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INTRODUCCION

El Arte Colonial es el que se desarrolla en América durante el periodo de ocupación española, es


decir, desde que Cristóbal Colón descubre el continente hasta que alcanza su independencia.

El Arte Barroco vino al continente Americano por medio de los españoles; por lo que hizo que este
alcanzara su mayor expresión durante el siglo XVIII, al mezclarse con los diversos aportes
indígenas.

Arquitectura Editar

Artículo principal: Arquitectura barroca en Hispanoamérica

Iglesia de la Compañía (Quito).

La arquitectura barroca colonial se caracteriza por una profusa decoración (Portada de La Profesa,
México; fachadas revestidas de azulejos del estilo de Puebla, como en San Francisco Acatepec en
San Andrés Cholula y San Francisco de Puebla), que resultará exacerbada en el llamado
“ultrabarroco” (Fachada del Sagrario de la Catedral de México, de Lorenzo Rodríguez; Iglesia de
Tepotzotlán; Templo de Santa Prisca de Taxco). En Ciudad de México, la arquitectura civil alcanzó
cotas de gran lujo y ostentación, con la construcción de grandes palacios de los ricos magnates del
negocio minero (Palacio del Conde San Mateo de Valparaíso, actual Banco Nacional; Palacio del
Marqués de Jaral del Barrio; Palacio del Conde de Santiago Calimaya, actual Museo de la Ciudad de
México).[4]?

En Perú, las construcciones desarrolladas en Lima y Cuzco desde 1650 muestran unas
características originales que se adelantan incluso al barroco europeo, como en el uso de muros
almohadillados y de columnas salomónicas (Iglesia de la Compañía, Cuzco; San Francisco, Lima). En
el siglo XVIII la arquitectura se orientó a un estilo más exuberante, otorgando un aspecto
inconfundible al barroco limeño (Palacio del Marqués de Torre-Tagle, actual Ministerio de Asuntos
Exteriores). La Iglesia de San Agustín de Lima (1720) destaca por su fachada, concebida como un
gran retablo. Otras obras de relevancia son las iglesias de la Compañía de Arequipa (1698) y Quito
(1722-1765).[5]?

Pintura
La anunciación de la Virgen, de Luis de Riaño (1632).

Las primeras influencias fueron del tenebrismo sevillano, principalmente de Zurbarán –algunas de
cuyas obras aún se conservan en México y Perú–, como se puede apreciar en la obra de los
mexicanos José Juárez y Sebastián López de Arteaga, y del boliviano Melchor Pérez de Holguín. En
Cuzco, esta influencia sevillana fue interpretada de modo particular, con abundante uso de oro y
una aplicación de estilo indígena en los detalles, si bien inspirándose por lo general en estampas
flamencas. La Escuela cuzqueña de pintura surgió a raíz de la llegada del pintor italiano Bernardo
Bitti en 1583, que introdujo el manierismo en América. Destacó la obra de Luis de Riaño, discípulo
del italiano Angelino Medoro, autor de los murales del templo de Andahuaylillas. También
destacaron los pintores indios Diego Quispe Tito y Basilio Santa Cruz Puma Callao, así como
Marcos Zapata, autor de los cincuenta lienzos de gran tamaño que cubren los arcos altos de la
Catedral de Cuzco.

En el siglo XVIII los retablos escultóricos empezaron a ser sustituidos por cuadros, desarrollándose
notablemente la pintura barroca en América. Igualmente, creció la demanda de obras de tipo civil,
principalmente retratos de las clases aristocráticas y de la jerarquía eclesiástica. La principal
influencia será la de Murillo, y en algún caso –como en Cristóbal de Villalpando– la de Valdés Leal.
La pintura de esta época tiene un tono más sentimental, con formas más dulces y blandas.
Destacan Gregorio Vázquez de Arce en Colombia, y Juan Rodríguez Juárez y Miguel Cabrera en
México.[3]?

Escultura

En el siglo XVII en el Virreinato de Perú destacaron tres centros en la producción escultórica. En


Lima se impuso la influencia montañesina con escultores como Martín Alonso de Mesa o el catalán
Pedro de Noguera, inicialmente de estilo manierista, evolucionando hacia el barroco en obras
como la sillería de la Catedral de Lima; el vallisoletano Gomes Hernández Galván, autor de las
Tablas de la Catedral; Juan Bautista Vásquez, autor de una escultura de la Virgen conocida como La
Rectora, actualmente en el Instituto Riva-Agüero; y Diego Rodrigues, autor de la imagen de la
Virgen de Copacabana en el Santuario homónimo del Distrito del Rímac de Lima.

Los otros dos centros de importancia fueron el cuzqueño que desarrolló un tipo de imagen de
vestir de fuerte aceptación popular, y el quiteño. Fue en este último donde a finales de siglo
surgieron dos de los escultores más importantes de la época: Manuel Chili Caspicara y Bernardo
Legarda.
La construcción de sillerías de coro y de retablos produjo las obras más valiosas del periodo. La
riqueza decorativa característica del barroco incorporó el repertorio de motivos indígenas así
como una extraordinaria profusión de detalles y una exuberancia ornamental que produjo
retablos que son considerados como unas de las obras más representativas del arte
iberoamericano.

En el Virreinato de Nueva España descolló la escu

Ahi está

INTRODUCCION

El Arte Colonial es el que se desarrolla en América durante el periodo de ocupación española, es


decir, desde que Cristóbal Colón descubre el continente hasta que alcanza su independencia.

El Arte Barroco vino al continente Americano por medio de los españoles; por lo que hizo que este
alcanzara su mayor expresión durante el siglo XVIII, al mezclarse con los diversos aportes
indígenas.
Arquitectura Editar

Artículo principal: Arquitectura barroca en Hispanoamérica

Iglesia de la Compañía (Quito).

La arquitectura barroca colonial se caracteriza por una profusa decoración (Portada de La Profesa,
México; fachadas revestidas de azulejos del estilo de Puebla, como en San Francisco Acatepec en
San Andrés Cholula y San Francisco de Puebla), que resultará exacerbada en el llamado
“ultrabarroco” (Fachada del Sagrario de la Catedral de México, de Lorenzo Rodríguez; Iglesia de
Tepotzotlán; Templo de Santa Prisca de Taxco). En Ciudad de México, la arquitectura civil alcanzó
cotas de gran lujo y ostentación, con la construcción de grandes palacios de los ricos magnates del
negocio minero (Palacio del Conde San Mateo de Valparaíso, actual Banco Nacional; Palacio del
Marqués de Jaral del Barrio; Palacio del Conde de Santiago Calimaya, actual Museo de la Ciudad de
México).[4]?

En Perú, las construcciones desarrolladas en Lima y Cuzco desde 1650 muestran unas
características originales que se adelantan incluso al barroco europeo, como en el uso de muros
almohadillados y de columnas salomónicas (Iglesia de la Compañía, Cuzco; San Francisco, Lima). En
el siglo XVIII la arquitectura se orientó a un estilo más exuberante, otorgando un aspecto
inconfundible al barroco limeño (Palacio del Marqués de Torre-Tagle, actual Ministerio de Asuntos
Exteriores). La Iglesia de San Agustín de Lima (1720) destaca por su fachada, concebida como un
gran retablo. Otras obras de relevancia son las iglesias de la Compañía de Arequipa (1698) y Quito
(1722-1765).[5]?

Pintura

La anunciación de la Virgen, de Luis de Riaño (1632).

Las primeras influencias fueron del tenebrismo sevillano, principalmente de Zurbarán –algunas de
cuyas obras aún se conservan en México y Perú–, como se puede apreciar en la obra de los
mexicanos José Juárez y Sebastián López de Arteaga, y del boliviano Melchor Pérez de Holguín. En
Cuzco, esta influencia sevillana fue interpretada de modo particular, con abundante uso de oro y
una aplicación de estilo indígena en los detalles, si bien inspirándose por lo general en estampas
flamencas. La Escuela cuzqueña de pintura surgió a raíz de la llegada del pintor italiano Bernardo
Bitti en 1583, que introdujo el manierismo en América. Destacó la obra de Luis de Riaño, discípulo
del italiano Angelino Medoro, autor de los murales del templo de Andahuaylillas. También
destacaron los pintores indios Diego Quispe Tito y Basilio Santa Cruz Puma Callao, así como
Marcos Zapata, autor de los cincuenta lienzos de gran tamaño que cubren los arcos altos de la
Catedral de Cuzco.

En el siglo XVIII los retablos escultóricos empezaron a ser sustituidos por cuadros, desarrollándose
notablemente la pintura barroca en América. Igualmente, creció la demanda de obras de tipo civil,
principalmente retratos de las clases aristocráticas y de la jerarquía eclesiástica. La principal
influencia será la de Murillo, y en algún caso –como en Cristóbal de Villalpando– la de Valdés Leal.
La pintura de esta época tiene un tono más sentimental, con formas más dulces y blandas.
Destacan Gregorio Vázquez de Arce en Colombia, y Juan Rodríguez Juárez y Miguel Cabrera en
México.[3]?

Escultura

En el siglo XVII en el Virreinato de Perú destacaron tres centros en la producción escultórica. En


Lima se impuso la influencia montañesina con escultores como Martín Alonso de Mesa o el catalán
Pedro de Noguera, inicialmente de estilo manierista, evolucionando hacia el barroco en obras
como la sillería de la Catedral de Lima; el vallisoletano Gomes Hernández Galván, autor de las
Tablas de la Catedral; Juan Bautista Vásquez, autor de una escultura de la Virgen conocida como La
Rectora, actualmente en el Instituto Riva-Agüero; y Diego Rodrigues, autor de la imagen de la
Virgen de Copacabana en el Santuario homónimo del Distrito del Rímac de Lima.

Los otros dos centros de importancia fueron el cuzqueño que desarrolló un tipo de imagen de
vestir de fuerte aceptación popular, y el quiteño. Fue en este último donde a finales de siglo
surgieron dos de los escultores más importantes de la época: Manuel Chili Caspicara y Bernardo
Legarda.

La construcción de sillerías de coro y de retablos produjo las obras más valiosas del periodo. La
riqueza decorativa característica del barroco incorporó el repertorio de motivos indígenas así
como una extraordinaria profusión de detalles y una exuberancia ornamental que produjo
retablos que son considerados como unas de las obras más representativas del arte
iberoamericano.

En el Virreinato de Nueva España descolló la escu


En el Virreinato de Nueva España descolló la escuela guatelmateca de imaginería pero al igual que
en el Virreinato del Perú fue en la retablística, sobre todo en México, donde se realizaron las obras
más destacadas.

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