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Volume 14
Special Section: Migraciones sociales/migraciones del cuerpo: nuevas constelaciones identitarias per-
sonales y culturales
Title: Subjetividades en las fronteras del género: una lectura de la narrativa lésbica peruana del siglo XX
Author: Claudia Salazar Jiménez
E-mail: claudiasalazarjimenez@gmail.com
Affiliation: Brooklyn College, The City University of New York; 2900 Bedford Avenue; Brooklyn, NY
11210
Abstract: The space given to the writings on diverse sexualities in the field of Latin American literary
studies has usually been marginal, as if it were a writing in permanent exile. The representation of
lesbian dissident subjectivities is still considered troublesome in the field of Latin American literary
studies. In this essay I use the concept Lesbian Fictions, developed by the Argentine critic Laura Arnés.
She proposes a way of reading that destabilizes hierarchies and cartographies of literature. From this
perspective, I analyze several Peruvian narratives of the 20th Century through a reading that enables
the recognition of bodies, desires and knowledge that are recursively excluded from the official liter-
ary canon.
I will focus on several narrative texts: Confesiones de Dorish Dam, Ximena de Dos Caminos, Las dos
caras del deseo, and “La misteriosa metáfora de tu cuerpo.” Beyond highlighting the known discom-
forts of official criticism against these writings, I am interested in the relationships, tensions and
intersections (or disagreements) of these Lesbian Fictions with that elusive and problematic fiction:
the idea of a Peruvian Nation.
Keywords: Lesbian Fictions, Peruvian Narrative, Women Writers, Nation, 20th Century
Resumen: El espacio brindado a las escrituras de sexualidades diversas, en el ámbito de los estudios liter-
arios latinoamericanos, ha sido usualmente marginal, como si se tratara de una escritura en perman-
ente exilio. La representación de subjetividades disidentes lésbicas es todavía consideradas incómodas
cuando se trata de hacer crítica literaria en América Latina. En este ensayo parto del concepto Ficcio-
nes Lesbianas, desarrollado por la crítica argentina Laura Arnés, quien propone un modo de lectura
que desestabiliza jerarquías y cartografías de ese dispositivo político que es la literatura. Desde esta
perspectiva, analizo diversas narrativas literarias del siglo XX peruano, a partir de un modo de leer
lésbico que habilita el reconocimiento de cuerpos, deseos y saberes recurrentemente excluidos de los
cánones oficiales literarios.
Me enfocaré en varios textos narrativos: Confesiones de Dorish Dam, Ximena de Dos Caminos, Las dos
caras del deseo, y “La misteriosa metáfora de tu cuerpo.” Más allá de poner en evidencia las (cono-
cidas) incomodidades de la crítica oficial frente a estas escrituras, me interesa reflexionar sobre las
relaciones, tensiones y cruces (o desacuerdos) de estas ficciones lesbianas con aquella ficción también
elusiva y problemática: la construcción de una idea de Nación peruana.
Palabras clave: ficciones lesbianas, narrativa peruana, mujeres escritoras, nación, siglo XX
Biography: Claudia Salazar Jiménez is currently teaching at Brooklyn College (CUNY). Her current re-
search is focused on contemporary subjectivities with emphasis on: Writings of the Self, Politics of
Memory in Peru, and the links between Gender and Violence in Latin America. Her academic inter-
ests also include: Latin American Literature and Visual Culture, and Lesbian Fictions. She has publis-
hed the anthologies: Voces para Lilith. Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica
(2011) and Escribir en Nueva York. Antología de narradores hispanoamericanos (2014). She has been
keynote speaker at several conferences on Women Writers and Feminisms.
ISSN: 1548-5633
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El espacio brindado a las escrituras de sexuali- de migración hacia los Estados Unidos duran-
dades diversas, en el ámbito de los estudios li- te los años del conflicto armado interno en-
terarios latinoamericanos, ha sido usualmente tre las décadas de los 80 y 90, creo necesario
marginal, como si se tratara de una escritura en proponer una reflexión sobre las relaciones,
permanente exilio. La representación de subje- tensiones y cruces (o desacuerdos) de estas
tividades disidentes lésbicas es todavía consi- ficciones lesbianas con aquella ficción tam-
derada incómoda cuando se trata de hacer crí- bién elusiva y problemática: la construcción
tica literaria en América Latina. En este breve de una idea de Nación peruana.
ensayo parto de la noción ficciones lesbianas,
conceptualizado por la crítica argentina Lau-
ra Arnés en su libro Ficciones lesbianas. Lite-
Primeras ficciones:
ratura y afectos en la cultura argentina. Arnés Confesiones de Dorish Dam
propone un modo de lectura que desestabili-
za jerarquías y cartografías de ese dispositivo En el Perú del siglo XX, la tradición de fic-
político que es la literatura. Desde esta mira- ciones lesbianas se inicia con las Confesiones
da conceptual, propongo un breve análisis de de Dorish Dam, novela publicada por Delia
diversas narrativas literarias del siglo XX pe- Colmenares en 1919. Esta novela abre con
ruano, a partir de un modo de leer lésbico que una página titulada “Paréntesis” donde inclu-
habilita el reconocimiento de cuerpos, deseos ye una cita bastante conocida de Oscar Wilde:
y saberes que son recurrentemente excluidos “No existen libros morales y libros inmorales.
de los cánones oficiales literarios. Hay libros bien escritos y libros mal escritos.”
Me enfocaré en varios textos narrativos: La misma página incluye una cita de la pro-
Las novelas Confesiones de Dorish Dam, de pia autora: “Confesiones de Dorish Dam es un
Delia Colmenares, Ximena de dos caminos, libro sincero, triste, lleno de emociones y de
de Laura Riesco, Las dos caras del deseo, de ironías, es un libro humano, demasiado huma-
Carmen Ollé y el relato “La misteriosa me- no, con grandes verdades, y por ello, un libro
táfora de tu cuerpo” de Doris Moromisato. bello” (Colmenares 3). Llama la atención esta
Todos estos textos peruanos irrumpieron en inclusión de la voz autoral en la misma página
la escena literaria al representar ese sujeto con una cita de Oscar Wilde. Considerando
tan elusivo y casi invisibilizado en las letras la temática expuesta, no queda duda la estra-
peruanas, en una situación usualmente mar- tegia de Colmenares al recurrir a la autoridad
ginal y fronteriza: la mujer que mantiene rela- literaria de Oscar Wilde para intentar eximir a
ciones erótico-afectivas con otras mujeres. Si, esta novela de cualquier juicio de valor moral y
además, consideramos que el siglo XX perua- centrarlo en una perspectiva estética.
no está marcado por las migraciones internas Desde tal perspectiva, esta primera fic-
que transformaron al país de ser rural a uno ción lesbiana peruana se incluye en la estética
predominantemente urbano y por una oleada del modernismo, para el que la representación
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en Ximena, la disloca del lugar donde se en- abuela las vincula en su excentricidad, en una
cuentra. En efecto, Ximena, en cuanto niña marginalidad que a Alejandra la constituye
curiosa y preguntona, parece no encajar en el como sujeto nómada y a la abuela que terminó
universo adulto y en las relaciones de poder encerrada:
que lo atraviesan. La comprensión para Xi-
mena asume formas que a veces sorprenden —La encerraron porque no se dejó do-
a sus padres por la manera abrupta con que mar, porque desde muy temprano tiró
surgen. Cuando una tía suya llega de visita el decoro y el buen nombre de sus ape-
llidos de sociedad provinciana por el
a casa con una amiga, y queda en evidencia
balcón para vivir como le dio la gana.
que ambas tienen una relación romántica, (102)
Ximena comprende esto incluso a partir del
silencio y los fastidios de su madre. La inco- Pero la madre de Ximena se encrespa y res-
modidad materna se vuelve una clave inter- ponde:
pretativa para Ximena, vinculada a las expre-
siones de una sexualidad más abierta y que —Tú la verás como personaje literario,
su madre concibe siempre como amenazante. pero era de carne y hueso y bastantes
El personaje de la tía Alejandra, mu- contratiempos causó en la familia con
jer casada que llega de visita “con su amiga” sus rarezas y temperamento. […] Si se
Gretchen (Riesco 99), irrumpe en la familia le compadece es porque estaba mal de
para provocar mucha incomodidad, para la cabeza. (102-103)
perturbar la normalidad familiar “y es como
si una nota inesperada y discordante acabara Es posible leer Ximena de dos caminos
de romper la simetría apacible de las piezas como una ficción lesbiana, pues
de la casa” (100). Alejandra llega desde Lima
y es una presencia fuerte que fascina y provo- rasga los presupuestos sobre los que se
ca curiosidad en Ximena. Se trata de un suje- sostiene el bien común: orígenes, tra-
to en tránsito que quiere dedicarse a la foto- diciones, temporalidades y sociedades
productivas y reproductivas son des-
grafía profesional y así es como ha conocido a
figuradas. Como consecuencia, estas
Gretchen, quien es su compañera. ficciones tampoco tienen interés en
Alejandra va a revisar la genealogía fa- construir ese espacio de todos que es la
miliar desde una mirada que podríamos lla- Nación. Ellas, las sin parte, las no con-
mar lésbica y feminista, en claro contraste con tabilizadas, se hacen visibles y legibles
la mirada más conservadora de la madre de en sus propios términos. (Arnés 12)
Ximena. Se dispone a buscar las fotografías de
la “abuelita loca porque está escribiendo unos A diferencia de lo que notábamos en Confe-
fragmentos sobre ella” (103). Surge la pregun- siones de Dorish Dam, donde la clase social se
ta de cómo reconocer a la abuela en medio de constituía como un muro protector del deseo
tantas fotos sin fechas ni nombres, a lo que lésbico frente a una sociedad heteropatriarcal,
Alejandra responde: “—La reconoceré por la podemos ver que en Ximena de dos caminos
expresión. Cuando encuentres una con el ges- Alejandra todavía encuentra resistencias de su
to rebelde de gritarle un no decisivo al mundo propia familia. Su interpretación de las fotos
entero, ésa es nuestra abuela” (101). La novela de la abuela loca configura una mirada oblicua,
configura a Alejandra como un personaje que que desvía la historia familiar para recuperar
escapa de lo normativo y que encuentra en esa su rareza y su carácter disidente. Alejandra
abuela loca un espejo de su propia conducta. permanecerá por muy pocos días de visita en
A su manera, Alejandra ha huido de su mari- casa de Ximena, conservando su condición de
do en Lima para viajar a la sierra acompañada sujeto nómade dentro de la estructura narrati-
por Gretchen. Esta afiliación que siente por la va; pero la mirada lésbica de Alejandra abre la
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Algunas ideas brotan para iniciar la escritu- una heterosexualidad casi compulsiva que
ra pero ella misma las detiene antes de que incomoda a Ada, quien comienza a rechazar
nazcan, como si el nacimiento de la escritura estas invitaciones, aunque otras veces también
esperara algo distinto. En una de las visitas de permitirá los avances de algún hombre.
Eiko a su casa, y con el temor de que Martha Será la insólita amistad con dos hai-
se entere de estas visitas, Ada ve—con cier- tianos, Jean y madame Eduarda, que le per-
ta envidia—cómo la joven escribe ferviente- mitirá experimentar algo distinto del grupo
mente por varias horas. Ada la espía, sin sa- de Elizabeth. Incluso madame Eduarda, una
ber muy bien qué hacer, pero sintiendo que la mujer que parece elusiva pero que se acerca a
vocación literaria arde dentro de ella, quizás Ada, le dice: “Me da la impresión que te con-
más apasionadamente que su deseo por Eiko. trolas demasiado. ¿Por qué no explotas de vez
Pero ¿qué detiene realmente a Ada?: en cuando?” (Ollé 221). Esta explosión a la
que madame Eduarda conmina a Ada, no se
Le faltaba esa arrogancia o esa pedan- trata solamente de lo sexual, de que acepte su
tería, gracias a la cual los escritores deseo lésbico (que, por cierto, Ada nunca lo
escribían y publicaban sin importar- declara abiertamente, pero Eduarda lo intu-
les la crítica o aburrir a los demás. De
ye), sino también de su deseo de escritura:
otro lado, también estaban su desidia,
su inercia. Algún día, se dijo, algún
Tu cobardía tiene un precio, hija mía.
día lo haría. Total, al mundo le era in-
Si en verdad quieres ser una artista,
diferente. (Ollé 55)
una escritora, debes superarla. Un
artista debe ser capaz de todo, debe
Sin poder tolerar más esa inacción y des- estar por encima de la vergüenza, del
pués de pensarlo por mucho tiempo, Ada recu- miedo, de la razón. (241)
rre a Luis, su exmarido, quien es un intelectual
que ha logrado hacer una exitosa carrera acadé- Si bien el cruce de la frontera requirió de Ada
mica en los Estados Unidos, para que la ayude a asumir la voluntad de movimiento, su vida en
salir del Perú. Ella apela a la crisis del país, que New Jersey continúa como un espejo su vida
incluye tanto la crisis económica como el terro- en Lima. Ada sigue siendo cobarde para asu-
rismo de Sendero Luminoso. En poco tiempo, mir tanto su deseo lésbico como su deseo de
ella recibirá directamente un pasaje aéreo, pero escritura, y transita aún por los bordes de las
no a Austin—la ciudad donde reside Luis—sino expectativas heteropatriarcales. El exilio, en
a Elizabeth, en New Jersey. En esa ciudad Ada este punto de la novela, no implica una libe-
será recibida por Mónica, quien parece ser una ración.
ex amante de Luis, y la dueña de la pensión don- En dos breves visitas a New York, Ada
de vivirá al inicio de su exilio. había intuido que en esa ciudad podría liberar-
La vida de migrante no tiene grandes es- se. Decide dejar la monótona y estancada vida
tallidos de euforia o de la ilusión de un gran en Elizabeth para mudarse a la gran ciudad, y
cambio de vida, como lo esperaba Ada. Consi- alquilar un apartamento en el Village, conoci-
gue empleo en la misma fábrica donde trabaja do barrio de artistas y gente gay. No conoce a
Mónica, y ahí conoce a un grupo de mujeres casi nadie, excepto a María Cristina, una espa-
migrantes indocumentadas como ella, pero ñola que encontró fortuitamente en una visita
con las que no siente ninguna afinidad. El tra- anterior. Nueva York se convierte para Ada en
bajo la deja muy cansada al final del día, sin el espacio de libertad:
fuerzas ni ganas de leer o escribir, y durante los
fines de semana es casi obligada a acompañar En Nueva York tenía la sensación de
a Mónica y sus amigas a las discotecas donde estar aislada, en una llanura inmensa,
buscar encontrar hombres y pasarlo bien. En mirando caer el granizo a la lluvia, y
estas salidas a discotecas las amigas performan gozando de la libertad de no tener que
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sonreír o fingir amabilidad con sus que esperaba ver más. Las dos caras del deseo se-
alumnos. (253) ría una ficción lesbiana en el sentido propuesto
por Laura Arnés, pues se trata de ficciones
Será también en esta ciudad donde decide
cortar con la nostalgia que aún sentía por que de diversos modos trastocan lo
Eiko y ponerse a escribir: previsible—es decir, el sentido co-
mún—resultan, inmediatamente, pe-
Echó la carta a la papelera, No quería ligrosas: proponen lenguas que des-
enterarse si Eiko le pedía dinero, no precian los binarismos de la cultura
quería llegar a descubrirlo en esa car- occidental, violentan los modos de las
ta. Se puso a escribir excitada, como temporalidades teleológicas, transitan
si el aguijón de una avispa hubiera otros recodos de la memoria y propo-
penetrado su piel. Muy entrada la nen contactos que construyen nuevas
noche escuchó la sirena lejana de los espacialidades. (12)
bomberos cruzando, veloz, la ciudad
dormida. (271) Si las pensamos en el marco de una his-
toriografía nacional, las ficciones lesbianas per-
En su desarrollo como personaje, Ada ha miten una reescritura que libera a la categoría
presentado una ambivalencia sexual y al final mujer de los marcos discursivos que aún la
logra rechazar los códigos heteronormativos. configuran en el Perú como sujeto sometido.
Como lo ha señalado el crítico Marcel Velázquez: En Las dos caras del deseo, la frustración inicial
del deseo lésbico y del deseo de escritura deriva
El discurrir de la protagonista sugiere en un cruce de fronteras que reta al paradigma
identidades móviles, la apertura hacia falogocentrista y se configura como alternativa
todas las formas y todos los deseos. El frente a los discursos patriarcales que organizan
texto opta por ese vacío pleno de po-
poderes, discursos, afectividades y cuerpos. La
sibilidades donde el individuo feme-
nino puede recrear constantemente novela es planteada como un recorrido en el
sus relaciones de género y sus deseos que Ada descolonizará su cuerpo de la sexuali-
sexuales. (9) dad heteronormativa. Su frontera es esa puerta
que se cierra y la jaula que ha quedado atrás.
En efecto, las líneas finales de Las dos caras
del deseo nos muestran una escena de escritu-
ra que se corta ante la irrupción de lo erótico,
Ruidos del afuera en “La miste-
marcando así la liberación de Ada, quien en- riosa metáfora de tu cuerpo”
cuentra a María Cristina en su casa y la invita
a entrar: “Ada cerró la puerta despacio… Sus Las novelas analizadas anteriormente nos pre-
pasos no resonaron sobre la alfombra. Esa sentan narrativas cuyos personajes son sujetos
noche tuvo la certeza de que su jaula había nómadas y migrantes. Pero las fronteras no so-
quedado atrás” (Ollé 277). lamente involucran cuestiones transnaciona-
Esa puerta que se cierra al final de la nove- les. Hay muros que se pueden construir dentro
la funciona realmente como una apertura hacia de la misma nación.
una nueva vida. Hacia una liberación tanto de la El cuento de Doris Moromisato titulado
sexualidad como del deseo de escritura. Ollé ha “La misteriosa metáfora de tu cuerpo,” fue pu-
construido una narrativa donde ambos deseos blicado en 1993 como parte de la antología A
son constantemente silenciados y reprimidos, flor de piel: 15 versiones del erotismo en el Perú,
pero que encontrarán en el cruce de la frontera editada por Marcela Robles. En este cuento se
su liberación. Esa puerta cerrada, contradicto- narra la historia de dos adolescentes—Brunela
riamente, convoca a una apertura y al mismo y Mónica—durante las clases escolares. Móni-
tiempo contiene cierta frustración para el lector ca lleva un diario donde expresa su profundo
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deseo erótico por Brunela, su mejor amiga. La Este estilo contrasta con la narración de
prosa de este diario es bastante lírica y mien- lo que sucede dentro del colegio y afuera de sus
tras Mónica lo mantiene en secreto, la narrati- muros. Moromisato ha declarado en una entre-
va se intercala con las clases y con lo que suce- vista que se trata de
de fuera de los muros del colegio. Si bien en las
novelas anteriormente analizadas los espacios un relato casi autobiográfico que
son principalmente individuales y cerrados, transcurre en los años setenta, duran-
en este relato la vida de la ciudad (incluyendo te el régimen militar. En el 79 cuando
se produce la huelga de profesores del
una manifestación de profesores y la respuesta
SUTEP, pero que muy bien puede ser
policial que la reprime) irrumpe en la trama contemporáneo. (218)
central, como si la ciudad y no sólo la institu-
ción educativa proscribiera la posibilidad de Si bien hay una huelga de profesores, las
que esta relación se desarrolle. clases de las protagonistas continúan pues es-
El diario de Mónica contrasta con la na- tán en manos de una profesora a la que las es-
rrativa de la escuela. El uso de recursos poéti- tudiantes llaman, entre murmullos, “amarilla.”
cos y el despliegue de un imaginario cercano No llama la atención, entonces, que esta pro-
al barroco, constituye una búsqueda de la voz, fesora simbolice el orden represivo dentro del
de una manera de nombrar aquello que no en- colegio. Será frente a ella que Mónica decida
cuentra referentes cercanos ni una tradición dejar de lado su propia timidez y leer en voz
literaria que la acoja. La transgresión de esta alta los fragmentos más eróticos del diario. La
ficción encarna en la escritura del diario. El profesora hará llamar a sus padres, lo que es
erotismo que se despliega en esta escritura crea una clara amenaza de expulsión, no sin antes
metáforas a partir de lo animal y la naturaleza, decirle que lo que acaba de leer “no es sino vul-
de todo aquello fuera del orden de la cultura: gar pornografía” (215). El deseo de Mónica no
puede ser comprendido más que como pura
Envuelta en tus delicados pliegues
ibas abriendo los ojos, como la ma-
pornografía, como lo abyecto.
ñana que despertaba a nuestro alrede- Dentro de una mirada nacional que re-
dor: desde lo más recóndito de su po- prime el deseo lésbico, éste es expulsado y su
derosa garganta brotaba la bruma que localización coincide en este cuento de Moro-
rodeaba árboles y helechos, el vuelo misato con lo que sucede fuera de las paredes
rasante de los desmodus, la espesa del colegio. Esa conjunción entre la huelga y el
piel del ucumari, palmeras y agua- deseo lésbico, entre política y erótica, simbo-
jales, hasta envolver, irremediable, liza lo que se expulsa y no cabe en una narra-
nuestros bordes. (Moromisato 209)
tiva conservadora de la nación. La potencia
subversiva del movimiento de trabajadores y
Y continúa en otra sección: de las sexualidades disidentes son expulsadas
fuera de lo nacional. El muro que constituye
Llegué atravesando el aire que te se- la nación peruana no permite subjetividades
para de mí, conquistando leyes y te- que no encajen en la norma heteropatriarcal.
rritorios que me mantenían lejos de
tu boca; sorteé cada árbol, cada hoja,
cada miedo para acariciarte como
lo hacía en mis sueños: con la dulce
Conclusión
locura de amarte después de tanta es-
pera, como escondida al final de una En este breve recorrido por cuatro ficciones
larga y oscura calle esperando se desa- lesbianas peruanas del siglo XX hemos visto
ten al fin las tormentas, los chubascos relatos donde podemos encontrar variantes de
y los nubarrones para depositarme en la representación del amor entre mujeres, desde
ti. (214) lo explícito como Confesiones de Dorish Dam¸
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