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Demócratas verdaderos y demócratas precarios

La democracia es hacer lo correcto, aún cuando muchas veces deberás dejar el beneficio
personal de lado.
Según D’argent (s.f.) “El demócrata, por un lado, tiene preferencias e intereses que puede
presentar en la esfera pública, pero al mismo tiempo acepta que ellos no pueden ser
logrados a cualquier precio. Por ejemplo, al ex presidente Martín Vizcarra no se le puede
llamar demócrata porque utilizó su poder para vacunarse él y su familia.

La democracia tiene distintos significados dependiendo del autor.


De acuerdo a D’argent (s.f.) “(…) diversos académicos han preferido adoptar una
definición mínima, procedimental, que reconoce como democracias a los estados que
garantizan la igualdad política de los ciudadanos y la justa competencia electoral por el
poder” (p.3).
La definición propuesta por estos autores incluye otras dos características, que, aunque
podrían entenderse tácitas en las reglas de Dahl, resulta adecuado precisar: 1) las
democracias deben proteger los derechos políticos y las libertades civiles básicas; y 2) las
autoridades elegidas deben tener el poder efectivo para gobernar
Demócratas precarios serán, por el contrario, aquellas élites que subordinan las reglas
y valores de la democracia a sus intereses de corto y mediano plazo.

Lo descrito por Knight en el caso de Costa Rica es precisamente el tipo de conducta que
esperamos de un demócrata verdadero: opta por la democracia, aun en aquellos casos en
que le cuesta hacerlo.
Lo que propongo es que en estas democracias existe una conciencia y aceptación
responsable del compromiso democrático que evitará impulsos autoritarios, aun en tiempos
de crisis
Si adoptamos un concepto que se centre en las cualidades normativas y aspiraciones de este
régimen político, solo llamaremos democracias a aquellas sociedades en las que se han
logrado altos grados de justicia social y fortaleza institucional
los demócratas precarios están a la espera de quebrar estas reglas cuando las
condiciones los favorezcan
Mientras haya demócratas precarios, el riesgo latente del autoritarismo sigue allí, y en
algunos casos, como los del fujimorismo, el chavismo y el reciente golpe de Estado en
Honduras, emergen con toda claridad.

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