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Preguntas y respuestas sobre la hipertensión

1. ¿Qué es la tensión arterial alta (hipertensión)?


La hipertensión, también conocida como tensión arterial alta o elevada, es un trastorno en el que los vasos
sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos. Cada vez que el corazón late,
bombea sangre a los vasos, que llevan la sangre a todas las partes del cuerpo. La tensión arterial es la
fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón.
Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.
La tensión arterial normal en adultos es de 120 mm Hg 1 cuando el corazón late (tensión sistólica) y de 80
mm Hg cuando el corazón se relaja (tensión diastólica). Cuando la tensión sistólica es igual o superior a
140 mm Hg y/o la tensión diastólica es igual o superior a 90 mm Hg, la tensión arterial se considera alta o
elevada.
La mayoría de las personas con hipertensión no muestra ningún síntoma; por ello se le conoce como el
"asesino silencioso". En ocasiones, la hipertensión causa síntomas como dolor de cabeza, dificultad
respiratoria, vértigos, dolor torácico, palpitaciones del corazón y hemorragias nasales, pero no siempre.
2. ¿Por qué es peligrosa la hipertensión arterial?
Cuanto más alta es la tensión arterial, mayor es el riesgo de daño al corazón y a los vasos sanguíneos de
órganos principales como el cerebro y los riñones. La hipertensión es la causa prevenible más importante
de enfermedades cardiovasculares y ACV del mundo.
Si no se controla, la hipertensión puede provocar un infarto de miocardio, un ensanchamiento del corazón
y, a la larga, una insuficiencia cardiaca. Los vasos sanguíneos pueden desarrollar protuberancias
(aneurismas) y zonas débiles que los hacen más susceptibles de obstruirse y romperse. La tensión arterial
puede ocasionar que la sangre se filtre en el cerebro y provocar un accidente cerebrovascular. La
hipertensión también puede provocar deficiencia renal, ceguera y deterioro cognitivo.
Las consecuencias de la hipertensión para la salud se pueden agravar por otros factores que aumentan las
probabilidades de sufrir un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular o insuficiencia renal. Entre
ellos cabe citar el consumo de tabaco, una dieta poco saludable, el uso nocivo del alcohol, la inactividad
física y la exposición a un estrés permanente, así como la obesidad, el colesterol alto y la diabetes
mellitus.
3. ¿Cómo se puede prevenir y tratar la hipertensión arterial?
Todos los adultos deberían medirse su tensión arterial periódicamente, ya que es importante conocer los
valores. Si esta es elevada, han de consultar a un profesional sanitario.
A algunas personas les basta con modificar su modo de vida para controlar la tensión arterial, como
abandonar el consumo de tabaco, adoptar una dieta saludable, hacer ejercicio con asiduidad y evitar el uso
nocivo del alcohol. La reducción de la ingesta de sal también puede ayudar. A otras personas, estos
cambios les resultan insuficientes y necesitan tomar medicamentos con prescripción médica.
Los adultos pueden contribuir al tratamiento tomando la medicación prescrita, cambiando su modo de
vida y vigilando su salud.
Las personas con hipertensión que también tienen un alto nivel de azúcar en sangre, hipercolesterolemia o
insuficiencia renal corren un riesgo incluso mayor de sufrir un infarto de miocardio o un accidente
cerebrovascular. Por tanto, es importante hacerse revisiones periódicas de la cantidad de azúcar y de
colesterol en sangre y del nivel de albúmina en la orina.
Todos podemos adoptar cinco medidas para minimizar las probabilidades de padecer hipertensión ysus
consecuencias adversas.

Dieta saludable:
o promover un modo de vida saludable, haciendo hincapié en una nutrición adecuada de
niños y jóvenes;
o reducir la ingesta de sal a menos de 5 g al día (algo menos de una cucharilla de café al
día);
o comer cinco porciones de fruta y verdura al día;
o reducir la ingesta total de grasas, en especial las saturadas.
2. Evitar el uso nocivo del alcohol, esto es, limitar su ingesta a no más de una bebida estándar al
día.
3. Actividad física:
o realizar actividad física de forma regular y promover la actividad física entre los niños y
los jóvenes (al menos 30 minutos al día).
o mantener un peso normal: cada pérdida de 5 kg de exceso de peso puede reducir la
tensión arterial sistólica entre 2 y 10 puntos.
4. Abandonar el consumo de tabaco y la exposición a los productos de tabaco.
5. Gestionar el estrés de una forma saludable, por ejemplo mediante meditación, ejercicio físico
adecuado y relaciones sociales positivas.

4. ¿Es la hipertensión un problema frecuente?


A nivel mundial, más de uno de cada cinco adultos tiene la tensión arterial elevada, un trastorno que causa
aproximadamente la mitad de todas las defunciones por accidente cerebrovascular o cardiopatía.
Complicaciones derivadas de la hipertensión son la causa de 9,4 millones de defunciones cada año en el
mundo.
En casi todos los países de ingresos altos, el diagnóstico y tratamiento generalizado de esas personas con
medicamentos de bajo costo ha propiciado una reducción significativa de la proporción de personas con
tensión arterial elevada, así como de la tensión arterial media en todas las poblaciones, lo que ha
contribuido a reducir la mortalidad por enfermedades del corazón. Por ejemplo, el 31% de los adultos en
la Región de las Américas de la OMS padecía tensión arterial elevada en 1980, en comparación con 18%
en 2014.
En cambio, los países de ingresos bajos tienen la prevalencia más elevada de tensión arterial elevada. En
la Región de África de la OMS se estima que en muchos países más del 30% de los adultos sufre
hipertensión, y esa proporción va en aumento. Asimismo, los valores medios de la tensión arterial en esta
región son mucho más altos que la media mundial.
En los países en desarrollo, muchas personas con hipertensión no saben que la padecen ni tienen acceso a
los tratamientos que podrían controlar su tensión arterial y reducir significativamente su riesgo de
defunción y discapacidad por cardiopatía o accidente cerebrovascular. Diagnosticar, tratar y controlar la
hipertensión es una prioridad de salud en todo el mundo.

Esta enfermedad puede pasar inadvertida y es más frecuente a partir de los


40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad. Infórmate.

Hipertensión: ¿qué es?


Es la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida. Para
entenderlo mejor es importante definir la presión arterial. El corazón ejerce presión sobre las
arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano.
Esta acción es lo que se conoce como presión arterial. La presión máxima se obtiene en
cada contracción del corazón y la mínima, con cada relajación.
Hipertensión: ¿por qué es un factor de riesgo?
 La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde
aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese
sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no
viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir
insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más
irritable y se producen más arritmias.

 En aquellos pacientes que ya han tenido un problema cardiovascular,


la hipertensión puede intensificar el daño.

 Propicia la arterioesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de


trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). En el peor de los casos,
la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación
(aneurisma) o rotura (lo que inevitablemente causa la muerte).

¿Cómo afecta la presión arterial al cerebro?


Cuando las arterias se vuelven rígidas y estrechas, el riego sanguíneo resulta insuficiente y
provoca la aparición de infartos cerebrales (ictus o accidente vascular cerebral isquémico). La
elevación de la presión arterial también puede causar la rotura de una arteria y ocasionar
una hemorragia cerebral (ictus o accidente vascular cerebral hemorrágico).

¿Cómo afecta la presión arterial a los riñones?


La hipertensión causa rigidez en las arterias que suministran la sangre a los riñones.
Pero también perjudica al propio riñón, lo que puede desembocar en una insuficiencia
renal que incluso requiera diálisis. Por otro lado, si el riñón resulta dañado se puede
producir un aumento de la presión arterial.

¿Cómo afecta la presión arterial a otros órganos?


 Si afecta a las arterias de las piernas causa dolor al caminar.

 Si daña las arterias de la retina provoca alteraciones en la visión.

 En los hombres puede ser causa de impotencia.

Hipertensión: diagnóstico
El diagnóstico se basa en un sencillo procedimiento de medición, aunque en algunos casos
son necesarias otras pruebas como el holter de presión arterial. Es imprescindible completar
el estudio con un análisis de laboratorio (de sangre y orina) y un electrocardiograma. Para
facilitar un diagnóstico es muy importante tener presente estas recomendaciones:

 La hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida.

 Es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.
 Hay predisposición familiar, aunque se da también en personas sin antecedentes.

Obesidad e Hipertensión
Fisiopatología De acuerdo a la ley de Ohm, la presión arterial depende de dos factores, gasto
cardiaco -que a su vez se ve afectado por la frecuencia cardiaca y el volumen intravascular- y las
resistencias periféricas (influidas predominantemente por el radio interno del vaso), por lo que
cualquier factor que aumente el gasto cardiaco o las resistencias periféricas generará hipertensión
en el paciente.

Daño Cardiaco:

Hay una correlación directa entre índice de masa corporal, cifras de presión arterial con la masa
ventricular izquierda, en forma interesante, mientras que la obesidad genera un remodelado
excéntrico del miocardio, la hipertensión arterial promueve hipertrofia concéntrica, por lo que el
daño provocado por ambas patologías en el paciente es aditivo, aunado a lo anterior, ambas
patologías provocan dilatación cardiaca. Por ello ambas patologías se consideran factores de
riesgo para el desarrollo de insuficiencia cardiaca.18 La hiperuricemia promueve la generación de
hipertrofia y fibrosis miocárdica, apoptosis y disfunción diastólica, por lo que también participa en
los mecanismos de daño cardiaco del paciente obeso hipertenso.18 74 Volumen 19 (3) julio-
septiembre 2017 Hipertensión arterial en el paciente obeso

Daño renal:

El paciente obeso hipertenso cursa con niveles aumentados de aldosterona7 , esto favorece
hiperfiltración glomerular y aumenta el riesgo de daño renal. Estos pacientes además presentan
vasodilatación de la arteriola aferente con hipertensión glomerular. El riñón del paciente obeso
presenta cambios estructurales como aumento de la matriz mesangial, ensanchamiento del
espacio de Bowman y engrosamiento de la membrana basal, lo cual favorece proteinuria, aún sin
la coexistencia de hipertensión ni diabetes, esto puede llevar al paciente a la insuficiencia renal.
Anatomopatológicamente se observa como glomeruloesclerosis o glomerulomegalia focales y
segmentarias.19
La hipertensión y el sobrepeso son dos enfermedades que afectan a España y el resto de
civilizaciones avanzadas de forma masiva. Su relación la vamos a ver en el siguiente post:

1. ¿Qué son el sobrepeso y la obesidad?


2. Subida de la presión arterial por la grasa corporal
3. Reducción de peso, presión arterial e IMC
4. La importancia de la dieta para reducir la presión arterial
5. Relación entre actividad física y presión arterial

¿Qué son el sobrepeso y la obesidad y cómo afectan a la presión arterial?


El sobrepeso ocurre cuando el índice de masa corporal es igual o mayor a 25 kg/m2. Por
su parte, la obesidad es cuando el índice de masa corporal es igual o superior a 30
kg/m2. Tanto la obesidad como el sobrepeso se consideran los factores ambientales
desencadenantes más importantes de todos los implicados en la aparición de la
hipertensión.

El exceso de grasa corporal contribuye a elevar la presión arterial desde la infancia. Se


ha comprobado que por cada 10 kilos de peso ganados se produce un incremento de la
tensión arterial de unos 2-3 mm Hg. El riesgo cardiovascular depende también de dónde
se localice la grasa, siendo la ubicada a nivel abdominal la más peligrosa para
la composición corporal. Además de causar hipertensión arterial, el sobrepeso y la
obesidad, también predisponen a otras patologías como la diabetes y la
hipercolesterolemia. Todo esto aumenta aún más el riesgo cardiovascular.

La hipertensión arterial, de la que hablamos en un artículo anterior del blog, tiene distintos
grados:

 Hipertensión leve: 140-159mmHg sistólica y 90-99mmHg diastólica


 Hipertensión media-grave:160-179 mmHg sistólica y 100-109 mmHg diastólica
 Hipertensión grave: >180mmHg sistólica y >110mmHg diastólica

El control del peso se considera el pilar principal del tratamiento no farmacológico de la


hipertensión. Todos los pacientes con hipertensión y sobrepeso deberían iniciar un
programa de reducción de peso de forma controlada e individualizada. El mismo debe
suponer una restricción calórica y un aumento de la actividad física.

La bajada de peso, la presión arterial y el IMC están muy relacionados. La reducción de


peso disminuye las cifras de tensión arterial y aumenta el efecto hipotensor del
tratamiento farmacológico. Asimismo, puede reducir significativamente otros factores de
riesgo cardiovascular asociados, como la diabetes y la hipercolesterolemia. En los
pacientes hipertensos, la reducción y mantenimiento del peso ideal debe ser un objetivo
primordial y, para ello, el médico debe recordar siempre el consejo dietético. Debe
recomendar una reducción de peso de alrededor de 5 kilos. Las futuras reducciones
vendrán en función de la respuesta obtenida y el peso del paciente. El objetivo debe ser
llegar a un índice de masa corporal de alrededor de 25 kg/m2. También se perseguirá
reducir el perímetro abdominal por debajo de 88 cm las mujeres y 102 cm los hombres.

Importancia de la dieta para reducir la hipertensión arterial

La reducción ponderal como medida para un mejor control no farmacológico de la tensión


arterial se basará en la dieta y la actividad física. La dieta debe ser baja en sal. Se debe
reducir el consumo de alcohol. Los alimentos que se deben comer más son los propios de
la dieta mediterránea: frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales, legumbres, lácteos
desnatados, carne blanca, pescado azul, aceite de oliva y frutos secos. Se debe
restringuir el consumo de grasas saturadas de origen animal y vegetal. Los estudios no
han demostrado de manera fehaciente que la supresión del consumo de café mejore
significativamente las cifres de tensión arterial.
¿Qué relación hay entre la actividad física y la presión arterial? Se recomienda también
una actividad física moderada adecuada a la edad. Las actividades aeróbicas (nadar,
correr, caminar, ir en bicicleta, remar) es recomendable realizarlas durante unos 20
minutos. Se deben hacer de 3 a 5 veces por semana. La frecuencia cardiaca
máxima (FCM) obtenida de restar la edad a 220 debe estar entre 60% y 90% de
intensidad.

Además de las modificaciones de hábitos que han demostrado que mejoran las cifras


de tensión arterial, en general siempre se debe instaurar a la vez un tratamiento
farmacológico. De las múltiples opciones que existen será el médico el que elija la más
adecuada para cada paciente. Se comenzará con un solo fármaco. Con el paso de los
controles de tensión arterial, se añadirán más medicamentos. Las personas mayores de
40 años se deben hacer un control cada dos años. Si tienen cefaleas o mareos sin motivo,
deben acudir a su médico

Dr. David Cañadas

Especialista en Medicina General

La hormona leptina, que es secretada por las células de grasa, se eleva significativamente
después del aumento de peso y la obesidad, actuando en el cerebro para incrementar la
presión arterial, según han descubierto un equipo de investigadores de la Universidad de
Monash en Australia; Warwick y Cambridge, en Reino Unido, y varias universidades
estadounidenses, cuyos resultados se publican en la revista ‘Cell’. De esta forma, aclaran
las dudas de la relación entre la obesidad y la hipertensión.

El vínculo entre la obesidad y las enfermedades cardiovasculares es bien conocido, por lo


que ser obeso o tener sobrepeso es un factor de riesgo importante para el desarrollo de la
hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares. Pero no se ha sabido con
claridad cómo la obesidad aumenta el riesgo de presión arterial alta, lo que hace difícil el
desarrollo de terapias basadas en la evidencia para la obesidad, la hipertensión y las
enfermedades del corazón.

Esta investigación realizó experimentos en animales y humanos, entre ellos una cohorte
única de pacientes que carecen de la hormona leptina o que no tienen el receptor de
leptina. Los resultados demostraron que tanto bloquear la leptina para que no actúe en el
cerebro como eliminar los receptores de leptina desde el cerebro resultaron eficaces en la
reducción de la obesidad inducida por la hipertensión.

Cerca del 80 por ciento de la hipertensión común es causada por un exceso de grasa
corporal y este estudio, dirigido por el profesor Michael Cowley, director del Instituto
Monash de Obesidad y Diabetes dentro de la Escuela de Ciencias Biomédicas de la
Universidad de Monash, Australia, describe el mecanismo por el que la obesidad eleva la
presión sanguínea y abre nuevos enfoques para tratar la obesidad inducida por la presión
arterial alta.
En modelos experimentales modificados genéticamente, sólo aquellos con una
señalización normal de la leptina mostraron un aumento en la presión arterial cuando se
convirtieron en obesos. Estos datos en modelos experimentales fueron confirmado en
estudios en humanos, en los que los pacientes con deficiencia de leptina y que carecían
del receptor de la leptina tenían menor presión arterial sistólica en comparación con
controles emparejados por edad e índice de masa corporal (IMC).

Restaurar los receptores de leptina en el cerebro de modelos experimentales obesos sin


receptores de la leptina elevó su presión arterial y múltiples métodos de bloqueo del
receptor de la leptina en el cerebro redujeron la hipertensión de modelos experimentales
obesos.

La obstrucción aguda de la actividad eléctrica de las células del receptor de la leptina en


el cerebro de los modelos experimentales obesos hipertensos reduce inmediatamente su
presión arterial, lo que confirma el papel de estas neuronas en la elevación de la presión
arterial en la obesidad. “Este estudio muestra que una hormona secretada por la grasa
(leptina) aumenta la presión arterial y explica el mecanismo de la conocida relación entre
la obesidad y la hipertensión arterial”, según sus autores.

“Nuestros datos sugieren que los enfoques farmacológicos basados en alterar el efecto de
la leptina en el hipotálamo dorsomedial del cerebro podrían representar potencialmente
una diana terapéutica para el tratamiento de la obesidad inducida por la hipertensión y
potencialmente podrían ser explotados para aliviar la incidencia de la obesidad inducida
por enfermedades cardiovasculares”, añaden.

Los investigadores ahora están estudiando si el bloqueo del receptor de la leptina puede
ser una manera de reducir la incidencia de la hipertensión y las enfermedades
cardiovasculares en la obesidad.

Existe una relación directa entre el índice de masa corporal (IMC) y las cifras de
presión arterial (PA): a mayor IMC mayor riesgo de HTA, por lo cual se ha establecido
que la obesidad es el factor de riesgo más importante para la HTA9.

A pesar de que las definiciones de sobrepeso y obesidad a través del IMC son claras,
sigue existiendo un subdiagnóstico en los niños con sobrepeso, es decir con un IMC
mayor o igual al percentil 85 (P85), para los cuales la intervención temprana podría ser
más eficaz. La identificación de sobrepeso y obesidad es el primer paso para abordar
esta epidemia creciente10.

La circunferencia de cintura (CC) es un buen predictor de la distribución central de


grasa, los estudios de imágenes muestran que se correlaciona bien con la grasa
intraabdominal11. El aumento de la grasa abdominal o visceral se relaciona con niveles
aumentados de LDL colesterol, triglicéridos e insulina y niveles bajos de HDL-colesterol
y esta asociación es independiente de edad, sexo, raza, peso y talla 12. Una CC mayor al
P90 para edad y sexo se encuentra entre los criterios de Cook 13 modificados para el
diagnóstico de síndrome metabólico en el niño.

La CC es un indicador antropométrico sencillo, ampliamente utilizado en la práctica


clínica para detección de enfermedad metabólica y cardiovascular y es clave para el
diagnóstico de síndrome metabólico.

El propósito de este estudio es determinar la prevalencia de HTA en niños escolares de


10 a 13 años en escuelas públicas de Montevideo, conocer la prevalencia de sobrepeso
y obesidad y su posible vínculo con la HTA.

HIPERTENSIÓN EN PRIVADOS DE LIBERTAD

La salud física y mental de los internos es uno de los aspectos más importantes y más
vulnerables de la vida en una prisión. Las necesidades de la población carcelaria debido a
sus características socio-económicas son proporcionalmente más altas que aquellas de la
comunidad en general. Dichas características incluyen bajos niveles de salud y nutrición y
alta prevalencia del uso problemático de las drogas. Factores como el hacinamiento y la
insalubridad contribuyen a empeorar el estado de salud durante su privación de libertad.

Los responsables del sistema de salud penitenciario, y los referentes de cada equipo de
salud deben organizar o contribuir en la capacitación adecuada, la difusión y socialización
de las herramientas y conocimientos que promuevan el cuidado y vida saludable. Para
reducir los riesgos de las condiciones de vulnerabilidad en las prisiones, las intervenciones
de los equipos de salud del primer nivel deben reorientarse para jerarquizar los mensajes
preventivos y de promoción de salud, aprovechando las demandas de atención para conocer
hábitos e identificar riesgos. (Fernández Galeano M, 2016). En ese sentido, las personas
privadas de la libertad son una población vulnerable que necesita la atención de los equipos
de salud de forma permanente orientados a prevención de complicación y a la promoción
de estilos de vida saludables tales como la dieta la actividad física frecuente etc.

Una de las características de la hipertensión arterial es que su causa específica es


desconocida en la mayoría de los casos, sin embargo, hay algunos factores no
modificables que contribuyen a la evolución de la enfermedad tales como la raza, el sexo,
la herencia.

Tabla 1. Clasificación de las cifras de presión arterial en los adultos.

Categoría PAS (mm Hg) PAD (mm HG)

Óptima ˂ 120 ˂ 80

Normal 120-129 80-84

Normal alta 130-139 85-89

HTA grado 1 140-159 90-99


HTA grado 2 160-179 100-109

HTA grado 3 ≥ 180 ≥ 110

HTA Sistólica aislada ≥ 140 ˂ 90

Principales complicaciones de la hipertensión arterial en los centrosde privación de la


libertad.

Los cambios vasculares, tanto hemodinámicos como estructurales, adquieren especial importancia
en corazón, sistema nervioso central y riñón.

1.10.1 Complicaciones cardíacas.

La HTA duplica el riesgo de cardiopatía isquémica (como infarto agudo de miocardio y muerte
súbita). Los elementos de daño precoz son la hipertrofia ventricular izquierda y la disfunción
diastólica. La primera es debida a la sobrecarga crónica de presión que promueve una hipertrofia
de los miocardiocitos y del colágeno intersticial. Ello conduce a una mayor rigidez del ventrículo,
que no puede relajarse de forma adecuada en la diástole, lo que produce un incremento del
trabajo auricular con la consiguiente hipertrofia y dilatación de la aurícula. La fibrilación auricular
y, finalmente, la insuficiencia cardiaca son los estadios finales de esta cardiopatía hipertensiva.

1.10.2 Complicaciones renales.

El riñón puede ser la causa de la HTA, aunque también sufre sus consecuencias. La nicturia
contribuye al síntoma renal más precoz y traduce la perdida de la capacidad de concentración.
(Borsthar y Cardellacha López, 2016,pág.530).

1.11 Cuidados de enfermeria para el autocuidado del paciente con hipertension arterial
en centros penitenciarios.

El cuidado de los pacientes representa una serie de actos de vida que tienen por finalidad y
función mantener a los seres humanos vivos y sanos con el propósito de reproducirse y perpetuar
la vida, de tal forma, el cuidado es mantener la vida asegurando la satisfacción de un conjunto de
necesidades para la persona. (Rodríguez y García Campos , 2018).

 Ayudar al paciente privado de la libertad a comprender la información relacionada con el


proceso fisiopatológico de la enfermedad orientándose a la prevención de complicaciones y
fomento del autocuidado.

 Proporcionar seguridad, estabilidad, recuperación y mantenimiento a un paciente que


experimenta un humor disfuncionalmente deprimido o eufórico.
 Ayudar al paciente a adaptarse a los factores estresantes, cambios o amenazas perceptibles que
interfieren en el cumplimiento de las exigencias y papeles de la vida cotidiana.

 Recogida y análisis de datos sobre el estado cardiovascular respiratorio y de temperatura


corporal para determinar y prevenir complicaciones.26

 Mejorar la frecuencia, la precarga, la postcarga y la contractibilidad cardiaca mediante actividad


física regular.

 El apoyo familiar es fundamental, ayudar a individuos, familias y comunidades en el desarrollo,


uso y fortalecimiento de factores protectores para ser utilizados para hacer frente a la tensión
social que viven.

1.12 Autocuidado en la dieta.

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