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Serafini, M. T. (1991), Cómo redactar un tema. Didáctica de la escritura, México, Paidós.

(Adaptación, pp. 75-78)

LAS CONEXIONES

Las diferentes partes de un escrito bien hecho deben estar relacionadas entre sí, con
el fin de ayudar al lector a seguir el hilo del discurso. Esta operación puede tener éxito
sólo cuando este hilo conductor existe, es decir, cuando el texto ha sido bien planificado.
En cambio, cuando al escrito le falta una estructura unitaria se hace imposible determinar
las conexiones entre las frases. En ese caso, en lugar de esforzarse por resolver un
problema mal planteado, es necesario replantear la organización general del escrito.
La conexión lógica que relaciona entre sí a dos proposiciones (o dos párrafos) a veces
puede no estar expresada lingüísticamente. Por ejemplo, los enunciados «Llueve. Tomo
el paraguas», están relacionadas por una situación causa-efecto que no requiere el uso
de una conexión. Sin embargo, en la mayor parte de los casos la relación entre dos
proposiciones exige ser expresada lingüísticamente.
Dos proposiciones o dos párrafos consecutivos pueden ser relacionados lógicamente
en un número limitado de formas que la lingüística ha estudiado y catalogado. Veamos
una lista de conexiones lógicas y las expresiones de transición correspondientes.

1. Consecuencia, causa y efecto: entonces, por eso, por lo que sigue, entonces resulta
que...

2. Ejemplificación: por ejemplo, es decir, como...

3. Contraste y concesión: pero, a pesar de, sin embargo, al contrario, en cambio, si bien,
par otra parte...

4. Reafirmación o resumen: en otros términos, en breve, en efecto...

5. Relación temporal: en cuanto, a continuación, hasta que, cuando, finalmente,


después...

6. Relación espacial: al lado, arriba, abajo, a la izquierda, en el medio, en el fondo...

7. Semejanza y enfatización: de la misma manera, similarmente, del mismo modo...

8. Adición: y, además, después, también, por añadidura...

9. Conclusión: finalmente, para resumir, terminando...

Para escribir un texto con conexiones eficaces y explícitas no es indispensable


conocer todas estas posibilidades lógicas haciendo un estudio sistemático de ellas; es
suficiente adquirir el hábito de preguntarse cuál es la conexión entre la frase o el párrafo
sobre el que se está trabajando y el precedente, verificando que esta conexión lógica sea
comprensible.
Un error muy común es el uso de una conexión que no corresponde a la relación
lógica presente entre dos partes de un texto. Por ejemplo: «Jorge no está bien en la
escuela; sin embargo, en la prueba de matemáticas ha tenido un insuficiente.» En este
caso se usa una conexión que indica contraste cuando en realidad la relación entre
ambas frases es de reafirmación (en efecto) o de ejemplificación (por ejemplo).
Otro defecto típico es el insistente uso de conexiones de adición (y, más, también,
además) para relacionar entre sí frases escritas de golpe, una después de otra, sin una
planificación real. Incluso la conexión es decir es mal utilizada con frecuencia, en
particular cuando introduce una idea que no es la ejemplificación de la idea precedente. El
Serafini, M. T. (1991), Cómo redactar un tema. Didáctica de la escritura, México, Paidós.
(Adaptación, pp. 75-78)

abuso de estas conexiones produce un texto descuidado, en el que no aparecen


ligámenes más fuertes entre las ideas (como la consecuencia o el contraste).
Se verifica otro error en el uso de las conexiones cuando el estudiante usa
finalmente para terminar el desarrollo de una secuencia de ideas, y luego introduce una
idea, que lógicamente está relacionada con la anterior, con un además.
Un error recurrente es la completa falta de conexiones, típica de textos producidos
sin planificación o con poca concentración. Se observa que la ausencia de conexiones
también es un error común en muchos estudiantes cuando comienzan a utilizar un
esbozo. El uso del esbozo hace que el estudiante se concentre en el desarrollo de ideas
separadas, descuidando su conexión. Este problema no debe desanimar en cuanto al uso
sistemático del esbozo, ya que puede ser resuelto normalmente con la práctica.
La comparación entre textos con un uso apropiado de los nexos y textos con
escasa o ninguna conectividad puede llamar la atención del estudiante sobre las
conexiones y ayudarlo a entender su función. En muchos casos el trabajo de revisión
puede aclarar la relación justa entre partes del texto y llevar a la corrección de las
conexiones.

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