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Revista SAAP . Vol.

3, Nº 2

Rawls post Rawls


Claudio Amor (compilador)
Universidad Nacional de Quilmes – Prometeo, Buenos Aires, 2006, 182 páginas.

Hernán Pablo Toppi

Si nos ponemos a hablar de teoría una letra desigualitaria, el imperativo


política en el siglo XX y comenzamos categórico con la explotación de los más
reflexionando sobre los nombres cla- favorecidos, el liberalismo y el mercado
ves en esta etapa de la historia, toda con el socialismo.
lista de pensadores que armemos no El libro, que reconoce a Rawls
estará completa si no encontramos en como un clásico, cuenta con siete ca-
ella el nombre de John Rawls (1921- pítulos. El primero se llama “El
2002), autor de libros claves para la constitucionalismo según John Rawls”.
teoría política, como “Una teoría de la Allí Roberto Gargarella plantea que di-
justicia” (1971) o “Liberalismo políti- cho concepto consta de un “doble com-
co” (1993). Conceptos como los prin- promiso”: por un lado, con la demo-
cipios de justicia (el principio de li- cracia respondiendo a “…la adopción
bertad y el principio de diferencia), la de un sistema de toma de decisiones
posición original de los individuos y que tiene su eje en la elección periódi-
su relación con el velo de la ignoran- ca de autoridades, la que se realiza en
cia a la hora de establecer el contrato, conformidad con los resultados de una
o el consenso superpuesto, son los que votación mayoritaria” (p. 11). Por otro
han transformado a John Rawls en un lado, los derechos de los individuos.
autor clásico de la teoría política del El autor plantea la problemática de que
siglo XX. en dicho “doble compromiso” del
Una contribución al estudio de la constitucionalismo, entre la democra-
teoría rawlsiana es el que nos acerca cia y los derechos, existe una fuerte ten-
Claudio Amor. Sobre John Rawls se ha sión, pues por un lado está la idea de
dicho mucho. Aquellos que han habla- que las cuestiones públicas deben estar
do a favor han subrayado el hecho de bajo la órbita de las instituciones de-
que Rawls ha instalado en el centro de mocráticas, pero por otro está la idea
la escena de discusión problemáticas de la existencia de puntos que deben
como la equidad social, o que ha esta- quedar intactos e inmutables, lo que
blecido justificaciones que demuestran significa que no pueden ser transfor-
que a la hora de medir el peso en la mados aunque así lo quiera una mayo-
balanza de la legitimidad, la legitimi- ría circunstancial. Frente a este esce-
dad del orden social está por sobre la nario, Gargarella analizará la teoría de
legitimación del ordenamiento político. Rawls (utilizando también las visiones
Entre las menciones negativas se ven de pensadores como Bruce Ackerman
aquellas que dicen que intentó “conci- y Samuel Freeman), para ver cómo este
liar lo inconciliable”: la libertad con la último responde (o intenta responder)
igualdad, un espíritu igualitarista con a la tensión mencionada.

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Reseñas

En el segundo capítulo llamado “Ar- moral); y persona razonable (las perso-


gumentación moral y deliberación po- nas tienen razonabilidad y renuncian a
lítica”, Álvaro De Vita indica que en la la idea de acudir al Estado para promo-
teoría política normativa existen dos ver su propia doctrina). Establecidas di-
corrientes, las cuales cuentan con dife- chas definiciones, Garreta Leclerq se pre-
rentes parámetros para evaluar la rela- guntará por qué razón deberíamos acep-
ción entre democracia y justicia: por un tar estas tesis liberales, y para darse una
lado el liberalismo igualitario (cuyo eje respuesta, lo intentará hacer desde la teo-
está en el valor equitativo en las liberta- ría rawlsiana, acudiendo a conceptos cla-
des políticas) y por otro la democracia ves como la posición original, el velo de
deliberativa (siendo central para ellos la la ignorancia y el consenso superpuesto.
moralidad de la deliberación política). Graciela Vidiella nos acerca su traba-
De acuerdo a la visión de De Vita, sería jo “Estabilidad y razón pública en Libe-
la visión del liberalismo igualitario la ralismo político”. La autora nos indica
que respondería al punto de vista de que John Rawls tendrá en un momento
Rawls (“principio maximin”). Girando determinado un giro en el eje de sus te-
siempre en torno al debate entre estas mas de preocupación: la justicia pasará
dos corrientes, el autor se propondrá a un segundo plano, ocupando el lugar
responder a lo largo del artículo dos de primacía la idea de estabilidad en las
preguntas: ¿cómo concebir la relación democracias. Como indicamos antes,
entre la argumentación moral y la deli- esta cuestión tendrá relación con la de
beración política? Y ¿en qué condicio- pluralidad en las sociedades modernas.
nes cabe esperar que la democracia ge- Rawls dará respuesta a este problema con
nere resultados justos? su definición de “consenso superpues-
“Rawls: legitimidad política, neutra- to”. Éste se logra cuando todos los miem-
lidad estatal y razonabilidad” es el nom- bros de una sociedad política alcanzan
bre del tercer capítulo, escrito por una justificación compartida de la polí-
Mariano Garreta Leclerq. El artículo tica, incorporándola a sus diferentes con-
comienza mostrando que en las socieda- cepciones comprehensivas razonables, es
des contemporáneas existe una amplia decir, el consenso superpuesto quiere
pluralidad de concepciones religiosas, decir que la concepción política de la
filosóficas y morales. Según el liberalis- justicia como equidad puede ser sosteni-
mo, existen algunos principios que son da por una profunda convicción defen-
centrales y que se deben encontrar en dida por personas que cuentan con dife-
toda sociedad plural para que sus insti- rentes doctrinas religiosas, filosóficas y
tuciones puedan funcionar de forma ade- morales. Vidiella no estará de acuerdo
cuada. Estas ideas son: legitimidad polí- con esta explicación, pues considerará
tica (los principios que le den legitimi- que la definición de consenso superpues-
dad al sistema deben ser libremente acep- to resulta fallida para hacer frente a la
tados por todos los ciudadanos y las po- estabilidad en una sociedad pluralista.
líticas desde el Estado no deben llevarse De esta manera, la autora desarrollará su
a cabo bajo criterios que puedan generar análisis para explicar dicha posición crí-
rechazo en la sociedad); neutralidad de tica.
justificación (el Estado, para justificar sus El compilador es el autor del quinto
políticas, no debería acudir a una deter- artículo del libro, “Filosofía rawlsiana y
minada doctrina religiosa, filosófica o democracia rawlsiana”. Amor indica que

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para algunos Rawls es “el Platón de la puesto por Rawls para luego estudiar los
justicia social” (filosofía sin democracia), aspectos del principio de diferencia fi-
mientras que para otros es un pensador nalizando con la propuesta de algunas
anti-platónico (democracia sin filosofía). “políticas públicas” para la instauración
De esta manera, desarrollará aspectos definitiva de dicho principio de dife-
referentes a dichas posiciones antagó- rencia.
nicas, dando su posición al respecto. El último trabajo, a cargo de Félix
El anteúltimo capítulo se llama “La Ovejero, se denomina “Las motivacio-
constitucionalización del principio de la nes en Rawls”. El capítulo analiza las
diferencia”, escrito por José Juan Moresco motivaciones de los individuos (a par-
y José Luis Martí. Según ellos, la concep- tir de las disposiciones psicológicas y
ción de la justicia más articulada e influ- normativas) para actuar o elegir deter-
yente del siglo XX fue y es la de John minadas cuestiones, al mismo tiempo
Rawls. Concepción por medio de la cual que en el sentido de comprometerse con
se pretende establecer un orden social principios o líneas de acción estableci-
determinado por las exigencias de la jus- das. Ovejero ve estos aspectos en Rawls,
ticia, la cual consta de dos principios. por ejemplo en “la posición original” o
Primer principio: cada persona tiene un en las motivaciones que llevan a acep-
derecho igual e irrevocable a un esquema tar las instituciones generando estabili-
de libertades básicas iguales plenamente dad, pues los sujetos llegarían a sentir-
adecuado, que sea compatible con un es- se comprometidos con ellas. De esta
quema equivalente de libertades para to- manera, analizará los diferentes supues-
dos. Segundo principio: las desigualda- tos referidos a las motivaciones, seña-
des económicas y sociales han de satisfa- lando sus dificultades y problemas.
cer dos condiciones. Primero, que estén De John Rawls se ha dicho mucho,
adscriptas a cargos y posiciones accesibles pero aún hay mucho por decir. Este li-
a todos en condiciones de equitativa igual- bro es una muestra de ello. En los dife-
dad de oportunidades. Segundo, que re- rentes artículos se encuentran posicio-
dunden en el mayor beneficio de los nes a favor y posiciones críticas respec-
miembros más desfavorecidos de la socie- to a los conceptos claves en la teoría
dad (principio de la diferencia, que res- rawlsiana. Es esto lo que enriquece aún
ponde a la dimensión igualitaria en la más a esta obra, es decir sumado a la
teoría de Rawls). Estos principios vienen diversidad de temáticas abordadas (que
acompañados de una “regla de prioridad” pueden ser más), el libro no es un ma-
según la cual el primer principio es prio- nual doctrinario de la teoría de John
ritario en relación con el segundo, y al Rawls, ni una guía crítica del mismo,
interior del segundo, el principio de sino que gira en torno a los leit-motivs
igualdad de oportunidades lo es en re- propuestos por nuestro pensador cen-
ferencia al principio de la diferencia. tral, lo cual lleva inexorablemente al
Sentado esto, el objetivo del artículo será debate de los mismos, y siempre se en-
el de explorar cómo funcionan dichas contrarán (en el debate) aquellos que
reglas de prioridad en relación con el estén de acuerdo y aquellos que estén
principio de diferencia. Para hacer esto en desacuerdo, lo que es el resultado
analizarán el diseño institucional pro- natural de toda discusión.

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