Descripción de una central termoeléctrica. Las centrales termoeléctricas clásicas utilizan como fuente de energía el calor que proviene de los combustibles fósiles como el carbón, el gas natural y derivados del petróleo. El combustible se quema en una caldera generando una energía calorífica que se utiliza para producir vapor a partir del agua que circula por una serie de conductas. Este vapor de agua es el que acciona las palas de la turbina de vapor, y convierte así, la energía calorífica en energía mecánica, la cual dará lugar, a continuación, en la generación de energía eléctrica en el alternador. Las centrales térmicas suelen situarse próximas al mar o ríos para poder abastecerse del agua necesaria para la refrigeración. Estas centrales pueden funcionar tanto con carbón, fuel-oil como con gas natural. Generalmente el fuelóleo llega a las centrales mediante unos oleoductos y almacena con tanques en la misma central. El gas natural, por su parte, llega a la central mediante un gasoducto conectado a la red de abastecimiento de gas.
INTRODUCCION
Prácticamente todas las centrales termoeléctricas son de carbón, nucleares,
geotérmicas, energía solar térmica, combustión de biomasa, así como hay algunas centrales de gas natural. El calor residual de una turbina de gas puede usarse para producir trabajo mecánico el cual genera el vapor como en la máquina de vapor de un ingeniero James Watt y a su vez producir electricidad, en lo que se conoce como un ciclo combinado, el cual mejora la eficiencia. El vapor introducido en el émbolo permite accionar gracias al pistón un rotor que genera la electricidad. Si bien es eficiente se desplazó gracias a la invención de la turbomáquina. Las centrales termoeléctricas no nucleares, particularmente las de combustibles fósiles, se conocen también como centrales térmicas o centrales termoeléctricas convencionales. Las centrales térmicas convencionales pueden emplear fuentes de energía no renovable, como el carbón, el petróleo y el gas, o fuentes de energía renovable, como la biomasa. Las centrales que utilizan combustibles fósiles generan mucha energía en un espacio grande y emiten gases muy contaminantes. En cuanto a las que emplean biomasa, si su consumo supera la capacidad de regeneración de la vegetación de la que se nutre, pueden producir deforestación.
Centrales termoeléctricas de ciclo convencional
Se llaman centrales clásicas o de ciclo convencional a aquellas centrales térmicas que emplean la combustión del carbón, petróleo (aceite) o gas natural para generar la energía eléctrica. Son consideradas las centrales más económicas, por lo que su utilización está muy extendida en el mundo económicamente avanzado y en el mundo en vías de desarrollo, a pesar de que estén siendo criticadas debido a su elevado impacto medioambiental. Diagrama de funcionamiento de una central térmica de carbón de ciclo convencional:
Diagrama de una central térmica de carbón de ciclo convencional
1. Torre de refrigeración 10. Válvula de control de gases 19. Supercalentador 11.Turbina de vapor de alta 2. Bomba hidráulica 20. Ventilador de tiro forzado presión 3. Línea de transmisión (trifásica) 12. Desgasificador 21. Recalentador 4. Transformador (trifásico) 13. Calentador 22. Toma de aire de combustión 14. Cinta 5. Generador eléctrico (trifásico) 23. Economizador transportadora de carbón 6. Turbina de vapor de baja 15. Tolva de carbón 24. Precalentador de aire presión 7. Bomba de condensación 16. Pulverizador de carbón 25. Precipitador electrostático 8. Condensador de superficie 17. Tambor de vapor 26. Ventilador de tiro inducido 9. Turbina de media presión 18. Tolva de cenizas 27. Chimenea de emisiones 28. Bomba de alimentación
Básicamente, el funcionamiento de este tipo de centrales es el mismo
independientemente del combustible que se consuma. Así, este se quema en la caldera, liberando calor que se usa para calentar agua. El agua calentada se transformará en vapor con una presión muy elevada, que es la que hace girar una turbina de vapor, lo que transformará la energía interna del vapor en energía mecánica (rotación de un eje). La producción de electricidad se generará en el alternador, por la rotación del rotor (que comparte el mismo eje que la turbina de vapor) y mediante la inducción electromagnética. La electricidad generada pasa por un transformador, que aumentará su tensión para el transporte. El vapor que sale de la turbina de vapor se envía a un condensador (termodinámica) para transformarlo en líquido y retornarlo a la caldera para empezar de nuevo un nuevo ciclo de producción de vapor. Centrales termoeléctricas de ciclo combinado. En la actualidad se están construyendo numerosas centrales termoeléctricas de las denominadas de ciclo combinado, que son un tipo de central que utiliza gas natural, gasóleo o incluso carbón preparado como combustible para alimentar una turbina de gas. Luego los gases de escape de la turbina de gas todavía tienen una elevada temperatura, se utilizan para producir vapor que mueve una segunda turbina, esta vez de vapor. Cada una de estas turbinas está acoplada a su correspondiente alternador para generar energía eléctrica. Normalmente durante el proceso de partida de estas centrales solo funciona la turbina de gas; a este modo de operación se lo llama ciclo abierto. Si bien la mayoría de las centrales de este tipo pueden intercambiar el combustible (entre gas y diésel) incluso en funcionamiento. Como la diferencia de temperatura que se produce entre la combustión y los gases de escape es más alta que en el caso de una turbina de gas o una de vapor, se consiguen rendimientos muy superiores, del orden del 55 %. Este tipo de centrales generaron el 32 % de las necesidades españolas de energía eléctrica en 2008.
Impacto ambiental.
La emisión de residuos a la atmósfera y los propios procesos de combustión que se
producen en las centrales térmicas tienen una incidencia importante sobre el medio ambiente. Para tratar de paliar, en la medida de lo posible, los daños que estas plantas provocan en el entorno natural se incorporan a las instalaciones diversos elementos y sistemas. Algunos tipos de centrales termoeléctricas contribuyen al efecto invernadero emitiendo dióxido de carbono. No es el caso de las centrales de energía solar térmica que, al no quemar ningún combustible, no lo hacen. También hay que considerar que la masa de este gas emitida por unidad de energía producida no es la misma en todos los casos: el carbón se compone de carbono e impurezas. Casi todo el carbono que se quema se convierte en dióxido de carbono; también puede convertirse en monóxido de carbono si la combustión es pobre en oxígeno. En el caso del gas natural, por cada átomo de carbono hay cuatro de hidrógeno que también producen energía al combinarse con oxígeno para convertirse en agua, por lo que contaminan menos por cada unidad de energía que producen y la emisión de gases perjudiciales procedentes de la combustión de impurezas —como los óxidos de azufre— es mucho menor. Ventajas.
• Son las centrales más baratas de construir (teniendo en cuenta el precio
por megavatio instalado), especialmente las de carbón, debido a la simplicidad (comparativamente hablando) de construcción y la energía generada de forma masiva. • Las centrales de ciclo combinado de gas natural son mucho más eficientes (alcanzan el 50 %) que una termoeléctrica convencional, aumentando la energía eléctrica generada (y por tanto, las ganancias) con la misma cantidad de combustible, y rebajando las emisiones citadas más arriba en un 20 %, quedando así en 0,54 kg de CO2, por kWh producido. • La gran cantidad de energía térmica generada (en las más eficientes, al menos el 50 % del total de la energía consumida) podría emplearse como energía residual para calefactar (o incluso refrigerar) edificios mediante una red de distribución.
Desventajas.
• El uso de combustibles genera emisiones de gases de efecto
invernadero y, en algunos casos, de lluvia ácida a la atmósfera, junto a partículas volantes (hollines) en las de carbón, si no están bien depurados los humos. • Los combustibles fósiles no son una fuente de energía infinita, por lo tanto su uso está limitado por la disponibilidad de las reservas y/o por su rentabilidad económica. • Afectan negativamente a los ecosistemas fluviales cuando la refrigeración se hace mediante el agua del río en cuestión 8 (lo que no es frecuente, pues es más eficiente hacerla mediante vaporización). • Los Objetivos de Desarrollo Sostenibles condenan el uso de carbón como combustible: El ODS 7 garantiza el acceso a una energía asequible, fiable y sostenible procedente de fuentes renovables.