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Capitulo Dos
3 Juego de palabras dice conocer a las “hands” que puede referirse a la mano de obra (trabajadores) o a las manos en
sí.
Cuando Ram se levantó y empezó a ir hacía el baño, Gray lo
atrajo para un abrazo apretado. —Necesito un capataz en los
establos, pero creo que te necesito más para mí. Nunca he deseado
ver a alguien de nuevo como estas pasadas semanas. No estoy
seguro de lo que significa todavía, pero me gusta.
—Sí. Lo mismo para mí. —Ram entró en el baño y abrió el
agua del lavabo. Encontró una toalla en la estantería y se limpió.
Cuando hubo acabado tomó otra toalla y la colocó bajo el agua.
Cerró el grifo y volvió al estudio. Gray era el que estaba apoyado
contra el escritorio ahora.
Ram se acercó al hombre y pasó la toalla caliente por su pecho
y alrededor de su polla todavía medio dura. Cuando acabó le pasó
la toalla a Gray y lo besó una vez más antes de recoger sus jeans y
camiseta del suelo. Se tomó su tiempo para vestirse mientras Gray
le observaba a través de sus pesados ojos.
Después de ponerse las botas, recogió el sombrero de encima
del escritorio y lo alzó para Gray. —Desengancharé el remolque de 20
mi caballo mientras te vistes. Encuéntrate conmigo fuera delante
del establo cuando hayas acabado y así podrás enseñarme mi
nueva casa.
Gray sonrió y asintió.
Ram dejó el estudio, cerrando la puerta firmemente tras él.
Cuando estaba casi en la puerta principal, vio a Raleigh que bajaba
corriendo las escaleras, al verlo frenó en seco y le preguntó: —
¿Qué estás haciendo aquí?
Ram se tocó el sombrero. —Soy el nuevo capataz del Sunset
Ridge.
Raleigh se puso las manos en la boca. —Tienes que estar
bromeando. Sé que le dijiste al tío Gray que estaba bebiendo
cerveza en la fiesta. Ahora no sólo tendré un guardián sino dos. —
Se calló y se metió un dedo en la boca como si pensara—. Oh,
espera... eso está bien... sólo eres otro empleado. Básicamente
trabajas para mí. —Volvió a poner la mano en su cadera—. Sólo
recuerda algo Sr. Ramsdale. No quieres ser mi enemigo. Yo no
juego limpio.
Ram miró a Raleigh a través de sus ojos entrecerrados. —Y yo
no juego con pequeñas niñitas mimadas. —Ram salió de la casa
ignorando las protestas de Raleigh.
22
4
Apelativo cariñoso, se puede traducir como “cariño”. De todas maneras lo dejaremos en ingles, como si fuera un
apodo.
Intentaré hablar con ella cuando vuelva a casa.
Ram movió su plato a un lado y se inclinó sobre la mesa,
acercándose a Gray. Iba a confesarle algo que mostraría sus
intenciones. – Si te preocupa, es mi problema.
Gray extendió la mano y cubrió la de Ram. —A pesar de lo que
pasa con Raleigh, estoy feliz de que estés aquí.
—Y yo. —Ram rozó con su pulgar el de Gray—. Aunque nunca
he tenido lo que se llamaría un amante antes. Sólo espero no
joderla.
Mirando los ojos de Ram, Gray se lamió sus labios. —Vamos a
comer para que así Georgia no asome la nariz por aquí. Entonces te
ayudaré a deshacer las maletas.
Ram sonrió. —Puede llevarnos un rato. Tengo muchos libros a
los que necesito quitar el polvo y colocar.
Gray apartó su mano y cortó un trozo de su pollo frito. —
Supongo que la tarea nos puede durar un par de semanas si hace 24
falta.
Mantener su relación especial en secreto para Raleigh y el
resto de trabajadores no sería fácil. Seguirían necesitando una
excusa para estar juntos después de las horas de trabajo. —¿Qué
hay de ese coche viejo del garaje? ¿Has pensado en restaurarlo?
—¿El Cobra? Infiernos, sí, he pensado en ello. Compré ese
trasto cuando tenía veinte años. Fui a un rancho que estaba en
venta y lo encontré en la parte de atrás del granero de un anciano.
Es un pedazo de mierda oxidada, pero sabía que tenía que tenerlo.
Papá me regañó durante un mes por la maldita cosa, pero me
negué a tirarlo. Lo puse en mi plaza de garaje y empecé a aparcar
mi coche fuera.
—¿Entonces por qué no has hecho nada con él? —Sabía por su
investigación previa que Gray tenía treinta y seis, un largo tiempo
para tener un coche parado.
—Papá siempre encontró algo para que hiciera en mis horas
libres. Entonces enfermó y no hubo tiempo para hacer nada aparte
de cuidar de él, de Raleigh y del rancho. —Gray se encogió—.
Estaría bien, creo.
—¿De qué año es? —preguntó Ram. Por alguna razón la idea
de ayudar a Gray a realizar un sueño lo inspiró para hacer que
sucediera.
—Del sesenta y seis. —Se restregó la mandíbula—. Quizá sea
difícil conseguir los repuestos.
—Mas que difícil, será caro.
El rostro de Gray se iluminó. —Me gustaría intentarlo mientras
podamos descansar de vez en cuando para otras cosas, —dijo con
un guiño.
—Eso es lo que esperaba que dijeras.
25
Capitulo Tres
43
Capitulo Cuatro
5
0,55 metros cuadrados.
6
2’43 metros.
El primer vistazo de Ram al interior de la cabaña lo sorprendió.
La casa principal estaba adornada con muebles de cuero por la
suciedad y el sudor que venían con la vida en un rancho, pero el
escondite de Gray era completamente distinto. Desde el sofá de
felpa suave a la peculiar lámpara de araña hecha con botellas de
vino, la cabaña tenía importantes tesoros que obviamente eran
importantes para Gray. —Sí, este definitivamente es tu lugar.
El sexo quedo olvidado por el momento, Ram estudió la
pintura sobre la chimenea hecha de piedra de rio. Era una acuarela
de la cabaña. El paisaje del otoño acabando que Ram había
vislumbrado antes estaba pintado en perfecta armonía con una
nueva visión de la cabaña. —¿Quién hizo esto?
Gray miró la pintura y sonrió. —El abuelo Conner. Hay varias
más por la cabaña. Las encontré aquí después de su muerte. —
Gray sacudió su cabeza—. Parece que usaba este lugar para su
pasión secreta también. Por lo que sé, nadie más sabía que tenía
ese talento. 45
¿Qué pasaba con los hombres Conner que escondían sus
mejores partes del mundo exterior? Mirando la pintura, Ram deseó
haber conocido al abuelo de Gray. Se dio cuenta del regalo que
Gray le había hecho llevándolo a su mundo secreto que obviamente
amaba. Ahora entendía porque la intrusión de Georgia había
molestado tanto a Gray. Ram se giró y atrajo a Gray a sus brazos.
—Gracias por traerme aquí.
Gray cubrió la boca de Ram con la suya. El beso era más que
juego de lenguas para Ram. Era la verdad empezando lo que
esperaba sería una relación duradera. Había tenido mucho sexo
pero nunca sintió una conexión. Podría ser la intimidad de la
cabaña, pero Ram pensaba que eso estaba más allá del lugar. El
entendimiento hizo que el beso se profundizara. Verdaderamente le
importaba Gray.
De repente besarse no era suficiente. Ram necesitaba más de
Gray de lo que había necesitado antes. Rompió el beso y
desabrochó su cinturón. La cama estaba al otro lado de la sala,
suplicando por atención, y el cuerpo de Ram se preparaba para
rodar desnudo en las sábanas con Gray.
Cinturón, fuera de camino, Ram desabrochó sus jeans antes
de bajar la cremallera. Observó como Gray miraba sus acciones,
sus nudillos acariciando más de una vez cuando se sacó sus botas y
la ropa sin alejarse el uno del otro.
Aunque estaba cerca, Gray fue el primero en desnudarse. Se
arrodilló y lamió la cabeza de la polla de Ram con el piercing. —
Mmm.
Mientras el cerebro todavía le funcionara, Ram buscó en el
bolsillo de sus jeans y sacó el lubricante y un único envoltorio de
aluminio. Esperaba que pudieran hacerlo sin el condón, pero
deseaba que fuera Gray quien tomara la decisión.
En el proceso de lamer el plateado Prince Albert, Gray miró a
Ram varios momentos antes de tirar el condón al suelo. —No es
necesario. Me mostraste tus resultados, y yo te he mostrado los
míos.
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Esas simples palabras estimularon a Ram para tomar la
iniciativa. Aunque amaba la sensación de la boca de Gray en su
polla, había otras cosas que deseaba poder hacer antes de que
fueran interrumpidos de nuevo. Levantó a Gray. —Vamos a la cama.
La luz de la lámpara de al lado de la puerta principal lanzaba
un suave brillo al hueco de la habitación tallada de la cabaña.
Porque el otoño estaba sobre ellos no se molestaron con el fuego,
la cabaña era demasiado fría para quitar las sábanas de la cama.
Ram se deslizó entre las sábanas y esperó ansiosamente a que
Gray se uniera a él.
Desnudo, Gray se tomó tiempo para cerrar la puerta delantera
con llave y cerrar las cortinas. Para cuando Gray se unió a él en la
cama, la polla de Ram había empezado a suavizarse.
Al parecer inconsciente de la situación de Ram, Gray abrió el
cajón de la mesilla de noche y sacó una botella de lubricante.
Colocó la botella en la cabecera de la cama antes de presionarse
contra Ram. —Mmm, finalmente.
Ram miró a Gray a los ojos. —Son más tarde de las nueve y
estamos en medio de cuatrocientos acres de tierra. ¿Realmente
tenías que tomarte tu tiempo para cerrar las cortinas?
Gray besó a Ram en los labios. —Un viejo hábito, supongo. No
pienses mucho en ello.
Correcto. Ram intentó, de nuevo, recordar la razón que había
detrás de la petición de Gray de llevarlo en absoluto secreto. Nunca
había sido el tipo de persona que abiertamente buscaba hombres
para follar, pero nunca había sentido la necesidad de esconder
quien era. Pero, Ram todavía entendía que todos merecían salir
ante sus amigos y familia por su propio camino.
Gray metió la mano en medio de ellos y la envolvió alrededor
de la polla de Ram. Parecía sorprendido de encontrar que la
erección de Ram se había desinflado. Cuando Gray empezó a
apartar su mano, Ram rápidamente la mantuvo donde estaba.
Mirando a Gray a los ojos, Ram sabía que tenía que decir lo que
pensaba. —Sabía, al empezar esto que tendríamos que mantener
las cosas en secreto, pero nunca imaginé que me molestaría tanto.
47
—Lo siento, pero...
Ram sacudió su cabeza, cortando a Gray antes de que pudiera
terminar. —Lo sé. Has sido honesto conmigo, y te respeto por ello.
—Para suavizar sus palabras, Ram besó los labios de Gray—. Pero,
¿podrías por favor no hacerlo tan evidente? Nunca he sido el sucio
secreto de nadie, y no me preocupo por ello.
El pulgar de Gray acarició ligeramente la cabeza de la polla de
Ram. —No quiero que te sientas de ese modo. Eres lo mejor que
me ha pasado desde que admití ante mí mismo que no sentía
atracción por las mujeres.
Cuanto más acariciaba Gray la polla de Ram más dura se
ponía. Evidentemente el cuerpo de Ram estaba listo para dejar la
discusión atrás por el momento y hacer lo que anhelaba desde que
conoció al hermoso hombre de ojos plateados.
Dejarse llevar por los deseos de su cuerpo no fue difícil. Ram
sabía que continuarían la conversación más tarde, pero por ahora
realmente necesitaba conocer la intimidad que sólo venía estando
dentro de alguien. Empujó sus piernas entre los muslos de Gray y
se inclinó para darle un beso. Mientras exploraba la boca de Gray,
su necesidad interior continuó creciendo. Besar era definitivamente
la llave mágica para la libido de Ram.
Cuando Gray empezó a moler su erección contra la parte alta
del muslo de Ram, este colocó a Gray debajo de él. Rompiendo el
beso, Ram se insinuó entre las piernas de Gray, separándolas más.
Se sentó sobre sus talones y miró toda la deliciosa piel que no
podía esperar por lamer y besar. —Eres algo más.
—Podría decir lo mismo, —contestó Gray, extendiendo la mano
para tirar del aro plateado con sus dedos.
La acción envió temblores por la espina de Ram. Bajó su mano
y apretó los pezones de Gray, comprobando su respuesta.
Aunque habían pasado horas al teléfono y chateando por
internet, su relación no había progresado más allá de las mamadas
y las masturbaciones. Ram se preguntaba si el pecho de Gray era
tan sensible como el suyo. 48
Gray se arqueó en la cama, cuando más fuerte apretaba Ram
los duros pezones del hombre, más alto gemía Gray. Ram se movió
para apoyarse sobre sus manos y tomar uno de los pezones de
Gray entre los dientes. No mordió lo bastante duro como para dejar
una marca pero estuvo tentado.
—Oh, Dios. —Gray gimió. Envolvió sus piernas alrededor de la
cintura de Ram mientras se agarraba a los hombros de Ram.
—¿Quieres que pare? —preguntó Ram, alejándose de Gray,
—Sí, no. Infiernos, ya no que es lo que quiero mas, si tu polla
o tus manos sobre mi.
Ram rodó a un lado y alcanzó la botella de lubricante. Derramó
un poco en sus dedos antes de inclinarse para un beso. Mientras la
lengua saboreaba el interior de la boca de Gray, Ram encontró el
apretado agujero de Gray. Después de pasar varios momentos
rodeando la suave piel con su dedo índice, Ram empujó el dedo
lentamente adentro.
Sin romper el beso, Gray alcanzó el lubricante. Momentos
después de que Ram hubiera metido dos dedos dentro de Gray,
sintió la mano de este resbaladiza por el lubricante en su polla.
Ram sacó su lengua de la boca de Gray y gimió.
—Normalmente intento mostrar un poco más de delicadeza
con mis amantes, pero no puedo pensar en nada más que en estar
dentro de ti.
Gray tiró ligeramente del aro plateado. —Me muero por saber
como se siente.
—Tus deseos son órdenes. —Ram apartó sus dedos y se colocó
sobre Gray. Posicionando la cabeza de su polla en el agujero de
Gray, Ram empezó a meter su longitud. La mueca que vio en el
rostro de este mientras su cuerpo se ensanchaba para acomodar la
anchura de Ram lo hizo retroceder.
—No. Estaré bien en un minuto.
—Un minuto es mucho tiempo cuando estás sufriendo. 49
7
Brad Douglas Paisley (28 de Octubre de 1972) es un cantante, compositor y músico americano. Su estilo va desde la
música country tradicional hasta el rock sureño, y sus canciones suelen contener toques de humor y referencias a la
cultura popular. ¡Gracias Wikipedia!
—Tengo que cogerlo, —explicó Gray mientras se desenredaba.
Agarró sus jeans del suelo y sacó el móvil del cinturón—. Gray, —
contestó.
Ram rodó sobre su espalda y miró al techo. Molesto no
alcanzaba a describir su repentino humor. Había cedido preciosas
horas para estar con Gray, porque sabía que si iban a seguir
adelante necesitaban tomarse algo de tiempo, pero una simple
llamada telefónica había estropeado su tiempo juntos.
Escuchó a Gray hablando con Georgia, era obvio que era otro
problema con Raleigh. Con el móvil ahuecado entre su oreja y su
hombro, Gray se puso la ropa interior.
Bien, joder. Ram no hizo ningún movimiento de ponerse sus
ropas. Esperó a que Gray colgara antes de decir algo. —¿Qué ha
hecho ahora?
Gray tiró su móvil a la cama y se subió la cremallera de los
jeans. —La policía la arrestó en el parque, bebiendo y liándose con
algún imbécil. Tengo que ir al pueblo para que la suelten. 51
—Deberías dejarla allí durante la noche. Quizá aprendería la
lección. —Ram salió de la cama y empezó a recoger su ropa.
—Entonces supongo que Raleigh tiene suerte de que tú no
seas yo, —Gray masculló, recogiendo su móvil—. No tienes por que
volver conmigo. Quédate aquí y duerme algo.
Ram sacudió la cabeza. —Si no voy a estar contigo sería mejor
que vuelva al hospital.
Gray le dio a Ram un rápido beso. —Siento esto.
—Lo que sea. Tienes que hacer lo que debes.
Gray miró a Ram varios momentos antes de dar un paso atrás.
—Prepararé las monturas de los caballos mientras acabas de
vestirte.
Después de que Gray fuera rápidamente al baño, Ram se
quedó sólo en la cabaña que había sostenido muchas promesas.
Quizás se había adelantado. Claro que los explosivos momentos
que había disfrutado con Gray eran memorables, pero ¿serían
suficientes para poner sus sueños en ello? Cuanto más pensaba
Ram en ello, más se enfadaba. Sentía que había dejado un maldito
buen trabajo para seguir a su polla. Quizá era un tonto mucho más
grande de lo que creía.
8
La rinoneumonitis equina (RNE) o aborto viral equino es una enfermedad
infectocontagiosa que afecta a los equinos
Kyle negó con la carga de estiércol en la horquilla antes de
dirigirse a Ram. —No quería salir esta mañana. Pensé que sería
mejor dejarla estar hasta que tuvieras la oportunidad de revisarla.
Ram volvió y entró en el compartimento de Lady. A diferencia
de la mayoría de yeguas que estaban preñadas, Lady sólo era un
caballo de trabajo. Según Gray, uno de los sementales había
saltado la valla y entrado en el pasto mientras Lady estaba en celo.
Ram pasó una mano por el hinchado estómago de la yegua. —Hey,
Kyle, ¿puedes venir?
—¿Algo va mal? – preguntó Kyle, uniéndose a Ram.
—Los papeles dicen que sólo esta de cinco meses, pero eso no
puede ser correcto.
Kyle sacudió la cabeza. —No, eso es correcto. Fue en mayo
cuando Bellamy saltó la valla. El Doc Springer confirmó su
embarazo dos semanas más tarde.
—¿Uso ultrasonidos? —Ram continuó pasando sus manos por 56
el estómago del caballo.
—Sí. —Kyle rió—. El Doc odia usarlos, pero Gray insistió en
ello.
—¿Hizo un segundo?
Kyle se sacó el sombrero y se apartó el negro cabello teñido
de trigo de la frente antes de recolocarse su Stentson. —Lo siento,
eso no lo sé. Sé que normalmente se hacen, pero si le hicieron un
segundo ultrasonido a Lady yo no estaba por aquí.
Con un asentimiento, Ram despidió a Kyle. —Gracias.
—Lo siento. Espero que no se haya hecho nada mal, —dijo
Kyle saliendo del compartimento.
—Si hay un problema, no es tuyo. —Ram le dio a Lady una
última caricia entre los ojos antes de dirigirse hacia la casa. Tenía
un mal presentimiento.
Gray bebió un sorbo de café caliente antes de colocar la taza
en el mismo escritorio que su abuelo había usado. Había sido obvio
por su anterior conversación que Ram todavía estaba enfadado por
lo ocurrido la noche anterior. Cuando la puerta principal se cerró,
Gray se preparó para tener una pelea.
Ram apareció en la puerta abierta con fuego en sus ojos. —
¿Por aquí sólo importan los pura sangre?
—¿Perdona? —Gray no estaba seguro de que tenían que ver
los caballos con el actual humor de Ram.
—Una de tus yeguas lleva gemelos.
Gray sacudió la cabeza. —No es posible. Se supone que el Doc 57
usa ultrasonidos con todas las yeguas que se han quedado
preñadas.
Ram inclino la cabeza en dirección a la puerta. —Sígueme.
Sin esperar a que Gray lo alcanzara, Ram salió de la casa.
Gray se levantó, le dio otro sorbo a su café y lo siguió. Lo último
que quería Gray era correr para alcanzar a su capataz.
Entrando en el establo, Gray se detuvo. —¿Dónde te has
metido?
—Estoy con Lady.
¿Lady? El corazón de Gray se aceleró. De todas las yeguas de
Sunset Ridge, Lady era su favorita. Podía no valer una cuarta parte
de lo que valían las otras, pero Lady había nacido en el rancho.
Entró en el compartimento de la yegua para encontrarse a Ram
comprobando su espalda. —¿Qué va mal?
Ram dejó caer la cola de Lady. —¿Tu veterinario le hizo un
segundo ultrasonido?
—No lo sé. Puedo comprobar sus resultados si quieres. Jim, el
viejo capataz, manejaba eso. ¿Por qué? ¿Hay algo mal? —Gray
preguntó de nuevo.
—Apostaría un año de paga a que esta yegua llega gemelos.
El estómago de Gray se cayó. Sabía cuan peligroso era para
los caballos llevar más de un potro. —Conseguiré su archivo. —En
la esquina de la sala Gray abrió el armario de archivos a prueba de
incendios. Buscó alfabéticamente el archivo de Lady pero no lo
encontró—. ¿Qué coño?
Gray se arrodilló en el suelo y abrió el cajón de abajo. En la
parte de atrás del cajón había una carpeta etiquetada como
“Evaluación de caballos”. Allí fue donde encontró la información de
Lady. Por qué estaba tan incorrectamente rellenada probablemente
Gray nunca lo sabría. Se levantó y colocó el archivo encima de una
silla de montar disponible. Leyendo a través de los registros de
Lady, Gray no podía creer lo que veía. Mierda.
Archivo en mano, Gray se unió a Ram. —No es bueno. —Le 58
pasó los papeles a Ram—. Jim y Doc decidieron no gastar dinero
extra en un segundo ultrasonido para Lady ya que no consideran
que tenga demasiado valor. —Sabía que era su responsabilidad
como propietario del rancho asegurarse de que se cuidara bien a
los animales—. No tengo excusa de por qué ha pasado esto.
Debería haber sabido antes que Jim no era la persona correcta para
el trabajo.
—Antes de que te culpes o culpes a tu ex-capataz, miraría bien
que veterinario tienes cuidando de estos animales. No he conocido
al hombre, pero si fuera por mí no dejaría que volviera a entrar en
el rancho de nuevo. Claramente habrá otro veterinario por la zona.
Gray asintió. —Estoy seguro de que lo hay. Papá siempre usó
al Doc Springer de modo que nunca se me ocurrió buscar a alguien
más.
Ram le devolvió el archivo de Lady antes de devolver su
atención a la yegua preñada. —Kyle me dijo que ella no quería salir
esta mañana. Mirándola ahora, estoy preocupado de que se esté
preparando para abortar, aunque no veo signos de hemorragia ni de
vertidos. —Acarició el extenso abdomen del caballo de nuevo—. Si
le hacen otro ultrasonido podría abortar a los gemelos antes de que
tengamos tiempo de que se sujeten.
—Iré a hacer algunas llamadas, —contestó Gray.
Después de mirar alrededor, Ram dio un paso adelante y cogió
la mano de Gray. —Siento si me pasé de la raya antes.
—Yo no. Sólo me has probado que contraté al hombre
adecuado para el trabajo.
59
Capitulo Cinco
9
Seven Up ("Siete arriba" en inglés, traducido en Argentina como "Siete en un nivel más elevado") es una marca de
bebida gaseosa de lima-limón vendida en tiendas, restaurantes y máquinas expendedoras en muchos países del
mundo.
Gray le dio otro sorbo a su 7-up y dejó el vaso en la mesilla de
noche. —¿Qué es eso de que se supone que esta mierda me hará
sentir mejor?
Ram continuó acariciando el estómago de Gray. —Eso es lo
que las buenas mamás les dan a sus hijos cuando están enfermos.
Es un alivio mental, no físico.
Gray bajó la mano de Ram hacia su anhelante polla.
—Hablando de alivio físico.
—Pensé que estabas enfermo. —Ram envolvió su mano
alrededor de la polla de Gray y empezó a acariciarla lentamente.
—Lo estoy. No tienes que hacer que me corra, sólo hacerme
sentir bien. —Gray se movió más cerca para acurrucarse contra
Ram—. Entonces realmente te gusta ese chico Jesse, ¿huh?
Ram colocó su rostro contra el cuello de Gray, besando y
lamiendo la piel. —Sí, realmente me gusta. Necesita de este lugar
tanto como nosotros le necesitamos a él. Me gustaría ofrecerle un 80
trabajo real y una cama en los barracones.
Gray rozó con sus labios la frente de Ram. —Todavía no sé lo
que le dijiste a Raleigh, pero pareces tener una buena mano para
los chicos problemáticos de Wellington.
—Sólo les hablo claro y dejo que ellos me hablen del mismo
modo.
—Tiene que haber más.
—Nop, no realmente. Los chicos te devuelven lo que les das.
Pero sé lo que quiero de ellos y se lo digo.
Gray agarró el cabello de Ram y le alzó la cabeza. —Bésame.
—¿Y enfermarte? No hay manera. Pero podría follarte.
A pesar de que el deseo estaba allí, Gray sabía que su
estómago revuelto no estaba para manejar el tipo de follada que le
daría Ram. —¿Lo aplazamos?
Ram rió. —Puedes apostar por ello.
—¿Te quedarás conmigo esta noche? —preguntó Gray. Aunque
Gray había pasado la noche en casa de Ram, su enfermedad lo
había obligado a volver a la suya antes de que el sol saliera.
—¿Qué pasa con Raleigh? Ya sabe lo nuestro, pero ¿se sentirá
cómoda sabiendo lo que pasa en el dormitorio de su tío?
—Esto no es sobre Raleigh. Esto soy yo pidiéndote que te
mudes aquí. —Gray aguantó la respiración. Era un gran paso para
él, y rezaba para que Ram lo considerara así.
Antes de que Ram pudiera responder sonó un frenético golpe
en la puerta. —¿Está Ram?
Sin mirar a Gray para pedirle permiso, Ram contestó. —Sí.
¿Qué necesitas?
—Jesse está como loco abajo. Dice que Lady se ha
desplomado.
81
—Mierda. —Ram salió de la cama y cojío sus jeans. – Dile que
llame a Ben Moore, su número está en mi escritorio en el establo.
¡Bajo ya!.
—Vale, —contestó Raleigh a través de la puerta cerrada.
Gray se movió hacía el borde de la cama y se levantó sobre
sus inestables piernas. —Voy contigo.
—¡Y una mierda! Vuelve a la cama, —ordenó Ram.
—Sabes que no puedo hacer eso. —Gray fue a vestirse y sacó
un par de jeans limpios—. Vé, te alcanzaré.
Antes de dejar la habitación, Ram se puso delante de Gray y lo
besó. —Traeré mis cosas mañana. —Se fue sin decir otra palabra.
Gray sonrió mientras escogía una camisa del armario. Podría
no estar preparado para pasear por el pueblo de la mano de Ram,
pero al menos había dado un paso en la dirección correcta.
Un vistazo fue suficiente para que Ram se diera cuenta de que
su suposición era correcta. —Se le ha adelantado el parto, —le dijo
a Jesse—. ¿Cuanto falta para que llegue Ben?
—Veinte minutos. —Jesse sostuvo la cabeza de Lady en su
regazo, y fue lentamente acariciando el cuello de la yegua—. ¿Va a
estar bien?
—No lo sé, chico. —Ram fue al armario de la sala y empezó a
seleccionar el material que le iba a hacer falta. Pensó en atar juntas
las patas de Lady, por si empezaba a patear, pero no estaba seguro
de hacer nada sin contar con la opinión de Ben. Probablemente se
necesitará una cesárea pero sólo por si acaso, Ram cogió algunas
sogas junto a uno de los kits de parto que tenía a mano.
Volvió al compartimento y colocó los suministros en la lona 82
azul que ya había estirado en la esquina. —¿Cómo lo está llevando?
—Sigue mirándome como si esperara que la ayudara. —Jesse
sacudió la cabeza, su nuez de Adán subió y bajó varias veces antes
de que hablara de nuevo—. Desearía poder saber qué hacer para
ayudarla.
—Entonces te enseñaré, —dijo una profunda voz desde fuera
del compartimento.
Ram miró a Ben Moore. —Gracias por venir. Siento arruinar tus
vacaciones.
—No lo hiciste. —Ben se sacó la chaqueta y la colgó en un
clavo. Descubrió el equipamiento y asintió agradecido mientras
abría el desinfectante, hecho un poco en una palangana poco
profunda—. Mi familia se mudó a Florida hace un par de meses, así
que estoy sólo. Me estaba preparando para sentarme a cenar con
una de esas comidas rápidas que se calientan en el microondas.
—Entonces tendrás que unirte a nosotros cuando salves la
vida de Lady, —dijo Gray, entrando en el establo.
—Cuenta con ello, —Ben contestó, lavándose las manos.
Cambió su atención hacia Lady—. ¿Estás listo para ver esto? —le
preguntó a Jesse.
—¿Honestamente, señor? No lo sé. Soy nuevo en todo esto. —
Jesse miró a Lady—. ¿Puedes darle algo para el dolor?
—Eso depende. Primero necesito examinarla para ver como
está.
Ram se levantó y se unió a Gray para dejarle sitio a Ben.
Observó el modo en que Ben y Jesse continuaron mirándose y tuvo
clara la idea de por que más Jesse se había peleado con los chicos
en el Instituto. Envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Gray
y le susurró en el oído. – No creo que tengamos que preocuparnos
de estos dos anden hablando a nuestras espaldas.
—¿Puedes hacerme un favor y atar las patas de Lady juntas?
Lo que le voy a hacer va a ser doloroso, y no me apetece una coz
83
en la cabeza hoy. —Una vez más Ben miró a Jesse—. A veces ayuda
si hablas o cantas a los animales. Cuanto más calmada esté más
fácil será esto para ella.
Ram agarró la cuerda y lentamente empezó a atar las patas de
Lady juntas, intentando no asustar a la yegua.
—¿Qué vas a hacer? —Jesse le preguntó a Ben.
—Tengo que meter la mano y revisarla por dentro. Con suerte
sólo será cuestión de intentar reposicionar a uno, o a ambos, de los
potros.
—¿Vivirán? —Jesse sorprendió a Ram al inclinarse y besar la
cabeza de Lady.
—No, —dijo Ben honestamente—. Son demasiado pequeños.
Lo importante ahora es salvar a la madre.
Ram vio la reacción de Gray ante las noticias. Como ranchero
que había sido toda su vida, Gray ya sabía que los potros eran
demasiado prematuros para sobrevivir. Ram pensó que era la idea
de que algo le pasara a la yegua lo que más preocupaba a Gray.
Cuando acabó de asegurar las patas traseras del caballo, Ram
se reunió con Gray. —¿Quieres subir arriba y decirle a Georgia que
pasará un rato antes de que podamos ir a comer?
Gray apartó su mirada de Ben y miró a Ram. —Sí. Nunca me
gustó esta parte de ser ranchero.
—Con ese estómago tuyo no sé si podrás manejarlo sin
vomitar las galletas de todos modos. —Ram besó a Gray sin
preocuparse por quien estaba alrededor—. Ve. Yo ayudaré a Ben si
lo necesita.
—Asegúrate de venir a cenar, —Gray le recordó.
—Lo haré. Ram vio como Jesse los miraba, pero le dio a Gray
otro beso de todos modos. Ya tendría tiempo de hablar con el chico.
84
10
Talla 45 en la medida francesa
—Hey, Gray, ¿puedo ayudarte a encontrar algo? —Ned Weaver
preguntó.
Gray se preparó para otra discusión. Apuntó hacia un Stetson
negro con una banda plateada y turquesa alrededor del ala. —¿Lo
tienes en siete y cuarto?
—Seguro que sí. Iré a mirar atrás, —dijo Ned.
Complacido con la recepción de Ned, Gray se fue a la sección
de ropa. Encontró la talla de Jesse y puso tres pares de Wranglers
en su pequeño carro.
—Escuché algunas noticias un poco inquietantes el otro día.
Gray se giró hacia quien hablaba para encontrar al Pastor
Hallowell. —Pastor, —saludó.
—Me gustaría que volvieras a la iglesia, —dijo Hallowell.
Desde que era un niño, Gray había ido a la Primera Iglesia
Presbiteriana de Wellington. Aunque no iba cada semana, siempre 94
había intentado tener tiempo para ir al pueblo un par de domingos
al mes. —Planeamos ir al servicio de Navidad si es lo que quieres
saber.
—Si con nosotros te refieres a tú y Raleigh, estaría encantado
de verte allí.
—¿Y si planeo llevar a otros? —Gray inquirió, sabiendo ya la
respuesta.
—La iglesia es un lugar de culto familiar. No sé si la mayoría
de la gente se sentiría a gusto si traes a tus amigos.
Gray se acarició la mandíbula. —Bueno, seguro que no quiero
corromper a la congregación, Pastor. Por supuesto deberías pedirle
al Diácono Williams que al menos intentara esconder la lujuria que
siente por tu mujer durante el servicio. Estoy seguro de que eso
también pone nerviosa a la congregación.
Con esas palabras, Gray volvió a la sección de sombreros. Ned
ya estaba cobrándole a alguien más, pero Gray vio la caja del
sombrero en el mostrador. Puso los jeans en la cinta y esperó su
turno,
—¿Te costó encontrar la talla correcta? —Preguntó Gray
cuando fue su turno.
El Sr. Weaver levantó la tapa de la caja para que Gray la
inspeccionara. —Claro. —Empezó a pasar los jeans—. No hagas
caso a lo que piense la gente, ¿me oyes? Siempre has sido
bienvenido en esta tienda.
—Gracias señor. —Hasta ahora la suerte de Gray estaba al
cincuenta por ciento con los residentes de Wellington. No imaginaba
poder pedir más que eso.
—Sólo quería que lo supieras. —Ned le pasó a Gray la bolsa y
la caja—. Feliz Navidad.
Gray deseaba abrazar al hombre más mayor. Si alguien de los
viejos tiempos como Ned Weaver podía aceptarlo, Gray tenía
esperanza en el futuro.
Arrancó la camioneta y se dirigió a casa. Sacó su móvil y llamó 95
a Ram.
—Hey, —Ram contestó.
—¿Dónde estás?
—Preparándome para sentarme a comer. ¿Por qué, estás de
camino a casa?
—Sí, estaré allí a las diez. Espérame.
—Lo haré.
Gray colgó el móvil y lo enganchó a su cinturón. Pasó el resto
del camino pensando en lo que le había pasado en el pueblo.
Cuando llegó a casa, se quitó las botas y su sombrero antes de
unirse a Ram en la mesa.
—Mejor come antes de que la sopa y el sándwich se enfríen, —
le dijo Ram.
Gray le dio un mordisco a su sándwich de queso. —Tuve
algunos problemas en el pueblo.
—No pareces sorprendido, ¿lo estás? —Ram sopló en la
cucharada de sopa de tomate casera.
—No, no realmente. Pero puedo decir que no volveré pronto a
la iglesia presbiteriana. El Pastor Hallowell sugirió que dejara en
casa a mis amigos si quería ir.
Ram asintió. —Entonces, si quieres encontraremos otra iglesia.
¿Quién más?
—Bueno, las malas noticias son que también tenemos que
encontrar otra ferretería donde gastar nuestro dinero, pero la
tienda de suministros de Weaver todavía está agradecida de
tenernos como clientes.
Ram alcanzó otro sándwich. —Entonces encontraremos otra
ferretería. No es un gran problema.
Gray deseaba poder aceptar tan fácilmente el cambio de sus
viejos amigos, pero Ram no había crecido en Wellington. 96
—Es fácil decirlo para ti, ellos no eran tus amigos.
—No creerás que lo eran tuyos. ¿Verdad?
—¿Qué pasa si esto empieza a afectar al rancho? Si perdemos
a Andrew Carlson como cliente, estaremos jodidos.
—¿No eras tú quien decía que si el negocio con Carlson no iba
bien siempre podrías ofrecérselo a otro? —preguntó Ram.
—Quizá, ¿pero que pasa si no puedo? —Gray odiaba que el
futuro de Sunset Ridge estuviera vinculado al sexo de la persona
que había escogido para compartir su vida.
—Entonces supongo que tendrás que preguntarte a ti mismo
que es lo más importante, ¿tener una vida conmigo o el rancho?
Como Gray no contestó inmediatamente, Ram se levantó. —Sí,
supongo que necesitas algo de tiempo para pensar en ello, —dijo
Ram antes de irse.
—Espera. —Gray saltó y siguió a Ram—. No es tan fácil. No sé
hacer nada más. Este rancho ha sido toda mi vida desde que me
puse mi primer par de botas de vaquero.
Ram se detuvo y apoyó su frente en la puerta principal. —
Tampoco sé hacer otra cosa, pero trabajaría en una jodida tienda
antes de alejarme de ti.
Gray envolvió sus brazos alrededor del pecho de Ram, y lo
sostuvo en el lugar. Aunque sólo hacía unos meses que había
conocido al hombre, no podía imaginar una vida sin Ram en ella. —
Yo también, aunque me gustaría más ser cajero que reponer
estanterías.
11
Como es el nombre de un caballo lo dejamos en el idioma original.
Gray no necesitaba devolverle las palabras a Ram, Gray las
había dicho una y otra vez en las últimas horas antes mientras se
turnaban para follarse el uno al otro. —¿Prometes que te quedarás
sin importar lo que pase con los potros? —Gray suplicó.
—No me voy a ningún sitio. Te he buscado durante toda mi
vida adulta. Sólo estoy feliz de haber encontrado a un hombre que
se siente cómodo subido a un caballo.
Con la polla de Ram en su culo, Gray empujó hasta que Ram
cayó hacia atrás, colocando de esa manera a Gray encima. Gray
empezó una lenta monta arriba y abajo de la polla de Ram.
—Me encanta montar contigo.
Ram rió y alcanzó la polla de Gray. —Suficiente conversación.
Tenemos a un potro que necesita ayuda para llegar a este mundo.
Gray pareció tomarse las palabras como un reto. Plantó sus
pies en el colchón y montó a Ram en posición de jinete.
—Ahhh joder eso se siente bien, —Ram gimió. Fue el primero 101
en explotar, disparando su semen profundamente dentro de Gray.
En el segundo en que el último chorro de semen dejó su polla, Ram
atrajo a Gray y lo tiró contra la cama. Envolvió sus labios alrededor
de la polla de Gray y chupó.
Aunque Ram disfrutaba siendo follado de vez en cuando,
prefería mucho más sentir el calor de la semilla de Gray
deslizándose por su garganta. No le tomó mucho tiempo a Gray
para recompensar a Ram con su premio. Ram dejó que el caliente
semen de Gray cubriera su lengua antes de tragar.
Cuando vació las bolas de Gray, Ram liberó su polla y gateó en
la cama para un beso rápido. Cada embestida de la lengua de Gray
en su boca amenazaba con devolver a la vida la erección de Ram.
Mierda, Ram dudaba que alguna vez se cansara del hombre que
tenía en sus brazos.
Gray fue el primero en romper el beso. —Vamos a tener que
ducharnos antes de ir al establo.
—Entonces ¿qué haces tirado en la cama? —Ram le preguntó
riendo. Palmeó a Gray juguetonamente en el culo.
Después de una rápida ducha, se vistieron y salieron del
dormitorio. —Haré una gran jarra de café y la llevaré, —ofreció
Gray.
—No hay necesidad de eso. Ya tengo una cafetera en el
establo. Supuse que pasaríamos más que unas pocas noches
observando pequeños milagros viniendo al mundo.
Después de coger sus sombreros y chaquetas, Ram dirigió la
marcha a la puerta principal. Mientras pasaban por delante del
garaje, Ram empujó a Gray con su cadera. —Nunca trabajamos en
el Cobra.
—Tenemos muchísimo tiempo. Estoy seguro de que en veinte o
treinta años no sentiremos la necesidad de pasar cada momento
libre en la cama, —dijo Gray.
—Muérdete la lengua. Planeo disfrutar estando en la cama
contigo hasta bien entrados los noventa.
102
—Wow, bastante optimista.
—Siempre. —Ram alcanzó la mano de Gray—. De hecho,
deberías considerar darle ese coche a Jesse porque seriamente
dudo que encontremos tiempo para hacer nada con él.
—Creo que ahora las manos de Jesse están muy llenas entre
su trabajo aquí, yendo a ayudar a Ben y manteniendo esa maldita
sonrisa en el rostro de Ben.
—Sí, puedes tener razón, —Ram acordó.
—Por supuesto que tengo razón. Soy el jefe.
—¡Cuidado! —Ram gruñó mientras entraban en el establo.
Epíilogo
12 El Sir Ganamucho
ahora que siempre estaré preocupado de que si pulso un botón
todo se desmoronara.
—¿No eras tú el que me dijo que trabajarías en una tienda si
eso significaba que podíamos estar juntos?
—Sí, ese fui yo. Pero realmente no quiero llenar las bolsas de
la compra.
Gray besó a Ram. Todavía le asombraba como encajaban tan
perfectamente el uno con el otro.
—Bien. Si llegamos a eso, yo llenaré las bolsas de la compra y
tú harás funcionar la máquina registradora.
—Amo como me cuidas, —Ram dijo dándole a Gray otro
beso—. Mejor vuelvo con Casey antes de que lije tanto la tubería
que la parta por la mitad.
—No olvides ajustar el calendario de esta semana.
Necesitamos estar fuera de aquí para las nueve de la mañana del
viernes. 105
—No lo olvidaré. Sabes que estoy tan excitado como tu por ver
a Raleigh caminar por el estrado.
—¿Ram? Todo está limpio. ¿Debería arreglar mis fallos ahora?
—preguntó Casey.
—No sin supervisión. Estaré ahí en un segundo, —Ram
contestó.
—Te dejaré ir. Sólo quería darte las buenas noticias sobre Sir
Winsalot. —Gray empezó a dirigirse a la puerta.
—Hey, Gray, —Ram llamó.
Gray se detuvo y se giró.
—Yo repondré las estanterías, —Ram le dijo a Gray.
Gray asintió. —Lo sé.
Ram se secó las lágrimas por la risa de sus ojos cuando vio a
Jesse, Ben, Gray, y el novio de Raleigh jugar al fútbol. —¿Sabes que
Gray va a romper algo, verdad?
—Al menos Michael podrá colocar el hueso, —Raleigh contestó.
Ram le dio un codazo a Raleigh juguetonamente en las
costillas. —Lo has hecho bien, chica.
Con amor en sus ojos, Raleigh se inclinó contra Ram. —¿Puedo
contarte un secreto?
—Claro.
—Michael va a pedirle a tío Gray mi mano esta noche después 106
de la graduación.
—Supuse que ya era hora ya que los dos habéis estado
viviendo juntos el último año.
Raleigh jadeó. —¿Cómo lo supiste?
—Gray me lo dijo.
—Oh Dios mío. —Raleigh enterró su rostro en sus manos—.
¿Cómo lo descubrió?
—Gray vigila las cuentas del banco como un águila. Lo supo
tan pronto como dejaste de pagar el alquiler del apartamento
dónde vivías.
—Entonces ¿por qué no me dijo nada? ¿Está enfadado? —
Raleigh preguntó.
—Creo que le preocupó que no se lo dijeras, pero entiende que
tu vida es tuya. Tampoco hace daño que le guste sinceramente tu
doctor. Por supuesto creo que le gustaría más Michael si trabajara
en un hospital en Little Rock.
Raleigh apretó la mano de Ram. —Quizá algún día cuando
empiece a tener bebés.
Ram intentó imaginar a Gray con un bebé. —Gray consentiría
a los niños.
—Sí, pero tú estarías ahí para enderezarlos de nuevo. —
Raleigh besó la mejilla de Ram—. Siempre te querré por eso.
—Y amo haberlo hecho.
—Hey, ¿chicos vais a animarnos o no? —Gray gritó.
—Nop. Nunca disfruté llevando una falda, —Ram le gritó en
respuesta.
107
Gray no podía estar más orgulloso cuando observó a Raleigh
cruzar el escenario para coger su diploma. Se quedó en una larga
fila con los otros estudiantes pero Gray sólo tenía ojos para su
chica. —Va a ser una fantástica trabajadora social.
—Sip, —Ram estuvo de acuerdo.
Gray apartó sus ojos de Raleigh lo bastante para mirar a Ram.
—¿Eso es? ¿Sip?
La mirada de Ram se dirigió a alguien de la multitud. Gray
intentó descubrir quien había capturado el interés de Ram tan
intensamente.
—Oh, mierda, —dijo Gray, viendo a Rebecca. No lo habría
dicho, pero el ver a su hermana no le causó nada más que dolor.
¿Estaba mal sentirse traicionado por su sobrina? Gray estaba tan
metido en sus pensamientos que se perdió el final de la ceremonia
de graduación.
—Vamos. Vamos a felicitar a tu chica, —dijo Ram, levantando
a Gray.
—Ella no es mía. Es de Rebecca. Verla aquí ha servido para
darme cuenta de eso.
—Tonterías. —Ram llevó a Gray a una zona alejada de la
multitud—. No puedes culpar a Raleigh. Claro que invitó a su
madre, pero eso no significa que la haya perdonado. Si sé algo
sobre Raleigh es que esos ojos grises siempre son vulnerables en lo
concerniente a Rebecca. ¿Qué coño crees que la llevó a conseguir
un título en trabajo social? Sabe que no cada niño tiene un tío como
el que tiene ella.
Aunque Gray y Ram tenían una regla en común de no hacerse
demostraciones públicas de afecto, no pudo evitar apoyarse contra
el hombre que amaba. —¿Qué haría sin ti?
—No lo sé, pero seguro como el infierno que espero que nunca
intentes descubrirlo. —Ram le dio a Gray un rápido beso—. Vamos.
Raleigh estará buscándonos.
108
Gray siguió a Ram al lugar donde habían quedado
previamente.
—Eso fue tan aburrido, —Jesse se quejó—. Ben me dio un
buen codazo por dormirme.
—No era al sueño lo que me molestaba, eras tú babeándome
el hombro, —Ben aclaró.
Jesse se puso de puntillas y besó a Ben. Sin una brizna de
preocupación por lo que los rodeaba, Ben devolvió el beso de Jesse
con interés.
—¿Seremos alguna vez así? —Gray le preguntó a Ram.
—Dios espero que no. Esos dos están siempre revolcándose, —
Ram contestó.
—¿Con quien está hablando Raleigh? —preguntó Jesse.
Decía mucho sobre la relación de Gray con su hermana el que
Rebecca no se molestara en acercarse a saludar. —Esa es Rebecca,
la madre de Raleigh.
—¿No esas de broma? —Jesse preguntó.
—No es broma. —Gray observó como Raleigh le daba a
Rebecca un abrazo antes de alejarse. Hablaron durante otro minuto
antes de que Raleigh se girara y corriera hacia ellos. La sonrisa en
el rostro de Raleigh alzó el ánimo de Gray. Estiró sus brazos justo
cuando Raleigh se lanzó sobre él.
—Estoy tan orgulloso de ti, Pumpkin. —Gray cerró sus ojos
mientras giraba a Raleigh en círculos.
—Bájame antes de que vomite, —Raleigh se quejó.
Gray la volvió a poner de pie y le sostuvo la mano hasta que
estuvo estable de nuevo.
—¿Viste a mamá?
—Sí, la vi. ¿De donde ha venido? —Gray sabía que era una
vergüenza que ni siquiera supiera donde vivía su única hermana.
—Nevada. 109
—¿Quieres ir a cenar con ella? —Gray ofreció. Sabía que lo
mataría si Raleigh se iba pero tenía que darle a su sobrina la
oportunidad de decidir.
—No. Le dije cuando la invité que pasaría la mayor parte de la
semana con mi familia, de modo que sabía que esperar antes de
venir.
—Bien, pues vamos a comer, —Ram se metió en la
conversación, cogiendo a Raleigh y dándole un abrazo.
Después de que Ram la bajara, Raleigh fue pasada de Jesse a
Ben y finalmente a los brazos de Michael.
—Ves, te preocupaste por nada, —Ram le dijo a Gray en la
oreja.
Gray miró la espalda de Rebecca que se iba. —Hey, Pumpkin,
¿quieres pedirle a tu mamá que se nos una?
—¿En serio? —El rostro de Raleigh se iluminó.
—Sí. —Gray tragó alrededor del nudo de emoción que quedó
atrapado en su garganta. Podía no confiar en su hermana, pero
Raleigh ya era adulta, y merecía tomar sus propias decisiones.
Raleigh caminó hacia Gray y tiró de la corbata que Ram le
había hecho ponerse. Mirando a los ojos de Gray, sacudió la cabeza.
—Nah. Prefiero pasar el día con mi verdadera familia.
Mientras el grupo empezaba a dirigirse al aparcamiento, Ram
envolvió su brazo alrededor del cuello de Gray. —Ese fue un gesto
amable, —Ram susurró.
—Ser amable no tiene nada que ver aquí. Ella ha crecido. No
necesita que la proteja más.
—Estas equivocado en eso. Siempre te necesitará.
—Mientras no sea para llenar sus bolsas de la compra.
—Tienes razón en eso, —Ram estuvo de acuerdo.
110
Fin
Coordinaciion de Proyectos
Pervt
Traduccion
Vero- Draude
111
Correccion
Luca
Foramto y DiseNo
Pervy