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Acto de contrición. Con todo el amor de mi corazón te amo, mi Jesús, por ser
quien eres; pésame de haber pecado y propongo, ayudado de tu divina gracia,
nunca más ofenderte.
Oración. Altísimo, omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria, el
honor, y toda bendición ayúdanos a alcanzar la humildad. A ti solo, Altísimo,
corresponden y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.
Alabado seas, mi Señor, con todas tus criaturas especialmente el hermano sol, el
cual es día y por el cual nos alumbras. Y él es bello y radiante con gran esplendor:
de ti Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas: en el cielo las has
formado luminosas, preciosas y bellas. Alabado seas mi Señor, por el hermano
viento, por el aire, el nublado, el sereno y todo tiempo, por el cual a tus criaturas
das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil, humilde,
preciosa y casta. Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,por el cual
alumbra la noche; él es bello, alegre, robusto y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la madre tierra, la cual nos
sustenta y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor y soportan
enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que la sufren en paz, pues por ti, Altísimo, coronados
serán. Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual
ningún hombre viviente puede escapar. ¡Hay de aquellos que mueran en pecado
mortal! Bienaventurados aquellos a quienes encontrará en tu santísima voluntad,
pues la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan mi Señor, denle gracias y sírvanle con gran humildad. Amén .
(Oración compuesta por San Francisco de Asís)
Plegaría por la paz. ¡Oh Señor! Hazme un instrumento de tu paz. Que donde haya
odio, siembre yo amor; donde haya injuria, perdón; donde haya, duda, fe; donde
haya oscuridad, luz; donde haya desesperación, esperanza, y donde haya tristeza,
alegría.
¡Oh divino maestro! Concédeme que no busque ser amado, sino amar; que no
busque ser comprendido, sino comprender; que no busque ser consolado, sino
consolar. Porque dando, recibo; perdonando, es como tú me perdonas; y
muriendo por ti, nazco para la vida eterna. Amén.