desalojadas, ardían las
primeras casillas. El fatídico 29 de octubre fue el tiro de gracia sobre el sueño
de un pedazo de tierra para vivir de muchísimas familias, que volvieron al
hacinamiento o vivir bajo un puente, con el miedo de un odio social creciente y
una criminalización de la pobreza sin precedentes. Todo esto encabezado por la
terrible figura de Sergio Berni haciendo spots de campaña con el sufrimiento de
mujeres que huían de la violencia de género y niñes cuyo único delito fue nacer
sin oportunidades en este sistema meritocrático que, más temprano que tarde,
debemos derribar. Guernica fue la definición clara de un gobierno capitalista que

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prioriza el country a la tierra para vivir, y que ejerce un castigo ejemplificador
sobre la clase que entiende que la única forma de garantizar sus derechos, es
tomarlos por sus propias manos.
Las luchas de la clase trabajadora conlleva avances y retrocesos, victorias y
derrotas sobre los que hacemos balance y perspectiva, repensamos y mejoramos
nuestras tácticas, retomamos aire y volvemos a luchar. Así, incansablemente
hasta la victoria. Porque ocupamos espacio, porque necesitamos y queremos
vivir y trabajar, porque la tierra es de quienes la habitamos y la trabajamos. Que
Guernica y todas las recuperaciones de tierras e inmuebles en nuestro territorio
sean la revancha histórica de les oprimides, de esa apropiación originaria, de esa
invasión cruenta, sobre la que se basa la desigualdad que prima en estas latitudes.
Hacer crecer la resistencia, organizarnos para la ofensiva, para recuperar lo que,
en definitiva, es nuestro.

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