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1. Introducción
Sabido es que por el fenómeno de la globalización, hoy nos encontramos inmersos en
una sociedad de consumo, el que está fomentado por diversos medios que llevan al
consumidor a agrandar sus deseos de adquirir más bienes de uso y servicios sin tener en
cuenta su capacidad económico-financiera de hacer frente a sus compromisos y donde
quién da créditos no se preocupa más que por seguir vendiendo, generando acreencias.
Esta sociedad de consumo arrastra a las personas creando nuevas necesidades,
otorgando facilidades de pago, con mínimas exigencias y, como consecuencia de ello,
se transforma en costumbre la obtención de créditos.
Podemos señalar brevemente, desde un aspecto psicológico, que dentro de esta situación
la tenencia de bienes es un parámetro de comparación entre las personas, es decir que
marca una diferencia entre quién tiene más y quien tiene menos, donde el que menos
tiene, tiene deseos de tener más y como consecuencia de esto, el consumo se realiza “a
cualquier precio”, lo que lleva al consumidor a estar en una situación financiera
desfavorable, que llamamos sobreendeudamiento.
Este sobreendeudamiento es una constante en esta sociedad, y que se manifiesta al
superar un cierto nivel de deudas, es decir que se trata de una situación patrimonial que
obedece a la relación existente entre los ingresos del consumidor, y su verdadera
capacidad de afrontar regularmente sus obligaciones exigibles –deudas-.
Esta sociedad espera que los consumidores hagan eso: consuman, porque moviliza la
economía. Pero para consumir, se ha sostenido que el elemento imprescindible es el
crédito: se trata de una facilidad que se otorga para conseguir un bien que de pago en
contado/efectivo no se podrían obtener. Se podría resumir bajo el slogan: “compre hoy,
pague mañana”.
Nos encontramos en una etapa de proliferación del crédito por la cual hay un “aumento
de la disponibilidad general del crédito para los no comerciantes”, “pues… hasta hace
poco el crédito solo estaba accesible para comerciantes o personas con un abultado
patrimonio”1; o sea, se dan créditos a personas que no tienen una garantía patrimonial
suficiente, a veces, basta con presentar solo una identificación , o a lo sumo un recibo o
boleta de sueldo (fomentando así el consumo, y empujando a muchas personas al
sobreendeudamiento que termina en un proceso concursal/falencial). Es por ello que se
sostiene que el sobreendeudamiento va de la mano con el crédito.
De este modo, podemos afirmar que el sobreendeudamiento del consumidor es una
problemática económica y social, pues en la mayoría de los casos también podemos
hablar de sobreendeudamiento del grupo familiar, por lo que el sobreendeudamiento
deja de ser “una cuestión de los particulares, sino que trasciende la esfera privada para
ingresar al ámbito de orden publico económico que engasta en las políticas de bienestar
general”2.
Si bien nuestro sistema legal (tanto en la constitución como demás leyes que regulan la
materia) otorgan protección al más débil en una relación de consumo, tratando de
equilibrar la desigualdad existente entre el comerciante/proveedor y el
consumidor/usuario, surge la necesidad ante el sobreendeudamiento de una tutela legal
y jurisdiccional que tienda a solucionar este problema y que efectivamente proteja a los
consumidores más vulnerables evitando un abuso de su situación social, económica y
financiera.
De este modo, como el sobreendeudamiento lleva a la persona a una crisis financiera
(lógicamente), resulta necesario brindar una protección procesal que le permita
reorganizar, “congelar”, redefinir o reestructurar sus deudas.
Mediante el presente trabajo trataré de analizar la protección procesal con la que cuenta
hoy el consumidor sobreendeudado, si esta es suficiente o no, y acerca de la necesidad
de una mejor tutela procesal diferenciada para el consumidor que se encuentra en estado
de insolvencia.
1
ANCHAVAL, Hugo, Insolvencia del consumidor, Editorial Astrea Año 2011, p. 18
2
JUNYENT BAS – IZQUIERDO, El sobreendeudamiento del consumidor y el derecho a quebrar, II.4,
p. 10
2. Sobreendeudamiento del consumidor: Régimen legal actual y tutela judicial
efectiva.
Frente al sobreendeudamiento, nuestro régimen falimentario conoce 2 grandes procesos:
el concurso preventivo y la quiebra.
Mediante el primero, el deudor trata de reorganizar su deuda, logrando un acuerdo con
sus acreedores respecto a cómo hará efectivo el cumplimiento de sus obligaciones,
mientras que el segundo se trata de un proceso liquidativo, por el cual el deudor es
desapoderado de sus bienes, los que se proceden a enajenar para afrontar su pasivo.
Estos procedimientos tienen un requisito objetivo que es la cesación de pagos (art. 1
LCQ) a la cual podemos definir como el estado de situación patrimonial por el que el
deudor está imposibilitado de hacer frente de manera regular a sus obligaciones
exigibles; y como requisito subjetivo, que el sujeto sea concursable (Art. 2 LCQ)
La LCQ no brinda un procedimiento especial al consumidor para superar su crisis, si
bien regula el pequeño concurso (Art. 288 LCQ), éste permite que cualquier sujeto
concursable, se trate de un deudor consumidor o no, pueda someterse a dicho proceso
cumpliendo tan solo con uno de sus requisitos:
A los efectos de esta ley se consideran pequeños concursos y quiebras aquellos en los
cuales se presente, en forma indistinta cualquiera de estas circunstancias:
1. Que el pasivo denunciado no alcance el equivalente a trescientos (300) salarios
mínimos vitales y móviles.
2. Que el proceso no presente más de veinte 20) acreedores quirografarios.
3. Que el deudor no posea más de veinte (20) trabajadores en relación de dependencia
sin necesidad de declaración judicial.
Reuniendo una de dichas circunstancias es suficiente para considerar “pequeño” al
concurso o quiebra en cuestión y por lo tanto se aplique el régimen del art. 289 LCQ.
Atento a las circunstancias que rodean a un consumidor sobreendeudado, debo señalar
que tanto este procedimiento especial (pequeño concurso) como la ley en sí misma, no
tienen en cuenta especialmente la problemática de una persona consumidora sin
patrimonio realizable.
Aunque se regulen distintos procedimientos en la ley, mediante estos no se logra
garantizar el real cumplimiento del derecho a la tutela judicial efectiva que tienen los
consumidores (como toda persona).
Este derecho a la tutela judicial efectiva, como derecho fundamental que goza de
reconocimiento constitucional, comprende —la necesidad de— un procedimiento que
haga efectivos (valga la redundancia) sus derechos e intereses, la protección del debido
proceso y el acceso a la justicia —entre otros derechos y garantías—.
En relación al segundo debo señalar que se refiere a la oportunidad de ser escuchado
con todas las garantías del procedimiento, y el respeto a todos sus derechos dentro del
mismo, con una sentencia que tenga en cuenta no solo lo jurídico-objetivo sino también
la situación que lo rodea, y que se haga plenamente en la realidad, y el tercero refiere al
acceso libre, gratuito (para el consumidor) y sin restricciones a la jurisdicción.
Respecto al primer ítem (necesidad de un procedimiento), hare referencia más adelante.
3. Tutela procesal del consumidor sobreendeudado: Proyectos en Argentina.
Antes de referirme al título de este capítulo, entiendo que corresponde destacar que “los
derechos plasmados en la Ley Fundamental no son solo garantías jurídico formales, al
Gobierno en general le viene impuesto el deber genérico de aseguramiento positivo de
los derechos fundamentales…”3.
Ahora bien, para que la tutela judicial efectiva se operativice respecto del consumidor
sobreendeudado, surge la necesidad de la creación o el diseño de un mecanismo
procesal que permita la protección fehaciente de sus derechos y los de los acreedores,
específicamente un proceso que acompañe al consumidor, con sus reglas especificas,
desde la regulación de competencia, hasta cómo será el proceso de liquidación y
rehabilitación del sobreendeudado, con correlato al valor persona, su dignidad y el
honrar a las deudas.
No se trata de una creación pretoriana por parte del Juez a lo que me refiero, sino a una
decisión del Estado de garantizar y proteger a la frágil y vulnerable, que se encuentra en
una crisis económica producto del consumo, excesivo.
En este contexto de necesidad, puedo mencionar que hace unos años se elaboro un
proyecto acerca del “Régimen de sobreendeudamiento para pequeños deudores”4
(proyecto S-1422/13), como también el que refiere al de la “Ley de insolvencia
Familiar” 5, y la modificación a la ley de concursos y quiebras, incorporando el capitulo
IV al titulo IV lo que denomina como “Concurso de las personas humanas que no
realizan actividad económica organizada y otros sujetos” elaborado por la Comisión
para la Reforma de la ley 24522 6 .
3
BERIZONCE, Roberto Omar, Tutelas Procesales Diferenciadas, p. 22, ed. Rubinzal Culzoni
4
Puede consultárselo en: www.senado.gov.ar/parlamentario/parlamentaria/335027/downloadPdf
5
Puede consultárselo en: www.ucargentina.org.ar/Proyecto-Insolvencia-fliar.pdf
6
Puede consultárselo en: http://fernandojaviermarcos.blogspot.com.ar/2016/12/el-concurso-de-la-
persona-humana-que-no.html
a) Régimen de sobreendeudamiento para pequeños deudores.
Entre los argumentos que justifican el proyecto de ley, se ha sostenido que su finalidad
es brindarles soluciones a las personas que presentan “un grave estado de déficit
económico financiero debido a que han contraído deudas originadas en el consumo de
bienes o servicios y no puedan hacer frente a aquellas obligaciones vencidas o
próximas a vencer.”
Precisamente indican que es necesaria la regulación de una quiebra especial para los
consumidores, porque el régimen actual de la ley 24.522 (LCQ) es el procedimiento
aplicable, y transgrede gravemente los derechos humanos reconocidos en la
Constitución Nacional, como el derecho a una vivienda digna, la intimidad,
inviolabilidad de la correspondencia, derecho al trabajo y la libertad de circulación.
Así, frente a esta problemática, señalan los autores, que el proyecto tiene por objeto
poner fin a la situación de sobreendeudamiento estableciendo una nueva regulación para
todos aquellos consumidores que se encuentren en un estado de sobreendeudamiento,
debiendo peticionarlo el deudor cuando tenga deudas domiciliarias y/o familiares no
profesionales exigibles y a vencer o próximas ello originadas por el consumo, u
obligaciones asumidas como garante o deudor solidario de un empresario individual.
El proyecto en su art. 3 define lo que es el “estado de sobreendeudamiento”, siendo un
procedimiento que se inicia a instancia del deudor, respecto de las deudas que sean
exigibles y a vencer que se hayan originado por el consumo individual o familiar, y
obligaciones fiscales, y las asumidas como garante o deudor solidario, debiendo ser
deudor de buena fe.
Una vez que el deudor solicita la aplicación del régimen, el juez competente solicitará la
opinión de un síndico, quien deberá dictaminar si corresponde seguir el procedimiento
de conciliación extrajudicial (por reunir activos realizables) o si se debe seguir el
proceso de restablecimiento personal por no reunir o tener pocos activos realizables.
En todos los casos, el síndico deberá pronunciarse acerca del grado de responsabilidad
en que, directa o indirectamente, los acreedores incurrieron para que el deudor se halle
en la situación económico financiero que origino la aplicación de la presente ley.
Cuando la responsabilidad del acreedor haya contribuido en forma significativa y
determinante a la situación del deudor anteriormente mencionada, el juez podrá
disminuir proporcionalmente el crédito según el grado de responsabilidad que determine
el síndico.
Respecto del procedimiento de conciliación extrajudicial, en este intervendrán como
parte el síndico, el deudor y los acreedores denunciados. Establece un plazo de 6 meses
como máximo para llegar a una conciliación. Luego ese acuerdo debe ser homologado
judicialmente.
Con relación al proceso de restablecimiento personal este se da cuando el deudor se
encuentra en una situación irremediablemente comprometida. El juez cita a las partes a
los fines de hacerles saber la apertura del proceso, convocándolos a una “audiencia
informativa” por la cual los acreedores le comunican la información acerca de la
existencia monto y cuantía de su crédito y el deudor podrá ser oído respecto de las
causas de su sobreendeudamiento. Se designa un enajenador y se procederá a la
enajenación de bienes con excepción de los inembargables o cuya realización sea
antieconómica y del inmueble del deudor si es su única vivienda u hogar.
Con las sumas obtenidas, y reservados los gastos y honorarios, se procederá a pagar los
créditos que se presentaron. Si lo producido no alcanza para pagar los créditos se pagan
los gastos y honorarios del proceso, y el saldo se divide por la cantidad de acreedores
denunciados y presentados. Si existieren créditos con privilegios, se aplica lo dispuesto
en el régimen de privilegios de la ley 24.522 de Concursos y Quiebras y sus
modificatorias. Así una vez pagadas las deudas el juez debe dictar una resolución que
declare extinguidas todas las deudas que tuviese el deudor, salvo las originadas por
créditos alimentarios, reparaciones pecuniarias y multas fijadas judicialmente, no
pudiendo ningún acreedor reclamar en el futuro todo o parte de su crédito impago, sean
créditos de fecha anteriores a la promoción del proceso.
Como se observa, este proyecto apunta a dos procesos por los cuales se pretende tutelar
los derechos del consumidor. Considero, en mi humilde opinión, que respecto de la
conciliación extrajudicial, este proceso se asemeja a un APE, con alguna que otra
diferencia, como el dictamen previo del sindico, pero lo más interesante, en cuanto a
tutela judicial efectiva se refiere, es que fija un plazo máximo para conciliar y sanciona
al que ocasione de la demora; y en relación al segundo, se asemeja —salvando las
distancias— a una pequeña quiebra, pero que no termina de proteger al consumidor ni
brindarle una solución definitiva.
Lo que es dable a destacar del proyecto es la creación de un Registro Nacional de
Personas Sobreendeudadas, que tomara nota de los procedimientos que se lleven a cabo,
por la publicidad que significará y a su vez evitará la reincidencia de
sobreendeudamiento en un futuro.
b) Ley de insolvencia Familiar
Este proyecto fue desarrollado por la Unión de Consumidores de Argentina. Comienza
por dar definiciones, y en especial pone atención a las causales del sobreendeudamiento:
Pérdida de empleo por despido directo y/o indirecto; Precariedad de empleo o empleo
no registrado; Incapacidad temporal o permanente; Enfermedad grave o crónica que
implique un gasto excesivo en tratamientos y/o medicamentos; Separación personal,
divorcio vincular o disolución de la sociedad conyugal; Fallecimiento de uno de los
cónyuges o concubino; y Asunción de gastos imprevistos producto de coyunturas
especiales.
Fija, como el proyecto anterior dos procedimientos, uno administrativo, que es simple,
breve, gratuito y confidencial, que se inicia a petición del insolvente. La autoridad ante
la cual se lleva a cabo el proceso debe notificar a los acreedores para que efectúen sus
descargos, y luego un equipo técnico apreciara la situación económica-financiera del
deudor. Si declara procedente la solicitud, debe contener el plan de saneamiento
económico, el cual será presentado a las partes en la audiencia de conciliación.
El plan de saneamiento económico tendrá los siguientes objetivos con respecto a la
persona deudora: Recuperar su economía familiar; Restablecer su situación financiera;
Garantizar su subsistencia y de las personas que dependan económicamente de ella a
través de un monto mínimo existencial de vida colegido de los ingresos familiares;
Evitarle cualquier situación de exclusión social e inestabilidad sicológica.
El inicio de este proceso suspende las causas judiciales y prohíbe que el solicitante
acceda a créditos o se obligue afectando su patrimonio.
Pone foco en que las entidades especializadas en información crediticia deberán
suspender el acceso y el intercambio de la información personal y crediticia del
solicitante de forma inmediata al momento de recibir la notificación correspondiente por
parte de la autoridad. Si no se logra el acuerdo conciliatorio se sigue el procedimiento
judicial
En efecto cuando en el procedimiento administrativo no se lograse un acuerdo
conciliatorio, o en el caso de que no fuere exitosa la conciliación con uno o más
acreedores, la persona usuaria de servicios financieros podrá requerir la intervención del
juez competente, a los efectos de que éste establezca un plan de saneamiento económico
del deudor. Este procedimiento es gratuito para el deudor
Se citará al deudor a ratificar la solicitud y se notificara a los acreedores denunciados
quienes podrán exponer sus observaciones, dentro del plazo que fije el juez. También se
dará publicidad mediante la publicación de edictos o anotación judicial de la admisión
del expediente luego de ello se fijara fecha de audiencia en la que deben comparecer
deudor y acreedores acompañando la documentación que tuvieren en su poder. El
deudor puede acompañar propuesta de pago
Si no se llega a un acuerdo, se procederá a analizar la reestructuración judicial de la
insolvencia: en efecto analizada toda la situación económica, jurídica, crediticia y
financiera del deudor, el Juzgado dictará sentencia fijando: El plan de reestructuración
de deuda, con el objetivo de restablecer la situación financiera del deudor, permitiéndole
la satisfacción de sus deudas, y garantizándole simultáneamente el bienestar de su
familia y el mantenimiento de un nivel digno de existencia (monto del mínimo de vida);
La anotación correspondiente de la situación jurídica que se genere, dentro de los
registros de historial crediticio que provean o administren los organismos
administradores de esta clase de información; y toda otra cuestión que estime relevante.
Específicamente dispone que el Juez en su resolución debe valorar, las siguientes
circunstancias con respecto al Consumidor deudor: La voluntad mostrada para cumplir
con sus obligaciones; Su historial crediticio antes de la situación de insolvencia; La
veracidad de lo argumentado; y El ejercicio cierto de prácticas de consumo responsable.
Respecto del plan de reestructuración de deuda, este no puede superar el plazo de 5 años
También se debe poner de relieve que propicia a la prevención del sobreendeudamiento
mediante la educación sobre el consumo.
Este proyecto observa una mejor tutela para los consumidores, tanto administrativa
como judicialmente, quizás el más acertado de los proyectos que se elaboraron, sin
embargo aún no ha tenido el tratamiento que merece. Permite que los consumidores
puedan sanear su situación económica y financiera sea llegando a un acuerdo por vía
administrativa o por vía judicial.
7
Cfr. CSJN, “Rinaldi, Francisco Augusto y otro c. Guzmán Toledo, Ronal Constante y otra s/ Ejecución
Hipotecaria” Fallos 330:855
Así, en consonancia a ello, el proceso de concurso o liquidación del consumidor
sobreendeudado debe asimilarse en cuanto al tiempo y la celeridad con la que debe
llevarse a cabo y la concentración y simplificación de los actos procesales..
Esto además refiere al dictado de medidas tutelares anticipatorias que tiendan a evitar la
agravación de la situación del consumidor (presupuesto factico del proceso), como ser
el levantamiento de embargos, el cese de la cesión de haberes, entre otras.
El dictado de medidas preventivas, o anticipatorias tiende incluso a un proceso
monitorio, en tanto la tutela del consumidor es de interés social, pues el
sobreendeudamiento es un conflicto económico, familiar y social.
2. Acceso irrestricto a la justicia
Teniendo en cuenta lo establecido en la LDC, se considera conveniente el beneficio de
justicia gratuita (art. 53 LDC). Es decir que el pleno acceso a la jurisdicción no debe
gravar el ejercicio de peticionar un acuerdo o la liquidación patrimonial del consumidor,
ya que el acceso a la justicia no debe ser conculcado por imposiciones económicas.
Ello también tiene en cuenta las disposiciones del sistema interamericano de protección
de los derechos humanos, en tanto el art. 1 de la Convención Americana dispone y
obliga la garantía del libre y pleno ejercicio de los derechos y libertades de toda
persona.
Además, como el acceso a la justicia es un derecho constitucionalmente protegido, y los
magistrados de todos los grados deben brindar una tutela efectiva del derecho, y más
cuando se encuentren involucrados personas con alto grado de vulnerabilidad, como lo
es una persona que se encuentra en inmersa en una crisis económica, por lo que para
que el Poder Judicial pueda garantizar el correcto acceso a la justicia, y los magistrados
brindarle la tutela efectiva de sus derechos, el consumidor sobreendeudado debe poseer
asistencia letrada por profesionales idóneos acorde a sus necesidad probadas en el
proceso judicial.
3. Mayores facultades del juez que permitan un rol más activo y activista.
Al ampliar las potestades que tiene el Juez, como director del proceso, llevándolo a un
verdadero activismo, en el que pueda tener un mejor orden y gestión del proceso, que
permita esclarecer las responsabilidades tanto de consumidor sobreendeudado como de
sus acreedores, en colaboración con un técnico especializado como lo es el síndico.
Son necesarias también las facultades de control del proceso de conciliación al que se
pueden someter las partes, de la elaboración y los términos del acuerdo al que hubieren
llegado, y luego control del cumplimiento del acuerdo.
El juez debe ser activo, en tanto me refiero a la diligencia, operatividad y dinámica con
la que el juez cumple sus deberes funcionales, como también activista, ya que debe
tener una visión que tiende al progreso y la evolución en la sociedad, que interpreta el
problema y las circunstancias que rodea al sobreendeudado, y emite sus decisiones
constructivamente y que tiendan a “impulsar y guiar, innovadoramente, el accionar del
gobierno”8 en la solución de este problema.
4. Autocomposición como solución del conflicto —Honrar sus deudas—:
Como lo hicieron algunos proyectos, y como también lo dispone la Ley de Concursos
—al regular el APE— se debe dar la posibilidad de que el deudor pueda buscar una
solución al problema, un acuerdo con sus acreedores, que sea sometido control
jurisdiccional a los fines de evitar un abuso, y como una etapa preliminar al proceso
concursal o de liquidación, dependiendo de la situación del consumidor.
Para ello, resulta menester se establezca la obligatoriedad de la comparencia en esta
etapa preliminar de los acreedores (por principio de colaboración de las partes y por el
interés que tienen de hacer efectivos sus créditos), so pena de que en caso contrario, la
conducta que asuma lo haga incurrir en responsabilidad por la situación del consumidor.
Es sumamente importante que el deudor pueda entender y comprender su situación,
pueda honrar sus deudas y tenga la posibilidad de lograr un acuerdo, en el que los
acreedores denunciados están obligados a comparecer y escucharlos (no así a llegar a un
acuerdo).
8
MORELLO Augusto .M, La corte Suprema en acción, 2° Ed., LexisNexis, Buenos Aires, 2007, pp.134
y ss.
puede ser una solución positiva o negativa según la situación de la persona fallida, y
concretamente, con relación al consumidor no existe respuesta legislativa concreta.”9
Es por ello, que resulta necesario que este proceso permita que el consumidor pueda
limpiar su pasivo completamente, liberarse de todas sus deudas y pueda volver a
empezar en el mundo económico. Es decir que el consumidor pueda empezar desde cero
Esto es lo que se conoce como “fresh start”.
9
JUNYENT BAS Francisco, El sobreendeudamiento del consumidor y las vías de saneamiento – XIX
Jornadas Nacionales de Institutos de Derecho Comercial de la Republica Argentina – Rosario Junio 2012.
posibilidades reales de pago, o si ignoró la verdadera capacidad económica del deudor
al darle la posibilidad de obtener el crédito con mínimos requisitos, como por ejemplo:
los créditos que otorgan los comercios con solo el DNI; y las altas tasas de interés que
se aprovechan de la situación real del consumidor.
En este contexto, si se determinare responsabilidad por parte de los acreedores, deben
revisarse los contratos celebrados, las condiciones más gravosas o abusivas, y
imponerles la renegociación su deuda en caso de negativa, como así también son
pasibles de sanciones por su conducta irresponsable. Ello apunta a la protección de los
posibles consumidores futuros.
Si es el consumidor el responsable, debe compelerse al cumplimiento de las deudas, y
fomentarse la educación del consumidor, como así también su inscripción en algún
registro de consumidores sobreendeudados, para evitar que vuelva a colocarse en dicha
situación.
Lo importante es que determinándose la responsabilidad, pueda evitarse que en el futuro
se realicen actos abusivas o negligentes que coloquen a los consumidores en una crisis
de endeudamiento.
6. Conclusiones
El incremento del nivel de endeudamiento de las familias en los últimos años, hace de
esta una cuestión importante para el estado pues se debe desarrollar un política de
prevención y saneamiento del sobreendeudamiento de los consumidores, por lo menos
para aquellos casos en los que la crisis financiera de su economía se origina en
contingencias imprevisibles (fallecimiento, desempleo, enfermedad, entre otros) que
colocan al consumidor ante la imposibilidad de hacer frente al conjunto de su
obligaciones de pago (sobreendeudamiento pasivo).
Las respuestas que hoy brinda el sistema jurídico vigente, no son suficientes para esta
problemática puesto que “la situación del consumidor es diferente a la de una
empresa”13, resultando que el sistema apunta a solucionar la crisis empresarial y no al
sobreendeudamiento del consumidor.
El bien jurídico tutelado en los procesos de crisis empresariales, contemplados por la
Ley de Concursos y Quiebras, resulta distinto con el sobreendeudamiento del
consumidor, ya que contempla cronogramas precisos, reglas que proveen continuidad a
la actividad empresaria y el trabajo y producción, y para los consumidores se debe
pensar en un nivel de vida personal y familiar dignos y preservarlos (tutela efectiva).
Los proyectos de ley elaborados no han logrado su sanción, y tampoco podrían aportar
una solución que tutele efectivamente los derechos del consumidor sobreendeudado.
Resulta menester la creación de un sistema que tenga en cuenta las pautas aportadas: un
proceso simplificado o abreviado, con garantía de acceso irrestricto a la justicia, con
jueces que tengan amplios poderes y facultades para proteger al consumidor, que
permita la autocomposición del sobreendeudado para honrar sus deudas, y de esta forma
lograr el saneamiento real de la situación económico/financiera del deudor con
determinación de las responsabilidades de dicha crisis. Además la tarea de hoy no solo
debe compeler a solucionar el problema sino también a su prevención, mediante la
educación a los consumidores y las sanciones a los proveedores/comerciantes, entre
otras medidas.
12
Puede consultarse en: http://atarde.uol.com.br/economia/noticias/1893947-proposta-cria-opcao-para-
superendividado-quitar-debitos-sem-decretar-falencia
13
ANCHÁVAL, Hugo Alberto, Los límites de la quita concursal, ¿Son recomendables para un
consumidor sobreendeudado?, LA LEY, Buenos Aires, 2008, pág. 2
El proyecto piloto de Brasil y el nuevo proyecto pueden ser la fuente para la elaboración
de un proceso, contemplando el derecho a una vivienda digna, su supervivencia, y sobre
todo que pueda reinsertarse en el mundo financiero.
Este particular conflicto dentro de una sociedad de consumo requiere la búsqueda de un
procedimiento novedoso con técnicas procesales que se adecuen y sean funcionales para
su solución, siendo fundamental que se conforme una verdadera tutela procesal
diferenciada para el consumidor sobreendeudado, que fundamentalmente garantice un
mejor acceso y desempeño de la justicia, y que facilite que el consumidor pueda llegar a
cumplir con sus compromisos crediticios, y poder “rehabilitarse” en paz, con
perspectivas de un nuevo comenzar en la vida económica social.